Capítulo 26. Planes.

Ya sé que soy muy parco con los títulos, pero no soy muy bueno con eso. Ya lo había dicho antes, ¿qué no? Así que ya estaban advertidos. Fue una estupidez el ponerle títulos alos capítulos de mi diario, mi editor me va a matar... En fin...

Nos turnamos para ir al hospital y hacernos las pruebas de compatibilidad. Como ya había dicho antes, dos personas de diferentes razas podían resultar compatibles, y dado que la mayoría de nuestros conocidos (e incluso nosotros mismos) provenían de familias mestizas, todos se hicieron la prueba. Me causaba gracia, ya que Jun y Caroline eran tres cuartas partes japoneses y una cuarta parte españoles, Eiki y Valentina eran tres cuartas partes japoneses y una cuarta parte alemanes, Derek, Scott y Lisy eran tres cuartas partes mexicanos y una cuarta parte japoneses, Katie y su hermano eran mitad japoneses y mitad suecos, y Liz y Gabriel eran mitad japoneses y mitad mexicanos, igual que Jazmín y yo. Así pues, solo Hayate y Daibu, cien por ciento japoneses, y Louis, cien por ciento francés, no provenían de colages culturales.

Eso va a provocar alguna aberración genética en algún momento.- comentó Eiki.

¿Más aberración genética que tú, querido primo?.- me burlé.

Ahí sí te agarró.- Jun se soltó a reír a carcajadas.

Qué graciosos, los dos.- gruñó Eiki.

Bueno, pues si te casas con alguien que tenga ascendencia japonesa no habría tanta aberración.- comentó Carol.

Ni siquiera pienso en casarme.- replicó Eiki.

Sí, eso ya lo sé.- Carol suspiró.

¿Qué quisiste decir con eso?.- cuestionó Eiki.

Nada.- Carol se encogió de hombros y dejó de hacerle caso.

¿Qué quiso decir con eso?.- le preguntó Eiki a Jun.

Yo que sé.- Jun también se encogió de hombros.

¿Realmente será posible que alguno de nosotros sea compatible con tu mamá, Daisuke?.- me preguntó Valentina.- O sea, las posibilidades son de una en un millón...

Las posibilidades de Japón de ganar el Mundial eran de una en mil millones.- repliqué.- Y sin embargo, son los actuales campeones mundiales.

Supongo que tienes razón.- sonrió Valentina.

Sinceramente, espero que alguno de nosotros pueda ayudar a nuestra tía.- comentó Lisy.- Será muy devastador para mi mamá el perder a otra de sus hermanas.

Creo que sería peor para Daisuke y Jazmín el perder a su madre, ¿no?.- cuestionó Eiki.

Eh... Sí, tienes razón... .- Lisy se avergonzó un poco.

Jun le lanzó una mirada recriminatoria a Eiki. Éste lo miró con cara de "¿Yo qué hice?". Yo comprendía a Lisy, ella estaba alejada de su madre porque ella no podía con el peso de revivir el pasado y eso a mi prima le afectaba mucho.

Será duro para todos.- comenté.- Es igual de difícil el perder una madre a una hermana, supongo.

Yo creo que perder a una madre sería peor.- comentó Valentina.

Lisy se veía algo deprimida. Supongo que no debía ser fácil, ya que ella se preocupaba mucho por su madre y por su futuro hermano o hermana y que nadie le prestaba atención a eso por la enfermedad de Lily. Era como si estuviéramos acaparando la atención que ella deseaba recibir... No la culpen, así es mi prima, siempre le ha gustado ser el centro de atención... Creo que ése es el motivo por el cual mi hermana y mi prima nunca se llevaron bien, porque Jazmín siempre era el centro de atención a donde quiera que ella iba. Sin embargo, Lisy no se podía quejar... A últimas fechas ella tenía toda la atención de Jun y eso creo que es bastante para una chica. Jaja, no me miren así, que fue mi propia hermana la que dijo que Jun era bastante guapo y un gran prospecto de novio que muchas chicas morirían por tener. Ahora que lo pienso, quizás si Jazmín y Jun se hubiesen conocido de otra manera y en otro momento, ellos hubieran podido hacer una gran pareja... En fin, así es la vida...

