Oo. El príncipe de la dulce pena .oO


Hermione daba vueltas por la habitación cual león enjaulado, hambriento y furioso. Sobretodo furioso.

Las palabras de Evelyn resonaban todavía en su cabeza fuerte y claro, desorientándola. Pero ¿que podía hacer ella, una simple mortal, por cambiar el protocolo establecido en aquella ciudad de Londres? Nada.

Absolutamente nada, y era eso lo que la enfurecía.

-Flash Back-

-En cuanto a ti, ya puedes empezar tu explicación sobre lo que ha pasado ahí dentro, señorita.-

Pero la morena no contestaba, se limitaba a mirar a la carretera, indecisa, como esperando una señal que le dijera que la castaña era realmente la persona a la que debía confiar aquel secreto.

-Escúchame, Hermione- Evelyn había parado el coche de manera brusca en medio de un solar abandonado y la miraba ahora fijamente- Podría decirte miles de cosas. Podría decir, por ejemplo, que ese beso fue producto de la emoción del momento, que en realidad no sentí nada, y mentiría. Podría, incluso, esquivar tu pregunta y cambiar de tema, preguntarte por Draco y desviar tu atención, y te mentiría. Podría jurarte una y mil veces que no siento nada hacia Blaise, que me repugna su sola presencia, que desearía no verlo nunca más, y me estaría mintiendo a mi misma.-

La castaña le miraba segura de las palabras de la sirvienta, decidida. Parecía sincera. Se limitó a guardar silencio, esperando a que continuase.

-Pero¿sabes, estoy algo harta de esconder lo que siento. Cuando eres una sirvienta, una esclava como yo lo soy, debes renunciar a ciertos privilegios. Pensar y sentir están entre ellos.- Hermione se horrorizó¿existía entonces en aquella ciudad la esclavitud?- Verás, la casa de Malfoy cuenta con su propio protocolo, establecido por la propia Reina Narcissa. No mirar a los integrantes de familia directamente a los ojos, no hablar si no es estrictamente necesario, no cuestionar jamás a un superior, no revelar el secreto de línea de sangre… y una retahíla más de absurdas normas con las que, seguramente, ni tu ni yo estamos de acuerdo. Y aún así debo seguirlas¿sabes por que?-

Hermione negó enérgicamente, con los ojos acuosos. Que aquella chica mostrase tal fortaleza en la situación en la que se encontraba le producía una compasión y una admiración increíbles. Ahora sabía que no se había equivocado al juzgarla, era todo lo que ella podía esperar de una amiga.

-Porque esa familia,- Evelyn tenía también los ojos rojos, pero retenía el llanto. No iba a derrumbarse- esa maldita familia es todo lo que tengo.-

-Fin del Flash back-

Después de aquello, la morena había vuelto a hacer rugir el motor del coche, con la vista fija en la carretera, y no se había mencionado más el tema. Pero Hermione lo tenía muy presente. Vaya que si lo tenía presente. Ella, que siempre había luchado contra lo que no consideraba correcto, contra las injusticias, ella… ¿se había enamorado de un tirano¿era Draco igual a su madre?

Un insistente dolor de cabeza hizo que se tumbase en la cama, exhausta. Demasiadas emociones en un solo día, se dijo.

Se disponía a dormir cuando la puerta se abrió, dando paso a un ya conocido olor a menta que llenó por completo sus pulmones, calmándola.

-Draco…- no recibió respuesta alguna- ¿todavía estas enfadado por lo de la iniciación?-

-De eso hablaremos luego- la presencia del rubio junto a la cama la sobresaltó. No lograba acostumbrarse del todo a su condición- ahora he venido a aclarar cierto asunto que no solo nos concierne a nosotros, sino también a cierta mujer que no puede evitar entrometerse en mi vida.-

-¿Te refieres al incidente con tu madre en el caldero chorreante?-

-Prefiero que la llames Narcissa, si no te importa.- La castaña asintió arrugando la nariz. Le preguntaría a Evelyn más tarde, Draco era demasiado reservado.- Solo he venido a decirte que ya he hablado con ella, y no volverá a molestarte. Te pido por favor que la perdones, no puede evitarlo, sobretodo desde que rompí mi compromiso con Chang.-

-¿Con quién?- Se tensó¿compromiso? Aquello no le estaba gustando nada.

-Con Cho Chang, la heredera de una de las familias con más poder de todo el Londres vampírico, después de los de Malfoy, por supuesto. Ella misma concertó el compromiso hace años, atraída por la fortuna de los Chang. Debes comprender el que no le sentara muy bien que lo rompiera a causa de un encuentro clandestino con una mortal…-

-¿Me estás diciendo que rompiste tu compromiso, por mí?- Preguntó desconcertada. Eso se salía de todos sus esquemas.

