Notas de la Autora: Lo se...lo siento, parecía que estaba muerta, pero no...he regresado con esto...al final explicaré porque el retraso...no quiero entrenerlos más si aún quieren leer este humilde fic...
Antes debo aclarar que ni los personajes ni el poema ni el personaje extra que aparecerá son de mi propiedad, la serie es propiedad de Glen Murakami, los poemas son de Charles Baudeliere y el personaje extra es de un joven que me ha abierto su corazón y me esta ayudando un poco con esta historia...
Ahora si, aqui esta la historia...con mis más sinceras disculpas...
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¿De los cielos o del abismo, belleza?
¿Desciendes de los cielos o del abismo surges,
Belleza? Tu mirar infernal y divino
vierte indistintamente el bienestar y el crimen,
por lo que te podemos comparar con el vino.
¿Asciendes de la sima o bajas de los astros?
El destino, hechizado, te sigue tus pisadas;
tú siembras a tu paso desgracias y alegrías,
tú lo gobiernas todo sin responder a nada.
¿Qué importa que del cielo o del infierno vengas,
Belleza? Monstruo enorme, ingenuo y atrevido,
si tu mirar, tu cuerpo, y el pie que te soporta
son lo infinito que amo y nunca he conocido.
Satánica o divina, da igual, Sirena o Ángel,
¿qué importa, si me dan tus ojos cambiantes,
ritmo, perfume y luz, oh, mi única reina,
menos horrible el mundo, más cortos los instantes?
Las gotas de lluvia cayendo a tierra, suave, lento, sin prisa, sólo con ganas de entorpecer la visibilidad de los mortales que se encuentran a merced de los cielos.
Pero entre todas las almas que se ven sobre la tierra dos llaman la atención, una niña débil acompañada de un joven asustado en medio de un remolino de objetos danzantes en un aura negra, un espectáculo extraño de ver, pero hipnotizante.
La niña de piel pálida como la nieve sufría en los brazos del enmascarado que deseaba ayudarla más que nada, pero no tenía idea de cómo, además le vino a la mente la idea de que él no tenía la obligación de ayudarla. Algo raro estaba pasando que lo asustaba y podía salir corriendo, ella misma se lo había dicho. Entonces¿por qué seguía ahí?...
Porque algo en su interior se lo pedía, le rogaba ayudar a esa frágil criatura en sus brazos…
La separó de él, ya que le tenía abrazada la cabeza contra su pecho, y la frágil fémina no evitó para nada ese contacto, ella necesitaba algo que la sostuviera aunque no lo aceptara.
Raven no tenía conciencia de sus actos ni de su alrededor, como un funesto "Deja bu" todo regresó, las palabras confusas, esa carta, la ventana rota, sus ropas, Hanna, la visión de un sueño pasado, una mujer sonriendo, una mujer gritando, una luna plateada, un día soleado, una noche tormentosa, unos ojos amarillos…ya no pudo soportar, y sacó de su garganta un grito como nunca, todo lo anterior que había gritado eran susurros…esta era una súplica lastimosa de su alma, la cual quería salir de ese cuerpo que sufría para poder dejar de sentir agonía, pero esto no ocurriría.
El joven enmascarado, después de escucharla gritar de esa manera supo que no podría dejarla ahí de ninguna manera, alguna vez había sido protector de los que lo necesitaban en otra ciudad y bajo el mandato de alguien más, alguien llamado Batman, que desde el punto de vista de Robin, ese hombre mayor jamás logró comprenderlo, no sabía lo que sentía ese joven al que le conocían como Chico Maravilla, la sombra de colores del héroe de negras vestiduras. Así que evitó volver a su pasado y se dejó llevar por el presente, levantó con su mano delicadamente la barbilla de la joven de piel de porcelana para verla a los ojos, por mucho que le atemorizara ver esa mirada blanca brillante, tenía que calmarla de alguna forma.
