¡Hola! Quiero pedir disculpas por no haber dejado las respuestas de los reviews, pero cuando publiqué lo hice apurada, y no complete esa parte... U.U lo siento!
Bueno, aquí va!
Disclaimer: Inuyasha © no me pertenece, solo lo utilizo para mis fines malévolos. XD
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Un suave rayo de luz tocó el rostro algo pálido de Inuyasha, molestando el delicado sueño que tenía. A pesar de eso, el cansancio pudo más y girando en la cama se cubrió de la molesta luz.
. Inuyasha –una voz suave lo llamaba.
. Noo... déjame dormir un poco más... después... cinco minutos... –y de un salto quedó hacia el otro lado.
. Inuyasha, despierta... vamos, levántate –volvió a decir la voz algo enojada, esta vez acompañada de un zamarreo.
. Ya... está bien. –y con pesadez se sentó con la cabeza gacha y los pies colgando. -¿Qué pasa Sango?
. Es de la mujer, Miroku me envió. –en ese momento Inuyasha despertó por completo, mirándola atentamente con sus dorados ojos.
. ¿Qué le pasó algo? –dijo mirando preocupado a la camilla de junto. Pero ahí estaba durmiendo la misteriosa mujer, un tranquilo sueño. Su rostro de porcelana, con una negra chasquilla cubriéndole la frente.
. No, nada, toda la madrugada y hasta ahora no ha habido ningún problema, se ha mantenido estable y sus heridas sanan rápidamente. –dijo para que Inuyasha se quedara de verdad tranquilo. –El problema es otro.
. ¿Cuál? –dijo reprimiendo un bostezo.
. Pues, resulta que la mujer cuando llegó, no traía ningún documento, nada que la identificara, ni un teléfono, ni una dirección, ni siquiera un papel cualquiera. Analizamos sus huellas digitales y las bases de datos de la policía no las reconocieron, su ADN también lo investigamos, y no está en las bases de datos de ningún hospital. –dijo Sango lentamente.
. O sea, estamos frente a una verdadera desconocida, no existe en nuestro país, no está en las bases de datos. No existe. –dijo como una sentencia.
. ¿Y si fueras a investigar al sitio donde la encontraste? –preguntó Sango.
. Sí... eso mismo estaba pensando, no tengo nada que hacer hoy, así que voy a investigar esto y me voy a dar una vuelta a la casa de Bankotsu, a ver como está.
. Está bien, toma te traje ropa –dijo dándole una bolsa –la última vez que te quedaste por Bankotsu la dejaste en el locker de Miroku y yo la lave y planche creyendo que era de él... luego nos reímos tanto por eso, y la guardé en mi oficina. Así que te puedes vestir y salir tranquilamente, por que cualquier cosa yo te llamo al celular. ¿Ok?
. Sí mamá Sango –dijo Inuyasha como si fuera un niño pequeño.
. Ahora vete a bañar que está por venir Rin, antes de salir del turno para revisar a la mujer.
. Ok, me voy... me voy. –dijo riéndose mientras salía de la habitación.
Se encaminó en silencio por el frío pasillo, pasando junto a muchas puertas de oficinas de los doctores. Al llegar a una que decía "sólo personal autorizado" entró silenciosamente, abandonando el tétrico pasillo.
. Que deliciosa es el agua en este hospital –murmuraba Inuyasha, mientras el agua caliente caía en su cabeza. De mala gana cerró la llave, quedando entre todo el vapor que había en la ducha. Se secó rápido y se vistió con la ropa que Sango le había dado. La polera negra algo ajustada, marcaba lo justo y necesario la musculatura que poseía producto de los entrenamientos con su padre. Hace un par de años que había muerto, y ahora tenía todo lo que en algún momento había pertenecido a él. Los jeans eran algo sueltos, pues no le gustaba mucho eso de andar apretado por abajo. Y de paso podía ocultar al interior la cartuchera con la pistola semiautomática que siempre traía, en la espalda y otra en el tobillo. Su trabajo así lo exigía. Debía cuidar muy bien sus espaldas.
Con el pelo aún húmedo salió rápidamente del baño y corrió hasta salir del silencioso pasillo.
