Capítulo 14
- No puedo creer que hayas golpeado a Rufus el otro día... pero dime la verdad, ¿Enserio lo golpeaste? – Preguntaba una Brenda entre interesada, divertida y extrañada. Se encontraba junto con sus amigas en los jardines del colegio.
- Sí, Bren, lo golpeé. ¿Qué se creía que me podía besar así no más? – Dijo Lily alterada, recostándose sobre las piernas de Nhy.
- Amiga, ¿Desde cuándo estás tan brusca? – Le dijo la chica divertida. Lily le miró molesta.
- Desde que me besan contra de mi voluntad. Y ahora James estará enojado conmigo.
- Vamos, Lily, todas sabemos que Potter está loco por ti. De seguro que lo deja pasar – Le dijo Nhy tratando de aliviarla. Brenda negó con la cabeza.
- Sí, claro – Dijo divertida – Potter estará bastante enojado.
- Gracias, Bren.
- Pero si es verdad – Se defendió la morena, encogiéndose de hombros. Nhy le miró reprochablemente mientras que Lily comenzaba a hablar sobre James, desesperada.
- Tal vez no vuelva a hablarme, no querrá saber más de mí. Tal vez ya ni me mire, ni existiré para él. En estos últimos días lo único que me ha dicho ha sido hola. Otras veces me he encontrado con él y he intentado saludarlo pero no me responde el saludo y yo...
- ¿No que odiabas que él te notara? – Le preguntó Brenda.
- Eso fue hace mucho... – Mencionó la pelirroja sonrojada. Brenda hizo una mueca de burla.
- Bien, cambiemos de tema que hablar sobre Potter no es mi tema favorito – Indicó la morena. Lily bufó y Nhy sólo asintió – Lo que si deseo hablar es sobre el baile... – Dijo con un tono agotador en su voz.
- ¿Qué baile? – Preguntaron sus amigas al mismo tiempo.
- El baile de Halloween – Les dijo esperando a que ellas le asintieran, pero sus amigas siguieron con sus gestos de no entender nada – El baile que McGonagall me pidió que llevara a cabo...
- No nos has contado nada de un baile – Dijo Nhy divertida
- ¿McGonagall te pidió a ti que te encargaras del baile? – Se burló Lily – No puedo creerlo
- Pues créelo – Le espetó Brenda molesta – Y sí, a mí. Ya se que soy un poco irresponsable pero de todas formas tengo talento para decorar y... y... con magia y... ¡ustedes saben! – Exclamó cruzándose de brazos mirando a sus amigas, enojada. Éstas, sin poder evitarlo, comenzaron a reírse a carcajadas - ¿Qué?
- Nada... Brenda... es sólo que – Pero Nhy no podía dejar de reír. Lily tenía sus manos en su estómago, intentando no explotar en cualquier momento de la risa. Brenda sólo les miraba molesta.
- Bueno, bueno, no sean pesadas, ¿Eh?
- Está... está bien... – Logró pronunciar Lily sin largarse a reír otra vez – Lo lamento, Bren, es sólo que es... es raro...
- ¡Vaya, qué raro que organice un baile! – Dijo Brenda con sorna.
- Es verdad, Brenda, es extremadamente raro que McGonagall te lo haya pedido a ti, y no a Lily, por ejemplo.
- ¡Claro! Por que Lily es la mejor en todo, ¿No? – Espetó la joven, molesta más que antes.
- No...
- Claro – Le interrumpió Nhy a su amiga pelirroja quien se avergonzó. Brenda miró a Nhy furiosa, no podía creer que pensara así de ella – Lily es mucho mejor con lo de la magia, mejor que nosotras dos y opino que ella debería estar a cargo del baile.
- ¡Pues, dile a McGonagall entonces! – Exclamó Brenda furiosa. Solía ser un poco sensible y tenía un temperamento tan delicado que cualquier cosa contra ella podría sacarla de sus casillas, como ahora - ¡Ah, sí, Nhy! Y olvida que me conoces mejor.
Brenda le miró asesinamente, levantándose del pasto y dirigiéndose al castillo.
