Capítulo 13. Trampas.

Los días pasaron. Por un momento pareció que las cosas volvían a la normalidad, con la pequeña diferencia de que todos encontramos más tiempo para estar en casa. Jazmín disminuyó sus horas en el club de baile de dos a una diaria, Genzo canceló todos los compromisos que tenía después de las cuatro de la tarde y yo tuve que decirle adiós al club de computación. Claro, hubiera preferido el decirle adiós al fútbol, pero eso habría empeorado las cosas con mi padre. Después de la escenita que le había hecho el sábado, ni Genzo ni yo nos dirigimos la palabra más que lo estrictamente necesario. Yo sabía que me había pasado de grosero, pero a pesar de eso yo seguía creyendo el tener la razón. Yo no soy como mi padre, no soy Genzo Wakabayashi, soy Daisuke Wakabayashi, su hijo, pero no por eso su clon o la persona que va a revivir su vida, y eso él no lo entendía. Lástima que la única persona que podía haber mediado entre nosotros estaba ahora peleando por su propia vida... Sin embargo, Kirei me hizo un poco más pasadera la situación, ya que en más de una ocasión ella le llamó la atención a Genzo por su actitud para conmigo. Lástima que la única persona a quien Genzo parecía hacerle caso era a Lily...

En fin, sea como fuere, mi familia permaneció más tiempo en la casa, cada uno apoyando a Lily a su manera. Jazmín hablaba con mamá sobre baile y música, Genzo hablaba con su esposa sobre cultura general y el mundo actual, y yo charlaba con mi madre sobre libros y computadoras. El chiste era que sin planearlo, Genzo, Jazmín y yo nos turnábamos para estar todo el tiempo con Lily y nunca dejarla sola. Y si por algún motivo alguno de los tres no podía estar con ella, Kirei, Débora, Gina, Lara o Paola nos relevaban.

Lily planeaba ir sola al hospital a hacerse las pruebas que le hacían falta, pero yo me di cuenta de sus planes a tiempo.

Mamá, ¿quieres que leamos un poco?.- pregunté, llevando en mis manos los siete libros de Harry Potter.

Lo siento, Dai.- Lily me sonrió, un tanto nerviosa.- Tengo algo importante qué hacer.

Vas al hospital, ¿verdad?.- noté que mi madre se recogía el cabello y eso solo hacía cuando iba al médico.

Lily no respondió.

Si tu padre llama, dile que salí a comprar un helado.- dijo ella.

Voy contigo.- dije yo.

Lo del helado es solo un pretexto...

Ya lo sé. Quiero ir contigo.

Dai, no debes ir al hospital, solo eres... .- comenzó a decir Lily.

Un niño, ya lo sé.- la interrumpí.- ¿Pero no me has dicho tú misma que nunca he sido un niño?

No te dejarán entrar, eres menor de edad.- replicó Lily.

Si le pides a la doctora Gwen, seguro que me dejarán ir.- insistí.

Lily suspiró, dejándose caer el cabello.

¿Qué clase de madre sería si dejara que mi hijo de 11 años me acompañe al hospital?.- exclamó ella.

¿Y qué clase de hijo sería si dejara sola a mi mamá cuando más me necesita?.- repliqué.- Además, casi cumplo los doce.

Si te preocupa tanto, puedo ir yo también.- dijo Jazmín en esos momentos.- Ya tengo 16 y quizás a mí no me impidan la entrada.

En algunos países, como en el que vivimos, ya permitían que los mayores de 16 años fuesen acompañantes relativamente legales, por lo que mamá no podía poner con Jazmín el mismo pretexto que puso conmigo.

Es inútil discutir con ustedes.- bufó Lily.- Salieron igual de tercos que su padre.

Papá dice que es de ti de quien heredamos lo terco.- replicó Jazmín.

Lo sacaron de los dos.- gruñó Lily.- En fin, vengan conmigo, pero ante cualquier cosa que vea que ustedes no deban oír, les pediré que salgan del consultorio y más les vale que lo hagan porque si no se arrepentirán de haber contradicho a una Del Valle.

