Después de subir el cuarto capítulo, recibí un récord de reviews: 0. "Como en los viejos tiempos", pensé, tratando de no desanimarme. Pero cuando estaba a punto de tirar la toallla y abandonar, SelenneMedioElfa me escribió una maravillosa (y extra- larga) review... Bueno, ya sabes q esto es gracias a tí...

5: Bajo el Mar de Acero

" Soy igual que una partícula de polvo: medio transparente, blando por dentro y flexible por fuera, exageradamente ávido de compañía y, además, silencioso"

Wilhelm Genazino "Un paraguas para este día"

Ron contemplaba en silencio el techo de su habitación, inmaculadamente blanco comparado con el de supiso en Roma. Ginny se había marchado, pero no con Harry, sino con Hermione. Al parecer, las chicas tenían la acuciante necesidad de hablar, como si se encontrasen ante una situación de vida o muerte. Afortunadamente, Ron no había visto a Hermione: todavía estaba demasiado reciente el terrible arrebato de celos que había experimentado en el Windmill, al verla con Harry. Solo con recordarlo, sentía la ira palpitando en su interior, corriendo por sus venas como metal incandescente y borrando cualquier otro sentimiento. Ni siquiera le importó hacer el ridículo en el escenario. En ese momento, solo le preocupaba ver la cara de Hermione al escuchar "Champagne Supernova", y contemplar con sus propios ojos que, efectivamente, para ella todo aquello era cosa del pasado. Sin embargo, como dirían en las películas de abogados, las pruebas resultaban inconcluyentes. Era imposible averiguar que demonios pasaba por la cabeza de la castaña, que lucía una expresión de serenidad en el rostro propia de una imagen de Buda. Y, en cuanto acabó el concierto, Hermione y Harry huyeron... Ron trató de no pensar más en ello, pero era como tener un gigantesco abejorro dentro del cráneo, zumbando incesantemente hasta volverle loco. Además, siempre acababa dándole vueltas a lo mismo: el modo en que se esfumó cinco años atrás. Ni siquiera en los meses que siguieron a su huida había dedicado tanto tiempo en pensar en lo que resultó ser, sin duda, el mayor error de su vida.

Aún recordaba como aquella maraña de sentimientos contradictorios creció y creció, haciéndose cada vez más embrollada y obligándole a tomar una decisión precipitada... y terriblemente equivocada. Podría decirse que todo empezó en el concierto de Oasis. De pronto, le parecía que la vida, por una vez, estaba dispuesta a regalarle aquello que más profundamente anhelaba. Aunque de manera casi inconsciente, se había enamorado de Hermione cuando ambos no tenían más que once años, pero él siempre se había considerado tan... inferior, tan poca cosa comparado con ella que, en realidad, jamás se atrevió a albergar la menor esperanza respecto a que pudiese llegar a ver en él más que a un amigo. Y aunque, al final, Hermione pareciese quererle de veras, nunca llegó a creérselo del todo. Tenía miedo, mucho miedo: miedo a que ella le hiriese, miedo a que le conociese de verdad y llegase a la conclusión de que no estaba a la altura de sus expectativas, miedo al control tan absoluto que ejercía sobre él, miedo al presente y al futuro. Empezó a sentirse agobiado, vulnerable y al borde del pánico, completamente indefenso ante el daño que Hermione podía hacerle y que acabaría causándole tarde o temprano. Un buen día se dio cuenta de que, sencillamente, no podía más. Entonces huyó. Pidió el traslado, sin importarle lo más mínimo el dónde. Y se fue, en un alarde de cobardía y estupidez.

Alguien llamaba a la puerta. Ron se preguntó cuanto tiempo llevaría sonando el timbre, porque durante los últimos diez minutos, el zumbido en su cabeza había sido tan atronador que no habría oído ni un terremoto.

Harry estaba al otro lado de la puerta. Ron trató de ahogar el odio que había nacido en su pecho al verle junto a Hermione y saludó con la mayor cordialidad de la que fue capaz:

- Si buscas a Ginny, no está.

