ACTIVIDAD DE LA PÁGINA "LA FICKERÍA"

No es de terror sjsjjsjsjs no sabía dónde publicarlo.

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- ¡Mire, senpai, los columpios están libres! -

- Déjame en paz de una maldita vez... -

Los juegos infantiles del parque habían sido renovados, dos nuevos toboganes, más sube y bajas, un arenero y un par de columpios grandes. Tomó del brazo del brazo al rubio y lo jaló con él hacia la zona de juegos, se sentó en uno de los columpios e indicó a Souichi que lo imitara.

- Lo vas a romper. - advirtió, pero por la paz se sentó en el otro asiento.

Pamplinas.

Con sus pies se impulsó hacia atrás y dejó que la física cumpliera con su trabajo. Rio en un intento de mostrar alegría. Souichi lo dejó ser, sacó de su bolsillo un cigarro y lo encendió, inhalándolo con un poco de fastidio.

Se detuvo de manera abrupta.

- ¿Podemos terminar esto como adultos? - Souichi comenzó.

- Solo si nos columpiamos... - rogó en voz baja.

El de anteojos rodó los ojos por lo absurdo, pero asintió. Se levantó y retrocedió para agarrar algo de vuelo, Morinaga lo imitó con un brillo de esperanza en los ojos.

- ¿Me tomas de la mano? - suplicó. Souichi lo miró algo molesto, pero le tendió la mano. Dejaron que la física hiciera su trabajo, columpiándose como péndulo.

Morinaga se sentía como niño, feliz por tan simple acción, Souichi se dejó hacer, debes en cuando calando del cigarro. No se supo cuánto tiempo estuvieron así, uno queriendo que fuese eterno mientras otro quería que acabase. Souichi puso un pie en el suelo, deteniéndose.

El otro se detuvo de a poco, volviendo de su mundo color de rosa. No pudo mirarle a la cara, pero Souichi pudo ver lágrimas comenzar a brotar que aquellos ojos oscuros pese a la lúgubre iluminación del parque.

La realidad era inminente, si tan solo lo hubiese ocultado mejor.

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Momentos antes

Gracias a sus descansos acumulados Souichi pudo visitar a Morinaga en Hamamatsu, había ido pues un sentimiento raro comenzaba a invadirlo, tal vez visitando a su ex kohai podría a descocerse de ellos o cumplirlos de una vez.

Pudo notar la sonrisa falsa de Morinaga, supuso que el trabajo lo dejaba estresado, también cuan pegajoso se volvía al pasar de los días. Esa noche se hartó, Morinaga ignoraba su espacio personal, casi como temiendo perderle.

Fue así que lo sentó en el sofá de la sala y lo interrogó a fondo.

- Morinaga, es una gran oportunidad, no puedes dejarla ir. - Souichi realmente no lo entendía, que una gran compañía te pida ser líder de un proyecto internacional siendo trabajador junior... ¡eso dice que la empresa te tiene en gran estima y confía plenamente en ti! Pero que Morinaga lo hubiese rechazado sin pensar le hacía hervir la sangre, al menos la compañía no lo descartó y le dejó un par de días para pensar la propuesta.

- No me interesa, punto final. - Morinaga estaba tenso en su lugar.

Souichi se levantó del sofá, caminó de un lado a otro mientras se alborotaba el cabello.

- ¿Por qué demonios lo rechazas? -

- Uno, es un proyecto en el extranjero... yo no quiero ir y venir del extranjero a Japón. Dos, ¡no tengo lo necesario, senpai! me halaga que la farmacéutica me considere más que apto para el proyecto, pero soy de los nuevos. Hay gente con mayor antigüedad que esperó esta oportunidad, no es justo que yo los supere... - trató de explicar Morinaga.

- ¿Y? por algo no se los están dando. De ser yo ya estaría haciendo male... - Morinaga le dio un golpe a la mesa cafetera, estaba enfadado.

- ¿¡No entiendes la indirecta, Souichi!? No me quiero ir por algo más importante, ¡por ti! Sabes bien mis sentimientos, sabes que me duele estar solo en Hamamatsu. ¡Nos vemos apenas cada dos meses! - estaba en cólera. Se levantó a donde su senpai y siguieron discutiendo cara a cara.

- ¡Yo no tengo que ser un estorbo para tu futuro! Se logró de alguna forma esto, se puede mantener tal y como está. -

- ¡Ese es el problema! Yo no quiero que esto sea lo permanente, yo quiero que esta relación funcione, quiero un compromiso... -

- ¡Entiende de una vez que tu apego emocional no es saludable! Yo no debería ser un factor tan decisivo para tu vida, ¿quién afirma que siento lo mismo? - Morinaga se hartó.

