Capítulo 3. Un largo camino.
Sí, así me siento cuando tengo que enfrentarme a mi madre, como si tuviera que recorrer un largo camino. Nunca me han dado miedo los regaños de mi padre, pero no soporto ver la mirada de decepción que se refleja en los ojos de mamá cuando hice algo mal...
Y esta noche es la peor. Mamá está enferma, y sé que aunque papá se esforzará por ocultarle mi travesura, ella tiene un sexto sentido ("intuición femenina", dice papá) que le permite adivinar cuando algo no anda bien con su familia...
Cuando llegamos a casa, subí inmediatamente a mi habitación, y si no azoté la puerta fue por consideración a mi mamá. Sin embargo, al poco rato escuché que mi padre subía a su habitación y fue entonces cuando recordé que mamá estaba enferma. Salí sigilosamente del cuarto y me escabullí por el corredor hasta el cuarto de mis papás. La puerta estaba entreabierta y por ahí los espié.
Ya dime qué es lo que pasa.- pedía mi mamá.
Ya te dije que no pasó nada.- mi padre suspiró y arrojó su chaqueta en un diván.
Ahora sí sé que pasó algo.- mamá se incorporó de la cama.- Tú no eres así de desordenado.
No quiero molestarte con eso ahora, mi amor.- mi padre besó a mi madre.- Necesitas descansar.
¿Descansar de un dolor de cabeza? Ya se me está desquitando.- replicó ella.- Así que ahora dime qué pasó con Daisuke.
Tú y tu sexto sentido.- gruñó papá.- No sé que le pasa a últimas fechas. Se comporta como si fuera...
¿Un niño?.- aventuró mamá.- Gen, Daisuke es un niño.
Sí, pero... Es que yo no solía ser tan problemático cuando tenía su edad.- protestó papá.
Sí, pero tú vienes de otro planeta, corazón.- rió mamá, de esa manera con la que siempre logra hacer que mi padre le de lo que quiere.- Así que no te tomes como ejemplo.
Muchas gracias.- gruñó él.
Es la verdad, Gen.- mamá se alisó el cabello y suspiró.- Mira, sé que Tsubasa, Taro y tú eran unos niños buenos que solo se dedicaban a cumplir sus sueños, pero la mayoría de los niños son como Daisuke. Son traviesos y aventureros porque quieren descubrir el mundo a su manera.
Mi padre suspiró. Había captado el mensaje.
Sigues creyendo que presiono mucho a Daisuke, ¿verdad?.- preguntó él.
Es solo que creo que no debe ser nada fácil ser hijo tuyo.- respondió mamá.
Mi dulce mamá. Ella siempre me comprendía, no importando qué tan diferente sean nuestras personalidades.
Ya.- suspiró Genzo.- ¿Qué quieres que haga?
Que lo dejes ser él mismo.- pidió Lily.- Daisuke necesita tiempo para encontrarse a sí mismo. Va entrando en la adolescencia y sabes que esta etapa no es nada sencilla.
Sí, lo sé.
Bueno, a partir de este punto llamaré a mis padres con sus nombres de pila. Ya me cansé de andarles diciendo "papá y mamá", aunque lo sean.
Voy a darme una ducha.- dijo Genzo.- Tú deberías dormirte ya.
Quizás lo haga.- dijo Lily.- Primero quisiera hablar con Daisuke.
Él puede esperar hasta mañana.- replicó Genzo.- Tú necesitas descansar.
Nada es más importante para una madre que sus hijos, ni siquiera su propia salud.- protestó Lily.
Mi papá decidió ya no seguir insistiendo, ya que sabe que mamá es más terca que una mula. (O me decido, o los llamo por sus nombres o mejor cierro mi bocota). Se metió al baño, y yo estuve tentado a regresar a mi habitación, pero quería hablar con mi mamá... Lily miró de reojo hacia la puerta y sonrió.
Entra, Dai.- pidió ella.
Yo solté un respingo. ¿Sabía mi mamá que yo estaba ahí? ¿Debía irme y hacerme el occiso o reconocer mi derrota y entrar?
Sé que estás ahí.- insistió mamá.- Entra, Daisuke. Tu padre está en el baño y no va a saber que estás aquí.
Derrotado, abrí la puerta y entré en la habitación. Mi mamá estaba sentada en la cama, con su largo y brillante cabello suelto sobre la espalda y traía puesto ese camisón blanco que siempre la hacían verse como un ángel.
Hola, mamá.- saludé como si nada.
Siéntate, corazón.- me pidió ella, sonriéndome.
Me sentí mal. Mi mamá nunca nos hablaba ni a Jazmín ni a mí con tono de enojo o malas palabras cuando quería regañarnos, lo cual nos hacía sentirnos peor a mi hermana y a mí por habernos portado mal. Lily siempre era dulce con sus hijos, no importando lo mal que se hubiesen portado ellos.