Sabíamos lo que eso significaba, y nadie, ni siquiera el propio Genzo, querría hacer despertar la furia de una Del Valle. Ya en el hospital, el doctor Lacoste nos trató muy amablemente, no como los hijos de una paciente sino como si fuésemos sus sobrinos, lo que le hizo ganarse nuestra confianza al instante. Mientras mamá pasaba a que se le realizara el aspirado de médula ósea y la tomografía, la enfermera del doctor Lacoste habló con nosotros acerca de lo que se sentía tener a una madre enferma. Debo decir que Dafne Soto era una gran enfermera, nos hizo sentir a Jazmín y a mí mucho mejor... Horas más tarde, Lily salió acompañada del doctor Lacoste.

Jazmín, Daisuke, esperen afuera por favor.- pidió Lily, de manera terminante.

Yo iba a protestar, pero Jazmín me tomó de la mano y los dos salimos del lugar. Veinte minutos más tarde, Lily salió con los ojos rojos.

¿Qué te dijo el doctor, mamá?.- preguntó Jazmín, inmediatamente.

Vámonos a casa.- respondió Lily.- Quizás de camino les pueda comprar un helado.

Yo no quería un helado, quería a mi madre sana y salva, pero en fin... Ya en casa, papá estaba esperando, molesto, y no era para menos, ya que mamá le había mentido con respecto a la cita.

Debiste haberme dicho la verdad.- reclamó Genzo, muy serio.

Ven, Dai, ayúdame con mi computadora, que está fallando otra vez.- me dijo Jazmín, tomándome de la mano y sacándome de ahí.

Ni modo. Supuse que lo mejor sería el no escuchar esa conversación, pero mi hermana no compartía mi opinión... Me llevó hasta una puerta escondida la cual yo siempre había visto cerrada, pero que Jazmín abrió con uno de sus broches para el cabello. Entramos entonces a un pasillo que yo no sabía que existía, y que desde donde se podía escuchar todo lo que pasaba en la sala.

¿Cómo encontraste este lugar?.- le pregunté, muy sorprendido, a mi hermana,.

En alguna ocasión que quería ver qué me iban a regalar los Reyes Magos buscaba un sitio desde donde pudiera observar lo que pasaba en la sala sin ser observada.- me respondió mi hermana.

¿Y tuviste suerte?

No esa vez.- rió ella.

En fin, papá y mamá hablaban, más bien discutían. Genzo le reclamaba a Lily, y con toda razón, el que ella no le hubiese avisado de la cita. Lily se defendía pretextando que no había querido molestarlo en su trabajo. Por esa ocasión, cosa rara, le di la razón a mi padre.

Al menos dime qué te dijo el doctor.- pidió papá.

Ya sabe qué tipo de leucemia tengo.- respondió mamá.- Se llama Leucemia Granulocítica Crónica, y aparentemente tiene un pronóstico mejor que el de otros tipos de leucemia. Sin embargo, el tratamiento... Será muy duro... No se garantizan buenos resultados y...

¿Qué cosa?.- Genzo se oía muy aprensivo.

Mi médula ósea está invadida de cáncer en un ochenta por ciento.- Lily se soltó a llorar.- El doctor dice que eso no es bueno.

Tranquila.- estaba seguro de que Genzo la abrazó.- Saldremos de ésta...

Ahora bien, vayamos al minuto informativo. La médula ósea es el sitio en donde se producen las células de la sangre, y se localiza en los llamados "huesos largos", o sea, el fémur, el húmero, etc. Y el saber que la médula de mamá estaba invadida de cáncer... No era nada bueno...

Empezaré la quimioterapia en tres días.- murmuró mamá.

Renunciaré a mi trabajo.- dijo Genzo.

No, no lo hagas.- pidió mamá, con voz suplicante.- Recuerda que me lo prometiste...

Te prometí no dejar que esto interfiriera con las vidas de Jazmín y Daisuke, nada más.- recordó Genzo.- Así que si yo quiero dejar mi trabajo, lo haré.

Pero...

Date cuenta, Lily, que esto no es interferir con mi vida.- continuó Genzo.- Es querer salvar lo es mi vida, o sea, tú.

Jazmín me abrazó, llorando. Ay, ¿por qué no podíamos hacer algo más que sentarnos y esperar? Y sin embargo, la vida continua girando. Al día siguiente nos darían los resultados de nuestras pruebas en la escuela, y Gabriel y yo queríamos lanzarnos por un pocillo hondirigillo. Por cierto que noté que Katie tuvo todo el día una sonrisilla de satisfacción, como la que siempre ponía Gabriel poco antes de cometer una travesura.

