N/A: Disculpen el retraso, se que dije que actualizaría pronto, pero los exámenes, trabajos, y eventos de fin de curso (porque soy parte de las organizadoras) me trajeron loca...pero lo prometido es deuda así que no me pude retrasar más y aquí esta, disfruten de mi humilde fic...
Capítulo 3: La fuente de sangre
Creo sentir a veces que chorros de mi sangre
se me escapan en sollozos igual que de una fuente.
Oigo claramente su queja dolorida,
pero me palpo en vano para encontrar la herida.
Y corre como si fuera regando un descampado,
y en curiosos islotes convierte el empedrado,
apagando la sed que hay en toda criatura
y tiñendo por todos sitios de rojo la visión.
A menudo también del vino he demandado
que aplaque por un solo día mi terror. ¡Pero el vino
torna el mirar más claro y el oído más fino!.
Tampoco en el amor el olvido he encontrado:
ha sido para mí un lecho de alfileres
hecho para saciar la sed de los mortales.
---Flash Back---
Una pequeña, sin color en su rostro, con ojos celestes y cabello de un insólito color lavanda corto, de no más de 9 años, caminaba en la oscuridad por un largo y frío pasillo. Sus lindos ojos estaban cristalizados y todo su cuerpo empapado en sudor, razón por la que su batita de dormir estaba adherida a su delgada figura, y ciertos mechones rebeldes de su cabello caían sobre su frente por culpa de la humedad de su bella carita.
La nenita caminaba con paso inseguro y temblando, llena de angustia. Llegó a una puerta de reluciente madera, tomo con su diminuta mano la perilla de color dorado frente a ella y lentamente empujó la puerta dejando a la vista una habitación amplia y fina. La niña entró a esta recamara con paso algo más decidido, como esperando algo mejor dentro de ese bello santuario.
No se podía distinguir mucho de la alcoba, pero si se podía observar la silueta de una cama con dosel de la cual caían telas de aspecto fantasmal por su traslucidez, lo cual sólo se podía observar por unos escasos rayos plateados que se colaban por las transparentes cortinas, causados por la enorme luna llena que dejaba ver su silueta en la ventana de la majestuosa habitación.
La dulce criatura juntó sus manitas en su pecho demostrando su gran aflicción, y se acerco a la gran cama que se encontraba en el centro de la habitación. Llegó hasta la orilla derecha de ella y...
Ma...mami- dijo tartamudeando en casi un susurro.
Mami...mamita- pronunció con un poco más de fuerza, pero aún entrecortadamente mientras acercaba su manita derecha al brazo de una persona que se encontraba acostada y profundamente dormida sobre su lecho.
Una figura femenina entre las suaves y blancas sábanas se movió al escuchar la voz de la niña, y sentir su calida mano sobre su piel. Abrió poco a poco sus ojos dejando ver dos preciosas turquesas, profundas y brillantes, aunque algo adormiladas, pero que de inmediato cambiaron a la inquietud por ver a su pequeña al borde del llanto.
Se levantó un poco con elegante suavidad quedando recargada sobre sus antebrazos. En su tenue mirada podía observarse, aún en la oscuridad, que indagaba acerca de porque su linda muñequita se veía tan sobrenaturalmente... triste. La sábana que la cubría rodó de su regazo y dejó al descubierto una bata de dormir de un tono rosa pálido, de seda y encaje.
Mi amor... ven aquí- dijo con una voz tan dulce que casi alivia el inmenso dolor que sentía "su hija" en esos momentos, al tiempo que se recargaba en la cabecera de la cama y extendía los brazos para levantar a la niña frente a ella, la cual separó sus frágiles bracitos de su cuerpo, ya que se abrazaba a si misma momentos atrás, y fue cargada, quedando sentada a la orilla de la cama de la bella mujer que le hablaba con tanto cariño, mirando hacia ella. La pequeña de cabellos lavanda comenzó de nuevo a sollozar, a la vez que cascadas de agua amarga recorrían sus mejillas, tratando de desahogar todo el sufrimiento que se quedó guardado dentro de su inocente corazón.
