Al final decidí acabar el fic en un único capítulo, un poco más largo, aunque eso significase comerme algunas cosas como el momento taxi de Harry y Ginny... tengo la sensación de que "Noviembre" ya se estaba volviendo excesivamente largo, de modo que me dije "se acabó"... esto es el resultado. Al releerlo tengo la sensación de que quedan algunas lagunas. Me hubiese encantado desarrollar más los personajes de Draco y Luna (quien, por otra parte,se parece mucho a la Luna de "Leche y Miel"), pero esto hubiese terminado por parecerse a un tratado de psicología que no llegaría a ninguna parte.Muchas gracias por leerme, de verdad.

9:Noviembre

" Noviembre nos dice que importa más sentir que comprender
Que sólo vale quererse en la medida de lo imposible"
Marwan, "Noviembre"

" When you gonna realise it was just that the time was wrong? (¿cuando vas a darte cuenta de que lo único equivocado era el momento?)

I can't do the talk like they talk on tv (No puedo hablar como lo hacen en la tele)
And I can't do a love song like the way it's meant to be
( y no puedo componer una canción de amor como mandan los cánones)
I can't do everything but I'd do anything for you
(no puedo hacerlo todo, pero haría cualquier cosa por tí)
I can't do anything except be in love with you"
(no puedo hacer nada salvo estar enamorado de ti)
Dire Straits "Romeo & Juliet"

Hermione no se lo podía creer. Llevaba tres horas esperando a Harry ¡Tres horas! La hora de comer ya había pasado, y, a este paso, también pasaría la de cenar. Tal vez la experiencia le hubiese dotado de un sexto sentido para ese tipo de cosas… pero la certeza de que había ocurrido de nuevo le atravesó como un cuchillo ¡Harry la había plantado¿Qué demonios les pasaba a los tíos?

La chica fue hasta el piso de Harry, y no le sorprendió en absoluto que nadie respondiese a pesar de que se pasó aproximadamente media hora llamando al timbre de manera ininterrumpida. La realidad se hacía más y más evidente… tal vez estuviese con Ginny, o tal vez Ron supiese algo. Pero el apartamento de los Weasley estaba tan vacío como el de Harry. Claro, Ron aún estaba en Gringotts, y, en cuanto a Ginny… bueno, lo más probable es que solo Harry supiese donde se encontraba la pelirroja. Por un momento, Hermione se planteó la posibilidad de ir a ver a Draco, pero ¿y si el rubio no sabía nada¿y si ella estaba equivocada y eso provocaba una pelea entre Draco y Ginny… o incluso una ruptura?. Al final, y aunque sabía que no era muy buena idea, optó por aparecerse directamente en el callejón Diagon, justo en la puerta del Banco Mágico. "No debería haber venido aquí", se dijo a sí misma mientras subía las escaleras arrastrando los pies, como si le costase un trabajo titánico.

Los gnomos contemplaron con su habitual gesto huraño a Hermione, frunciendo el ceño incluso más profundamente de lo normal, algo comprensible teniendo en cuenta que se acercaba el momento de cerrar y que la castaña era una de esas inoportunas clientas de última hora que llega cuando uno ya está cansado y con la mente puesta en el sofá de su casa.

- ¿En qué puedo ayudarla?- le espetó el gnomo que atendía el mostrador, en un tono que rozaba el insulto.

- Busco a Ronald Bilius Weasley- contestó Hermione, demasiado ansiosa como para reparar en la mirada de desprecio con que aquel malhumorado y diminuto ser la perforaba en ese momento. Por increíble que pareciese, estaba a punto de llorar delante de aquella desagradable criaturita "¡Ten dignidad!", pensó, tratando de apartar de su mente de la imprevisible reacción de Ron cuando la viese allí plantada. Probablemente se irritaría, se enfadaría con ella, o se comportaría de una manera fría y distante, como si Hermione fuese poco más que una desconocida. Estaba a punto de marcharse sin más cuando Ron apareció detrás del mostrador. Tenía parte del uniforme hecho jirones, lucía un sinnumero de arañazos y cortes en los brazos y en la cara, y el cabello, al parecer empapado en sangre coagulada, se arremolinaba formando extraños remolinos y crestas de aspecto curiosamente sólido. Parecía un soldado recién salido de la trinchera. Los gnomos le miraron con cara de asco. Hermione pensó que nunca había visto nada tan adorable.