Bueno, como sea, todos nos fuimos a hacer las pruebas de compatibilidad. El doctor Jean, ayudado por Dafne, sacó varias muestras de médula ósea que iban a comparar con las muestras de mi madre. Yo no sabía, hasta ese momento supe, que algo que parece tan simple y tan trivial como el grupo sanguíneo iba a ser fundamental para conseguir al donador.

Fue por esas épocas por cuando el recelo hacia mi padre comenzó a disminuir. El pobre Genzo casi se vuelve loco tratando de mantener el orden en la FIFA y en nuestra familia. Lily puso a prueba la paciencia de mi padre y el amor que él tenía por ella, ya que en muchos momentos mamá estuvo a punto de arrepentirse y de dejar que la leucemia acabara con ella (ya sé, sonó demasiado drástico). Sin embargo, Genzo nunca dejó de pelear por lo que amaba, como siempre lo había hecho en su vida.

Así pues, solo faltaban los resultados, los cuales estarían listos en pocos días. lily se preparó psicológicamente para realizarse el transplante, ya que eso significaría que tendría que sufrir muchísimo para poder mejorar.

Para tratar de tranquilizarme, volví a leer las cartas que Lily le envió a Emily durante la larga enfermedad de Chiara. Todas hablaban de lo mal que mi madre se había sentido por no haber podido ayudar a su hermana más querida. Esa noche, tuve otra vez el Sueño, pero modificado. Chiara señalaba uno de los costados del cofre de madera en donde mi madre guardaba sus cartas. Yo lo interpreté como una señal y, al despertar, busqué el cofre que había escondido debajo de mi cama y comencé a buscar algo en la zona que mi tía me señaló en el Sueño. A primera vista no había nada, pero después de sacar grupo de cartas se desprendió una pequeña compuerta de madera y de ahí cayó al suelo un sobre cerrado de color lavanda. Lo levanté, extrañado, ya que nunca antes lo había visto... El sobre tenía algo escrito en el frente, con una letra que no reconocí, ya que no era ni de mi madre ni de mi abuela...

"Para Lily".- leí, en español.- ¿Qué es esto?

Me moría de la curiosidad, y más porque el sobre estaba cerrado, y además se veía muy viejo, como si llevara más de 20 años esperando a ser abierto... ¿Debía abrirlo? ¿O debía entregárselo a mi madre? Pero el mensaje de Chiara era de lo más claro y supe lo que debía hacer...

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Genzo seguía recibiendo presión por parte del comité de la FIFA para que aceptara la presidencia. El Mundial se iba a realizar en tan solo cinco meses, y ya que Tsubasa Ozhora había tomado el mando de la Selección Japonesa para tratar de conquistar otro campeonato mundial, se esperaba entonces que otro japonés dirigiera el enorme barco que era la FIFA. Y al parecer, aunque los directivos de la FIFA se compadecían de su esposa, ellos deseaban que Genzo se quedara con el puesto.

Oye, Tsubasa, renuncia a la selección y acepta ser presidente de la FIFA.- le comentó Genzo a uno de sus mejores amigos.- No hay nadie mejor para el puesto que tú.

Bromeas, ¿cierto?.- cuestionó Tsubasa.- Yo creo que no hay en este momento nadie más apto para el puesto. Yo soy bueno como jugador y como entrenador, pero tú sabes como dirigir una empresa.

La FIFA no es precisamente una empresa.- replicó Genzo.- Aunque es igual de exigente... ¿Sabes? Nunca creí que fuera a decir esto, pero realmente estoy a punto de mandarlo todo al carajo... Todo eso no me está permitiendo apoyar a mi familia tanto como yo lo quisiera.

En eso sí te equivocas.- intervino Taro Misaki.- Yo creo que has hecho un buen trabajo.

¿Y tú como lo sabes?.- quiso saber Genzo.

Porque he hablado con Liz.- respondió Taro.- Ella me dice que Jazmín le ha comentado que si no fuera por ti, hacía mucho que ella se habría desmoronado.

No sé cuanto tiempo más lo podré soportar.- suspiró Genzo.- Aunque por mi familia, lo soportaría todo... Menos besarles la retaguardia a los directivos de la FIFA...

Qué decente.- rieron Tsubasa y Misaki.

¿Saben algo?.- murmuró Genzo.- Creo que me estoy hartando de todo esto. Creo que no es precisamente este estilo de vida el que deseo llevar... Quisiera estar como ustedes, entrenando a las nuevas generaciones y no encerrado haciendo papeles.