-Por supuesto que sí, pequeña. Creí haber dejado bastante claro que todo lo que busco…- A Hermione comenzó a acelerársele la respiración a causa de la cercanía del vampiro, que cada vez se recortaba más y más, hasta que ambos quedaron recostados sobre la cama, él sobre ella. - … eres tú.- Finalizó, probando de nuevo los labios de la chica, que le esperaban ya entreabiertos, anhelando su sabor.

Hermione se aferró a su nuca, entregándose por completo a aquel torbellino de sensaciones que le provocaba el rubio, encantada. ¿Por qué había pasado tanto tiempo alejada de él? Se preguntó. Si en realidad todo lo que quería se reducía al simple deseo de tenerlo cerca, de poder tocarle. De tenerlo como lo tenía en aquellos momentos.

Un eterno escalofrío la sacudió entera cuando las frías manos de Draco viajaron más allá del límite que suponía el vestido, acariciando cada centímetro de su piel, que se volvía cada vez más sensible al tacto del vampiro.

Un suave gemido escapó de su boca, y pudo observar como Draco sonreía sin dejar de besar su cuello, su punto débil. Seguro que él lo sabía. Lo sabía todo sobre ella.

– Dime que siempre estaremos juntos - . Logró pronunciar la castaña, entre el cielo y la tierra, acariciando sutilmente el pecho ahora descubierto de su amante y notando, no sin cierta satisfacción, como los latidos de su corazón se volvían cada vez más y más frenéticos.

– No puedo prometerte un futuro, pequeña. Esto que ves es todo lo que tengo para darte. – Dijo, señalándose a si mismo- Yo soy un vampiro y tú, en cambio, eres una mujer mortal.-

-Si el amor es verdadero prevalece, no importa como – Afirmó Hermione, cuyas mejillas estaban ya sonrojadas, como un aviso de lo que se avecinaba. ¿Era aquel el hombre con el que había estado soñando tanto tiempo¿Un simple cobarde?

-Despierta, Hermione. Esto no es un cuento de hadas, es la realidad. – Los rasgos del rubio se endurecieron, y la castaña se apartó de el súbitamente, como si quemase - Y la realidad esque nuestros mundos son demasiado distintos. Nosotros somos demasiado distintos. –

-¿Estas queriendo decir que…? – No pudo terminar la frase, la consumía el llanto.

Para empezar diré que es el final

No es un final feliz

Tan solo es un final

Pero parece ser que ya no hay vuelta atrás

-No necesariamente, sabes que hay otra opción. –

-¡Oh, claro, como no lo he visto venir, Era ahí hasta donde querías llegar¿cierto? – Ahora, más que triste, estaba enfadada. Y decepcionada. – Al punto en el que yo te digo que te quiero y que lo dejo todo por ti, que quiero iniciarme¿no es así? –

-Yo no… -

- ¿Y tú? – Draco cayó, a Hermione se le quebró la voz - ¿Y tú que sacrificas? – Él no respondió- ¿Tú que apuestas por esta relación, Draco? –

Solo te di diamantes de carbón

Rompí tu mundo en dos

Rompí tu corazón

Y ahora tu mundo esta burlándose de mí

El silencio cayó entonces sobre la habitación, dejando una huella imborrable en la mortal.

Y la realidad se abrió paso entonces, nítida, ante sus ojos.

Él no estaba dispuesto a renunciar a nada. No por ella. No por ellos.

¿Había sido todo un juego?

-Eso pensaba. – Rió amargamente.

Se levantó pesadamente de la cama, completamente decidida. Sabía que era lo que tenía que hacer. Estaba segura.

Caminó con pies descalzos hacia la puerta, sin que Draco la detuviera. Los dos sabían que él no iba a hacerlo.

Él no rogaba jamás por el amor de una mujer.

Abrió la puerta con un nudo en la garganta, pero no quería irse aún. Tenía todavía algo que decir.

- Al final has resultado ser igual a Ron – Un frío brillo recorrió los ojos grises del vampiro, que la miraba fijamente – Un cobarde. –

El sonido de la gran puerta de la habitación al cerrarse hizo retumbar la mansión hasta los mismísimos cimientos.

Miedo de volver a los infiernos

Miedo a que me tengas miedo

A tenerte que olvidar

Miedo de quererte sin quererlo

De encontrarte de repente

De no verte nunca más


Evelyn caminaba por los lúgubres pasillos de la mansión cuando escuchó la puerta del cuarto de Hermione.

