Capítulo cuatro

"Tiempo de decisiones"

Yoh miraba por la ventana, se sentía hoy muy nostálgico y no quería averiguar por qué. Sólo observaba a Tamao deslizar suavemente su cuerpo juvenil por el jardín, jugueteando y coqueteando con su novio que se veía feliz de verla caminar hacia él. Len Tao había descubierto su fascinación por la pelirosa en el preciso instante en que ella le declaró su amor, uno que anteriormente y por mucho tiempo le perteneció al moreno y carismático chico de los audífonos color naranja. Y todo ocurrió en una tibia tarde de verano, la misma tarde en que Yoh había disputado la final del torneo y que ahora ya no le pesaba como derrota.

La miraba y recordaba esos dos meses que había ya pasado en casa, junto a Anna y a sus amigos, estaba contento. No le alegraba que Anna volviera a pensar que él era su sirviente. Habían discutido puesto que ya no se dejaba aplastar por la rubia mandona y se le enfrentó cuando ella quiso imponerle su voluntad. Aún que desde esa discusión Anna se portaba más amable y dócil.

- ..Y sólo tenía que levantarle un poco la voz – pensaba burlonamente para si.

Pero entre toda esa bella iluminación que había sufrido su mente, había algo que no lo dejaba en paz. Cada pensamiento, cada palabra y cada átomo de su cuerpo gritaban su nombre día tras día, le pedían que regresara junto a esa linda muchacha de largos cabellos oscuros y resplandecientes. Sintió que alguien se acercaba lentamente. Era el shaman de verdes cabellos.

- Hola… ¿estas bien?

– preguntó un tanto preocupado Liserg.

- Sí estoy muy bien

– le respondió con su sonrisa de siempre.

- Yo no lo creo así, has estado muy pensativo estos últimos días

– Yoh no se volvió a mirarlo - ¿es por…?

- ¿Por quién?

– respondió con curiosidad.

- No dije quién

– Yoh dibujó una sonrisa y se sonrojó al haber sido descubierto.

- Por esa chica misteriosa que se fue rápidamente el día que te encontramos ¿no?

Yoh se estremeció al escuchar la pregunta y se sonrió nuevamente, a lo que su amigo reconoció la extraña reacción y comprendió la situación antes que le dijera nada. Entonces le contó lo ocurrido en esos meses de ausencia como si se desahogara de algo que tenía muy guardado, y se sintió bien al decirle a su amigo lo que sentía.

-…ahora no sé que hacer, la verdad es que me gustaría volver a verla…

- ¿sólo te gustaría?

– le dijo con la mirada interrogante e Yoh no pudo mentirle a su amigo.

- Bueno…en verdad deseo con cada pensamiento volver a ver su rostro sólo una vez más aun que sea por un momento.

- Yoh, yo no sirvo mucho para dar consejos pero…mira hacia fuera y dime que ellos no se ven felices

– Yoh echó una mirada fugaz hacia la feliz pareja que jugueteaba en el jardín.

- ¿Tú crees que Tamao no sufrió por ti? No tienes idea del tiempo que tuvo que pasar luego de tu partida para que ella volviera a sonreír… además de los maltratos que tuvo que soportar de parte de Anna por el sólo echo de quererte a ti.

- Lo sé

– dijo con tono de tristeza –

- por eso me alegró mucho cuando me dijo que sentía algo muy grande por otra persona. Y me puse mas feliz aún cuando supe que esa persona era Len.

Yoh estaba terminando la frase cuando sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo, se paralizó. Liserg tonó una pequeña palidez en su rostro y le preguntó que pasaba. El chico moreno no le contestó más que una palabra.

- Mayah...

– dijo sin la menor duda.

- Yoh debes decirle…

El chico de los audífonos lo miró y corrió fuera de la habitación. Encontró a Anna viendo televisión, se detuvo en la puerta un momento y cuando ella advirtió su presencia caminó lentamente mientras le dijo que tenía algo muy importante que decirle. Ella lo miró confusa, pero al empezar a escuchar lo que tenía que decirle lo entendió: lo sabía hace un tiempo pero no había querido hablar con él por el mismo motivo que nunca le preguntó lo que sentía por la pelirosa… por el temor de que su respuesta fuera la que ella esperaba (o la que no esperaba mas bien) pues ella tenía claro desde hace mucho tiempo, incluso de antes que el mismo Yoh se diera cuenta, que los sentimientos del morenito despistado no eran de amor hacia su persona.