Mi vida... calma chiquita...-le susurra al oído mientras abraza su cabecita - ahora todo esta bien- le trata de convencer, pero estas palabras parecieron no tener el efecto deseado sobre esa criatura de porcelana, ya que su llanto no cesó , sino que empeoró poniendo ella su carita escondida entre sus manos, y balbuceando palabras sin sentido.
Mi niña no puedo escucharte... mírame- le dice tomando sus manitas entre las de ella y las aprisiona en una dulce caricia, con una bella sonrisa que como por arte de magia secó los ríos que luchaban por salir de los parpados de la chiquita.
Ahora si preciosa...- señala la mujer de piel de nieve -¿Qué sucede¿por qué lloras de esa forma?. Ahora teniendo a dos piedras preciosas una frente a la otra no se podía saber cuales eran más bellas: Dos zafiros con el brillo de la melancolía y la angustia, y dos turquesas con la opacidad de la tristeza y la ternura.
Mami... tu...tuve u...una pesa...dilla- decía entre sollozos, hablando entrecortadamente, y con un esfuerzo muy grande ante cada palabra que salía de sus labios.
Cuéntame Rae... te sentirás mejor así- dijo con mucha seguridad la joven mujer de cabello largo y negro frente a la niña quien comenzó diciendo...
Vi a... a un señor... señor...rojo con ca... cabello blanco...(snif...snif)...él me...me dijo que yo era... era la destrucción del... mun... mundo... que yo sería la perdi...di...dición de todo ser vivo... dijo que no puedo cambiar... mi... destino... y también... que yo tengo... la llave... y luego comenzó a...perseguirme- dijo esto último con mucha más angustia, perdiendo el contacto visual con "su madre", dando a entender que eso era lo que la había puesto en ese estado... –me siguió hasta una T gigante con...con muchos cristales, y ahí... ahí me agarró del cuello... y no... no... podía respirar...- finalizó en un balbuceo silencioso, puesto que los sollozos se habían incrementado y era difícil descifrar sus atormentadas palabras.
La tierna mujer se posó sobre sus rodillas. En su semblante pálido podía notarse el nerviosismo, la desesperación, la impotencia de ver un ser amado, tan bello en tal estado y ella no poder consolarlo, ni darle remedio a su problema, porque pudo observar que esa no era una pesadilla común y corriente de una niña de 9 años, ella podía sentir que era más que eso. Extendió sus brazos de nuevo y atrajo a la pequeña hacia su pecho para por lo menos darle a entender que no estaba sola, que ella la protegería de lo que fuera que tratase de hacerle daño.
Tranquila mi niña...fue sólo una pesadilla...prometo que nadie va a lastimarte...jamás- le dijo suavemente cerrando sus ojos, para poder concentrarse en esa caricia que le proporcionaba a la pequeña. Le acariciaba su cabello lavanda que resplandecía con el halo plateado que irradiaba su más callada pero presente confidente... la luna.
---Fin de Flash Back---
En una habitación algo sombría, una figura femenina reposaba tirada sobre una suave alfombra color lila, se encontraba boca arriba, su cubierta de porcelana estaba más pálida de lo normal, a su cuerpo un sudor frío lo cubría dándole un brillo sobrenatural.
No quiero abrir mis ojos...no quiero...no quiero encontrarme con que lo que vi antes fue...real...pero no...no puede ser real...de seguro todo fue un mal sueño... si, una horrible pesadilla como lo que vi hace unos segundos...sólo fue un sueño...aunque ese si haya sucedido...-la joven oscura trataba de convencerse mentalmente de que esa visión había sido sólo eso...una visión de su mente perturbada, pero la inquietaba el hecho de haber soñado con algo que ella creía haber olvidado.
Muy bien...sólo debo de abrir los ojos para darme cuenta de la verdad...no puedo moverme...¿por qué?...vamos Raven...sólo respira, no te desesperes...todo estará bien...-pensó esto último más que como una afirmación como una súplica desde su corazón. Ella seguía inconsciente de su mundo exterior, pero estaba consiente de todas las dudas que recorrían su universo interior.
