Vaya, vaya ¡he llegado al tercer capítulo! Increíble, pero cierto... y todo gracias a atzweasley y su maravillosa review... ¡Gracias, gracias!. En fin, en cuanto al capi... al volver a leerlo me he dado cuenta de que es muy posible que le produjese el coma a un diabético... hace siglos que no escribía algo con tanto azúcar (eso me hace preguntarme... si esto sigue así ¿como serán los últimos capítulos?)Bueno, lo siento, no era mi intención... En fin, juzgad vosotros mismos.


3: Una Noche en el Windmill

" Sobre una colina se asentaba el barrio de Montmartre. No era, como mi padre había dicho, " un barrio de pecado", sino el centro del mundo bohemio. Músicos, pintores, escritores… se les conocía como los Hijos de la Revolución"

Moulin Rouge

Llegaba tarde.

No había una sensación en el mundo que le pusiese tan mal humor como la que le producía ser impuntual. Detestaba esperar, y suponía que a los demás les ocurría lo mismo… pero no tenía la culpa de haberse quedado dormida, sobre todo teniendo en cuenta que llevaba días sin pegar ojo. Estaba furiosa consigo misma cuando salió de casa dando un portazo y cuando subió al autobús sin siquiera darle las buenas tardes al conductor. Y aún continuaba furiosa cuando por fin llegó su parada y se levantó de su asiento dispuesta a arrollar a la primera ancianita que se pusiese en su camino. Solo al ver la sonrisa de Harry logró reconciliarse consigo misma, con su pereza y con todos sus demás defectos. La mera presencia del moreno tenía sobre Hermione un efecto casi sedante, y a su lado, todos esos pequeños contratiempos de la vida cotidiana que tan fácilmente le sacaban de sus casillas parecían carecer de importancia. Durante todos aquellos años jamás había visto a Harry enfadado, pese a que Ginny solía afirmar que era un gruñón. Tal vez Hermione causaba sobre él el mismo efecto. Tal vez por eso estaban hecho el uno para el otro.

Por supuesto, Harry no hizo ninguna mención a su falta de puntualidad. Al contrrio, la saludó sonriendo de oreja a oreja y le ofreció un perrrito caliente y un refresco que había comprado en un puesto callejero.

- Pero tendrás que darte prisa en acabar- le advirtió- Porque a donde vamos no se puede entrar con comida..

Hermione se limitó a asentir con la cabeza mientras engullía con avidez el perrito, preguntándose como era posible que Harry hubiese adivinado que estaba hambrienta. Seguro que también sabía que se había quedado dormida. A veces parecía saber más cosas acerca de ella que ella misma.

El café Windmill estaba semioculto en una tortuosa callejuela, y, de no haber sido por el rótulo descolorido sobre la puerta, cualquiera habría podido confundirlo con un simple portal de finales del siglo XIX. El interior era un tanto estrecho, pero muy acogedor. Detrás de una barra de bar, tan antigua como el edificio, reinaba una mujer de unos cuarenta años y sonrisa juvenil, capaz de servir cervezas a velocidad de vértigo. Un angosto pasillo de muros encalados y zócalos de madera oscura daba acceso a la pequeña sala donde se celebraría el concierto. Alrededor de mesitas bajas de estilo colonial, se apiñaban los fans de Neville, sentados en taburetes y bancos de aspecto centenario, o sobre mullidos almohadones colocados directamente sobre en suelo de baldosas de arcilla rojiza. Hermione y Harry lograron encontrar una de las pocas mesas que aún quedaban libres, bajo un tapiz indio en tonos púrpura, y comprobaton con cierto asombro como el local se llenaba más y más, hasta tal punto que comenzaron a instalarse sobre los escalones de la salida de emergencia. El público aplaudió a rabiar cuando el que había sido el chico más patoso de Hogwarts trepó ágilmente al entarimado de madera que hacía las veces de escenario, y Harry y Hermione se sumaron con entusiasmo a la ovación. Al parecer, Neville se encontraba al fin en su elemento: nunca le habían visto tan cómodo como aquella noche, charlando animadamente con el público mientras afinaba su guitarra.

