Deseo de una Campeona
parte X
(Ash y Cynthia)
—¡Ash es campeón! ¡Es el campeón de la liga maestra!
Toda la Isla Melemele estalló con alegría tras ver el resultado de la batalla con Leonel. Su primer campeón, el chico de la lejana región de Kanto, finalmente cumplió otro de sus sueños ganándose aún más ovaciones desde su participación en la Liga Pokémon.
No había una sola persona que no celebrara el triunfo de Ash. Incluso la Corporación Æther celebró la victoria al rentar las instalaciones del estadio para una mega fiesta en honor a su campeón quien tras varios meses fuera finalmente regresaba a casa.
—Mamá... Estás muy emocionada—declaró una joven de cabellos rubios—. C-Creo que exageras un poco con la fiesta.
—¡Tonterías! —exclamó una mujer mayor de características similares. Esta era Lusamine, CEO e hija del fundador de la corporación Æther y principal promotora de la liga Pokémon de la región insular. La joven con quien estaba hablando no era otra que su hija y futura heredera de todo lo que ha construido—. Sí sigues actuando de esa manera nunca lograrás hacer que Ash te haga caso. Ahora que lo pienso, es muy lindo y no tiene pareja, incluso yo...
—¡Apenas te reuniste con papá y ya andas pensando en eso!
—Hijo, no deberías gritarle a tu madre de esa forma. Ella sólo bromeaba—en ese instante dos personas más aparecieron sorprendiendo a ambas féminas. Estos eran Gladio y Polo, hijo y esposo de Lusamine quien no parecía muy interesada en su llegada—. ¿Verdad?
—P-Por supuesto, yo jamás me fijaría en un joven como Ash...
Tanto Gladio como su hermana vieron a su madre con vergüenza. Su padre por otro lado parecía muy acostumbrado a las acciones de su madre a tal punto que las pasaba por alto, casi como si nada sucediera a su alrededor.
En ese momento, y para alegría de Lillie, apareció el resto de la pandilla de Alola junto al profesor Kukui y los Pokémon que Ash capturó en a lo largo de su estancia. Junto a ellos venía una muy emocionada Burnet que tenía consigo un globo de Pikachu de tamaño considerable en donde su hijo Lei descansaba.
—¡Ash ya viene en camino! —exclamó la peli blanca con emoción soltando por un breve instante el globo que fue atrapado por su marido—. Y no sólo eso, al parecer viene con las campeonas de Sinnoh y Kalos. ¿No es eso increíble?
—¡¿Viene acompañado de Cynthia y de Diantha?! —exclamó Gladion—. ¡Que suertudo!
—¡Y Ash no nos avisó a nosotros! —aquel reclamo provino de un joven entrenador de tez morena cuyo cuerpo comenzó a emanar un aura roja tan intensa como un mar de llamas—. ¡Cuando llegue recibirá toda mi furia!
—K-Kiawe, por favor cálmate—dijo una joven de cabellos verdes al igual que sus ojos cuya piel morena relucía con el sol—. Dudo mucho que Ash decidiera desde antes traer a dos de los mejores entrenadores del mundo nada más porque sí.
—¡Mallow! ¡Debemos mejorar todo para que ambas mujeres se sientan cómodas durante su estancia! —declaró Kiawe mientras tomaba varias serpentinas las cuales comenzó a poner a lo largo de la pared que rodeaba el campo de batalla—. ¡Vamos! ¡No se queden ahí! ¡Debemos dar nuestra mejor imagen!
Todos observaron con cierta curiosidad a uno de los tantos rivales que Ash tuvo en la región. Pese a que iniciaron con algo de dificultad su amistad debido a Equipo Skull, los dos lograron ser grandes amigos con el tiempo apoyándose siempre que pueden y entrenando para ser mejores cada día.
—¡Ash! ¡Juro que haré que pagues por esta insolencia! —gritó Kiawe ganándose la risa de todos.
—Al menos aprecia mucho a Ash—declaró Mallow antes de ver a Lillie—. Por cierto, Lillie.
—¿Qué sucede?
—¿Tienes listo el regalo que le darás a Ash?
—P-Por supuesto... Después de todo, ustedes me ayudaron a escogerlo.
Mallow no podía estar más contenta con su amiga. Faltaban ya pocas horas para el retorno de Ash. Nuevamente estarían juntos, aunque esta vez estarían acompañados de dos grandes figuras que destacaron en el torneo de maestros.
