Disclaimer: Todos los personajes y lugares de la serie de Libros "Harry Potter" pertenecen a J. K. Rowling, lo demás es mío.

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Capítulo 11: El diario de Gardenia

La noche ya había caído sobre la majestuosa mansión Li cuando Draco fue llevado por Agatha a su recamara en la casa secundaria, a pesar de que la entrevista había sido muy rápida al igual que el viaje. La demora se debió a que el joven Malfoy había mostrado mucho interés en el cuidado que debía dársele a Shiru y la duelista le había permitido entrar en las habitaciones de los dragones del Clan. A Agatha le admiró como habían reaccionado los hermanos de Shiru, recibieron a la serpiente como un miembro de la familia; la hermosa Yin, la más joven del Clan, había permitido que Draco la acaricie en el cuello y lo había invitado a subir en ella, definitivamente el Slytherin tenía una conexión especial con los dragones.

La habitación de Draco no era tan grande como las asignadas al trío dorado pero era acogedora, sobria y elegante. Las blancas paredes contrastaban con un hermoso cuadro de un dragón volando en la noche, el animal se movía con gracia y al ver a Draco le sonrió. Los muebles eran de madera con labrados exquisitos, especialmente los de la cama, la cual era del tamaño exacto para que el joven pudiese dormir en ella y estaba cubierta por una sábana verde. En realidad la decoración era ideal para el rubio, él siempre había estado acostumbrado a los lujos y la elegancia, además le fascinaban los dragones.

Mientras Draco ponía sus pocas pertenencias en el armario, notó que había muchos trajes orientales ahí; unos eran de entrenamiento, otros de uso común y uno… era de batalla. Lo reconoció enseguida pues uno de los amigos de su padre, el jefe del ahora extinto Clan Chang, le había regalado un libro sobre las antiguas Batallas de los Clanes donde había visto el traje de batalla de los Li; que significaba esto, acaso él debería pelear?. El Slytherin no era la clase de hombre que se queda con una duda así que se dispuso a preguntarle a Agatha sobre el traje, pero no pudo hacerlo puesto que alguien había llegado al cuarto en ese instante.

"Oyasumi Agatha-chan" dijo Keiko con una gran sonrisa desde la puerta "Bienvenido Malfoy-san, yo soy Mikawa Keiko" añadió haciendo una pequeña reverencia en dirección a Draco. La joven había ido para conocer al rubio. Esa mañana le habían informado que si el Slytherin era recibido por el clan tendrían que entrenar juntos, lo cual parecía no molestar a la japonesa a pesar de todo lo que Hermione le había contado sobre Draco.

"Yoroshiku onegai shimasu Mikawa-san" respondió Draco con una reverencia, sorprendiendo a las dos mujeres. "Hajimemashite" añadió con una sonrisa.

"Ureshii desu Malfoy-san" dijo Keiko recuperándose rápidamente de la impresión; el joven Malfoy hablaba muy bien su idioma y Hermione nunca había mencionado ese detalle.

"Keiko será su compañera de entrenamiento" intervino Agatha cuando la japonesa iba a explicar a Draco porque estaba feliz, "desde mañana Lien les dará lecciones en el salón principal de esta casa"

"A que hora debo estar preparado?" preguntó Draco.

"A las siete de la mañana Señor Malfoy" dijo Agatha, "ahora lo dejamos para que descanse" añadió mirando fijamente a Keiko.

"Hasta mañana señor Malfoy" dijo Keiko antes de retirarse.

"Hasta mañana" se despidió el joven rubio antes de seguir arreglando sus cosas.

Mientras tanto en 'La Madriguera' la Sra. Weasley leía horrorizada 'El Profeta', desde que aquel-que-no-debe-ser-nombrado había regresado las noticias eran siempre sobre muertes, ataques y mensajes de Ministerio; pero esta vez era diferente, el titular la había impactado 'Encuentran casi muerto a Draco Malfoy, hijo del reconocido mortífago Lucius Malfoy', ese joven tenía la edad de su hijo Ron y según lo que decía el reportaje hacía sido cruelmente torturado y abandonado durante un ataque que los aurores habían frustrado. Ahora se encontraba en San Mungo, pero los medimagos no daban esperanzas de que se recuperara y si lo lograba sería una vida muy difícil pues había quedado ciego, el ojo derecho presentaba múltiples quemaduras y el otro simplemente había desaparecido. La Sra. Weasley se puso a llorar recordando a sus pequeños, ahora había sido Malfoy pero en cualquier momento podía leer una noticia similar de cualquiera de ellos. Ginny la estaba acompañando cuando llegó el periódico, obviamente la noticia también la había afectado; el rubio no era su amigo ni nada remotamente parecido pero lo que había sufrido el muchacho era terrible. La joven pelirroja intentó consolar a su madre, pero era imposible encontrar palabras que la calmaran, especialmente cuando se puso a pensar en Narcissa, la madre de Draco, esa mujer debía estar destrozada en ese momento. Madre e hija estaban muy afligidas por el terrible desenlace de la historia del joven Malfoy.

