Capítulo 31:
La Decepción de Mia
¿Quién es ese que anda ahí? ¡Pues no es cri cri!… es Malfoy, quien se besuqueaba descaradamente con Hermione en un salón vacío, sin importar que Mistic no hubiera llegado con ellos y que Pansy como siempre estuviera escapando de Chris y sus manos ansiosas.
- Aunque ya los habían visto unos chicos de tercero.
- ¡Oigan! – entró uno de ellos - ¡Para eso hay hoteles… o pidan una celda prestada!
- Bonito ejemplo prefectos – dijo otro chico que veía donde Malfoy tenia las manos – y yo que tiemblo de solo pensar que cuando tenga quince años, estaré en la mira de la Logia…
- ¡Salgan de aquí! – espetó Draco… sin quitar las manos ahí, donde las tenía.
- Bueno – salieron los chicos, pero el último antes de cerrar, se asomó y les dijo - Sucios! – y sonriendo se marchó.
- ¡Malditos escuincles! – refunfuñó Draco, mientras que Hermy se componía las túnicas y ponía en orden sus ideas.
- ¡Malfoy no puedes estarme abrazando y besando de esa manera!
- Pero te gusta Granger, no lo puedes negar, además ya eres mi vieja…
- ¡No me digas!
- ¡Sí te digo! ¡Porque te siento cuando eres mía, como tiemblas de la emoción!
- Malfoy… yo debo odiarte… tu siempre me has tratado mal…
- Pero no me odias… me deseas igual que yo – y la volvió a abrazar, y a besar con igual o más descaro y ella, pues simplemente se dejaba llevar, tanto que ni cuenta se dieron cuando Marius abrió la puerta y se asomó.
- ¡Guau! – exclamó cerrando de nuevo -¡El mundo esta loco! ¿Una prefecta de sangre muggle con el hijo de Lucius?... bueno, si Nirvana esta bien entrada con un Weasley… ¡que viva el rey!
- ¿Están ahí Marius? - llego Ron.
- Eh… no prefecto, en este salón no hay nada…
- ¡Que fastidio, mejor vamos a clases con primer año!
- ¡Bien! – sonrió el chico, dándole chanze a la parejita que desahogara… sus penas.
Al día siguiente, J.Lo tenia una tarea tediosa que hacer… después de tres raund en el box spring con Harry había tomado el valor para hacer lo que Mia quería. Así que Harry ya tenía tres nombres el de Lorena, Debbie y Helen, solo le faltaba dos más y saber quien era la jefa… o sea, le hacia falta, tres raund más sin limite de tiempo. Pero no sé los diría a los chicos hasta tener todo completo.
En fin, J.Lo se acercó de mala gana a George, como quien no quiere la cosa, detestaba andar de mandadera.
- ¡Oye tú! – le llamo malhumorada.
- ¿Qué?
- Debo hacerte una maldita pregunta…
- Di, que no tengo prisa – respondió el chico, a él todavía no le terminaba de agradar la sobrina de Umbrigde.
- Bueno – respiro profundo - ¿Qué sientes por Mia?
- ¿QUEEEE?
- ¿No me escuchaste, eres sordo?
- No pienso responder a tus estúpidas preguntas… Umbrigde.
- Pues por muy tonta que parezca, quiero que me respondas ¿Estas enamorado de Mia? O solo te gusta…
- Me niego a responder – y se dio la vuelta medio ofendido y con Ron mirándola boquiabierto.
- ¡Escúchame Weasley! – Ella se le puso enfrente valientemente - ¡Respóndeme!
- ¿En verdad quieres saber, eh? ¿Quieres saber maldita chismosa?
- ¡Habla ya! – espetó - ¿Sientes algo por Mia?
- ¡Pues no! – dijo enfadado - ¡No siento nada por ella!
J.Lo esbozo una sonrisa cínica, irónica y de cierta tristeza - ¿Escuchaste? – dijo a espaldas de George y de echo, los presentes y chismosos, repararon en la presencia de Mia, que estaba atrás, de pie, con los ojos bien redondos, el rostro descompuesto y los dientes bien apretados. George palideció, sintió que la sangre se agolpaba en el cerebro.
