Capítulo 14. Confesiones.

Me quedé atónito. ¿Qué alguien había cambiado mis calificaciones? Ése definitivamente no había sido yo...

¿Qué cosa?.- exclamé.- Yo no lo hice.

No quiero que me mientas más, Daisuke.- dijo Genzo, furioso.- Has llegado demasiado lejos.

Ya te dije que yo no lo hice.- protesté, enojado también.- ¿Por qué rayos no me crees?

No me grites.- advirtió Genzo.- ¿Y me vas a decir que no hackeaste las computadoras de la escuela para cambiar tu seis en francés?

No te mentiré diciéndote que esa idea no pasó jamás por mi mente.- respondí, tratando de no gritar.- Pero al final no lo hice.

Ya no confío en ti, Daisuke.- dijo mi padre, moviendo la cabeza muy decepcionado.- Has caído muy bajo...

Tú nunca has confiado en mí.- grité, fuera de mí.- Nunca has confiado en mí porque me niego a seguir tus pasos. ¿Sabes qué? Ya estoy harto, tú no eres mi padre, eres un loco obsesionado.

Salí corriendo de ahí, sin detenerme, y casi choco con Kirei, la cual se hizo a un lado para dejarme pasar. Mi madrina me miró y después se acercó a Genzo.

Bien que la hiciste.- le recriminó Kirei.- Lo último que tu hijo necesita ahora es que lo acuses de algo que no hizo.

¿Cómo estás tan segura de que no lo hizo?.- cuestionó Genzo.- Daisuke es experto en computadoras, hackear a la escuela es tremendamente fácil para él.

Sé que no lo hizo porque tu hijo no es un tramposo.- replicó Kirei.- Y eso tú mejor que nadie debería de saberlo. Quizás te desespere el que él no quiera ser como tú, pero te tengo información: Daisuke es un ser humano con mente propia, no un clon tuyo. Es normal, aunque sea tu hijo, que no tenga deseos de seguir tus pasos.

Quizás no deberías meterte en lo que no te importa.- gruñó Genzo.

Y quizás tu no deberías de actuar como verdugo.- replicó Kirei.

¿Y yo qué hice? Ni me acuerdo cómo rayos le hice, pero llegué a la casa de Gabriel, aunque curiosamente no era a mi amigo a quien deseaba ver... Liz estaba afuera, en el jardín, jugando con Yukibe, la gata blanca de los Misaki. Liz no se sorprendió de verme llegar.

Me preguntaba cuánto tiempo tardarías en venir.- dijo ella.- A Gabriel acaban de darle la regañiza de su vida.

Lo siento, es solo que dijiste que... .- comencé a decir.

Está bien, mantengo mi oferta.- me interrumpió Liz, con una sonrisa.- Vamos a caminar un rato.

Liz y yo salimos y apenas nos alejamos un poco de la casa de los Misaki y comencé a despotricar contra mi padre. ¿Por qué tenía que ser tan estúpido, tan intransigente? En el camino comencé a golpear a todo lo que se me ponía enfrente. Yo era una persona muy tranquila y calmada (así como mi abuela materna, Emily), pero cuando me acusaban injustamente de algo que no había hecho, me volvía tan fiero como mi madre...

Lo siento.- me disculpé con Liz, al tiempo que pateaba un buzón.

Desquítate todo lo que quieras, que no soy empleada del servicio de correos.- replicó Liz, con una sonrisa leve.- Lo necesitas, te están tratando de una manera muy injusta.

¿No crees que Gabriel y yo hayamos cambiado las calificaciones?.- me sorprendí un poco y dejé de patear el buzón.

No.- negó Liz.- Conozco a mi hermano, y te conozco a ti, y sé que aunque son de temer cuando están juntos, sé que ninguno de los dos es un tramposo.

Ojalá mi padre pensara como tú.- gruñí.

Dale tiempo, para él tampoco debe ser fácil ser quien es.- replicó Liz.

¿Cómo que no es fácil? ¡Por supuesto que es fácil!.- protesté.- El gran Genzo Wakabayashi siempre consigue todo lo que quiere con solo chasquear los dedos.

No por nada, pero dudo que tu padre sea un genio que haya salido de una botella.- replicó Liz, con suavidad.- He investigado un poco sobre la vida de nuestros padres y créeme que tampoco fue sencillo para ellos. Además, hasta cierto punto, los comprendo. Fueron grandes jugadores en su época y todo el mundo tiene la mira puesta en ellos, esperando a que cometan algún error o a que sus hijos lo hagan. Y ellos hacen lo mejor que pueden para demostrar que lo que obtuvieron lo consiguieron con su propio esfuerzo. No es para menos el pensar que ellos quieran lo mejor para nosotros, después de todo nos lo están ofreciendo todo y ellos esperan que nosotros lo aprovechemos.