. Vaya Inuyasha, realmente esa ropa es tuya... te queda genial. –dijo asombrada Sango.
. Jejeje, no me digas nada, si no quieres que te acuse a Miroku. –dijo riendo.
. ¿De qué la vas a acusar? –preguntó Miroku. Sango se ruborizo y dijo algo nerviosa.
. Es qué le dije que se veía genial Inuyasha con esa ropa. –Miroku miró a su amigo y una sonrisa curvo su rostro.
. Si es cierto te ves bien... esa es la ropa que Sango creyó que era mía... pero a mí no se me vería tan bien.
. Jajajajaja es lo mismo que me dijo Sango. –se rió Inuyasha.
. Bueno Inuyasha –dijo Miroku de nuevo serio –Sango me dijo que ibas a ir a investigar la escena del crimen, por si encontrabas algo que nos ayudara a saber quien es esta misteriosa mujer. Hasta que ella no despierte, no lo podremos saber. Y eso puede ser hoy, o incluso hasta dentro de dos días.
. Pues sí, voy a ir a investigar, a ver si encuentro algo en el callejón y luego paso a ver a Bankotsu. No he hablado con él desde hace tres días, y no sé como siguen sus heridas.
. Bueno Inuyasha, yo te acompaño afuera –dijo Sango. –Mi turno ya terminó y a Miroku le queda una hora. Te espero en el departamento –dijo suavemente mientras le daba un delicado beso.
. Adiós Miroku –dijo reprimiendo la risa Inuyasha al ver la cara de enamorado que tenía Miroku.
. Sí, lo que sea. –dijo mientras lo veía desaparecer por un pasillo hacia urgencias.
La música inundaba el interior del auto mientras viajaban a toda velocidad por las calles rumbo al departamento de Sango.
. Inuyasha... ¿Cómo conociste a esta mujer? –preguntó intrigada Sango. Todo el camino había pensado en como hacerle la pregunta, pero sabiendo que Inuyasha prefería las cosas directas, llegó y se lo soltó.
. Pues... anteayer, o sea el día anterior al que la traje, la vi en el bar de la vieja Urasue, estaba sentada con el abrigo negro y tomándose un café. Iba a hablarle, por que me había dejado la sensación de que la conocía de antes, pero en eso llegó un tipo, que se puso a hablar con ella y luego se retiró. Ella se quedó un poco más, pero luego me llamó Urasue por un problema con una llave y al salir ya se había ido. Ayer volví a pasar por si la veía, pero como no la vi, y se estaba poniendo a llover, preferí irme. Al salir sentí olor a pólvora y llegue hasta ella, entonces los llamé... y eso fue todo.
. Agradezco tu confianza –dijo emocionada Sango.
. Je, lo hubieras sabido de todos modos. Después de todo, por algo eres tan buena psicóloga. –dijo con una sonrisa Inuyasha (es tan tierno!) –bueno, llegamos, señorita Sango.
. Gracias Inuyasha, suerte. –dijo mientras subía las escaleras.
. Rin, ¿hasta qué hora te quedas hoy? –preguntó Miroku, mientras revisaba el estado de las heridas de Kagome, antes de irse a su departamento.
. Bueno, entré como a las cuatro de la mañana... así que creo que hasta las cinco o seis de la tarde. –dijo como si fuera lo más normal. El asombro enmarcó el rostro de Miroku, eran casi catorce horas en el hospital... él hacía eso solo cuando había accidentes graves, de muchas personas, no más.
. Señor Miroku, recuerde que vivo sola, prefiero estar aquí trabajando que estar en mi casa. –le dijo, tranquilizándolo.
. Bueno, yo entro a las siete, pero voy a tratar de llegar un poco antes, para ver el estado de esta mujer... se puede decir que es como un favor especial a mi amigo.
. Le dejare un informe detallado con todo lo que suceda.
. Gracias Rin. Que estés bien. –dijo mientras salía de la habitación.
El suelo estaba húmedo aún, el sol no llegaba a iluminar el callejón. Había cajas de cartón mojadas y al fondo había basuras de todo tipo, incluso un refrigerador viejo.
No entraba en su cabeza el que alguien hubiera querido matar a una mujer indefensa de un modo tan cruel.