¿Qué tratas de decir?.- preguntó Tsubasa.

Que quizás deba renunciar... .- contestó Genzo.- Y dedicarme a enseñarle a alguien todo lo que sé sobre el fútbol.

Ni Taro ni Tsubasa dijeron nada. Claro, para un jugador de la Generación Dorada de Japón, el estar alejado del campo de juego era como mantener a Lily Del Valle alejada de los escenarios...

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Yo no lo sabía, pero Liz y Jazmín estaban buscando la manera de hacer caer a Franz. Ellas sabían que él había sido el causante de que nos cambiaran las calificaciones a Gabriel y a mí, y las dos estaban muy molestas.

Debe pagar por lo que hizo.- gruñó Liz.- Mira que culpar así a nuestros hermanos...

Yo aun no puedo creerlo, creí que él era un buen muchacho.- suspiró Jazmín.- ¿Qué le pasó?

Tú sabes que Franz siempre le ha tenido envidia a Daisuke, y pues cuando tú cortaste con él fue el acabóse. Él te adoraba con todo su corazón.

Y si me adoraba con todo mi corazón, ¿por qué dudó de mí y por qué intentó "darme celos" contigo?

Bueno, querida amiga, tú le diste muchas razones para dudar.- replicó Liz.- Como que el besuquearte con Hayate en tu fiesta de cumpleaños frente a todos nuestros conocidos no fue precisamente una muestra de cariño hacia Franz.

Bueno, lo reconozco.- gruñó Jazmín.- Es solo que no sabía lo que pasaba, estaba confundida. Creo que ya llevaba tiempo enamorada de Hayate pero no me había dado cuenta... Aun así, me molesta que te haya invitado a salir. ¿Qué se cree?

Liz notó cierto tono de voz en mi hermana que no le gustó...

¿Estás celosa, Jaz?.- preguntó ella, extrañada.

¿Celosa? ¿De que Franz te haya invitado a salir?.- protestó Jazmín.- ¿Estás loca o qué, Melissa Misaki?

Dímelo tú, que pareces en verdad molesta.- replicó Liz.- Quizás tu verdadero enojo se deba a que aun sientes algo por Franz.

¡Por supuesto que no!.- exclamó mi hermana, indignada.- Yo quiero a Hayate.

Está bien, te creo.- Liz al fin se convenció.- Supongo que te molesta que tu ex invite a salir a tu mejor amiga, ¿no?

¿No te molestarías tú?.- cuestionó Jazmín.

Supongo que sí.- reconoció Liz.- En fin, ¿qué vamos a hacer?

Jazmín ya tenía formado un plan. Muchos no nos creen, porque mi hermana es más o menos como una perita en dulce, pero en realidad Jazmín tiene una mente más diabólica y perversa que la mía...

Necesitaría tu ayuda.- dijo Jazmín.- Voy a hacerle creer que me peleé con Daisuke y le pediré que me ayude a hackearlo.

No vayas a hacerle más daño a Dai, ya ha sufrido bastante el pobre.- dijo Liz, inmediatamente.

¿Acaso crees que podría lastimar a mi hermano?.- rió Jazmín.- Tranquilízate, que sabes que no haría nada como eso. Se nota que Dai te preocupa mucho, ¿eh?

Como amigo, mío y de mi hermano, que es.- respondió Liz, poniéndose algo roja.

Ya, que me gustará ser tu cuñada algún día.- rió Jazmín.

Deja de decir tantas tarugadas.- Liz se puso más roja todavía.

Bueno, ¿me vas a ayudar o no?.- preguntó Jazmín.

Claro que sí, ya lo sabes.- asintió Liz.

Bueno, entonces... .- Jazmín tomó el teléfono y le llamó a Franz.- ¿Hola, Franz? Necesito hablar contigo... Me siento fatal... He terminado con Hayate... Él me engañó con Liz...

Melissa casi se va de espaldas. No se esperaba algo como eso pero cuando comenzó a escuchar el plan de su amiga se dio cuenta de que Jazmín Wakabayashi sí era alguien de temer...

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Pobre Gabo y pobre Katie. Los dos parecían cubanos deportados de Estados Unidos... Jajaja, me pasé de payaso con esta comparación, pero es que de verdad que lo parecían. Yo en ese entonces no sabía nada aun sobre el beso y sobre la declaración de Katie, pero no tenía que ser el genio que soy (modestia aparte) para darme cuenta de lo que estaba pasando ahí...

