Hoy me han obligado a tomarme el día libre y tener un descanso de libros- he comido fuera, he ido a ver el Código da Vinci y ahora voy a actualizar mi nuevo Fic. Como es costumbre agradezco a mis lectores que me apremian con sus comentarios. Jean-kate, muchas gracias, además me has contado algo que no sabia, así que gracias por doble partida. A Saori-Luna a Moon-Chiba a Ginny potter w a Meryinustar a Vane-cha y a Dulce, muchas gracias por vuestro apoyo.
Naoko y Usagi habían decidido pasar la noche en la residencia de los Chiba. Estaban demasiado cansadas y era demasiado tarde para coger un tren e ir a casa. Toda su la casa estaba silenciosa y es que a las cuatro de la mañana la gente normal suele dormir. Pero Usagi no podía, nada más que soñaba con un varón de ojos azules y cabello ébano, era terriblemente hermoso. La chica decidió salir al patio a tomar algo de aire, total todos en la casa estaban dormidos y no la verían. Salió de la habitación que compartía con Naoko y fue al patio. Nada más abrir la puerta fue recibida por un soplo de aire fresco, solo llevaba su pijama pero deba igual. Estaba tan concentrada que no se dio cuenta de que había alguien más. Al parecer no era la única que no podía conciliar el sueño. Mamoru había pasado la noche en vela soñando con cierta maiko que dormía muy próxima a su habitación. Nunca en su vida se había interesado por una Geisha, su madre fue un día una de ellas, y conocía como funcionaba ese mundillo. Pero esta chica había cambiado sus esquemas, ya no sabia lo que quería y lo que no. El estaba concentrado en las estrellas y la luna, algo que le recodaba a ella, cuando escucho la puerta abrirse. El se giro para ver de quien se trataba, pero le fue imposible reconocerla. Se trataba de una mujer vestida en pijama, con largos cabellos dorados y unos ojos azules. Un momento eso ojos loa había visto en alguna parte, esos ojos eran los que no paraban de frecuentarlo.
"¿Usagi-san?"
La chica al escuchar su nombre pego un salto, y al ver al joven allí con tan solo el pantalón del pijama, intento huir, pero el la paro.
"No te vayas" dijo mientras la sujetaba de la muñeca.
"Pero si alguien son viera…"
"¿Quién nos va a ver son las 4 de la mañana?"
"Está bien"
"Tú pelo es rubio"
"Sí, proviene de la familia de mi madre"
"Me gusta, te ves hermosa. De hecho eres hermosa"
"Gracias Mamoru-san"
"No tienes que agradecérmelo a mi, sino a tus padres"
"A mis padres no tengo que agradecerles nada"
"Si ellos no te hubieran vendido, no nos habríamos conocido"
"Cierto, pero habríais conocido a alguien mejor que yo"
"Eso lo dudo. Las geishas no me han llamado nunca la atención. Hasta ahora."
"¿Puedo preguntar cual es el motivo del cambio?"
"Tú, nunca en mi vida he conocido a nadie como tú. Me intrigas, me gustaría descifrar que es lo que eres realmente"
"Chiba-san no soy tan complicada, en verdad soy muy sencilla"
"Ojala pudieras dejar tu cara el descubierto" dijo el varón mientras acariciaba dulcemente el rostro de la joven.
"Me tengo que ir Chiba-san"
"Está bien"
A la mañana siguiente las dos invitadas, marcharon de Osaka y tomaron rumbo a Kyoto. Cuando llegaron a Gion (Por sino lo he dicho Gion está en Kyoto) fueron sorprendidas con una noticia.
"Naoko-san, Naoko-san, no te lo puedes creer" dijo una Geisha "Beryl ha sido pillada haciendo cosas indebidas con un hombre"
"¿Qué?" preguntó perpleja. Naoko nunca se hubiera esperado que su rival acabaría así de desesperada por no conseguir un Danna.
"Como lo oyes. Evidentemente ya no es una Geiko como nosotras y la señora Mazaki la ha echado de la okiya. Bueno me tengo que ir, si es que no quiero llegar tarde."
