Capítulo 28. Carta del pasado.

Yo estaba feliz. No debería de estarlo, pero estaba feliz. Debería de sentirme como el peor amigo, pero yo estaba feliz. Debería sentirme como robatumbas, pero yo estaba feliz. Debería sentirme como un ladrón pero... Yo estaba feliz...

Ya, se dieron cuenta de que estoy feliz... Me pregunto si todos se sentirán así después de darle su primer beso a la chica que les gusta... Bueno, al menos estoy seguro de que Gabriel no se sintió así después de que Katie lo besó... Más que nada, porque la confusión le hicieron perder toda la felicidad...

Después de estar como tres siglos en las nubes, me llegó el sentimiento de culpabilidad. ¿Qué iba a pasar cuando Gabriel se enterara? Seguramente iba a colgarme, y no precisamente de los pies...

¿Y Liz? ¿Qué iba a pasar con Liz? O sea, no por nada pero creo que ella también tiene sentimientos... ¿Y si nomás me besó en un momento de locura estúpida que todos los seres humanos solemos tener? Lo más seguro es que eso hubiera pasado y entonces ella seguiría tratándome como lo que era: el mejor amigo de su pequeño hermano. Suspiré. Qué porquería...

¿Qué te pasa, Daisuke?.- preguntó Gabriel.- Has estado callado todo el camino.

¿Eh?

Nos dirigíamos a casa. Jazmín se había perdido hacia no se donde y se había fugado con tanta rapidez que en circunstancias normales, aquellas en donde mi cerebro no se hubiera convertido en una masa pegajosa por culpa de un beso, habría sospechado que tramaba algo...

Estoy bien.- dije.- Nomás... Pensaba...

¿En qué?.- insistió Gabo.

Eh... .- me fijé que Liz me miró de reojo, pero yo de baboso iba a decir algo.- En todo, ya sabes...

Sí, claro.- no por nada Gabo era mi mejor amigo y no se tragó el cuento.

Mi mente siguió divagando. Si Gabriel se enteraba de que besé a su hermana muy seguramente iba a arrojarme por un barranco y con toda justificación. Yo haría lo mismo si él besara a Jazmín... Vaya, qué escalofrío me dio... Y por otro lado, estaba Melissa. Ella tenía quince años, casi dieciséis, era mayor que yo por casi tres años y pues digan lo que digan, muchos tienen ese tabú con respecto a que los chicos anden con mujeres mayores...

(Nota de Lily de Wakabayashi: Digan que no, he recibido varios mails y comentarios acerca de que no les gustaría ver a Daisuke con Liz porque ella es mayor).

Bueno, creo que mi vida siempre resulta ser tremendamente complicada... MI madre estaba enferma de leucemia, mi padre era uno de los ídolos del deporte mundial, mi hermana era brillante y exitosa y yo ponía mis ojos en una chica mayor que yo... Mejor lo olvidaba por el momento, creo que no estaba preparado para el suceso, al menos no en esos días, lo mejor sería charlar con Liz y decirle que olvidara lo que pasó y que solo fuéramos amigos... Sería lo mejor...

Y todo eso lo decidí apenas dos horas y media después de que Liz y yo nos habíammos besado. Lo que es tener una mente tan precoz y pensar como adulto en vez de cómo lo haría un niño...

Bueno, yo de aquí me voy.- le dije a Gabo, sin mirar a Liz.- Nos vemos mañana, camarada.

Nos vemos, Dai.- me respondió Gabriel, mirándome con suspicacia.

Ni volteé a ver a Liz ni me despedí, pero ella tampoco lo hizo. Quizás había llegado a la misma conclusión que yo... Me cae, creo que por eso mis relaciones no resultan duraderas, ante el primer obstáculo prefiero terminarlas a empezar con sufrimientos por parte de los dos...

