Capítulo 22:
"Lunada y Confesiones"… ¡ay!
George veía a Mia a través de la ventana, nunca se había sentido tan inseguro en su propia casa y es que la niñita coqueta, había invadido su espacio. En eso Bill entró a su recámara.
- ¿Te pasa algo George? ¡Como que andas a disgusto!
- Bueno – sus piro – nosotros no la invitamos…
- Lo su puse por la cara que pusieron…
- Mia es una niña rica Bill, ¡si vieras la casa que tiene! Parece un museo muggle…
- ¿Y?
- Y luego… el idiota de Malfoy diciéndole cosas que…
- Pues ella esta aquí, no ha hecho ges tos, muecas, se ve divertida…
- ¿Y si solo esta aquí para juzgar y decir como vivimos a sus amiguitos ricos?
- ¡George Weasley! Me sorprende tanta inseguridad – sonrió Bill – sí, ella aparentemente es tonta… pero que tu te dejes llevar por eso…
- Bueno yo…
- ¡Tú no eres mi hermano travieso! – Dijo Bill - ¿Qué te pasa? ¿Te dejas intimidar por una chiquilla?
- ¿Cómo van Fleur y tú?
- Bien, ella llega mañana y te apuesto a que se llevará de maravilla con Mia.
- ¡Fleur no es tonta!
- Ninguna es así… lo que pasa es que las dos tienen algunas similitudes…
- ¿Cuáles?
- Averígualo tu mismo…
George se volvió a asomar por la ventana, y sonrió al ver que pese a lo que Fred le decía, Mia seguía agarrando a los gnomos con las uñas y se negaba a atontarlos antes de tirarlos, pero cuando vio lo que sucedió después…
Fred quitado de la pena, la abrazo y la cargo, digo, los gemelos eran altos y fuertes, así que para Fred cargar a Mia, era como cargar un kilo de azúcar y le daba vueltas, pero como que no le agrado a George.
- ¡Ay Fred! – reía Mia - ¡Me vas a tirar!
- ¡Solo te digo como agarrar a los gnomos! – reía Fred.
- ¡Pero que listo eres Fred, bájame!
- No me apetece – dijo Fred demasiado coqueto sosteniendo a Mia muy cerca de su rostro, como si quisiera besarla.
- ¿Qué pasa, un triangulo amoroso o que?
George sintió una punzada ¿de celos? El nunca había peleado por ninguna niña con su hermano. Por lo que bajo inmediatamente, pero al llegar al jardín, ellos ya no estaban, solo Bill que terminaba de desnogmizar junto con Harry. (por cierto, se le olvido mencionar a Molly que el guapo de Anthony se quedaría con Bill en la habitación de Percy)
- ¿Dónde están Fred y Mia? – pregunto George al no encontrarlos.
- No se – dijo Bill – creo que se perdieron esos dos ¿viste a donde se fueron Harry?
- No – negó Harry – él se la llevo cargando al cobertizo, ella iba muy divertida...
De por si, George no se andaba riendo, así que no pudo evitar su disgusto y se fue a buscarlos. Bill y Harry se vieron un momento, y negaron la cabeza.
- ¿Crees que le guste?
- Sí – respondió Bill – pero es natural que sienta miedo, Mia es una niña...
- Yo solo le llevo un año...
- George es mayor de edad, por eso tendrá miedo a lastimarla...
- Esa chica es inteligente y maliciosa – dijo Harry – George no podría hacerle daño... el lo dijo, es una niña rica, acostumbrada a tener todo...
- Pues aquí parece a gusto...
Cinco minutos después, George regreso con el semblante descompuesto - ¡no están, ya los busque por todas partes y no están, la casa no es tan grande!
- Bueno, Mia no es tu novia – dijo Ron que se acercaba con Anthony – y por lo visto se entendió mejor con Fred ¡deja que el chico se divierta!
- ¡Pues no me parece! – gruño George, cuyo humor empezaba de mal en peor... tipo Harry, y se alejo de ellos, probablemente tratando de adivinar donde diablos estaba su hermano y esa coqueta zalamera.
Pero por un momento dejemos a George comiéndose los irreconocibles celos, y vayamos un momento al Elite Way en donde algo estaba por suceder. Como saben, Lee se estuvo haciéndose pasar por Augustus tomando la poción cambiante de voz y besándola en lo oscurito...
Y cuando Hannah veía a Augustos le enviaba un tímido saludo que el chico recibía medio burlándose, pues el sabia que onda. Pero los besitos que ya eran besotes, le indicaban a Lee que la chica estaba locamente enamorada de... Augustos, y como el plazo que el le había dado a Masafumi se había terminado, se disponía a reclamar los derechos.
- ¡Bueno Thierry, iré a buscar a la pollita!
- ¿Tan pronto?
- Ya paso una semana, Lee debió entrenarla muy bien...
- Pues... suerte matador...
