Capítulo 33. El tan ansiado final.

Ok, no era un buen momento para arrepentirme... Pero quería salir corriendo... Cuando mi padre me dijo que al día siguiente tenía que ir al hospital, casi salgo huyendo, dejando un agujero con mi silueta en la pared...

Mañana temprano, Daisuke.- me dijo Genzo.- Iremos al hospital, tu madre nos espera.

Lo sé.- musité.

No era justo. Yo debía estar festejando el triunfo como cualquier muchacho normal, no preparándome para ser el donador de un transplante de médula ósea...

¿Pero qué rayos me pasa?.- me reproché a mi mismo.- ¡No es momento para acobardarse!

Me encerré en mi cuarto y me tumbé sobre la cama. Apreté la almohada contra mi cabeza, queriendo contener la enorme cantidad de emociones que se me dejaron venir... "Vete", me gritó una voz en mi cabeza. "Corre, huye por tu vida...".

No estoy para nada orgulloso de lo que hice, pero lo hice... Estaba asustado, solo tenía 12 años... Cuando Genzo subió en la noche a darme las indicaciones del médico, encontró la ventana de mi cuarto abierta, y de mí, no halló ningún rastro...

¿Papá?.- preguntó Jazmín, entrando en mi cuarto.

¿Has visto a tu hermano?.- preguntó Genzo, tratando de mantener la calma.

No, no lo he visto desde que regresamos.- respondió Jazmín, con un mal presentimiento.

No lo puedo creer... .- murmuró Genzo. – Tu hermano se ha escapado...

¿Qué? No lo creo.- respondió Jazmín inmediatamente.- Daisuke no opudo haber huido... ¿Y si fue a ver a mamá?

Es poco probable.- suspiró Genzo.- Iré al hospital a buscarlo, pero te pido por favor que te quedes al pendiente. No vayas a alertar a tus tíos, quizás solo salió a caminar y haremos un escándalo de esto cuando no se necesita.

Sí, papá.- asintió Jazmín, mordiéndose los labios.

Lo primero que mi padre hizo fue buscarme en el extenso jardín. Al no encontrarme ahí, decidió ir al hospital... Cuando Jazmín se dio cuenta de esto, decidió llamarle a Liz.

¿De pura casualidad no has visto a Daisuke?.- le preguntó mi hermana a la chica.

Eh, no, lo vi hace rato.- respondió Liz.- ¿Pasa algo?

Daisuke no está.- respondió Jazmín.- No sabemos a dónde pudo haber ido...

¿Qué?.- Liz gritó.- ¿Hablas en serio?

Sí.- musitó Jazmín.- Creo que se arrepintió del transplante...

Cuando Genzo llegó al hospital no me encontró, por supuesto. Lily dijo que estaba ansiosa por verme y poder abrazarme, así que mi papá supo que yo nunca me había parado por ahí... Fue entonces cuando le llamó a mi padrino, a mi madrina y a Misaki. ninguno de los tres sabía en dónde podía estar, pero se ofrecieron a ayudarle a Genzo a buscarme...

No puedo creer que haya huido.- comentó Gabriel, cuando él se reunió con mi hermana y el resto de nuestros amigos.

Quizás tuvo miedo.- comentó Jun.

Es de lo más normal, yo lo tendría.- dijo Eiki.

Ya, no hablen de Dai como si se tratara de un cobarde.- interrumpió Liz, molesta.- No debe ser nada fácil estar en su situación.

Si tan solo supiera a donde pudo haber ido.- murmuró Jazmín.- No lo entiendo, siempre nos dimos valor el uno a la otra... ¿Por qué no acudió a mí?

Quizás porque no está en ti el darle el valor que necesita.- comentó Hayate.

¿Alguien tiene una idea de en dónde pueda estar?.- cuestionó Carol.- No nos sirve de nada el quedarnos aquí a charlar sin hacer nada.

Podríamos empezar con buscar en los sitios que más frecuenta.- sugirió Valentina.

Es buena idea.- dijo Jazmín.- Dividámonos y comencemos a buscar.

Así pues, se inició una silenciosa y exhaustiva cacería... Perdón, búsqueda, para encontrarme. Me da vergüenza hablar de esto, no quería que la gente se preocupra, solo tenía miedo... Sin embargo, solo una persona sabía en donde podría encontrarme yo, y aun me sorprende que no me hubiese dado cuenta antes...

Yo, mientras tanto, me quedé dormido, después de haber estado tocando un objeto durante un buen rato. Comencé a soñar de nuevo, y mi tía Chiara volvió a hacérseme presente.

Eres la única salvación de Lily.- murmuró Chiara.- No puedes darte por vencido, no puedes detenerte ahora...

