Capítulo 22. Ojo por ojo y diente por diente.
Era obvio. El que el vicepresidente de la FIFA se rapara el cabello para apoyar a su esposa hizo que ganara más popularidad, aunque ésa no era la intención de mi padre. Muchas mujeres consideraron que eso era un acto del más puro amor, y a pesar de que tenía leucemia, Lily fue tremendamente envidiada y muchas mujeres querían estar en sus zapatos. Lo que me demuestra que la gente puede ser tan idiota...
Sea como fuere, yo tampoco pude ver a mi padre de la misma manera. Creo que nunca me había dado cuenta de lo mucho que él amaba a su familia hasta que hizo lo que hizo. Si hasta Jazmín estaba impresionada, ella tampoco creía a Genzo capaz de hacer algo así, y miren que mi hermana idolatra a nuestro padre.
¿Ves? Papá es una buena persona.- me comentó mi hermana, quien aun miraba a Genzo con la boca abierta cada vez que lo veía.
Yo nunca dije que no fuera buena persona.- repliqué, leyendo uno de los libros sobre Karma que me regaló Kirei.- Nomás pienso que está loco.
Daisuke, no seas así.- reprochó Jazmín.- No está loco, nomás está un poquitito obsesionado.
¿Poquitito?.- bufé.- Sí claro, Genzo está un poquitito obsesionado así como las cataratas del Niágara son un poquitito húmedas.
No seas exagerado.- Jazmín hizo un mohín de disgusto que la hicieron parecerse mucho a papá.
Yo me encogí de hombros y me enfoqué nuevamente en la lectura de mi libro, mientras que mi hermana continuó leyendo la revista que traía en las manos. Al poco rato, ella soltó un bufido.
¿Qué pasa?.- pregunté.
Una tipa loca llamada Yukiru Fukishima declara que papá se ve mucho más guapo pelado a rapa.- protestó Jazmín, indignada.- Y dice que se ofrece a consolar a papá cuando mamá muera. ¡Qué tipa tan odiosa y desgraciada! ¿Qué no se han dado cuenta todavía de que nadie, absolutamente nadie, puede compararse con mi madre? Ella y mi papá están hechos el uno para la otra.
Compartí la indignación de mi hermana. Durante años, muchas mujeres habían odiado, insultado y acusado a Lily Del Valle por el simple hecho de que ella fue la mujer que Genzo Wakabayashi eligió para hacerlo feliz. Ninguna de sus enamoradas pudo hacerse jamás a la idea de esto, así que muchas desperdiciaron su tiempo y sus energías en querer sacar a Lily del partido y borrarla del mapa. Ninguna lograba comprender que nadie puede contra Lily Del Valle, ella es una mujer fuerte que no se deja amedrentar por nada ni por nadie...
Esa mujer es una ardida.- comenté.- No hagas caso de los comentarios, si te pones a leer todo lo que le han dicho a mamá terminarías queriendo matar a la mitad de la población mundial femenina.
Tienes razón, supongo.- suspiró Jazmín.- La verdad, lo que más me preocupa ahora es encontrar una manera de salvar a mi madre, pero definitivamente no creo saber cómo hacerlo...
Por cierto que yo no le había dicho a mi hermana acerca de la opción del transplante de médula ósea. Mi madre aun no quería oír ni hablar del tema, así que por eso mismo ya no quiso que la acompañara a sus citas con el doctor Lacoste. Quizás, si mi hermana y yo lo intentábamos, podríamos convencer a mi madre entre los dos...
¿Qué me dirías si te dijera que hay una manera de salvar a nuestra madre?.- pregunté.
Jazmín inmediatamente soltó la revista.
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Gabriel lo tenía todo preparado para vengarse de Katie Levin. Su broma era muy al estilo Gabriel Misaki, pero mi amigo lo había planeado todo para inculparla a ella.
Jun, tú eres muy bueno para hacer varios tipos de letra.- le dijo Gabriel a nuestro amigo.- ¿No podrías hacer una carta dirigida a ella?
¿Qué le vas a decir, que la amas?.- se burló Eiki.
Sí, más o menos eso.- respondió Gabriel.
Jun y yo escupimos el jugo que estábamos tomando.
¿QUÉ COSA?.- gritamos.
Lo que oyeron.- insistió Gabriel.- Hagamos una carta de amor para ella y así le tenderemos la trampa.
Espero que sepas lo que haces, camarada.- musité.
Claro que sé lo que hago.- replicó Gabriel.
Así pues, Jun sacó una hoja de papel y una pluma y comenzó a escribir lo que Gabriel le dictaba.
Querida Katherine.- comenzó a dictar Gabriel.- Tu nombre es como un poema inspirado en las rosas más bellas de un jardín.
Eiki, Jun y yo comenzamos a reírnos.
Cállense.- gruñó Gabo.- Tus ojos azules son como trozos de cielo de un día de verano, más puros y limpios que las aguas cristalinas de un lago... Tu piel blanca son como las alas de un ángel, tu cabello más negro y hermoso que las brillantes alas de un cuervo...
Anda tú.- mi risa ya era hilarante.- ¿Desde cuanto te crees Pablo Neruda?