—Atención a todos, este es su capitán. En pocos minutos estaremos arribando a la Isla Melemele en la región Alola. Gracias por viajar con nosotros.
—Ya casi llegamos...
—¿Lista para viajar una vez más como una novata?
—¡¿Novata?! ¡¿Ahora soy una novata?!
Ash y Cynthia nuevamente discutían debido a las pequeñas bromas que se hacían. Los dos se encontraban muy animados llegando a llamar la atención de vez en cuando. Era una suerte que nadie los reconociera, especialmente con el aumento de personas que decidieron emprender un viaje a la región insular debido a la participación del azabache en el Torneo Maestro.
—¿Acaso creíste que te dejaría viajar con tus Pokémon más fuertes? Eso sí que no—comentó Ash antes de ganarse un pequeño cabezazo por parte de la ex campeona—. ¡Eso dolió!
—El campeón de Alola es muy malo conmigo, se merece un cabezazo súper efectivo—expresó Cynthia con alegría para después sacar su lengua—. Eres muy malo.
Antes de que Ash pudiera decir algo, una risa se escapó de la boca de Diantha quien descansaba en el asiento de atrás en compañía de Chloé. Ambos entrenadores guardaron silencio debido a la pena de ser escuchados por la campeona de Kalos quien seguramente usaría esto para molestarlos a futuro.
De reojo y con cuidado, el campeón de Alola miró a través de una pequeña ranura observando como ambas féminas reían con algo que veían en su tablet. La curiosidad los estaba matando, especialmente a la rubia quien quería saber porqué reían tanto. En ese instante un mensaje sonó en sus teléfonos llamando su atención.
—¿Eh? —Cynthia, quien no tenía que cuidar un huevo, sacó de inmediato el aparato que hace tiempo le obsequiaron notando entonces un mensaje en su aplicación de MyBook—. ¿Qué es esto?
Con curiosidad presionó la notificación. Su rostro pronto agarró un color rojo que preocupó mucho a Ash quien decidió observar lo que su compañera miró a través de su pantalla.
—¿N-Novia? —susurró a lo bajo mientras repetía una de las tantas palabras que aparecían en el título del artículo que se mostraba en la pantalla de inicio.
Al parecer alguien tomó una fotografía cuando ambos decidieron bailar a solas durante la fiesta de la ceremonia de clausura. En menos de dos días la noticia explotó a través de las redes sociales llegando a todos los rincones del mundo. Lo que en un inicio debió ser un secreto, poco a poco se iba derrumbando a la vez que una pregunta se formaba en boca de todos:
¿La niña que acompañó a Ash durante el baile era la hija de Cynthia?
—¿H-Hija? ¿Acaso me creen tan vieja? —un aura oscura pronto rodeó a la ex campeona alarmando así a su compañero quien intentó levantarle los ánimos.
—¡Vamos Cynthia! ¡Es que eras tan buena entrenadora que todo el mundo cree que tienes más edad! —dijo Ash de forma torpe empeorando aún más el estado de ánimo de la rubia. Olvidó por completo las lecciones que Misty y Dawn le dieron acerca de como tratar a una chica, siendo la más importante el nunca hablar sobre la edad que una tenía ya que esto las puede incomodar al grado de hacerlas sentir mal—. Además, creo que te ves muy hermosa sin importar la edad que tengas.
Los ojos grisáceos de la oriunda de Sinnoh brillaron con emoción—. ¿D-De verdad crees que soy bonita? —preguntó con curiosidad.
—S-Sí... Eres demasiado bonita...
Un nuevo silencio se formó entre ambos, pero esta ocasión se trataba de uno mucho más lindo que los hacía sentir contentos. Una vez más se acercaron volviendo a descansar con ayuda del otro mientras leían el resto de los comentarios que los usuarios de dicha red social publicaban con respecto a su relación.
Las risas pronto regresaron y la alegría se contagió al resto de sus acompañantes quienes veían en sus propios perfiles todo lo que la prensa publicaba al respecto. Cynthia no podía creer que existiera un grupo de personas que apoyaran una relación entre ella y Ash antes de su deseo con Jirachi, lo cual llamó mucho su atención ya que se imaginó que algo como eso sería mal visto.
Tras bajar más y más veía como varios usuarios discutían con respecto a las relaciones que el azabache forjó durante sus viajes destacando una gran discusión sobre la relación que tenía con su "nueva" acompañante.
—Ellos creen que estamos en una relación... —susurró Cynthia de forma tan alta que muchas personas le miraron extrañadas—. P-Perdón...