¿Por qué no te le declaras?.- le pregunté a mi amigo, directamente.

¿Qué?.- parecía que le hubiesen picado a Gabo en la retaguardia con un hierro caliente a juzgar por el salto que pegó.- ¿De qué hablas?

Que deberías de decirle a Katie que te gusta.- expliqué, con peritas y manzanas.

¿Qué te hace pensar que esa mocosa me gusta?.- Gabriel se ponía cada vez más nervioso.- La odio, es odiosa, molesta, tramposa...

Ya, bájale la espuma a tu chocolate.- lo interrumpí.- Sé que Katie te gusta, no me lo niegues porque por algo hemos sido amigos desde que estamos en la guardería y te conozco tan bien como a la palma de mi mano.

A mí no me gustan las niñas.- Gabriel hizo un mohín de disgusto.

¿Te gustan los perros, entonces?.- me burlé.

No te pases de gracioso.- gruñó Gabriel.- No me interesan las niñas, es algo por lo que yo nunca voy a pasar y...

Katie pasó en esos momentos frente a nosotros, corriendo tan rápido que Ana Guevara habría parecido una tortuga a un lado de ella. A Gabriel se le fueron muy disimuladamente los ojos tras ella, al tiempo que fruncía las cejas.

¿Qué hago, Daisuke?.- murmuró él.- Esa niña me desconcierta. Primero me hace esas trampas, después me besa, después se acerca a ti y se hace pasar por tu novia, después me dice que le gusto y después me ignora. ¿Qué le pasa?

¿Qué?.- expulsé toda la gaseosa que me había bebido por la boca.- ¿KATIE TE BESÓ?

¡Cállate!.- Gabriel me tapó la boca.- O grita un poco más fuerte, creo que un par de personas no te escucharon en Australia.

Si serás exagerado.- le di a mi amigo un pistón para que me soltara.- Y no esperarás que me quede callado después de eso, ¿o sí? ¿Cómo que te besó? ¿Katie?

La misma que viste y calza.- gruñó Gabriel.- ¿Lo puedes creer?

¿Katie?.- pregunté atónito.

Sí, Katie.

¿Te besó?

Sí, lo hizo...

¿Por qué?

Yo que sé.- Gabriel se encogió de hombros.- ¿Por qué no se lo preguntas a ella?

Decláratele.- le aconsejé a mi amigo.

¿Qué cosa?.- preguntó Gabriel.

Que te le declares.- repetí.- Tú le gustas, eso es obvio. Y creo que ella te gusta a ti... ¿O me equivoco?

Gabriel suspiró. Y con ese suspiro, él me lo dijo todo...

¿Puedo hacerte una pregunta?.- aventuré, después de un rato.

Siempre y cuando no preguntes que si pienso invitar a Katie a una cena romántica.- gruñó Gabriel.

¿Qué se siente besar?.- ya, que me sentí enormemente ridículo por hacer una pregunta idiota como ésa, pero qué se le hace, tenía curiosidad.

No está tan mal.- sonrió Gabriel.

Yo me reí. Quién diría que Gabriel sería el primero en experimentar algo como eso...

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Los partidos de mi equipo continuaron, y yo seguí en la portería como titular. No nos costaba nada de trabajo el ganar, cosa que no era de esperarse considerando que nuestro equipo era de los mejores. La verdad, es que nunca amé tanto al sóccer como en esos días, ya que eso y la música eran lo único que me mantenían tranquilo y alejado de los problemas que me rodeaban...

Y lo mejor de todo, era que tenía nuevamente a mi padre. Durante tanto tiempo lo odié por ser él y por haberme hecho su hijo que no me di cuenta de que lo que yo más deseaba era el poder ser al menos la mitad de exitoso de lo que es él. No me daba cuenta de lo que lo que más me pesaba era el no poder lograr lo que todos esperaban de mí...

Y tampoco me daba cuenta de que, sin importar lo que yo hiciera o lo que yo lograra, Genzo siempre iba a sentirse orgulloso de mí.

Notas:

Ana Guevera es una famosa corredora mexicana, que ha sido campeona mundial y ganó la medalla de plata en Athenas 2004.