¿Te sientes bien, Gabo?.- preguntó Eiki.- ¿De dónde te estás sacando tanta cursilada?
De los libros de poemas de mi hermana.- respondió Gabriel, sin inmutarse.- ¿Ya lo tienes, Jun?
Bien apuntado.- respondió el aludido.- ¿Qué más?
Me gustaste desde la primera vez que te vi.- continuó Gabriel.- Y ya no puedo esconder este sentimiento que crece en mi pecho cual flor en primavera.
Fue el colmo. Juan, Eiki y yo casi nos ahogábamos de la risa.
Quiero verte hoy a la hora de la salida.- continuó Gabriel.- En el estacionamiento. Ve sola, deseo decirte en persona cuánto te quiero. Atentamente.
Tuyo por siempre, Gabriel.- me burlé.
Cállate, Dai.- gruñó mi amigo.- Tu admirador secreto.
Anda, que ahora sí te inspiraste.- comentó Jun.- ¡Qué bárbaro!
Cuando quieras te ayudo a escribirle una carta así a la prima de Daisuke.- comentó Gabriel.
Qué chistoso...
Bueno, como sea.- dije.- ¿Y ahora qué?
Ahora tú me vas a ayudar.- respondió Gabriel.- Dale la carta a Katie.
Eso no será posible, porque entonces cuando la broma se haga ella dirá que yo le di la carta y me van a culpar a mí.- repliqué.
Eso es más que cierto.- admitió Gabo.- Entonces ayúdame a dejarle la carta en su casillero.
Bueno, eso es más fácil.- gruñí.
Gabriel nos contó su plan, ya previamente elaborado. Jun y Eiki decidieron no participar, pero guardarían el secreto. Yo recogí la carta, la cual ya había sido metida en un sobre, y esperé a que la campana sonara para ir corriendo a dejar la misiva en el casillero de Katie. Me la estaba jugando, porque si alguien me veía entonces a mí me expulsarían... Ni modo, todo sea por los amigos... Llegué al casillero de Katie y miré a ambos lados antes de echar la carta. Ya me iba yo retirando cuando escuché un estornudo detrás de mí. Sentí que el cuerpo se me paralizaba... No me quería dar la vuelta, temiendo que hubiese un profesor, o peor aún, el director de la escuela...
Tranquilo, Dai, que no te voy a hacer nada.- comentó Liz, detrás de mí.
Ahhh.- la sensación de alivio que me invadió fue enorme.- H-hola...
¿Qué haces?.- preguntó ella.
Nada.- ya sentí que me estaba poniendo nervioso.
¿No es alguna travesura, o sí?.- cuestionó ella.
No, para nada.- comencé a caminar, más bien a correr.- Ya debo irme, se me hizo tarde.
Y ni siquiera volteé a verla. Llegué al salón justo cuando la puerta estaba por cerrarse. Nadie pregunta en dónde estaba uno si llega antes de que se cierra la puerta; una vez cerrada, más vale tener una buena excusa. Las clases transcurrieron sin problemas, y a la hora de educación física Gabriel fue el primero en marcharse con dirección a las canchas... O al menos eso parecía... Al llegar, noté que un grupo de chicas rodeaban a Katie y todas cuchieaban. Evidentemente, estaban emocionadas por la carta y se preguntaban quién podría ser el misterioso enamorado. Yo en ese momento no me di cuenta, habrían de decírmelo después, que Liz me miraba con cierta desilusión... Obvio es que pensó que yo era el admirador secreto de Katie, dado que me vio entregando la carta. Sin embargo, en ese momento eso a mí ni me pasó por la mente...
Bien, ya está todo listo.- me dijo Gabriel, apareciéndose de repente a un lado mío.
¿Ya?.- me sorprendí.- Sí que eres rápido.
En fin, para no hacérsela tan larga, cuando el director fue al estacionamiento, haciendo caso del aviso anónimo que había recibido, encontró su automóvil BMW último modelo (los directores de escuelas sí que ganan bien) completamente rayado de todas partes (por algo puse "completamente") y a Katie parada junto al coche con la mirada atónita.
Señorita Levin, tiene cinco segundos para explicarse.- dijo el director.
Yo no fui.- Katie se puso blanca del miedo.
¿Y entonces quién fue?.- preguntó el director.
Eh...
Los alumnos comenzaban a congregarse alrededor de nosotros. Jun y Eiki se habían encargado de correr el chisme.
Sigo esperando respuesta, señorita Levin.- insistió el director.
Yo no fui, de verdad.- repitió Katie, sin saber qué más decir.
El director vio que algo brillaba colgado del espejo retrovisor. Se acercó a ver y encontró ahí unas llaves con restos de pintura roja (la pintura del coche) y que pendían de un llavero en forma de un nombre: "Katie".
¿No son estas sus llaves, señorita Levin?.- preguntó el director, poniéndose rojo de la ira.- Tiene mucho que explicar. Vamos a mi oficina.
De verdad, yo no fui.- Katie temblaba y tartamuedeaba.
Cuando ellos se retiraron, los alumnos cuchicheaban y Gabriel soltó una risotada.