"Vaya, esto si que es una sorpresa, nunca hubiera esperado que Beryl fuera tan imprudente."
"Nunca pensé que Beryl pudiera hacer esto"
"¿Seguro? Supongo que era algo inevitable"
"¿Por qué dices eso Naoko-san?"
"Cuando una Geisha lleva tanto tiempo sin un Danna, como le pasaba a Beryl es una deshonra, y acaba siendo despojada de su titulo de Geiko"
"¿Qué será de ella?"
"No lo sé, muchas de las Geishas que son deshonrosas acaban como vulgares prostitutas"
"Me da pena por ella"
"¿Pena después de lo que te ha hecho pasar?"
"Sí, ella es una persona al fin de al cabo. Aunque una demasiada ambiciosa"
"Tienes un corazón de oro Usagi-chan. El problema es que Beryl no a acabado con su carrera sino también con el prestigio de su okiya"
Tal y como había previsto Luna, la okiya de la señora Mazaki se vio vista en el escándalo y callo en declive hasta llegar a la banca rota. La okiya tuvo que cerrar sus puertas. Naru-san fue acogida por Naoko a petición de Usagi. Y poco a poco su nombre volvió a recobrar el prestigio perdido gracias a Beryl. En cuanto a mama Mizaki nunca más se supo de ella.
Durante los meses siguientes Usagi y Naru continuaron con sus vidas como maikos. El prestigio de Naoko se había traspasado a sus 'hermanas', que eran muy solicitadas para que atendieran las fiestas tanto en casa de te como en el habito privado. Usagi era la que más fama alcanzo de las dos, su belleza, delicadeza, inteligencia y su capacidad de conversación, atraía a los hombres de una manera asombrosa. Hombres que nunca habían solicitado la presencia de una Maiko, ahora solicitaba que Usagi estuviera presente. Usagi de vez en cuando pensaba en su pasado, cuando mamita le decía que ella nunca conseguiría ser una Geisha, y que no valía nada, sin embargo ahora ganaba casi lo mismo que una Geisha y tenía incluso más fama que alguna de ellas.
Hoy las dos maikos y su obeesan atendían una fiesta organizada por el Danna de Naoko, en ella estaban presentes el señor Chiba que era amigo de Toshisan y como no Mamoru, el cual iba para poder ver a maiko de cabellos rubios.
"Hoshi-san hace unos meses dijiste que no eras una gran maiko, pero tengo entendido que eres muy solicitada." Preguntó el señor Chiba.
"El ser solicitada no tiene que ver con ser una gran maiko. Simplemente los caballeros disfrutan de mi compañía"
"Hoshi-san sino fueras una gran Maiko no serias solicitada. ¿No es así Naoko-san?"
"Cierto Toshi-san, tanto Hoshi-san y Aiko-san son dos grandes maikos, y no tengo dudas que serán grandes Geishas cuando llegue su hora"
"Aiko-san, supongo que estarás muy agradecida a Naoko-san que te haya acogido bajo su tutela" Preguntó Mamoru para desviar el tema.
"Sí Mamoru-san, estoy muy agradecida. Si ella no me hubiera acogido, no sé que hubiera sido de mí. Gracias a ella he vuelto a recuperar el prestigio que conseguí antes de que Beryl-san fuera descubierta, y vuelvo a estar con Hoshi-san."
"¿Quién es mejor profesora Beryl-san o Naoko-san?" preguntó esta vez Toshi-san
"Naoko-san sin duda. Beryl-san era…."
"Era ambiciosa. Ella soñaba con ser la Geiko más conocida de todo Japón. La ambición es buena cuando se trata para mejorar y avanzar, pero no cuando te controla." Comentó Usagi.
