Capítulo 21. Un cumpleaños inolvidable.

Sí, aunque no me lo crean, mi cumpleaños número 12 fue para mí inolvidable... En fin, antes de contarles sobre eso, creo que primero querrán saber qué pasó con mi proposición. Lily se veía algo incómoda y no era para menos: ella había intentado salvar a Chiara donándole un poco de su médula ósea con la esperanza de que ella se recuperara, pero desgraciadamente no fue así: Chiara rechazó la médula ósea de Lily, causando que la primera muriera debido al ataque masivo que su cuerpo tuvo al rechazar al órgano invasor...

Creo que a mi madre le costó mucho trabajo el recuperarse de la muerte de su hermana. Nadie la culpó nunca (quizás solo mi tía Lara, de manera indirecta y sin desearlo), pero Lily sintió que ella había matado a Chiara con más rapidez. De hecho, fue mi padre el que sacó a mamá de su túnel de tristeza y de soledad y le hizo ver que le había dado a Chiara una última esperanza, pero aun así Lily no pudo quitarse por completo el sentimiento de culpa... O al menos eso podía ver con las cartas que mi madre seguía enviándole a mi abuela, en donde charlaba con ella sobre sus sentimientos por Chiara...

Pero en fin, volvamos al presente, con mi madre y el doctor Lacoste. Éste me miró como si no tuviera yo doce años, sino unos veinte años de edad y seis de conocimientos de medicina más.

Cierto es que el transplante de médula ósea puede ser mejor.- el doctor Lacoste escogió con cuidado sus palabras.- Pero cierto es también que tu madre estaría mucho más propensa a morir por causa de la más simple enfermedad.

Pero mamá podría estar en un lugar a prueba de bacterias, todos tendríamos el mejor cuidado con ella.- repliqué.- Se ha hecho antes, ¿por qué no ahora?

No creo que sea prudente.- por primera vez desde que todo comenzó, escuché temblar la voz de Lily.- Es muy peligroso, es difícil encontrar a un donador adecuado y en el caso de que se haga, el riesgo de rechazo sigue siendo tremendamente elevado.

Lo dicho, mamá conocía mucho sobre el tema.

No si se escoge al donador idóneo.- repliqué.

¿Sabes lo difícil que es encontrar a dos personas que sean compatibles?.- mi mamá comenzaba a perder el control.- Es mucho más difícil que encontrar una aguja en un pajar.

Pero... .- comencé a decir.

¡Pero nada!.- gritó Lily.- ¡No voy a pasar por eso otra vez!

Sorprendido, me quedé callado. Nunca había visto ni escuchado a mi madre el hablar con tanto dolor... Jean carraspeó un poco.

Lily, sé que estás un poco alterada, pero lo que tu hijo dice puede ser asombrosamente cierto.- dijo Jean.

Disculpe, doctor, pero mi hijo solo tiene doce años y no sabe nada de medicina.- interrumpió Lily, poniéndose en pie.- Gracias, doctor, pero ya debemos irnos.

Lily salió del consultorio con la frente en alto, pero Dafne la detuvo en la entrada para tramitarle su próxima cita. Jean me miró con una leve sonrisa.

De verdad quieres salvar a tu madre a como de lugar, ¿cierto?.- preguntó.

Tan cierto como que me llamo Daisuke Wakabayashi.- contesté.

Bien, pues entonces déjame y te digo que hay una posibilidad.- añadió Jean.- Es cierto que hay una forma más fácil de conseguir un donador, y eso sería...

A través de sus hijos.- completé.- Lo sé. Estuve investigando en Internet. No hay mejor donador que el que proviene de una misma familia. Un hermano sería lo idóneo, pero también un hijo puede hacerlo.

Eres muy inteligente para tu edad, Daisuke.- me dijo el doctor Lacoste.- Y muy maduro también.

Bien, ahora que sí me sentía mejor. El doctor me había confirmado mi teoría: alguno de nosotros, Lara, Jazmín o yo podemos donar médula ósea para Lily y así salvarle la vida... La cuestión estaba en convencer a mi madre...