- Señor encargado, lamento informarle que en mi contrato no está especificado que tenga que reducir a dragones fuera de control, ni nada remotamente parecido. La próxima vez, avise al Departamento de Control de Criaturas Mágicas del Ministerio, o de lo contrario me temo que tendré que dimitir.- le dijo a un gnomo vestido de un modo especialmente elegante. Al volver la cabeza, se percató de que Hermione estaba allí, iniciando una discreta maniobra de huida- ¡ Hermione¿Qué haces aquí?

La chica se había equivocado: Ron no parecía irritado en absoluto. El pelirrojo la miraba con una mezcla de ternura y preocupación propias de un hermano mayor, y esbozó una sonrisa cálida, aquella sonrisa que la hacía sentir que todo iba a salir bien y que no tenía de qué preocuparse.

- Harry… ¡me ha plantado!- sollozó Hermione, incapaz de reprimir unas lagrimitas que rodaron por su rostro. Cualquiera habría pensado que se trataba de lágrimas de pena, pero, en realidad, se trataba más bien de una cuestión de orgullo herido- Ron… me ha vuelto a pasar¿verdad¿Qué sabes?

- Yo no se si…- empezó el chico.

- ¡ Ahora no trates de protegerme¿Qué sabes?- cortó ella, furiosa.

- Lo único que se es que Ginny no estaba en casa cuando llegué anoche- reconoció Ron, mirando a la castaña con tristeza.

- Lo sabía ¡Lo sabía! Es la historia de mi vida. Empiezo a pensar que la culpa es mía. No se, tal vez debería tirar la toalla e ingresar en un convento de carmelitas. Me ahorraría muchos disgustos.

A pesar de lo dramático de la escena, el pelirrojo dejó escapar una risita.

- ¡Vamos, Mione, no digas bobadas! No consentiría semejante desperdicio.

"Mione"… Hacía años que nadie la llamaba así. Claro, había sido Ron quien utilizaba siempre aquella curiosa abreviatura de su nombre, y llevaban siglos sin verse… hasta el pasado mes de abril. Desde entonces, y hasta ahora, todo había resultado demasiado violento como para que se planteasen siquiera retomar antiguas familiaridades, pero, de pronto, parecía haberse creado un extraño clima de confianza entre ellos dos.

- Ron ¿cómo quieres que me sienta? Ya van dos, y la segunda a dos semanas de mi boda. Bueno, al menos no me ha dejado en el altar… eso si que sería realmente humillante. Quien sabe, quizá la próxima vez…

- En mi despreciable opinión, no deberían haberte plantado la primera vez. Aquel tipo era un auténtico idiota, se comportó como tal y cometió el mayor error de su vida. Pero al menos Harry está dispuesto a darte explicaciones.

Ron señaló con la cabeza hacia la puerta de Gringotts, en cuyo umbral Harry esperaba pacientemente a que Hermione terminase aquella conversación. La castaña pareció indecisa durante un momento, y miró alternativamente al moreno y al pelirrojo, pero, al final, Ron sonrió y murmuró "¡Vete ya!", de modo que a la chica no le quedó más remedio que hacerle caso.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Harry y Hermione caminaron lentamente por el Callejón Diagon. Tenían mucho de que hablar y ninguna cita a la que acudir urgentemente.

- Me has plantado- dijo Hermione. No se trataba de una pregunta.

- No exactamente. Necesitaba tiempo para encontrar la manera de explicarte que…- empezó Harry.

- Que has vuelto con Ginny- terminó la castaña- No hacía falta que te lo pensases tanto. Al fin y al cabo, ya me lo imaginaba.

- No quiero que saques conclusiones precipitadas. Me gustaría que entendiese que no se trata de algo premeditado o algo así. Si hubiese imaginado que los acontecimientos se desarrollarían de esta manera, jamás te hubiese pedido que te casases conmigo- aseguró él- Pero anoche… es como, si de pronto, hubiésemos vuelto al pasado. Sin saber muy bien como, Ginny y yo estábamos en aquel taxi, y…

- Por favor, no entres en detalles – cortó ella- De verdad, no es necesario.

- Ya se que no tengo derecho a pedirte nada, pero me gustaría que contestases a una pregunta y fuese totalmente honesta… tanto conmigo como contigo misma- propuso el chico- ¿Cómo te sentiste cuando te diste cuenta de que era bastante posible que tú y yo, después de todo, no nos casásemos… de que, entre nosotros, todo hubiera acabado?

