Capítulo 9. Un cumpleaños celebrado tras la sombra de la muerte.

Un título medio macabro, ¿no? Pero no podría haber un título mejor.

El día empezó con una serenata... Sí, créanlo o no, alguien le llevó serenata a Jazmín. Pero si creen que el muchacho que se la dio fue Franz Schneider, están muy equivocados...

Ahora bien, ustedes se han de estar preguntando: ¿Qué rayos es una serenata? Pues bien, una serenata es una costumbre mexicana, cuando un joven y patético enamorado le lleva canciones sentimentaloides y cursis a la casa de su novia para decirle cuánto la ama. Las canciones son tocadas y cantadas, o bien por el mismo joven y patético enamorado o bien por mariachis. ¿Qué son los mariachis? Son un grupo de músicos mexicanos que tocan instrumentos como la guitarra, la trompeta, el violín y demás y están vestidos de una manera un tanto chistosa. Por cierto que las serenatas son muy comunes en cumpleaños y festividades importantes, y también pueden ser usadas para despechos o pedir perdón.

Pues bien, como les dije, el joven y patético enamorado que le llevó serenata a mi hermana no fue Franz, como todos hubiésemos esperado, sino Hayate Ozhora... Todos nos despertamos con las baladas de Alejandro Fernández interpretadas por una muy buena voz masculina que se notaba que llevaba años practicando esas canciones en español.

No sabía que Franz dominara bien el español.- murmuré a mi hermana, mientras los dos nos asomábamos por la ventana del cuarto de ella.

No es Franz... .- murmuró Jazmín, poniéndose colorada.- Es Hayate...

¿Qué?

Jazmín salió al balcón, y yo detrás de ella pude ver que, efectivamente, era el japonés quien le había llevado serenata. Hayate tenía toda la facha del típico enamorado, cosa que no era de extrañar, sin embargo lo raro era que mi hermana también tenía facha de enamorada...

Naaa, Jaz quiere a Franz, eso todo el mundo lo sabe... ¿O no?

Vi que mis papás se asomaban disimuladamente por la ventana de su cuarto, y como no quise ser impertinente e interrumpir la sorpresa que Hayate tenía preparada para Jazmín, me escabullí al cuarto de mis papás. Mamá apenas y podía controlarse la risa, mientras que mi papá refunfuñaba palabras ininteligibles.

No sé de qué te quejas, querido.- decía Lily.- Es Hayate, el hijo de Tsubasa.

Aun así, no deja de ser hombre.- gruñía Genzo.

No le va a hacer nada a Jazmín, es solo una serenata.- replicó Lily.

Además, yo creo que canta bien.- dije yo.

Uhm.- gruñó Genzo.

Mi padre, mi madre y yo espiábamos por la ventana el cómo Hayate le lanzó a Jazmín un hermoso ramo de rosas blancas. Nosotros comentábamos cada detalle en cuchicheos y risillas mal disimuladas.

Yo creo que le gusta.- comenté.

Ah, pero si eso es obvio.- comentó mamá.

Dejen de decir esas cosas, Jaz es apenas una niña.- protestó papá.

Era ridículo, parecíamos los Tres Chiflados. Al final, Hayate se despidió lanzándole un beso a Jazmín, quien volvió a meterse a su cuarto.

¿Pero qué hace?.- protestó mamá.- ¡Debe bajar a dar las gracias, es la costumbre!

¿Estás loca?.- reclamó papá.- ¡Mañana tiene que ir a la escuela!

Lo que me recuerda que yo mañana tengo una prueba.- comenté.- Hasta mañana.

Patrañas y más patrañas. Lo que quería era que mi hermana me contara con lujo de detalles lo ocurrido. Parezco vieja chismosa, qué vergüenza. Y sin embargo, me metí al cuarto de mi hermana, la cual estaba contemplando las flores como si se tratara del más hermoso regalo que le hubieran hecho nunca.

¿Verdad que son lindas?.- preguntó ella.

¿Qué pasó, qué te dijo?.- pregunté yo, a mi vez.

Que me deseaba un muy feliz cumpleaños.- musitó Jazmín, poniéndose muy colorada.- ¿Sabes? Franz nunca ha sido así de romántico conmigo...

