III

PLANETA CHAOTZU

-Retírense todos, quiero estar solo- el emperador había hablado, los guardianes lo dejaron solo únicamente se quedo con su ayudante de confianza en la recamara imperial, su ayudante era un tanto singular, un hombre de tres ojos, sin nada de pelo en la cabeza, se distinguía de los demás por su traje estilo chino amarillo con verde, con el kanji de Chaotzu en la espalda contrastaba con el pequeño emperador, que era totalmente blanco, con una bola roja en cada mejilla, Ten Sin Han, el ayudante del emperador Chaoz, se preocupaba mucho por el, lo veía tenso desde hacia un tiempo. Ten Sin Han había estado a cargo del rey Chaoz desde que este era pequeño, por eso lo conocía tan bien, tanto en la manera de pensar como en los momentos en los que se sentía triste o se sentía mal, como en ese momento
-Majestad… ¿le preocupa algo? Hace días que lo veo así
- Ten, te he dicho muchas veces que cuando estemos solos no me digas emperador
-Tienes razón, lo siento Chaoz, dime ¿Qué pasa?
-Pues veras…hay ciertos problemas Ten, me han pedido ayuda, me han pedido algo que no quería dar , sin embargo es necesario- suspiro largamente y Ten se acerco a él- me había negado; pero ya no más, es necesario para que el universo siga su curso
-¿de que hablas?
-Que daré lo que más aprecio en este mundo para que el universo siga en armonía; además le debo favores a Kame Sen nin
-¿a nuestro guardián?
-Así es Ten, hace unas semanas me hablo y me dijo que te necesitaba y que tenía que enviarte a buscarlo
-¿a mi? ¿A buscar que?
-No puedo explicártelo Ten, pero lo harán por mi- el emperador se levanto de y le dijo a su mejor amigo- cuídate mucho Ten- entonces, de la nada, una luz blanca apareció en la habitación del emperador llevándose a Ten sin Han de ahí- Bueno señor Kame Sen Nin, espero quede saldado aquella vez que me presto las pilas para la lámpara.

PLANETA INGOLSTAD
-Ministro Gero- dijo un hombre extremadamente alto y fortachón, de cabello naranja entrando súbitamente al laboratorio- Cell ha vuelto
-Gracias N. 16, mándalo al primer salón, quiero verlo
-Si ministro- el ministro Gero era científico de corazón y gobernante por la decisión del pueblo de Ingolstad. Dejo todo lo que hacia y se fue rápidamente al primer salón donde aguardaba Cell impaciente; Gero sabía perfectamente como era Cell prácticamente era su padre, el lo había creado, de la misma manera que había creado varios androide conocía desde su estructura, pasando por sus componentes celulares y el DNA hasta su forma de ver la vida
-Al fin llegas Gero,- Cell estaba sentado con los pies sobre el escritorio de su creador
-Cell ¿Qué hiciste esta vez, he recibido muchas quejas de esta galaxia, tus ansias de destrucción no tienen limites, destruyes planetas sin consideración
-Gero- dijo Cell tranquilamente- has tomado en cuenta que los planetas que destruyo estan habitados por seres malvados ¿quieres dejar vivir a tales alimañas?
-y sin embargo, en una de esas aniquilaste de paso a un planeta de gente buena que no se metía con nadie- Cell tomo una expresión seria
-A veces para un bien general se tienen que hacer ciertos sacrificios
-Así es Cell y ya que tienes esos pensamientos, se que no me guardaras rencor- Cell comenzó a desconfiar de su creador
-¿rencor? ¿Pues que harás?
-Nada malo Cell, es necesario que ahora estés en otro lugar, esta es la razón por la que te cree, ahora ya se que no solo fuiste producto de mi insomnio y de beber tanto café…ayudaras a recuperarla
-¿Qué?... ¡¿de que rayos hablas Gero!
-Te lo explicaran mejor cuando llegues a tu destino… buen viaje Cell- y una luz blanca apareció tras el bioandroide absorbiéndolo hasta hacerlo desaparecer ante su expresión desesperada por no saber lo que le aguardaba para después - Cell, espero que no tomes el lado equivocado