Pero esta vez Anna había perdido la batalla antes de darle comienzo, ahora no controlaba lo que sentía su compañero y le hervía la sangre de escuchar lo que tranquilamente le decía Yoh.

- Anna no puedo quedarme más tiempo

– decía muy apresurado.

- Y… ¿Por qué? o debería preguntar ¿por quien?

– sarcásticamente la rubia.

- Este ya no es mi hogar, tú lo sabes bien

– la chica de la mirada fría sintió un nudo en su garganta, él tenía toda la razón pero le molestaba mucho que se hubiera dado cuenta. El estomago le empezó a doler. Pasó un minuto de silencio.

- Y que piensas hacer ahora…

- logró decir al fin la muchacha del vestido negro.

- Yo tengo claro hacia donde ir Anna, Mayah me necesita como yo a ella…la pregunta es ¿Qué vas a hacer tú ahora?

– Su mirada se clavó en los castaños ojos de Yoh –

- Sí ¿que vas a hacer ahora que me vaya?

- Yo- este- …eh

– realmente no tenía claro lo que haría si Yoh se iba, ella sabía que tenía que estar con él pero nunca se había puesto a pensar en lo que pasaría si el moreno la dejaba a ella.

- Anna…ya lo sabes. Yo debo irme ahora, pero por favor piensa bien en lo que viene para ti y no te dejes llevar por todos tus impulsos, a veces hay que pensar las cosas

- depositó un tierno beso en la mejilla desganada de Anna, corrió a tomar unas cosas para el viaje y rápidamente se despidió de sus amigos.

Lo observó durante su leve recorrido por la casa y verlo cruzar el portal de su hogar sus ojos se nublaron y una suave lágrima recorrió su rostro para que comprendiera que así se sentía no tener lo que mas anhelas en el mundo. Por primera vez se arrepintió de haber tratado mal a Tamao y se retorcía por dentro al saberse sola en la habitación. Esa soledad era su compañera y su castigo por haberse comportado mal y por creer que podía controlar su mundo…y a las personas que habitaban en él.

Debió haber caminado unos pocos metros cuando oyó que alguien lo seguía a toda velocidad. Se volteó y con alegría vió que seguido de Liserg venía su amigo Len a toda prisa.

- ¿Que están haciendo?

– preguntó entre curiosidad y asombro.

- ¿Cómo que qué estamos haciendo!

– exclamó Len.

- Vamos contigo por supuesto

– replicó Liserg.

- Gracias amigos

– se sintió aliviado de saber que ellos estaban con él en este nuevo viaje que hacía para ir tras el amor que vagamente e inconscientemente había dejado partir hacía un tiempo.

- No te volveremos a dejar Yoh

– Len hablaba como si se sintiera culpable.

- Nosotros no, pero si no nos damos prisa, será Len el que se quede

– reía el shaman que acompañaba a Morphyn.

- ¿Por qué?

– preguntó Yoh en tono burlesco.

- Porque desde que saliste tú que se empezó a despedir de Tamao y ya la echa de menos

– señaló en dirección al portal de su casa. Se veía a la chica de los cabellos color de rosa despidiéndose de todos y en especial de Len, ya que aún a la distancia se le notaban las lágrimas que sus ojos derramaban por ser la primera vez que se separaban desde que eran novios.

- ¡Tú te vas a arrepentir de eso! ... cuando vuelva

– dijo Len Tao mientras corría a darle un ultimo beso de despedida a la bella chica que lo esperaba desde antes de irse.


Mayah estudiaba con mucho cuidado a su oponente, no quería estropear todo lo había logrado avanzar. La niña pálida parecía muy concentrada pero en realidad temblaba de miedo por el frío y áspero ambiente que se respiraba; estuvo a punto de lanzar su ataque más potente pero la hábil shaman leyó sus movimientos y al controlar sus acciones, la acabó cuando estuvo más débil. La chica de cabello oscuro estaba satisfecha, otra victoria bien lograda y aún que ésta pequeña le había dado algo de trabajo la derrotó sin ningún inconveniente: fue perfecto.

