Capítulo 23. Y las sorpresas nunca terminan...

Bueno, pues no convencí a mi padre de primera intención, pero noté que en sus ojos se había dejado vislumbrar la esperanza. Genzo tomó las hojas que le imprimí y comenzó a leerlas. Fue algo extraño tener a mi padre leyendo en mi habitación, sentado en mi cama y yo en la silla de mi escritorio. Papá leía las hojas con mucho cuidado sin decir palabra. Yo me quedé quitecito, esperando.

¿Sabes cuál es el problema, Dasiuke?.- comentó Genzo, después de un rato.- Que encontrar un donador de médula ósea puede tomar más tiempo del que tenemos.

Eso es cierto, pero un hermano podría ser.- dije.

Lo malo es que solo queda Lara.- suspiró Genzo.- Y ella no es compatible con Lily. Según me contó tu madre, solo ella y Chiara resultaron compatibles, Lara tiene muy poca compatibilidad con ellas.

Entonces lo del hermano queda descartado.- suspiré yo también.

Pero aun quedarían los hijos... .- musitó Genzo.- O sea...

Nosotros.- completé.- Jazmín y yo.

Eso ya es un tema delicado, Daisuke.- anunció Genzo.- No es lo mismo porque ustedes son unos niños aun.

Jazmín podría considerarse como mayor de edad...

Pero no lo es...

¿Y si nosotros estamos de acuerdo no cuenta?.- insistí.

No sé, Daisuke.- mi padre se levantó.- Primero tendría que convencer a tu madre de que se haga el transplante y después vendría lo demás. Pero tampoco quisiera que te hagas muchas ilusiones, hijo. Aunque tu madre aceptara, las posibilidades de que Jazmín o tú fuesen compatibles con ella son muy bajas.

¿Sabías que es más probable el hecho de que dos personas de dos países y de dos razas diferentes sean compatibles a que lo sean dos personas de la misma raza y nacionalidad?.- rebatí.

Genzo sonrió y me puso una mano en el hombro.

Me agrada que seas tan optimista, hijo mío.- me dijo mi padre.- En eso saliste igual a tu madre. De hecho, ahora que lo miro bien, tanto tu hermana como tú salieron muy parecidos a ella. Eso me da mucho gusto.

También tenemos muchas cosas tuyas.- repliqué, quién sabe por qué.- No podemos negar que somos hijos tuyos.

La sonrisa de mi padre se hizo mucho más grande.

¿Ah, sí?.- cuestionó Genzo.- ¿Y qué cosa sacaron?

Tu terquedad.- contesté.

Ambos nos reímos. Ya no recordaba cuándo fue la última vez que nos sentimos tan conectados... Genzo salió de mi habitación, llevándose consigo el montón de hojas. Yo tenía la esperanza de que las usara para convencer a mamá...

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Se los tengo que contar, se los tengo que contar, se los tengo que contar... Me vale, Gabriel me va a retirar su amistad y me va a arrojar por un barranco, pero tengo que decirlo, es imposible guardarse algo así...

Sea como fuere, después de la trampa para Katie, ella confesó el haber culpado a Gabriel de las últimas travesuras ocurridas. Muy sorprendido, el director mandó llamara los padres de Katie, quienes hasta ese momento se dieron cuenta de cuánto habían dejado sola a su hija. Y si bien Katie fue severamente castigada, ella estaba feliz porque al fin su familia estaba prestándole la atención que ella tanto deseaba.

Gabriel, por su parte, seguía odiándola. A pesar de que el director le ofreció una disculpa pública, él aun seguía muy molesto.

Claro, como soy el Bart Simpson de la escuela, pero no inventen.- gruñía Gabriel.- Miren que acusarme de todo lo que pasa cuando no lo hice, estos mugres profesores frustrados que se la pasan acusando inocentes...

Ya cállate.- pidió Liz.- Ya me tienes harta.

¿Y qué culpa tengo yo de que andes de mal genio?.- gruñó Gabriel.

No estoy malhumorada.- replicó Liz.

Pero sí lo estaba. Jazmín había pasado media mañana preguntándole la causa de su malestar, sin conseguirlo. Jun y Eiki también habían notado algo malo en ella, pero Liz dijo siempre encontrarse bien...

Tengo ganas de comida chatarra.- dije.- Ahorita regreso.

Voy contigo.- se ofreció Gabriel.

No te ofendas, camarada, pero prefiero ir solo.- negué.

Me dirigí a la cafetería de la escuela, pero Liz me abordó en el camino.

¿Puedo acompañarte, Dai?.- me preguntó.

Al fin del mundo.- respondí.

¿Sabes?.- Liz me habló como quien no quiere la cosa.- Por un momento pensé que te gustaba Katherine Levin.