- Me voy a mi habitación, parece que discuto con la pared. - se dio la vuelta, siendo detenido por firme agarre en el brazo.

- No me des la espalda, que esto aún no acaba. - reprendió Souichi. Morinaga se soltó del agarre, y continuó su camino... siendo nuevamente detenido.

- No me toques. - advirtió para luego zafarse.

Fueron al menos dos advertencias más, pero Souichi le impedía irse y olvidar esa pelea. No supo el porqué de su acción, tal vez el ultimo agarre no le gustó, algo en la voz de Souichi, la palabra "separarnos"... pero se zafó por última vez del agarre de su senpai para luego darle una bofetada con más fuerza de lo que le hubiese dado a otra persona, los anteojos quedaron en el suelo.

El sonido le dio asco, le revolvió el estómago, ¿qué mierda había hecho?

Souichi, incrédulo, llevó una mano a su mejilla golpeada. Decir que ese golpe lo dejó atontado fue quedarse corto.

- ¡Lo siento, lo siento, lo siento! ¡No debí...! - Souichi le hizo un gesto con la mano para que se callara.

- Lárgate. - le dijo.

- ¡No! ¡Hablemos! -

- Bien, entonces me largo yo. - y así, agradecido de tener su cartera y celular en el bolsillo, salió del departamento. Cualquier lugar era mejor que estar allí; salió furioso de allí. Morinaga no supo si ir a buscarle o no, estuvo en dilema como por diez minutos, tratando de relajarse y no llorar, tomó sus cosas y fue en búsqueda de Souichi. Agradeció que este no hubiese tomado algún transporte y lo encontró tiempo después.

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Ahora

- ¿Era enserio lo de...? - Morinaga no pudo terminar la pregunta, aquella palabra dolía.

- ¿Separarnos? - completó Souichi.

- ¿Por qué tan de repente...? - dolía.

- Por eso vine a Hamamatsu. Te seré sincero, realmente no siento la lejanía como tú la has de sentir. Pero... últimamente el pensamiento de "romper" no se me sale de la mente. No mereces que te tenga en la incertidumbre, aprovecha esta gran oportunidad y busca tu felicidad, eso haré yo con mi nuevo trabajo de profesor.

- Acaso, ¿hice algo mal, dije algo que no te gustó? - Morinaga temblaba en su lugar.

- No, Morinaga. Pero sabes que... "esto" tenía fecha de caducidad. Y sé que fui yo quien te pidió quedarte, eso fue un gran error de mi parte. -

- Yo no siento que fuese un error... -

- Bueno... lo fue. Confundí la amistad con atracción.-

- ¿Tan malo soy como pareja? - preguntó dolido. Souichi negó con la cabeza.

- Quiero terminar esto, Tetsuhiro. -

Aquel tirano caló lo último de su cigarrillo, tratando de ignorar los sollozos de su compañero. El escozor de su mejilla era bastante presente, tal vez hasta estaría hincado, vaya que Morinaga tenía la mano pesada, pero bien sabía que merecía más que una bofetada por jugar tanto tiempo con los sentimientos del chico.

- Yo quiero tenerte siempre en mi vida, Souichi... - las lágrimas seguían cayendo sin pudor, pero esta vez no había un par de brazos que lo tranquilizaran. Caían directo al suelo, apretó con fuerza la mano del rubio.

- Te voy a lastimar... porque no pienso en ti como tú en mí. Yo te veo y no pienso de manera cursi, no te quiero y solo pienso en ti como algo pasajero, algo temporal. Sé que cuando te rindas no iré tras de ti, porque en realidad no me afectaría vivir sin ti. - hacía tiempo que pensaba esto, Morinaga no merecía ese trato. Con su mano libre, logró que este le soltara.

Este se encogió en el columpio, ahogando su llanto.

- Dormiré en un hotel hoy, mañana cuando estés en el trabajo volveré por mis cosas. Ojalá pienses sobre tu nuevo proyecto, yo lo haría. Pero tú eres tú y yo soy yo. Adiós... y lo siento. -

El viento frío de invierno le caló los huesos, notó en la lejanía el cabello rubio revolotear libre, no supo por qué no podía levantarse. En cambio, una vez más, se empujó en el columpio.

Adelante.

Atrás.

Arriba, tan arriba.

Saltó.

Cayó de pie, hubiese preferido caer sobre el cuello, la verdad.

El sonido del celular se oyó, contestó.

- ¿Si? -

- Lamentamos la hora de la llamada, señor Morinaga. Esta será la última, lo prometemos. ¿A reconsiderado la oferta de trabajo? - preguntó un corporativo de la farmacéutica.

- Si... si acepto, ¿Cuándo nos veríamos para discutirlo, señor? -

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OJALÁ ESTEN CHILLANDO :) que escribir algo dulce era lo más fácil.