- Bueno, estaréis esperando a que cante algo ¿no?- dijo al fin- Esta canción se la voy a dedicar a mis compañeros de colegio, que hoy se han dejado caer por aquí. ¡ Esto va por vosotros… y por Trevor!

Harry y Hermione se sintieron un poco avergonzados (aunque también bastante orgullosos), cuando un par de fervientes admiradoras de Neville les miraron con odio infinito. Pero nunca llegaron a escuchar una sola palabra de aquella canción, porque, en el preciso instante en que Neville se acercaba al micrófono, tres personas entraron causando cierto estrépito y se sentaron frente a ellos.

- No me lo puedo creer- susurró Hermione.

Pero era cierto… allí estaban ¡allí, con toda la desfachatez del mundo. En ese momento, la chica deseó que Arthur Weasley nunca hubiese conocido a Molly, o que hubieran tenido cinco hijos en lugar de siete. Apenas se atrevía a echar un vistazo para confirmar que, en efecto, se trataba de Ron y de Ginny. Harry y ella se miraron, como si esperasen encontrar en el otro la fortaleza necesaria como para fingir que la presencia de los Weasley no suponía para ellos algo fuera de lo normal, pero fue en vano: ambos tenían la misma mirada de desamparo, como animales indefensos ante el cazador. La voz de Neville, que había empezado ya la segunda canción, parecía tan difusa e irreal como si procediese de una dimensión paralela:

"Las heridas que infligiste

Y que aún sangran bajo mi piel"

Harry tuvo la extraña sensación de que Neville era capaz de leer sus pensamientos y transformar las emociones que experimentaba en ese momento en la música y la letra que apenas era capaz de escuchar. Ginny… hacía años que no la veía. Pero su sola presencia le hizo revivir con nitidez casi dolorosa todo lo que habían compartido, en especial, las monumentales peleas de los meses que precedieron a su ruptura. Verla ahí, con Malfoy, era un auténtico tormento. La idea de que ahora le regalase a otro su risa, su ironía, su ternura, su voz y su mirada le resultaba sencillamente insoportable. Por eso prefería no verlo, y trató de clavar los ojos en la superficie estriada de la mesa. Porque era bastante probable que, si continuaba contemplando el espectáculo, acabaría pegando a Malfoy allí mismo.

"Pero sé

Que no hay otra solución

Que coserlas con la seda de tu pelo

Cubrirlas con las tiritas de tus besos

Secarlas bajo tu sol"

Por más que intentaba concentrarse en las cáscaras de pistacho tiradas por el suelo, acabó echando un vistazo involuntario hacia Ginny, que en ese momento se recogía el cabello del color del fuego con un gesto que destilaba encanto. Aún le encantaba mirarla: sus movimientos, sus grandes ojos oscuros, el modo en que gesticulaba al hablar, la luz que parecía irradiar cuando sonreía. Quizá era eso. Quizá en el fondo no se resignaba a perderla. Y quizá una parte de él no se resignaría jamás.

Ginny apenas se fijó en él durante una fracción de segundo, pero Harry la conocía lo suficiente como para captar el casi imperceptible cambio de actitud en la pelirroja, sus esfuerzos (muy bien disimulados, por cierto) por fingir que no le había visto o que no le incomodaba encontrarle allí. Sin embargo, le delataba la manera nerviosa de rascarse el cuello, como si estuviese devorándola una horda de pulgas, algo que solía hacer cuando se encontraba en unaposición violenta. Malfoy, por su parte, parecía ajeno a todo aquello. En cuanto a Ron… bueno, él y Hermione se miraban furtivamente el uno al otro, y a Harry no le resultaba difícil encontrar el parecido de la situación con la de los últimos años de Hogwarts, durante los cuales sus mejores amigos se esforzaban con tanto empeño en negar lo evidente. Hermione estaba pálida como la cera, y parecía tan confusa y vulnerable como un cachorro abandonado a su suerte en una cuneta.