Poco antes de las dos de la tarde llegó el Sr. Weasley. Esto era muy extraño, en los últimos días todos los trabajadores del Ministerio estaban muy ocupados y por ende el Sr. Weasley regresaba a 'La Madriguera' casi de madrugada.

"Arthur¿porque has regresado tan temprano?" preguntó preocupada Molly.

"Supuse que habrían leido la noticia de Malfoy en 'El Profeta' y tenía que contarles la verdad" dijo el hombre pelirrojo.

"La verdad papá?" intervino Ginny, quien en ese momento bajaba por las escaleras..

"A pesar de lo que pudiese parecer, el joven que encontramos no es Draco Malfoy" respondió el Sr. Weasley, "solo algunos miembros de la Orden sabemos que en realidad se trata de un muggle, así que les ruego discreción"

"Pero en el diario dice que…" empezó a decir la mujer.

"Cuando se divulgó esa noticia pensábamos que se trataba de Malfoy y ahora que conocemos la verdad preferimos que la mentira continúe" interrumpió el Sr. Weasley, "fuimos informados que quien-ustedes-saben quiere castigar a ese joven por no haber matado a Dumbledore"

"Informados?" preguntó Ginny.

"Si, por Kun Li. Según nos indicó el Clan Li le ha brindado su protección a Malfoy, pero deseaba que la Orden estuviese al tanto de la situación por cualquier eventualidad" respondió mientras acariciaba amorosamente el cabello de su hija.

"No te preocupes Arthur guardaremos el secreto" dijo la Sra. Weasley.

"Papa, porque nos contaste la verdad?" pregunto sorpresivamente la mas pequeña de los Weasley.

"Conozco a tu madre, saber que un joven que compartió parte de su infancia y toda su adolescencia contigo y con tu hermano, aunque haya sido en los peores términos, estaba en un estado tan lamentable la afectaría mucho" dijo el hombre abrazando a su esposa que le dedicó una sonrisa cómplice; realmente la conocía y siempre se preocupaba por su bienestar.

"Comprendo" dijo la muchacha con una sonrisa mientras miraba a sus padres abrazados, "no le diré a nadie sobre Malfoy, ni siquiera a los gemelos"

Draco se había levantado muy temprano para prepararse, luego de bañarse seleccionó un traje de entrenamiento color gris que combinaba con sus ojos y hacía lucir su pálida piel, guardó su varita y se dirigió al comedor. Al llegar el desayuno ya estaba servido, era algo sencillo pero comparándolo con lo que había comido en casa de Snape durante estos meses, era casi un banquete. La vida de Malfoy junto al hombre del cabello grasiento no había sido fácil, debían ocultarse y por lo tanto no podían tener muchos lujos, él no podía hacer magia hasta cumplir los 17 años porque el Ministerio los descubriría. En el último mes, su tía Bellatrix aprovechaba cualquier descuido de Severus para aplicarle sádicamente la maldición Cruciatus; ella decía que era para fortalecerlo pero el joven rubio sabía que la despiadada mujer deseaba satisfacer aunque fuese un poco la sed de venganza de su amo, además la morena disfrutaba mucho los alaridos que soltaba. Por eso precisamente Draco aprendió a controlar sus deseos de gritar cuando Bellatrix lo atacaba, habían logrado soportar magníficamente el dolor para no darle ese placer a la mujer que había torturado a su madre.

Luego de desayunar se dirigió al salón principal, era un lugar amplió y había sido adecuado para las lecciones. Al entrar se encontró con Keiko, la joven japonesa había llegado un par de minutos antes; primero había pasado por el cuarto de Hermione para contarle que no podría ayudarle con los libros hasta la tarde porque estaría entrenando en la casa menor con Draco Malfoy, la noticia obviamente sorprendió a la castaña pero sabía que Lien impediría que Malfoy lastimara a Keiko.

"Ohayou gozaimasu Mikawa-san" dijo Draco al ver a la joven en el salón.

"Ohayougozaimasu Malfoy-san" respondió Keiko, "puedo hacerle una pregunta?" añadió tímidamente luego de unos instantes.

"Por supuesto" dijo con una sonrisa mientras se acercaba a la joven.

"¿Dónde aprendió a hablar japonés?" preguntó Keiko.