El chico se puso guapo y salió a buscar a Hannah, quien se encontraba en el lobby hablando con Padma sobre el cambio de concursantes que Hermy había solicitado, pero no había podido ser.
- ¿Podemos hablar Hannah? – pregunto Augustus.
- Claro – dijo la chica con sus ojos muy redondos, despidiéndose de Padma. Letizia y Mary Mercy le veían muy de cerca.
Augustus la llevó, no a lo oscurito, si no a un salón vacío, en donde le sonreía seductoramente y la chica babeaba. De pronto, el tomo el rostro de Hannah y comenzó a besarla. En ese momento, Letizia decía algo a Lee y este al asomarse y verlo besándose con ella, sintió una punzada dolorosa en el estomago.
- ¿Lo consiguió, eh? – pregunto La española a Lee cuando este no pudo seguir viendo más.
- Claro que sí – dijo entre dientes, sentía ganas de explotar en ese maldito momento.
- ¿Te duele Masafumi? – pregunto Mary viendo sus ojos brillosos.
- ¡Ná! – trato de sonreír – yo siempre cumplo mis promesas... iré a jugar billar ¿vienen?
- Nos quedamos – dijo la española y Lee se alejo.
- Lo conozco mejor de lo que cree...
- ¿Se lo decimos a Hannah?
- Tengo un presentimiento – sonrió la chica.
Y tenía razón, porque una cosa podría ser la voz y otra muy distinta los labios, a Hannah no le estaba gustando en ese momento, sentía más ruda la boca de Augustos, y el perfume, no era el mismo, todo era distinto, por lo que a los pocos minutos ella se aparto y lo miró extrañada.
- ¿Qué sucede niña? Pensé que te gustaba mucho...
- Me gustas pero...
- ¡Ningún pero! – y la abrazo volviéndola a besar, pero definitivamente algo andaba mal y la chica lo empujo.
- Lo siento Augustos, en verdad lo lamento – y Hannah salió del salón muy consternada, afuera como siempre, parte del trío funesto la vigilaban.
- ¿Tan pronto? – chilló Mary Mercy.
- Algo no está bien...
- ¿La seguimos?
- ¡Va! – dijo la española y se fueron tras ella, mientras que Augustus salió bastante molesto maldiciendo a Lee y yéndose a buscar a Thierry ¡en el hombro de alguien tenía que llorar su rotundo fracaso!
Hannah lloro un buen rato, definitivamente, Augustus estaba diferente, algo raro había pasado en el que ya no era el mismo y no le agradaba... la chica se quito la túnica y se quedo únicamente con una camiseta pegada, sin sostén y sus bragas coquetas con picaronas florecitas, pensaba dormir un rato cuando tocaron a su puerta.
- ¿Quién?
- Tu peor pesadilla – dijo la española - ¡Bomos nosotras, Letizia Borja y Maria Mercedes Antonio!
- Un momento – se levantó de la cama y se puso encima una pequeña batita sin abrochar.
Abrió la puerta y el par de chicas entraron.
- Prefecta, hoy la vimos escapar de Augustus muy mortificada...
- ¿Me andan espiando?
¡Fue de casualidad! (ajá) y nos asusta el pensar que
usted desprecie a un bombón como Augustus.
- ¡Yo lo
sé! – gimió Hannah - ¡Pero estaba diferente, no
parecía él!
- ¿No parecía el?
- ¿No entienden? ¡Estuve besándome con el toda la semana en la oscuridad, deseando que lo hiciéramos a plena luz y ahora! ¡Ahora siento que no es el!
- Bueno – dijo Maria aclarando la garganta - ¿conoce usted la poción cambiadora de voz?
- Eh... pues he escuchado hablar de ella... ¿por qué?
- Pues porque... porque usted no se estuvo besando con Augustus Millyllae toda la semana...
- ¿Qué?
- Exacto, vera... pues... ¿cómo se lo digo?... el que se estuvo besando con usted fue Lee Masafumi, nuestro amigazo...
- Hannah se quedo sin habla por un momento, boquiabierta.
- ¡Si, bueno, utilizaba la poción cambiante de voz porque... porque... como sabe que a usted le gusta el Augustus pues...!
- ¡Pero el iba a confesarle su amor! – dijo Maria Mercedes... si, ellas andaban tratando de no echar de cabeza lo que en realidad Augustus le había pedido a Lee.
- Pero el otro se adelantó...
- ¡Perdone a Lee prefecta, es un pobre chico enamorado!
- ¡Nuestro chinito tal vez no sea tan guapo como Augustus, pero tiene sus encantos!
Hannah comprendió todo y en un acto de enojo, las hizo a un lado y salió de su habitación, así como andaba... y rápidamente, comenzó a caminar descalza por los pasillos en busca de Lee, los pocos alumnos que circulaban, le veían en calzones sexy y una reveladora blusita, pese a que llevaba la batita encima sin abrochar.
