Capítulo 2
Una joven de oscuro cabello y ojos azules se encontraba sentada en una mesa de un Café. Se encontraba con una taza que humeaba en su mano y leyendo una revista. Estaba vestida con una falda un poco más arriba de las rodillas, una camisa de tiritas y llevaba una cartera que estaba sobre la mesa. Se encontraba pasando el tiempo mientras esperaba a sus amigas para salir juntas. Tomó un sorbo de su taza y la dejó sobre la mesa junto a la revista. Consultó en el reloj de la cafetería que daba un cuarto para las 12. Sus amigas tenían ya media hora de retraso.
Cuando estaba recogiendo sus cosas, dispuesta a irse, una mano se posó sobre su hombro. Se dio la vuelta y vio a sus dos amigas respirando entrecortadamente, una apoyada en un poste de luz y la otra en su hombro. Brenda se rió por el estado de sus amigas, invitándolas a sentarse con ella. Lily y Nhy se sentaron enseguida y pidieron, a la mesera que se presentó, dos bebidas.
- No sé cómo puedes tomar café, Brenda – dijo Nhy con un gesto de asco mirando la taza de su amiga ahora ya vacía.
- Pero si es tan delicioso, y me relaja mucho – Nhy bufó, mientras que Lily sonreía. Siempre esas dos discutían por cosas sin importancia pero de forma graciosa.
- Brenda, y ¿cuál tienda es donde trabaja tu chico? – dijo Lily con una gran sonrisa. Nhy dejó su bebida de lado y miró a su amiga pícaramente.
Brenda se puso nerviosa pero con una sonrisa les dijo:
- Está justo... ahí – Lily y Nhy fijaron sus miradas en el lugar que Brenda señalaba con el dedo. Era una tienda de tamaño mediano, en un gran cartel encima de la puerta decía con letras grandes y coloridas "Todo de Quidditch está aquí, en Bitto's"
- ¿Bitto's? – preguntó Lily con el ceño fruncido. Brenda se encogió de hombros con una sonrisa nerviosa. Se quedaron observando el local del cual salía y entraba gente, y luego de unos minutos de silencio decidieron ya entrar.
Brenda entró de primera y el sonido de una campana sonó por toda la estancia. El lugar se veía bien acogedor, y hasta tenía sillones colocados en las esquinas para descansar. En las paredes habían escobas colgadas, túnicas de Quidditch y en una pared en particular se encontraban varias repisas llenas de libros sobre Quidditch, muchos en ofertas y otros agotados. Lily y Nhy veían todo con admiración mientras que Brenda buscaba con la mirada a Derek. De pronto lo vio, estaba junto a dos señores y hablaba con una sonrisa enorme, muy hermosa.
Derek era alto y tenía un cuerpo esbelto. Su cabello era negro, y brillaba intensamente por la luz de la habitación. Sus ojos eran de un color marrón hermoso y su piel era un tanto blanca.
Brenda se quedó mirándolo perdiendo el contacto con sus amigas las cuáles estaban demasiado embobadas con unas túnicas al otro extremo de la habitación. Derek sintió una mirada intensa sobre su piel y, dejando de hablar ya con los señores, plantó su vista hacia el lugar donde estaban mirándolo. Y la vio. Ella, al sentirse descubierta, giró su vista a una mesa llena de llaveros, haciéndose la indiferente. Derek sonrió unos momentos y cautelosamente se acercó a la chica.
- Brenda...
- ¡Oh! Hola, Derek – le saludó con una sonrisa. Él le respondió de la misma manera.
- Decidiste venir.
- Pues sí, pasaba por estos lados y decidí venir a verte. Estoy con unas amigas – Brenda apuntó hacia el otro extremo de la habitación donde sus amigas estaban hablando con un guapo joven. Derek sonrió.
- Genial. Y... ¿Cómo te ha ido?
- Bien, oye ¿Está bien que haya venido? – Brenda lo miró dudosa a los ojos pero Derek sólo sonrió.
- No te preocupes, pero mi descanso es en más o menos – Derek observó su reloj de muñeca y sonrió nervioso – 30 minutos.
- Oh, bueno si quieres me voy, tienes que trabajar.
- ¿Por qué no me esperas y nos tomamos un café? – le dedicó una sonrisa tranquilizadora que hizo a Brenda suspirar.
