"Siete de Julio, San Fermíiiin". A pesar de que trabajé anoche, acabo de levantarme y he pensado "Oh, vaya, parece que tengo como ganas de actualizar."Lo primero, como siempre, dar las gracias a atzweasley y a SelenneMedioElfa por sus maravillosas y motivadoras reviews. Y como me escribió alguien a quien no puede contestar, aprovecho para contestarte ahora:

MargueriteMalfoy: Ha releído la historia y me he dado cuenta de que tienes razón, y que hay por ahí un par de fallos gordos (soy un despiste, menos mal que reviso...). En cuanto a lo del desarrollo de la historia, si, yo misma lo he dicho muchas veces: es lento. Tal vez el problema es que es todo como demasiado denso,debería haber más accióne intercalar lo que los personajes sienten y piensan, aunque al final la historia tenga más capítulos. También creo que los párrafos son realmente demasiado largos y que por eso da pereza leerlos...¿tú que piensas?

En fin, ya os advertí que Luna hacía lo que le daba la realísima gana, y, en este caso, podría decirse que ha dado algo así como un golpe de estado... Concebí el plan maestro en mi anterior semana de noche, a eso de las 5:30 de la mañana, en una de esas extrañas treguas que de vez en cuando se dan en las Urgencias. En su momento me pareció bueno, luego absurdo... pero, como no se me ocurría nada mejor... En fin, nada más que añadir, salvo "A San Fermín pedimos, por ser nuestro patróooon, nos guíe en el encierro dándonos su bendición ¡Viva San Fermín¡Gora San Fermín!"


6: Plan Maestro

"La táctica consiste en saber qué hay que hacer cuando hay algo que hacer. La estrategia, en saber qué hay que hacer cuando no hay nada que hacer."

Savielly Tartakover (ajedrecista)

- Mi novia no me quiere- afirmó Draco, tras un prolongado silencio.

- ¡Muy perspicaz!- le felicitó Luna, medio en broma medio en serio- Va, venga, cuéntame que es eso que te reconcome.

Desde que Draco había descubierto quién era la vecina del ático se había acostumbrado a pasar mucho tiempo con ella. Era extraño que pudiese sentirse tan cómodo con una completa desconocida... debería haber sido Ginny, que se había llevado muy bien con Luna en el colegio,quien la visitase a menudo. Pero, aunque la pelirroja se había alegrado mucho y se había pasado por allí un par de veces (prometiendo que le compraría un par de cuadros), al parecer no había tenido tiempo ni ganas de retomar antiguas amistades. Sin embargo, Malfoy, que llevaba tiempo echando en falta a alguien a quien poder martirizar con sus historias, había encontrado en Luna alguien con capacidad de soportarle indefinidamente. Era raro para él estar con una chica, simplemente como amigos. No había tenido una amiga desde... bueno , no había tenido nunca una amiga. Además, Luna no era una de esas personas que te hacen sentir como un intruso, o como un parásito que les roba su valioso tiempo. Nunca parecía molesta ni contrariada cuando él aparecía a las hors más inoportunas; y, tal vez por eso, se atrevió a hablarle de cosas de las que ni siquiera había hablado con Ginny: de su época con los mortífagos, de la ristra de novias que tuvo antes de que la pelirroja le curase de su infidelidad patológica (1), de la relación con sus padres... A veces, cuando llevaba horas y horas hablando, incluso se sentía tentado de contarle toda la verdad acerca de sí mismo. Pero, al fina, nunca se atrevía, y, tras unos embarazosos momentos de silencio que Luna aprovechaba para pintar, Draco retomaba la conversación en un tema poco peligroso: Ginny.

- ¿Por qué no la pones a prueba?- sugirió la rubia aquella mañana de principios de Noviembre. Lo cierto es que empezaba a estar harta de oír los monólogos de Draco acerca de aquel maldito asunto- Ya sabes, para ver cómo reacciona. Podríamos... no sé, juntarles a todos y ver lo que pasa, en plan experimento.

- En teoría, no es mala idea- reconoció él, tras sopesar durante unos segundos la propuesta- Pero el problema es ponerlo en práctica, porque dudo mucho que ellos quieran cooperar.

- En eso tienes razón- reflexionó Luna- ¿Y si organizo una exposición y les invito a todos?