¿Qué te hizo pensar eso?.- me sorprendí.

Pues... Es que ella sacó muy emocionada la carta de amor que encontró en su casillero... .- respondió Liz.- La carta que tú dejaste...

¡Ah!.- exclamé.

Claro, eso no lo pensé antes. Liz me había visto dejando esa carta en el casillero de Katie, pero no consideré que ella podría llegar a pensar que a mí me gustaba Katie, aunque era algo obvio.

Hay una forma muy fácil de explicar lo sucedido.- dije.- Es solo que...

Me callé abruptamente. ¿Qué iba a decirle a Liz? ¿Qué su hermano y yo habíamos preparado la trampa para Katie?

Por un momento pensé que te gustaba Katie.- Liz se mordió los labios.- La carta era de lo más obvia, y pues...

No es lo que crees.- dije, abruptamente.- Es solo que... Lo que pasa es que...

Pues después me di cuenta de que todo eso de la carta de amor fue tan solo una trampa para llevar a Katie al lugar exacto en el momento exacto.- continuó Liz, como si nada.- Entonces me di cuenta de que solo tratabas de ayudar a Gabriel...

Claro, claro, tú sabes que Katie le jugó una mala pasada a Gabo y pues yo solo quise... .- comencé a decir.

Y que no te gusta Katie.- finalizó Liz.

No, no me gusta.- negué enfáticamente.- Ella me agrada mucho, pero como amiga, nada más.

Entiendo...

Los dos nos habíamos quedado parados sobre una colina que dominaba toda la escuela. Yo no entendía cuál era la preocupación de Liz...

Me da gusto que no te guste Katherine.- sonrió Liz, después de un rato.

¿Por qué?.- estaba asombrado.

Por respuesta, Liz solo sonrió y se fue. Me cae, las niñas son de lo más extrañas... Y si no me creen, pregúntenle a Gabo... A la salida de la escuela, Katie lo estaba esperando en la salida.

Misaki, ¿puedo hablar contigo?.- pidió ella.

No.- negó Gabriel, sin detenerse.

No seas majadero, Gabo.- le reclamé a mi amigo.

Ella se lo buscó, Dai.- replicó Gabriel.

Eso lo sé perfectamente.- intervino Katie.- Por eso quiero disculparme contigo.

Jun, Eiki, Jazmín, Caroline, Valentina, Liz, Hayate, Daibu y yo nos detuvimos al instante. (Y si se preguntan qué rayos estaban haciendo los Ozhora ahí, les digo que habían agarrado la costumbre de ir a la salida de clases a nuestra escuela). ¿Qué Katie quería disculparse con Gabriel? Eso era digno de verse. Sin embargo, Katie notó esto.

A solas.- pidió ella.- Por favor, Gabriel.

Uhm, ya qué.- gruñó mi amigo.

Ni modo. Todos los demás metiches tuvimos que marcharnos. Gabriel y Katie se quedaron charlando y... Esto fue lo que sucedió, según la versión de Katherine. Ella se aseguró de que nosotros estábamos lo suficientemente lejos para comenzar a hablar.

Lo lamento, Gabriel.- dijo ella.- Sé que te jugué sucio, te pido que me disculpes, es solo que quería llamar la atención de mis padres...

¿Y me usaste a mí de conejillo de indias?.- gruñó Gabriel.- Pues qué poca madr...

Lo lamento, de verdad.- insistió Katie.- Solo quiero que me perdones y que tratemos de ser amigos otra vez...

¿Otra vez? ¿Cuándo fuimos amigos?.- protestó Gabriel.- ¡Yo nunca sería amigo de alguien tan desgraciada y tramposa y...?

Gabriel se interrumpió a media palabra. Katie se le dejó ir en un impulso y... Lo besó... Gabriel no supo que hacer, obvio es que era tan mocoso como yo y nunca había besado a nadie, y pues él nunca pensó que su primera vez sería con su peor enemiga...

Katie se separó después de un rato y se marchó corriendo, dejando al pobre de Gabriel con la boca abierta...

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Por fin iba a jugar mi primer partido en la temporada. Era sábado y el lugar estaba lleno. Jazmín estaba ahí con Hayate, y Franz Schneider se dedicaba a lanzarle miradas asesinas al japonés. Por cierto que aun tenía un asunto pendiente con Franz que me faltaba por arreglar, pero ése no era el momento de hacerlo. Liz miraba aburrida la escena, pero vi que me sonrió con mucha alegría al verme.

¡Mucha suerte, Dai!.- exclamó Liz, agitando la mano.

