Mi locura, es por culpa de Tu Reflejo

YuGiOh – Joey x Seto x ?

By Kaede Sakuragi

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Nota Principal – CAMPAÑA: No permitamos que el PLAGIO se lleve nuestro trabajo, así que si conoces una historia Robada, por favor denúnciala a sus respectivos dueños. No es justo que nuestras horas de dedicación se vayan a la basura y se vean inmiscuidas en una total falta de respeto para el Autor y los lectores. Entre más luchemos, más saldremos adelante. Kaede Sakuragi adherida a esta propuesta. Gracias, Katrinna Le Fay, por prestar tus palabras, y que seamos varios en gritarlas.

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Capitulo 11

El dolor de cabeza lo estaba matando, pero la acción lo valió. Se recostó un poco en aquel asiento de la limosina que le habían prestado, para recordar con ironía lo que había sucedido la noche anterior.

Flash Back

Apenas estaba hablando con Arala cuando los gemelos arribaron a la mansión, su felicidad fue reemplazada por uno de furia al mismo tiempo que desenfundaban sus armas, y se abalanzaban contra él. Por suerte ya estaba prevenido, sacando de entre sus ropas su arma de tres varas, san chi kun, aunque esta era mas chica que la original.

Había pegado un salto detrás del sillón donde hacia unos segundo estaba sentado, para luego con un movimiento rápido de su brazo, bloqueando la patada que Shirou le lanzaba mientras que con su arma golpeaba el rostro de Ash. Los gemelos poseían distintas técnicas, pero juntos eran realmente unos demonios.

El mayor, el mas serio, tenia la técnica de las montañas, mientras que el otro había estudiado en la india. La combinación de las "garras del Tigre" que Ash usaba y el estilo libre de su hermano, ni Kaneda que era un experimentado luchador de artes marciales podría esquivarlo fácilmente.

Estaba acorralado contra una de las paredes, al mismo tiempo que esquivaba la pequeña kodachi de Shirou, dañando así una de las cortinas. La patada de su gemelo fue incrustada en su costado, casi rompiendo una costilla. El pelinegro de los ojos azules ahora estaba escupiendo sangre en el suelo mientras trataba de alejar los golpes.

Con su arma, Kaneda barrio las piernas de ambos alejándose con un salto sobre ellos, y de allí, pasar frente a Arala que aun estaba sentada tomando una taza de té, tranquilamente. Ambos gemelos se levantaron furioso, y cuando estaban por sacar una de sus técnicas asesinas … el jarrón que adornaba la mesa pequeña, donde la bandeja que la sirvienta les había traído, se partió en pedazos, sin siquiera hacer un mínimo ruido, solo … al caer las piezas.

Los tres miraron desconcertados, para luego ver que Arala se movía lentamente dejando la taza.

- Bien … - dijo fríamente, acomodándose sus cabellos, percatándose los demás, que entre ellos unas hebras trasparentes sobresalían - … Ahora … hablemos Rukawa. No tengo tu tiempo y tampoco quiero que mis pequeños hermanos destrocen mi sala … - la vos salió tan tranquila que los gemelos temblaron. Su hermana había utilizado una de las técnicas secretas de la familia, demostrando que las aparienciassiempre engañan.

Fin Flash Back.

El automóvil se detuvo en una intersección, para luego doblar por una calle, un callejón. Iba recostado, con los ojos cerrados, un leve movimiento de la limosina no llamo su atención, al arrancar nuevamente por una calle lateral a uno de los mas prestigiosos hoteles de Tokio.

- Llegas tarde … - Kaneda hablo despacio

- mmm … - en la oscuridad del interior una presencia había subido.

- Te lo resumiré … - abrió sus ojos, ahora verdes, observando a su "sombra" – No estoy en Kanagawa, por lo cual aquí no tengo el suficiente poder para hacer pagar a mis enemigos. Te llame para que me protejas, y puedas averiguar si encuentras a alguien … - le extendió un pequeño papel, y un símbolo – Si esta persona se encuentra en la reunión, de seguro lo identificaras, solo avísame y mantente alerta …

- Por que es tan importante … - aquel sujeto poseía la vos tan fría como siempre.

- Ahora eres mi sombra ... mantente en tu trabajo – Kaneda hablo molesto, para luego bajar de la limosina, habían llegado al hotel.