La van a castigar de por vida.- dijo Gabriel, eufórico.- Ojo por ojo, diente por diente.
¿Qué pensaría Taro Misaki si descubriera que su hijo anda promocionando la venganza?.- me reí
Naaa, solo me estoy desquitando.- protestó él.
Antes de irnos de la escuela, nos enteramos de que a Katie Levin la habían castigado por tres meses después de la escuela, y si no la expulsaron fue porque la chica era una buena estudiante. Y como dato agregado para la sorpresa, ella confesó el haber sido la culpable de haber rayado el automóvil. Gabriel no se la creía.
¿Por qué se declaró culpable si ella no lo hizo y bien que sabe?.- preguntó mi amigo.
Yo que sé.- me encogí de hombros.- Quizás se sintió culpable...
O quizás ya había conseguido lo que ella tanto quería...
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Después de mucho pensarlo, decidí decirle a Genzo sobre lo del transplante de médula ósea. Me di cuenta de que si necesitaba un apoyo real para convencer a mamá, nadie mejor que Genzo.
Si quieres, yo puedo hablar con él.- se ofreció Kirei.- Genzo sí me escucha de vez en cuando.
No, gracias.- me negué.- Es algo que debo hacer yo.
Por cierto que a últimas fechas, en mi Sueño, mi tía Chiara seguía apareciendo con frecuencia, y me decía que en mis manos estaba el ayudar a Lily y que debía de agotar todas las circunstancias para conseguirlo. En una ocasión, Chiara señaló a Genzo con el dedo y entonces supe que por ahí debía intentarlo.
Quizás deberías dejar que yo lo intente.- insistió Kirei.- Sabes que Genzo suele ser muy testarudo.
Gracias, pero sí quiero decírselo yo.- volví a negarme.
¡Ja! Al final de cuentas, mi madrina me seguía viendo como un niño. Esperé a que Genzo regresara del trabajo para ir a hablar con él. Lily estaba dormida en su cuarto, y yo encontré a mi padre acariciándole la mejilla. No había notado, o no había querido notar, que mi madre estaba tremendamente delgada y que había perdido todo el vello del cuerpo.
No hagas ruido, Daisuke.- me pidió Genzo, mirándome.- Tu madre acaba de dormirse.
Quiero hablar contigo, padre.- dije.- Es algo importante.
Cualquier cosa que sea, puede esperar.- dijo Genzo.
No, padre. Será mejor ahora, cuando mamá está dormida. Así no podrá contradecirme.- repliqué.
Genzo supo que en realidad quería decirle algo importante, ya que para que Lily no quisiera apoyarme era porque en verdad era algo serio... Genzo y yo nos fuimos a mi habitación. Mi padre se quitó la gorra y dejó descubierta su calva cabeza.
¿Qué pasa, Daisuke?.- preguntó Genzo.- ¿Qué hiciste esta vez?
No soy yo.- negué, tratando de no prestar atención a la acusación indirecta.- Es sobre mamá. He estado investigando sobre otras opciones para su enfermedad.- comencé.- Encontré una que podría curarla, pero ella se niega a aceptarla...
Mi padre me miró muy serio, sin decir nada.
Es peligrosa, hay posibilidades de que muchas cosas salgan más y que mamá muera más rápido, pero si funciona ella se curaría del cáncer.- continué.- Pero ella no quiere oír hablar de eso porque...
Porque con su hermana no funcionó.- completó Genzo.
Así es.- asentí, algo sorprendido.- ¿Sabes de qué estoy hablando?
Del transplante de médula ósea.- contestó mi padre.- Sí, desde un principio pensé en eso... Pero no sé, según supe con Chiara no funcionó.
Pero con muchos otros ha funcionado.- repliqué.- ¿Por qué con mamá no podría ser así?
Supongo que depende de muchas cosas.- suspiró Genzo.- Pero más que nada, influye mucho la negación por parte de ella.
¿Y si tratas de convencerla?.- sugerí.- Ella te escucharía más que a cualquier otra persona. Si tú le dices que todo podría salir bien, mamá podría convencerse de que es lo mejor...
No puedo hacer eso.- negó Genzo, suspirando con cansancio.
¿Por qué no?
Porque ni yo mismo estoy convencido de que realmente pueda funcionar.
Psss, esto iba a resultar más difícil de lo que pensé... Encendí mi computadora e imprimí todo lo que había conseguido acerca del transplante y se lo di a mi padre.
Léelo.- le pedí.- Necesito que te convenzas para que me ayudes.
¿Ayudarte a qué?.- me preguntó él.
A salvar a mi madre.- respondí.
Genzo me miró y yo le sostuve esa mirada. Y estuve seguro de que por un momento nos sentimos como lo que éramos, dos hombres queriendo salvar la vida de una de las mujeres más importantes de nuestras vidas.
Notas:
Gracias a Susuke de Misaki por haberme ayudado con la trampa para Katie XD.
Gracias a todos los que me enviaron sus felicitaciones por mi cumpleaños, la verdad es que no pensé que tanta gente lo recordara, realmente agradezco todas las muestras de aprecio