Hermione se lo pensó bien antes de contestar. "Triste" hubiese sido una respuesta sincera, porque, durante aquellos años, Harry se había convertido en el pilar fundamental en que apoyaba su vida: sus esperanzas, su futuro, sus elecciones profesionales… todo había sido planeado en función de aquella boda que ya no se celebraría; y el apoyo del moreno había sido fundamental para volver a vivir después de lo de Ron. "Humillada" sería más exacto, porque, de nuevo, le habían colgado la etiqueta de "Rechazada", como si no valiese un pimiento. Pero, en realidad, se sentía…

- Aliviada- reconoció al fin, en un murmullo.

- ¡Exacto! Es lo mismo que sentí yo. Cuando besé a Ginny, al principio… me sentí terriblemente culpable. "Se acabó" pensé. Y, de pronto, fue como si me quitase una tonelada de plomo de los bolsillos. ¡ Me había vuelto ligero, como una pluma!. Entonces, lo entendí todo. Hermione ¿no es raro que tú y yo nunca discutiésemos?

- Eso es porque habíamos alcanzado el equilibrio- musitó la chica.

- ¿Equilibrio? Eso no hay quien se lo trague. Mira, yo creo que discutíamos porque, en el fondo, nuestra relación no nos importaba lo suficiente como para tirarnos de los pelos por ella. No se si me explico. Con Ginny es diferente. El hecho de que ella se distancie, o no sea sincera, o no tenga en cuenta las pequeñas cosas… me importa. Por eso intento decírselo, a mi manera. Una manera que voy a intentar cambiar con todas mis fuerzas, porque no quiero volver a perderla- concluyó Harry.

- Creo que entiendo lo que intentas decir- murmuró Hermione.

- Fue un error no pedirle perdón a Ginny aquel día. Sin ella…mi vida carece de interés. Todo es gris, anodino, rutinario. Con ella, todo me parece extraordinario. Y se que a ti te ocurre lo mismo con Ron. Pero te advierto que, si no te das prisa, es capaz de volver a largarse. Un pajarito me ha dicho que ha pedido el traslado de nuevo. O sea, que tendrás que darte prisa. Considera esto un consejo de amigo.

Hermione echó un vistazo al reloj: hacía más de dos horas que Gringotts había cerrado. Miró dubitativamente a Harry, que sonrió, divertido.

¿A qué esperas¡Ve por él!- exclamó.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

- He perdido- anunció Draco, irrumpiendo en el apartamento de Luna.

- ¿Ah, sí? Bueno, en cierto modo era previsible ¿Cómo te encuentras?- preguntó la chica, apartando la vista momentáneamente del cuadro al que estaba dando los últimos retoques. Era el mismo en el que trabajaba cuando idearon el "Plan B". Ahora, un espejo ovalado colgaba de una de las paredes de la sombría estancia y, frente a él, un niño de cabello rubio platino se anudaba la corbata con gesto altivo. Aunque no había nada a su espalda, en la imagen reflejada aparecía una sombra ominosa con figura humana, que deslizaba unos dedos huesudos sobre el hombro del pequeño.

- Mucho mejor de lo que esperaba- contestó, encogiéndose de hombros- En realidad ha sido como el final de una enfermedad terminal, o algo así... la crónica de una muerte anunciada (1).

- Muy poético- comentó la chica. Había una nota de impaciencia en su tono de voz, y en el modo en que arrojó el pincel dentro de un tarro de cristal lleno hasta la mitad de aceite de linaza.

- ¿ Son imaginaciones mías o estás un poco tensa?- murmuró Draco.

- Solo me preguntaba cuando demonios piensas dejar de actuar- respondió Luna, irritada- Entiendo que lo hagas delante de los demás, pero creo que ya no hace falta que finjas delante de mí. Estoy harta de ver como intentas ser siempre una especie de súper- hombre, siempre alegre y contento, haciendo creer a la gente que eres el tío más feliz del mundo. Mírate, ni siquiera ahora que acabas de perder a la mujer de tu vida eres capaz de mirarme frente a frente y ser simplemente tú mismo. Estoy aburrida de oírte decir que Ginny es lo mejor que te ha pasado en la vida ¿ y ahora pretendes hacerme creer que te da igual que te haya dejado?

- ¡Yo solo quiero que sea feliz¿Qué hay de mal en eso?- protestó Draco.

