Capítulo 8. Miedo.
Phobos me mira con cara de perro compungido, como era de esperarse. Mi mascota hizo otra de sus perradas y llenó de lodo las sábanas blancas que Mine había lavado. Mi padre, como era de esperarse, me ordenó que fuera e hiciera algo con la actitud de mi perro. ¿Cuál actitud? Es solo un perro, eso hacen los perros, ensuciar todo lo que vean limpio. ¿Qué no tuvo papá un perro cuando era niño? Sí, pero muy seguramente Genzo va a decir que su perro no tenía esa "mala actitud" que tiene el mío... En fin...
Yue hija, la mascota de mi madre, llega y me mira con ojos tristes. No hemos sabido por qué, ni siquiera mamá lo sabe, pero la perrita ha estado muy apática y decaída los últimos días. no ha habido motivo, el veterinario dice que no está enferma, ni puede estar embarazada porque ya está operada, así que el motivo de su tristeza es todo un misterio.
Lo lamento mucho.- le digo a Phobos.- Dice mi padre que tengo que castigarte, de manera que tendré que dejarte amarrado toda la tarde.
El perro me mira como si lo hubiese desterrado a Siberia durante lo que le quedaba de vida perruna. Yo, con todo el dolor de mi corazón, encadené a mi perro a su casa.
Ya, camarada, no te pongas así, más al rato vengo y te suelto, lo que quiero es que mi papá vea que sí hice algo para corregir tu mala y canina actitud.- dije.
Después de dejar a Phobos sufriendo su mal, me fui con Yue. La labradora me mira con tristeza con sus grandes ojos cafés. Yo le acaricio la cabeza. Dicen que tengo sensibilidad para los perros y que me comunico muy bien con ellos.
¿Qué te pasa, pequeña?.- le pregunto.
La perrita se recarga contra mí y gime suavemente. Yo comprendo al instante lo que sucede... Siempre se ha dicho que los animales tienen un sexto sentido que les permite saber cuando algo anda mal. Y uno no tiene que ser muy inteligente como para saber que, si es la mascota de Lily la que está mal, es porque algo anda mal con Lily.
Habrá que esperar, Yue.- le digo a la labradora.- Yo también tengo ese presentimiento, pero no podemos hacer nada más que esperar.
La perrita me lame la mano y yo le doy unas galletas para perro. Phobos me mira como si yo fuese una especie de traidor, y quizás lo soy. Jazmín viene a decirme en ese momento que Gabriel ya llegó. Mi hermana mira a Yue y suspira.
Ella también lo sabe.- dice Jaz, sombríamente.
¿Qué cosa?.- sé de que habla, pero quiero que me lo diga.
Que algo anda mal con mamá.- responde Jazmín, muy triste.
¿Tú también lo has sentido?.- pregunté, sorprendido.
Claro que sí.- Jaz suspiró.- He pretendido fingir que todo anda bien para no preocupar más a papá, pero sé que la salud de mamá no anda nada bien.
Y miren que me sorprendo. Hasta ese momento había pensado que Jazmín no se había dado cuenta de que la salud de Lily estaba deteriorándose, pero ahora descubría, sorprendido, que mi hermana estaba tan preocupada como yo. Claro, Jazmín tenía esa rara sensibilidad de saber las cosas antes de tiempo, tal y como la tenía Lily, y al parecer, mi hermana también era del tipo de persona que no demostraba mucho sus sentimientos para no preocupar a la gente que ama, tal y como lo era Lily.
Entonces tú también te has dado cuenta de eso.- comenté.
Y desde mucho antes que tú.- replicó Jazmín.- Incluso una vez vi a papá sentado a la medianoche en la sala en la más completa oscuridad. Y ya sabes que solo hace eso cuando...
Cuando algo lo preocupa demasiado.- completé.
Exactamente, y pues ahorita ya no tiene problemas laborales, ni tampoco tiene problemas con ninguno de nosotros, lo que significa que...
Está preocupado por mamá.- completé.
Lotería.