- Soy una estúpida, y yo que iba a pedirles que me ayudaran. Pero no dejaré que Lily me quite esta oportunidad, demostraré que es posible que haga las cosas bien. Ya verán... – Se decía, tratando de controlarse, entrando por las grandes puertas del castillo.
- ¡Nhy! – Le reprochó Lily, mirando a su amiga avergonzada.
- No te preocupes, Lily, se le pasará el enojo cuando necesite que la ayude en algún informe de Encantamientos o Pociones – Le comentó su amiga restándole importancia – Además, ha sido la única forma para que pueda hacer las cosas bien. No quisieras que el primer baile, y último de nosotros, esté imperfecto – Le dijo divertida. Lily rió.
- Eres mala.
- Algo... – Dijo Nhy divertida, mientras que Lily reía por las ocurrencias de su amiga.
oOoOo
- Verán lo buena que puedo ser – Seguía diciendo Brenda en voz alta, caminando por los pasillos del Castillo, sin detenerse, cuando de una sala aparece un chico bastante alterado, con una mancha morada y verdosa a un lado de su ojo - ¿Dan?
- Brenda – Murmuró el chico, sorprendido. De pronto, por la puerta que se encontraba detrás del chico y frente a la joven, aparecieron cuatro jóvenes con verdes chaquetas y una insignia en sus pechos con la imagen de una serpiente. Eran de Slytherin, y uno de ellos era Lucius Malfoy. Brenda quedó atónita - ¿Qué... qué haces aquí? – Dan se maldijo por haber hecho esa pregunta tan tonta. Brenda pareció despertar de un sueño.
- Venía... venía hacia mi Sala Común – Miró a los Slytherin con cara de pocos amigos, mientras que éstos se perdían, con sonrisas rellenas de arrogancia, por el gran pasillo - ¿Qué hacías con esos Slytherins?
- Eh, nada... sólo me amenazaron por un dinero que les debía... típicas deudas mías – Dijo Dan con una nerviosa sonrisa. Brenda no parecía creerle - ¿Te acompaño a la Sala Común? Además, yo también me dirigía hacia allá – Dijo el chico tratando de cambiar el tema. Brenda le asintió, sin estar segura de si Dan decía la verdad.
En camino hacia la sala común de Huffelpuff, Dan no dejaba de mirar nervioso a todos lados, y más a Brenda quien comenzaba a sentirse incómoda. Llegaron al cuadro de la sala, Brenda dijo la contraseña y entraron.
Un viejo sillón para tres personas más unos dos individuales se encontraban en uno de los rincones, unos lugares más lejos, dos mesas de football en miniatura se dejaban ver, siendo usadas por unos chicos de tercer año.
Brenda detuvo a Dan antes de que pudiera irse a su habitación y no darle una explicación válida de por qué esos Slytherins estaban con él.
- Dan, dime la verdad sobre esas mugrosas serpientes – Dijo Brenda yendo directo al grano, una característica muy usual en ella. Dan le miró nervioso.
- Te dije que nada malo ocurría.
- ¿Pero qué es esto entonces? – Le preguntó la joven, tocándole, no tan delicadamente, su herida en su sien derecha. El chico le apartó la mano a la joven, ahogando un gemido de dolor - ¿Ah?
- Nada... sólo me golpeó una Bludger – Mintió, sin mirar a Brenda.
- Sí, claro, y yo soy James Bond.
- Pues, suerte en tu próxima misión, pero si me disculpas – Le indicó el chico tratando de irse lo más rápido posible del lado de la joven. No podía mentirle, pero debía.
- Ja...ja...ja – Dijo Brenda sarcásticamente – Muy divertido, Dan, veo que has mejorado en estos últimos días...
- Brenda
- Lo siento... – Murmuró la joven – Pero me preocupo. Tú sabes que los Slytherins no son muy bien vistos.
- Lo sé, lo sé, y por eso me encantas... como eres claro – Añadió el joven tratando de no sonrojarse. Brenda le sonrió y se acercó a él hasta abrazarlo. Dan no sabía si derretirse en ese mismo momento o sólo besarla.
