Capítulo 5. Técnicas especiales.

Nótese por favor que para elegir títulos de capítulos soy completamente nefasto. En fin, lo heredé de mi madre...

Como sea, a la hora de la comida ya se había definido que Tsubasa Ozhora y su familia vendrían a visitarnos. No sé si fueron las vacaciones o qué, pero de buenas a primeras la casa comenzaba a llenarse de gente.

Tendrás que pedir un permiso especial.- dijo mi tío Ian a mi tía Lara.- No vas a poder trabajar estando embarazada.

Pero eso será hasta que esté por aliviarme.- replicó mi tía.- Tengo mucho que hacer.

Pero tienes que cuidarte.- replicó Ian.- ¿Recuerdas lo mal que te pusiste cuando te embarazaste de los trillizos?

Bueno, cualquiera se pondría mal si se embaraza de trillizos, digo yo.

Lo que sí es que necesitaré ayuda con la casa.- dijo Lara.- O me contratas una sirvienta o me ayudas con la casa.

No tengo dinero para pagar una sirvienta.- replicó mi tío, algo incómodo.- Mejor te ayudo con la casa...

Podemos ayudar todos.- replicó Derek.

Claro.- asintió mi prima Lara.

Tú no te preocupes, mamá.- añadió Ian hijo.

Anden, que se me hace ver de lo más raro el que mis primos sean tan comedidos. Supongo que en algún momento todos comenzamos a crecer.

¿Y vas a tener al bebé en México, tía?.- preguntó Jazmín.

¿En México?.- mi tía se sorprendió un poco.

Sí, es que como a mis primos los tuviste en Japón, pensé que quizás querrías tener a tu próximo bebé en México, así como mamá y papá me tuvieron a mí allí y a Daisuke en Japón.

No sería mala idea.- comentó Ian, mi tío.- Así alguno de nuestros hijos será mexicano.

De todas maneras, son mitad y mitad.- replicó mi tía

Tres cuartos mexicanos y un cuarto japoneses.- replicó mi tío Ian.- Recuerda que yo soy mitad mexicano y mitad japonés.

Era cierto. Todos éramos más mestizos que nada, pero según mi madre eso era cosa de orgullo puro, ya que significaba que teníamos una familia rica en cultura y costumbres variadas. Y vaya que eran variadas, con un padre japonés y una madre mexicana, Jazmín y yo teníamos mucho de dónde escoger. Y pues como ya había dicho mi hermana, Jazmín nació en México, por petición de mi madre, y yo nací en Japón, por petición de mi padre. Como se habrán dado cuenta, cada uno de mis padres escogió sin darse cuenta a uno de sus hijos para inculcarles algo de su herencia. Pero pues Jazmín sí estaba feliz de ser como mamá, no como yo... Creo que ya me he quejado mucho de eso...

Sea como fuere, mis padres les prepararon los cuartos de huéspedes a mis primos y tíos. Yo pensé que la tarde transcurriría tranquila, sin preocupaciones, como la gran familia que éramos, pero entonces papá me tocó el hombro cuando me estaba quedando dormido en el sillón de la sala, mientras esperaba a que uno de mis primos perdiera en el X-box.

Daisuke, vamos a afuera.- me dijo Genzo.

Yo lo seguí sin decir nada, porque me imaginaba qué era lo que mi padre quería, y no me equivoqué. La portería del patio trasero ya estaba instalada y lista para ser usada. Recordé entonces que mi padre practicaba todos los días en su portería privada en su lujosa mansión cuando tenía mi edad. Lo dicho, a mi padre le hacía falta ayuda psicológica...

Si no deseas entrenar está bien.- dijo Genzo, antes que cualquier otra cosa.- Solo pretendía enseñarte cómo esquivar el tiro con el que te anotó Gabriel, pero si prefieres hacer otra cosa yo entiendo.

Iba a decirle a Genzo que prefería irme de misionero al África cuando una parte desconocida de mí me hizo callarme. ¿En verdad papá sabía la forma de detener el tiro que hizo Gabriel? Ése había sido un tiro estupendo, con un efecto de boomerang que nunca antes había visto...

¿Sabes cómo detener ese disparo, papá?.- pregunté, sin poder evitarlo.

Claro.- Genzo se encogió de hombros.- Es bastante simple.

¿Ya habías visto algo así antes?.- cuestioné.

Por supuesto que sí.- rió Genzo.- ¿Qué no conoces el refrán de: "Hijo de tigre, pintito"? Ése tiro fue invención de su padre y yo descubrí la manera de detenerlo.

¿Podrías enseñarme cómo?

Por supuesto.- asintió mi padre.- Eso pretendía.