Extrañada, giró sobre sus talones y comenzó la marcha hacia la estancia.

¿Y si le había pasado algo?

Aumentó el paso.

¿Y si necesitaba de su ayuda¿Y si algo realmente malo le sucedía?

Ella era la única verdadera amiga que había tenido. Sin preguntas, sin clases sociales, sin burlas. Hermione le había aceptado tal y como era desde el principio, sin trabas.

No soportaría perderla. No a ella.

A esas alturas, la sirvienta ya corría mientras subía una de las tantas escaleras de los de Malfoy. Estaba quebrantando el protocolo, pero poco le importaba. La amistad estaba mucho más allá de aquellas absurdas normas.

La cofia quedó olvidada en no se sabe que peldaño, y ahora su precioso pelo negro ondeaba despreocupadamente al viento. Los zapatos volaban por el aire, no eran más que una molestia, no le permitían correr con soltura, tal y como ella quería.

Desató el delantal y se arremangó el vestido azul celeste hasta más allá de la rodilla mientras seguía corriendo. Podía ver una luz al final del pasillo¿Cuántas normas había quebrantado ya? Sonrió.

Oigo tu voz siempre antes de dormir

Me acuesto junto a ti

Y aunque no estas aquí

En esta oscuridad la claridad eres tú

Chocó de repente contra algo duro, y cuando quiso darse cuenta ya estaba sentada en el suelo, jadeando.

Levantó lentamente la cabeza, y casi muere del susto cuando sus ojos negros se toparon con otros claros que la miraban con deleite.

- ¡Ev, que casualidad, te estaba buscando. Quería hablar contigo – Habló confiado como siempre Blaise Zabini.

- ¿Ah, si, pues yo no. Es más, tengo prisa, así que si me lo permites… - Acto seguido intentó reanudar la marcha hacia la habitación de la castaña, pero una fuerte mano que le asía de la muñeca no se lo permitió.

-No te entrometas. – Le advirtió. ¿Cómo podía saberlo siempre todo? – Esto es algo que deben resolver ellos solos. –

- ¡Pero ella debe saberlo!- Se desesperó - ¡Hermione no conoce la condición real del príncipe! –

- ¿Y eso que importa, Evelyn? – La morena se quedó estática - ¿Qué importa si Draco no es un vampiro completo¿Y que más da que Hermione sea una mortal? Lo suyo va mucho más allá de eso. – La miró fijamente a los ojos – Ellos se quieren –

Era cierto. Draco de Malfoy, el orgullo de la familia, la mano derecha de su madre, el fututo rey de las tinieblas… tenía una parte humana. Era mortal.

Lo cierto era que su madre, a los dieciocho años de edad, se había enamorado perdidamente de un humano, un tal Lucius, del que Draco solo conservaba al apellido.

Ni fotos, ni afectos personales… nada. Narcissa, avergonzada de su propia debilidad, había mandado quemar todo lo referente a su difunto esposo.

Solo conservaba, escondido bajo los ropajes, aquel sucio y viejo colgante que un día él le regaló. Ni siquiera ella había sido capaz de deshacerse de él.

- ¿Y de que querías hablarme? – Accedió Evelyn, después de meditar las palabras del moreno por largo rato. Tal vez no era tan inmaduro como ella había creído.

- Del beso que me diste – Habló él, sin rodeos. Como de costumbre.

-Querrás decir del beso que tú me diste. – Le corrigió ella.

-Esta bien, del beso que nos dimos. – Ella le instó a seguir con un leve movimiento de cabeza. – Evelyn, yo… se que te lo he dicho millones de veces, y también se que, posiblemente, no vas a creerme, pero aún así… te quiero. - Sus ojos brillaron con intensidad – Quiero estar siempre contigo. Y aquel beso fue lo más cerca que he estado nunca de realizar ese sueño. Me hizo pensar, aunque solo fuera durante un segundo, que tú sentías algo parecido por mí. –

La morena no respondió. Blaise la mantenía sujeta por la muñeca, ahora más suavemente, acariciándola.

- Si quieres que me vaya, solo dilo, y me iré. No volverás a verme jamás, lo juro. No tendrás que volver a soportarme. Pero antes tendrás que decirme si me quieres. – Evelyn levantó la vista del suelo para volver a encontrarse con aquellos ojos – Si sentiste aquel beso como yo lo sentí. –

Miedo de volver a los infiernos

Miedo a que me tengas miedo

A tenerte que olvidar

Miedo de quererte sin quererlo

De encontrarte de repente

De no verte nunca más

¿Qué que sentía ella por Zabini?