-Por favor, mírame…estas a salvo…nada te hará daño, yo no te lastimaré y no permitiré que alguien pueda hacértelo…por favor, trata de controlarte…por favor…-la suave caricia y las amables palabras de ese chico la hicieron volver un poco a la realidad, sin poder controlar ese gran poder que salía de ella, y en un intento desesperado por evita herir a aquel dulce caballero, cruzó su mirada de estrella en todo su esplendor, con el misterioso antifaz del moreno y en ese momento de distracción por parte de él, ella logró empujarlo un poco, a lo que él se resistió por completo y la tomó fuertemente, sin lograr herirla de sus hombros y la sacudió un poco…
-Date cuenta…estas bien, cálmate o no podré ayudarte, nada va a pasarte, yo te voy a cuidar¡YO TE VOY A CUIDAR!-le gritó al final ya desesperado de ver a tan frágil figura casi romperse, su cara estaba destrozada en dolor, las heridas que ya no se veían gracias a que el agua salina del mar las lavó, volvían a sangrar, de sus ojos salían ríos de lágrimas imparables y salvajes, sus dientes estaban trabados, sus cabellos lavanda se elevaban espectralmente y todo lo que flotaba alrededor giró más rápido creando un verdadero tornado mortal, por primera vez, ese valiente joven enmascarado, ese que decidió cuidarla, sintió miedo… pero no miedo de lo que pudiera pasarle a él, sino, pánico de que esa joven hermosa quedara silenciada sin que él pudiera hacer algo para evitarlo.
En la mente de la joven gótica se logró escuchar un gritó, un grito que la regresó de golpe a la tierra, y la alejo de esas tormentas infernales de ideas en el averno de su mente. Ella escuchó: "YO TE VOY A CUIDAR". Cerró fuertemente los ojos que dejaron de despedir esa brillante luz blanca, porque esas simples sílabas la habían hecho sentir tan protegida como una bebita en el seno de su madre. Abrió sus orbes azules velozmente jadeando, al momento que clava su mirada aterrorizada en la máscara de ese muchacho…
-¿Lo prometes?-le interrogó en un susurro al joven petirrojo, su vida dependía de esa respuesta, ella necesitaba quien la entendiera, quien pudiera comprender lo que era sin importarle nada, quien supiera controlarla para que ya no pudiera herir más a nadie, necesitaba esa máscara que él cargaba para ocultar su dolor, ella lo necesitaba a él.
-Lo prometo-respondió él con convicción, la posición en la que estaban no había cambiado, ambos de rodillas, uno frente al otro, él con sus manos sobre los helados hombros de ella, ella más relajada ahora, y mirándose fijamente. –No voy a dejarte, no se que me dice que no lo haga, pero no lo haré, te cuidaré, no estarás sola- y le dedicó una pequeña pero sincera sonrisa. Aún dentro del caos en que se encontraban, parecía esa sonrisa brillar más que cualquier clase de energía que pudiera salir del alma de la joven pálida.
Y tan rápido como todo comenzó, de un momento a otro el viento dejó de soplar, el tiempo pareció detenerse, los diversos objetos que formaron la tormenta vertiginosa quedaron inmóviles, las gotas de lluvia estaban suspendidas en la nada, la luz de un relámpago deslumbró quedando en esa maravillosa forma que dura milésimas de segundos y después de unos instantes que parecieron eternos todo volvió a su estado normal, ya nada flotaba a su alrededor, todo cayó, el mundo seguía girando, aunque para ellos había parecido detenerse unos instantes, pero al despertar de ese extraño sueño se encontraron en la realidad, la realidad que mostraba sólo a dos jóvenes hincados sobre la arena siendo empapados por las gotas de lluvia. La joven con la ropa rasgada y ensangrentada, el chico con antifaz y una sonrisa tan diminuta que era imperceptible, pero estaban solos, no necesitaban que nadie más la viera para creer que existía ese único gesto de comprensión en su rostro…o al menos eso es lo que ellos creían.
-Lo vez, ya pasó todo…se acabó, ya estas bien- le dijo el en voz baja, pasando suavemente su mano cubierta por la húmeda mejilla de Raven…
-¿Podrías decirme tu nombre?- le pregunto con suavidad.
-Mi nombre…mi nombre es…Raven-le dijo ella sin dejar de mirar a esos ojos ocultos. Ella no quería decirlo, pero las palabras de él fueron tan delicadas, que todas las defensas para guardar su interior se derrumbaron por completo, haciendo que ella pronunciara su nombre.
-Es un bello nombre- levantándose con algo de esfuerzo, tomando las manos de la chica para jalarla un poco ayudándola a levantarse. Ella parecía que se resistía a todo contacto, pero lo permitió y aunque le costó mucho levantarse, después de un leve tambaleo lo logró, quedando ambos de pie, de la misma manera sutil, uno frente al otro, sin dejar de mirarse mutuamente.