En fin, sea como fuere, llegué a mi casa sumido en un extraño sentimiento de felicidad y desolación. Cuando entré, me encontré a Genzo sentado, esperándome en la sala.

¿Qué pasa, papá?.- le pregunté.

Tenemos que hablar, Daisuke.- me respondió él.

¿Sobre qué?.- muy en mi interior, sentí un escalofrío.

No sé cómo comenzar.- confesó Genzo.- Dicen que no sería un gran problema, pero debo confesarte que tengo mis dudas. Recibimos los resultados de las pruebas de compatiblidad.

¿Y?.- yo ya sabía lo que Genzo me iba a decir.

Tú resultaste ser el mejor candidato para ser el donador de tu madre.- respondió Genzo, llanamente.

Me quedé callado. Aunque ya me lo presentía, el escucharlo directamente me produjo una sensación extraña.

Ya veo.- comenté.- Y eso significa que pronto iremos al hospital, ¿no?

No es tan fácil, Daisuke.- mi padre se frotó la cabeza. Por cierto que él había tenido que volver a raparse, y lo seguiría haciendo con frecuencia, ya que el cabello le creía con más rapidez de lo que él pensó.- Hay muchos proceso en el camino, tus tutores tienen que estar de acuerdo y firmar de conformidad.

Eh... Creí que tú y mamá eran mis tutores legales... .- repliqué.

Eso mismo.- Genzo suspiró.- Como tu madre es la paciente, yo tendría que firmar la autorización.

¿Y no lo vas a hacer?.- pregunté, incrédulo.

No dije eso.- respondió papá.- Es solo que tengo mis dudas, como ya te lo había dicho. No sé que tan ético sea el dejar que un niño sea el donador de su madre. Además, hay que considerar los riesgos...

Papá, no hay ningún riesgo.- repliqué.- No me van a chupar los huesos, nada más me van a sacar una pequeña muestra y ya.

Sería algo más que una pequeña muestra, Daisuke.- replicó Genzo.- Sería un procedimiento mucho más invasivo y doloroso...

Por mamá, soportaré lo que sea.- grité, levantándome del sillón.- ¿Cuál es el problema?

Genzo me miró fijamente y después suspiró, haciéndome una señal con la cabeza para que me sentara nuevamente. Yo lo obedecí. Era curioso el hecho de que Genzo no me hubiese gritado, como lo hacía cada vez que yo lo hacía.

El problema está en que debemos considerarlo todo.- me explicó mi padre.- El doctor Lacoste nos explicó que una vez que tu madre se someta al procedimiento para quitarle toda la médula enferma ya no habrá marcha atrás. Si te arrepientes a último minuto, no podremos obligarte a donar, la ética médica y nosotros como padres no lo haríamos, pero entonces tu madre morirá.

Yo entiendo todo eso.- contesté.- Lo que no entiendo es por qué crees que me voy a arrepentir.

Porque esto no es algo por lo que pasa un niño común de doce años, Daisuke.- respondió Genzo.

Papá, yo no soy un niño común.- repliqué.

Pero sí tienes doce años.- rebatió él.- Puede darte temor en el último momento, por eso quiero que lo pienses bien. Una vez que firmemos los papeles, no habrá marcha atrás.

Ya te dije que...

Me callé al ver la mirada de mi padre. Esa mirada me empujaba a pensar en lo que él me estaba diciendo. Genzo tenía razón, yo podría arrepentirme y entonces Lily moriría sin remedio...

Está bien, papá, estoy decidido.- dije, más calmado.- Vamos a hacerlo.

Bien.- suspiró Genzo.- Hablemos con tu madre.

Papá y yo subimos las escaleras. Encontramos a Lily viendo la televisión.

Hola.- nos saludó ella, con una gran sonrisa.- Estoy viendo la entrega de los Grammys.

Ganarás el próximo año, mi amor.- dijo Genzo.

Naaa, preferiría ganarme un Óscar.- Lily apagó la televisión.- ¿Qué ocurre?