Tengo miedo.- confesé.- ¿Por qué tengo tanto miedo? Solo tengo doce años...

Daisuke, si te arrepientes ahora, Lily va a morir.- insistió Chiara.- Sanes que sin médula no le quedarán más de 48 horas de vida...

Lo sé.- comencé a llorar.- Lo sé... Soy un cobarde...

No podía. Era demasiado. El peso de salvar a mi madre se me había dejado ir con todo y no podía con eso. No quería ser el responsable de su muerte... Lo irónico del caso era que si no la ayudaba, definitivamente iba a ser el causante de su muerte... Yo lloraba entre sueños y pedía el no tener que enfrentarme a algo así...

Mientras tanto, mis amigos seguían buscándome. A Katie se le ocurrió la grandiosa idea de ir a la biblioteca, pero claro que yo no estaba ahí...

¿Y ahora qué?.- gruñó Gabriel.- Aquí no está.

Eso ya lo sé, estoy pensando.- protestó Katie.

Pues piensa más rápido.

Cállate.

Vincent estaba por ahí, como quien no quiere la cosa. Katie lo saludó, muy sonriente, y Gabriel frunció el entrecejo.

Creí que ya no le hablarías.- bufó Gabriel, cuando Vincent se fue.

Es mi amigo.- replicó Katie.

Uhm...

¿Estás celoso?

En tus sueños...

Katie le dio un codazo a Gabriel, partida de la risa.

Vincent y yo solo somos amigos, de verdad.- insistió Katie.

¿Y entonces por qué fuiste con él a la nevería el otro día?.- quiso saber Gabriel.

Pues porque apostamos y perdió, por eso estaba pagándome el helado.- respondió Katie.- Ya, mejor continuemos buscando a Dai.

Por su parte, Carol y Eiki buscaban en todos los cibercafés de la ciudad (bvaya originalidad). Carol se portaba algo distante con el muchacho. Eiki no entendía, pero sabía qu algo andaba mal...

¿Qué te pasa, Carol?.- preguntó Eiki, cuando se hartó del comportamiento arisco de ella.

¿A mí? Mejor pregúntate qué te pasa a ti.- respondió Carol.

¿A mí?

Sí, a ti.- asintió Carol.- ¿Sabes? Yo valgo mucho y creo que si no te has dado cuenta de eso, pues ni modo.

¿Qué?.- Eiki no entendió, como era de esperarse.

Que si no te decides por mí, entonces tendré que buscar suerte en otros lados.- dijo Carol.

Ay, Dios, ya te pusiste a leer esas revistas tontas de consejos que leee mi hermana.- musitó Eiki.

No leí nada de eso, pero aunque así fuera, no dije nada que no fuera cierto.- replicó Carol.- No te decides a andar conmigo pero tampoco te gusta que no te preste atención. Pero yo no estoy dispuesta a ser tu burla, o te decides por mí o me voy con Louis.

Le Blanc se hizo novio de una chica llamada Umi.- replicó Eiki, con satisfacción.- Pero la verdad, fue una buena lección. Lo que sí, ¿qué es lo que necesitas? ¿Qué te diga que me gustas? Pues me gustas. ¿Con eso tienes?

Sigamos buscando a Daisuke.- sonrió Carol.

Pronto se hizo de noche, y yo no aparecía... Mis amigos y familiares ya estaban verdaderamente preocupados.

¿Y si lo secuestraron?.- cuestionó Jazmín, exasperada.

No seas tan dramática.- pidió Liz, pero ella también se estrujaba las manos.

No puede ser que Daisuke haya escapado.- musitó Lisy, preocupada también.

Va a parecer, tengan calma.- pidió Jun, al tiempo que abrazaba a mi prima.

Genzo, por su parte, se encerró en su despacho tratando de pensar en dónde podía estar yo. Cerró los ojos por un momento y se puso a pensar... Kirei entró sin anunciarse.

Acaban de hablar del hospital.- comentó Kirei.- Mañana estarán esperando a Daisuke y él no va a estar ahí. Debemos decirles lo que pasa.

No voy a preocupar a Lily.- dijo Genzo.- Le prometí que cuidaría a nuestros hijos y lo voy a hacer.

¿Entonces qué hacemos? ¿Damos aviso a la policía?.- cuestionó Kirei.

No.- de pronto, a Genzo se le ocurrió en dónde podía estar yo.- Ya sé en donde está Daisuke... Kirei, por favor, quiero que le digas al doctor Lacoste que Daisuke estará ahí mañana a la hora prometida.

¿A dónde vas?.- quiso saber mi madrina.

A buscar a mi hijo.- respondió Genzo.

