…: FALSE FRIENDS :…

-By Aura90

-Summary:D/G. Ha pasado mucho tiempo, pero los caminos se entrecruzan cuando el pasado comienza a estar distorsionado por los recientes acontecimientos. Sus vidas han dado un vuelco inesperado para caer en unas jaulas de las que no podrán salir sin ayuda. La pregunta es¿Lo conseguirán?

· CAPITULO III ·

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Lunes… maldito lunes. El lunes es el día de madrugar y regresar al trabajo. Es el día de los atascos, las comidas a las tantas y las tardes sin salir. Es el día en que, después de unas horas de descanso durante el fin de semana, debes volver a aguantar los sarcásticos comentarios de tu insoportable compañera de oficina. O, al menos, eso es lo que pensaba nuestra protagonista…

-¿Cuánto hace que no te lavas el pelo, Weasley? Seguro que no sabes ni lo que es el champú…

La aguda voz de aquella "cosa" le perforaba los tímpanos. Intentó poner la mente en blanco, cerrarla para impedir que cualquier palabra procedente de aquella horrenda criatura le dañara el cerebro. No lo consiguió, y las ganas de lanzarle el montón de pergaminos que ordenaba aumentaban a cada segundo que pasaba.

-Y esa ropa que llevas…del siglo pasado, como no.

Aquella voz…otra vez. Le taladraba la cabeza. Le echó un vistazo al reloj de la pared, pero incluso el tiempo parecía haberse detenido para verla sufrir, y las manecillas llevaban lo que ya le parecía una eternidad marcando las cinco y cuarto: la hora eterna, como la bautizó.

-Genial- se quejó en voz baja, sintiéndose la persona más desgraciada del mundo. -¿Qué habré hecho para merecer esto?-volvió a su trabajo al tiempo que oía un aleteo en la habitación

-¡Oh! Cuando termines de ordenar esos papeles tráeme un descafeinado, anda Weasley - pidió unos minutos después su compañera, mejor dicho, su jefa.

-Que te lo has creído…- murmuró Ginny, reprimiendo el impulso de darse la vuelta y echarle una buena maldición para acabar con aquello de una vez. ¿Acaso creía que iba a ir hasta Hogsmeade así sin más?

-¿Decías?

-Nada que te importe.

Nunca podría acostumbrarse. Aquello iba más allá de lo que podía soportar. Era como una mosca pesada que volaba continuamente a su alrededor y a la que era incapaz de aplastar. Y para acabar con el repertorio de mala suerte, encima la susodicha mosca era su jefa.

-Weasley¿piensas traerme el café? Y ya que vas al pueblo, lleva estos impresos a la oficina de correos-

-Ya voy- respondió la pelirroja de mala manera, arrancándole los pergaminos de la mano. Seguro que aquellas hojas tan solo eran una excusa para hacerla ir al pueblo.

-Y acuérdate de traérmelo de Madame Pudipie, sabes que no tolero otro tipo de café- le recordó su jefa.

No era más que un títere para aquella arpía. Su continuidad allí estaba en sus manos. Si dejaba escapar toda aquella furia que bullía en su interior sabía que estaría en la calle antes de lo que se tardaba en decir "maldición". Y precisamente la necesidad de tener un sueldo medianamente bueno y la crisis que atravesaban los empleos mágicos era lo único que la mantenía atada allí, sin posibilidad de revelarse.

Ante otra despectiva frase de su compañera y jefa, Ginny salió del despacho y recorrió los abarrotados pasillos del Ministerio hasta llegar a los ascensores que iban al vestíbulo, lugar donde magos de todo tipo iban y venían ante la atenta mirada de la fuente de la Hermandad, que había sido reparada un par de años antes de que abandonara Hogwarts. Todavía recordaba aquella aventura con nostalgia.

En una parte de la inmensa entrada al edificio se encontraban las chimeneas, con el fuego ardiendo tan misteriosamente como siempre. Aquellas chimeneas eran una de las pocas cosas que le gustaban del lugar. La fuente, una farsa; los empleados, muchos de esos eran una copia andante de su jefa; las normas, pura decoración…No entendía por qué Hermione insistía en que se quedara allí, si todo el Ministerio no era más que un lugar lleno de mentiras y promesas imposibles.

Alargó la mano hacia la pequeña maceta que tenía en frente para coger un puñado de polvos flu que luego tiró al fuego, y tras una rápida mirada a la fuente desapareció entre el cálido abrazo de las llamas, unas llamas que, en parte, consiguieron calmarla.


Hogsmeade estaba lleno de gente ese día, seguramente porque Halloween se acercaba, y muchos aprovechaban que todavía hacía un tiempo medianamente bueno para salir a comprar disfraces, calabazas y otras monerías típicas de la fiesta. A pesar de que entre aquella muchedumbre era más fácil pasar desapercibido, también suponía que tendría que ir paseando en público por medio pueblo para llegar a su destino a la hora prevista, y aquello no le hacía mucha gracia. ¿Y si alguien se fijaba en él? Aunque había pasado muco tiempo, los Malfoy seguían siendo bastante famosos en el mundo mágico…sobre todo en aquellas conversaciones cotidianas en las que criticar la magia oscura y a todos sus practicantes estaba a la orden del día.