Robin soltó las manos de Raven y las puso sobre sus propios hombros, quitándose de encima su capa – Toma – le dijo pasándola por sobre los hombros de ella – Debes estar helándote, será mejor que la traigas tu –.
Raven se sonrojó un poco al ver como el se despojaba de parte de su traje para dárselo a ella, ese joven no podía ser real, era tan dulce, tan incondicional, tan amable, tan atento…tan perfecto, ya que podía notarse sin la capa la figura bien formada de un adolescente atlético y realmente atractivo. Pero se avergonzó más al pensar esto último y bajó la mirada para que el un pudiera notar el tono carmesí de sus heladas mejillas. Tomó los bordes de la capa y con ellas se abrazó a si misma cubriéndose más, realmente sentía frío, además de que se sentía débil, esto no era algo a lo que ella estuviera acostumbrada.
- Ven…vámonos, necesitas descansar…y algo de ropa seca antes de que te resfríes – Aclaró Robín tomándola de un hombro y haciéndola girar, ya que ella se encontraba en dirección al mar, para quedar de frente a Jump City. Sus luces distorsionadas por el agua de lluvia que caía ligeramente, los relámpagos al fondo, danzaban al son de los truenos, todo parecía ensayado, como una gran obra maestra del teatro. Pero Raven no había levantado aún su vista, sólo caminó sin notar aquello que les mostraba la noche urbana. Se separó un poco de Robin y siguió su camino no sin antes pronunciar unas suaves palabras dedicadas sólo a ese chico enmascarado y misterioso.
-Gracias por salvarme de mi misma- siguió su senda invisible unos pasos más antes de escuchar una respuesta de su acompañante, tomando con firmeza un objeto que casi había olvidado y que recordó al sentir su golpeteo en su pierna, era su bolsita con el cofre dentro.
-Gracias a ti por permitírmelo- respondió Robin y se apresuró por alcanzar a la joven. Él tenía una extraña sensación al haber escuchado un "gracias" de parte de ella, pero le agradó ese sentimiento, y al verla alejarse tuvo que acercarse a ella, como si tuviera que estar a su lado para estar bien, para seguir con su misión, para seguir en este mundo de realidad y ya no escapar a su mundo de fantasía.
Raven escuchó la contestación de él y en su rostro se formó una pequeña sonrisa sólo para ella, pero todo de pronto se nubló, sintió que su cuerpo estaba tan pesado que no podría sostenerlo, y sin más, sus dedos soltaron el pequeño tesoro que cargaba y se dejó a si misma descansar en esa cama de arena, con sábanas salinas por la brisa que viene del mar y la lluvia que cae, y con la canción de cuna que le proporcionaban las olas.
Estando a un metro de distancia de Raven, ésta se detuvo y comenzó a caer hacia el frente.
-¡Raven!- dijo Robin al verla en ese estado.
Robin sintió como si fuera su corazón el que cayera, y lo más rápido que pudo la sostuvo de la cintura, dejando su cabeza y brazos colgando. La giró con suma facilidad, recostándola un poco sobre la arena, al tiempo que se inclinaba a su lado; no había ninguna duda, era realmente preciosa, una diosa y parecía más majestuosa al verse cubierta de suaves gotas de lluvia que caían sobre su herido cuerpo y divino rostro…
Pero de nuevo cayó en cuenta de que no era el mejor momento para observar obras de arte, y tomó la decisión de llevarla al único lugar que él conocía en esta ciudad como un hogar.
-Raven, puedes estar tranquila…prometí cuidarte, ahora sólo es cosa de llevarte a mi pequeño "refugio". Ahí estarás a salvo.- Después de decir estas palabras al viento, tomó a la chica en brazos con suma gentileza y cuidado, y la cargó caminando en dirección a la ciudad.
Al llegar al callejón del que había estado observando todo esa noche, notó que la lluvia se estaba deteniendo.
Caminó más hacia la profundidad en la oscuridad de ese callejón, para encontrarse con algo que brillaba bastante de un tono rojizo, era un vehículo, una motocicleta que esperaba fiel a su dueño. Al llegar a ella Robin acomodó a su protegida en un abrazo suave pero protector para poder subir con ella a la motocicleta. La cubrió un poco más con la capa, la sentó sobré sus piernas y pasó uno de los brazos de Raven por detrás de su cuello para que ella estuviera más segura, a la vez que él la sostenía con cuidado y firmeza de la cintura, pero sus dedos se enredaron en algo extraño, era el listón del que colgaba la preciada bolsita de la joven, le llamó la atención, pero también decidió sostenerla. Fuera lo que fuera, debía ser muy importante para ella.