¿Qué me pasa? ¿Por qué me siento súbitamente emocionado? Me coloco los guantes de portero que mi padre trajo consigo y me coloco frente a la portería. Genzo se dispone y dispara un tiro que iguala en todo al que me hizo Gabriel. Obviamente, no encuentro cómo detenerlo y el balón se incrusta en la portería.

¿Qué fue lo que viste, Daisuke?.- preguntó Genzo.

Que el balón se mueve para donde le pega la gana, igual que Phobos.- gruñí.

Nota informativa: Phobos es mi perro pastor alemán, y es tan rebelde como yo. Bien dicen que todas las cosas se parecen a su dueño...

Más o menos.- ríe Genzo.- Y ése es el efecto especial del tiro, lo que hace que el portero no sepa para dónde moverse.

¿Y qué se hace en estos casos, aparte de hacer el ridículo?.- pregunto yo.

Es algo simple, y te tienes que fijar cómo: el efecto boomerang del balón siempre toma una misma ruta dependiendo de la pierna con la que se dispare.- explicó mi padre.- Si el jugador dispara con la pierna izquierda, el balón tomará el efecto hacia la derecha, y si dispara con la pierna derecha, el balón irá hacia la izquierda.

¿Es así de simple?.- me sorprendí.

Así de simple.- asintió mi padre.- Te lo demostraré. Pon atención, y no te muevas, solo observa el disparo.

Genzo volvió a tirar, con la pierna izquierda. Mi padre no es buen goleador, después de todo es portero, pero debo reconocer que no lo hace tan mal... Sea como fuere, me di cuenta de que el balón efectivamente toma el rumbo de la derecha y va a incrustarse en la red de la portería. Tomo el balón y se lo regreso a mi padre.

Ahora con la derecha.- pedí.

Genzo obedece (qué raro) y dispara con la pierna derecha. Sorprendido, me doy cuenta de que mi papá tenía razón: el balón se desvía hacia la izquierda.

Invariablemente, el balón toma el rumbo contrario a la pierna con la que se dispara.- comentó Genzo.- Y eso es por el ángulo de tiro.

Vaya que estás bien informado.- musité.

Tuve que hacerlo.- sonrió mi papá.- Porque Misaki intentó anotarme con ese tiro en una Champions League.

Lo había olvidado. Mi padre y el de Gabriel se habían enfrentado varias veces con sus equipos en Europa, aunque en la selección eran compañeros de equipo. Era algo que a mí siempre me desconcertaba: cómo era que dos personas pudieran ser compañeros en un equipo y rivales en otros. Creo que mi vena futbolística no está tan desarrollada como yo quisiera...

Ahora, practiquemos un poco.- dijo Genzo.- Trata de detener el disparo.

Me preparo. Genzo dispara y aunque no pude detener el tiro, esta vez sí me lancé en la dirección correcta.

Por algo se empieza.- dijo Genzo.- Lo importante es empezar a intentarlo.

Mi padre y yo practicamos por varios minutos. Hubo un momento en donde se me olvidó todo y lo único que tenía en mente era el tratar de detener los disparos de papá... De pronto, me lanzo con todo hacia el balón que viene hacia mí y... Lo detengo... Caigo al suelo con un golpe sordo.

¿Estás bien, hijo?.- preguntó Genzo, preocupado.

Claro que sí.- respondí, levantándome con el balón en las manos.- ¿Qué tú nunca te lastimaste cuando eras niño?

Claro que sí.- papá sonrió.- Pero aun así, me preocupas, Daisuke.

De pronto, noté algo. Lo primero que Genzo hizo fue preguntarme si me encontraba bien y vi en sus ojos algo de preocupación, en vez de felicitarme o de gritar que había conseguido detener el tiro... ¿Significaba esto que Genzo, antes que nada, era mi padre y no el mejor portero del mundo que pretende enseñarle a su único hijo varón sus conocimientos?

Te lastimaste el codo.- señaló Genzo.- Vamos a que tu madre te cure. Ya fue suficiente por hoy.

Está bien, papá.- arrojé el balón al suelo.

Y por cierto... Gran atajada.- añadió Genzo.

Y fue entonces cuando vi algo más en los ojos de mi padre: Orgullo.

Curiosamente, Lily ya estaba esperándonos con el botiquín de primeros auxilios en la mano, a la entrada de la sala. Y tenía en sus labios una gran sonrisa.

¿Alguien necesita una enfermera?.- preguntó ella, dulcemente.

Dejé que Lily me limpiara la herida y la desinfectara. Cuando me estaba poniendo el vendaje, ella me comentó, como quien no quiere la cosa.

Vi que tu padre te enseñó algunas de sus técnicas.- comentó Lily.

Sí, fue algo muy interesante.- respondí, más emocionado de lo que me esperaba.

