Mi locura, es por culpa de Tu Reflejo

YuGiOh – Joey x Seto x ?

By Kaede Sakuragi

Capitulo 02

Luego de una semana de una intensa lluvia, por fin el sol aparecía en el cielo como el astro rey que era.

Una semana de haberlo visto en aquel lugar lúgubre, cuando se despedía de su cachorro. Una semana intentando poder aclarar todas las dudas, mediante aquel pequeño diario, el cual no decía mucho, pero era bastante para su pesada alma.

Estaba sentado a las afuera de un café, en un barrio japonés típico, del distrito de Kanagawa. Los anteojos negros, ocultaban sus ojos cielo, y vestía como un muchacho normal, no aparentando su verdadera edad. Leía atentamente el pequeño cuaderno, mientras esperaba que aquel muchacho se presentara.

" Querido diario: hoy puedo decir que estoy muy feliz, supe que Katsuya por fin pudo terminar el entrenamiento, y dentro de poco podrá salir de la casa. Será algo así como guarda espalda secundario. Pero conociéndolo, será el mejor. Espero que puedan dejarlo salir un momento, y compartir un día. Hace mucho tiempo que no lo hacemos, lo extraño y sé que él a mí, pero no podemos evitarlo. A veces me pregunto, si en ves de él, fuera yo el que hubieran elegido, que habría pasado? Aun seguiría vivo?. Pero eso ya no importa, así el destino nos eligió el camino. Jeje, yare yare, parezco filosofo. O algo, ándale, te imaginas si me empiezan a llamar CEO, jajaja seria muy divertido.

Él, es otro tema. Kami sama, porque tuvo que ponerme ante mí, al hombre mas frió, déspota y amargado, en mi pobre corazón. Cada día lo amo mas, aunque también sé que día a día, él me odia más. Pero nuestras peleas, insultos y todo eso, me pone feliz. Si, sé que soy masoquista, y todo eso, pero, que puedo hacer, Lo amo demasiado."

Cerro aquel diario, para luego mirar al cielo. Sintió que las lagrimas volvían a sus ojos.

Sus pensamientos, volvieron a la escena del cementerio. Katsuya Jounouchi. Así había descubierto que se llamaba. Había sido casi un calvario poder encontrarlo. Luego de dirigirse hasta el apartado postal que poseían las cartas, quería encontrar alguna respuesta de aquel gemelo. Pero fue inútil, no encontró nada, ni rastros, ni información, ni siquiera una pista para saber si estaba en el lugar correcto. Había mandado investigadores privados, de esos que tienen contractos en ciertos lugares oscuros. Todos le habían dicho. " No se meta señor Kaiba, hágalo por el bien de su familia". No entendía bien lo que significaba, pero no se daría por vencido.

Bufo, dejando de lado su lectura, tomando la taza de café negro, y dándole el ultimo sorbo. El no pensaba dejar el tema, debía saber mas sobre Katsuya, ya que en las cartas, se notaba que era alguien muy importante para su rubio amado. Miro su reloj, ya había pasado mas de una hora, no iba a venir a la cita.

Se levanto, fue hasta la caja, y pago la consumación. A paso lento se dirigió hasta la estación de tren, para dirigirse hasta Tomoeda, de allí buscar sus pertenencias en la casa de un amigo, e irse de nuevo hasta Cuidad Dominio.

Llego hasta la estación, abordo el tren, que iba semi lleno. Tuvo que ir parado cerca de unas de las salidas, pero no le importaba. Tan en si mismo iba, que no se percato de una figura a su lado. Vestía todo de negro. Una gabardina larga hasta los tobillos, guantes, camisa, pantalón, botas militares. Su rostro estaba cubierto por una gorra negra, la cual no permitía ver bien el color de su cabello. Sus ojos cubierto por gafas negras.

Kaiba estaba sostenido por una de las barras del tren. Se sobresalto cuando sintió que su mano era sujetada por otra. Al voltearse apenas, sintió sobre su costado un arma.

No lo repetiré, así que me escuchara – la vos era un susurro, pero clara para el CEO – La próxima estación, bajara, caminara hacia la derecha cinco cuadras y entrara a una tienda de animales, allí comprara unas correas a su nombre. Le entregaran una dirección y una llave. Si tarda mas de 15 minutos, no conseguirá encontrar a Katzuya nunca mas. Y si lo intenta, morirá.