Por una puerta lateral, pero aun elegante, entro por un pequeño pasillo alfombrado, donde al final un ascensor privado lo esperaba para subir a la sala de juntas en los últimos pisos reservados para ... " este tipo de reuniones". Estaba acostumbrado, ya que su presencia, como jefe de la familia, era algo molesto para su persona, prefería estar en su casa, atendiendo los asuntos de los EEUU en ves de desperdiciar su tiempo en peleas de pandillas japonesas. Pero como parte de " La Familia" debía asistir en representación y averiguar exactamente cuales eran los planes que los demás clanes tenían en mente.

Antes de pasar a la junta, se excuso con uno de los guardias para ir al sanitario. Cuanto reviso que estaba solo y sin posibilidad de que lo estuvieran vigilando, retiro las gafas negras que cubrían sus ojos verdes, mojo su rostro y sonrió, esa era la única diferencia con su primo, el color de las pupilas. Saco un pequeño estuche de entre las ropas, colocándose luego unas lentillas de color azul, demostrando así ser una viva imagen de un Rukawa.

Salió como si fuera el dueño del lugar, y se dirigió hasta el gran salón. Las miradas molestas se posaron en él, cosa que solo sonrió como siempre, haciendo una reverencia. Se sentó no muy lejos de la punta, aun así faltaba gente, pero por lo visto algunos estaban muy nerviosos.

Observo detenidamente a un hombre que llamo su atención, era de aspecto desagradable, pasado de peso y fumaba un habano como si fuera chimenea, sus dedos estaban llenos de anillos, con símbolos de un clan de los barrios del sur de Tokio. Su " amiga" le había contado algo sobre aquel hombre, no era de confiar y solo sabían que tenia una obsesión secreta, lo suficiente para matar a algunos. Del otro lado, un hombre ya mayor, vestido con un traje típico japonés, de rostro serio, por lo poco que hablaron la noche anterior con los gemelos, ya borrachos, era el amo del hermano gemelo del koibito muerto de Kaiba.

Las puertas se abrieron, de repente, dejando entrar a unos mozos con carritos de bebidas, fueron sirviéndolas una a una para luego quedarse a un costado. Los invitados de allí, solo agradecieron y tomaron un sorbo de las copas, mientras seguían hablando. Kaneda sonrió de costado y solo meneo la cabeza.

- " Nunca cambian ... Nunca aprenden" – pensó con ironía al mismo tiempo que tomaba su copa y la arrojaba contra el suelo. Aquella acción llamo poderosamente la atención.

- Cómo se atreve? – un hombre protesto.

- Ja! Era de esperarse de un mocoso de un clan que no se rige mucho en este país ... – otro objetó, para luego levantarse pero al caminar solo dos pasos, este callo paralizado.

- Que demonios? – los hombres que habían bebido de las copas uno a uno quedaron paralizados en sus asientos o en el suelo. Los pocos que no, se horrorizaron pero al verse apuntados con armas por los mozos temieron por sus vidas.

- Nunca aprenden ... – Kaneda dijo en vos alta mientras cruzaba sus dedos debajo de su barbilla – El curare es dulce, y aunque lo mezclen siempre será ... dulce ... tsk tsk ... No ... no ... Amigos míos han hecho mal sus tareas ... Acaso olvidaron que este mocoso se crió con el curare y demás pociones? – el pelinegro hablaba despacio, para luego ver que uno de los sujetos se abalanzaba con la intención de matarlo, pero caía precipitadamente delante de él. El susto fue mayor, al ver que de la nuca, sobresalía una aguja fina con un listón rojo.

- Una sombra ... Un Rukawa ... – Uno de los mas viejos, que se podía mover, dijo con horror, al mismo tiempo que los demás mozos caían uno a uno muertos en el suelo. Todos de la misma forma. Una aguja curare.

- Es la cabeza de la Familia Rukawa? ... Parece demasiado joven. Se dice que son tres, acaso será el menor de todos? – los murmullos se hicieron en todo el lugar, al mismo tiempo que la seguridad del hotel aparecía y sin siquiera preguntar, retiraba los cuerpo.

- Caballeros ... – la vos de una joven, llamo la atención, mientras esta le indicaba que la siguiera hasta el ascensor privado.

Nadie dijo algo, pero se notaba que estaban nerviosos, cada uno de los presentes estaban acompañados por sus guardaespaldas que habían quedado fuera del lugar. Kaneda era el único que caminaba sin prisa y sin preocupación, confiaba en su sombra, y los demás en ese momento, lo sabían. Sus ojos demostraban temor.