Haciendo de tripas corazón, se encogió cuanto pudo en su nuevo abrigo- que había encontrado en el armario de una de las habitaciones piso- y se internó entre la gente que paseaba por el pueblo. Varias personas lo miraron con curiosidad, ya que su aspecto, con aquella prenda el doble de grande que él, era un tanto extraño, pero nadie hizo ningún comentario al respecto, quizá porque desde hacía un tiempo aquello era bastante normal.

-¡Quita de en medio, niñato!- le espetó un fornido hombre, dándole un empujón que le hizo perder el equilibrio- ¡Esta calle no es para los vagabundos!- a la frase le siguió una risa burlona que seguramente habrían oído hasta en la capital.

El hombre murmuró algunos insultos más hacia su persona, comentarios despectivos que, si su víctima hubiera estado en otra situación, habría tenido que retirar a punta de varita. Pero el alboroto atraía a la gente, y eso era algo a lo que no podía exponerse en ese momento así que, con gran esfuerzo, ignoró a aquel mago ignorante y se marchó fuera de su alcance tan sigilosamente que nadie se dio cuenta de que había desaparecido hasta un buen rato después.

En los pocos minutos que había durado aquel desafortunado encuentro había empezado a chispear. Pequeñas gotas de agua salpicaban el suelo de vez en cuando, aunque todavía no caían las suficientes como para que la gente decidiera interrumpir su paseo. Al menos la calle principal estaba un poco más despejada… Ya se acercaba a su destino. Sin embargo, todavía le faltaba una buena caminata por las afueras. ¿Por qué había tenido que elegir un lugar tan apartado como ese? Odiaba admitirlo, pero eso de andar mucho no le gustaba demasiado. Su cuerpo estaba cada vez más agotado, como si los años pasaran de dos en dos para él, muy pronto lo harían de tres en tres, adivinó. Pero el abismo se hacía más profundo, y no había ninguna cuerda salvadora que lo sacara de él. Solo podía dejarse llevar por la oscuridad…

La Casa de los Gritos se alzaba a lo lejos, al final de un desértico camino de tierra embarrada. El cielo grisáceo y los graznidos de algún cuervo bien escondido solo conseguían aumentar su faceta de mansión del terror. Sin embargo, aquello también contribuía a ensalzar la majestuosidad con que aquella vieja casa permanecía impasible al tiempo, por muchos años que hubieran pasado desde que se construyera. Precisamente aquel halo de misterio que la rodeaba la convertía también en un lugar perfecto para las reuniones, a pesar de que estas debían realizarse en el exterior, el la parte más alejada del pueblo.

El joven se introdujo en el abandonado jardín a través de un estrecho agujero de la valla y anduvo entre los arbustos hasta la parte trasera de la casa. Al doblar la última esquina que lo separaba del lugar de reunión pudo ver una figura que esperaba de espaldas a él. Una capa provista de capucha la cubría de pies a cabeza, pero eso no evitaba que Draco supiera de quien se trataba. Avanzó hacia el desconocido, intentando hacer el mayor ruido posible para que supiera que había llegado, aunque eso ya era evidente.

-Llegas tarde- murmuró una fría voz femenina- ¿Por qué?

-Eso es cosa mía- respondió Draco secamente- Estamos aquí por otro motivo.

-No, tú estas aquí por otro motivo- la figura se dio la vuelta, dejando ver el demacrado rostro de una mujer que, si las circunstancias lo hubieran permitido, no aparentaría más de cuarenta años. En ese momento, sin embargo, estaba marcada por las cicatrices de la desesperación. Narcisa Malfoy había perdido toda la belleza de que gozaba en su juventud.

-Necesito…-el joven Malfoy vaciló unos instantes- Necesito algo de dinero.

-¿Para qué¿Para seguir atiborrándote de esa cosa sin pensar en las consecuencias¿Para matarte poco a poco¿O quizá solo para contradecir a tu padre?

-¡Ese hombre dejó de ser mi padre hace mucho!- dejó escapar Draco.

El eco de la sonora bofetada que su madre le propinó en cuanto dijo aquello resonó por unos instantes en el vacío. Narcisa se quedó paralizada al darse cuenta de su acción, y cuando al fin se recuperó no pudo hacer otra cosa que abrazar a su hijo mientras lloraba de agonía.

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Comentarios de la autora (Aury): lectura voluntaria (puede contener orateces).

(Por si a alguien le interesa que lo dudo, este ff empecé a escribirlo a finales de 2005 en el documento de Word pone que a principios de diciembre, así que supongo que esa fecha será…además concuerda con la fecha de entrega del trabajo que me dio la idea xD)

Pobrecito Draco…me siento culpable porque he sido yo la que ha hecho que Narcisa le pegara…Supongo que tendré que ir acostumbrándome, porque no creo que esta sea la última vez que pasa. Solo diré en mi defensa que mi imaginación me obligó a hacerlo u.u Las quejas a ella xD

Bueno, me alegra haber recibido tantos reviews (6…2 en el primer capítulo y 4 en el segundo. ¿Me dejaréis ahora 8? O.o Mejor dejo las mates…). ¡Gracias! (aunque, porfa, escribid algo más que "Actualiza" T.T)

Y esto ya se está extendiendo demasiado…

¡Nos vemos en el próximo capítulo!

Aura