- Sería genial, estaré por mientras comprando con mis amigas por aquí cerca, ¿Si? – Derek le asintió y se despidió besándole la mano.
- Nos veremos – le sonrió y se dirigió hacia la parte trasera del local.
Brenda se quedó ahí en mitad del negocio viendo como ese chico tan guapo que tuvo la suerte de conocer estaba ahora atendiendo a otra gente. Se preguntaba qué sería de ellos si se conocían más, qué sería de ella. Tal vez terminarían juntos tal ves no. Diablos, una cosa que odiaba de sí misma era ser así... tan pendiente del futuro y no en vivir el presente. Movió su cabeza de lado a lado bruscamente como queriendo ahuyentar sus pensamientos, buscó con la mirada a sus amigas y las fue a buscar.
- Hola chicas.
- ¡Brenda! Él es Aubert. Aubert, ella es nuestra amiga Brenda – dijo Nhy señalando a los jóvenes. Los dos se dieron la mano animadamente con unas sonrisas – Aubert nos estaba contando sobre Hawaii, donde vivió los últimos dos años.
Y se notaba ya que su piel era notablemente morena, su cabello era de un café oscuro y tenía unos ojos azules brillantes que resaltaban con la polera azul que llevaba puesta. No era nada feo y tenía un gran cuerpo.
- ¿Y cómo es todo por allá? – preguntó Brenda
- Hermoso, deberían ir algún día. El mar es transparente, la arena clara pero hace un calor – Las tres chicas rieron. Era muy simpático el chico.
- Bueno chicas, deberíamos irnos. Volveremos más tarde Aubert
- Las estaré esperando, mi descanso es en media hora.
- Aquí estaremos – dijo Nhy encantada – Adiós.
Se despidieron y salieron por la puerta del negocio. Hacía un poco más de frío afuera pero el día estaba soleado y cálido. Decidieron ir a ver tiendas de ropa, tiendas de libros y golosinas a pedido de Lily.
- Y ¿Qué les pareció Aubert? – preguntó Lily.
- Encantador – dijo en tono soñador Nhy. Lily y Brenda sonrieron divertidas.
- Yo prefiero a mi Derek – dijo Brenda con una sonrisa. Lily abrió los ojos asombrada de tanta confianza que usó su amiga refiriéndose a un joven que apenas conocía.
- Te acuerdas de que es mayor, ¿No? – preguntó un tanto preocupada.
- Sí, Lilian. Y tú ¿Te acuerdas de que ya estoy bien grandecita como para juntarme con las personas que yo desee, fueran mayores o menores? - Lily sonrío nerviosa al notar la molestia de su amiga, luego se alzó de hombros. Nhy miraba a cada chica a la vez.
- Oigan, oigan, tranquilas – dijo para calmar un poco la situación, recibiendo una mirada asesina de parte de Brenda – A todo esto, ¿Qué hora es?
Brenda abrió los ojos al instante tapándose la boca con su mano derecha. Se le había olvidado por completo que tenían que regresar a la tienda.
- Chicas, Uds. vayan, yo me quedaré por aquí cerca
- ¿Por qué, Lils? Tienes que acompañarnos.
- Es que siento que sobro, además no hay otro chico para mí. Nhy tiene a Aubert y tú a Derek – sus amigas la miraron dudosas, sin estar seguras de si estaba bien dejar a Lily sola – Vayan, vayan, no desperdicien esta oportunidad. Estaré bien.
Las chicas sonrieron aliviadas y se despidieron de su amiga. Al poco rato quedó Lily sola en el banco del parque donde antes se encontraban todas.
No sabía qué hacer al haber recorrido la mayoría de las tiendas, pero había una en la que no había ido: "El Caldero Chorreante". Podría ir y tomar alguna bebida o algo para comer.
Se levantó y comenzó a caminar en sentido contrario a donde fueron sus amigas, cuando de pronto alguien le golpeó bruscamente el hombro mientras iba caminando.
- Oye, ten más cuida... – no pudo terminar la frase porque al ver quien era el causante de su dolor de hombro, que empezaba a aumentar, se quedó sin aliento. Era ni más ni menos que Severus Snape, un alumno de Howgarts de la casa de Slytherin. Un chico terrible e imbécil. Un bicho asqueroso que solo servía para molestar a la gente y hablar sobre pociones, palabras textuales de Brenda.