Supongo que Genzo ya te dijo lo mal que me porté, ¿no?.- me senté en la cama, con actitud rebelde.
Sí, ya me lo dijo.- sonrió mamá.- Y no deberías llamarlo por su nombre y lo sabes. Es tu padre, no lo olvides.
Pero a veces se comporta como su no lo fuera.- gruñí.- A veces se comporta nada más como Genzo Wakabayashi y no como mi padre.
Eso lo sé perfectamente, pero no te da derecho a llamarlo por su nombre todavía.- replicó Lily.
Sí, lo sé.- admití.
Y tampoco debiste boicotear la fiesta de Liz.- me regañó mi madre.
Lo lamento.- me dediqué a mirar las agujetas de mis tenis.- Sé que estuvo mal, pero no lo pudimos evitar.
Sé que Gabriel y tú son de temer cuando están juntos.- suspiró Lily, y la sonrisa se le borró de su rostro.- Y que es normal que los hermanos molesten a sus hermanas, pero aun así te pasaste y lo sabes. Jazmín le tiene pánico a las arañas. Sea como sea, entiendo el que ustedes sean niños y que esté en su naturaleza el hacer travesuras pero estoy de acuerdo con tu padre en que debes de empezar a comportarte de acuerdo a tu edad. Casi cumples los 12 años, ya pronto dejarás de ser un niño y esas cosas no se van a ver bien en ti.
Lo lamento, mamá, de verdad.- me sentí avergonzado.
No tienes que disculparte conmigo, sino con Liz y Jazmín y sus amigas.- replicó Lily.- Pero más que nada debes ponerte a pensar en si quieres seguir haciendo este tipo de cosas. Tienes aun un largo camino por recorrer y estás muy a tiempo de empezar con el pie correcto.
El regaño no había sido tan fuerte, pero los regaños por parte de mi madre siempre me calaban hasta lo más profundo. Y como que ella se dio cuenta de esto, porque volvió a sonreír y me alborotó el cabello.
Sé que te sientes presionado por no querer defraudar a tu padre, y que eso puede hacer que te estés comportando con más rebeldía de la habitual.- dijo mamá.- Pero si quieres demostrarle que eres capaz de elegir tu propio camino estás usando la técnica equivocada.
¿Y entonces qué hago?.- me recargué contra mi mamá y ella me abrazó.
Solo ser tú mismo.- respondió ella, al tiempo que me besaba la cabeza.
Así nos quedamos un buen rato, hasta que Lily comenzó a toser. Yo me separé, asustado, y vi que ella se había puesto muy pálida.
¿Estás bien, mamá?.- le pregunté.
Sí, corazón.- asintió ella, aunque su voz me demostraba que no era cierto.
Le diré a mi papá.- me levanté de la cama.
No, no es necesario.- me detuvo Lily.- Creo que me voy a resfriar, no asustes a tu padre por una simple gripa. Creo que mejor me dormiré.
¿Estás segura?
Claro que sí.
Yo sabía que algo no andaba bien. Mamá siempre fue una mujer llena de energía, rara vez se enfermaba y cuando lo hacía no dejaba que un simple grupito de gérmenes, como ella los llamaba, la detuvieran de ser ella. Pero a últimas fechas Lily se enfermaba a cada rato de gripa y permanecía en cama mucho tiempo. Ella decía que era la edad, pero todos sentíamos que algo no andaba bien...
Buenas noches, mamá.- le di un beso a Lily en la frente.
Descansa, Dai.- sonrió ella, al tiempo que me besaba una mejilla.
Yo salí de la habitación y la cerré con cuidado. Me dirigí a mi habitación, me desvestí y me tumbé sobre la cama. Por el día de hoy ya no quería saber nada del mundo.
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Por supuesto, el reloj despertador sonó a la hora de siempre. Los sábados yo tenía entrenamiento de fútbol y tenía que levantarme temprano. Sí, ya sé qué es lo que me van a decir, que si estoy tan en contra de seguir los pasos de mi padre no entienden el por qué yo estoy en un equipo de fútbol. Pues bien, si a estas fechas aun no lo captan, tendré que decirles directamente que mi mayor problema es que no estoy seguro de si quiero ser jugador de fútbol o no, pero que sobre todo no me atrevo a comentarle mis dudas a mi padre, por eso mismo no he abandonado el equipo.
Me visto rápidamente y al abrir el cajón de los calcetines miro el montón de gorras que tengo guardadas ahí. Tenemos ahora la primera diferencia clara entre mi padre y yo: a mí no me gusta usar gorra, me hace sudar mucho y el pelo se me encrespa cuando lo traigo mojado.
Pensé que Genzo no querría llevarme al entrenamiento ese día, dados los sucesos de la noche anterior, pero una vez más me di cuenta de que con mi padre no hay nada escrito: me lo encontré esperándome en el vestíbulo.
¿Ya estás listo?.- preguntó.
Claro.- respondí, sin más.