Poco a poco recuperó movilidad de sus músculos adoloridos que parecían de plomo, y haciendo un inmenso esfuerzo pudo abrir lentamente sus dos zafiros que se encontraron frente a frente con la luz de un resplandeciente día, lo que ocasionó que les costara más mantenerse abiertos, pero al acostumbrarse de nuevo a la luz pudieron ver el imperturbable cielo privado plasmado sobre su techo, lo cual reconfortó a la chica-lo sabía todo fue una jugada cruel de mi mente...nada ha pasado-caviló aliviada.
Cerró nuevamente sus ojos para concentrarse en poner todas sus fuerzas restantes en levantarse. Quejándose un poco por el dolor que sentía, logró levantarse, poniendo mucho esfuerzo sobre sus frágiles manos y brazos, quedando sentada con su absorta mirada en la puerta de su habitación, lo que desmoronó toda esperanza y provocó pánico en la chica al ver su bello universo espiritual...destruido.
Se encontró con una imagen aún peor que la de un campo de batalla, sus sagrados libros, invaluables estatuillas, pulcros muebles...todo estaba sobre el suelo...todo estaba arruinado, ella lo había arruinado.
No puedo...creer que...todo lo que...vi...fue...real- lo dijo sosteniendo el aliento, y apenas despegando sus tersos labios, como con miedo de que si hacia algún ruido todo se viniera abajo. Pudo sentir aún el punzante dolor sobre sus sienes, pero en ese momento fue lo que menos le importó, ya que puso hasta su corazón en ponerse de pie, obteniéndolo después de mucho esfuerzo. Ya levantada, se tambaleo un poco por la falta de energía en su débil cuerpo, pero logró moverse lo suficiente para llegar a una de las paredes en la que se encontraba su ventana para sostenerse, sin levantar la perdida mirada, quedando como en un profundo transe, su boca reclamaba líquido, y su mente un descanso, el cual no le sería dado.
Cuando se atrevió a levantar sus bellos ojos pudo detallar un poco mejor la situación en la que se encontraba su anteriormente impecable habitación, y lo que encontró fue un fuerte golpe a sus sentidos, las plumas de su suave almohada regadas, retazos de tela dispersos, hojas de libros desgarradas, sus figuras de porcelana hechas mil pedazos, todo estaba irreconocible. Gotitas transparentes brotaron de sus ojos atormentados, que ahora parecían simples rocas sin brillo, y recorrieron su rostro...
¿Todo es...cierto?...¿realmente soy...lo que dice...que...soy?...¿soy un...demonio?- dijo con tanta tristeza y coraje juntos que parecía que sus palabras amargarían hasta a ese bello día soleado.
¡YO HICE TODO ESTO?- grito con furia entre lágrimas, se sentía impotente y confundida, aparte de desprotegida y débil, lo cual provocó que diera un paso hacia atrás y tocara una superficie suave y tersa lo que reconoció como su cortina. Buscando en vano algo que la reconfortara miró hacia ese objeto recordado, pero en ese instante la cortina se cubrió del resplandor negro que emanó de su desconfiada mano y provocó que estallara quedando sólo hilos y retazos. Esto provocó en la chica que se separara de la pared con unos pasos hacia atrás, y al quedar al descubierto el cristal de la ventana pudo observar una imagen que creyó haber visto, pero su mente no la reconocía. Parecía ser...su reflejo, pero había algo diferente en él del que ella había visto esa mañana, sus ojos parecían sin vida, su semblante tenía surcos negros que salían de sus ojos como si de ese color fueran sus lágrimas, su cabello igual de lacio, pero empapado en sudor y pegado a su rostro. Despegó sus pálidos labios como para pronunciar algún sonido, pero no salió de ellos nada.
Esa no puedo ser yo...no...no...si puedo serlo...ya todo puede suceder-pensó en el infinito universo que era su mente en la que se arremolinaban sus recuerdos y pensamientos.