- ¿Me prometes que te cuidarás? – Le preguntó Brenda con una de sus caras de bebé pequeño. Dan apartó la mirada de esos ojos que le volvían loco y sonrió.
- Claro, no te preocupes...
- Bien, porque no quiero que te pase nada malo... Eres una de las personas más buenas que tengo a mi lado – Dan pudo notar el dejo de tristeza de la chica en su voz. Recordó a Derek.
- Bren, estoy aquí siempre cuando lo necesites, siempre con todas mis partes del cuerpo – Brenda soltó una sonora carcajada.
- Me alegro – Le dijo abrazándolo fuerte – Porque me muero si te pasa algo – Dan sintió una descarga correr por todo su cuerpo, hasta su nuca, haciéndole sentir tan bien. Amaba a esa chica y tenerla de esa forma, entre sus brazos, era algo que le dejaba muchas sensaciones al momento que no sabía si podría controlar. Tenía tantas ganas de besarla.
Se quedaron unos minutos abrazados, mientras que todo el mundo seguía con sus cosas alrededor. Brenda tenía su cabeza apoyada en el hombro izquierdo de Dan mientras que éste la tenía abrazada por su delgada cintura.
Podía sentir su aroma a pocos centímetros de su nariz, acarició su lacio cabello que caía sobre su hombro. La chica respiró hondo, perdiéndose en la caricia que el chico le brindaba.
Brenda se enderezó, sin dejar de abrazarlo, y le miró a los ojos. Podía ver un mar de sentimientos en ellos. Poco a poco, el chico comenzó a acercarse a la joven, lento pero seguro, hasta que rozó sus labios.
"Podría olvidarme de Derek de esta forma, no quiero seguir pensando en él" Pensaba la joven, mientras que acercaba sus labios a los del chico, fundiéndose, juntos, en un tierno y dulce beso.
Dan comenzó a profundizar el beso, acariciando los suaves labios de la chica con ternura. Mientras que Brenda suspiraba agradecida de poder recibir otra vez un cariño como ese, aunque lo único que podía ver en su mente era la imagen de ese chico que todavía no podía salir de su corazón, sintiendo sus labios, en vez de los de Dan, dando todo su amor como meses antes se lo había dado al joven que ahora ya no lo tenía a su lado, siendo polvo todos sus días de una hermosa relación.
Dan podía sentirse en el cielo. Sentía que volaba junto con su chica en brazos, por fin besándola, sabiendo de qué sabor eran sus hermosos labios, pudiendo acercarse más a ella que como amigos. Su amor por Brenda crecía cada vez más y se había consolidado con ese tierno beso.
El aire, momentos después, ya se hacía necesario, debieron separar sus labios para poder respirar antes de que se quedaran sin aire.
Dan sintió como su pecho se oprimía al tener que separarse de ella, pero seguía con esa suave y delicada sensación en su estómago, al haber podido besar a la chica que tanto quería.
Brenda le miró a los ojos, sabía que estaba haciendo mal en darle falsas esperanzas al chico. Que podría arriesgar su situación pero al haberse acordado de Derek y de sus antiguos sentimientos, no pudo evitar sentirse inexcusable, tan impotente, que la única manera en su mente era poder volver a sentir algo como lo que sentía en esos días.
- Dime que esto no es un sueño – Brenda rió. Algo que le encantaba de ese chico era su ingenuidad, y su ternura. Le miró cariñosamente.
- Claro que no... – Dan le sonrió, agradecido por obtener un momento de algo que siempre había soñado.
Volvió a acercar sus labios a los de Brenda, sintiendo, una vez más, como esa sensación en su estómago se incrementaba, pudiendo saborear los labios de la morena con más intensidad y ternura. Su deseo se había cumplido y ahora podía estar con Brenda por siempre... si es que nada se lo impedía.
oOoOo
- ¡Nhy, de esa forma crearás el caos total en el castillo! – Le exclamaba Lily divertida a su amiga quien no podía realizar bien un hechizo.
Se encontraban en la Sala Común de Gryffindor. Lily le ayudaba con sus deberes a Nhy, pero ésta no podía realizar ningún encantamiento bien. Su mente se encontraba en otro lugar.