Yo estaba contemplando las estrellas a través del enorme ventanal que estaba en el techo. Me sentía completamente miserable... Agarré a Tenshi y comencé a tocar nuevamente la melodía que había compuesto para mi madre... Al parecer, sería su réquiem... Estaba decepcionado de mí mismo, era todo un cobarde...

Lo siento, mamá.- murmuré.- Perdóname, de verdad...

De pronto, la puerta se abrió y por ella entró una enorme silueta que se dirigía a mí como si se tratara de un ángel vengador...

¿Daisuke?.- habló una voz conocida.- ¿Estás bien?

¿Papá?.- pregunté.

Se trataba de mi padre. De entre todas las personas, nunca creí que él hubiese sido el primero en encontrarme.

¿Cómo supiste que estaba aquí?.- yo estaba sorprendido.

¿A qué otro lugar podría acudir mi hijo de doce años sino es al sitio en donde él escuchó cantar a su madre por primera vez?.- cuestionó Genzo.

Efectivamente, me encontraba en la Sala de Conciertos de la ciudad, el lugar en donde oí a mi madre cantar una hermosa noche de verano, cuando yo tenía tres años. Cada vez que me sentía tremendamente desesperado, me fugaba por una abertura en la pared y entraba al escenario para tocar con Tenshi... Pero creí que solo Lily sabía esto último...

¿Tú lo sabías, papá?.- pregunté, con mucha curiosidad.

Claro que lo sé.- respondió Genzo.- Sé que no me crees, pero conozco de ti mucho más de lo que te imaginas. Por algo eres mi hijo, Daisuke, cuando yo quería escapar iba a entrenar fútbol, pero tú heredaste mucho de tu madre y sé que tu consuelo es la música.

Interesante.- musité.

Genzo se sentó junto a mí y se quitó la gorra. La luz de la luna que se colaba por el ventanal brillaba sobre su cabeza.

Entiendo que tengas miedo, Daisuke.- comentó él.- Te estamos pidiendo que hagas algo de mucho peso para alguien de tu edad.

No es eso lo que me mortifica, papá.- repliqué.- Sino el hecho de que soy un cobarde. Yo fui el que ofreció lo del transplante, ¿por qué me estoy arrepintiendo a última hora? Lo peor del caso es que sé que mamá va a morir si no soy el donador, pero aun así no puedo convencerme de ir...

Es normal que tengas miedo Daisuke.- respondió Genzo.- Pero debes saber que todos lo tenemos. Siempre estamos en una lucha constante contra nuestros miedos, lo importante no es dejar que éstos nos dominen.

¿Y si mato a mamá, y si mi médula le causa más daño?.- insistí.

Eso puede pasar, lo sabes, pero tu madre estará feliz porque quisiste ayudarla, no te va a culpar de nada.- contestó Genzo.

Es que no puedo.- grité.- ¡Es demasiado! ¿Qué haces cuando el peso del mundo está sobre tus hombros?

Te paras bien sobre tus dos pies.- respondió Genzo.- Vas a hacerlo bien, Daisuke. Todo saldrá bien, lo sabes. Hay que tener fe...

Me abracé a mi padre y derramé algunas lágrimas. Vaya que soy un llorón, pero en ese momento no pude evitarlo... Cuando nos separamos, Genzo y yo nos miramos como lo que en realidad éramos, como lo que siempre habíamos sido y como siempre lo seríamos: un padre y su hijo.

No tenía por qué tener miedo. Todo iba a salir de maravilla...

Esa noche, tuve el último episodio de mi Sueño. En él, en vez de encontrar a mi padre sosteniendo la mano de mi madre moribunda, al entrar al cuarto encontré a Genzo y a Jazmín riendo alegremente, y a una hermosa mujer sentada en el borde de la cama. Ella volteó y me miró con una radiante sonrisa en los labios.

Muchas gracias, mi querido Daisuke.- me dijo Lily, al tiempo que me extendía los brazos.

El Sueño concluyó cuando yo abracé a mi madre... Supe entonces que todo iba a salir bien...

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

¿Qué más puedo decirles? Solo que al día siguiente me presenté en el hospital a la hora convenida a ser el donador de mi madre. Lily, afortunadamente, nunca se enteró de lo cerca que estuve de arrepentirme... Mi médula le fue transplantada a mi madre a través de una vena el mismo día que me la extrajeron. Ella tendría que estar en terapia intensiva unos cuantos días más, mientras se verificaba que Lily no iba a rechazarla. Todos estábamos optimistas, sobre todo mamá, quien no podía aguantarse las ganas de volver a vernos a sus hijos y de conocer a su nueva sobrina Chiara.