- No creo que después de lo del concierto de Neville se arriesguen a presentarse en un sospechoso evento organizado por una ex compañera de colegio en el que puedan encontrarse de nuevo cara a cara. Tendría que ser algo infinitamente más sutil, o de lo que no tuvieran escapatoria- contestó él, sin añadir en voz alta que la principal pega de aquel plan era que ninguna galería de arte medianamente respetable se dignaría a exponer semejantes aberraciones. Sin ir más lejos, Luna trabajaba actualmente en una obra tan desasosegante como la anterior: se trataba de una habitación oscura, cuyas paredes y techo se hallaban cubiertas de velas que emitían llamas opacas, que parecían engullir luz en lugar de emitirla. En contraste, en una de las paredes una ventana se abría a un luminoso y agreste paisaje. Del marco superior colgaba una mata de girasoles entre los que se deslizaba una serpiente, y en la esquina inferior derecha, un polluelo de águila posado en una rama de almendro florida contemplaba un prisma de cristal que derramaba un arco iris sobre el alféizar. Draco solía preguntarse que sustancias consumía Luna para concebir unas imágenes tan absurdas.

- ¡Es una lástima que Lady Di ya haya muerto!- exclamó la chica, contrariada- Habría sido una oportunidad genial. En los funerales, la gente tiene la sensibilidad a flor de piel, les da por pensar que ellos podrían ser los próximos y que tal vez están desperdiciando su... ¡Ya está, ya lo tengo! Podría suicidarme y así ya tendríamos un funeral, pero claro, a mí no es que la idea me motive, precisamente. ¡No,espera, mejor aún! Podemos fingir que me he suicidado y que ya me han incinerado, y así puedo entrar por el sistema de megafonía del tanatorio y susurrar con voz de ultratumba "mi alma no descansará hasta que todos estén con la persona que quieren de verdad. Os atormentaré por los siglos de los siglos..."

- ¿ Te das cuenta de que eso es una estupidez?- aventuró Draco.

- Si, puede que tengas razón- admitió ella- ¿Qué tal una boda?

- ¡Buena idea¿Por qué no la de Harry y Hermione? Solo faltan quince días- repicó el rubio, mordazmante.

Muy bien, muy bien, idea captada. Vale, déjame pensar un poco. Oye ¿Hay alguna enfermedad en tu familia?

- ¿Algo hereditario? Pues, a menos que consideres enfermedad el asesinato... Creo que la única persona en mi familia que murió por, digamos, "causas naturales" fue mi tío Edgar. El hígado, creo. Le encantaba el whisky de fuego.

- Perfecto. Esto es lo que vamos a hacer: tú vas a fingir que estás enfermo del hígado y le vas a decir a Ginny que mi tía trabaja en San Mungo y que yo te puedo conseguir cita con el mejor especialista en el tema gracias al mítico método conocido popularmente como enchufe. Cuando yo vea a Ginny, le diré que lo tuyo tiene muy mala pinta y le convenceré de que traiga una amiga, alguien en quien poder apoyarse cuando el sanador confirme mis sospechas. Y, claro, ella irá corriendo a buscar a Hermione. Por otra parte, mi tía, que es forense, enviará una notificación a Ron y a Harry para que vayan a reconocer un cadáver justo el mismo día y a la misma hora a la que nosotros pongamos en marcha lo que, de ahora en adelante, llamaremos "Plan B" o "Estrategia Yashima"(2).

- Te veo un poco obsesionada con los muertos. ¿No serás necrófila, verdad?- bromeó él.

- En estos casos solo hay dos opciones:fiambres o matrimonios ¿Es que no has visto "Cuatro bodas y un funeral"¿Acaso no eres inglés?

- Venga, ahora en serio. Estás de broma ¿no?

- ¡Pues claro que no!- exclamó ella, indignada- Es un plan genial. Primero, te pones ictérico...

- ¿Qué¿Qué tiene que ver que yo vaya por ahí dando gritos y patadas con que esté enfermo del hígado?- intervino Draco.

- Histérico no, bobo. Ictérico. Amarillo. Como el submarino de los "Beatles". Seguro que hay algún hechizo para eso.

- Me da igual. Sea como sea, todo esto me parece surrealista y ridículo. Y seguro que a ellos también.

- Por eso intervengo yo, que soy una persona totalmente neutra, a quien vuestras tormentosas vidas privadas le importan un pepino y que no saca ningún beneficio de todo esto. ¿por qué me implicaría yo en un plan tan rocambolesco?- razonó Luna.

- Porque eres una lunática- le recordó él.

- Eso era en el colegio. Ahora soy una artista adulta, madura y respetada por la crítica.