Veinte minutos más tarde yo me encontraba en el campo de entrenamiento de mi equipo. Salté a la cancha para no tener que cruzar palabra con papá y me puse a hacer ejercicios de calentamiento. Genzo fue a sentarse en las gradas, como siempre lo hacía.
Hola, Dai.- como era de esperarse, Gabriel estaba ahí.- ¿Qué tal el castigo?
Estuvo fatal.- suspiré.
¿Tanto así?.- Gabriel se sorprendió un poco.- A mi papá se le pasó el coraje al poco rato.
Al mío no, ya lo conoces, pero no fue ése el problema sino que mamá se enteró y ahí estuvo fea la cosa.- expliqué.
Ni hablar.- Gabriel me palmeó la espalda.
Ese día, como todos los días de entrenamiento, se encontraban también los jugadores de quince y dieciséis años, entre ellos Franz Schneider, el hijo de Karl Heinz Schneider y su esposa Gwen, gran amiga de mi mamá, por cierto. ¡Ah! Se me olvidaba... Franz es el novio de Jazmín, o sea que es mi cuñado. No comparto los gustos de mi hermana pero en fin... Al menos Franz no es tan pedante cuando está con ella.
Por ahí se corrían rumores de que el hijo de Pierre Le Blanc, ex capitán de la selección francesa, y la supermodelo Claire Ford vendría a jugar a nuestro equipo, así que, como ven, muchos hijos de grandes estrellas del sóccer estábamos en ese equipo... Aunque a juzgar por la expresión de regocijo de todos, creo que yo soy el único al que no le hace gracia ser el hijo de su padre...
El entrenamiento comenzó, pero no pienso describir porque no tengo ganas de hacerlo. No protesten, es mi diario y puedo escribir en él lo que se me pegue la gana, suficiente hago con dejarlos leerlo. Jajaja, ya, no se lo tomen tan en serio.
Sea como fuere, en un momento Gabriel lanzó un potente disparo, el cual se me escapó de las manos. Gabriel se puso a festejar, mientras que yo me dedicaba a levantarme y a sacudir el polvo de mis pants.
A todos se nos va una, Daisuke.- me dijo el entrenador, según él tratando de consolarme.- Incluso al hijo del gran Genzo Wakabayashi.
Otra vez la mula al trigo...
¡Juegas peor que mi hermana!.- gritó una voz que yo reconocí al instante.
¡Sí, juego mucho mejor que tú!.- gritó otra voz conocida.
Volteé hacia las gradas y ahí vi a mis tres primos mayores sentados y apoyándome, según ellos: Derek, Ian y Lara, los tres hijos de mis tíos Ian y Lara. Ella es la hermana mayor de mi mamá, por si no se los he dicho aun.
¡Hasta yo podría anotarte un gol!.- gritó Lara.
Ya quisieras.- le grité.- No puedes ni meterle gol al hijo de Yuzo Morisaki.
Carcajada general, y noto que mi padre me mira con enojo. Cierto es que Yuzo Morisaki nunca se ha destacado por ser un excelente guardameta, pero Genzo lo respeta mucho por su fuerza de voluntad.
Ya, te pasas.- se rió Gabriel.- Tu papá te va a colgar por eso.
¿Y qué más da?.- me encojo de hombros.- De cualquier manera, tarde que temprano va a hacerlo.
Pero entonces recuerdo las palabras de mi madre: "Tienes un largo camino por recorrer y de ti depende el que empieces con el pie correcto".
Sacudo mi cabeza para alejar la culpa y me acerco a mis primos, aprovechando que el entrenador hizo una pausa.
¿Qué hacen aquí?.- les pregunto.
Vinimos de visita.- responde Derek, tomando fotos como desesperado.
Porque mamá anda loca por ver a la tuya y darle la noticia de que está esperando otro bebé.- completa Ian, sin dejar de jugar con el Gameboy.
¿Mi tía está embarazada?.- me sorprendo mucho, ya que mi tía Lara es dos años mayor que mi madre y ya no está en condiciones de esperar otro bebé.
Para que veas, mi padre nunca se está quieto.- replica Lara, mi prima, con cinismo.
Me pregunto si mi tío Ian no estará entrando en la crisis de la edad madura. Yo solo espero que a mi padre no le pase lo mismo porque no creo que mi madre esté en condiciones de aguantar un embarazo...
Aunque quizás resultaría mejor, a la larga. Así mis padres podrían tener otro hijo varón y entonces la responsabilidad de continuar con la estirpe Wakabayashi dejaría de recaer en mí...
Lo dicho, yo también me paso de cínico.
Notas:
Lara Del Valle es un personaje creado por Lily de Wakabayashi.
Ian Takahashi es un personaje creado por Vini Astrea.
Lara e Ian Takahashi son personajes creados por Vini Astrea.
Derek Takahashi es un personaje creado por Lily de Wakabayashi.
Claire Ford es un personaje creado por Lilith y Arwen y actualmente es protegido por Lily de Wakabayashi.