Su vista se posó en el lugar donde la había encontrado tendida. Una mancha borrosa de sangre seca había en el suelo, entró un poco al callejón y encontró en el suelo una cortaplumas de mujer en el suelo. Con guantes la tomó y la reviso. Tenía escrito un nombre.
. ¿Qué es lo que dice? – no lograba entender. –es una "k" la primera letra... pero el resto... –no había caso. Resignado lo metió en una bolsa para analizar las huellas, si es que la lluvia dejo alguna y ver si coincidían con las de la mujer.
. Creo que no voy a poder encontrar nada más en este lugar. –y un gruñido salió de su estomago. –pues creo que lo mejor será almorzar en el bar Liz con Urasue.
. Inuyasha-sama ¿Cómo está? –preguntó con su voz rasposa la vieja Urasue.
. Pues con algo de sueño y un hambre gigante, así que quiero un plato extra grande de ramen.
. De inmediato Inuyasha-sama. –y la anciana desapareció entre las puertas de la cocina. Este lugar ofrecía las mejores recetas de comida japonesa, pero solo a las personas que sabían de ese secreto. El resto (si es que alguien llegaba a entrar a un bar tan feo por fuera) solo podía servirse tragos de todo tipo, servidos espléndidamente por la anciana, que a pesar de esas uñas de ocho centímetros manejaba con habilidad todos los vasos y botellas del bar.
. Tome Inuyasha-sama. Su plato de ramen de camarones listo. –dijo extendiéndole el plato y unos palillos.
Contrario a su costumbre de comer acelerado, esta vez sintió cada uno de los sabores que tenía el plato. Pero su mente luego se dirigió hacia la mujer que descansaba en el hospital. Su rostro angelical. Y esa sensación de conocerla, y el miedo que se apodero de él, al verla en ese estado. Nunca se había sentido así por nadie... ni siquiera cuando le dijeron que su madre había muerto... ni mucho menos que asesinada. Le afecto un poco la muerte de su padre, después de todo siempre estuvo con él, y en cierto modo lo cuidaba, pero no llego a ser como con esa mujer. Al recordarla sacó el cortaplumas y la cadena con el medallón.
. ¿Cuál es el misterio de esta mujer? ¿Qué es lo que hiciste para te hicieran esto? – susurraba Inuyasha.
. Inuyasha-sama. –dijo fuerte de la nada la vieja Urasue, haciendo que Inuyasha escondiera todo lo que tenía en sus bolsillos. – la comida el día de hoy se la regalo. Es un gusto recibirlo aquí. –dijo con una sonrisa algo forzada. Era obvio que ella le tenía miedo... y era común eso. Pero también le tenía un gran respeto, y algo de estima.
. No es necesario, vieja Urasue –dijo, dejando un par de monedas y yéndose antes de que le reclamara.
El tibio sol que sale luego de la lluvia lo rodeaba. Dejó el auto estacionado frente a la antigua casa de color rojo terroso. El barrio era aceptable, lleno de casas de antigua estructura, que en este caso, Bankotsu había heredado de su padre, Inu no Taisho. Bankotsu siempre había sido una persona solitaria, pero cuando conoció Inuyasha, se hicieron verdaderos amigos y el padre de Inuyasha le regaló esa casa al mejor amigo de su hijo.
De unos cuantos saltos llegó a la puerta, y dio su golpe característico. Unos momentos más tarde la pesada puerta se abrió.
. ¡Inuyasha! Hola, ya pensaba que te habías olvidado de mí. –dijo con una sonrisa Bankotsu. Andaba con una ancha polera gris, junto con un buzo y unas pantuflas de patas de león. Su rostro moreno y unos penetrantes ojos azules miraban el rostro cansado de Inuyasha.
. ¿Cómo se te ocurre que me voy a olvidar de ti? Eh, con esas pantuflas de león que te regaló Sango... nunca creí que las fueras a ocupar –dijo mientras entraba en el piso de Bankotsu.
. Pues... yo tampoco lo creía, pero son muy calentitas... y ayer hizo tanto frío, que me las puse y ahora me encantan. –dijo simple Bankotsu, mientras le hacía una seña a Inuyasha para que se sentara. –quieres algo... ¿Un café? O ¿Una bebida?