"Cuando tenía cinco años una prima de mi padre se casó con un japonés" dijo cortésmente Draco, "pasé algún tiempo con ella y su esposo en Kyoto y los acompañaba a muchas reuniones, mi padre no deseaba que hiciera quedar mal a la familia así que contrató un tutor" completó parado junto a ella. "Puedo sentarme a su lado mientras esperamos a la Srta. Li?" preguntó amablemente Malfoy, como todo un caballero. Sabía que era la hija del embajador Mikawa, una sangre limpia de gran linaje, por eso no le molestaba compartir con ella su tiempo; además Keiko era muy hermosa, con trece años ya no lucía como una niña, había seleccionado un traje de entrenamiento verde que combinaba a la perfección con el tono de su piel y se había recogido su largo cabello negro azabache dejando al descubierto su cuello; ahora le dedicaba una tímida sonrisa al rubio.

"Por supuesto Malfoy-san" dijo sonrojándose Keiko, el joven Slytherin le había intrigado desde que lo vio la noche anterior. Era un hombre alto, delgado, de cabello rubio platinado, labios finos y ojos grises, era capaz de atormentar a una muchacha como Hermione tan solo por su origen pero su mirada, a pesar de ser algunas veces fría, no reflejaba maldad sino absoluta tristeza.

"Se que no es apropiado, pero puedo preguntarle el motivo de su presencia en la mansión Li?" se aventuró a preguntar Draco.

"Al igual que usted, fui amenazada. Mi padre no quiso apoyar a quien-usted-sabe y por eso ordenó que me mataran" respondió Keiko mirando a los ojos del Slytherin. Por un instante, Draco se sintió identificado con la joven de ojos morrones.

"Nin hau" saludó Lien entrando al salón, "señor Malfoy mi nombre es Li Lien" añadió haciendo una reverencia a Draco, "hoy empezaremos un entrenamiento que espero sea muy útil para ustedes".

"Nin hau señorita Li" respondió Draco.

"Ni hau Lien" dijo Keiko sonriendo mientras ella y Malfoy se paraban de sus sillas.

"Bueno para comenzar párense a mi lado y saquen sus varitas" dijo Lien dando inicio a la clase.

Durante un par de horas estuvieron realizando hechizos, algunos Draco ya los había estudiado así que ayudaba a Keiko para poder avanzar con rapidez, otros eran completamente nuevos. Lien era casi tan exigente como Agatha, pero cuando lograban dominar el conjuro que les estaba enseñando les dedicaba una sonrisa llena de orgullo, pero el joven rubio se sentía un poco humillado al recibir clases de una muchacha de su edad. El Slytherin se creía superior a todos sus compañeros en Hogwarts, ni siquiera podía admitir que Hermione lo superaba en transformaciones o que Harry era mejor en Defensa contra las Artes Oscuras; consideraba que tenía un gran dominio de los conjuros antiguos inclusive los de oriente, pero la joven china le había demostrado en ese corto tiempo que aun le faltaba mucho por aprender, hechizos y maldiciones que ella manejaba magistralmente y que él ni siquiera conocía; talvez si Lien hubiese tenido algunos años más no le habría molestado.

Luego de un pequeño descanso comenzó el verdadero tormento para el orgullo de la serpiente, Lien les enseñó como hacer hechizos sin varita utilizando pergaminos y rezos, magia oriental muy antigua. Hasta ahora el rubio había ayudado a Keiko a pesar de no conocer todos los conjuros, su experiencia en Hogwarts le permitía darse ese lujo; pero desde que dejaron a un lado la varita, la japonesa había demostrado que era una digna hechicera Mikawa, dominó la técnica en el primer intento. Draco se sentía terriblemente humillado, una niña, porque en ese instante Keiko había dejado de ser la hermosa muchacha que compartía clases con él para convertirse en la niñita odiosa que debía soportar, había logrado hacer el conjuro antes que él, el heredero de los Malfoy. Pero durante estos meses de encierro el rubio había aprendido a llorar en silencio cuando su orgullo era herido y sobreponerse inmediatamente para no permitir que lo pisoteen 'demasiado'; respiró profundamente, lanzó el pergamino con los símbolos chinos y recitó el embrujo como un canto, de inmediato aparecieron los animales que había conjurado. Lien y Keiko lo felicitaron sinceramente, la sonrisa que le dedicó la japonesa hizo que Draco olvidara por completo todo lo que había pensado sobre ella y por un instante se arrepintió de ser dominado por su orgullo. Lamentablemente la alegría no le duró mucho al joven Slytherin, la última hora Lien decidió dedicarla al entrenamiento físico y el rubio se vio superado nuevamente; Keiko era maestra en artes marciales, había practicado desde los dos años así que lo aventajaba por mucho a pesar de que Draco tenía equilibrio, fuerza y destreza por el Quiddich.