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Se maldijo interiormente, había visto pasar a alguien apresuradamente sospechoso, lo había seguido por los pasillos de aquel gran hotel, pero su presencia había sido detectada, y con movimientos ninjas había desaparecido. Buscando en algunas habitaciones, se topo por casualidad los cuerpos inertes de los mozos que servirían en la sala, apresuro sus pasos, debía llegar hasta su amo, aunque tuviera a buenos hombres, no podía confiar en aquel sujeto que se había escabullido tan fácilmente.

Dio la vuelta por el pasillo que lo llevaría al ascensor de servicio para subir hasta el ultimo piso, la sala de juntas principal. Pero al girar apresuradamente, choco con alguien que el impulso lo tiro contra la pared.

- ... – Lucio levanto la vista, encontrándose alguien mucho mas alto que él, vestido todo de negro. Su cabeza estaba cubierto por un pañuelo del mismo color, que no dejaba ni siquiera ver el color de sus cabellos. Las gafas oscuras tapaban sus ojos - ... da´ho ... – murmuro despacio aquel extraño, para luego continuar caminando, ignorándolo.

- Oye, que demonios te pasa? – el castaño se levanto enojado – Detente! – lo alcanzo a tomar del brazo, pero se encontró un segundo después, besando la pared. Aquel sujeto le había echo una llave lo suficientemente rápida para golpearlo contra la misma. De la misma forma lo soltó abruptamente azotándolo contra el piso. Como si nada, siguió caminando, hasta el ascensor de servicio – Quien demonios es? – dijo disgustado, mientras se tocaba el brazo adolorido, pero aun así se levanto y corrió para alcanzarlo, su raciocinio le decía que era un guardaespaldas de los jefes que estaban reunidos.

Solo se quedo a la par, un poco retirado, pero lo suficiente para observarlo detenidamente. Su móvil empezó a sonar, contestándolo en el idioma chino. Cosa que al otro no le presto atención, el rostro de Lucio parecía preocupado, a la ves que intentaba no hablar tan fuerte, el interlocutor del otro lado era terco.

Aquel sujeto de negro lo observo detenidamente, llevaba un traje estilo Chino, con cuello mao, todo de negro, con algunas franjas rojas en los bordes del mismo. Faltaban solo tres pisos para bajar, cuando el castaño corto la comunicación, y suspiraba resignado, poso su vista en el piso, percatándose que se le había caído una pequeña tarjeta, cosa que al sujeto de negro llamo su atención. Cuando Lucio la levanto y dispuso guardarla, fue arrinconado contra las paredes del ascensor, mientras sentía la respiración del otro, que era mas alto que él sobre su rostro.

- De donde sacaste esto? – la vos del sujeto era seria, fría, en forma amenazante.

- No te interesa ...- el castaño trato de empujarlo, pero era inútil, parecía que el otro había aplicado tres veces mas su fuerza.

- Sois un miembro del Clan del Tigre ... – el sujeto de negro dijo con vos gruesa, afirmando, pero antes que Lucio pudiera reclamar algo, sus labios fueron sellados por una mano – Escucha bien ... mas te vale esconder esa tarjeta, porque si uno de los de tu clan la ven, pueden reconocerla. Ve a la esquina de las calles 5ta y Kokiunda, a media noche. Mi amo te esta buscando – Lucio quedo liberado del sujeto justo en el mismo momento que las puertas del ascensor se abría.

Recupero rápidamente la sorpresa, para salir por aquel pasillo. Su rostro no mostraba absolutamente nada, pero por dentro estaba sorprendido y atemorizado. No se acordaba de aquella tarjeta, un simple pequeño cartón de papel arroz delicadamente dibujado con un pincel y tinta china, el símbolo? Un circulo donde era desgarrado por una garra, detrás de este, dos ojos felinos, feroces demostrando la precisión de la caza. Un simple dibujo que había encontrado una ves en el jardín de la casa, extrañado de tan fino dibujo tirado por ahí. Ahora que lo recordaba con claridad, fue la misma noche que mataron a Joey, el hermano de Kat.

En aquel lugar, la reunión se hacia en una especie de recepción, pero esta ves con guardias en cada lado, el castaño observo bien buscando a su amo, encontrándolo a la par de sus dos mejores estudiantes. Busco con la vista aquel sujeto extraño, pero no lo encontró, se le hizo raro.

... La reunión se hizo larga y tediosa, sabían que alguien estaba alborotando los alrededores, pero nadie se hacia cargo de tal cosa. Muchos clanes se fueron enojados, otros satisfechos de sus progresos conseguidos, y otros ... Como si fueran una junta aburrida de su empresa.