Al ver que estaba su dama lo suficientemente segura, se puso su casco, el cual estaba colgado de uno de los espejos retrovisores, encendió el vehículo, y con una sola mano aceleró y lo dirigió, saliendo del callejón. Como un verdadero maestro salió de ese estrecho lugar sin ninguna dificultad y rápidamente llegó a las calles de la ciudad. No era muy tarde pero la lluvia, regalo del cielo, irónicamente había ahuyentado a la gente en las calles, lo que hizo más tranquilo el trayecto.
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Una capa ondeante más negra que el abismo se podía ver desde lo alto de un edificio, una tez pálida, tanto como la siniestra muerte siendo ensombrecida por la capucha que cubría la cabeza de ese extraño ser, que no se ocultó de las inclemencias del tiempo en ningún momento. Sólo observó el espectáculo que se formó ante sus ojos, una niña, un niño, criaturas ingenuas sin saber nada acerca de su terrible e inevitable destino. Los vio alejarse, y saltó en busca de un lugar del cual apropiarse de una mejor vista de los sucesos lo que dejó ver un poco más de su figura, unas ropas un tanto extrañas, calzaba unas botas negras que parecían se de cuero, vestía pantalones grises holgados, adornados con un hermoso cinturón plateado, una camisa negra ceñida a su abdomen.
Se acercó sigilosamente, pero cuando vio a la figura femenina caer, sintió un impulso de ir a ayudarla y casi pierde su estática e inquebrantable expresión, pero se detuvo de inmediato al ver al niño que la ayudaba y cargaba hasta un callejón. Los siguió con la mirada, hasta que los perdió en las tinieblas, así que con movimientos felinos se acercó a ellos y los miraba desde lo alto de una desgastada barda a unos escasos metros. Los vio moverse con rapidez sobre la motocicleta, y con gran destreza salir de ese tenebroso lugar, sin darse cuenta de su presencia.
-¿En verdad crees que te la llevarás?- dijo con una voz ronca que parecía más un ronroneo, entre una mueca que parecía sonrisa, pero que en realidad no mostraba ninguna clase de emoción al respecto. Sus azules ojos siguieron el movimiento del veloz petirrojo, hasta perderlo de vista al doblar una esquina.
-Parece ser que esas son tus intenciones…lamento tener que detenerte- en unos instantes desapareció envuelto en un aura de color blanco resplandeciente que se esfumó tan rápido como apareció del interior de ese extraño joven.
En menos de un segundo reapareció en la misma aura de color blanca en un edificio cercano mirando hacia las calles encontrando su objetivo, el chico en la motocicleta con la joven en brazos estaba a pocos instantes de pasar por el lugar en el que él se encontraba, la fría brisa acompañada de un poco de diminutas gotas de la lluvia que amenazaba con desvanecerse, movió su capucha, casi haciendo que ésta se cayera a sus hombros, pero antes de que esto ocurriera, volvió a desvanecerse en el aura blanca con más rapidez que antes y reapareció en el borde de una ventana de otro edificio más adelante, sin perder de vista la motocicleta.
Los siguió saltando con una agilidad sobrehumana por los techos y ventanas de los edificios de la ciudad. Al verlos llegar cerca de una bodega que parecía estar completamente vacía, desapareció de nuevo en un fugaz movimiento en el aire y se presentó en cuclillas a unos metros frente a la motocicleta, a las alturas de la bodega dónde no serían vistos. Se levantó lentamente, y con su inmóvil y elegante figura erguida sobre el asfalto mojado, ahora que se había detenido la lluvia, esperó la llegada de esas luces que se acercaban a toda velocidad.
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Robin avanzó con velocidad sin importarle mucho su alrededor, sólo tenía en mente a una débil joven en sus brazos, alguien herida por fuera, y por dentro, alguien que necesitaba de su ayuda, nada más le importaba.
Para su suerte, la lluvia hizo su efecto sobre la gente de la ciudad, la ahuyentó, dejando la ciudad técnicamente desierta, para que él pudiera cumplir con su misión de proteger a ese ser en sus brazos.