Al abrir más sus ojos, acercarse a la ventana lentamente y tratar de tocar la cetrina piel de la joven frente a ella, ocasionó un fuerte estallido que destrozó la ventana en millones de piezas irregulares y mortales, ya que al romperse Raven sólo pudo cubrirse con sus brazos su cara, pero todo su cuerpo recibió los impactos de pequeños cuchillos de cristal, que la herían haciendo brotar pequeños hilillos de sangre por todas parte de su delicado cuerpo de porcelana.
Retrocedió un poco sólo gimiendo de dolor, porque ya no podía gritar su garganta ya no la obedecía, así como casi ninguna parte de su cuerpo.
¡Esto es un error!- exclamó afirmando, al mirar atormentada las palmas de sus manos, y seguir retrocediendo, lo que ocasionó que pisara parte de los escombros, hasta que sus piernas sintieron el contacto del borde de la cama que la detuvo en seco, haciéndole perder un poco el equilibrio y cayendo sentada sobre su lecho.
En un acto reflejo bajó sus manos y fijó su mirada en sus piernas que pudo darse cuenta estaban llenas de líneas color carmesí que brotaban de pequeñas aberturas en la tela de su pantalón, lo cual no le importó en lo más mínimo.
Levantó sus orbes opacas y vio como el sol estaba esplendoroso a esas horas de la tarde – Que bello es el ciclo en el que juegan el sol y la luna...que lástima que para mi no puedan brillar ninguno de los dos astros...para mi sólo esta el manto de la oscuridad de la noche- caviló, sin darse cuenta de lo que pensaba, lo que si sabia era que había perdido totalmente la cordura. Pero algo la despertó de sus reflexiones sin sentido para ella, algo brillaba dentro de la habitación que reflejaba su luz de tono azul en la cuarteada pared lila. Ella giró en busca de aquello que producía aquel extraño brillo celeste, como si fuera una luz de esperanza entre tanta penumbra.
¿Pero... cómo?- se intrigó ella al ver que en la que había sido su mesita de noche se encontraba un pequeño cofre de plata con incrustaciones de bellos zafiros en su cubierta. Esperanzada se dirigió hacia él, sin quitar de su rostro la angustia, pero si de su mirada la perdición. Dio la vuelta a la cama en pedazos, y con mucha cautela tomó el joyerito que no era más grande que la palma de su mano...
Esto es...- divagó en su mente tratando de recordar porque ese pequeño objeto la intrigaba tanto, al momento que con sus finos dedos tocaba su cubierta. Al sentirse obligada por alguna razón inexplicable a tenerlo con ella, decidió transportarlo consigo en una pequeña bolsita que traía atravesada en su pecho, era de tono violáceo con una rosa de color blanco en el centro, y el cordón que la colgaba era negro, bastante largo.
Aunque sus ojos aún no se secaban, ella reprimía sus lágrimas por instinto, realmente no entendía porque no se lo permitía, algo en su interior se lo impedía.
Se incorporó y miró en dirección a la puerta de su habitación, caminó hacia ella con dificultad entre las ruinas de lo que antes había sido el sagrario de sus pensamientos. Al llegar a ella posó su tersa mano sobre la platinada perilla de la puerta blanca y la giró suavemente.
Arghh!- musitó al sentir como algo inmenso entraba en su cuerpo y al mirar hacia atrás encontró todo más revuelto que antes, como si una ráfaga de viento lo hubiera movido de lugar aún más, pero no se percató de que eso que había llegado a su interior era la energía que se encontraba cubriendo toda la habitación. No le tomó mucha importancia, pero si le llamó la curiosidad de el hecho de que su recamara parecía tener luz propia y no tenia la negrura nocturna de hacía algunos segundos.
Regresó su atención a la puerta y sin soltar el pomo plateado la halo hacia ella temblando de pies a cabeza, logrando abrirla tratando de evitar el temor de no saber que podía encontrar fuera de su recamara. Y lo que encontró no se lo esperaba...todo estaba en perfecto estado, tal y como ella lo había dejado lo cual la calmó por un segundo.