Por cierto que... Liz fue a visitarme cuando aun estaba en el hospital. Yo me sentí avergonzado ya que yo tenía puesta solo esa bata que deja ver todo...

Hola, Daisuke.- me saludó ella, con un ramito de margaritas en la mano.- ¿Qué tal estás?

Bien, supongo.- respondí.- Gracias por venir.

Me da gusto que al final te hayas decidido.- sonrió Liz.- Ya sabía yo que no ibas a arrepentirte...

Así que tú también te enteraste.- me puse rojo como la granada.

Es algo normal, no tienes por qué avergonzarte.- dijo Liz.- Además, al final acudiste, que es lo importante.

Liz acomodó las margaritas en un florero, después de decir que no se le ocurrió una mejor cosa para regalarme. Yo me reí. Después de un rato, como si hubiera estado intentando armarse de valor, Liz se dio la vuelta, se acercó a mí y me besó en la boca. Yo me quedé de piedra.

¿Y eso?.- musité, sorprendido y muy, muy emocionado.

Es porque me gustas, Daisuke.- dijo Liz.- Y quiero que sepas que espero que en un futuro podamos continuar lo que dejamos empezado.

Ah, eso tenlo por seguro, querida Liz...

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

Lily salió del hospital, sin una gota de cáncer en su sangre, unos tres meses después. El día en que el doctor Jean Lacoste nos anunció que ella había aceptado mi médula y había comenzado a producir la suya propia, libre de cáncer, todos festejamos a lo grande. Tuvieron que pasar seis meses más para que a Lily comenzara a crecerle su hermoso cabello. Fue al año siguiente del transplante cuando ella lanzó el disco que tenía pendiente, completamente recuperada. Cinco años después, cuando Jazmín ya estaba en la Universidad y comprometida con Hayate Ozhora y yo estaba cursando el penúltimo año de la Preparatoria, Lily fue dada de alta, ya que durante esos cinco años de vigilancia no había vuelto a presentar recaídas. Para celebrar, la familia fue a visitar la tumba de Chiara para darle las gracias por habernos cuidado. Parado ahí, frente a la tumba de la tía que nunca conocí, sentí que todo lo ocurrido había sido una especie de mal sueño... Y estoy seguro de que Jazmín, Genzo y Lily pensaron lo mismo...

Gracias, Chiara.- murmuró mi madre.

Jazmín, Genzo y yo la apoyamos en silencio.

Bueno, por cierto que entré a jugar a las ligas menores del Hamburgo cuando cumplí los quince años, para convertirme en el mejor portero del mundo. Después de tanto tiempo de despotricar contra mi destino, comprendí que sí deseaba el seguir los pasos de mi padre, pero no quería que él me dijera lo que tenía que hacer, quería ser yo el que encontrara su propio camino... Y cuando comprendí que Genzo no deseaba forzarme a ser como él, me di cuenta de que amaba el sóccer tanto como él...

Y ahora me encuentro parado frente a la entrada de la que será mi Facultad de Medicina por los próximos ocho años. Había decidido que sería médico, para ayudar a otras personas que tuvieran el mismo problema que tuvo mi madre. El día que le confesé a mi padre que quería ser médico, él me miró fijamente y después sonrió.

Es tu vida, Daisuke.- me dijo Genzo.- Tienes derecho a vivirla como desees.

¿No te molesta que no me dedique únicamente a seguir tus pasos?.- me sorprendí.

No, Daisuke.- me contradijo mi padre.- Yo lo único que deseaba es que te convirtieras en un triunfador. Y eso, ya lo eres.

Sonreí. Era lo único que necesitaba escuchar...

Pues bien, ésta fue mi historia. Yo soy Daisuke Wakabayashi, el hijo de Genzo Wakabayashi... Mi orgulloso padre...

Fin.

Notas:

Bueno, pues después de tantos capítulos, aquí acabo este fic. Quiero confesarles que si bien la historia de Daisuke no es igual a la mía, sus vivencias y su sentir hacia su padre estuvieron basados en lo que yo viví y sentí hacia mi propio padre. Yo me sentía igual de presionada que Daisuke por seguir los pasos de mi padre, tuvo que pasar mucho tiempo, muchas peleas y muchas cosas para que yo comprendiera lo que en verdad deseaba, tal y como pasó con Daisuke. Y lo de Lily y Chiara está basado en lo que pasó con mi hermana mayor, la cual murió de leucemia dos años antes de que yo naciera...

Gracias a todos los que leyeron este fic y quisieron compartir esta vivencia conmigo. Para mí es uno de mis favoritos, por todo lo que representa...

Y esperen el epílogo.