Caminó unos pasos y Yukari le advirtió había una gran presencia espiritual cerca y que era necesario explorar el lugar, Mayah contempló la luz que destellaba brillante de su báculo mágico, que podía detectar espíritus poderosos y malvados y la siguió. De entre los árboles y matorrales emergió una figura conocida, sí definitivamente era él, el anciano tramposo que había luchado con ella el día que conoció a Yoh. Ahora se veía más fuerte y estaba decidido a acabar con ella.

- Vaya, vaya… pero miren a quien me encontré por aquí

– dijo el anciano.

Mayah dudó un instante de si debía enfrentar a ese viejo o huir rápido antes la posibilidad de perder contra él.

- ¿Qué buscas anciano?

– la chica sonaba un tanto irritada.

- Pelea conmigo y luego de acabarte te lo diré

– sonrió confiado –

-Ahora soy mucho más fuerte que antes… ya lo verás.

El hombre invocó a su espíritu y se apresuró a atacar, a lo que la muchacha respondió con igual rapidez, sin embargo ahora sabía de lo que era capaz ese tramposo y debía tener cuidado.No demoró mucho en volver a atacarla y le daba muy poco tiempo para moverse… sí que esta vez le iba a dar problemas pero Mayah también había elevado su nivel y podía hacerle frente con seguridad. Pero la pelea era incesante, parecía que el anciano no gastaba nada de su energía, mientras que la chica estaba cada vez más agotada, probablemente era por que acababa de tener otro duelo y su vitalidad normal no la acompañaba así que tuvo que arreglárselas para esconderse y así poder descansar por un momento. Yukari estaba preocupada, Mayah se había quedado sin fuerzas luego de la pelea anterior y ahora apenas podía moverse debido a la golpiza recibida por parte del viejo.

- ¡Rayos! – Exclamó mientras se arrinconaba contra el arbolque la cobijaba-

-¿Por qué siempre me lo tengo que encontrar cuando estoy más cansada y débil?

– decía la joven, molesta.

- Srta. Mayah… ¿Por qué no mejor huye rapido?

– susurró la hechicera como si le hubiera pedido algo sumamente malo.

- ¿Qué¿Y dejarlo así?

– Replicó la chica –

-No, yo tengo que terminar este asunto ahora mismo, o si no me voy a arrepentir toda la vida.

- Pero… usted no está nada bien.

- ¡No me importa! Prefiero morirme aquí que volver a mi pueblo como una cobarde. Además no podría volver a mirar a la cara a mi padre otra vez

– Dijo con tristeza y al instante salió de su escondite -

¡Oye anciano!

- ¡Ah! Ahí estas

– dijo irónicamente –

Ya pensaba que te habías ido

- Nunca, además quiero terminar con esto ahora mismo. Te propongo un trato.

- Te escucho

- Bien, vamos a luchar… pero si yo gano te vas para siempre y no vuelves a buscarme nunca.

- ¿Y si yo gano?

– preguntó con malicia.

- Si tú ganas puedes tomar cualquier cosa que quieras de mí.

- ¿Cualquier cosa?

- Sí.

- ¿Que tal ese báculo que siempre llevas?

-…tú escoges

– sentenció la muchacha después de dudarlo un segundo.

-¿Cómo!

– Exclamó Yukari –

P-pero su báculo…es…es, sagrado

-Esto perteneció a mi padre. Me lo dio, junto a mi madre cuando comencé mi entrenamiento y concentra todos los poderes que poseo.

- Fascinante

– murmuró el viejo con aire de sorpresa.

- Si puedes vencerme en una pelea justa significa que lo mereces más que yo. Así que ¿aceptas?

- Acepto

– dijo lentamente el anciano.

- OK. Pero basta de charlas

– se puso en posición de ataque.

-¡Fusión de almas!

-¡Fusión de almas!

El anciano atacó sin preámbulo y la chica esquivaba tanto como se lo permitía su estado, pero de pronto y de la nada vio un intento de ataque venir directo hacia ella, lo anticipó e intentó defenderse…pero había olvidado que tiempo atrás se había lastimado su mano izquierda (hace tiempo que no la había tenido que usar) Entonces no pudo soportar la magnitud del golpe que le dio directo y con tanta potencia que la empujó y fue a dar varios metros desde donde estaba.