Señorita Raven...- la chica escucho esa vos amable femenina que la exaltó un poco, haciendo que diera un paso hacia atrás, cuando descubrió lo causante de ese saludo...era una de las criadas de su madre.
Hola...buenas tardes...Hanna- dijo Raven casi automáticamente, delineando una ligera pero sincera sonrisa, permitiéndose sólo esa expresión de sentimientos.
Disculpe señorita... ¿se encuentra bien?...se ve un poco pálida, su maquillaje esta algo corrido¿ah estado llorando, y... ¡Oh, Dios mio!- señaló ahogando un grito de terror al mirar detenidamente a la chica, llevándose una mano a la boca y acercándose a ella –Señorita...pero ¿qué le ha sucedido?- le preguntó en tono preocupado. Raven pudo darse cuenta de que miraba sus ropas manchadas de sangre, con pequeños cortes en todas ellas, y lo único que hizo fue esbozar un sonrisa nerviosa, mientras trataba de maquinar en su abrumada mente una buena excusa para que no se acercara más a ella y notara su agonía, al tiempo que cerraba un poco la puerta de su habitación para que no sospechara nada.
Si, tranquila, todo esta bien en serio...pero...-alargó su frase-¿no has escuchado algo...extraño?- pregunto seria, pero con la intención de no darle mucha importancia, mientras elevaba una ceja, en señal de duda.
Ehh...ehhmmm...no señorita...no he escuchado nada...-decía nerviosamente sin quitarle las verdes esmeraldas que tenia por ojos de encima- de hecho creía que no estaba en casa...pe...ro...pero venia a ver si estaba...para...preguntarle si no quería algo de comer...-dijo de manera impresionable, sacudiendo un poco su cabeza de un lado a otro tratando de negar su sobresalto. Esta joven no tenía más de unos 25 años, llevaba un uniforme común de doméstica, era de tez moren clara, con cabello ondulado negro y bastante alta, muy flaca, pero con un dulce semblante lo cual era demostrado por su preocupación por la joven a su cuidado.
No tengo hambre Hanna...estoy bien en serio, no te preocupes por mi...se cuidarme sola...esto no es más que...unos rasguños...causados por...por las tijeras...estaba...recortando algo...- inventó la joven gótica en un intento por escapar del problema en el que se hallaba. No miró a la joven a los ojos, jugueteaba con sus manos detrás de ella, y comenzó a retroceder, hasta quedar atrapada por la blanca puerta y la morena frente a ella.
Si usted lo dice señorita...esta bien...le creo. Me retiro...tengo ciertas tareas que terminar...con su permiso- dice esto ya más calmada, y haciendo una pequeña reverencia, pero sin dejar de mirar a la herida chica frente a ella, porque aunque podía sentir que algo no andaba bien, no podía hacer nada para averiguarlo, así que dio un cuarto de vuelta y comenzó a caminar hacia el lado derecho de la habitación de Raven por el largo pasillo.
La pálida joven de porcelana que levantó su incolora mano para secar sus lágrimas, observó como se alejaba, y dio un suspiro...
Gracias al cielo que no se escuchó nada...pero...¿por qué?...bueno eso no importa, lo que interesa es que no se enteró de nada- en ese momento llegó a su boca el impulso de sonreír de alivio y alegría, porque parecía que todo lo había solucionado, que ya no causaba destrucción...pero se equivocó...
Ya todo parece estar bien- en ese momento tenia una de sus manos en la perilla de la puerta y la otra tocaba aún su pómulo, y sin aviso...
Crashhh!
Un florero que estaba en una mesita a lo largo del pasillo se despedazó en mil piezas. Raven vio eso horrorizada, porque ella creía que ya lo había controlado todo, y más porque no había duda que lo hubiera hecho ella y no Hanna, ya que las piezas ahora en el suelo estaban rodeadas por la energía negra que ya le era familiar. Escuchó un grito ahogado y unos pasos rápidos acercándose, así que con un movimiento vertiginoso y ágil, logró abrir la puerta del cuarto entrar en ella y cerrar nuevamente la puerta de una manera muy brusca, lo que hizo que las quebradizas paredes retumbaran.