Pero Hannah no se percataba de cómo iba ¿o era a propósito? ¿Acaso ella no era una chica decente, buscando al chico, así que todos le veían descaradamente, aunque Hannah no tenia de que avergonzarse. Un chico muy nervioso le dijo que Lee estaba en el billar, y efectivamente cuando entró, Lee, Jean-Paúl y Patrick estaban en una solitaria mesa de billar.
Cuando Hannah entro los tres le vieron sorprendidos y de pies a cabeza, la chica lucía realmente sexy.
- ¿se te ogvido vegtigte? – preguntó Jacquard recorriéndola y viendo que estaba buena.
- ¡Vaya! – dijo Patrick - ¿Buscas a alguien?
Pero Hannah solo veía a Lee, quien de pronto pareció en tender que ella ya sabia todo, pero no dijo nada, por que Hannah se puso frente a él y le soltó sonora bofetada.
¡PLAF!
La cachetada hizo que se tambaleara y enseguida, se le boto encima, tirándolo al sofá del cuarto de juegos y comenzó a besarlo (¡¡dale duro Hannah, venga tu honra! Duro contra Lee) y el chico no sentía lo duro, si no lo tupido porque Hannah estaba semi desnuda, sobre él dandole unos besototes.
- ¡Egto es pleigto de enamogadog! – dijo Jacquard y jaló a Patrick de ahí.
- ¡Yo no sabía que Lee anduviera con ella!
- Yo tampoco – respondió Jacquard y puso con su varita un letrero de "No Molestar" justo cuando Thierry y Augustus llegaban dispuestos a jugar billar.
- ¿Qué pasa? ¿Por qué no están jugando?
- ¿Y ese letrero?
- Eh... pues es que Lee esta ocupado – dijo Patrick.
- ¡Egta en pleno fage con la prefegta!
- ¿Qué? ¿Con quien? ¡Explícate francesito!
- Esta besuqueándose con la prefecta Hannah – dijo Patrick y Augustus entró como bólido seguido de Thierry.
Y efectivamente, Lee era aplastado por un sinuoso cuerpo femenino, con unas coquetonas bragas de florecitas, y bajo la observación que era un bonito trasero, Lee del susto no la abrazaba, tenía una mano agarrando al sillón pa no caerse y la otra tratando de tapar el trasero de Hannah con la batita sin resultado...
- ¡Ay, pero que escena!
- Eso si, muy a gusto se de jaba que Hannah lo besara y la chica comprobaba que efectivamente, era Lee el que la había estado besándola toda la se mana, los labios eran los mismos y el suave perfume oriental, inconfundible.
- ¡Lee! – gimió Augustus, pero Lee solo abrió los ojos, porque Hannah no lo soltaba.
- ¡Vaya, vaya! – sonrió Thierry recorriendo a la chica.
- ¿Vaya que? – se levantó Hannah, con una mueca de fastidio, poniéndose en pose sexy, mostrando su esbelto cuerpo (eso Hannah, así se hace, ¡¡arriba las mujeres!)... y dejando a Lee sobre el sillón bien prendido (pobre chico, pero con esa chica así sobre él, pues se "levantan" los caídos).
- ¡Ese Lee! – dijo Thierry al ver lo excitado que Lee estaba - ¡mantén quieto al perro!
- ¡Idiotas! – chillo Lee tapándose
- ¿Qué quieren? – Espeto Hannah – ¿no ven que estamos ocupados?
- Para eso están las celdas chula – dijo Thierry.
- Lee eres un desgraciado – gruñó Augustus.
- ¡Ella es la que vino a besarme!
- ¡Ya sé que eres tú el que me beso toda la semana! – Dijo Hannah – ¡así que por favor, sálganse y déjennos solos a Lee y yo!
- ¿Ya te diste cuenta que estas en calzones? – pregunto Thierry.
- ¡Claro que sí! ¡Es para que uno vea lo que perdió y el otro lo que gano! (¡¡¡ESA NO PUEDE SER HANNAH!) (¿Nos la cambiaron?)
Lee respiraba lento y profundo, tratando de que la pasión bajara de su cuerpo, pero si Hannah seguía besándolo así, seria imposible.
Thierry y Augustus tuvieron que salir, dejándolos solos, Lee se atraganto preguntándose si así se sentía ser acosado por la logia.
- ¿Ahora sí podemos hablar? – pregunto Hannah.
- Sí... bueno... – acercó un abrigo – pero ponte esto encima porque así como andas... no me concentro y... te puede dar un resfriado -La chica se puso el abrigo encima.
- Tus amigas me dijeron algo... pero yo no lo creo. Quiero oír tu versión.
- Bueno yo... nunca quise lastimarte...
- ¡Pues comienza a hablar Lee! – le dijo Hannah poniéndole sus bubis a la altura del rostro de Lee abriéndose el abrigo como si quisiera sacarle los ojos (¡¡¡eso si era una amenaza!)
¡No me provoques más Hannah, hablaré!