Mayah yacía inmóvil en el suelo, el viejo creyó haberla acabado y se acercó lentamente.

- Yo sabía que no podrías conmigo chiquilla inútil

– una maliciosa sonrisa se dibujó en su rostro y levantó su arma.

- Tú no eres nada, desde el principio supe que no podrías contra mi

– sentenció antes de asestar el último golpe que acabaría definitivamente con la joven shaman. Una pequeña luz morada destelló desde el báculo, que estaba a unos metros de la chica pero el anciano no le prestó mucha atención.


Liserg rastreaba la enorme emanación de energía que habían sentido, Yoh aseguraba que sabía que era Mayah y lo seguían a toda prisa. El bosque se hacía más denso a medida que se internaban pero eso no iba a detener al joven moreno de los audífonos que estaba decidido a encontrar a la que ahora ocupaba todos sus pensamientos.

De pronto Len vió algo cerca de un claro, al decir que había divisado algo extraño, los amigos corrieron para averiguar y tal fue su sorpresa al encontrar lo que había. Al abrirse paso entre los árboles pudieron ver con asombro un campo de energía espiritual que aprisionaba un espíritu muy particular. Era una figura delgada cubierta por una gran túnica de destellante y claro color. Aún que sus amigos no sabían de quién se trataba Yoh lo dedujo al instante.

-¡Yukari! – exclamó con sorpresa.

- Sr. Yoh… - susurró con alivio.

- ¿Qué pasó¿Donde está Mayah?

- Él se la llevó… ¡y no pude hacer nada!– dijo con tristeza y desesperación

-¿Qué!

Len y Liserg deshicieron con esfuerzo el campo de energía que sólo podía ser roto por un shaman y la triste hechicera le explicó todolo que había pasado. Luego de queMayah cayera en la batalla, Yukari estaba débil y el anciano vil pudo encerrarla fácilmente en ese campo de energía mágico.

- Él se la llevó a ella…él eligió capturarla en vez de llevarse alguna de sus pertenencias.

Yukari había visto impotente como él se llevaba a la joven sin poder hacer nada.

- Pero ¿por qué se la llevó¿que quiere con ella?

- Yoh se paseaba de un lado a otro, ahora que casi había vuelto a encontrar a Mayah la perdió de nuevo.

- Él lo descubrió...

- dijo lentamente la hechicera del viento

- Yukari...¿que descubrió?

- el castaño se comenzó a preocupar más

- Él sabe del poder secreto que posee Mayah

- Dijo al fin cómo si se confesara

- Su padre es un gran mago y su madre fué una poderosa shaman, juntos querían que la pequeña Mayah se entrenara desde niña para que pudiera controlar el enorme poder que había heredado... pero ahora... no sé cómo,él lo descubrió y encontró la manera que ella desatara su energía descontroladamente. Por eso me dejó aquí por que yo sé cómo controlarla.

- Yukari se veía triste, desde que se habían conocido con Mayah nunca se habían separado.

- Y ¿no sabes hacia donde se fueron?

– preguntó Len al ver que Yoh no salía del asombro.

- Eso es lo peor…si lo sé.

- Y por qué se la llevaría ¿qué quiere de ella si ya la derrotó?-

se preguntaba Yoh intranquilo.

- No es su derrota lo que busca Sr. Yoh…

- Yukari se detuvo. El moreno clavó la mirada en ella.


Mis notas

Bueno me demoré en actualizar el fanfic por que por alguna extraña razón el sitio no me dejaba subir el capítulo... xDD Bueno las buenas noticias son ke por la demora el 5º capítulo se vendrá más pronto sisi así ke atentos a los proximos dias o semanas jejeje.

Muchas gracias otra vez por sus post de apoyo, en realidad no creí que tendría mucha gente que lo leyera dado que a la mayoría les gusta la pareja YohXAnna... a mi en lo personal no me agrada xD jiji. Pero bueno aquí estamos.Sigan así me gusta recibir sus comentarios

p

Eso me despido

bye