- ¡Nada, salvo que no te estoy preguntando que es lo que debes decir, sino lo que sientes de verdad! Vamos, solo te estoy pidiendo que, por una vez, no te comportes como un ser humano emocionalmente incompetente y dejes salir todo eso que llevas dentro...

- ¿Lo que llevo dentro¿Lo que siento de verdad¡Pero si tú ya sabes cual es la verdad! Sabías que estaba actuando desde que me viste pisar Grimmauld Place por primera vez. Todavía me pregunto cómo todas esas maravillosas personas me acogieron sin más y confiaron en mí sin preguntar absolutamente nada acerca de mi pasado. Yo no tenía nada: repudiado por mis padres, perseguido por los mortífagos, sin un knut en el bolsillo... era más un estorbo que una ayuda. No estaba en condiciones de devolverles todo el bien que me hicieron. Incluso estaba dispuesto a entregar lo único que tenía, mi vida... para saldar en parte mi deuda. Pero como el destino me jugó una mala pasada y, por muy kamikaze que fuese mi comportamiento, siempre salvaba el pellejo; decidí que no volvería a ser un estorbo para nadie nunca más. No podía permitir que se preocupasen por mí, ni demostrarles, que, en realidad...

Draco tomó aire. Estaba hablando cada vez más rápido, hasta tal punto que empezaba a faltarle el aliento. Era como si Luna hubiese abierto una puerta que ya no podía volver a cerrarse , una puerta por la que la verdad fluía como el vapor hirviente de una olla a presión, igual de imparable y capaz de escaldar a cualquiera que se atreviese a tocarlo.

- En realidad, me sentía más solo que nunca. La verdad en que había creído toda mi vida ahora carecía de sentido, y yo ya no tenía meta, ni camino. Y no podía creer en nada. Ya no podía sentir más esa despreocupada confianza de estar haciendo lo correcto. En el fondo, aún deseaba que mis padres estuviesen orgullosos de mí, pero cada paso que daba iba exactamente en la dirección contraria. Al final, lo único que quería era merecer que alguien me quisiera, merecer que se preocupasen por mí. Solo... ser digno de aquella confianza, de las molestias que se habían tomado... No tienes más que mirar detenidamente mi relación con Gin. Salvo un par de ocasiones, no pude decirle nunca una palabra más alta que la otra. Ella pensaba que yo era un novio maravillosamente liberal y tolerante, pero se equivocaba. Me dolía toda esa... distancia entre nosotros, su indeferencia. Pero, como no me consideraba con derecho a exigirle nada, nunca se lo dije. Y ahora la he perdido. Y, puestos a ser sinceros, me siento como si me hubiese tragado un camión de estiércol. Ni siquiera quiero volver ahí abajo. Cuando estoy solo, es cuando más evidente se hace... que estoy solo en el sentido más amplio de la palabra.

- Buen chico. Así me gusta: si te sientes mal, lo normal es tener cara de funeral. Adoro la franqueza.

- ¿Puedo quedarme?- pidió Draco- Prometo no molestarte. Es que...

- Ya sabes que nunca me molestas- aseguró Luna, sacando uno de los pinceles del tarro con una sonrisa.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Cuando Hermione llegó al piso que compartían Ron y Ginny, estaba fuera de sí. Aún no podía creer que Ron pensase realmente en largarse sin más ¡Y precisamente ahora, cuando más le necesitaba¿Qué clase de amigo se comporta de una manera tan egoísta, tan desconsiderada, tan…? Bueno, si el pelirrojo estaba decidido a abandonar el barco como una rata antes del naufragio, tendría que escuchar un par de cosas antes. Hermione estaba harta de comportarse como una niña buena, y aquella vez no le permitiría irse de rositas. Cada vez más furiosa, subió los escalones que la separaban del piso de los hermanos Weasley, pero, una vez ante la puerta, vaciló un momento antes de llamar. Si aquella era la última vez que iba a ver a Ron, no podía decirle simplemente lo primero que se le pasase por la cabeza, aunque lo cierto es que no se encontraba con ánimos para ponerse a pensar en las palabras más inteligentes, hirientes e ingeniosas ante semejante situación. "Será mejor que me calme" pensó, incapaz de reprimir un gruñido de contrariedad.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