- Lo lamento, Lily, pero este encantamiento me cuesta bastante – Se defendía la chica, con su varita en alto, intentando una vez más poder hacer bien el hechizo. Una luz amarilla surgió de la punta de su varita llegando a parar hasta la puerta de la Sala Común, justo en un chico que venía llegando - ¡Remus! – Exclamó Nhy asustada, soltando la varita al suelo y corriendo tras el joven quien se encontraba apoyando en una pared respirando entrecortadamente - ¿Estás bien?
- Sí, claro, perfectamente – Afirmaba el joven pero algo extraño había en él - ¿Qué le pasó a mi voz? – Le decía a Nhy emitiendo un singular sonido de su boca. Hablaba de una forma demasiado infantil y chillona. Nhy le miraba nerviosa, mordiéndose su labio inferior.
- Ven, vamos a la enfermería
- No quiero volver a allá, acabo de venir de ese lugar – Reclamaba Remus, como un niño pequeño que está en desacuerdo con algo.
Lily soltó una exclamación de asombro al comprobar que los efectos secundarios del hechizo ya se estaban cumpliendo. Ahora la cabeza de Remus era pequeña, pero su cuerpo seguía normal, haciéndolo ver muy divertido. Nhy se asustó más y le agarró del brazo mientras que Remus trataba de saber por qué ahora la pelirroja no dejaba de reírse, apuntándole.
- Te digo, Cornamenta, que no es "SHilifus", es "Chitifuz" – Decía un joven entrando por el retrato que daba a la sala común, junto con otro joven.
Los dos se sorprendieron al ver la escena; Lily, por una parte, se encontraba riendo a carcajadas, apuntando hacia Remus, lo que desviaron su mirada hacia él y vieron que su cabeza era diminuta y su voz era chillona e infantil. No pudieron reprimir sonoras carcajadas, uniéndose a la risa de Lily.
- ¿Qué les ocurre? – Preguntaba un Remus ingenuo, mientras que Nhy se ruborizaba extremadamente.
- Vamos, Remus – Lo cogió de su manga y se lo llevó hacia la enfermería.
Los otros tres chicos seguían riéndose a carcajadas, mientras que los jóvenes que recorrían la Sala, les quedaban mirando extrañados.
- ¡Viste su cara! – Exclamaba Sirius eufórico, tratando de controlar su risa.
- Y... y su voz... parecía un pequeño niño – Decía ahora James quien se encontraba apoyado en el respaldo del sillón frente a la chimenea, riéndose estruendosamente.
- Y la cara de Nhy – Añadía la pelirroja, riéndose junto a los demás – ¡Estaba roja!
Sirius comenzó a reír más fuerte, mientras que James se calmaba mirando a Lily sonriente.
Una borrosa imagen le vino a la cabeza, pudiendo recordarla perfectamente. Rufus y Lily besándose. Todavía no podía olvidarlo.
Le quedó mirando ahora con su rostro enojado, con una aguda mirada. Lily notó esto y le quedó mirando, nerviosa. Agachó su cabeza y se dirigió a recoger la varita de Nhy, que se encontraba en el suelo.
Sirius, que se calmó luego de unos minuto, se quedó observando a James quien miraba a la pelirroja, furioso, con sus puños fuertemente cerrados.
Entendió que debía dejarlos solos, justo cuando la Sala se encontraba absolutamente vacía, a no ser por unas chicas de cuarto año que bajaban por las escaleras en esos momentos.
Se dirigió al cuadro, para ir al Gran Comedor a almorzar, viendo que las chichas le sonreían, les coqueteó, invitándolas a caminar con él hasta su destino.
Mientras, Lily estaba de espalda a James, guardando sus cuadernos en su mochila, y la varita de Nhy.
James tenía su mirada fija en su nuca, esperando a que la pelirroja le diera una explicación. ¿Pero qué explicación debía darle? Ella no le pertenecía, ella podía hacer lo que se le diera la gana, besarse con quien fuera, pero no podía dejar de sentirse ofendido y... ¿Decepcionado? Definitivamente se sentía decepcionado. De Lily y de él mismo por no haber actuado antes de que, lo que ocurrió hace dos días, hubiera pasado.