Snape al darse cuenta de la presencia de Lily sonrió airadamente mirándola de arriba a abajo. Había cambiado mucho en los últimos años y la verdad es que no estaba nada mal.
- ¿Qué tal, Evans? ¿Buscando algún club social de sangres- sucias? – soltó una risa que a Lily le dio escalofríos. Que la llamara sangre-sucia la había enojado mucho y estaba aguantándose en no pegarle un puñetazo en toda su cara.
- ¿Y tú, Snape? ¿Buscando a tus amigos? Oh, verdad, ¿Cuáles amigos? ¿Tal ves del Señor Oscuro serán? – Lily lo miraba directamente a los ojos. Snape cambió su semblante airado por uno frío y tenso, la observó en silencio por unos segundos como queriendo leer su mente. Lily se estaba empezando a sentir nerviosa pero no quería demostrárselo, si no él podía hacer cualquier cosa para molestarla aún más. Luego de unos momentos Snape volvió a sonreír, ahora falsamente.
- No te creas lo que no eres, Evans. Pero bueno... ¿Qué se puede esperar de una sangre-sucia como tú? – Lily estaba a punto de saltar sobre él pero Snape se dio la vuelta y siguió caminando, pero por un momento se detuvo, se giró y quedó mirando a la pelirroja nuevamente – Espero verte otra vez, Evans. Tal vez en mejores circunstancias. Estaré esperando nuestro próximo encuentro – Lily le mandó una mirada asesina, y luego observó como su silueta se perdía de vista entre toda la gente.
Lily se frotó el brazo y soltó un gemido. Odiaba tener que hablar con ese... imbécil. Se giró para seguir caminando y llegar a la tienda pero de pronto sus ganas de tomar algo se esfumaron y decidió sólo caminar.
oOoOo
Unas risas se escuchaban por todo el café pero la gente ni se inmutaba. En una mesa bien colocada a un extremo de la estancia estaban sentados dos jóvenes, un chico y una chica. Hablaban animadamente y de ves en cuando se reían juntos.
- Y dime, ¿Qué ocurrió después? – preguntó la joven con una gran sonrisa, luego de terminar de reír.
- Bueno... la verdad es que no me acuerdo, creo que la escoba me borró la memoria en los últimos segundos – El chico puso una cara de nervio demasiado graciosa para que la joven no se riera, cosa que ocurrió luego de unos momentos.
- Eres realmente chistoso, Derek. Te imagino agarrado de una tubería y una escoba loca detrás de ti – La chica volvió a reír mientras que Derek sonreía.
- Brenda, por Merlín.
- ¿Qué ocurre? – dijo Brenda preocupada cambiando su sonrisa a una mueca nerviosa.
- Tienes la sonrisa más hermosa que haya visto – dijo mirándola fijamente. Brenda se sonrojó levemente mientras cogía su bebida y tomaba un sorbo para después dejarla de vuelta a la mesa. Sus miradas se encontraron por unos segundos que se hicieron horas, en los cuales Brenda no pudo contener sentir cosquilleos en su guata. Sonrió coquetamente, no debía dejar de ser Brenda sólo por un elogio (el cual le había parecido de lo más encantador). Derek posó su mano sobre la de la chica suavemente, lo que aumentó el cosquilleo de Brenda. Ésta le sonrió ampliamente observando sus hermosos ojos marrones.
- ¿Te gustaría caminar un rato? – preguntó el joven sonriendo. Brenda, emocionada y con la esperanza a flor de piel, aceptó.
oOoOo
- ¿Y por qué decidiste venirte a vivir a Londres? – preguntó una joven quien estaba sentada junto a un chico alto y guapo en unos sillones de una tienda bastante acogedora e iluminada. El joven la observó por unos momentos con una sonrisa, le encantaba que esa chica fuera tan curiosa. Se sentía atraído por esa sonrisa juguetona y voz cómo música, y eso que recién la conocía.
- Pues... no me sentía tan a gusto en Hawaii, además lo único que hacía era ir a fiestas o a la playa, cosa que ahora me arrepiento ya que debería haber conseguido trabajo hace bastante tiempo.
La joven lo observó dudosa. En ese caso él debía conocer a miles de mujeres y tal ves ella no estaba a su alcance. Pero envés de decidirse en si estaba en lo correcto o no era mejor conocer a éste fantástico chico.
- Y ahora, ¿Estás a gusto acá con este trabajo?