A Draco se le ocurrieron unas cuantas respuestas, todas ellas bastante hirientes; pero, puesto que Luna solo trataba de ayudar (a su manera, claro), optó por rascarse la cabeza pensativamente y murmurar:

- No sé, no sé... ese plan suena casi tan estúpido como el de tu falso suicidio.

- Si, es cierto que el "Plan A" tenía algunos fallos, pero el "Plan B" es muchísimo mejor. Creo que lo mejor para los dos es que seamos realistas- propuso Luna, cosa que parecía tan impropia de ella que Draco dudaba que fuese capaz de conseguir serlo ni por un momento- Este plan solo puede salir bien si, en el fondo, ellos quieren que así sea. Yo creo que lo único que necesitan es una excusa, y no les importa mucho si es muy creíble o no. No sé si me explico. En mi opinión, si fuese plenamente felices tal y como están, se limitarían a reírse y no se lo tragarían ni por un momento.

Draco no dijo nada, aunque lo cierto es que había captado a la perfección lo que Luna trataba de explicarle. El plan le parecía cada vez más y más lógico. Como buen Slytherin, era un mentiroso nato, y , además, llevaba siete años actuando casi las veinticuatro horas del día, de modo que se había convertido en un actor consumado. No le costaría ningún trabajo comportarse como un enfermo de una manera convincente. Sí, podía salir bien si aquellos cuatro idiotas querían que saliese bien. Claro, para él suponía un dilema. Por primera vez, la posibilidad de perder a Ginny saltó del plano de lo hipotético a la realidad. Y, aunque lo cierto es que le aterraba, una parte de sí mismo deseaba terminar con aquello de una vez por todas. Desde el principio, había sabido que ella estaba enamorada de Harry, lo que condenaba su relación al fracaso. Sólo era cuestión de tiempo ¿qué sentido tenía prolongar aquello indefinidamente, si de todas maneras, tenía que acabar ?

- ¿Y cuando nos encontremos en San Mungo, qué pretendes hacer? No parece una situación muy propicia para... bueno, para nada.

- Entonces organizamos una cena o algo así. Tu tranquilo, de eso me ocupo yo. Puedo ser muy persuasiva- afirmó Luna, alegremente- Ya verás, va a ser genial. Y superdivertido. Bueno, al menos para mí. Me temo que tú sufrirás una cruel agonía como no has conocido jamás.

- Muy alentador- susurró Draco, y añadió, un poco más alto y tratando d no sonar como un condenado a muerte- En fin, que le vamos a hacer ¿Cómo es ese hechizo para ponerse...?

- Ictérico. Tranquilo, no puede ser muy difícil. Creo que una vez mi madre lo consiguió por error y lo apuntó por ahí... pero, antes de ponernos manos a la obra ¡brindemos por la "Estrategia Yashima!"


Hermione paseaba por Hyde Park, completamente ajena a los planes que, en ese preciso instante, Draco y Luna urdían contra ella. Caminaba despacio, sin prisas, a pesar de la lluvia. A menudo las personas se ponen melancólicas con la llegada del otoño, pero ese no era su caso. Hermione se sentía en perfecta sintonía con el mundo, como si asociase la lluvia con conceptos como paz, hogar o esperanza. Para ella no había música comparable al rumor rítmico de las gotas golpeando contra el suelo, ni perfume más exquisito que el de la tierra mojada. Contempló las gotas prendidas de las hojas doradas, brillando como cuentas a la pálida luz de un sol cubierto por capas y capas de nubes del color del plomo, ignorando el ajetreo del mundo real hasta que una pincelada del color del fuego captó su atención.

Ron estaba sentado en un banco, con la cabeza hacia atrás y los brazos extendidos, dejando que la lluvia empapase su largo abrigo negro y encharcase el interior se sus zapatos. Tenía la cara completamente mojada, los ojos cerrados y una sonreía levemente, como si no pudiese imaginar algo más maravilloso que estar allí sentado, mientras los transeúntes le miraban con una mezclas de sorpresa y desdén.

Hermione se quedó parada de golpe, incapaz de dar un solo paso mientras se debatía entre el impulso de llamar a gritos a Ron y el de abandonar Hyde Park con toda la rapidez que le permitiesen sus piernas. Los segundos parecían durar horas,segundos quefluían con desesperante lentitud mientras ella continuaba ahí plantada, incapaz de reaccionar. Hubiese sido tan fácil pasar simplemente de largo, tan fácil... Pero no lo hizo. Continuó paralizada, apenas un instante, breve pero suficiente para que Ron intuyese su presencia, como si fuese capaz de captar su aroma en medio del olor de la exuberante vegetación y la lluvia; girase la cabeza y se quedase mirándola con curiosidad. Se incorporó despacio, sin apartar sus ojos de los de ella, y, abriendo un paraguas verde (en un gesto de extrema estupidez, puesto que ya estaba tan calado que parecía recién salido de la lavadora), se dirigió hacia Hermione andando despacio.