Por andar de baboso, casi choco contra el poste de la portería. Yo solo esperaba que Franz no quisiera ir tras de Liz en ese momento porque entonces el estampado contra la portería sería él. Por cierto que estaba nervioso, tenía mucho de no jugar y había faltado a algunos entrenamientos, de manera que temía fracasar...

"No pienses así", me recriminé. "Eres un Wakabayashi, y eres un Del Valle, y en ninguna de las dos familias hay cobardes".

Me cae, ya comenzaba a pensar como mi padre. Y hablando de eso... Me encantaría que papá y mamá estuvieran viéndome jugar...

¿Estás listo, Daisuke?.- me preguntó Gabriel, quien no había querido decirme el por qué estaba tan chocado desde que Katie habló con él.

Más puesto que un calcetín.- respondí.

El partido comenzó. Los contrarios jugaban muy bien, de hecho su delantero era el actual campeón de goleo y esperaban masacrarnos sin piedad. Sin embargo, no contaban con que el hijo de Genzo Wakabayashi estaba en la portería...

(O sea, ¿quién me entiende, por amor de Dios? ¿Me gusta o no ser el hijo de mi padre? Soy contreras a más no poder, como diría mi abuelo materno, Alejandro).

El delantero estrella realizó varios tipos estupendos, pero yo los detuve aunque no tan fácilmente. El público comenzaba a animarse y nos apoyaban con porras.

¡Vamos, Daisuke!.- me gritaban varias chicas.- ¡Eres el mejor!

¿De dónde salieron ésas?.- me sorprendí.

Creo que son tu club de fans.- se rió Gabriel.

¿Desde cuándo tengo club de fans?

Siempre lo has tenido, Wakabayashi.- me respondió otro compañero de equipo.- Es solo que no te has dado cuenta. Las chicas se mueren por ti.

¿Y eso por qué?.- yo no salía de mi asombro.

Porque al parecer a las niñas les gustan los muchachos serios, reservados y enigmáticos.- respondió mi compañero.

Yo miré a Gabriel, muy perplejo.

¿Me está hablando en serio?.- le pregunté, atónito (eso ya quedó claro, ¿no?).

Yo que sé.- Gabriel se encogió de hombros.

El partido transcurrió sin muchos problemas. Cada vez nos acercábamos más a la portería contraria y al final Gabriel consiguió anotar con su famoso tiro boomerang. Lo sorprendente fue cuando el delantero del otro equipo imitó el tiro de mi amigo. Todos contuvieron el aliento, ya que parecía ser un disparo imposible de detener, pero yo recordé la técnica que Genzo me enseñó y me lancé a atrapar el balón... Y lo conseguí con mucho éxito. Nuestros seguidores primero se quedaron mudos y al final soltaron exclamaciones de júbilo.

¡Bien, hecho, Daisuke Wakabayashi!.- gritó el entrenador Köpke.

¡Eso estuvo genial!.- gritó Gabriel, eufórico.- ¡Vamos a ganar contigo en la portería!

Y dicho y hecho, ganamos el partido con dos goles anotados por Gabriel. Perdonen ustedes que sea tan parco con las descripciones de los partidos, pero soy jugador, no comentarista. Todos mis compañeros me palmearon la espalda y me felicitaron, incluso el entrenador dijo que a partir de ese momento jugaría yo todos los partidos que faltaban.

Sin embargo, no fue ésa la mejor recompensa... Poco antes de dirigirme a las duchas vi venir hacia mí a las dos personas que más deseaba ver y que menos esperaba encontrar... Lily y Genzo me sonreían, y venían en compañía de mi hermana.

Muy bien jugado, Dai.- me dijo Jazmín.- ¡Estuviste genial!

Fue grandioso, Dai.- Lily me abrazó.- Ése es mi pequeño Dragón Occidental...

Pero, sobre todo, lo que a mí más me llegó fue la felicitación de mi padre...

Aprendiste bien la técnica.- me dijo Genzo, sonriendo.- Así se juega, hijo mío.

Me sentía eufórico. Sin importar lo que pasara, nosotros seguíamos siendo una gran familia...

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Agarré mi violín y comencé a practicar. A últimas fechas estaba tocando mucho, ya que la música estaba calmando mi alma...

Nunca se lo dije a nadie, pero estaba componiendo una melodía. Era para mi madre. Si se salvaba, la tocaría en su fiesta de celebración por haber vencido a su terrible enfermedad... Y en el caso contrario... La tocaría en su funeral...

Pero yo esperaba que eso último jamás sucediera...

Notas:

Jeje, para crear a Katherine Levin me inspiré en Jessica Alegría, personaje de la serie de televisión "Los Simpson". Sin embaro, Katie no es igual a Jessica, es menos desgraciada y con algo más de corazón.

Ser "contreras" es llevarle la contraria a todo y a todos, según definiciones de mi padre XD.