Capítulo 6. El Sueño.
Jazmín Sayuri Wakabayashi Del Valle, mi hermana, había nacido bajo el signo de Aries, un primero de Abril. Heredó los ojos del color de chocolate derretido que han tenido las mujeres Del Valle por siglos, y también el cabello rebelde y negro como la medianoche de los Wakabayashi. Fue la primogénita de Genzo y Lily, después de varios y frustrados intentos de mi madre por embarazarse.
Según supe, mamá y papá pasaron varios años queriendo tener hijos y al final, cuando ya se habían resignado a que no podrían tener uno propio, se decidieron a adoptar uno, el fruto de una pasión de una sola noche. Sin embargo, cuando la madre adolescente estaba en el octavo mes de embarazo, a ésta le entró la ventolera de quedarse con el bebé y ser madre soltera. A esas alturas mis padres ya habían firmado los papeles de la adopción, y en teoría quizás podrían pelear por el bebé, pero mi mamá no quiso hacerlo.
La madre puede presentar una apelación para quedarse con su hijo.- había dicho mi tía Lara a mis padres.- Y tiene muchas posibilidades de ganar, pero puedo presentar pruebas que demuestren que la madre no está en condiciones de cuidar al bebé y que se encontrará en mejores manos si se queda con ustedes.
Genzo no dijo nada. Lily miraba por la ventana.
El problema real sería hasta que el bebé naciera, ya que mientras tanto la madre aun puede arrepentirse.- insistió Lara.
Lara, permíteme hablar un momento a solas con mi esposo.- pidió Lily, muy seria.
Por supuesto... .- Lara se marchó sin decir nada.
Genzo se sentó frente a su esposa, la cual tenía los ojos llenos de lágrimas.
Gen, no podemos hacer esto.- murmuró Lily.- Es su bebé. Ella tiene derecho a quedarse con él. Nosotros no podemos separar a una madre de su hijo, sin importar que ya hayamos firmado los papeles que nos permitirán quedarnos con él.
Lo sé.- Genzo estuvo de acuerdo.- No sabes cuánto deseo que tengamos un hijo, pero no de esta manera...
Mi madre abrazó a mi padre, y se soltó a llorar por un buen rato. Cuando los dos se reunieron nuevamente con Lara, rompieron todos los papeles de adopción y le dieron a la madre adolescente todo su apoyo. La muchacha tuvo a su bebé, un niño, y mis padres fueron sus padrinos. Hasta la fecha, papá y mamá siguen teniendo contacto con el niño, que ahora ya tiene 17 años, y su madre, que después de unos cuantos líos habría de casarse con el padre del muchacho, y el auténtico amor de su vida. (¡Guac! Qué cursi).
En fin, sea como fuere, un año después de esto mi mamá comenzó a sentir mareos frecuentes y muchas náuseas. Toda la comida le causaba asco y en más de una ocasión se desmayó. Fue al tercer desmayo cuando Genzo al fin la llevó con Gwen Schneider. La mujer esperó a que Genzo estuviera presente en el consultorio para hablarles acerca de la misteriosa "enfermedad" de mamá.
¿Ves esto?.- Gwen señaló el monitor del equipo de ultrasonido, mostrando un pequeño bultito.
Sí, ¿qué es?.- preguntó mi mamá.
Eso es un saco gestacional.- explicó Gwen.- Felicidades, Lily. Estás embarazada.
Papá y mamá se quedaron con la boca abierta. No podían creerlo, pero así era. Cuando habían dejado de buscar un bebé, la vida se los dio cuando menos se lo esperaban. El problema fue que Lily tuvo un embarazo complicado y tuvieron que operarla de urgencia cuando ya estaba por cumplir los nueve meses de embarazo, debido a que se le subió la presión. Sin embargo, la niña recién nacida fue una bebé muy sana y no tuvo ningún problema al nacer. Mi madre escogió el nombre de Jazmín, que en árabe significa "sensualidad", y mi padre escogió Sayuri, que en japonés significa "azucena". Nota curiosa, Lily es "azucena" en inglés...
En fin, como sea, mi hermana nació un primero de abril, y creció y floreció cual bella flor (¿Qué? Eso no lo dije yo por primera vez). Jazmín vino al mundo cuando Hayate Ozhora, el primer hijo de los Ozhora, tenía 3 años y cuando su hermano Daibu tenía un año y medio. Cuando estos niños eran pequeños, todos jugaban juntos y Hayate siempre trató a Jazmín como su hermana, aun después de que nació Akiko. Sin embargo, en algún momento Hayate creció, Jazmín creció, y él comenzó a pensar que ella no era nada más la niña que había sido su compañera de juegos durante la infancia...
Volviendo al tiempo real, después de darles una breve reseña de los intentos de mis padres por tener hijos, nos encontrábamos en la mesa del comedor, la que solo se usaba para ocasiones especiales. Claro, esa noche no era como cualquier otra, teníamos la casa llena de invitados especiales, grandes y viejos amigos que nunca nos abandonarían. Daibu me picaba las costillas con un tenedor y me señalaba a su hermano y a mi hermana. Los dos platicaban alegremente, pero los ojos de Hayate brillaban como lucecitas de árbol de Navidad.