. No, vengo de donde la vieja Urasue –dijo Inuyasha mientras se sentaba y tomaba uno de los diarios de la mesa de centro.
. Y dime ¿qué te trae por aquí? No me puedes negar que algo te paso, esa cara la conozco. –dijo Bankotsu mientras se sentaba en el sillón frente a Inuyasha con un té en las manos.
. Quería saber como te encontrabas. – Bankotsu le dio una mirada obvia, pidiéndole toda la verdad. –y si me puedes ayudar a entender unas letras de una cortaplumas.
. Pues estoy bien, aún me duele un poco el hombro, pero nada que un guatero caliente no pueda solucionar. Respecto a lo de la cortaplumas... ¿Qué es lo que tiene que te interesa?
. Es solo... –pero la imagen de Kagome junto a Bankotsu que había imaginado ayer, apareció en su mente. -...que una mujer fue encontrada muerta y la tenía con ella, no la podemos identificar y creo que eso que está escrito, es su nombre. –se sentía algo mal por mentirle a su mejor amigo, pero esa imagen lo perturbaba y no quería por nada que se hiciera realidad. "Pero que es lo que me pasa... ni siquiera sé su nombre y me preocupo por ella... no me entiendo... nunca le había mentido a mi amigo..."
. Que lástima... no tengo problema con todas las ratas que persigo... pero las mujeres... las mujeres son otra cosa... no se pueden llegar y matar... Pero bueno, ven, vamos al estudio... quizás ahí podamos hacer algo con esa cortaplumas. –dijo colocándose de pie con algo de trabajo.
El estudio era una sala amplia, que en el medio tenía una mesa blanca completamente limpia. En una de las paredes había un armario grande cerrado a medias, y en la pared opuesta había otro armario, pero éste estaba cerrado con un candado con combinación y junto a él había una pequeña caja fuerte. Junto a la puerta había un librero, repleto de libros de química y otros de armas.
. Dame la cortaplumas –pidió Bankotsu, mientras sacaba algunas botellas de líquidos de distintos colores.
. Ahí está –dijo Inuyasha retirándose un poco para dejarlo trabajar tranquilo. – por favor trata de no dañarla, piensa en que la mujer está muerta y no me gustaría tener cargo de conciencia –susurró Inuyasha serio.
. No te preocupes, la dejare tan bien, que si estuviera viva, no se daría ni cuenta. –dijo riéndose, mientras se empezaba a concentrar en su trabajo.
;.;;.;.;.;.;.;.;.;.;.;.;.;. un par de horas después.;..;.;.;.;.;.;.;.;.
. Buenas tardes señor Miroku, gracias por llegar a la hora –dijo con una sonrisa Rin.
. No te preocupes Rin, te dije que llegaría a la hora. ¿No hubo algún cambio, ¿o alguna reacción? –preguntó Miroku, mientras se colocaba la bata blanca con la tarjeta.
. No, lamentablemente no hubo reacción, pero vamos a verla, ya me encariñe con ella, pareciera que fuera una mujer muy dulce. –dijo con una sonrisa Rin.
. Está bien, vamos –dijo abriéndole la puerta hacía la salida del pasillo.
. Uff, al fin pude terminar. Realmente su estado dejaba bastante que desear, lo han limpiado con ácidos y quien sabe que otras cosas, pero al fin lo pude limpiar. –dijo con una sonrisa, devolviéndole la cortaplumas, de un plateado perfecto. –es de plata –acotó Bankotsu al ver la cara extrañada de Inuyasha. –fue una suerte, por que si no, no resiste a todo lo que le tuve que hacer, ¿Y, ¿Qué dice?
. Dice... Kagome H.
. Valla, lindo nombre... es una lastima que se halla muerto. Espero que te sirva de algo el dato –dijo Bankotsu, sacándose la bata blanca y todos los implementos.
. Si... es un lindo nombre –dijo ensimismado Inuyasha... "Kagome... Kagome H."
El sonido del celular de Inuyasha rompió el silencio de la habitación.
. Es Miroku –le dijo a Bankotsu. – ¿aló? ¿Qué pasa?
. Inuyasha, es mejor que vengas... al parecer la mujer puede despertar en cualquier momento, si quieres estar aquí cuando despierte ven.