Consideré por unos momentos las palabras de Liz. Quizás, muy a su manera, Genzo lo único que quería era que Jazmín y yo tuviésemos un gran futuro por delante, y él intentaba que yo siguiera sus pasos porque era la única forma que él conocía para conseguir el éxito. Me sentí un poco más tranquilo, aunque la injusticia por el cambio de calificaciones seguía presente.

Gracias, Liz.- murmuré.

No hay de qué.- sonrió ella.- Cuando me necesites, aquí estaré.

Aun tengo ganas de patear el buzón.- gruñí.

Pues hazlo.- rió Liz.- Ya te dije que yo no te voy a acusar con la oficina de correos.

Mucho rato después volví a mi casa. No encontré a mi padre en la sala, lo que me produjo cierto alivio. Subí las escaleras y me dirigí al cuarto de mi madre, pues no quería que ella pensara que soy un tramposo.

¿Mamá?.- hablé con suavidad.- ¿Estás despierta?

Pasa.- me dijo mi tía Lara.- No está dormida.

¿Qué sucede, Dai?.- preguntó Lily.

Hay algo de lo que te quiero hablar... .- musité.

Me imagino de qué.- Lily se incorporó en la cama.- Lara, ¿nos puedes dejar a solas, por favor?

Claro.- mi tía salió de la habitación y cerró la puerta con cuidado.

Mamá, yo creo que Genzo ya te ha de haber dicho... .- comencé.

¿Sobre las calificaciones?.- interrumpió Lily.- Sí, ya lo hizo. Y ya te he dicho que no lo llames por su nombre.

Lo siento, es solo que estoy furioso. ¡Yo no cambié las notas!.- grité.

Sé que no lo hiciste, Dai.- me dijo Lily.- Pero por favor, no grites.

Perdón.- pedí.- Pero es que... Un segundo: ¿tú me crees, mamá?

Si tú me dices que no lo hiciste, te creeré, Daisuke, pero tienes que ser sincero.- respondió Lily.

Mamá, sabes que yo no haría una cosa como ésa.- dije.- Es cierto que me autonombro hácker, como todos los háckers del mundo, pero nunca ha sido mi intención el ganarme las cosas de ésa manera.

Te creo.- me dijo mi madre.- Sé que no lo hiciste tú, pero entonces hay que ver quién te hizo eso y por qué.

Ah, ten por seguro que lo averiguaré, y cuando lo haga, le partiré su mandarina en gajos.- gruñí.

Sin violencia, Daisuke.- rió Lily.- Y por cierto, tu padre quería quitarte la computadora.

¿QUÉ?.- no, por Dios, ¡mi computadora no! Déjenme sin fideicomiso, pero no sin computadora.

No te preocupes.- continuó mamá, riendo otra vez.- Lo convencí de que no lo hiciera, al menos hasta que no estuviéramos bien seguros de lo que pasó. Sin embargo, ten cuidado cuando la uses.

Claro.- le di un beso a mi madre.- Gracias, mamá.

Ni modo. Ahora tendría que convertirme en detective para saber quién me había jugado chueco...

Al día siguiente, en la escuela, Jun y Eiki se reunieron con nosotros a la hora del receso, mientras Gabriel y yo buscábamos una manera de encontrar al verdadero culpable. Nuestros amigos tenían cara de malhumorados.

¿Qué pasa?.- les pregunté.

Hay nuevo chico en el salón.- respondió Jun.- Y a estas alturas poco falta para que alguien lo declare el rey del mundo.

¿Quién es?.- preguntó Gabriel.

Louis Le Blanc.- respondió Eiki.- El hijo de...

Pierre Le Blanc y Claire Ford.- contesté.

No, iba a decir que es el hijo de la tostada, pero en fin.- replicó Eiki.

¿Qué es tan desagradable?.- cuestionó Gabriel.

No, y eso es lo peor, que nos agrada.- contestó Jun.

Es un pesado.- gruñó Eiki.

¿Te agrada o no?

Me da lo mismo.

Carol y Valentina se acercaron a nosotros. La primera casi se le deja ir a Eiki.

¡Hola, Eiki!.- saludó Carol.- ¿Cómo estás?

Bien, gracias.- respondió Eiki, apenas poniéndole atención.