Mala señal. Jazmín ya empezaba a tener esa mirada de boba que suelen poner las mujeres cuando... Ya, que he hablado demasiado...

Horas más tarde presenté mi prueba de matemáticas. Como me lo esperaba, la terminé en veinte minutos, según la maestra, un tiempo récord. Ya quiero ver si me va tan bien con el francés... Como sea, noto que Gabriel tiene cara como de quien se ha comido una bolsa entera de limones agrios. Se nota que no la está pasando del todo bien pero yo espero que pueda conseguir una buena nota.

Durante el receso, las amigas de Jazmín le llevaron un pastel con velitas y todo. Incluso Carol y Valentina colaboraron decorando la cafetería, aunque claro, la que organizó todo fue Liz. Durante un momento, antes de que a Jaz le dieran la sorpresa, vi que Liz estaba vuelta loca con tanto preparativo, y eso que no tuvo que preparar la que se hará en la casa... En fin, Liz andaba casi histérica porque no sé que gracioso no pegó bien la cadena de globos y ésta amenazaba con despegarse de un momento a otro.

¿Quién fue el gracioso que dejó eso mal pegado?.- gritó Liz.- ¡Que venga y lo pegue de nuevo! ¿Qué no ven que yo traigo zapatos altos?

Era mi oportunidad. Raudo y veloz me subí a una silla y pegué la dichosa cadena que pretendía despegarse y matarme... Ya, está bien, sé que nadie muere al ser aplastado por globos... Cuando descendí de la silla, supe que mi esfuerzo había rendido frutos: Liz se acercó y me dio un abrazo muy dulce.

Gracias, Dai, fuiste mi salvación.- me dijo ella, al tiempo que me besaba en la mejilla.

N-no hay de qué.- sentí que me puse tan rojo como las gorras que usa mi padre.

Liz me soltó y me dejó flotando en una nubecita de dicha. Gabriel llegó y me picó en las costillas.

Planeta Tierra llamando a Daisuke, el Enamorado.- se burló.

Ya cállate.- gruñí.- Algún día te va a pasar lo mismo.

Yo creo que no.- replicó.

En fin, el receso llegó y festejamos por primera vez a Jazmín en el día. Mi hermana recibió con mucha alegría todas las muestras de cariño y simpatía de sus amigos y profesores, pero la nota graciosa la puso Franz cuando se acercó a darle su regalo... Entre exclamaciones de asombro, mi hermana abrió el paquete que le dio su novio y descubrió un lindo portarretratos que enmarcaba... Una fotografía de Franz...

Para que la pongas en tu cuarto.- dijo Franz.

Gracias.- Jazmín esbozó una sonrisa de falsa comprensión.

Jun, Carol, Eiki y Valentina guardarían sus regalos para la fiesta de la tarde. Por cierto que, muy disimuladamente, Carol se tropezó enfrente de Eiki. El muchacho la detuvo y la chica, ni tarda ni perezosa, aprovechó para presentarse con él. Ya de regreso a casa, Carol ya se había acaparado a Eiki, mientras que Valentina y Jun los miraban con ojos de pistola.

Nos vamos a quedar sin amiga.- le comenté a mi hermana.

O sin primo.- replicó Jaz, mirando a Jun.

Qué exagerado, yo no me pongo así contigo porque te guste mi hermana.- comentó Gabriel.

Cállate.- me puse rojísimo, ya que Liz venía pasos detrás de nosotros.

Ella pareció haber escuchado, pero no alcanzó a decir nada porque Jaz inmediatamente salió al quite.

¿Qué te parece el regalo que me hizo Franz?.- preguntó Jazmín.

No por nada, pero tu novio es un egocéntrico, mínimo hubiera puesto una fotografía de los dos.- respondió Liz.

Al menos el cuadro es lindo.- comenté, al tiempo que le daba una patada a Gabriel, por bocón.

Llegamos a casa, en donde nuestros familiares y el resto de nuestros amigos ya nos estaban esperando. Por cierto, creo que olvidé mencionarlo, pero Akiko Ozhora, la hija de Tsubasa y Sanae, también había ido junto con su familia a visitarnos, y no era para menos ya que ella es la mejor amiga de Jazmín. Todo estaba listo para comenzar el festejo de los 16 años de mi hermana, la cual subió a cambiarse de ropa en un dos por tres. Mientras las chicas bajaban, Gabriel y yo nos dispusimos a preparar la travesura del día. Hayate, Daibu, Jun y mis primos se nos unieron.