—S-Sólo son rumores que se inventaron... —remarcó el moreno mientras seguía viendo como más comentarios iban apareciendo con cada actualización que daba la rubia. Parecía que todo el mundo anhelaba saber más sobre ambos que sobre su futuro como campeón mundial.
Ambos entrenadores no podían imaginar el alcance que un solo baile tenía en el mundo de la farándula. Ya podían sentir la presión de los periodistas con el fin de sacarles una entrevista que explicara todo, siendo acosados día y noche hasta que el mundo se olvidara por completo de los dos.
Miraron una vez más a los alrededores en busca de algo sospechoso, pero se encontraron con una calma que nos lo dejaba descansar. De inmediato, y sin avisar, Diantha les envío un mensaje que los avergonzó aún más.
Diantha: Aww... Mi pareja favorita ya es famosa. ¡No se olviden de invitarme a su boda!
El mensaje era claro y no dejaba nada a la imaginación. Con algo de rabia, Cynthia guardó su teléfono antes de alzarse sobre su asiento para ver con una mirada acusadora a su mejor amiga quien sólo se limitó a leer un artículo de moda que apareció en su inicio.
—Cynthia... Las personas nos están viendo de nuevo.
—No importa, ella se merece un Mal de Ojo.
—Pero tú no puedes...
—¡Déjame intentarlo!
La pequeña rubia ponía todo su esfuerzo en un movimiento que jamás lograría con el fin de hacer una retribución por las acciones de su amiga. Diantha, lejos de estar asustada, intentó aguantar la risa por la actitud infantil de su amiga quien por años mantuvo una actitud fría y serena con la que nunca pudo vivir una aventura como las que vivieron ella y Ash.
—Oh, no, creo que me siento mareada—declaró Diantha antes de recargar su rostro en la cabeza de Chloé quien no entendía lo que sucedía. Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de su amiga quien de inmediato regresó a su asiento—. Al menos está feliz...
—¿Era necesario eso? —cuestionó Chloé un poco asombrada por la actitud tan similar que la ex campeona compartía con Ash—. ¿Acaso ella...?
—Deja que se divierta un poco, después de todo aún tiene toda una juventud por recorrer.
—Ya veo...
—Oye Chloé
—¿Sí?
—Mira por la ventana, parece ser que ya llegamos a Alola.
La nombrada hizo caso a la petición de la campeona observando por la ventana la región insular donde su compañero y amigo se coronó como campeón por primera vez. La vista, aunque algo limitada por las nubes, era majestuosa y con colores tan vivos que contrastaban con el mar y la selva.
—Es muy hermosa—declaró la ojiverde con emoción.
—Oye, Chloé...
—¿Sucede algo, Ash?
—¿Te gustaría participar en el primer concurso Pokémon de la región?
—Y-Yo...
—Sé que no pude ver tu presentación en dónde Serena te ayudó, pero en verdad deseo verte sonreír de la misma manera en que lo hiciste sobre el escenario aquella vez—declaró Ash de forma sencilla tomando por sorpresa a las chicas por la elección de palabras.
Un pequeño rubor se dibujó en el rostro de la estudiante quien comenzó a sentir una mirada fría dirigida a ella. Sus ojos no tardaron en encontrar a la causante de esa sensación gélida que interrumpió su pequeña felicidad por escuchar unas palabras que había anhelado escuchar anteriormente.
—¿Cynthia?
—¿Cómo estás, Chloé Cerice? —dijo con voz fría la rubia casi como si su alegría fuera arrebatada y encerrada tras un muro de hormigón a prueba de legendarios—. Yo también deseo ver tu presentación...
—Aww... Mi Cynthia sufre de celos—aquellas palabras, pronunciadas por Diantha, avergonzaron a la ex campeona quien se ocultó nuevamente detrás de su asiento—. Aunque me encantaría ver un poco de drama, no creo que Chloé sienta amor por Ash... ¿Verdad?
—Yo... ¿No sé?
La respuesta de la joven entrenadora provocó que una ventisca fría se formara alrededor del asiento de la antigua campeona de Sinnoh. Si bien no amaba a Ash, no podía negar que lo veía como un joven atractivo que durante un tiempo le llamó la atención, pero eso es algo que no debía decir si no deseaba que un tiburón de tierra decidiera tenerla a ella y a su Evee de cena.
—Diantha-san...
—¿Sí?
—¿Puedo dormir con usted a partir de ahora?
—Tranquila, no dejaré que mi Cynthia te haga daño.