Me quedé callado. Si las cosas estaban así era porque en verdad algo serio y grave estaba por venir. Momentáneamente, me sentí solo contra el mundo. Necesitaba hablar urgentemente con alguien, no podía ser con papá, mucho menos con mamá, necesitaba a mi madrina...
Tranquilo, Dai.- Jazmín me abrazó.- No sé qué es lo que va a pasar, pero sea lo que sea, lo enfrentaremos juntos.
Gracias, Jaz.- me abracé a mi hermana.
Me sentí confortado. Jaz, por sorprendente que fuera, siempre había sido la más valiente de los dos. Recuerdo aun que cuando tenía 3 años le tenía pánico a la oscuridad. Una noche, cuando mamá y papá estaban de viaje, tenía que irme a dormir pero no quería subir las escaleras, ya que estaban a oscuras y el miedo de subir me invadió. Recuerdo que contemplaba la escalinata, que a mí me pareció tan larga como las escaleras de la Pirámide del Sol de Teotihuacan. Mi hermana Jazmín, que en ese entonces tenía 7 años, llegó y me tomó de la mano, invitándome a subir.
Tengo miedo.- dije.
También yo.- respondió ella.- Pero podemos tener miedo juntos.
El temor desapareció. Agarré con fuerza la mano de mi hermana y comenzamos a subir las escaleras. Curiosamente, la oscuridad nunca más volvió a parecerme tan atemorizante...
Y así había sido desde entonces. Cuando algo nos causaba miedo, Jazmín y yo nunca dejamos que nuestros miedos nos derrotaran, porque cuando uno sentía pánico inmediatamente el otro le daba valor. Así nos apoyábamos siempre, como los hermanos que éramos. Y supe que en esta ocasión no sería diferente.
Gracias, Jaz.- murmuré, aun abrazando a mi hermana.- Eres la mejor.
Eso lo sé perfectamente.- rió Jazmín.- Pero no te pases de cursi, Dai, que tú no eres así. Anda, ve con Gabriel antes de que ponga la casa patas arriba.
Eso le encantaría a papá.- me reí.
Jazmín y yo volvimos a la casa. En el camino, Jaz me contaba que Carol había estado muy interesada en Eiki.
¿Bromeas?.- pregunté, sorprendido.- ¿Carol y Eiki?
Bueno, como que él aun no se ha dado cuenta de eso.- replicó Jazmín, divertida.- Pero a Carol le pareció muy guapo.
A ver que opina Jun de eso.- comenté.
No le va a hacer mucha gracia...
Entramos en la casa y me encontré a Gabriel jugando al X-box con Scott y Jun. Carol y Derek hablaban sobre cámaras y fotografías con Daibu y Akiko, aunque Carol miraba disimuladamente a Eiki, mientras que Hayate estaba sentado frente a un tablero de ajedrez. Al parecer, él y Jaz habían estado jugando hasta el momento en que ella fue a avisarme que Gabriel había llegado. Valentina y Lisy discutían con Eiki sobre el hecho de que una mujer pudiera jugar fútbol.
Por cierto, nota informativa, el segundo nombre de mi primo Ian es Scott, y el segundo nombre de mi prima Lara es Lisy, y a partir de hoy voy a llamarlos a los dos por sus segundos nombres, ya que como dije antes, mis familiares no fueron nada originales al ponerles nombres a sus hijos y hacen que uno se confunda.
Como sea, el hecho es que mis primos discutían sobre el hecho de que una chica no podía jugar fútbol. Eiki estaba en sus trece, como se dice por ahí, mientras que Lisy y Valentina querían colgarlo. Mis padres y mis tíos los miraban divertidas.
Eiki salió igualito a ti, Paola.- comentó Genzo.-Tan mula y terco como su madre.
Ja, mira quién habla.- replicó mi tía Paola.- Yo creo que más bien es por el horrible nombre que se me ocurrió ponerle. Bien dicen que la burrez se contagia.
Qué graciosa.- gruñó Genzo.