Tenía mucho de no verte.- dijo Carol.- Ya te extrañaba.

Valentina, detrás de Carol, la imitaba. Jun la miró con el entrecejo fruncido y ella dejó de imitar. En ese momento pasó Louis seguido de un grupito de chicas locas que muy seguramente ya se habían autonombrado sus admiradoras. A Valentina, inconscientemente, se le fueron los ojos tras es el francés.

¿Quién es ese muchacho tan guapo?.- preguntó Valentina, muy interesada.

Ah, ni se te ocurra.- gruñó Eiki.

¿Qué?.- protestó Valentina.- Solo pregunté por él, no le estoy pidiendo matrimonio.

Y más te vale que no se te ocurra hacerlo.- gruñó Eiki.

Pues es guapo.- admitió Carol en esos momentos.

¿Qué?.- ahora el protestó fue Jun.

Ustedes sí que son patéticos.- gruñó Gabriel.

Louis de repente se hartó de tanta vieja loca y para quitárselas de encima buscó la manera de aburrirlas, y qué mejor que viniendo a hablar con nosotros... Vaya, que nos dijo aburridos el muchacho...

Hola, Dasiuke.- saludó Louis.- Tenía tiempo de no verte.

Hola, Louis.- respondí.- Lo mismo digo, camarada.

Louis desvió la mirada para ver a mis acompañantes y... Sus ojos se detuvieron precisamente en Carol...

Hola, creo que a ti no te conozco.- sonrió Louis.- Soy Louis Le Blanc, mucho gusto.

Yo me llamo Caroline Matsuyama.- respondió Carol, con una gran sonrisa.- Mucho gusto.

El gusto es todo mío, créeme.- Louis, en un acto de caballerosidad pasado de moda hace varios siglos, tomó la mano de la chica y le dio un beso.

Qué galante.- Carol soltó una risilla nerviosa.

Así soy yo.- sonrió Louis, quien después miró a Valentina.- ¿Y tú quien eres, preciosa?

Soy Valentina.- respondió la muchacha, sin más, un poco molesta porque Louis le hizo caso primero a Caroline.

Vaya que hay muchachas hermosas en esta escuela.- Louis repitió con Valentina el mismo acto de besar la mano que hizo con Carol.

Jun carraspeó. Evidentemente la situación no le hizo nada de gracia... Ni a Eiki tampoco... Lo que me dio risa fue éste último. Al parecer, no le agradaba que otro muchacho pretendiese quitarle a su "admiradora", por no hablar del coqueteo hacia su hermana...

Por cierto que las cosas entre mi hermana y Franz no iban nada bien. El alemán aun le seguía reclamando a Jazmín lo sucedido en la fiesta con Hayate, y a mi hermana cada vez le parecía más que Franz era un completo idiota, sobre todo desde que Hayate le había pedido a Jazmín que lo "ayudara a estudiar", con el pretexto de que no quería retrasarse en la escuela, de manera que ambos pasaban casi toda la tarde juntos, cosa que tampoco le gustaba a Franz.

Me estás cambiando por ese japonés.- reclamó Franz.- Pasas más tiempo con él que conmigo.

No te estoy cambiando por él.- replicó mi hermana.- Hayate y yo solo somos amigos.

Pero se nota que él se muere por ti.- gruñó Franz.- Y no me digas que no.

Bueno, no por nada, pero eso era cierto. Hayate babeaba por Jazmín y eso ya no era secreto para nadie, quizás únicamente para la propia Jazmín.

Eso no es verdad, Hayate es como mi hermano.- replicó Jazmín.

Ya me harté, Jaz, de que me pongas tantos pretextos.- Franz decidió jugarse la patética carta del conquistador.- O es él o soy yo. Tú decide.

¿Me vas a poner a elegir entre ambos?.- Jazmín estaba incrédula.- Es ridículo.

Pues piensa lo que quieras.- replicó Franz.- Pero es la verdad y así están las cosas. O dejas de verlo o terminamos.

Perfecto, que sea como tú quieres.- asintió mi hermana.- Hemos terminado.

Jazmín se dio la vuelta y se marchó con la orgullosa cabeza en alto, dejando a Franz atónito. El rumor de que Jazmín Wakabayashi, la chica más popular de la escuela, había terminado con Franz Schneider se corrió como reguero de pólvora. Mi pobre hermana ya había recibido al final del día más de quince invitaciones a salir, incluida una por parte de Jun.

¿Qué, estás bromeando?.- le pregunté a mi amigo.- ¡Ella es mi hermana!