Lily terminó de ordenar sus cosas pero no quería darse la vuelta y enfrentarse a la fría mirada de James.
"Vamos, Lily, es tu oportunidad de poder negarle sobre lo del beso. ¡Es tu oportunidad de decirle lo que realmente sientes!" Lily respiró hondo y... decidió decírselo. Expresarle que lo único que sentía era un cariño inmenso hacia él.
Respiró hondo por segunda vez, antes de voltearse y quedar viendo la mirada de James. Se notaba fría y apenada. Se quedó estática, no podía mover un músculo. Pero debía hacerlo, si no, todo terminaría peor...
- James... – Comenzó la chica cuando de pronto el ruido de la puerta le impidió continuar. Era Brenda quien venía embobada, pensando en algo que Lily no pudo saber.
Al observar a la pelirroja y a un James totalmente furioso, recostado en un sillón, se arrepintió de haberlos interrumpido pero al ver la reacción de Lily, se olvidó por completo de ese pensamiento.
- Brenda... ¿Qué tienes? – Dijo la chica acercándose a su amiga. James sólo bufó molesto, subiendo las escaleras hacia su habitación.
- ¡Lily, no vas a creer lo que te voy a contar! – Le exclamó entusiasmada, pero recordó que se encontraba enojada con la pelirroja. Frunció el entrecejo y se quedó observando a su amiga pensativamente.
- ¿Y bien? – Le interrumpió su amiga en sus intentos de saber si contarle o no.
- Nada – Dijo inocentemente, yéndose hacia su habitación.
- ¡¿Qué! – Exclamó la pelirroja, haciendo que Brenda se detuviera - ¿Cómo que nada?
- Nada... – Repitió Brenda, terminando su camino hasta el dormitorio, dejando a una Lily bastante confundida en la Sala Común.
- Genial – Espetó hablando con ella misma – Primero fue James, ahora Brenda... todos enojados conmigo... ¿Qué he hecho para merecer esto? – Replicó exasperada.
Se limitó con bufar extremadamente furiosa, cogiendo su mochila y encaminándose hacia el Gran Comedor. No sabría lo que iría a hacer con James pero debía arreglar las cosas como fuera.
Al llegar, se sentó en la mesa de Gryffindor, comenzando a servirse su plato de almuerzo. Para peor, la salsa de carne se le cayó en toda la falda, el jugo de calabaza se le derramó por la mesa. Dejó su plato a fin de terminar, caminando hacia fuera del Comedor cuando, empeorando las cosas, se encontró con Rufus.
- Lily, necesitamos hablar – Le rogó, pero Lily continuó caminando.
- No tengo nada de qué hablar contigo, Lound – El chico se sorprendió por que le hubiera llamado por su apellido.
- Vamos, Lily, tú no eres así. Hablemos, por favor – Le dijo dulcemente mientras que la joven seguía caminando, sin mirarle.
- No, ahora vete.
- DEBEMOS hablar, Lily, AHORA – Le espetó, cogiéndole el brazo fuertemente, haciendo que la chica soltara un leve gemido de dolor. La mirada del chico se notaba furiosa. Lily, asustada y nerviosa, le asintió.
Rufus no la soltó y se la llevó hasta una sala de clases. Estaba vacía, por suerte. Cerró la puerta tras de sí y miró a la pelirroja intensamente. Ésta retrocedió unos cuantos pasos hasta chocar con el mesón del profesor, Rufus se acercaba cada vez más.
- ¿De qué querías hablar? – Le preguntó, nerviosa. Rufus le sonrió, arrogantemente.
- Lo sabía...
- ¿Qué cosa? – Le preguntó Lily mientras que el joven se acercaba más y más, incomodando a la joven.
- Lo sabía... sabía que... – Murmuró el joven.
- ¿Qué? – Le dijo con el mismo tono, dejándose llevar.
- Que te gustaba, y de cuánto me deseas – Le dijo, soltando una risa. A Lily se le erizó la piel al escuchar la risa y no pudo evitar respirar entrecortadamente.