Naoko no pudo evitar esbozar una sonrisa de orgullo, está chica se había convertido no en su hermana menos, sino en su hija, esa que nunca había tenido y muy seguro no tendría. Cuando miro a su sobrino lo que vio fue a un joven completamente embelesado y hechizado por una muchacha oculta bajo una mascara blanca. Ella conocía esa cara, era la misma que su cuñado tenia cuando miraba a su hermana. Ella sabía que su sobrino causaba tal efecto en la joven, aunque ella intentaba ocultarlo. Quizás ella podía hacer algo.
A la mañana siguiente después de la fiesta de Toshi, Naoko había tomado una decisión era hora que la carrera de Usagi diera un paso adelante. Para ello era necesario el uso de los Ekubos. El problema era como planteárselo a la muchacha.
"Usagi-chan he estado pensando" comento Naoko mientras las jóvenes practicaban con su Shamisen.
"¿Sobre que Luna-san?" preguntó la joven la cual dejo de tocar su Shamisen.
"Pienso que es hora de entregar los Ekubos"
"Pero eso quiere decir…."
"Es hora de tu Mizuage"
"Pero Naoko-san ¿no es muy pronto que Usagi-chan tenga su Mizuage?" pregunto Naru la cual también estaba presente en la conversación.
"Ambas estáis preparadas Naru-chan, pero es necesario esperar para tu Mizuage. No queremos que Beryl influya en él."
"Pero Luna-san"
"Sé que parece algo horrible Usagi, pero es necesario. Ya no puedes aprender mucho más como Maiko, ya no eres una, te comportas, hablas, te mueves como una Geiko, es hora de convertirte en una de verdad."
"Sí Luna-san"
"Mañana tendremos una fiesta en casa de mi hermana. Allí será un buen lugar para comenzar."
Las tres mujeres se encontraban en la casa de la familia Chiba. Cumplieron su misión de entretener a los presentes tal y como hacían las Geishas. En esta fiesta se encontraba muchos varones importantes, muchos de los cuales había mostrado un gran interés en Usagi. Tras unas horas Naoko puso en marcha el rito de los Ekubos.
"Usagi-chan, es hora de comenzar con los ekubos. Toma esto y entrégaselo a Mamoru"
"¿Para quién son los otros Ekubos?"
"Para Keamon-san, Seiya-san y Motoki-san"
"Pero Motoki-san es amigo de Mamoru-san, no podemos hacer eso"
"No te preocupes, tú ve y entrega eso a mi sobrino"
Usagi hizo lo que Luna le pidió, fue en busca de Mamoru, el cual estaba hablando con su hermana.
"Hola Usagi-san, hoy estás explendida"
"Muchas gracias Mamoru-san, Rai-san"
"Hola Hoshi-san, tengo que decirte que el Kimono que llevas es impresionante"
"Gracias, pero es de Naoko-san. Me temo que los míos no son adecuados para una fiesta como esta"
"Estoy segura que eso cambiara muy pronto. Si me disculpáis voy a hablar con tía Luna"
"Claro que sí Rai, ve."
"Por lo que veo Mamoru-san tenéis muy buena relación con Luna-san"
"Sí, aunque no la vemos tanto como nos gustaría. Pero así es la vida de una Geisha, siempre ocupada."
"Sí. Mamoru-san…"
"Ah, se me olvidaba tengo una cosa para ti. Puedes acompañarme, no me apetece que todo el mundo me vea."
"Claro que sí Mamoru-san"
Usagi acompaño a Mamoru dentro de la casa.
"Aquí tienes, esto es para ti" dijo el varón entregándola una pequeña caja.
"Es precioso, muchas gracias Mamoru-san, no tenias que hacerlo" dijo la joven al ver un tocado para la peluca en este caso.
"Lo vi y me acorde de ti. Es azul como tus ojos y brilla como las estrellas"
"Gracias" entonces la chica saco una pequeña caja, en la cual estaba el Ekubo, de su obi. "Mamoru-san, me gustaría que aceptaras esto"
El varón la miro desconcertado y vio como la chica volvió al jardín. Durante un rato se quedo ahí parado solo, pero luego decidió ver lo que contenía la caja. Cierta parte de él deseaba que no fuera lo que él pensaba, aunque otra parte sí. Cuando abrió la caja y vio el Ekubo una sonrisa se creo en su cara. Aunque pronto fue sustituida por una mueca de dolor. El no podía hacer esto, el no podía pujar por Usagi.