Mi mamá no me dijo nada, se dedicó a mirarme con una dulce sonrisa en los labios. De pronto, me fijé que en uno de sus brazos había un moretón muy feo.

¿Qué te pasó ahí, mamá?.- pregunté, algo asustado.

¿Ah?.- mi mamá parecía no haberse dado cuenta.- Me he de haber pegado sin darme cuenta.

¿Qué pasa?.- Genzo captó mi mirada de preocupación y mi tono apremiante de voz.

Es que mamá tiene un moretón muy feo en el brazo.- señalé yo.

Debí golpearme.- Lily se encogió de hombros.

Ya es el quinto moretón que te aparece en los últimos quince días.- replicó Genzo.

Suelo ser algo torpe.- Lily se encogió de hombros.

Mi padre ya no quiso discutir, pero vi que se apretaba los labios, como lo hacía cada vez que estaba preocupado.

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El domingo por la noche llegaron los Ozhora a casa. Yo me encontraba en esos momentos con Jun Matsuyama, otro de mis grandes amigos e hijo de otro jugador de la generación dorada japonesa, Hikaru Matsuyama. Su hermana, Caroline, era gran amiga de mi hermana también. Es curioso, pero ahora que lo pienso casi todos los hijos de los jugadores japoneses de la época de mi padre tienen un hijo y una hija.

En fin, los Ozhora llegaron desde España, y Hayate y Daibu inmediatamente subieron a buscarme a mi habitación. Jun estaba junto conmigo, los dos intentábamos hackear los archivos de la NASA... Se notaba que no teníamos nada mejor que hacer... Pero no crean que lo hacíamos con malas intenciones, simplemente nos divertía el reto, y sabíamos que nunca lo íbamos a lograr, así que no creíamos el estar haciendo algún daño... ¿Qué? No nos culpen, éramos adolescentes...

Si nos cachan, nos puede ir muy mal.- comentó Jun, a quien le hacía gracia el juego, más que nada.

¿Bromeas? ¿Te preocupas por la CIA?.- repliqué.- Mejor deberías preocuparte por lo que harían nuestros padres si se enteraran.

Es cierto.- Jun rió.- Pero en fin. ¿Cuántas personas en el mundo no intentarán hackearlos diariamente?

Al menos unas mil.- respondí yo.

Ustedes sí que son aburridos.- comentó Daibu, en esos momentos.- Yo mejor hackearía la página de Playboy.

¿Y para qué? Si de todas maneras han de poner las imágenes que quieres ver en la página.- comentó Jun.

Sí, pero yo quiero conseguir los números de teléfono de las modelos.- rió Daibu.

Si te pasarás de pervertido.- lo regañó su hermano Hayate.

Yo me reí. Ya extrañaba a mis amigos... Y también a mi padrino... Sí, lo adivinaron, Tsubasa Ozhora es mi padrino... Era de esperarse, ¿no? En ese momento, Jazmín abrió la puerta, con su largo cabello revoloteando detrás de ella.

Dai, dice mi madre que te toca darles de comer a los perros.- dijo Jaz.

¿Me toca hoy? ¿Qué no es mañana?.- refunfuñé.

No, te toca hoy.- negó Jazmín con la cabeza.- Yo lo hice ayer, papá antier y mamá antes que eso.

Ya qué.- gruñí.

He de decir que tenemos cuatro perros en la familia, uno por cada integrante de la familia: John segundo es el samoyedo de papá, Yue es la labradora color chocolate de mamá, Windstar es la cobradora dorada de Jazmín y Phobos, como ya había dicho, era mi perro pastor alemán. Pueden tacharnos de locos, pero somos una familia que ama a los perros.

Ayúdenme a darle de comer a los perros.- les pedí a mis amigos.

Por supuesto.- asintió Jun.

A ver si Phobos me reconoce.- comentó Daibu.

Pero Hayate se había puesto algo nervioso. Miraba a Jazmín de manera muy insistente y juré que se había puesto algo colorado.

Por cierto, hola, muchachos.- saludó Jaz, sonriente.- Perdónenme por ser tan maleducada.

No te preocupes, Jaz.- respondió Hayate, inmediatamente.- No eres maleducada.

Jazmín le sonrió a Hayate a manera de agradecimiento, y ahora sí que estuve seguro de que el muchacho se había puesto rojo. Jazmín salió, y a Hayate casi se le fueron los ojos tras ella...

No me digan... ¿A Hayate Ozhora le gusta mi hermana?

Notas:

Jun Matsuyama es un personaje creado por Gina de Matsuyama. Y sí es usado con su consentimiento XD.

El refrán de "Hijo de tigre, pintito" es igual que el de "De tal palo, tal astilla".