- Bonito día- saludó. Aún le observaba con aquella límpida mirada turquesa, que solía ponerla tan nerviosa cuando todavía no eran más que dos buenos amigos, durante sus últimos años de Hogwarts. A veces le daba la impresión de que, con solo asomarse a sus ojos, Ron era capaz de sondear incluso los abismos más profundos de su corazón, y eso le hacía sentir bastante incómoda. Pero ya no era una niña, y se suponía que no debía dejarse intimidar tan fácilmente.

- No podía creer que fuese tú el idiota que estaba allí, poniéndose como una sopa. Fíjate, estás empapado.- murmuró la chica, secando con el dorso de su mano un par de gotas que se deslizaban lentamente por el rostro del pelirrojo. Al instante se dio cuenta de que había sido un error: aquel simple contacto le produjo un estremecimiento de la cabeza a los pies, que logró ocultar con bastante habilidad.

- Era mi intención. Supongo que, en mi caso, vivir en un país en el que llueve 355 días al año podría considerarse una suerte.-contestó, encogiéndose de hombros.

Ron sonrió: no se trataba de aquel gesto sardónico e indescifrable que había esbozado en Roma, sino de su alegre, genuina y deslumbrante sonrisa. Hermione sintió como su cerebro encendía un gigantesco cartel, en el que se leía, en letras luminosas "¡Cuidado¡Esto se está volviendo MUY RARO!", y deseó haber huido cuando tuvo la oportunidad. Por otro lado, estar al lado de Ron, a pesar del abismo que les separaba resultaba extraño, reconfortante y curiosamente emocionante, pero no podía ignorar la señal de alarma en su interior, que le advertía de que aquello no estaba bien. Iba a casarse con Harry, y estaba plenamente convencida de que era eso lo que quería ¿no?. Entonces ¿qué sentido tenía ese sentimiento que pugnaba por salir de su subconsciente?

- Tengo que irme- logró balbucir. Si, era una buena idea, una idea realmente excelente. Si seguía tan cerca de Ron un solo segundo más, corría un serio peligro de perder el control de la situación.

- Lo entiendo- respondió él. Parecía haber comprendido perfectamente la turbación que experimentaba Hermione y la encarnizada lucha que , en ese momento, se estaba librando en su interior ... y no se consideraba con derecho a intervenir. Aun a su pesar, Hermione no tenía más remedio que reconocer el verdadero significado de aquel confuso caudal de emociones, y sabía que, con una sola palabra, Ron podría haber inclinado la balanza a su favor. Pero la había dejado marchar. No sabía si debía estarle agradecida, o si lo que el pelirrojo se merecía en realidad era una patada en el trasero.


(1)- He decidido ceñirme a la creencia popular de que Draco Malfoy es la personificación de la promiscuidad, pese a que me parece una idea bastante injusta ¿Por qué tenemos que ponerle siempre de mujeriego, cuando J. K. Rowling nunca ha insinuado nada remotamente parecido y no se le conoce más relación que Pansy (además, por lo que sabemos, es una relación bastante ingenua)? A veces me siento tentada de escribir una historia en la que acabe como sacerdote, monje budista o célibe a secas (por aquello de compensar)... pese a las iras que podría despertar en sus legiones de fans...

(2)- Este es mi particular homenaje a mi anime favorito... Evangelion... me pasa como con los Beatles: tenían un principio prometedor y evolucionaron de una forma inesperada pero muchísimo más interesante de lo previsible. Necesitaría un par de páginas para explicar qué es exactamente la estrategia Yashima, pero os recomiendo q lo veáis por vosotros mismos.

En fin... estoy a punto de marcharme de vacaciones. Tengo el próximo capítulo casi a punto, y me encantaría actualizar pronto, porque no vuelvo hasta el 31 de Julio, y falta muchíiisimo para eso. Prometo intentar subir el capi 7 antes de irme... mientras tanto, sería guay recibir alguna review en la que alguien me contase sinceramente que opina del Plan Maestro (podríais calificarlo del 1 al 10, siendo 1 una estrategia propia de Napoleón o Julio César y 10 un delirio alucinógeno). ¿Creeis que algo así podría salir bien?