. Entiendo, voy para allá. –y cortó. –Bankotsu, Miroku quiere que valla al hospital, al parecer descubrieron algo respecto a la mujer de la cortaplumas.
. Kagome –dijo aclarando Bankotsu.
. Sí eso... bueno, me voy... tal vez mañana pueda venir de nuevo. –dijo Inuyasha dándole la mano a su amigo.
. Bueno, no te aceleres, total los muertos no pueden arrancar. –le gritó al salir por la puerta.
El velocímetro marcaba 135 Km./hr por la autopista, pero no le daba importancia. Quería estar ahí cuando viera los ojos de Kagome abrirse a la luz del día. Kagome. El nombre le resonaba en la cabeza y no lo podía sacar. Al ver la salida hacia el hospital comenzó a frenar, saliendo a la caletera. ( es la calle alternativa, de junto)
. Que bien que llegaste luego, espero que no te hallas venido demasiado acelerado. –dijo Miroku mientras caminaba delante de Inuyasha. Una sonrisa se formó en la cara de éste, al ver la preocupación de su amigo.
. Y dime ¿Qué es lo que pasó? –preguntó mientras lo alcanzaba.
. Pues le estaba revisando las heridas, y reaccionó al dolor. Le puse una dosis baja de anestesiantes, y puede despertar en unos momentos más o hasta dentro de una hora. Valla esta mujer misteriosa, es realmente dura de matar, sana con rapidez de las heridas, y cada vez está mejor. –dijo Miroku, dejando pasar primero a Inuyasha a la habitación de Kagome.
. Su nombre es Kagome, Kagome H. –dijo mientras que con sus grandes manos le arreglaba el flequillo.
. ¿Pero como lo supiste? –preguntó intrigado Miroku.
. Pues, en la escena del crimen, encontré esto –dijo enseñándole la cortaplumas de Kagome, la plata brilló con la suave luz de la habitación.
. ¿Qué es?
. Es una cortaplumas de plata, estaba en el suelo, un poco más a dentro del callejón, pero no se entendía el nombre... Ahí está –dijo mostrándole la inscripción tallada. –se la llevé a Bankotsu, aprovechando que lo fui a ver. Estuvo un buen rato tratando de limpiarla, hasta que consiguió dejarla impecable. Y pues dice Kagome H.
. Si, me doy cuenta, está finamente tallado el nombre. Es un lindo nombre.
. Ahhh... ¿Por qué todos tienen que decir lo mismo? –preguntó irritado Inuyasha.
. ¿Qué, también Bankotsu dijo eso?
. Sí, pero le dije que ella estaba muerta... no me preguntes por qué, por que ni yo mismo me entiendo. –aclaró al ver el rostro interrogante de Miroku. – y más te vale que no se entere por ti ¿Entendido?
. Sí, pero me vas a tener que explicar todo esto... tú nunca le mientes a Bankotsu, son los mejores amigos... ¿Entonces qué pasa ahora?
. Si, sé que somos los mejores amigos, y tú también lo eres, pero esto es muy complicado –dijo mientras acercaba una silla junto a la cama de Kagome. Miroku le siguió y se sentó en otra junto a él.
. Bueno, creo que tengo algo de tiempo para que me lo expliques.
. Arrggg... está bien, recuerdas que mi padre mató a mi mamá. Pues fue por celos, mi papá la pilló con su mejor amigo.
. ¿Qué quieres decir? ¿Qué te gusta esta mujer? Pero si la acabas de conocer.
. ¿Tú no crees en las vidas pasadas, nunca has sentido que conoces a Sango desde antes? Pues yo creo en eso y estoy seguro de que a esta mujer la conozco, no sé quien puede ser, pero sé que es importante...
Una voz profunda hablaba junto a ella. Se sentía profunda y acariciadora, la cubría, y sentía esa suavidad del que habla con cuidado y delicadeza.
La llamaba, sabía que la llamaba. Pero los ojos no se abrían, pesaban, ¡Qué desesperante! La llamaban y no podía abrir los ojos, responder a ese dulce llamado.