- ¿Estás bien?- le preguntó él, con un hilo de voz. Ella asintió con la cabeza- Podemos marcharnos, si quieres.- añadió, descubriendo sorprendido que, en realidad, no quería irse.Hermione no dijo nada, y, tras unos momentos de duda, negó con un gesto resignado.

- ¿Te das cuenta de que somos bastante patéticos?- comentó el moreno, sonriendo tristemente.

Hermione también esbozó una sonrisa. Harry siempre encontraba las palabras adecuadas, incluso en una situación como esa. Trataron de disfrutar del concierto, pero Neville, que ya había cantado cinco o seis temas, estaba soltando un monólogo acerca de su falta de inspiración.

- Porque, claro está- decía- no voy a escribir acerca de algo que nunca he vivido. Normalmente, me encanta invitar a algún colega de profesión que haya escuchado alguna vez por ahí, cantando en algún bar; pero hoy no he encontrado a nadie…

Un "¡ooooh!" de desilusión brotó de entre el público.

- ¡Venga, no seáis así! Eso significa que uno de vosotros tiene la oportunidad de salir aquí a demostrar lo que sabe.

Silencio sepulcral.

- ¡Oh, vamos, por el amor del cielo! Alguno de vosotros tiene que saber aporrear mínimamente la guitarra… no hace falta que sea algo compuesto por vosotros, sirve cualquier cosa…En serio, necesito ir al baño.

- ¡Ron dice que se muere de ganas por salir!

Ginny se había puesto de pie en uno de sus típicos impulsos inexplicables que le hacían olvidar momentáneamente el sentido del ridículo. Su hermano musitó "no recuerdo haber dicho semejante cosa", pero Neville parecía a punto de reventar de la emoción y, cuando pidió un aplauso para uno de sus mejores amigos del colegio, a Ron no le quedó más remedio que salir al escenario a regañadientes.

- ¿A quien le dedicas la canción?- preguntó Neville, pasándole la guitarra.

- Bueno, creo que no está- respondió Ron, evasivamente- Pero, si estuviese… comprendería enseguida el a quién y el por qué.

Hermione reconoció los primeros acordes inmediatamente, pero pensó que tal vez se equivocaba hasta que la voz cálida y rasgada de Ron resonó en la sala

" Sittin' on my own (sentado solo)
Chewin' on a bone (pensando sobre un hueso)
A thousand million (A mil millones )
Miles from home
" (de millas de mi hogar)"

Se trataba de "Talk Tonight"…¡Estaba cantando una canción de Oasis! Eso podía significar que tal vez era a ella a quien se la dedicaba. Después de todo, era el grupo favorito de ambos. Lo habían averiguado durante las vacaciones de Navidad de séptimo curso, cuando Hermione entró en la cocina de "La Madriguera" mientras Ron fregaba los platos y le oyó tarareando "Shakermaker". Ella había empezado a cantar, y Ron y ella se pusieron a gritar con tanto entusiasmo como si acabasen de descubrir la electricidad. Desgraciadamente, los meses que siguieron fueron bastante difíciles, y aquel breve instante de mutua comprensión cayó en el olvido. Simplemente, ambos tenían cosas más importantes en que pensar.

Tres o cuatro meses después de la caída de Voldemort, Ron se presentó en el Colegio Mayor, donde por aquel entonces vivía Hermione, interrumpiendo su estudio a base de pedradas en la ventana. Cuando ella se asomó y vio al pelirrojo saludándole alegremente con la mano, se quedó un tanto desconcertada.

- ¡Baja un momento!- le pidió.

Ella hizo lo que Ron le pedía, muerta de curiosidad

- ¿Y ahora, qué?- quiso saber Hermione.