¿De qué tanto se reirá esa escuincla?.- gruñó Gabo.- Es odiosa.

Claro que no lo es.- la defendí.- Conozco a Katie desde que los dos teníamos seis años y es una niña muy linda.

Anda, ¿por qué no te le declaras, salen juntos, se enamoran, te casas con ella y tienen siete hijos?.- gruñó Gabriel.

¿Por qué tantos hijos?.- me reí.

Bueno, ten los que quieras.- gruñó mi amigo.

Ya, no te enojes, solo decía.- me defendí.- Es solo que no te puedo creer que Katie haya hecho la travesura de ponerle pegamento a la silla del profesor.

Y ya te dije mil veces que yo no fui.- replicó Gabriel.

Llegó la hora de hacer deportes. Aparte de los clubes de deportes que había en la escuela, teníamos tres horas obligatorias de ejercicio físico a la semana. Mi grupo, el primero "D", salía al mismo tiempo que el grupo de mi hermana, el primero "F" de preparatoria. Y con mi hermana estaba también Liz... Ese día, las chicas jugaban hockey sobre pasto, primero "D" contra primero "F". Los muchachos pretendíamos jugar sóccer o básquetbol, pero sinceramente a muchos se nos iban las miradas detrás de las chicas.

En serio, yo no sé que les ven.- gruñó Gabriel.

Hola, Dai.- me saludó Katie en esos momentos.

¿No juegas al hockey?.- le pregunté.

Ah, sí, pero tenía que ir al baño.- me respondió Katie, despreocupadamente.- Hola, Misaki.

Qué tal, Levin.- gruñó Gabriel.

Katie le sonrió muy dulcemente a Gabriel, pero éste le hizo una mueca.

Te lo digo, esa niña es más perversa que el diablo.- gruñó Gabriel.

No exageres, Gabo.- bufé.

Y sin embargo, pronto habría de comprobar que Gabriel tenía razón sobre Katie. Después de que concluyó el ejercicio, todos nos dirigimos a las duchas. Gabriel y yo íbamos saliendo de los vestidores para hombres cuando notamos que había un escándalo a las afueras de los vestidores de las chicas. Mi amigo y yo nos acercamos y nos dimos cuenta de que Francine estaba llorando a mares, con la cabeza cubierta por una toalla. Liz y Jaz estaban tratando de consolarla.

Cuando sepamos quién fue el culpable, va a tener el castigo de su vida.- gruñó la profesora de Jazmín.

En seguida nos enteramos de que alguien había hecho la maldad de cambiar el shampoo de cabello de Francine por miel, y ahora la chica tenía un desastre por pelo. Obviamente, la broma ya había ido demasiado lejos ya que no solo violaron propiedad privada sino que además había dañado a una persona, en el cabello pues, pero fue daño directo al fin y al cabo. Yo noté que Katie se apareció de repente salida de quien sabe donde y se dirigió a la profesora de Jazmín.

Señorita Ballack.- dijo Katie, muy seria.- Yo sé quien fue.

¿Qué cosa?.- se sorprendió la profesora.- ¿Quién fue?

Fue Gabriel Misaki.- anunció Katie, señalando con el dedo a Gabriel.

¿Qué?.- mi amigo estaba indignadísimo, como era de esperarse.- ¡Yo no lo hice!

Claro que sí, no mientas.- gritó Katie.- Yo vi cuando cambiaste el shampoo por miel, y estoy segura de que si buscan en su mochila encontrarán el envase vacío de miel.

¡Esto es el colmo!.- gritó Gabriel.

Señor Misaki, déjeme ver su mochila.- exigió la profesora.

¿Por qué?

Ahora mismo o llamo al director y créame que le va a ir mucho peor.- gritó la profesora.

Gabriel le dio su mochila a la profesora. Ésta la tomó, la abrió, rebuscó en ella y... Sacó un envase vacío de miel... Todos ahogamos un gemido. Jazmín se quedó con la boca abierta y Liz puso los ojos como platos.

Señor Misaki, será mejor que me acompañe a la oficina del director.- dijo la profesora, fríamente.

Yo no sé cómo llegó eso ahí, pero juro por mi vida que yo no metí ese frasco a mi mochila.- se defendió Gabriel.

