VI
Recuerdo esos días en los que me creían loco ahí en mi ciudad, hasta yo me lo creí, si mis padres lo decían a cada momento debía ser cierto. Entonces vino un sujeto a mi vida, cuando estaba más solo…se que todos se han sentido solos y con el mundo a cuestas en algún momento, pero lo que yo sentí aquella vez dudo mucho que alguna vez alguien lo haya sentido tan plenamente…sentirse tan perfectamente vació, así tan vació, tan muerto en vida, que ya nadie interesa, nada es un estimulo suficiente por el cual vivir…así era mi vida. El me dijo "un día muchacho veras que tu existencia es importante, que no naciste en vano, nadie viene en vano a este mundo, hay un plan especial para cada uno, nadie nace con el destino escrito en la frente; solo con un borrador de su libreto de la vida. Tu muchacho…tienes que estar ahí cuando lleguemos a necesitarte; a ti y a otros, no dejes que dobleguen tu espíritu por nadie, se te dio un don, y con el harás cosas importantes"…que recuerdos; los que me dieron valor, los que me hicieron seguir adelante y vivir para ver en que se suponía que yo iba a ser importante.
-Ahora están solos a donde
van yo no puedo acompañarles. Es un territorio sagrado en el
cual yo no puedo pisar ni un milímetro; pero ustedes lo harán,
serán los primeros en hacerlo y si todo va bien…serán
los últimos, las esferas ahora son nuestra prioridad y ustedes
serán los encargados de buscarlas ahí donde irán
se les explicara que deberán hacer… estos radares se los
daré a Gokú y el otro a Trunks; así se me pidió
que lo hiciera. Todo aquello que en su momento no pude decirles ahora
se les revelara- fue así que todos ellos, que estaban reunidos
en una sala común frente a Picoro, fueron rodeados por un
blanco destello que pronto comenzó a expandirse más y
más, hasta que se convirtió en una luz la cual envolvía
a toda la sala. El envolverse en aquella luz daba una paz y
tranquilidad inexplicables que cada uno de los que la sentían
no eran capaces de rechazar, se sentía tan bien, tan natural
que de ser posible se quedarían ahí para siempre. Todos
lo sentían menos una persona: el rey Vegeta, el la sentía
como agua fría cayéndole de repente, como si le
clavaran mil alfileres en la espalda, el era el único aunque
nadie lo sabia. Era un dolor particular del cual quería
liberarse y pronto lo haría.
Al mismo tiempo, en otra parte
de este vasto universo dos resplandores parecidos a este habían
aparecido dos seres ante una blanca habitación con varios
signos en la pared, un extraño árbol dibujado adornaba
la pared principal donde una dama se hallaba sentada. El árbol
contenía 11 esferas una en lo alto se seguían casi de
tres en tres y luego una en lo más bajo, entre la esferas
había interconexiones, eran varios caminos que las unían
entre si. Cell comenzó a frotarse los ojos, esforzándose
para ver, sus ojos aun con la sombras propias de la luz solo
distinguía una mancha oscura, se volvió a frotar los
ojos lo hizo varias veces hasta que poco a poco comenzó a
distinguir algo, se enfoco ese algo que comenzó a ver, esa
figura femenina hasta el momento indistinguible, solo sabia que se
hallaba sentada en una especie de trono del que tampoco distinguía
mucho. Ten Shin Han, ya podía verla, era una mujer sentada en
un trono dorado, con jarrones que destilaban incienso a cada lado. Su
cabello negro amarrado burdamente en una cola de caballo, a pesar de
estar sentada se podía distinguir una larga figura, eran sus
ojos azules como el océano y tan penetrantes como un par de
navajas, sus manos tenían dedos largos, su fino rostro, el
vestido blanco de mangas largas ceñido en un cinturón
negro, su resplandor como el de las estrellas, al verla Ten Shin Han
no pudo pensar más que estaba enfrente de alguna divinidad y
se postro de inmediato. La mujer se levanto de su asiento y camino
hacia sus visitantes; Ten Shin Han que ahora miraba fijamente el piso
veía a una galaxia entera, viva, con su rítmico
movimiento, con sus ciclos, con sus rotaciones con las
traslaciones…era algo que jamás creyó posible ¿en
que clase de lugar estaba? ¿Cómo era posible que una
galaxia fuera el piso de adorno del lugar?
-Te equivocas no es una
galaxia…es el universo magistral- la mujer había hablado con
su voz seria y mirada fría; pero eso no le había
impresionado a Ten Shin Han si no el hecho de que esta mujer le había
leído el pensamiento, eso reforzaba su creencia de que ella
era una divinidad, seguramente una guía de algún
universo comarcal
-Te equivocas de nuevo no soy una guía,
aunque tengo un poco de la divinidad que has pensado- Cell la tenía
prácticamente enfrente, ya la había mirado
perfectamente y a diferencia de su compañero el no se había
impresionado con esta mujer; pero le llamo la atención un
perro negro grande que estaba parado junto a ella.
-se han de
estar preguntando quien soy
-De hecho si- contesto Ten Shin Han
aun hincado, prácticamente impactado por la presencia de esta
mujer
-Mi nombre es Main Fer Raleight, pueden llamarme Raleight…yo
soy la que moreda las reuniones entre los guardianes y los he hecho
por eones, desde que ellos fueron impuestos, solo la muerte hace
competencial conmigo en la edad. El donde están y el porque
están se los diré cuando arriben los otros.
-¿Quiénes
otros?- pregunto de nuevo Ten Shin Han
-Aun faltan 5 personas-
pero Cell siendo un orgulloso guerrero acostumbrado a satisfacer sus
deseos y caprichos no estaba contento con la actitud de esta mujer,
quería explicaciones, y sobre todo quería volver a su
hogar y lo expreso
-¡yo me iré! ¡Hazme regresar
a Ingolstad ahora!- la mujer no parpadeo ante estas palabras llenas
de rabia y cargadas de amenaza e intimidación solo se limito a
decirle
-Calla Cell, porque tu imprudencia puede ser castigada
terriblemente en suplicio en el que padecerás por milenios y
tu mismo desearas regresar a este preciso momento para callarte y si
no es posible acabar con tu vida… así que no me amenaces-
Cell calló ahora el intimidado era él, las palabras de
la mujer no fueron las que le hicieron sentir menospreciado por si
mismo si no su voz, había algo extraño en su voz…de
repente sintió una mirada que lo juzgaba alzo la vista y a
quien vio fue al perro que con porte de juez no dejaba de verlo, en
otro momento en otro lugar hubiera eliminado al perro o al ser que lo
viera de esta manera; pero ahora no lo hacia ni el mismo sabía
porque, solo sentía que no debía hacerlo.
-¿y
este perro?- pregunto Ten Shin Han
-No hay tiempo…aquí
vienen- a estas ultimas palabras, hicieron su aparición en el
lugar, Trunks, Gohan, Goten, Vegeta y Gokú. Cell los miro, en
su presencia se hallaba un sello de energía exorbitante que en
algún momento llegaba a paralizarlo. Por el contrario Ten Shin
Han no podía sentir nada en ellos; pero con solo verlos sabia
que estaba en frente de gente especial, poderosa era algo ellos, la
manera de mirar, el porte, tenia sentido para Ten, estos sin duda
eran algo nuevo a lo que antes había conocido.