- Bueno, cuando lleguemos lo sabrás- contestó él, en tono misterioso- No le he dicho nada a Harry porque no creo que le hiciese mucha ilusión y…

- Ron, o me dices ahora mismo de qué va esto o te prometo que no doy ni un solo paso más- amenazó la chica, incapaz de soportar tanta intriga.

- Vale, tú lo has querido- accedió Ron, y, con un suspiro, le mostró dos entradas para un concierto de Oasis esa misma tarde. Hermione no se podía creer que Ron se hubiese acordado, hubiera conseguido las entradas y se hubiese gastado el dineral que costaban solo para darle una sorpresa.

Podría decirse que aquella fue su primera cita, aunque lo cierto es que empezaron a salir juntos como si se tratase de algo natural, sin que mediase una declaración en toda regla. Hermione, que hasta entonces había preferido mantener siempre cierta distancia incluso con sus seres más queridos, decidió que había llegado la hora de poner su corazón en una bandeja y dejar que alguien la conociese de verdad, incluyendo los detalles más vergonzosos, los miedos más insignificantes y los recuerdos más indecorosos. Puso en juego toda su vida y su confianza, y, aunque sabía que tenía mucho que perder, también estaba convencida de que Ron no la defraudaría. De pronto, le costaba imaginar su vida si Ron, sin sus bromas, sin sus neurosis, sin sus meteduras de pata, sin su extraña habilidad para hacer que todo pareciese único y especial, sin la seguridad que sentía al verle entrar en un lugar abarrotado de gente. Llegó a convencerse de que aquello duraría eternamente… ¿cómo saber que la eternidad resultaría acabar en unos meses, los meses más felices de su vida?

"I'll never say that I (Nunca diré)
Won't ever make you cry (Que no te haré llorar)
And this I'll say ( Y esto es lo que diré)
I don't know why (No se por qué)
I know I'm leavin' (Se qué me marcho)
But I'll be back another day (Pero regresaré algún día)"

Puede que la canción no fuese para Hermione… al fin y al cabo, era posterior a aquel inolvidable concierto. Lo que estaba claro es que parecía escrita por el propio Ron... tal vez la elección de "Talk Tonight" no era fortuita. Quería creerlo. Quería que aquel chico pelirrojo, con su camiseta de rayas azules y blancas y sus vaqueros viejos, cantase solo para ella delante de un centenar de extraños con una guitarra y unas palabras prestadas. Pero debía rendirse a la evidencia: de haber querido que ella se diese por aludida habría elegido otra canción. La canción que sonaba cinco años atrás, cuando ambos se olvidaron de sus miedos, se sus prejuicios, de sus inseguridades y del hecho de estar delante de aproximadamente mil personas y dejaron que sus sentimientos aflorasen con naturalidad. Sumida en su decepción, Hermione no se dio cuenta de que "Talk tonight" llegaba a su fin y que no sonaba como debía. Ron estaba tocando otra cosa. Aquello era…

"How many special people change (¿Cuánta gente especial cambia?)
How many lives are living strange (¿Cuántas vidas se viven como si fuesen incomprensibles?)
Where were you while we were getting high? (¿ dónde estabas, mientras nosotros llegábamos alto?)"

Hermione dejó de mirarse la punta de los zapatos y levantó la cabeza súbitamente.¡"Champagne Supernova"!. Su canción… después de todo, Ron se había expuesto al ridículo solo por ella. Era increíble… ¿por qué estaba tan contenta?


Las letras de las canciones "Talk Tonight" y "Champagne Supernova" se las he tomado prestadas a Oasis... se que las traducciones dejan mucho que desear, pero me cuesta un esfuerzo horrible no caer en la "interpretación libre" y escribir más o menos lo que me salga del pie en ese momento...Bueno, el tono del próximo capítulo será bastante distinto a lo que he escrito hasta ahora... muchas gracias por ser pacientes y leer hasta ahora: soy consciente de que me extiendo demasiado con lo que los personajes sienten y piensan; y que eso supone que la acción sea realmente muuuuuuuuuyyyyyyyy lenta... lo siento, de verdad!