- ¡Mia!
- ¿Para eso me mandas a preguntarle? – chilló J.Lo - ¿para que me diga lo que Eleonor ya te había advertido?
- ¿Quién? ¿Eleonor? – pregunto Ron incrédulo, Geroge solo miraba fijamente a Mia.
- ¡Eleonor ya le había dicho que George solo te tenía lastima por ser casi una pseudo huérfana pobre niña rica!
- ¡No es cierto! – quiso decir George, pero era demasiado tarde, había roto un corazón de frágil cristal (existe la justicia divina)
- Mia se dio la vuelta y se alejo de inmediato, dejando a todos perplejos.
- ¡Que cruel eres Umbrigde!
- ¿Yo? ¿Cruel? – Gimió - ¡Mia me mando a preguntarte por temor a la verdad, sabe bien que no les agrado! ¡Pero insistió tanto!
- ¡Pero no es la realidad lo que dije! – protesto George.
- Tú ya respondiste – dijo ella más calmadamente – ahora todo lo que digas, vendrá valiendo medio knut… y ni eso…
- ¡Maldición!
Esa tarde, Mia no se presento en el entrenamiento, Leticia y Maria Mercedes, querían tirarlo de su escoba, jacquard quería meterle la snicht en salva sea la parte y el resto lo quería apalear. Pero George, ya estaba abatido…
Así que cuando se animó a buscar a Mia en su celda, al igual que Harry y Ron, tuvo que soportar, a las niñas, quien no le tenían el mas mínimo respeto, pese a que era mayor de edad.
- ¡Huy, los ángeles están bajando del cielo! ¡Hey chicas, carne fresca!
- ¡Adiós pelirrojo!
- ¡Ese mi entrenador... entréname en el box spring todo lo que quieras!
- ¡Ya cállense niñas! – dijo George entre dientes.
- Hola papi chulo – gritaban a su paso. (UH UH papi, papi chulo, ven a mi)
- Adiós bomboncito...
- ¡Sí así está el empaque como estará el dulce por dentro!
- ¡Ese, que a todas nos gustan los caramelos rojos!
- Chocolate... MMMMM
- ¡Menea esa túnica corazón, que me haces vibrar toda!
- ¡Presta para la orquesta que nada te cuesta, mi rey!
- ¡Así me los recetó el sanador, alto, guapo, sexy mi muñeco precioso, "Bienvenido a Me Echarás, población: Tú!
- ¡Ese entrenador! ¿Qué tal unas lagartijas cuerpo a cuerpo?
- ¡Los chicos tienen razón! – pensaba George - ¡Este pasillo es de muerte!
Y llegó a la celda de Mia, la cual era inconfundible, era la única con los barrotes pintados con corazones en color azul pastel, el interior de la celda, en el primer piso tenía un decorado me dio cursi, por que la pared estaba pintada de un color rosa con flores de diferentes tamaños que parpadeaban brillantemente.
Y era la única que tenía muebles decentes abajo, un sillón largo, mullido, una mesa ratona llena de revistas, un par de mecedoras y un esquinero lleno de magos en miniatura. Al subir, se percató que el decorado era igual que el de su mansión, medio exagerado, porque todo estaba perfectamente ordenado y lujoso, pero Mia no estaba.
- ¿Qué haces aquí? – entró Letizia.
- Busco a Mia, necesito hablar con ella...
- Ella obtuvo un permiso especial, se fue a su casa... a llorar sus penas...
- Maldición... ¿cuándo regresa?
- Cuando quiera... su padre es uno de los que ayudo a fundar este colegio, así que si Mia quiere venir, lo hará, si no... ya no regresa hasta que te hayas ido...
- ¡No es posible! ¡Tengo que hablar con ella!
- Ya déjalo así chico, ya le dijiste todo lo que tenia que oír, así que mejor olvídate de ella y de sus boberías.
- Podría ir a su casa...
- JA – rió fuertemente – ni se te ocurra chico, que solo harías el tonto, no te dejarían entrar y aunque sus padres la ven poco, no vaya a ser que te topes con su padre... tiene mal carácter cuando algo hace llorar a Mia y menos alguien como tú...