Ay, Paola, me da gusto ver que no vas a cambiar nunca.- mi madre estaba desternillándose de la risa.
Gracias, querida, por defenderme.- gruñó mi padre.
Vamos, que luego me desquitaré yo con el "encantador" esposo de tu prima.- replicó Lily.
Ah, más te vale que no vayas a decirle "Lavacoches", porque te cuelgo.- advirtió Paola.
Eso si no la cuelgo yo primero.- gruñó Ken.
No creo que te atrevas, está bien que te di permiso de que te casaras con mi prima, pero en cualquier momento puedo arrepentirme.- gruñó Genzo.
Naaa, si a ésas vamos, yo te quito el permiso de que te cases con mi hermana menor.- intervino mi tía Lara en esos momentos.
En fin, era un lío, porque Genzo nunca le perdonaría a Ken el que se hubiese casado con su prima, pero a su vez Lara nunca le perdonaría a Genzo el que se hubiese casado con su hermana menor...
Me dirigí hacia Gabriel, el cual seguía entusiasmado jugando al X-box.
Gabo, hay que ir a estudiar.- le dije yo.
Todavía hay tiempo.- me respondió mi amigo, sin dejar de mirar la pantalla.- El examen es el próximo martes.
Así es, y hoy es lunes, de manera que el próximo martes es mañana.- repliqué.
Creí que el examen sería el mismo día del cumpleaños de tu hermana.- insistió Gabriel.
Así es, y es mañana, primero de Abril.- repliqué.
Se escuchó el sonido de una explosión y el personaje de Gabriel quedó muerto en el videojuego. Mi amigo saltó como si hubiese sido impulsado por resortes.
¿QUÉ? ¿MAÑANA ES PRIMERO DE ABRIL?.- gritó.- ¡NO PUEDE SER!
Tranquilo, que aun tenemos tiempo.- intenté tranquilizar a mi amigo, aunque quería soltarme a reír. Gabriel tenía la expresión de una mosca que va a ser comida por una araña.
¡Vamos, entonces!.- Gabriel me jaló del brazo y los dos subimos corriendo las escaleras hasta mi cuarto.
Sin embargo, conozco perfectamente a Gabriel y sé que el interés por el estudio le va a durar cuatro segundos. En cuanto entramos cerré la puerta con llave y mi amigo me miró con malicia.
Entonces, ¿qué maldades haremos para la fiesta de Jazmín?.- me preguntó.
Yo suspiré. Si hacía otra travesura mi padre me iba a mandar a la academia militar, pero por otra parte sería de lo más divertido el ver chillar a Francine, una de las compañeras de clase de Jaz. Y quién sabe, quizás si la broma era lo suficientemente macabra, quizás Liz se asustaría tanto y buscaría a alguien a quien abrazar... Y yo estaría ahí por si ese momento se presentaba...
(Ya les había dicho que ella me gustaba, y no me ha dejado de gustar...).
¿Qué se te ocurre?.- cuestioné.
Pues no sé, quizás podríamos disfrazarnos y...
Gabriel me comenzó a contar su plan, el cual me pareció fantástico. Después de pasar media hora afinando los detalles, le recordé que teníamos que estudiar.
Ya, no es mi culpa que se me junte una espléndida oportunidad para hacer travesuras el mismo día que tengo que estudiar.- replicó Gabriel.
Anda pues.- me reí.
Al fin nos pusimos a estudiar. Después de otras dos horas de aburridos y complicados ejercicios de matemáticas, según el mismo Gabriel dijo, bajé por algo de beber, mientras que Gabo se quedó terminando de planear la maldad del día siguiente. Cuando bajé las escaleras vi que mamá estaba hablando por teléfono, y se oía preocupada.
¿Estás segura, Gwen?.- preguntó mi madre.- Ya entiendo... Sí, está bien... Todo es por la salud, como dices... Iré pasado mañana entonces... Claro, gracias por todo...
Lily colgó el teléfono. Genzo, que había escuchado todo, se acercó a ella.
¿Qué pasa?.- preguntó él.