- Lo sé, está con Hermione. Es contigo con quien quería hablar- afirmó Harry.

- Creo que no tenemos nada de que hablar. Hermione ni siquiera me dirige la palabra, y, aunque lo hiciese... no cambiaría nada. Tú ganas. Yo pierdo.- sentenció Ron.

- Me alegro de que al menos uno de nosotros tenga las cosas claras. Porque, la verdad, yo no estoy tan convencido.

- Pues espero que te aclares pronto, porque te casas dentro de un mes- replicó el pelirrojo- Ya se que es difícil de creer, pero yo... no estoy enfadado contigo,aunque me esté comportando como el tío más borde del planeta - reconoció, rascándose la cabeza- En realidad, si alguien es culpable de todo este desastre, soy yo. Si creo que las cosas no son como deberían, o estoy incómodo, o me cabrea esta situación... asumo que es por culpa mía, y que es mi problema. Lo que ocurre es que no puedo ni verte. Lo siento, pero no te aguanto.

- O sea... ¿Qué sigues enamorado de ella?- aventuró Harry.

- ¡ Por supuesto que no! O, bueno, tal vez sí, pero es cosa mía ¿a ti qué, si estoy enamorado de ella? Tú te la quedas. Fin de la conversación.

Ron cerró la puerta con suavidad, dejando la perpleja cara de Harry al otro lado. Odiaba ser tan mezquino, pero ¿qué otras opciones tenía¿Irse de cañas con Harry, aunque se muriese de ganas de partirle la cabeza? Nada en el mundo le haría tan feliz como poder perdonar, olvidar el pasado y recuperar a su mejor amigo, pero se sentía sencillamente incapaz. Sólo deimaginar que Hermione y él... prefería no pensar en ello. Por otra parte, Harry tenía una actitud bastante extraña. De hallarse en su lugar, Ron no habría ido a su casa para intentar mantener una civilizada conversación con él. De pronto, se sintió intrigado por saber que había impulsado a Harry a plantarse en el piso de su ex – novia, para hablar con su ex – mejor amigo aun conociéndole lo suficiente como para saber que reaccionaría como un animal enfurecido. Tanta era la curiosidad, que decidió abrir de nuevo la puerta.

Harru continuaba allí, con las manos en los bolsillos, jugueteando pensativamente con el pie en la alfombrilla de la entrada.

- ¿A qué has venido?- le espetó Ron.

- La verdad, no lo sé- suspiró Harry- Todo ha sido tan... no se como explicarlo. Desde que volviste, el mundo se ha vuelto del revés. No tengo ni idea de cómo acabará esto.

Ron no pudo reprimir una risita. Los delirios de neurótico inseguro eran propios de él, y no de Harry, quien, hasta ese momento, se había limitado a escuchar como Ron se quejaba durante horas de lo mucho que le costaba tomar las decisiones más simples. Y, de pronto, habían cambiado las tornas.

- ¿Te parece divertido verme convertido en...?- empezó Harry.

- ¿...mí?- concluyó Ron- Pues sí. En fin, no tengo la menor idea de lo que me estás hablando, pero creo que todo acabará bien, al menos para ti. Te lo mereces mucho más que yo, o que casi cualquier otra persona que conozca.

- Espero que tengas razón- aseveró Harry, con tono poco convencido- Porque, a estas alturas del partido, ni siquiera sé que es lo mejor. Bueno, ya nos veremos... cuando sea capaz de hablar como una persona normal, en lugar de desvariar.

- Espero que sea dentro de poco tiempo- respondió Ron, sorprendiéndose incluso a sí mismo- Te prometo que la próxima vez, no te trataré como si fuese un vendedor de enciclopedias.