Al parecer todo estaba a su favor, pero algo frente a él al girar en una calle con una boga a su lado derecho, le contradijo, frente a él vio una clase de sombra, la cual tomó forma al acercarse un poco más, era una figura humana. Iba a tan alta velocidad que no pudo frenar como debía ya que el asfalto estaba mojado, y se convirtió en una pista de mortal. Frenó girando un poco la moto, para intentar detenerse de manera horizontal, pero no lo logro y en cambio la motocicleta cayó de lado, patinando sobre los charcos de agua.
Robin en un acto desesperado por no herir a Raven, con su mano izquierda le cubrió la cabeza contra su pecho, recibiendo él el golpe contra el suelo, y momentos después siendo herido por el frío concreto que a tal velocidad quemaba como un hierro incandescente. Su pierna izquierda y su brazo rozaron contra el pavimento por varios metros ocasionándole quemaduras y sangrantes cortes que hasta que la motocicleta se detuvo por completo supo lo graves que eran por el dolor que le ocasionaron. Al detenerse la motocicleta, no sentía ni su brazo ni su pierna, pero se incorporó lo más rápido que pudo para ver cómo se encontraba Raven, pero descubrió que ella ya no estaba entre sus brazos, no sentía su peso sobre él, ella no estaba.
Aterrorizado por lo que pudo pasarle, levantó su transporte con un quejido muy fuerte, ya que este le había aplastado la pierna, y al lograr liberarla, apenas pudo moverla para sacarla de debajo de la motocicleta, dejó caer la maquina contra el piso y buscó con la mirada algún indicio de que Raven estuviera bien.
Al girarse hacia su espalda, al fin la encontró a unos 3 metros detrás de él, parecía tan apacible como hacía unos minutos sobre su regazo, pero eso para él en este momento no podía significar nada bueno.
-Raven- balbuceó, quitándose el casco y tratando de ponerse en pie, lo cual logró muy torpemente, cayó de rodillas al intentar dar un paso, pero puso su alma en alcanzar a la criatura de azules ojos y cabellera lavanda, lográndolo después de unos pasos atolondrados, pasos que podían ser simples, pero para Robin fueron eternos.
-Raven- repitió Robin al llegar a su lado y arrodillarse frente a su cabeza que estaba girada a un lado, y su cuerpo había quedado de costado, al parecer de una manera en que no se consideraría que esta muy lastimada. Le tocó la mejilla, manchándola un poco de un líquido rojizo, era su sangre, se había manchado los guantes con sangre de su costado izquierdo al levantarse, pero no le dio importancia, y la revisó superficialmente con la mirada por todas partes de su cuerpo, al ver que a simple vista parecía estar bien, acercó su cara a la de ella para verificar su respiración, y para alivio de su oprimido corazón, ella estaba respirando.
-Gracias a Dios que te encuentras bien- Robin le susurró suavemente, seguido por un leve quejido de su parte, ya que ahora que el accidente había pasado, la adrenalina se iba disipando dejando presentes toda clase de dolores que en un principio no sintió.
Escuchó unos pasos acercarse a ellos, y por reflejo miró hacia arriba, ya que él se encontraba arrodillado en el suelo acompañando a su protegida, encontrándose con un hombre de capa negra, y una capucha en su cabeza. No podía saber si los miraba, pero una extraña sensación de incomodidad le dio a entender que si.
-¿Cómo están?- le preguntó el hombre a Robin con una voz fría y ronca.
-Yo estaré bien, ella es quien me preocupa…por cierto, pudiste haber salido herido tú también- le dijo Robin muy convencido de lo que decía en tono de reproche a ese extraño joven frente a él.
-Sabía que no sería así- un viento algo más fuerte sopló contra el rostro del joven encapuchado haciendo que la oscuridad que ocultaba su rostro se viera apartada al dejar caer la tela que cubría su cabeza, y se dejaran ver dos hermosos y grandes zafiros fríos, sin sentimiento alguno, y a la vez amenazadores, al menos para Robin, quien no pudo dejar de notar que esos ojos eran prácticamente iguales a los de la joven dama a su lado. Notó su pálida piel que parecía ser grisácea, un rostro de un chico no mayor de 20 años, unos labios sumamente finos, y un cabello más negro que el color de la túnica ondulante, despeinado y a un largo medio que apenas rozaba un poco la mitad de su cuello, de complexión muy delgada y de una altura de 1.80 a lo que su vista podía calcular.