Las palabras fueron dichas fríamente. El sujeto se retiro, como llego, en silencio. Cuando pudo procesar todo lo escuchado, el tren se detuvo.

Salió de allí rápidamente, corrió hasta la veterinaria. Efectivamente, compro unas correas, cuatro para ser exactas. Algo caras para su gusto, pero eso era algo sin importancia. Tomo el sobre, la dirección que le habían apuntado quedaba al otro lado de la cuidad. Miro su reloj apenas tenia 10 minutos.

Tomo un taxi, y le pago una suma muy considerada, para que fuera a toda velocidad. Al llegar no solo le dejo muchos billetes de tres cifras, si no que ni siquiera espero alguna respuesta. Subió las escaleras, hasta el quinto piso, y busco el departamento. Frente a este, miro su reloj, faltaba solo segundos.

Tomo un poco de aire, y se dispuso a entrar. Era un departamento vacío, no se encontraba ningún mueble o rastro que fuera habitado alguna vez. Entro despacio, desconfiando de todas las sombras allí. Las persianas estaban algo bajas, pero lo suficiente para dar algo de claridad al lugar. Se acerco a una puerta, que de seguro conduciría algún cuarto, pero cuando estaba por abrirla, sintió el cañón de un arma en su nuca. Se paralizo.

Cinco segundos tarde ... Señor Kaiba ... pensé que siendo un genio podría ser mas rápido ... – la vos era la misma del tren. Este intento voltearse, pero el maleante, no lo dejo, golpeándolo con el revés del arma, dejándolo inconsciente.

Una hora después, el ojiazul despertaba, adolorido. Pero cuando quiso incorporarse, se encontró que estaba atado, con las correas que había comprado. Miro a su alrededor, encontrándose con un muchacho rubio, de cabellos corto, de ojos color miel. Tembló.

... – este sonrió, ante la reacción, mientras encendía un cigarrillo - ... Sabe que puedo matarlo en este mismo momento, y me ahorraría cualquier molesta que usted esta provocándome ... al buscarme tan insistentemente ...

Quiero respuestas ... – dijo siendo el mismo CEO de Kaiba Corp. – Quiero saber cosas que no me cierran ... Si usted me las aclarara ... dejaría de buscarlo ... – se veía tan seguro, tan despreocupado. Pero sabia bien, que por dentro temblaba. Ver aquel muchacho, era ver a su cachorro. Pero sus ojos, eran tristes.

... – no contesto, pero bufo molesto. Apago el cigarrillo a medio terminar en el piso, y se acerco tomándolo bruscamente del rostro - ... Mire ... Señor Kaiba ... no puedo darle ninguna información que busca ... solo le diré que deje de buscarme o mandar gente a investigar ... Le pesara, y si aprecia su vida y la de su hermano ... Dejara de molestar ... – el ojiazul, se molesto

Usted que se piensa que es para amenazarme a mi o a mi familia? ... – lo miro de arriba abajo, en forma de desagrado – Será su gemelo ... pero no se parece en nada a Joey ... – como respuesta, recibió un golpe en su estomago, sacándole el aire.

Nunca vuelva hablarme así ... Kaiba ... Porque aunque fuera la pareja de mi hermano ... no dudaría en matarlo ...En este momento.

cof cof - trataba desesperadamente de entrar aire nuevamente a sus pulmones – Porque? – dijo después de un momento. El rubio lo miro interrogante – Porque tanto misterio sobre usted y Joey – tomo una bocanada de aire - ... Solo se que se separaran cuando eran pequeños, que fue adoptado, criado bajo un entrenamiento riguroso. Pero también se que se carteaban muchas veces. – lo miro a los ojos – Dígame porque? ... Porque lo mataron a él ... – el rubio palideció por unos momentos - ... Acaso se confundieron? – la vos del ojiazul, había perdido la frialdad y seriedad. Sus ojos ahora demostraban lagrimas a punto de ser derramadas.

El rubio se alejo, despacio, chocando contra la pared. Resbalándose por ella, hasta quedar sentado en el suelo. Sus ojos por primera vez demostraron tristeza, dolor.

Joey ... – murmuro despacio, para luego empezar a llorar.