Ginny regresó un par de horas después y, a juzgar por el portazo que siguió a su entrada en el apartamento y la expresión de fastidio en su rostro, estaba de un humor pésimo. Arrojó su bolso encima de una silla con fuerza suficiente como para hacerla astillas y ni siquiera saludó. Cuando Ron se armó de valor y le preguntó que tal había ido (intuyendo su respuesta), su hermana le dirigió una mirada furiosa y le contestó con ira contenida:

- Eso depende del punto de vista. Según Hermione, de fábula. Vimos enun alegre mundo feliz de florecitas y conejitos sonrosados y todos somos súper- felices. Según yo, y cualquier persona lo suficientemente valiente como para hacerle frente a la realidad, ha sido un auténtico desastre. ¿Te puedes creer que ha intentado convencerme de que todo va bien? Me moría de ganas por gritarle "Hermione ¿crees que soy ciega, o imbécil ? Me doy perfecta cuanta de que ni tú estás bien, ni mi hermano está bien, ni Harry está bien, ni yo estoy bien, y supongo que, ante semajante panorama, lo más seguro es que Draco esté pensando en cortarse las venas con un cuchillo jamonero. O sea, que me parece que estás cometiendo un ligero error de apreciación" Y mira que he sido yo la que ha sacado el tema, y que estaba dispuesta a ser sincera... pero, de verdad... Es que, si la tuviese delante ¡ la mataría!.

- Por cierto, Harry ha estado aquí- comentó Ron, en tono casual.

- ¿Ah, sí¿Qué pretendía, que le amputaras un brazo a mordiscos?- replicó ella, mordazmente.

- Ha venido a decirme que el mundo es raro, o algo por el estilo. La verdad es que no me he enterado muy bien... ¡Un momento¿A que ha venido eso de la amputación?

Ginny soltó una carcajada sarcástica.

- ¿Intentas decirme que a ti todo esto te resulta indiferente, que te llevas genial con Harry... y pretendes que me lo crea?. Empiezo a pensar que hoy me he levantado con cara de tonta. No se si engañarás a alguien, pero a mí desde luego no, pequeño. La idea de esa boda te carcome por dentro como si fuese algún tipo de parásito tropical, o que se yo; y te pone enfermo la idea de que, dentro de poco, Hermione se apellidará Potter en lugar de Granger... o Weasley.

- Por si no te has dado cuenta, el "vínculo- fraternal- casi- telepático" funciona en los dos sentidos. Y, no se por qué, algo me dice que no soy el único al que la idea de esa boda le sienta como una patada en el estómago.

- Touchèe- murmuró Ginny, más para sí misma que para Ron. En el fondo, su hermano tenía razón. Eso era lo más irritante de los hermanos mayores, pero no estaba dispuesta a admitirlo- Prepararé algo de cenar- anunció, tras unos segundos de silencio, descolgando el delantal que pendía de una percha, detrás del armario donde guardaban la tabla de planchar.

Lo cierto es que a Ginny no le gustaba en absoluto cocinar. Como las demás tareas de la casa, le parecía un auténtico incordio. La magia simplificaba las cosas, claro, pero aún no era tan hábil con los hechizos domésticos como su madre, y el hecho de que Draco fuera un entusiasta cocinero no le resultaba precisamente un incentivo para practicarlos. Pero aquel día no tenía el menor interés en terminar rápido . Mientras pelaba, troceaba, lavaba, rebozaba y freía, tenía la oportunidad de reflexionar sin que nadie la molestase. Envió a Ron comprar un par de ingredientes (que en realidad no necesitaba), para librarse de él, de sus malditos comentarios y de sus preguntas inoportunas. Era un poco cruel obligarle a ir hasta el mercado, que estaba bastante lejos de su casa, pero, al fin y al cabo, el era el culpable de que Ginny se encontrase de nuevo tratando de encontrar respuestas a preguntas que creía resueltas tiempo atrás. Ni siquiera debía haber mencionado aquella maldita boda... Ginny deseó ser en parte como Hemione, capaz de ignorar la realidad si no le interesaba mirarla cara a cara. Hermionepodía encontrarse con Ron en Roma y actuar como si no hubiese ocurrido nada, ocultándoselo incluso a su mejo amiga. Perola pelirrojajamás lograría hacer algo así.