-¿A qué te refieres con que lo sabías?...y si es así… ¿por qué te quedaste ahí?- ahora el tono de Robin sonaba amenazador y firme, por alguna razón ese chico no le agradaba, y mucho menos su forma de hablar. En un movimiento casi imperceptible y al parecer carente de sentido se movió un poco entre Raven y el joven de negras vestiduras en señal de defensa.
-No tengo porque responderte, y no intentes protegerla, ya nadie puede hacer eso más que yo, así que apártate y déjame ayudarla, pero antes- en un rápido movimiento ese extraño hombre puso su mano sobre el hombro de Robin. Éste algo contrariado por las palabras de ese hombre y su acción trató de evitar el contacto, pero no tenía ninguna clase de fuerza que le permitiera escudarse, más desde el momento en que la pálida mano del extraño tocó su hombro, sintió un gran alivio por todo el cuerpo, el dolor desaparecía y el calor regresaba a sus venas.
El joven de pálida tez retiró su mano del hombro de Robin, quien de inmediato se miró las vestiduras rasgadas que unos momentos atrás estuvieron llenas de sangre y quemaduras, y ahora sólo se veía a través de ellas su piel sana y pulcra. Se sorprendió ante esto y desde su posición en el suelo, a un lado de Raven le preguntó en un tono asombrado, intrigado y atemorizado -¿qué quieres?...¿quién eres?-
-No hay razón para que te de una respuesta, pero la has cuidado y mereces alguna clase de recompensa, así que te lo diré…Estoy aquí por ella – señalando con un ademán de su larga y delgada mano a una inconsciente Raven – la niña de aspecto de ángel, con sangre de demonio. Y mi nombre, banal niño redentor…es Hazar – terminó de decir esto el joven de delgada figura con el mismo tono en toda la frase sin ningún cambio en su expresión, la misma mirada imperturbable, la idéntica monotonía en sus movimientos.
Esto dejó atónito al joven enmascarado, las palabras no podían ser asimiladas así por su cabeza. "Respuesta, cuidado, recompensa, banal, redentor…Hazar", pero lo que más lo dejó fuera de la realidad fueron las palabras referentes a ella "Estoy aquí por ella… la niña de aspecto de ángel, con sangre de demonio". Esto era algo que no se habría esperado…jamás.
-¿A qué se refiere?... ¿dice la verdad?... Hazar¿su...nombre?... ¿ella?... ¿ángel?... ¿demonio?...¿qué significa todo esto?...- Los pensamientos de Robin eran confusos y no llevaban a ningún lugar más que a ella, esa hermosa niña -¿De dónde llegaste?... ¿de dónde te econtré?...¿ De los cielos o del abismo... belleza?...-
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Notas de la Autora:
"No esperar nada de una persona, no tener confianza en ella, es matar radicalmente su futuro." Louis Evely
Me disculpo con toda el alma por haber dejado a tantos lectores fieles de mi historia así...no merezco que lean lo que sigue...no me sorprende si han perdido interés, sólo quiero que sepan que si escirbí esto, y si seguiré es porque amo hacerlo, y si no pude hacerlo, es porque algo muy grande me lo impedía...además de que esta historia ha sufrido cambios radicales, pero que espero que sean de su agrado.
Tengo que agradecer con todo el corazón en este capítulo al joven Saiserg Diethel, quien me acompañará en la realización de esta historia...dueñoy creador de Hazar
Quiero dedicar este capítulo a dos personas...a mi onesan, y a la adorable Diuo O'Henry...
Y quiero dar las infinitas gracias de parte de mi "espiritu literario inspirador" a todos los que se han detenido unos instentes en mi mente, y han leído lo que en ella hay por medio de esta historia.
Gracias de corazón (porque ustedes me han salvado de mi letargo literario) a:
Crow Raven
LiLiTh091
Morearwen
Kristal of Nol
Mika
Jearo
Johana Peacecraft
ANoNyMoUsMoOn...Constan...
rogue
kykio88
Soledad de los Angeles
Raven Youkai
Shiro-wolfman-k
Jinx mcr
A. Roldan
Mi alma esta llena de felicidad por sus palabras, entiendo si deciden abandonarme, pero si no lo hacen...prometo no fallarles...porque no importa cuanto me tarde, prometo terminar...tarde o temprano...
Espero que hayan disfrutado de esto que esta escrito desde el alma...
Atte: Una apenada, su servidora Harly Grace
