…Porque la quieres.
-Salgamos de aquí –dijo Chix Verbil- alejémonos.
Y se dirigieron hacia las escaleras para bajar al primer piso. En él no encontraron una escena mucho mejor: Potrillo estaba agachado junto a otro cadáver que resultó ser el de Mantillo. Le había colocado un aparato al lado y unas ventosas se adherían a su pecho y a su frente. Levantó la cara ensombrecida por la pena.
-Éste ya es incurable. Le dieron de lleno. Déjame verla a ella, rápido –dijo dirigiéndose a Mayordomo.
El guardaespaldas colocó a Lorelei tumbada boca arriba en el suelo. Potrillo le colocó las ventosas. Artemis observaba con curiosidad, a pesar de todo. Pero ninguno tenía mucha esperanza. Potrillo explicó que una descarga de esa intensidad seguramente la habría matado; que sólo lo hacía por cerciorarse.
De pronto la máquina emitió un pitido agudo.
Potrillo abrió los ojos como platos. Miró a los duendes:
-Está viva.
Enseguida los cinco duendes rodearon el cuerpo de la chica y Potrillo retiró los aparatos y pidió a los humanos que le acompañaran fuera, llevando el cadáver de Mantillo, para dejar trabajar a los duendes.
Era una curación muy complicada.
Artemis estaba nervioso. Mayordomo incluso le tomó la temperatura porque le notaba demasiado agitado para el comportamiento del chico. No paraba quieto. Andaba de un lado a otro, mirando todo el rato a través de la puerta para ver cómo curaban a Lorelei.
-Artemis –llamó Potrillo; estaba en un lugar un poco más apartado que el resto, así que podían hablar tranquilamente.
Artemis se acercó:
-¿Qué?
-¿Sólo "qué"? De ti habría esperado algo como: "espero que sea importante" o "no me molestes que estoy pensando". Incluso tenía preparada la réplica; pero te llamo y sólo recibo un humilde "qué".
Artemis sonrió tristemente.
-Estoy preocupado, eso es todo.
-Preocupado. ¿Por Lorelei?
Artemis no respondió.
-Vaya, tomaré eso como un sí. ¿Artemis Fowl II preocupado por un ser humano? ¿Qué ha ocurrido en el mundo? ¿El cielo es tierra y vivimos en las nubes?
Artemis permanecía impasible, pero lo miró con una indescifrable expresión en los ojos azul oscuro.
Pero Potrillo la descifró.
-La quieres… -susurró- estás preocupado porque la quieres.
-Sí –respondió simple y llanamente. "Y el último beso que le di fue para engañarla". Y sintió una fuerte punzada de remordimiento.
-Artemis –lo volvió a llamar Potrillo sacándolo de su mundo- sé que eres muy observador, ¿te fijaste en el cuadro que había en el salón de Holly, el de punto?
-Sí –respondió Artemis- la misma oportunidad nunca llega dos veces.
-Exacto –respondió Potrillo- tú eres afortunado; a ti sí te ha llegado.
Agarró a Artemis fuertemente por los brazos y le hizo mirarle a los ojos. En ese momento el chico no tuvo fuerzas ni para replicar; se sintió como un niño indefenso.
-Ni se te ocurra desaprovecharla –terminó potrillo señalando a la puerta.
A Artemis le dio un vuelco el corazón al descubrir lo que eso significaba. Se dio la vuelta y vio la puerta abrirse y a los cinco duendes, exhaustos, sentándose fuera apoyados en la pared y cerrando los ojos. Y detrás de ellos, saltando a la pata coja, salía la chica, medio ayudándose con un tubo que había encontrado, sin apoyar para nada la pierna izquierda.
El primero en reaccionar fue él. Salió corriendo, con fuerza y energía renovadas y cogió a Lorelei por la cintura, la levantó (Mayordomo con los ojos como platos) y la dio vueltas en el aire. Los dos se abrazaron, ella apoyó la cabeza en el pecho del chico y él hundió la cara en su pelo, olía a clavel a pesar de la aventura, y lloró. Lloró de alegría.
El tubo cayó al suelo, olvidado…
Holly abrió los ojos y se dirigió a Potrillo:
-Estamos exhaustos, ella está más o menos bien, pero… -se le cerraban los ojos- …pero no sé qué le pasa en la pierna. La tiene destrozada, morada desde la rodilla hasta el tobillo. Nosotros no podemos hacer más. Pero alguien tiene que curarla…
Y se durmió. Todos los duendes se habían dormido.
-¿La pierna? –se extrañó Potrillo.
Se acercó a la chica.
-¿Me permites?
Ella se arremangó el pantalón y todos vieron que la pierna izquierda se había amoratado de la rodilla hacia abajo.
--Eso – dijo Artemis- sólo puede ocurrir por una descarga eléctrica muy elevada.
--Exacto –dijo Potrillo agachándose y bajando el pantalón.
-Y se supone que la descarga tenía que haberla matado… -prosiguió el chico con sus cavilaciones.
-¡Ajá! –Potrillo había metido la mano en el bolsillo que tenía ella a la altura de la tibia. Sacó la navaja que le había dejado Artemis en el salón de Holly. La navaja de cobre.
Estaba negra.
-La descarga no llegó a matarla porque se dirigió toda a la navaja y a la pierna –dijo Artemis al verla- la navaja te ha salvado la vida.
-Tu navaja –puntualizó ella- me ha salvado la vida.
Entonces Artemis la miró a los ojos y vio resurgir esa llama que habitaba en ellos y que poco antes había visto desaparecer. La vio resurgir con más intensidad que nunca. Abrazó fuertemente a Lorelei, apoyó la cabeza en su hombro y ella en el de él. En ese momento Artemis se sintió el chico más feliz del mundo. Y nada podía convencerle de lo contrario…
Holly fue llevada a urgencias junto con los otros cuatro duendes y al día siguiente ya se habían recuperado.
Lorelei fue curada completamente por los cinco duendes cuando éstos estuvieron bien del todo, por suerte, no perdió la pierna; pero tendría que andar con muletas unos días.
Los humanos asistieron al funeral de Mantillo desde una posición escondida y después se les trasladó de incógnito a su casa.
Lorelei nunca le dijo a Artemis que había sido culpa de Mantillo que el plan fallara y se echaba la culpa a sí misma, pero sospechaba que él conocía la verdad.
Los amigos de Lorelei quedaron en no hablar nunca de eso con nadie, porque nadie les creería.
Dr. L terminó su tesis sobre Artemis Fowl hijo; era la más extensa de todas y ella era la única psicóloga que había salido con éxito de ese caso. No se jubiló, pero tuvo que tomarse unas vacaciones, que aprovechó para irse a recorrer mundo, precisamente con Artemis Fowl hijo.
Y Artemis… Artemis se olvidó del tesoro por unos meses; era feliz como estaba y, de momento no necesitaba más… de momento. Llegaría un día en que le pediría a Lorelei que abriera la puerta, seguía sintiendo curiosidad.
Después de todo, él era Artemis Fowl II…