"Esto todo por hoy" dijo Lien para finalizar la clase, "señor Malfoy su almuerzo estará listo dentro de treinta minutos" añadió mirando a Draco.

"Muchas gracias por la información, tengo tiempo suficiente para descansar" respondió Draco mientras se levantaba del suelo, donde había terminado gracias a un par de patadas de Keiko. "Hasta mañana señorita Li" añadió haciendo una reverencia junto a la muchacha china.

"Hasta mañana Sr. Malfoy" dijo Lien mientras se dirigía a la puerta.

"Nos vemos mañana Malfoy-san" dijo Keiko mientras inclinaba la cabeza.

"Mikawa-san no desea quedarse a almorzar conmigo?" preguntó Draco haciendo sonrojar a la japonesa.

"Lamentablemente no puedo aceptar su invitación Malfoy-san" respondió la joven antes de salir tras Lien.

"Comprendo" dijo Draco lo suficientemente alto para que Keiko lo escuchara, "será otra comida en compañía de mis pensamientos y mis recuerdos" añadió para él con una sonrisa triste.

Keiko almorzó con el trío dorado en la casa principal, los Gryffindor estaban muy emocionados porque habían logrado dominar el complicado hechizo creado por Agatha. Harry al recibir el conjuro por parte de Ron sintió que sus fuerzas lo abandonaban, algo similar a la sensación que tuvo cuando la duelista lo atacó con el río de fuego. Debido a esto, Agatha les había contado que el hechizo era una variación simplificada del 'Huo Jiang!', diseñado para consumir las fuerzas de la persona sin matarla, de esta forma debilitaba a los magos oscuros que se veían obligados a lanzar el 'Guan-yin' para levantar a sus compañeros. Hermione comentó que dentro de pocas semanas podrían empezar a practicar el conjuro del río de fuego, el cual si podía llegar a ser mortal. Por su parte la joven japonesa les platicó sobre lo que Lien le había enseñado, la parte que Ron y Harry más disfrutaron fue el relatado del entretenido entrenamiento físico que había tenido con Malfoy, se imaginaban la cara del rubio al ser vapuleado por una mujer de tan solo trece años.

En la tarde Harry y Ron fueron al cuarto de entrenamiento para practicar el hechizo que Agatha les había enseñado antes del almuerzo, no era tan complejo como el anterior pero era un conjuro no verbal, así que Ron necesitaría un poco de ayuda, este tipo de magia no se le daba muy bien. Por el contrario Hermione y Keiko se dedicaron toda la tarde a estudiar los antiguos libros de la biblioteca, habían tenido problemas en traducir una interesante poción de protección que podría ser de gran utilidad cuando se enfrentaran a su nuevo desafío. Mientras Hermione revisaba los ingredientes de la poción, Keiko se entretenía con los libros celtas de la biblioteca; de repente un pequeño libro rojo llamó la atención de la japonesa, lo saco con mucho cuidado pues debía tener más de mil años, la cubierta tenía grabadas las letras GG en dorado y al abrirlo comprendió que se trataba del diario de Gardenia Gryffindor.

"Herm-chan mira el tesoro que he encontrado" dijo emocionada Keiko mientras le mostraba el libro a la castaña.

"El diario de la hermana de Godric Gryffindor" dijo Hermione con ojos brillantes.

"Seguramente Morrigan lo trajo junto con los libros celtas cuando se casó con Li Kun" mencionó Keiko.

"Tienes razón Keiko-chan" respondió la castaña, "es parte de la herencia de Morrigan, debemos entregárselo a Agatha"

"Iré en este momento" dijo Keiko mientras se dirigía a la puerta con el diario en los brazos.

"Es lo mejor, uno nunca sabe lo que ocultan los diarios" respondió sonriendo la castaña puesto que recordaba lo que ocurrió en segundo año con el diario de Tom Riddle.

Keiko al salir de la biblioteca no fue a buscar a Agatha, llevó el diario a su cuarto para leerlo durante la noche. A la joven japonesa siempre le había atraído la vida de Gardenia Gryffindor: pretendida por el mejor amigo de su hermano, Salazar Slytherin, se casó con el heredero de los Mc Dowell quien compartía sus ideas sobre la integración de los hombres-lobos y los vampiros a la sociedad mágica, acompañó a Godric durante la creación de Hogwarts, presenciando todos sus logros y peleas. Keiko deseaba aprovechar esta oportunidad para descubrir algunos de sus secretos.

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Espero que les guste la historia, es el primer fic que escribo. Antes del fin de semana espero publicar el Cap 12