- ¿Como yo?
- Sin mucho oro en su cuenta bancaria pues, a no ser que ya no le interese que su hija se relacione con chicos ricos... pero te odio por hacerla sufrir, pero ya se desengaño, así que deja las cosas como están...
Pero Mia no se había ido sola, J.Lo la acompañaba, así que se tuvo que chutar todos sus lamentos y lloriqueos (lo siento por Harry porque ya no terminara su "Misión" con ella), pero tampoco podía permitir que ella llegara sola a su pequeña casa del risco.
- ¡Mia por favor, deja la jarra, tú no bebes! – espetaba J.Lo al ver que Mia estaba empinando el codo, o sea, en el levantamiento de tarro... bueno, andaba de borracha echándose el whisky de fuego de su padre.
- ¡Déjame! ¿no ves que quiero olvidar el dolor?
- ¡No exageres Mia!
- "Fue en el penúltimo café, mientras hablábamos de amor o en la fosforescente luz de tus ojos arándanos, que deje mi corazón perdido... te extraño, te extraño... me dejaste con tu adiós" – comenzó a cantar frenéticamente yendo de un lado a otro, con una botella en mano muy chupi contenta.
- ¡Mia, no me hagas esto, mira como se te han subido las copas!
- ¡Georgie... porque me desprecias si yo... si yo te amo! – de repente parecía que soltaba el llanto.
- ¡Mia, él no te desprecia... solo no te quiere! (A Dio)
- "Tengo un par de libros sin leer y un vaso frío de whisky y yo estoy a punto de estallar, soy un lío no puedo más... ya ves, mi vida va mal sin ti, lo sé, no puedo seguir así... tengo deberes por doquier... y ni ganas tengo de comer... esto de extrañarte no está bien" – seguía berreando... mj... cantando a todo pulmón, mientras se empinaba la botella de whisky y J.Lo no podía hacer mucho.
- Ay Mia, que haré contigo, debí traer a Letizia o a Mary... ¡Hadan! – llamo al elfo que las seguía.
- Diga mi ama...
- Trae pergamino y pluma, tengo que escribir al director para que le de permiso a otra amiga... ¡mira como está Mia!
- La amita esta muy mal... en seguida traigo lo que me pide...
- "Te bese como a nadie en la tierra, por tu amor yo gane varias guerras y viviendo en tus brazos, mis sueños yo me protegí"
- Déjate de ridiculeces Mia – le quito la botella, pero ella se encargó de encontrar otra - ¡No Mia!
- ¿Qué no ves que quiero emborracharme, que quiero morirme?
- No exageres chica, es solo un amor pasajero, ya llegara otro...
- ¡No, no, no! – zarandeó Mia a J.Lo echándole todo el tufo del alcohol - ¡George es el amor de mi vida, sin él ya no quiero vivir! ¡Quiero ser todo para el, quiero ser la luz de sus ojos, la madre de sus hijos, quiero que Molly sea mi mamita suegra, quiero ser de la familia Weasley!
- ¡Oh cielos! Esa es borrachera y no jaladas.
- ¡Georgie... confieso... yo me confieso que no sé vivir sin ti, que con verte sonreír se me dobla el esqueleto... te miro y me enamoro cada vez más a tanto que eres mi único alimento, mi alma gemela! – comenzó a gritar haciendo que J.Lo repitiera la nota que escribía.
- ¡Ay por dios, cuanta poesía barata! – decía Jane fastidiada.
- ¡La vida Georgie... la vida podría ser un sueño, si yo pudiera llevarte al paraíso! – y fue lo ultimo antes de caer noqueada con tanto whisky encima.
- Odio decir "Te lo dije" pero ¡Te lo dije! Mucha pachanga ¿no? Mucho novio ¿no? Ahora estas bajo la chimenea cuidando borrachas... ¡ni modos! – se quejaba J.Lo cuando veía que Mia ya comenzaba a roncar indiscretamente.
- ¡Georgie! – decía entre ronquido y ronquido.