Habrá un concurso de baile en mi escuela.- Hayate era la milésima persona a quien Jazmín le había contado eso.- Y voy a participar.
Lo harás estupendamente, eso es seguro.- sonrió Hayate.
Hayate Ozhora era lo que podría considerarse como un muchacho "cool". Era popular en su escuela, un gran jugador de sóccer como su padre y un excelente estudiante y hermano mayor. Pero cuando estaba con Jazmín, Hayate se ponía tan nervioso como el adolescente que era.
Yo espero que sí.- rió Jazmín.- Tengo una rutina especial que tengo que practicar.
Me gustaría verla.- comentó Hayate.
Ahora sí estaba seguro de que a Hayate le gustaba mi hermana. Después de la cena vino el postre, y el teléfono sonó. James se apareció poco después con el teléfono en la mano.
Le hablan, señorita Jazmín.- anunció James.- Es el joven Schn...
Mine llegó y accidentalmente le tiró a James un vaso con agua en la espalda. James captó el mensaje.
Le hablan, señorita.- insistió.
Gracias, James.- Jazmín le hizo un guiño a Mine, levantándose de la mesa y tomando el teléfono.
Hayate se quedó con cara de que había comido mucho wasabi. Genzo volteó a ver a Lily, ceñudo, quien lo miró con cara de disculpa.
No sé quién estará llamando a Jazmín, pero tiene muy malos modales.- comentó Genzo.- No sabe que no se debe llamar a la hora de la cena.
Mi hermano es patético.- susurró Daibu.
Más tarde, nos encontrábamos todos en mi cuarto, haciendo desmán, como todos los chicos. Inevitablemente salió el tema sobre la llamada de Jazmín, aunque no entiendo el por qué.
¿Quién le llamó a tu hermana hace rato?.- preguntó Daibu, como quien no quiere la cosa, aunque tenía una intención oculta.
Un tal "Schn".- respondió Jun, distraído.- Sabe quien será.
Quizás hablaba de Schneider.- gruñó Hayate, quien se había puesto de mal humor después de la llamada a Jazmín.- Franz Schneider.
Ah, sí.- respondí, distraído.- Es el novio de Jaz.
Se escuchó el golpe que se produce cuando alguien golpea una mesa con un puño cerrado y mucha furia. Todos volteamos y vimos que Hayate había intentado hacer añicos la mesa de roble que tenía yo en la habitación. Lo más seguro es que hayan sido los nudillos de Hayate los que se hicieron añicos.
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Ésa fue la primera noche que tuve el Sueño. En ese momento, no sabía lo que significaba, tendría que descubrirlo de una manera muy dolorosa algunos meses después. El soñar el futuro era algo que había heredado de mamá, pero fue mi madrina, Kirei Nieminen quien me enseñó a cultivar el don. ¿Qué? ¿Acaso no creen que en verdad alguien pueda soñar con el futuro? Pues qué cerrados de mente son.
Recorría los pasillos de mi casa, los cuales se me hicieron más largos que nunca. La casa estaba llena de gente, pero se sentía muy sola... Vamos, que esta frase no tuvo mucho sentido pero solo así puedo expresar lo que se siente... Sea como fuere, la gente me miraba y susurraba palabras de condolencia... Asustado, me dirigí hacia la habitación de mis padres, comencé a subir las escaleras y esa sensación de vacío aumentó... De pronto, se abrió una puerta, la del cuarto de mamá y papá y por ella salió Jazmín.
Dai, ayúdala.- me pidió ella, y me di cuenta de que estaba llorando a mares.
¿Ayudarla?.- pregunté, angustiado.- ¿De qué hablas, Jaz?
Tú eres el único que puede salvarla... .- murmuró Jazmín, y me abrazó.
Abracé a mi hermana y la sensación de angustia llegó al límite. De pronto, ella me soltó y me condujo de la mano al interior de la habitación de mis padres. Allí, Genzo estaba sentado en una silla ubicada a un lado de la cama king size... Él sostenía una mano más blanca que la cera misma...
Y fue ahí cuando me desperté. Estaba sudando frío, y mis mejillas estaban cubiertas de lágrimas. Me levanté de la cama y me dirigí hacia mi baño para mojarme la cara.
Necesito hablar con mi madrina.- musité, mirando mi reflejo en el espejo.- ¿En dónde se mete cuando más la necesito?
Kirei Nieminen, famosa compositora, casada con Kazuki Sorimachi, era una de las amigas más cercanas de mi madre. Kirei le había ayudado mucho a Lily con su carrera de solista e incluso había compuesto canciones para ella. Curiosamente, fue a través de Genzo como ellas se conocieron, ya que Kirei originalmente era amiga de papá. Y a pesar del carácter reservado y frío de Kirei, ella y Lily eran tan cercanas que ésta le pidió que fuese mi madrina. Mejor elección no pudo haber hecho mi madre, ya que mi madrina y yo teníamos un carácter muy similar. Y cuando yo no podía recurrir a mamá por algún motivo, Kirei siempre estaba ahí para darme alguno de sus extraños pero acertados consejos.