- ¿Qué? Eso es estúp... – Pero no pudo continuar hablando. Tenía a Rufus de nuevo sobre sus labios. Se sintió repugnante, sucia, sólo quería irse de allí.
Comenzó a golpearle el pecho pero Rufus le agarró de los brazos, dejándole inmóvil, mientras comenzaba a intensificar el beso.
Lily no sabía qué hacer para que Rufus le soltara. Su varita se encontraba en su mochila y sus brazos se veían oprimidos con las manos de Rufus. No podía moverse, pero sí podía moverse con las piernas.
Sin pensarlo dos veces, levantó una pierna y le golpeó al chico en la entrepierna, haciendo que se encorvara, gimiendo de dolor.
Salió rápidamente de entre el mesón y el joven, dejándolo en el suelo.
Llegó a la puerta y la abrió sin esperar mucho tiempo, encontrándose con el rostro que no desearía haber visto. Ahí, bajo el marco de la puerta, un furioso James Potter se encontraba.
- James – Murmuró la joven, mirándolo asombrada.
James pudo notar que respiraba entrecortadamente, con las mangas de su blusa corrida y su cabello un tanto desordenado. Notó cómo Rufus se levantaba del suelo, mirándolo con una nociva sonrisa.
- Lily Besa bien – le dijo, arrastrando las palabras – Qué lástima que no puedas saber cuán bien lo hace – James lo miró más furioso que antes. Lily no entendía por qué Rufus hacía eso - ¿Qué ocurre, James? ¿Celoso? ¿Por qué? ¿Porque Lily decidió estar conmigo en ves de estar contigo? – Le espetó el joven, acercándose a él. Lily se encontraba en medio de los dos, nerviosa por que alguna pelea pudiera comenzar entre ellos.
- Eres un imbécil
- Un imbécil, tal vez, pero YO estuve con Lily, ¿No? – James caminó un paso acercándose furiosamente al chico, tal cual león saltando sobre su presa, pero Lily le detuvo - Ahora sabes lo que se siente, idiota
"¿Qué? ¿Qué quiere decir con eso?" Pensó Lily quien trataba de que James no hiciera algo estúpido.
- Nadie se mete con Evans, Lound, que te quede claro.
- Me queda absolutamente claro, Potter, pero hay un ligero problema... Yo ya lo he hecho – Dijo con una socarrona sonrisa.
James no pudo evitarlo y saltó sobre el joven, proporcionándole un gran golpe en su mejilla derecha. Lily exclamaba palabras de que terminaran todo, que no pelearan pero los chicos estaban tan impregnados en la pelea tratando de golpear al otro que no le hacían caso.
- ¡James, basta! – Gritaba la pelirroja, sin obtener buenos resultados. Se mordió el labio inferior nerviosa, no quería que algo le ocurriera a James.
Se acercó donde los chicos, tratando de separarlos, pero antes de que lo supiera y pudiera evitarlo, un puño venía directamente en dirección a su rostro. No pudo evitar sentir un agudo dolor y caer, débilmente, al suelo.
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¡Por fin el capítulo 14! Disculpen por demorarme tanto, enserio, tal vez quedó más corto que los demás capítulos pero espero que les guste.
Caro: Muchas gracias por tu review, espero que éste capítulo sea de tu agrado. Gracias y hasta el próximo capítulo.
EmiliaLupin: Gracias por tu review! Espero que este Cáp. te guste mucho. Nos vemos!
ClockyEvans: Amiga! Gracias por todos tus reviews! Y por venir a mi casa y ayudarme con algunas correcciones con esa historia que espero poder subir :) te pasaste, amiga, espero que leas este Cáp. Y que lo disfrutes mucho! Y sube una historia prontooo que escribes muy bien! Saludos, nos vemos.
Caataa: Hola! Muchas gracias por tus reviews! Te pasaste, espero que este Cáp. Te guste mucho, nos vemos en el próximo Cáp.
Muchas gracias a todos por sus reviews y si alguien le falta dejar uno, por favor, sólo aprieten el botón más abajito que dice GO y escribes criticas, opiniones, lo que sea está bien para mí:D muchos saludos.
Maitte Potter.