Quiero saber lo del transplante.- respondí.- Papá me dijo que soy el candidato ideal.

Ah.- la sonrisa de mamá se esfumó.- No te preocupes, no necesitas preocuparte por eso.

Genzo enarcó una ceja. Yo levanté las dos.

¿Cómo que no me tengo que preocupar?.- pregunté.- Tengo que saber cuándo vamos a ir con el doctor...

No iremos con el doctor, Daisuke.- respondió Lily.- Verán, lo he estado pensando bien y pues creo que mejor intentaré otro ciclo de quimioterapia y...

Ah, no.- interrumpió Genzo.- No vamos a empezar con eso otra vez. Ya decidimos lo del transplante, no vayas a decirnos ahora que te arrepentiste, no después de que al fin conseguimos a un donador.

Es que eso era antes de saber que sería Daisuke.- replicó Lily.- No quiero que él pase por lo que yo pasé. Fue duro para mí, y eso que yo tenía más edad, Dai solo tiene 12 años y...

Lily, ya basta, por favor.- cortó otra vez mi padre.- Ya lo hablamos, ¿lo recuerdas?

Pero es que ya lo pensé bien.- insistió mamá, con los ojos llenos de lágrimas.- No sé si sea lo correcto...

¿Nunca estuvieron de niños en una de esas situaciones incómodas en donde los padrs comienzan a pelear enfrente de uno? Pues yo me encontraba en un momento como ése... Genzo se veía muy molesto, mientras que Lily se notaba de lo más asustada. De pronto me llegó la respuesta... Salí de la habitación sin que mis padres lo notaran y busqué la carta que había encontrado la otra vez... Estaba seguro de que esa carta terminaría por convencer a mi madre... Cuando volví, mis padres seguían discutiendo.

Mamá.- hablé.- Tengo algo para ti.

No es el momento, Daisuke.- me reprendió Genzo.

Yo creo que sí lo es.- repliqué.- Esto puede convencer a mi madre.

¿Qué es?.- quiso saber Lily.

Es una carta.- expliqué.- De Chiara. Ella te la dejó poco antes de morir, para que tú la leyeras cuando ella ya se hubiera marchado, pero creo que nunca la encontraste...

¿De qué me hablas?.- se sorprendió mi madre.- ¿Cómo sabs que esa carta es de Chiara?

Porque la leí, lo siento.- me disculpé.- Tienes que leerla.

Lily suspiró y tomó el sobre, ya abierto. Ella sacó la carta y comenzó a leer.

Querida Li, si llegas a leer esta carta es porque me he marchado.- comenzó a leer Lily.- El día de hoy nos prepararon a ambas para el transplante, y quiero decirte que desde un principio sería mi querida hermana quien sería la donadora. Quiero por favor que sepas que si el transplante no funciona no será por culpa tuya. No es culpa de nadie, las dos sabemos que las posibilidades están en contra, pero aun así yo quise arriesgarme a esto porque era una última oportunidad, y más cuando supe que tú puedes ser mi salvación...

Lily se detuvo. Genzo y yo entendimos que esa carta que provenía más allá de la muerte no era cualquier cosa...

Sin embargo, si el transplante falla, de cualquier manera yo estaré eternamente agradecida contigo porque me diste la Esperanza, la oportunidad de poder seguir con vida, y no me importa si eso falla, con la esperanza tengo para estar feliz. Yo no quiero que te deprimas por mi muerte, quiero que siempre tengas presente que tú fuiste mi rayo de Esperanza en estas tinieblas... Sé muy feliz, vive tu vida con intensidad y al máximo, vive por mí y haz todo lo que ya no podré hacer, y recuerda que yo siempre estaré contigo, mi alma estará siempre cuidado de la tuya, como tu ángel... No olvides nunca, y sé muy feliz, mi querida hermana...