Suficientes mentiras por hoy, señor Misaki.- la profesora tomó a Gabriel por un hombro y con la otra mano que le quedó disponible se llevó a Francine.

Todos los demás comenzaron a murmurar. Liz me miró enarcando las cejas, y Jazmín puso cara de "¿Tú también tuviste algo que ver?". Ojalá que ellas entendieran que Gabriel y yo estábamos tan confundidos como ellas... Katie pasó a mi lado, mordiéndose los labios para no reírse. Fue entonces cuando me di cuenta de que mi amigo tenía razón. Katie Levin le había preparado dos trampas y en las dos Gabriel había caído sin darse cuenta siquiera de lo que le esperaba... Definitivamente, Katherine Levin era un lobo en piel de oveja. ¿Pero cómo era posible? Si yo estaba casi seguro de que la niña era un amor... Casi seguro... Recordé entonces que Katie regresó de los baños cuando Gabriel y yo estábamos viendo a las chicas jugar hockey sobre pasto. Debió ser en ese momento cuando ella preparó la broma, lo que no entendía era como rayos pudo colarse en los vestidores de los chicos, en donde estaba la mochila de Gabriel. Y por supuesto, nadie iba a sospechar de Katie, ya que tenía diez en conducta en todas las escuelas en donde había estado. ¿Cómo era posible? ¿Cómo había pasado?

Mi amigo estaba muy deprimido. En el camino de regreso a casa, Gabriel me contó que el director de la escuela le haría una llamada de atención que quedaría en su expediente permanente y que mandaría llamar a sus padres. Taro y Susuke Misaki eran una pareja tranquila y unos padres muy comprensivos, pero quizás no lo serían tanto si el director de la escuela les daba quejas sobre su hijo. Además, Gabriel se quedaría castigado todos los días después del entrenamiento y si no fue expulsado del equipo de sóccer era por su gran talento para jugar.

Y todo por un poco de miel.- gruñó Gabriel.

Es exagerar, creo yo.- comenté.

Aunque según oí, a Francine tuvieron que cortarle el cabello.- me dijo Gabriel.- ¿Es cierto?

No lo sé.- respondí.- No me interesé mucho por ella.

Era cierto, y quizás un tanto cruel, pero Francine, amiga y compañera de Liz y Jazmín, había sido siempre el blanco de las travesuras que hacíamos Gabriel y yo, y rara vez nos poníamos a pensar en el daño que podríamos estarle causando a la muchacha, ya que si lo hacíamos íbamos a sentirnos culpables y entonces la diversión desaparecería.

Ni modo.- suspiró Gabriel, antes de tomar el camino que lo llevaba a su casa.- Peor no puede estar mi situación.

Eso es lo bueno, Gabo.- le di a mi amigo una palmada en la espalda.- Nos vemos mañana, camarada.

Y sin embargo, y a pesar de todo, las cosas sí podían ponerse peores... Cuando llegué a casa mi padre me estaba esperando en la sala, con actitud muy seria. Jazmín me miró con cierta tristeza.

Ay, Dai, no tenías la necesidad de hacerlo.- dijo ella.

¿Qué cosa?.- me sorprendí.

Daisuke, quiero hablar contigo.- dijo Genzo, con voz agria.- Ahora mismo.

Voy, papá.- no entendía lo que estaba sucediendo.

Me decepcionas, Daisuke.- comenzó Genzo, mirándome fijamente.- No creí que fueras capaz de caer tan bajo...

Papá comenzó a regañarme y a decirme que mi actitud y mi comportamiento eran de lamentarse. Yo entendía cada vez menos... Hasta que Genzo me mostró una carta de la escuela en donde decía que alguien había cambiado por computadora la calificación de mi examen de francés...

Notas:

Dafne Soto es un personaje creado por Lily de Wakabayashi.

En México se tiene la costumbre de que los Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar, llevan regalos a los niños que se portan bien el día 6 de enero. Son algo así como el equivalente de Santa Claus en México.

Bueno, supuestamente Daisuke iría en primero de secundaria y Jazmín en primero de preparatoria.

No quiero aburrirlos muchos con los detalles de la LGC, así que solo procuraré aclarar las dudas más comunes.

Y gracias a Susuke de Misaki por la idea de la miel XD.