Sea como fuere, mi cumpleaños sería dos días después de eso. Al volver el doctor, Lily se puso de acuerdo con Lara e Ian para ayudar a Jazmín a preparar mi fiesta de cumpleaños. Sanae, Gina, Débora y Paola se ofrecieron a ayudar, cosa que a mi me abochornó ya que no estoy acostumbrado a recibir tanta atención... Hasta ese momento, nadie me había tratado diferente por el hecho de que mi madre estuviera enferma de leucemia, como pasaba con algunos otros niños que se deprimían y que recibían más atención por ese motivo. Yo agradecía que todos me siguieran tratando igual, detesto que la gente me compadezca... En fin, me estoy saliendo del tema... Lily insistió en cocinar ella misma el pastel para mi cumpleaños, el único detalle que casi me hizo llorar... Desde niños, Jazmín y yo esperábamos con ansias nuestros cumpleaños por los deliciosos pasteles que Lily preparaba, y que valían el doble porque tanto eran una delicia repostera como por el hecho de que ella solo cocinaba para la gente que más amaba.

Yo podría ayudar con los bocadillos.- se ofreció Sanae.- A Daisuke le encantan los panecillos japoneses rellenos, ¿cierto?

Sobre todo los que son de camarón.- asintió Lily.

¿Y qué me dices del dango?.- cuestionó Gina.- Jun y Carol me han dicho que a él le encantan los dulces.

El dango es su favorito.- rió mamá.- Se pondrá feliz si le preparas un poco.

Será un placer.- sonrió Gina.

Mientras tanto, Jazmín y Liz se encargaban de los invitados y de la música. Yo empezaba a sentir que la fiesta estaba planeada para alguien que no era yo... Me sentía raro, era como si fuese imposible que yo pudiese cumplir años cuando mi madre estaba tan cerca de no llegar al suyo...

En fin, el 31 de mayo de ese año, el día amaneció perfecto, como a mí me gustaban: frío, lluvioso, gris... No me gustan tanto los días radiantes y llenos de sol, ni siquiera para los partidos ya que me hacen sudar demasiado, así pues, prefiero los días lluviosos y grises... Muchos dirán que eso es de gente dark o pesimista, pero no me considero ninguna de las dos cosas. El día comenzó con un enorme abrazo de mi hermana, dado a pleno vestíbulo, al estilo Jazmín: la chica se lanzó a todo correr y se me dejó ir, envolviéndome en un abrazo que casi me saca los pulmones del cuerpo.

¡Feliz cumpleaños, hermanito!.- gritó Jaz.- ¡Que cumplas muchos más!

¿Meh dijens rspidnra?

¿Qué cosa?.- mi hermana me soltó.

Que si me dejas respirar.- respiré agitadamente.- Quien diga que eres dulce y tierna e incapaz de dañar a una mosca, es porque no ha recibido ninguno de tus abrazos.

¡Qué exagerado!.- rió mi hermana.

Ella se preparó para irse a la escuela. Yo noté que Genzo estaba hablando con Lily en la cocina. Como siempre, me asomé por la puerta sin que mis padres lo notaran y me puse a escuchar.

Pero hoy es un día importante.- decía mi madre.- Daisuke se va a decepcionar si no vienes.

No creo que a Daisuke le importe mucho mi presencia.- replicó mi padre.- Además, ya te dije que aquí estaré, aunque un poco más tarde.

¿Qué es más importante que el cumpleaños de tu hijo?.- cuestionó Lily.

Genzo no respondió. Me di cuenta de que iba a salir de la cocina y yo inmediatamente me escondí. Por supuesto, me sentí algo mal, ya que al parecer mi padre ya no estaría a tiempo para mi fiesta de cumpleaños, ya que ya no soy su hijo, no es que me importara pero... ¿A quién quiero engañar? Claro que me importaba...

En fin, Genzo nos llevó a Jazmín y a mí a la escuela. Gabriel estaba esperándome ya en la entrada.

Te va a encantar tu regalo.- sonrió mi amigo.

¿Qué me vas a dar a tu hermana con un enorme moño rojo?.- pregunté.

No te pases de listo.- gruñó Gabriel.

Ambos nos reímos. Antes de entrar a clases, Liz llegó y me dio un abrazo que me hizo elevarme a los cielos... Quería quedarme para siempre en los brazos de esa niña, aspirando el dulce aroma de su cabello y... Ya, perdón...