- Sí, la verdad que prefiero Londres para trabajar, además es todo más acogedor aquí – El joven sonrió observándola a los ojos cosa que incomodó por unos momentos a la chica quien no dejó de mirarlo.
De pronto una camarera los sacó de sus pensamientos ofreciéndoles algo más que tomar.
- No gracias, estamos bien – Contestó el chico. La camarera con un asentimiento de alejó del lugar en el que los jóvenes se encontraban sentados. El chico volvió su mirada hacia la joven quien lo miraba sonriendo.
- Y ¿Qué hacemos ahora? – preguntó curiosa. El chico volvió a sonreír. Estuvo a punto de invitarle a dar una vuelta cuando su reloj de su muñeca izquierda soltó un pitido. Lo observó con mala gana, y luego de unos segundos asesinando al reloj en su mente miró a la chica con un tono de disculpa en el rostro. La chica entendió el mensaje enseguida y lo único que hizo fue asentir.
- Debo irme, pero ¿Te veré otra vez? – preguntó esperanzado cosa que alegró mucho a la chica.
- Si, Aubert, tal ves – El chico frunció el ceño confundido haciendo reír a la joven.
- ¿Te gustaría venir conmigo a un restaurante fantástico el sábado? Yo invito – le preguntó muy confiado y seguro. La chica le miró ansiosa y le sonrió ampliamente. Cogió una servilleta y de su bolso sacó una pluma fina. Escribió con una hermosa letra su dirección.
- Genial. Recógeme como a las 7:00 PM. ¿Si? – le entregó el papel al chico el cual sonrió agradecido de no haber recibido un no como respuesta.
- Claro Nhyla, ahí estaré – El chico le dedicó una sonrisa y dio una reverencia en forma de despido para luego salir corriendo, pero en el último momento la chica grito su nombre. El joven extrañado se dio la vuelta quedando de frente con ella.
- Llámame Nhy – la chica le sonrió dulcemente haciendo derretir al chico quien no podía estar más feliz, y con una última sonrisa se fue apurado de ahí, quedando Nhy sola rodeada de toda la gente ensimismada en sus pensamientos.
oOoOo
Una chica pelirroja iba caminando por una larga calle, en la cual circulaba poca gente y el día estaba en pleno sol. Se detuvo para ir a un negocio donde podría conseguirse una bebida o algo para tomar ahora que hervía de calor. Caminó hacia su derecha y vio un local con un letrero grande que decía: "Platos Grandes $50 galleons, Platos Pequeños $25 galleons, Bebidas, tragos, cervezas; $10 galleons". Por suerte había traído más de la cuenta que tenía pensada por traer que era poca.
Entró al local y se sentó en un asiento de la barra. El atendiente de la barra, uno muy guapo, se acercó a ella con una sonrisa un poco coqueta para su agrado y le pidió la orden que fue solo un jugo de naranja natural.
El cantinero le trajo el jugo y se quedó ahí observándola, cosa que incomodó a Lily, bastante a decir verdad.
- Eh, ¿Te ocurre algo? – le preguntó un poco molesta. El muchacho solo sonrió y negó con la cabeza.
- Es sólo que tienes unos ojos hermosos. Los más hermosos que haya visto en toda mi vida – Lily no se sorprendió de que le hubiera dicho tal cosa. Lo observó por unos momentos con una mirada un tanto persuasiva pero luego lo miró con la mayor calma del mundo.
- ¿Y qué más piensas de mí? – preguntó coquetamente.
- Pues... que eres hermosa, encantadora, tienes buen gusto y eres tan es...
- Especial y soltera, si, si, ahórrate el discursito para otra más – le dijo molesta dejando unos billetes en el bar. Cogió su jugo y se dirigió afuera del local, bajo la sorprendida mirada del joven cantinero y otra mirada que había estado atenta a toda la conversación.
- ¡Ey, Evans! ¡Evans! – Lily escuchó su nombre de lejos y la voz le resultó bastante familiar. Se dio la vuelta un poco confundida y al ver el rostro que estaba esperando ver, lo único que quiso fue salir corriendo de ahí y no volver nunca más. Pero no podía ni moverse - ¿Cómo has estado?
De pronto la pregunta le vino a la mente. Era el mismísimo James Potter en persona, le estaba hablando tranquilamente, afuera de un local, en verano. Se acordó de cómo Potter era tan cruel y egoísta con los demás. De pronto una rabia enorme recorrió todo su cuerpo comenzando con sus sentimientos de "Matar a Potter".