Quedó ahí parada con la puerta frente a ella, pero no la estaba mirando realmente, sólo podía repetirse...
No...no...¡no más!- inició como casi un suspiro y terminó en un grito lastimero, al tiempo que se doblaba hacia atrás, perdiendo la fuerza en sus rodillas. Cayo sobre ellas inclinándose hacia delante quedando arrodillada y sus manos pegaron contra la superficie con una increíble fuerza quedando pegados sus puños al suelo.
Por sólo pensar...por sólo sentir...no puede ser...- meditaba en esa misma posición y permaneció así por mucho tiempo...tanto que no supo si fueron segundos, minutos, horas...
Ella no me escuchó...por...por la energía en el cuarto...eso entro dentro de mi...eso fue lo que ocultó el sonido...pero...- reflexionó eso que aún le tenía a la expectativa...pero aún le faltaba responder una interrogante...
Debo detener esta destrucción...debo detenerlo...no quiero acabar con todo lo que esté frente a mi...no quiero...pero...- pensaba impotente al levantar sus manos enrojecidas del piso hacia los laterales de su cabeza...
La carta- dijo en un muy débil susurro-¡La carta, en la carta decía...- señaló con un dejo de esperanza en su quebrantada voz, abrió sus ojos desmesuradamente y giró bruscamente hacia donde antes había estado el pedazo de papel del que en ese momento dependía su razón y cordura. Pero al mirar detenidamente, descubrió aterrada que entre los escombros se debía encontrar la carta...pero seguramente hecha pedazos...
Por favor...tienes que estar ahí- suplicó al viento, dejando que se llevara sus palabras, al tiempo que se levantaba violentamente trastabillando, pera quedar de pie en dirección a su cama y correr hacia ella con desesperación en busca del preciado papel.
Por favor...no pudiste perderte, no pude haberte destruido...por favor- comenzaba a sollozar con desesperanza, pero para su fortuna encontró un pedazo del antiguo papel que al parecer estaba algo roto, pero estaba casi todo el texto completo. Lo tomó con considerable cuidado y cuando se dispuso a leerlo después de desarrugarlo un poco...
Señorita Raven...- se abrió la puerta dando paso a la joven Hanna con una bandeja en sus manos, y al ver tal cataclismo, se resbaló de sus manos, rompiendo los finísimos utensilios de porcelana y cristal, derramando líquido y manchando el pulcro suelo de restos de comida, provocando en la morena un grito ahogado.
Hanna...yo...-fue lo único que salió de los labios de Raven antes de bajar la mirada para ocultar ciertas lágrimas fugitivas y un rostro desbaratado, meter la carta dentro de su inseparable bolsita, y correr hacia la salida que le era obstruida por la joven criada. Eso a Raven no le importó, sólo corrió tratando de liberar la energía que tenía dentro y que no sabia como soltar. Pasó a un lado de Hanna, que no se movió ya que seguía impresionada por lo que sus ojos veían pero que su cerebro se negaba a creer, y salió de la habitación sin decir una palabra.
No pertenezco aquí...no debo permanecer aquí...- fueron sus pensamientos al tiempo que tocaba el barandal caoba que guiaba las escaleras en camino hacia la sala de estar de la mansión. Con su mano izquierda sostenía el saquito mientras que con la otra se equilibraba para no caer por la colosal escalinata.
Llegó a la puerta de su casa la cual se abrió impetuosamente con sólo pensarlo y desearlo, sin tener que mover ni un dedo de su frágil figura. Continuó su carrera con la mirada baja saliendo del jardín y cruzando el terreno perteneciente a "su familia", yendo a parar a un mundo desconocido.
Quería correr, volar, ser libre, alejarse de la destrucción, huir del dolor y la impotencia, desertaba del mundo que amaba, se abandonaba a si misma...para ya no ver brotar más la sangre de sus heridas, una a una, lentamente...como si cada corte fuera una fuente de sangre...