Kaneda se levanto sin despedirse de nadie, auque ningún en su sano juicio podría discutir o reclamarle, demostró ser el temido Rukawa que siempre habían escuchado hablar en los EEUU, y en el centro de Japón.

Mientras por otro lado, el hombre robusto bajaba molesto, con sus dos guardaespaldas y un muchacho de cabellos rubios que lo esperaba en uno de los pasillos.

- Maldito Rukawa ... – dijo entre dientes - ... Ese maldito llego con el apoyo del clan de las amazonas y en de la perra que se cree que puede manejar los mundos bajos de la costa ... – sus dedos sonaban mientras los apretaba, haciendo estremecer a los sujetos que lo acompañaban, pero mas al rubio, que sabia que se desquitaría con él – ... Tendremos que hacer todo esta noche, sin acepción alguna – Tomando su móvil, marco unos números, al mismo tiempo que llegaban a la planta baja y salía para abordar su auto - ... Quiero que todo este listo esta noche ... No importa si mueren algunos, quiero el embarque lejos de aquí, muerto al maldito bastardo y mi premio en mi cama, Entendido? ... – no dejo que del otro lado respondieran, solo colgó abruptamente. Jalando de los cabellos al muchacho, lo atrajo a su rostro – Escúchame bien, Kiara ... esta noche será el golpe mayor, y te encargaras de traerme al maldito de Jonouchi, pero si sufre algún daño, te juro que serás la perra de todo mis hombres ... – lo soltó tirandolo prácticamente al suelo.

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Había cortado la comunicación algo molesto. Estaba parado en el medio del gran jardín de la casa de su amo. No le habían permitido ir a la reunión, estaba bajo observación y lo menos que quería es que su compañero le sucediera algo. Desparramo sus cabellos rubios, para luego observar el pequeño lago que cruzaba todo aquel hermoso jardín, las carpas nadaban libremente, suspiro triste, pero solo faltaba poco.

Flash Back

- No deberíamos hacer esto ... – la vos cálida de su hermano era preocupada.

- Prometí encontrar una forma, y esta es la única por el momento ... – ambas miradas mieles se encontraron para luego abrazarse.

- No, es peligroso, y si se dieran cuenta, como lograrías escapar, o escaparnos ... Ten encuentra que tu tienes tu vida ... y yo la mía ... – el silencio reino en aquel lugar oscuro, en la vieja construcción no lejos de los muelles.

- Todo saldrá bien, te lo aseguro ... – despeino sus cabellos rubios en forma cariñosa – No importa cuantas veces nos separen, una promesa se cumple ... – le dijo tomando una pequeña daga, cortándose la palma de su mano izquierda, mientras hacia lo mismo con su hermano – Una promesa de sangre, es la que no se rompe nunca ... – beso su frente, y luego se cambio de ropa, para dejar escondido el pequeño bolso y salir de allí – Ahora, vuelve a tu casa y yo a la mía ... – dijo en forma irónica y antes que su gemelo le protestara selló sus labios con su mano vendada – Di que peleaste y tu atacante poseía un cuchillo, eso siempre funciona, no creo que nadie puede sospechar, ambos llevamos una vida de calle y sabemos que eso puede pasar en cualquier momento ... – antes de despedirse había besado sus labios.

- Hermano ... – su gemelo había sonreído, mientras se alejaba corriendo.

Fin Flash Back

- Sensei Jonouchi ... – uno de los guardias lo saco de sus pensamientos - ... El amo le habla por teléfono ... – le acerco el inalámbrico, para escuchar atentamente lo que le decían. No respondió, solo colgó, para luego bufar.

- El Amo quiere que estemos todos para una reunión cuando llegue. Avisa a los demás ... – el rubio le hizo una seña que se retirara, mientras él, iba a su habitación, estaba cansado, y debía repasar cada paso que había echo su hermano gemelo antes de morir. Quizás la reunión de varios clanes le daba la posibilidad de poder encontrar una solución al enigma.

Al entrar, se encerró en el pequeño baño privado que poseía, en aquella casa, se desnudo ante el espejo y recorrió cada parte de su cuerpo con la vista. Miro detenidamente aquella que lo delataba, un castigo y una bendición a la vez, con sus dedos temerosos, recorrió su cuerpo para luego derramar un par de lagrimas.

- Lo siento ... Lo siento ... – murmuro sollozo, cayendo de rodillas lentamente, después de tanto tiempo, su barrera caía y la mascara fina de la muerte dejaba ver detrás de aquel rostro la angustia que su corazón gritaba con furia - ... Hermano ... Kaiba ... Lo siento ...! ...