Ya salieron los resultados de mis estudios.- respondió mamá.- Gwen dice que quieren tomarme una nueva muestra en dos días más.
¿Salió algo mal?.- Genzo estaba preocupado.
Me dice que el laboratorio encontró algunas alteraciones.- explicó mamá, mordiéndose los labios.- Y que por eso quieren una nueva muestra...
Entiendo.- Genzo abrazó a mi mamá.
No le digamos nada a los niños, por favor.- pidió Lily.- No hay que preocuparlos.
Como quieras, mi amor...
Ahora sí que estaba preocupado. Mi urgencia por hablar con alguien aumentó... Horas más tarde, cuando al fin Gabriel y yo terminamos de estudiar y mis primos y amigos se fueron a sus casas, tomé el teléfono y le hablé a mi madrina. Ella me contestó con el tono lacónico de siempre.
¿Hola?.- dijo Kirei.
Hola, Kirei, soy Daisuke.- anuncié.- Perdona que te moleste a esta hora, pero necesito hablar contigo.
Por cierto, a Kirei nunca le ha gustado que la llame "madrina", por eso la llamo por su nombre, no crean que soy un maleducado.
¿Qué pasa, Daisuke?.- pregunta Kirei.- ¿Problemas con tu padre?
Sí, ésos siempre los tendré, pero no es lo que me preocupa ahora... .- respondí.
Le conté a Kirei lo que me pasaba, con lujo de detalles, incluso le hablé del sueño que había tenido... Kirei me dejó hablar sin decir nada.
Voy a ir para allá.- me anunció Kirei, cuando terminé.- No sé cuándo, no creo estar a tiempo para el cumpleaños de tu hermana, pero créeme que iré lo antes posible. Claro, habrá que esperar a que Eirinia (¿ahora sí lo escribí bien?) termine la temporada con el Liverpool, pero no falta más que un solo partido, la gran final.
Ya veo.- dije.- Espero que se lleven el título.
Yo también lo espero.- dijo Kirei.- Y no te preocupes, iremos pronto para allá.
Gracias, Kirei.- respondí, un poco más aliviado al poder desahogarme.
No hay de qué, Daisuke.- respondió ella.- Y por cierto...
¿Sí?
No te preocupes por tu mamá. Ella es una mujer fuerte, siempre sabe cómo superar las situaciones más difíciles.- dijo Kirei, y después colgó.
De eso no tenía dudas pero... Si hubiera sabido lo que Gwen pensaba en esos momentos, nadie se hubiese sentido tan optimista...
En su consultorio, Gwen revisaba los estudios de laboratorio de mamá, mordiéndose los labios. Los resultados preliminares no habían sido nada alentadores... El conteo de glóbulos blancos estaba por las nubes, además de que en la sangre de Lily había células que no debía de haber...
Esto no es nada bueno.- musitó Gwen.
Hicimos el conteo dos veces.- dijo el jefe del laboratorio.- Incluso yo mismo revisé las muestras. Sé que ella es amiga tuya, Gwen, por eso quise venir a decírtelo inmediatamente.
No puede ser posible.- musitó Gwen.- Esto no pinta para nada bueno...
Repitámosle la muestra y yo volveré a analizarla.- ofreció el laboratorista.- Quizás hubo alguna pequeña hemólisis y por eso salieron alterados los resultados.
Sí, quizás.- musitó Gwen.
Ella no le había querido decir a mamá, pero en el examen físico que le había realizado encontró crecido el bazo, el órgano del cuerpo que destruye a las células viejas o dañadas de la sangre. Y ese dato sumado a los resultados de la sangre y a los síntomas que había tenido mamá solo podían significar una cosa...
Y no era nada bueno...
Notas:
Hemólisis es el término que se emplea cuando las células de una muestra de sangre se destruyen porque la muestra fue agitada o tratada con mucha fuerza.
Glóbulos blancos son las células de la sangre que se encargan de combatir las infecciones.
Por favor, a la gente que se sospecha la enfermedad de Lily le pido que no diga nada antes de tiempo.