- ¿A que me recuerda todo esto? A sí... a que lo único que queda de las tradicionales decepciones amorosas es que andamos como nómadas, pero de borrachera en borrachera en cada cuarto de las niñas... ¡así que era de esperarse! aunque Mia es la primera vez que se pone hasta las chanclas de borracha – suspiró J.Lo mientras iba a dejar la carta a la lechucería.
Pero cuando regreso a donde Mia, su padre estaba ahí (Oh, Oh, Cielos), de pie, mirándola con ojos redondos, el señor Hilton era alto, delgado, elegantemente vestido, era de cabellos castaños canosos, aun atractivo, pero miraba con seriedad los desfiguros de Mia.
- ¡Oh no! – gimió J.Lo
- Señorita Umbridge – volteó a verla.
- Señor Hilton – saludó ella sonriendo nerviosamente – buenas tardes...
- ¿Qué significa esto? Que mi adorable hija, Mi Princesita bella, este tirada en un sillón, completamente borracha porque se bebió dos botellas de mi mejor whisky Irlandes...
- Este... este... creo que... ¡creo que esta así porque tiene dos ceros en...!
- No mientas Jane, el que Mi Princesita tenga dos ceros no la pone así, porque siempre termina pasando las materias ¿qué sucede?
- ¡Georgie! – murmuró Mia. (p...ché borracha)
- ¿Georgie? ¿Quién es Georgie? ¿Acaso mi bella hija, la luz de mis ojos y la que gasta más oro, peor que su madre, se emborracho por un muchacho?
- Eh... – J.Lo se quedo muda, porque no sabía ni que decir...
- ¡No lo puedo creer! ¡Paso por unos documentos que me hicieron falta y me encuentro con esto! ¡Mi Princesa esta ebria por culpa de un jovencito!
- ¡Vera señor Hilton, no se preocupe, mañana ella estará bien y volvemos al colegio! Ya sabe, estamos en la edad de los enamoramientos y esas cosas...
- ¿Quién es ese muchacho?
- Señor Hilton, no vale la pena, fue un tonto enamoramiento que le pasara... el chico en cuestión jamás la enamoro ni nada... ya conoce a Mia...
- ¡Jane! – de pronto medio se despertó la chica - ¡Jane... ya se... ya se... hay que hablarle a Molly... ella me quiere en su familia... dile a Molly!
- ¡Oh! ¡Mia, mira quien está aquí! – le levanto el rostro.
- ¡Papi! – sonrió ebriamente - ¡Papi, que bueno que estas aquí... no te vayas!
- ¿Mia, Princesita, que significa esto? ¿Quién es Georgie, quien es Molly?
- Molly... es la señora Weasley... la mamá de Georgie... el amor de mi vida papi... ¿no me lo puedes comprar? – digo garrapateadamente - ¡Cómpramelo papi!
- ¿Molly Weasley? – quedó pensativo – me suena... ¡Princesa, los hombres no se compran! (si fuera asi, no costara tanto conseguir uno)
- Señor Hilton – se adelantó J.Lo – ellos no son de su circulo social... pero no se aflija, es algo que pasará...
- ¡Ah! – gruñó cuando dejo a su hija en su recamara - ¡Weasley... claro, trabaja en el ministerio de magia en alguno de sus departamentos!
- ¡Señor Hilton, esas son niñerías de Mia! – y ella trataba de que el señor no fuese a reclamar algo a la familia Weasley – ya se le pasará, él nunca la tocó, jamás le puso una mano encima ni nada... siempre la respetó – y luego pensó – ¡ella era la que no quería respetarlo!
- ¿qué pasa Jane, porque tanto lo defiendes?
- Señor... el chico solo fue a enseñar algo de quiddicht... es mayor que Mia y no es rico, pero le repito... nunca la tocó, jamás le falto al respeto y mucho menos le hizo promesas de amor...
Marcus le lanzó una inadvertida mirada a J.Lo la cual estaba muy nerviosa, lo que menos quería era que fuera a hacer un escándalo al colegio por un capricho de Mia... pero al día siguiente, el señor Hilton ya no estaba.
- ¿Se habrá regresado a África? – pensó J.Lo en la habitación de Mia, esperando que ella terminara de bañarse y que se le bajara el cuete, o sea, lo borracha.