Feliz cumpleaños, Dai.- me dijo Liz, sonriendo.- Que te la pases muy bien.

Gracias, Liz.- casi me atraganto con mi propia baba.

Y espero que estés preparado para tu fiesta, verás que te va a encantar.- añadió ella.

Me encantará por el simple hecho de que la organizaste tú.- sonreí como un idiota.

Gabriel "tosió", pero estoy casi seguro de que lo hizo para esconder la palabra "cursi". Jazmín escuchó la conversación y se acercó a nosotros.

¡Óiganme, no!.- protestó mi hermana.- ¡La fiesta para Dai la organizamos las dos!

En ese caso, a mí también me deben de dar las gracias.- intervino Gabriel.

¿Y a ti por qué?.- le cuestionó Liz a su hermano.

Porque gracias a mí, esa fiesta no será una aburrición total.- contestó Gabriel.

Liz le dio un empujón. Entre tantas risas comencé a sentirme muy animado. Poco antes de entrar al salón, Lorelei se me acercó con un enorme paquete.

Espero que te guste, Daisuke.- me dijo ella, poniéndose muy roja.- Feliz cumpleaños.

Gracias, Lori.- sonreí.

Decidí que abriría el paquete más tarde. Las clases fueron como siempre, excepto porque al final del día mis compañeros de clase sacaron un enorme pastel y me cantaron "Feliz cumpleaños". Debo reconocer que eso fue una agradable sorpresa, ya que no esperaba que a mis compañeros les importara mi cumpleaños...

Ah, sí. Ese día yo tenía entrenamiento, pero por primera vez, sin la presión de mi padre, pude enfocarme a disfrutar el sóccer, y descubrí algo asombroso: el fútbol me encantaba, cuando lo jugaba por gusto y no por obligación. ¿Por qué no podía ser así siempre? Y fue entonces cuando pude comprender el por qué mi padre amaba este deporte y el por qué quería que yo lo practicara: quería mostrarme lo bello que puede ser este deporte...

Bien jugado, Daisuke.- me dijo el entrenador.- Prepárate, vas a jugar el próximo sábado.

¿Qué?.- grité.- ¿En serio?

Claro que es en serio.- asintió el entrenador.- Te has ganado el jugar en el equipo, además de que creo que ya aprendiste la lección.

Supongo.- ¿Cuál lección?

Además, Margus Hoffman sigue sancionado.- continuó el entrenador.

Ya se me hacía... .- murmuré.

¿Qué cosa?

Nada... Que me dará gusto jugar el sábado.- dije.

El entrenador Kopke se marchó. Yo me sentía bastante eufórico. Al fin iba a jugar, e iba a hacerlo por gusto, no por obligación...

¿Nos vamos a casa?.- me preguntó mi hermana.- Y por cierto, estuviste genial. Y perdona que te lo diga, pero juegas tan bien como papá. Heredaste su talento.

Curiosamente, por primera vez eso no me molestó. Cuando llegué a casa ya estaban esperándome ahí toda la gente que me agrada. Jazmín y Liz cumplieron, ahí se encontraban solo mis amigos más cercanos y queridos, no se encontraba nadie que no fuese importante para mí... Jun, Eiki, Derek, Scott, Lisy, Louis, Carol, Valentina, Gabriel, Katie... Un segundo... ¿Louis, Eiki y Jun estaban en el mismo lugar? ¿Y Katie y Gabriel también? Anden, que eso podría ponerse de lo más interesante...

Lily estaba ahí también, y nunca la vi más hermosa, con un vestido veraniego azul y un pañuelo de seda del mismo color en la cabeza. Ella me abrazó con dulzura cuando me acerqué a ella.

Feliz cumpleaños, Daisuke.- me dijo mi mamá.- No sabes cuán orgullosa y feliz estoy de tenerte.

Gracias, mamá.- musité, enterrando mi cara en su hombro. No sabía cuan alto me había puesto hasta ese momento...

Y por supuesto, mi padre brillaba por su ausencia. Sabía que en el último momento tenía la esperanza de que Genzo estuviera ahí, pero no fue así...

Tu padre está ocupado, va a llegar tarde.- Lily, como siempre, me leyó el pensamiento.- Pero estoy segura de que estará aquí pronto.