¿Qué hora sería en Inglaterra? Era ahí donde Kirei vivía con Sorimachi ya que él era ahora el entrenador de ese equipo inglés. Quien sabe, pero me sentía tan angustiado que me decidí a hablarle. Descolgué mi teléfono pero descubrí con horror que mi querida hermanita no colgó bien el que ella usó a la hora de la cena y la línea marcaba ocupado. Tendría que bajar a la sala y colgar bien el teléfono. A mi padre le daría un ataque si se llegaba a enterar... Bajé a la sala con sigilo y estaba por tomar el aparato cuando la luz de la sala se encendió.
¿Andas de sonámbulo o no puedes dormir?.- me preguntó Lily, suavemente.
¡Ah!.- di un respingo, asustado.- Este, es solo que...
No puedes dormir.- sonrió mamá.- ¿Quieres que te prepare un té con un poco de leche?
Eso me caería bien.- asentí, respirando más calmado.
El darle té de manzanilla con un poco de leche a alguien que tiene pesadillas es una costumbre muy arraigada en mi familia. Por cierto que me sorprendí muchísimo cuando descubrí que el que la impuso fue Genzo, ya que mi abuela hacía eso con él cuando tenía pesadillas de pequeño. El té humeaba tentador, pero en esa ocasión no me sentí tan reconfortado.
¿Qué te pasó, Dai?.- preguntó mamá.- ¿Qué soñaste?
Una pesadilla.- respondí, irónico.
Me lo imagino.- rió Lily.- Pero muchas veces ayuda el contar los sueños. En México se tiene la creencia de que si cuentas tu sueño antes de las doce del día siguiente al que tuviste el sueño, no se hará realidad.
Sonreí. Ojalá fuera cierto, ojalá se lo hubiera dicho... Pero en ese momento, mientras más me sonreía mi mamá, más me iba a creciendo la angustia de que iba perderla... Fue cuando supe que el sueño estaba relacionado con ella... Me atraganté con el té.
¿Qué te pasa, Daisuke?.- me preguntó Lily, mirándome muy seria, a los ojos.
Nada, madre.- respondí yo, en el mismo tono.- Estoy bien.
Lily me sostuvo la mirada otros minutos más y después se dio por vencida.
Ya no eres un niño, Daisuke.- dijo mamá, después de un rato.- De hecho, creo que nunca lo has sido... Pero sabes que, pase lo que pase, siempre contarás conmigo.
Yo quería creer con toda mi alma que eso sería cierto.
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Pase lo que pase, suceda lo que suceda, el lunes siempre llega, para desgracia de todos. Las clases fueron aburridas como siempre, excepto por la clase de matemáticas que siempre ha sido mi favorita. Soy bueno con los números, menos mal, ya que alguien tiene que sacar de apuros a Gabriel y alguien tiene que sacarme de apuros a mí con el francés. No se me hace justo, en la casa de Gabriel hablan más francés que español y japonés.
¿Qué tal el fin?.- preguntó Gabriel.- ¿Cómo te fue con tu papá?
No tan mal.- reconocí.- Pudo haber sido peor.
Recordé entonces la técnica que Genzo me había enseñado para detener el tiro de Gabriel y sonreí. Ya le daría una sorpresa a mi amigo en el próximo entrenamiento.
El siguiente martes vamos a tener examen de matemáticas.- señaló Gabriel, con ojos suplicantes.- ¿Me vas a ayudar, cierto?
Ah, lo voy a pensar.- me desperezo en mi silla.
Bueno, entonces que te vaya bien en el examen extraordinario de francés.- replicó Gabriel.
Touché...
Cosa curiosa, el examen de matemáticas coincidiría con el cumpleaños de Jazmín. Suerte que ella no presenta esa prueba... En fin, dio la hora del receso. Gabriel y yo salimos al patio y apenas comenzaba yo a comer un emparedado cuando uno de los muchachos de primero "B" (yo voy en primero "D") me retó a un duelo.
¡Oye, Wakabayashi!.- gritó el muchacho.- Te reto a un duelo.
Solo que sea a un duelo Yugimon.- respondí, aburrido.- Saca a tu mejor pokémon y ponlo a jugar con las cartas de Yugi-Oh.
Los muchachos que estaban alrededor nuestro rieron, incluyendo Gabriel. El chico frunció el ceño.
Qué gracioso.- gruñó.
No me interesa el jugar ahorita, tengo hambre y quiero comer.- repliqué.- Si quieres retar a alguien a jugar consíguete un perro.
De pronto, un balón me golpeó la espalda, haciéndome tirar mi sándwich al suelo. Enfurecido, me di la vuelta.
No seas cobarde, Wakabayashi.- me dijo un muchacho de ojos verdes profundo y cabello al estilo lavacoches, como diría mi madre.
Fruncí el entrecejo. Frente a mí se encontraba Genzo Wakashimazu. Mi primo.
Notas:
Kirei Nieminen es un personaje creado por Samael Bene Elohim.
Genzo Wakashimazu (qué espantosa combinación) es un personaje creado por Tsuki.