A Draco le encantaba ver cómo Luna pintaba. Era curioso que alguien tan patoso y desastroso como ella pudiese ser tan meticuloso y delicado en su trabajo. La rubia daba pinceladas breves, suaves y precisas, frunciendo el ceño con gesto de concentración, completamente ajena al mundo que la rodeaba. A su manera, se dijo Draco, aquella chica era bonita. Nadie diría, desde luego, que fuese guapa, pero tenía una especie de aura personal muy especial, como si las toneladas de excentricidad que yacían en su interior se filtrasen través de los poros y se entretejiesen con sus cabellos eternamente despeinados creando una segunda piel. Tal vez su problema con la gente se debía a que era un poquitín demasiado peculiar... pero no era posible asegurarlo, puesto que Luna jamás hablaba de sí misma. Por lo general, se limitaba a escuchar y exponer su poco común punto de vista; y, cuando la conversación decaía, volvía al trabajo sin que la presencia silenciosa de su vecino pareciese incomodarla. Pintaba y pintaba, con la música siempre sonando, aquellas canciones tristes que parecían tan poco propias de alguien con un temperamento tan optimista.

"While my heart is a shield and I won't let it down (mientras mi corazón sea un escudo, y me refugie tras él)
While I am so afraid to fail so I won't even try (mientras tenga tanto miedo a fracasar que ni siquiera lo intente)
Well how can I say I'm alive " (¿cómo podré decir que estoy viva?)

- Oye, ya se que dije que no te molestaría, pero, ya que yo he sido tan sincero contigo me considero con derecho a hacerte una pequeña e insignificante pregunta ¿te importaría explicarme porque siempre escuchas canciones con letras tan deprimentes?

- Me inspiran- contestó ella, encogiéndose de hombros.

- Ya. ¿Y por qué nunca me cuentas nada acerca de ti?- inquirió Draco.

- Mi vida no es interesante- musitó Luna.

- Deberías dejar que fuese yo quien lo juzgase- aseveró el rubio, pero al ver la actitud poco dispuesta de su vecina, decidió cambiar de tema.- Oye, creo que iré a buscar algo de comer ¿te apetece que te suba algo?

- No, gracias- contestó ella, aparentemente ensimismada en su tarea.

Draco no advirtió como Luna le observaba marcharse con el rabillo del ojo, tratando de aparentar que todo aquello le resultaba más o menos indiferente. Pero la verdad es que no le daba igual en absoluto. Últimamente le ocurría algo extraño: echaba mucho de menos a su vecino. Se pasaba el día deseando que el subiese al ático a contarle sus penas, y era casi doloroso verle marcharse. De pronto, su apacible y solitaria vida había dado un vuelco extraño e inesperado. " Me había prometido a mi misma que no permitiría que algo así volviese a ocurrirme ¿cómo he podido dejar que me sucediese de nuevo?" pensó con amargura.

Luna era una chica bastante lista; no en vano había estado en Ravenclaw, la casa de los inteligentes. Y sabía que los chicos como Draco, guapos, triunfadores y encantadores no acaban con los bichos raros, con los perdedores o con cualquiera que no fuese tan guapo y triunfador como ellos. Y ella no lo era. De modo que, en realidad, era inútil pararse ni un segundo a pensar en ello. Aún en el improbable caso de que él llegase a sentir algo por ella, aquello solo podía acabar mal.

Pero dudaba mucho de que tuviese la oportunidad de comprobarlo.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Ron terminó muy rápido de hacer la maleta. Después de decirle todo aquello a Hermione, no podía quedarse en Londres ni un minuto más. Se había portado como un verdadero santo cuando ella había aparecido en Gringotts, pero no sería capaz de soportar ninguna de las posibles situaciones que se derivasen de todo aquello. Tenía que admitir que la idea de ver como Harry y Hermione se casaban, eran felices y comían perdices le resultaba insoportable, mucho más que una eternidad atrapado en un amor imposible que, probablemente, el tiempo iría mitigando hasta hacerlo desaparecer. Por otro lado, si los tortolitos ponían punto y final a su relación, Ron se encontraría en una posición bastante incómoda. No quería que Hermione se sintiese presionada, obligada a estar con él, o que le utilizase como un paño de lágrimas y luego le devolviese todo el daño que él había causado cinco años atrás olvidándole cuando ya no le hiciese falta. Así que, de nuevo, la solución consistía en largarse lo más lejos posible. Desgraciadamente, le habían vuelto a mandar a Roma. No le entusiasmaba volver allí, pero era mucho mejor que quedarse en Inglaterra. "No mires atrás" se dijo, tratando de convencerse a sí mismo de que aquello era realmente una buena idea. Ginny aún no había vuelto por el apartamento, de modo que le escribió rápidamente una nota explicándole lo que iba a hacer y por qué. Iba a echar mucho de menos a su hermana (a pesar de lo increíblemente desordenada que era), las comidas familiares de domingo en la Madriguera, el clima frío y lluvioso de Inglaterra, e incluso a Harry y a Hermione .Al ver el correo apilado sobre la encimera de la cocina, se dio cuenta de que ya empezaba a sentir nostalgia. De pronto, aquel piso tan acogedor le hizo sentir atrapado. Necesitaba un poco de aire fresco... teniendo en cuenta que dentro de un par de horas volvería a estar en Italia, pensó que sería una buena idea despedirse de Hyde Park, donde probablemente no regresaría en mucho, mucho tiempo. A pesar de la intensa lluvia de Noviembre, ni siquiera se le pasó por la cabeza la idea de coger un paraguas. Cogió las llaves del segundo cajón del aparador y abrió la puerta con un suspiro.