Usagi volvió con su obeesan, bastante agitada. Y es que entregarle a Mamoru la muestra que su mizuage estaba próximo, la había puesto muy nerviosa.
"¿Ya se lo has dado?" preguntó Luna
Usagi tan solo cabeceo.
"¿Ha dicho algo?"
"No"
"Está bien ahora toma este y dáselo a Seiya-san"
"Lo que tu digas obeeosan" Usagi le hizo una reverencia y se dispuso a ir con Seiya. Pero Luna la paro.
"Usagi-chan, sabes que esto es necesario"
"Lo sé. Ahora si me disculpas tengo que entregar el ekubo a Seiya-san"
Durante esa jornada entrego los cuatro Ekubos, y la puja por el mizuage comenzaría, y cuando los demás hombres se enteraran también harían sus ofertas. Usagi no estaba muy ilusionada con la idea. Sabia que era necesario, sí, pero aun así… Tenía miedo, miedo que su vencedor seria un hombre oscuro y desagradable. Ella deseaba que Mamoru intentara conseguirla y que ganara, así las cosas serian más fáciles. Con él se sentía segura.
Está vez también decidieron quedarse a dormir. Bueno más bien había sido la orden de Setsuna.
Usagi parecería tener una maldición en esa casa y la impedía que conciliara el sueño, tras muchas horas de dar vueltas en el futón, decidió levantarse y salir al jardín. Deseando que el encuentro de la ultima vez volviera a ocurrir. Y lo hizo, en un banco sentado estaba Mamoru, mirando la luna.
"¿Es hermosa verdad? Cuando era pequeña y no podía dormir me acercaba a la ventana con una manta y miraba la luna todas las noches hasta que me quedaba dormida."
"Es tan pacifica y tranquila que ayuda a aliviar las penas del corazón" contestó el varón no apartando la mirada de la luna.
"Pero Mamoru-san, no puedo creer que tu corazón contenga pena alguna. Tienes una familia que te quiere, la gente te respeta. ¿Qué pena puede dañar a tu corazón?"
Mamoru aparto su mirada de la luna, y la llevo hasta la mujer sentada a su lado.
"No tienes tu mascara"
"No solemos dormir maquilladas. Porque por las mañanas parece que nos a pintado la cara un niño de tres años"
"jajaja. No entiendo porque tenéis que ocultaros, porque te tienes ocultar. Tu rostro es hermoso, toda tu eres hermosa"
"Muchas gracias, tú también eres hermoso Mamoru-san"
"Has decidido dar el paso de convertirte en Geisha"
"Luna-san piensa que ya estoy preparada"
"¿Y tú?"
"Ella es más sabia, lleva muchos años en esto. Si ella piensa que ya estoy lista es que lo estaré"
"¿Por qué evades mis preguntas? No es lo que te he preguntado"
"No creo que se pueda estar preparada del todo."
Mamoru se le quedo mirando, y poco a poco acerco su rostro al de la joven, hasta que al final junto sus labios con los de ella. Se trataba de un casto beso en los labios, pero que despertó muchas sensaciones diferentes dentro de ellos. Mamoru que fue el encargado de comenzar el beso, también fue el encargado de terminarlo.
"Será mejor que me vaya a dormir" y el varón se marcho, dejando a una joven muy confusa, sorprendida y emocionada.
Quiero daros unas pequeñas explicaciones, Toshi-san el Danna de Luna es Artemis, otro que tiene un nombre japonés es Diamante el es Kaemon. En cuanto a los Ekubos son unas bolas de arroz rellenas, que las Geishas entregaban a los varones, para hacerles sabes que su Mizuage estaba a su disposición, siempre y cuando ellos quisieran. Pero si tenéis alguna duda, os la contestare gustosa, siempre y cuando conozca la respuesta.