¿Ves, mamá?.- dije, cuando ella terminó de leer.- Chiara nunca te culpó de lo ocurrido, ella estaba agradecida contigo por haberla ayudado.

Ya deja eso atrás, Lily.- dijo Genzo.- No puedes seguir torturándote por eso toda tu vida, y menos ahora que puedes recibir lo que tú una vez diste.

Está bien... .- susurró Lily, guardando la carta en el sobre.- Creo que... Creo que mañana tendremos que ir con el doctor Lacoste, Daisuke...

Sí, mamá.- abracé a Lily con mucha fuerza. La sentí tan frágil...

Genzo y yo nos quedamos ahí hasta que Lily se quedó dormida. A últimas fechas ella dormiría mucho, pero no era para menos... Me levanté con cuidado de la cama y le di un beso a mi madre en la delgada mejilla. Salí de la habitación y mi padre me siguió.

Gracias, Daisuke.- me dijo Genzo, en voz baja.

¿Por qué?.- me sorprendí.

Por ayudarme a cuidar de tu madre.- respondió él.

Yo sonreí y me di la vuelta. Bueno, ése era mi destino y debía cumplirlo...

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

Mientras tanto, mi hermana Jazmín se encargaba de tenderle la trampa a Franz por mí. Ella casi nunca se metía en mis asuntos, pero si alguien lastimaba así a su hermano menor, Jazmín tenía que tomar cartas en el asunto... Pretextando que tenía que practicar para la competencia de baile, ella había convencido a Franz de que fuera a ayudarla ya que antes Hayate era su pareja. Durante las prácticas, mi hermana desplegó todos sus encantos heredados de mi bella madre para hacer caer a Franz en sus redes y convencerlo de que quería regresar con él.

Hoy podremos hackear a Daisuke.- dijo Jazmín.- Cuando termine mis prácticas.

Está bien, preciosa.- sonrió Franz.- A la hora que quieras, cuando quieras.

Estaba pensando.- dijo Jazmín, como quien no quiere la cosa.- Que podrías prestarme tu computadora.

¿Para qué?.- se sorprendió Franz.

Porque desde ahí hackeaste a Daisuke, ¿no?.- mi hermana puso cara de inocencia.- Supongo que debes tener ahí tus programas y tus herramientas para hackear...

Eso sí.- reconoció Franz.- Además de que mi computadora ya está conectada a la Daisuke. Automáticamente mis archivos se conectan a los de él cuando enciende el ordenador.

¿Entonces me dirías cómo hacerlo?.- insistió Jaz.

Por supuesto, princesa.- sonrió Franz.- Más tarde iremos a mi casa por ella y te diré como se usa.

Por su parte, Hayate estaba de lo más inquieto. Aunque sabía cuáles eran los planes de Jazmín, no le hacía nada de gracia el que su novia saliera con su ex.

Lo hace por ayudar a Daisuke.- le dijo Daibu.- Nada más.

Sí, pero, ¿y si Jaz descubre que sigue enamorada de Schneider?.- se cuestionó Hayate.- Fueron novios por mucho tiempo, además, él esta aquí y yo allá y...

Si no confías en ella, entonces no te la mereces como novia.- cortó Daibu, dejando atónito a su hermano.

Jazmín descubrió pronto la manera en como Franz había hackeado a Daisuke, o sea, a mí. La chica consiguió que el muchacho le prestara su computadora para según hackearme en la noche, cuando yo entrara a Internet. Franz, con muchos reniegos, aceptó, ya que temía prestar su mayor herramienta para hackear, cometiendo así el mayor error de un hácker aficionado... Yo estaba en mi cuarto leyendo cuando mi hermana entró y dejó caer la computadora portátil de Franz sobre mi cama.

Ahí lo tienes, hermanito.- dijo Jazmín.- La prueba más grande de que Franz te tendió una trampa.

Yo solté un respingo. No me esperaba que mi hermana llegara tan lejos...