¿Qué traman?.- preguntó Derek.

Una sorpresa para Jazmín.- respondió Gabriel, ocupado con sus cosas.

¿No creen que ya están muy grandes para eso?.- preguntó Eiki.

Ya hablas como papá.- gruñí.

Primero perro.- replicó Eiki.

Mira tú, ya quisieras.- protesté.

Deja de insultar a papá.- pidió Jazmín, en esos momentos.- Que yo no me burlo del tuyo.

Todos volteamos, y noté que los que no eran mi primos se habían quedado con la boca abierta. Jaz llevaba una minifalda de mezclilla y una blusa sin mangas morada que iban a hacer que mi padre pusiera el grito en el cielo. Sin embargo, hay que reconocer que Jaz se veía muy bonita, cosa que evidentemente también pensaron Jun y Daibu, pero sobre todo, Hayate, quien parecía que iba a derramar suficiente saliva como para hacer que el Océano Pacífico se viera como un simple charquito de agua.

Al menos debería de disimular un poco.- comentó Gabriel.- Pone la misma cara de baboso que pones tú cuando ves a mi hermana.

Ya cállate...

En fin, el festejo comenzó y demás. Genzo, Tsubasa, Hikaru, Ian y Ken hablaban sobre sóccer y cosas de hombres, o sea, sóccer y más sóccer. Lily era ayudada por las esposas de ellos a mantener el orden de la escandalosa fiesta para adolescentes.

No puedo más.- escuché que le decía Lily a Susuke.- Esto es cada vez más pesado.

Quizás deberías de descansar un poco.- le aconsejó a Susuke.- Te ves muy pálida.

Voy a recostarme un rato.- mamá no se veía nada bien.- Bajo cuando vayan a partir el pastel.

Lily subió a recostarse a su cuarto, acompañada por Mine. Me preocupé. Inmediatamente fui a buscar a mi padre para avisarle de lo ocurrido.

Papá, ¿puedo hablar contigo un segundo?.- le pedí a Genzo.

¿Qué sucede, Daisuke?.- papá me miró con cara de "¿Qué hiciste esta vez?"

Tranquilo, que no he hecho nada.- gruñí. "Aún".- Es mamá, creo que no se siente bien...

Genzo no necesitó que le dijera nada más. Se separó de sus amigos y subió las escaleras. Pensé en seguirlo, pero en ese momento me detuvo Gabriel.

¿Estás listo?.- me preguntó.- Ya es la hora.

¿Ya?.- yo aun quería ir a ver qué le pasaba a mamá.

Ya, no seas cobarde.- se burló Gabriel.

No lo soy.- gruñí.

Vamos, pues.

Pues bien, la cosa estuvo así: Gabriel y yo fingíamos pelearnos con un cuchillo de cocina, mientras los adultos nos llamaban la atención. De repente se apagaron todas las luces, colaboración de Jun, y de pronto se escuchó un grito desgarrador, dado por Gabriel. Cuando las luces se encendieron de nuevo, Gabriel tenía encajado el cuchillo entre las costillas... Su camisa estaba empapada de sangre... Todas las chicas gritaron, menos Liz y mi hermana quienes adivinaron al instante que todo se trataba de una broma... Cuando mi tía Lara estaba por llamar a la línea de Urgencias, Gabriel se sacó la camisa y mostró el cuchillo, el cual era de utilería. Casi todos querían colgarnos, excepto Susuke y mis primos, que se desternillaban de risa.

No es gracioso.- gruñó Taro.- Pudieron haberse lastimado.

Pero no lo hicieron.- replicó Susuke, aun riéndose.- Son solo niños.

Liz se acercó a mí y me palmeó un hombro.

Ésta estuvo buena, Dai.- me dijo.- Casi me la creo.

Gracias.- me sentí transportado a la Luna.

Me a lavarte, Gabriel.- ordenó Taro a su hijo.

Lo haré llegando a casa...

No, lo harás ahora.- replicó Misaki.