. Shhh –interrumpió un momento Miroku la cátedra de Inuyasha Taisho. –¿sientes algo? –Inuyasha llevó con cuidado la mano derecha a la pistola. –¡no! No es de ese tipo de sonidos, es la respiración de Kagome. –lentamente Inuyasha se puso de pie y escrutó atentamente el rostro níveo de Kagome.
. Tienes razón, está acelerado. – con cuidado puso su mano sobre su frente dándole una suave caricia, tratando de relajarla. Miroku se dio vuelta a la mesa de junto para tomar su estetoscopio.
. La respiración se calmó. –dijo al examinarla, y volver a sentarse. Pero Inuyasha se quedó junto a ella sujetando el flequillo entre la cabeza y la mano (como cuando se toma la temperatura manualmente)
Lentamente los ojos color chocolates se abrieron, dejándolos a la vista de los dorados de Inuyasha. Una chispa de temor cruzó los ojos chocolates y desapareció tan rápido como vino.
. Buenas tardes –susurró suavemente Inuyasha, tratando de no asustarla. Miroku estaba asombrado, Inuyasha supo que se iba a despertar. Quizás si se conocían de vidas anteriores.
. ¿Dónde estoy? –sus ojos chocolates se fijaron en la habitación y luego en las ropas de Miroku. –¿Estoy en un hospital?... ¿Quienes son ustedes? –su rostro se contrajo en una mueca de dolor, y sujetó la cabeza con ambas manos. –auch... me duele, me duele mucho... ¿Quién soy yo? –susurró antes de desmayarse. Las últimas palabras quedaron flotando en el silencio de la habitación.
;.;..;.;.;.;..;.;.;.;.;.;;. Continuará.;;.;.;.;.;..;.;.;.;.;.;.;.;.;.;;.
Holas! Quiero pedir disculpas de nuevo por no haber respondido los rw que me dejaron, pero como publique tan apurada... pues se me olvidó.
Creo que este capitulo no fue tan emocionante como hubiera querido, pero más que nada era como de transición antes de que Kagome despierte de verdad. Quiero aclarar, que pueden confiar que lo que digo respecto a las actividades cerebrales y lo que sea de medicina es cierto, por que me preocupo de investigar previamente. Espero que les halla gustado, y que me dejen rw diciéndome que les parece... al parecer no les gusta a muchas personas, pues no son muchos los que dejan rw, pero no importa, pueden estar seguros de que mientras a ustedes y a mí me guste... pues excelente.
Ahora respondo los rw.
Akai Inazuma: jajajaj que genial que te guste esta historia... me craneo tanto para pensar bien en como relatarla... respecto a en busca de la justicia... si en realidad ese libro es como bastante rebuscado, pero he tenido problemas con el pc, y no puedo publicar... bueno, cuidate y muchos muchos besotes! Tu amiga Piri-chan
Jimena-chan : yo tambien creo que la situación es de lo mejor, y Inuyasha la cuida a pesar de no saber ni su nombre... ejjeje hasta este capitulo... bueno, muchos besos! Tu amiga.
Sawamura-kun: ajjajajajaj ya no me puedes amenazar con esa personita, porque me cae mal! Ajajaja bueno, aquí esta la conti y espero que te guste... jejejej bueno beshos!
Clarice: jejeje -/- bueno, muchas gracias por creer que esta forma de narrar es buena, me gusta leer tus rw, respecto a lo de medicina, pues para escribir algo, antes lo investigo harto, en el proximo capitulo te vas a poder dar cuenta. Y lo de las actualizaciones... pues no creo poder más rápido, y es que no tengo nada de tiempo, estoy llena de pruebas, tengo mínimo dos por semana (cuando no son 4) y estudio todo el día, espero que de todos modos la sigas y te siga gustando. Hace m,ucho que no podemos hablar poor man, espro que estes bien y podamos hablar este fin de semana... m,uchos besos! Tu amiga pirinola.
Denissekagome: jejejej que bien que este virgen, no podía dejar que Nsraku impidiera que la primera vexz fuera de Inuytasha... espero que sigas leyendo y dejándome rw tan animadores.jejeje bueno, besos!
Bueno, muchos besos a todas y todos (si es que algún hombre lee)
Atte. Piri-chan.anti-kikio (muerte a la maldita muerta, por segunda vez)
D
E
J
E
N
R
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S