Eso era lo que llevaba preguntándose desde hacía dos años.

¿Tal vez odio? Nunca

¿Repulsión? Jamás

¿Era amor, aquello que le quemaba dentro del pecho cuando le miraba a los ojos?

¿Era deseo aquellas ganas inmensas de cubrir aquellos labios con los suyos?

Tal vez jamás lo supiera con certeza. ¿Pero no estaba lo divertido en el riesgo?

Tantos años como sirvienta no habían conseguido más que ahogar su libertad, que ahora clamaba por ser liberada.

¡Que diablos! Se dijo.

¿Qué perdían por intentarlo?

Blaise no necesitó más que aquel dulce beso como respuesta.


Ya se que es final

No habrá segunda parte

Y no se como hacer para borrarte

Meses más tarde una preciosa mujer castaña caminaba por las calles de Londres, riendo y hablando con dos de sus amigas, con las manos cargadas de múltiples y coloridas bolsas repletas de regalos.

Ah, la Navidad.

Risas, niños correteando felices, Santa Claus repartiendo caramelos a las puertas del centro comercial… La época más especial del año.

La castaña se quedó embelesada mirando hacia el cielo, donde un gracioso murciélago luchaba por mantenerse en el aire llevando consigo una pequeña carta color marfil, que dejó caer más tarde a los pies de la chica, que sonreía con nostalgia.

Ya era hora.

- ¡Date prisa, Hermione¡Ya sabes como se pone Harry cuando llegamos tarde! –

- ¡Ya voy, Ginny! - Y con pasos agigantados alcanzó a la temperamental pelirroja, que en esos momentos hacía exagerados movimientos con los brazos para llamar la atención de una tercera chica, que estaba ya unos metros más adelante, sin percatarse de que sus dos amigas habían quedado atrás.

- ¡Luna, espéranos! – Gritaron al unísono, para perderse después, riendo y corriendo, por las oscuras y anchas calles que les llevarían a casa.

¡Hola Hermione!

¿Cuánto tiempo, verdad? Hoy hace un mes exacto desde mi última carta, y tal y como te prometí, aquí tienes la siguiente.

Es increíble lo rápido que va el correo vía murciélago¿no? Espero que el pobre haya podido llegar a su destino sin problemas, ya sabes lo susceptible que es Blaise cuando se trata de Fluffly… creo que jamás debí habérselo regalado.

Le quiere más que a mí.

Lo cual me recuerda… ¡Estoy embarazada, Si, tal y como lo lees¡Un bebé!

Papá Blaise esta encantado, no hace más que consentirme (lo cual esta desembocando en que yo me ponga como una foca¿te lo puedes creer¡Yo, como una foca!) y que decir del tío Draco… a ese si que se le cae la baba.

Por cierto, todavía no me has contado que fue lo que pasó para que te fueras así. Sea lo que sea, Hermione, sabes que cuentas con todo mi apoyo, pero por favor, piénsalo bien. Draco te quiere. Te quiere mucho.

¿Sabes que no ha vuelto a salir con ninguna mujer desde que tú te fuiste¡Seis meses y veinticinco días, es un nuevo récord!

¿No te da pena? Venga, mujer, que tú también lo quieres. Soy tu mejor amiga, a mi no puedes esconderme nada.

No te pido nada, solo piénsalo¿vale? Date otra oportunidad para ser feliz.

Espera con ansia tus regalos de navidad:

Evelyn

Para empezar diré que es el final

Miedo de volver a los infiernos

Miedo a que me tengas miedo

A tenerte que olvidar

Miedo de quererte sin quererlo

De encontrarte de repente

De no verte nunca más

¿Fin?

Yo creo que no


¡Hola de nuevo, mis queridos lectores!

¿Os he sorprendido, verdad? Seguro que no esperabais el final de esta historia tan pronto… ¡Pero así es la vida!

Por cierto, antes de nada (mejor dicho, antes de que me matéis por este final) tengo algo que decir…

¡Hay epílogo, así que no preocuparse!

Las cosas pueden cambiar mucho en un solo capítulo, habéis sido testigos…

Miles de agradecimientos a:

Lna

tefy

Ange

Nukire

Alex M.

Hermione J .Malfoy

Princess of Darkness

Ina Black

connyph

¡Gracias a vosotros este fic a salido adelante!

No olvidéis dejar vuestros comentarios, ya sabéis que siempre son valorados…

Y por supuesto, ¡No olvidéis estar aquí también para el epílogo!

Besos y hasta pronto:

Earwen Neruda

º-º-º (Miembro de la orden Siriusiana) º-º-º