Ahora si te indignas.- gruñó Eiki.

Oh, vamos, si no es con malas intenciones, solo deseo charlar un poco con ella.- confesó Jun.

Para eso puedes hacerlo en casa, no hay necesidad de pedirle que salga contigo.- gruñí.

Es que si no lo hago, jamás tendré oportunidad de hacerlo, ya que después de todo Hayate no la suelta ni un segundo.- replicó Jun.

Entonces pierdes el tiempo.- comentó Eiki.- A mí se me hace que el motivo por el que mi prima rompió con Schneider tiene el apellido Ozhora.

Yo también lo creo.- rió Jun.- Pero nada pierdo con intentar.

Vamos, que todos lo sabíamos ya, y si a alguien le quedaban duda de eso bastó ver la cara que Hayate puso cuando se enteró de que Jazmín había roto con Franz: parecía que el japonés había ganado la lotería y la Copa Mundial el mismo día.

Supongo que no tienes deseos de estudiar.- comentó Hayate.- Te has de sentir muy triste.

¿Triste? ¿Por qué?.- replicó Jazmín.- Franz es un completo idiota.

Creí que lo querías.- se sorprendió Hayate.

En algún momento me gustó.- suspiró Jazmín.- Pero eso fue hace cien años luz. No sé sinceramente qué fue lo que le vi.

Es rubio, apuesto y popular.- comentó Hayate.- Supongo que es el sueño de cualquier chica.

Pues sal tú con él.- se burló Jazmín.- Ya que te gusta tanto.

Lo haría, pero me gusta alguien más... .- murmuró Hayate.

Mejor vamos a estudiar y dejemos de hablar de gente idiota.- pidió Jazmín.

Me parece muy bien, sirve que de paso te digo algo muy importante que tengo tiempo queriendo decirte.- sonrió Hayate.

Tsubasa y Genzo notaron las intenciones de Hayate (no por nada son hombres) y trataron de impedirlo, pero Sanae y Lily inmediatamente los detuvieron.

¡Se le va a declarar!.- protestó Tsubasa.

¿Y?.- replicó Sanae, con una sonrisa.- Nuestro hijo está enamorado y qué mejor que sea de la hija de nuestro mejor amigo.

Voy a hacer trizas a ese muchacho, no me importa si es el hijo de Tsubasa.- gruñó Genzo.

Mejor que sea el hijo de Tsubasa al hijo de Schneider, ¿no?.- replicó Lily.

¿QUÉ COSA?

Y mientras mamá se llevaba a papá para hablarle sobre los pájaros y las abejas, Sanae hacía lo propio con Tsubasa y dejaron así solos a Jazmín y a Hayate. Yo, por mi parte, me fui a mi habitación, para dejar sola a la pareja, esperando que después mi hermana me lo contara todo.

Hayate tomó un libro de Historia Universal, mientras que Jazmín ponía un CD de música de Bach. Los dos se sentaron en el sillón a leer, aunque Hayate no se iba a poder controlar por mucho tiempo...

Jaz.- murmuró Hayate, luego de un rato.

¿Qué pasa?.- preguntó ella levantando la mirada del libro.

Tengo que confesarte algo...

¿Qué cosa?

¿No te molestarás si te lo digo?.- preguntó él.

Todo depende de lo que sea.- respondió ella.

La verdad, es que... .- Hayate tragó saliva.- Quiero besarte...

¿Qué?.- Jazmín soltó una risilla nerviosa.

Quiero besarte.- repitió Hayate.- La verdad es que... Jaz, tú me gustas mucho desde hace tiempo...

¿E-estás hablando en serio?.- Jaz no se la creía.

Tan en serio como que me gusta el sóccer.- hijo de Tsubasa Ozhora tenía que ser.

P-pero... .- murmuró Jazmín.

Me gustas, Jaz, quiero besarte, quiero que seas mi novia, quiero que estés conmigo... .- Hayate tomó a la chica por la barbilla.

Jaz cerró los ojos, y al poco tiempo sintió sobre sus labios el contacto de los labios de Hayate...

¿Qué? No me digan cursi, yo solo lo escribí tal y como me lo contó mi hermana.

Notas:

Jeje, nunca les avisé a Tsuki y a Gina que iba a juntar a sus retoños, es que no lo tenía planeado XD. Gracias a las dos por no molestarse conmigo y por no querer arrojarme por un barranco XD.

Louis Le Blanc es un personaje creado por Lilith y Arwen y es protegido por Lily de Wakabayashi.