Allí, caminando nerviosamente de un lado a otro del descansillo, estaba Hermione. Al ver a Ron en el umbral, le lanzó una mirada furiosa.

-¿Pensabas largarte otra vez sin darme explicaciones, después de toda esa mierda que me soltaste anoche y sin dejar siquiera que yo abra la boca para mandarte a freír espárragos¡Me parece una falta de educación gigante!- bramó, airadamente- ¡Bueno, pues me temo que vas a tener que escucharme!

- De acuerdo- murmuró Ron, amedrentado. "A ver quien es el valiente que te dice que no", añadió mentalmente.

- ¡ Pues muy bien¡ Quiero que sepas que, después de todo, Harry y yo solo somos amigos y que nunca hemos sido más que eso¡Y que no pienso permitir que te vayas otra vez y me dejes aquí tirada, porque no es lo mismo que cuando me planta Harry, porque me importa de verdad... porque tú me importas de verdad!- exclamó. Sonaba muy, muy enfadada- Y, además, todo eso que dijiste que sentías ...por cierto, no puedo comprender que te quedes cruzado de brazos si realmente es algo tan ... bueno, si se parece un poco a lo que siento yo, no se como puedes huir sin luchar por ello... porque eso que dices que sientes es lo mismo que yo... Fíjate, estoy tan histérica que no me salen las palabras. ¡Estarás contento, yo nunca pierdo los papeles de esta manera!.

Ron sintió ganas de saltar de alegría, de llorar, de cantar a voz en grito, de saltar, de bailar y de estrangular a Hermione (por su tono de dictadora psicópata) todo a la vez, pero solo pudo decir:

- Genial. Oye, a estas alturas no puedo hacer nada con lo del traslado, pero conozco un pequeño restaurante en el Trastevere donde preparan el tiramisú mas delicioso del planeta ¿Qué, Mione, tienes algo mejor que hacer?.

- Bueno, se supone que tenía que casarme, y eso. Pero ya sabes que me encanta el tiramisú- contestó ella, sonriendo, tras unos segundos de silencio. Ya no quedaba ni rastro de la ira de la que había hecho gala unos segundos antes. Ahora sabía que todo saldría bien. Aquello parecía una locura... dejar Londres, su trabajo, sus amigos y toda su vida, así, de buenas a primeras... pero cuando escudriñó en su interior en busca de las dudas, los miedos, las sospechas y los malos presentimientos, no los encontró.

Se habían esfumado.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

(1)- En realidad, es el título de una novela de García Márquez... espero que no me acuse por plagio :)

Lo primero, mis disculpas para Demona 0... me he cargado la personalidad de Draco hasta ahora, y encima tengo la poquísima vergüenza de no explicar lo que ocurrió entre Harry y Ginny...¡Perdón!(cara de arrepentimiento). En cuanto a los demás...¿Alguna duda, ruego, pregunta, sugerencia¿Quereis matarme por haber terminado así? Recordad que estoy al otro lado (si, estoy pidiendo una review...) En fin, s'acabó... Mil gracias por leer hasta aquí... la proxima vez intentaré no ser tan paranoica, de verdad. O, al menos, lo seré de una manera más equilibrada (si, prometo no escribir capítulos enteros formados íntegramente por las paranoias de los protas... aunque no se si podré cumplirlo...) Bueno, este es el momento en que la pantalla se pone oscura y aparecen dos palabritas que nos indican que hemos llegado al final...

The End