Refunfuñando, Gabriel se dirigió al baño de la entrada cuando alguien tocó el timbre. Gabriel abrió la puerta por instinto y encontró a una niña de unos doce años de cabello negro y ojos azules, acompañada de una mujer de la edad de Lily, morena y de ojos negros.

Buenas tardes.- saludó la mujer.- ¿Es ésta la fiesta de Jazmín Wakabayashi?

Eh... .- Gabriel miró con ojos como platos a la niña de ojos azules, la cual le sonrió.

¡Deb!.- gritó Lily, quien venía bajando las escaleras en compañía de Genzo.- ¡Qué gusto verte!

Lo mismo digo.- la mujer corrió a abrazar a Lily.

La mujer no era otra que Débora Cortés, la agente de mi madre y la esposa de Stefan Levin, y la niña no era otra que Katherine, la hija de ambos. Gabriel la miraba a ella como si se tratara de la travesura mejor planeada del mundo.

Se te van a meter las moscas.- le murmuré a mi amigo.

Cállate, Daisuke... .- gruñó Gabriel.

Pues bien, el momento cumbre de la fiesta llegó. Jazmín apagó las 16 velitas de su pastel, partió el mismo y abrió sus regalos. Papá le regaló un reproductor de MP3, tal y como ella quería, mientras que mamá le dio una botella de "Anaís Anaís", el perfume favorito de Jazmín. Sus tíos y amigos le regalaron ropa, muñecos de peluche y un diario, el cual por cierto no se compara con el mío, pero quizás el mejor regalo se lo dio Hayate, o al menos uno que a Jazmín le emocionó, ya que se trataba de una costosísima muñeca de porcelana vestida de bailarina, una que Jazmín había pasado meses queriendo comprar, pero el día que fue a comprarla ya se la habían llevado de la tienda. Yo no sabía que Hayate la había comprado para ella.

¡Gracias, Hayate!.- mi hermana se le dejó ir al muchacho, al tiempo que lo colmaba de besos.

No hay de qué.- Hayate se veía de lo más feliz de la vida.

Genzo gruñó, Tsubasa gruñó, Sanae y Lily sonrieron, pero el que se veía más enojado era Franz... En fin, cuando la fiesta acabó, aproveché para darle a mi hermana su regalo. Entré a la habitación de Jaz y la encontré admirando su nueva muñeca.

¿No te parece que es hermosa?.- preguntó ella.

Al menos es mucho más linda que el regalo que te dio tu novio.- respondí.

Ah, sí.- a Jaz se le borró la sonrisa al recordar a Franz. Al parecer, ellos habían discutido por la escena ocurrida con Hayate.

En fin... Feliz cumpleaños, hermanita.- dije, dándole a Jaz su presente.

Ella lo abrió. Se trataba del último disco de Coldsplay, el cual contenía la canción favorita de ella, "Clocks".

¡Gracias, hermanito!.- Jaz me abrazó con fuerza.- ¡Eres un amor!

¡Puaj, deja de ser tan cursi!.- protesté.

Golpeé a mi hermana con una almohada y ella me devolvió el golpe. Ambos nos entretuvimos un rato, y no nos dimos cuenta de que mi madre nos observaba. Y quizás fue mejor, porque creo que los dos nos habríamos espantado con la palidez de muerte que cubría su rostro...

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Lily se presentó al hospital al día siguiente para tomarse una nueva muestra. En esa ocasión, fue sola porque Genzo no consiguió el librarse de sus múltiples ocupaciones por segunda ocasión. Sin embargo, Deb fue con mamá. Gwen las recibió con una sonrisa que se notaba que era falsa... Lily pudo leer en los ojos de su amiga el presagio de un terrible destino...

Tendremos los resultados en la tarde.- dijo Gwen, mientras el jefe de laboratorio en persona tomaba la segunda muestra.- Quisiera que estuvieras con Genzo aquí a las seis.

Espero que él pueda venir.- respondió Lily.

Sino, vendré yo con ella.- ofreció Deb.

La verdad, preferiría que fuese Genzo el que viniera con Lily... .- replicó Gwen.

Ni Deb ni Lily necesitaban preguntar el por qué...

Notas:

Débora Cortés y Katherine Levin son personajes creados por Lily de Wakabayashi.