- Como yo haya estado no es de tu incumbencia. Ahora aléjate de mí, por favor – Lily se dio la vuelta y siguió caminando dejando a un James totalmente pasmado en mitad de la calle. Pero no podía quedar así de humillado. Debía ser el mismo James Potter que siempre.
Y no era nada feo este james Potter. Sus ojos eran color avellana y su cabello color azabache que brillaba más con la luz del sol dejándolo ver muy sexy, además de ser tan despeinado por naturaleza. Su cuerpo era esbelto, era alto y muy fornido. Tenía una sonrisa que mataría a miles de chicas a la vez y ¡vaya! que si lo ha hecho.
Se acercó a Lily por detrás y la tomó del brazo, dándola vuelta hasta quedar de frente.
- Te recuerdo que todo lo que tenga que ver contigo es de mi incumbencia. No seas infantil y háblame bien ahora.
Lily se enfureció mucho más que antes. ¿Ella? ¿Infantil? Eso si que no se lo creía. Cuando estuvo a punto de contestarle de una "buena" manera a Potter, llegó un joven corriendo de pelos rubios cenizas y ojos dorados hermosos. Se notaba cansado, y no porque anduvo corriendo. Estaba pálido y flaco, era alto y esbelto.
Se apoyó en el hombro de James y con un gesto saludó a la chica. Era Remus Lupin, prefecto junto con Lily en el colegio de Magia. Era un gran alumno ejemplar y se llevaba bien con Lily y sus amigas, en especial con Nhy. La pelirroja sonrió por unos momentos pero al darse cuenta de que James seguía ahí, tomándola del brazo, reaccionó.
- Suéltame Potter. Suerte la tuya que llegó Remus, ahora si me disculpas Remus me iré – le mandó una mirada asesina a James, el cual no dejaba de sonreír – Nos veremos otro día.
Remus le asintió todavía cansado por recorrer todo el trayecto desde el local donde habían estado antes tomándose unos cafés.
- James, Sirius te estaba buscando... pero ¿Qué hacía Lily contigo?
- Pues, ¿Qué más? – le dijo con una sonrisa pícara y con aire triunfante. Remus conocía demasiado a Lily y no creía que fuera a ceder tan fácilmente. Lo miró divertido por unos momentos.
- Si, seguro. Te apuesto a que quería zafarse de ti. Eres un caso perdido, James – Remus rió ahora un poco más tranquilo y siguió su camino de vuelta con su amigo junto a él.
- Te digo que algún día acabará enamorada de mí, Lunático, algún día.
- Sí, claro, cuando los cerdos vuelen.
Entraron en el negocio y se acercaron a una mesa donde había un joven muy guapo, moreno, se notaba alto aún estando sentado. Sus ojos eran de un grisáceo hermoso y brillaban con una gran intensidad. Su cabello, largo hasta su cuello caía elegantemente sobre sus hombros y su sonrisa no podía ser más perfecta. Les estaba coqueteando a unas chicas guapas que estaban sentadas en la barra riendo y observándolo.
James llegó a su lado y se sentó tapándole la fantástica vista. Remus se sentó frente a sus amigos divertido soltando un suspiro.
- ¿Qué tal, Padfoot? – le preguntó James observando a Sirius con los brazos cruzados mientras que el chico trataba de captar la atención de las chicas de quienes ya había perdido el rastro.
- Genial, Jamy, ¡Gracias! – Exclamó enojado cruzando los brazos – Ahora ya no veré más a esas preciosidades.
- ¡Oh, claro! ¿Y lo mío con Lily? – le preguntó James en el mismo tono que su amigo. Sirius abrió los ojos de golpe olvidando por completo su problema de haber perdido a esas bellezas.
- ¿¿Lo tuyo con...con... con Lily "come-libros" Evans?
- No te sorprendas, Sirius, que sólo habló con ella por unos segundos – dijo divertido Remus quien ahora estaba siendo atacado por la mirada asesina de James.
- Sí, hasta que llegaste tú.
- ¡Porque éste me envió! – Remus apuntó hacia Sirius que estaba todo sorprendido viendo a cada uno.
- ¡Eh! No me echen la culpa que yo sólo te llamé para que vieras las bellezas que se acababan de ir gracias a ti, James – ahora todos se miraban enojados, y le echaban la culpa al otro. De pronto Remus, siendo el más inteligente obvio de los tres, cortó el silencio incómodo.