Ginny siempre había creído que Harry sería la persona con la que pasaría el resto de su vida, con quien crecería y envejecería, con quien compartiría incluso las pequeñas cosas. Lo supo nada más verle. Puede que fuese poco más que una criatura, pero aquella certeza surgió sin más en su interior, clara y brillante como el sol en verano; y ni siquiera cuando le veía corretear detrás de Cho Chang albergó la más ligera duda. De acuerdo, puede que ella saliese con un par de chicos, pero desde el principio era consciente de que tanto lo de Michael como lo de Dean eran más una forma de pasar el tiempo que un noviazgo propiamente dicho. Luego, durante tres años, se consideró la mujer más afortunada de la tierra ¿cuántas chicas podían decir que habían terminado conquistando al amor platónico de su infancia? Parecía el final de un cuento de hadas: "Y fueron felices..." Lástima que la vida real no fuera tan sencilla. Los dos tenían caracteres muy fuertes, y eran lo suficientemente orgullosos como para pertenecer a Slytherin en lugar de a Gryffindor. Las peleas eran cada vez más frecuentes, sobre todo desde que Ron plantó a Hermione. Hasta que, un día, ambos se pasaron de la raya y dijeron cosas que jamás debieron haber dicho... se arrepentían, claro, pero ninguno de los dos estaba dispuesto a admitir su error y, mucho menos, a pedir perdón. Ginny prefirió cumplir su amenaza de seducir a Draco Malfoy antes que volver con Harry y reconocer ante él que se había equivocado.

Afortunadamente para ella, Draco resultó ser el novio perfecto. Era atento, sincero, divertido, muy inteligente e increíblemente guapo. Probablemente, nadie habría sido capaz de hacerla sentir tan cuidada y, a la vez, tan libre. Nunca la hizo sentir agobiada, no se enfadaba si ella quedaba con sus amigos ni le pedía nada que Ginny no pudiera darle. Tenían los mismos gustos, y, por si fuera poco, el chico cocinaba unos platos italianos para chuparse los dedos. Y, además, estaba perdidamente enamorado de ella.

Ahí estaba el problema. En que, por mucho que lo intentase ( y lo había intentado de todo corazón), Ginny no sentía lo mismo. Durante un tiempo, logró convencerse a sí misma de que estaba tan enamorada de Draco como él lo estaba de ella, pero, por mucho que se esforzase, sabía que no era así. Por eso no podían hablar sobre Harry. Era como si Malfoy intuyese en su tono de voz y en sus gestos que Ginny aún consideraba a Harry el hombre de su vida, su alma gemela. Y ahora, en plena epidemia de crisis, le iba a resultar imposible negar lo evidente durante mucho tiempo. La idea de que Harry y Hermione pudiesen acabar rompiendo debería darle igual, pero no era así. Llevaba tanto tiempo convencida de que todo estaba bajo control... y, sin embargo, ahora comenzaba a crecer en su interior un sentimiento al que no se atrevía a poner nombre, como un leve aleteo que va creciendo cada vez más hasta alcanzar las proporciones de un vendaval que lodestruye todo a su paso.


Bueno, podrí decirse que ha acabado la "primera parte" del fic, en la que predomina la introspección. Los próximos capítulos son bastante diferentes, y no estoy segura de que fuese eso lo q quería cuando empecé "Novimebre"... por cierto, ya lo ha terminado y tendrá 9 capítulos... espero q seais capaces de llegar hasta el final (A vosotros, los valientes q consigais terminarlo: os doy la enhorabuena por ser tan pacientes y por no mandar este delirio a freír espárragos después de las tres primeras líneas. Se que a veces parece que la historia no avanza... muchas gracias por aguantarme... y un millón de gracias más si me dejais una review)