Sí, claro.- mascullé.

Traté de no verme decaído. Kirei me apretó un hombro.

Genzo se puede pasar de idiota.- dijo ella.- Pero sigue siendo tu padre, y te sigue amando.

Eso quería creer pero... Bueno, como sea, me hicieron muchos regalos, entre los cuales se encontraba: el de Gabriel fue un Game Boy nuevecito, el de Lori resultó ser el último videojuego de Doomsday, Jazmín me regaló la colección completa de las siete películas de Harry Potter en VCD, mi madre me dio una memoria portátil de 20 gigas y nuevas partituras para que practicara con el violín, Kirei me hizo un regalo un tanto extraño, pero bastante interesante: varios libros sobre el Aura, el Karma y ese tipo de cosas, además de cuerdas de repuesto para mi violín.

Una dos horas después, escuché ruidos en la planta alta. Subí corriendo a ver qué pasaba y encontré a mi padre a la entrada de mi habitación, conectando algo al adaptador de corriente.

¿Papá?.- pregunté, con cierto recelo.- ¿A qué hora llegaste?

Hace rato.- respondió Genzo, dándome la espalda.

¿Qué haces aquí?.- cuestioné, molesto.- No tienes derecho a entrar así a mi habitación.

Lo sé.- respondió Genzo, humildemente.- Lo siento, es solo que quería que vieras esto hasta que vinieras a acostarte. Lamento llegar tarde, Daisuke, me tardé porque hasta hoy iban a entregarme esto, espero que te guste.

Genzo se hizo a un lado. Y me quedé con la boca abierta. Había en mi cuarto el más impresionante equipo estereofónico, con reproductor de MP3, bocinas gigantes, control remoto, además con reproductor de VCD con televisión incluida y... Ya, que me estoy emocionando... ¿En verdad mi padre me había hecho ese regalo? Genzo se la pasaba regalándome cosas relacionadas con el fútbol sóccer cada que podía, y eso incluía mi cumpleaños...

Me imaginé que este año querrías algo diferente.- comentó Genzo.- Por eso espero que esto sea más de tu gusto.

Gracias, papá.- susurré.- Está increíble...

No hay de qué, Daisuke.- sonrió Genzo.- Feliz cumpleaños.

En ese momento entró a Lily a mi habitación, y se sonrió al vernos juntos.

¿Te agrada tu regalo, Dai?.- me preguntó ella.- Tu padre en verdad que se esforzó mucho por conseguirlo.

Me fascina.- admití.- ¡Es genial!

Genzo quiso aprovechar la distracción para irse sigilosamente, pero Lily notó que él estaba escondiendo algo más.

¿Qué pasa, Gen?.- preguntó ella, enciendo la luz, la cual por cierto había estado apagada.

Nada.- respondió él.

Y entonces me di cuenta. La gorra de mi padre no ocultaba su última acción...

Papá... ¿Te rapaste el cabello?.- pregunté, atónito.

¿Qué hiciste, Genzo?.- exclamó Lily, sin podérselo creer.

Te dije que haría todo lo posible para apoyarte, para estar contigo.- mi padre se quitó la gorra y mostró su calva cabeza.- Y si eso incluye el cortarme el pelo, lo haré.

Lily comenzó a llorar. Y yo vi a mi padre con más respeto que nunca...

Notas:

El dango es una especie de golosina japonesa.

Ya, si hice que Lily se quedara calva, también iba a hacerlo con Genzo...

Por cierto, quizás ya comenté, quizás no, que Daisuke fue basado físicamente en Megumi Hanajima, personaje de Fruits Basket. Incluso, Daisuke tiene algunos rasgos psicológicos de Megumi, como su misteriosa manera de ser, su seriedad y misticismo, así como su gusto por el dango XD. Sinceramente, amé a Megumi desde el momento en que lo conocí y me dije: "Así me gustaría que fuera Daisuke", con algunos rasgos de mi personalidad y algunos de mis propios gustos personales (pobrecito). Además, la relación que tienen Jazmín y Daisuke es parecida a la que tiene Megumi con su hermana mayor, Saki. Para qué negarlo, para hacer la relación entre Jaz y Dai me basé en Megumi y en Saki... Me encanta como se llevan esos dos