Notas de la autora:
"Dad palabra al dolor: el dolor que no habla gime en el corazón hasta que lo rompe". William Shakespeare
Hola...bueno antes que nada así como lo dije arriba...discúlpenme, en serio estos días han sido demasiado atareados. Consejo personal: nunca...repito nunca formen parte del grupo organizador de eventos de su escuela...puede llegar a ser muy divertido, pero es lo doble de pesado.
Quiero decirles que jamás en mi vida me imaginé tener la respuesta de parte de los lectores como la he tenido, son maravillosos todos ustedes...No me queda más que decirles gracias, y tratar de hacer un Fanfic de mejor calidad cada vez para que lo puedan disfrutar...(estoy llorando de la emoción...bua bua bua).
Bien, poco a poco he ido escribiendo este capítulo, me ha costado su trabajo ya que había mucho que especificar, pero creo que las dudas han sido resueltas y espero que lo hayan disfrutado... y si no, quiero que me lo digan por favor.
Ahora a responder reviews:
LiLiTh091 : Se que RobinXRaven son lo máximo, gracias por hablar conmigo en el MSN, y por la paciencia, espero que tus dudas hayan sido aclaradas, excepto por lo de Robin, el aparecerá en el siguiente capítulo, prometido. Y gracias de nuevo.
Raven Mistique: Muchas gracias por decir que soy original, tengo miles de ideas, el problema es que nunca encuentro bien como plasmarlas pero estando inspirada como lo he estado estos meses y con sus palabras se que brotaran las ideas...y todo por ustedes...Gracias...
Salustia Galahed Lamento haberte matado querida amiga, no fue mi intención hacerlo, pero fuiste fundamental para la historia y ya verás que lo seguirás siendo. En cuanto a lo de ortografía espero que tengas razón si no, bueno no quiero saber lo loca que me voy a volver, jejeje...y si quieres traumarte vamos, no hay problema, es bueno te lo digo yo y los fans de Teen Titans...Gracias por tus comentarios Rally, significan mucho para mi.
Jearo : No tienes idea de la profundidad a la que llegaron tus palabras de mi corazón...te agradezco con toda mi alma que digas cosas tan bellas, y vale aún más viniendo de alguien como tú...un excelente escritor a quien en verdad admiro. No te preocupes por no haber dejado review...con este tuve suficiente. Nuevamente gracias.
Ishii Sen Ling : Gracias por eso...describo las cosas pintándolas en mi mente, espero poder plasmar eso, espero que hayas disfrutado este nuevo capítulo hecho con mucho cariño.
Mel : Trataré de no volver a poner a René Descartes, jejeje, pero fuera de toda broma, me entusiasma el hecho de que te haya gustado el capítulo anterior, y deseo que te agrade este...y tienes razón este fic va para largo espero no aburrirlos, pero creo que esta interesante, así que sigue pendiente y gracias.
Johana Peacecraft : Es maravilloso que Raven sea tu personaje favorito, ya somos muchos...gracias por tus palabras y espero que siga llenando tus expectativas.
hitoki-chan : Pues aquí esta la actualización aunque no pronta, lo siento...pero de todas formas agradezco tu opinión acerca de la trama espero no fallarles y seguir así. Ojalá hayas disfrutado este nuevo capítulo.
Azura Jekyll : Muchas gracias por los halagos en tantos idiomas, jejeje...agradezco tus sinceras palabras y ya verás que haré lo posible por desarrollar bien esta pareja tan bella. Espero que hayas disfrutado el tercer capítulo.
The crow : Que bueno que tu emoción sea mucha, eso quiere decir que mi objetivo ha sido alcanzado, espero verte por aquí de nuevo leyendo, y deseo que disfrutes de lo que sigue que espero sea tan bueno como dices. Gracias.
Bueno...sin más que decir, debo aclarar que mi "Espíritu Literario Inspirador" esta lleno de vida, y revolotea con nuevas ideas a cada segundo por mi mente..y todo gracias a sus maravillosos reviews, que espero sigan llegando...y recuerden que se aceptan críticas con los brazos abiertos...hasta la próxima...Chao...
Atte: Su servidora Harly Grace