- Chicos, chicos, mejor olvidémoslo, ¡Salimos a divertirnos! ¿No? Así que divirtámonos y olvidemos los problemas – Sirius y James se miraron y al poco rato sonrieron efusivamente y se abrazaron, esos típicos abrazos entre amigos pero esta vez como hermanos.
oOoOo
- ¡Nhy, Por acá! – gritó Brenda al ver a su amiga caminar un poco nerviosa buscando algo con la mirada. Nhy, al verla, sonrió complacida y se acercó a su amiga quien estaba sentada en el mismo banco en el cual estaban antes sentadas junto a Lily.
- ¿Cómo te fue, Bren?
- Bien, demasiado bien. – dijo la joven con una sonrisa pícara. Nhy sonrió a la respuesta de su amiga y se sentó a su lado, ahogando un suspiro. Conociendo a Brenda ya se esperaba lo sucedido – Conversamos caminando unos momentos, cuando me tomó de la mano, de pronto nos quedamos viendo y ¡Ay! Sus ojos... son tan maravillosos. De pronto se fue acercando a mi rostro... pero luego su maldito reloj nos interrumpió el momento – dijo la chica con un puchero. Su amiga sonrió recordando que algo parecido le sucedió – Me invitó a salir el jueves, es su día libre. Pero ¡Cuéntame cómo te fue!
- Nada mal, sólo que tuvo que irse. Pero me invitó el sábado a un restaurante que él conoce.
- ¡Grandioso! – Brenda sonrió maravillada ante el relato de su amiga y no podía sacar la sonrisa de su rostro. Se sonrieron y siguieron charlando sobre sus encuentros. Conversaron por unos minutos hasta que una melena pelirroja pasó frente a ellas, era Lily. Apuradas la siguieron y vieron que estaba realmente enojada, por lo que no sería muy bueno hablarle. Aunque Nhy, siendo tan descuidada e indiferente con todo, le habló.
- Lily... – la pelirroja se sorprendió de ver a sus dos amigas a su lado.
- ¡Chicas! Las estaba buscando – dijo con una sonrisa pero sin perder el tono molesto en su voz.
- ¿Qué ocurrió Lily? – preguntó Brenda quien estaba muerta de curiosidad. Lily frenó en seco, más enojada que antes. Las guió hacia un banco cerca de una tienda de ropa y les comenzó a contar todo.
- ¡Y mi día no podía ser más perfecto! Primero las dos tenían encuentros con chicos hermosos – Brenda y Nhy sonrieron nerviosas. Lily prosiguió – Segundo, me encontré con Snape que lo único que hizo fue molestarme y hacerme enojar – Brenda frunció el ceño al escuchar el nombre de Snape. Estaba decidida a decirle unas cuantas palabras a su amiga para que la dejara ir a pegarle lo que ella llamaba un "Anti-Snapes", pero Nhy conociéndola ya bastante le advirtió con una mano que no se levantara y luego Lily siguió hablando – Luego, entré a un local para poder pasar un tranquilo rato y tomarme algo con azúcar para calmarme cuando un estúpido mesero me empezó a coquetear como todos los chicos ¡Estúpido! Y eso me recordó a Potter, y adivinen... – sus amigas se alzaron de hombros - ¡ME ENCONTRE CON POTTER! – ahora Lily estaba roja como tomate, mucho más roja que su cabello y tenía sus manos apretadas como puños. Nhy le tomó una mano y la acarició.
- No te preocupes, Lily, tu día mejorará. Tenlo por seguro, además Potter es sólo otro capullo del cual debes olvidarte...
- ¡¿Pero cómo quieres que haga eso si me lo encuentro en todos lados! Además, me llamó infantil... ¡¡¿PUEDEN CREERLO!
- Ya, Lily calma...
- Ése infeliz – dijo Brenda enojada.
- Ya, las dos ¡CALMA! – gritó Nhy haciendo que todos los presentes la miraran como si hubiera hecho una ridiculez. Brenda y Lily se quedaron calladas mientras que Nhy respiraba entrecortadamente – Mucho mejor, ahora yo creo que deberíamos estar volviendo a casa ¿No?
Las demás asintieron y partieron a tomar un taxi para volver a sus casas.
Cada una hacia una parte diferente decididas en verse otro día.
