XIX

-Es un error que él este en esa misión

-Basta Raleight, creo que se ensañan demasiado con él

-Los traicionara…jamás debí aceptarlo para esta búsqueda, con Gokú y los otros era más que suficiente...solo tu crees en el Broly

-Aun insistes en llamarme así

-Fueron millones de años con el mismo nombre, deberías de ser tolerante

Tras unos minutos después de derrotar al Whitky, los aldeanos y los guerreros lograron despertar. Los primeros instalaron un campamento para pasar la noche, era ya tarde para regresar, los guerreros, cansados por la perdida de su energía no les quedo de otra que aceptar. En una tienda de campaña se encontraban curando a Goten de la herida que le causara la bestia, aquel aun tenia en la mente las palabras finales del Whitky "el traicionara a todos ustedes y llevarlas todas al otro" tenía el fuerte presentimiento de que se refería a Cell y en los presentimientos era algo en lo que Goten rara vez se equivocaba.

Al día siguiente regresaron a la ciudad de Snowball. La población los recibió como héroes y lo eran, los había librado de una amenaza que conocían desde siempre, acabaron con sus eternos verdugos, ahora el planeta era suyo para disfrutarlo y explorar todo aquello que ya les pertenecía.

Había festejos y alegría en general en Snowball. Los príncipes se hallaban maravillados por el hecho de que los pobladores tomaran con esa felicidad del exterminio de los whitkys. Sin embargo a Goten no le interesaba nada de eso, posaba los ojos en diferentes puntos de la ciudad en busca de la reina. El que tuviera la esfera en la mano significaba que no estaría ahí por mucho más tiempo porque ya no había nada que hacer en Snowball.

Sin que se dieran cuenta varias jóvenes, les habían puesto a todos incluso a Cell, una corona hecha de las ramas de un pino de hojas moradas, Cell se lo quito de inmediato al igual que Goten, quien poco a poco comenzó a alejarse de los demás hasta que se perdió en el gentío. Volando llego al palacio que estaba semivacío, solo había uno que otro sirviente y los guardias de la reina, los demás estaban en la celebración de Snowball.

El chico entro al patio principal sin que un alma se diera cuenta para buscar a la reina, su búsqueda frenética no tuvo éxito, ni siquiera podía sentir su ki, estaba casi extinto, pero no eran razones físicas, eran razones del corazón y Goten se imaginó de que se trataban.

Inesperadamente y cuando ya se estaba dando por vencido sintió el ki de la reina, se hallaba en un balcón del tercer piso, sin pensarlo dos veces Goten voló rápidamente hacia ese lugar. Ella lo estaba esperando, su cara reflejaba la tristeza de su alma, se encontraba sentada y traía puesto un abrigo color de plata de la piel de algún animal del planeta. Vio venir a Goten a lo lejos y su corazón se afligió aun más.

Algo extraño había pasado entre ellos, una química bastante rara que ninguno se esperaba y sin embargo había surgido, algo que hacia que ya no quisieran separarse.

La reina ya lo había pensado, de no ser por sus obligaciones se hubiera marchado con él, lo hubiera dejado todo por él. Pero había hecho un juramento en el nombre de la familia real de Snowball de proteger y guiar a su pueblo, para ella eso era sagrado y nada podía corromperlo, ni siquiera él.

Goten compartía los mismos sentimientos. Que más hubiera querido que permanecer a su lado; pero eso por ahora no podía hacerlo, simple y sencillamente porque estaba envuelto en la búsqueda de las esferas del dragón y no podía dejarlas así nada más.

Para cuando Goten aterrizó en el balcón, la reina ya se había levantado de la silla, quería verlo de frente, si esta sería la ultima vez quería verlo bien, frente a frente.

El chico al verla con esa depresiva expresión se imaginó que por su mente pasaba lo que el ya estaba pensando y la quiso contentar, alguna manera debía de haber, si había hecho reír a tantas chicas sin importancia ¿Por qué no a la especial?

-Hola

-Hola Goten

-¿Por qué tan triste?- ella nada contestó, se limitó a bajar la mirada y luego pregunto

-¿encontraste la esfera?

-Sí- respondió el príncipe sobriamente, luego miro a la reina, que estaba tan afligida como él- dime- le dijo mientras alzaba la cara de la chica con sus dedos- ¿te han preguntado si sabes lo hermosa que eres?

-Si- respondió ella con una ligera sonrisa, mientras a la expectativa esperaba en que terminaría esa galantería tan interesante

-Vaya- dijo él después de un rato, pareciera que pensaba en algo- dime entonces ¿te han preguntado si sabes que tus ojos brillan como la luz del amanecer?

-No

-¿Te han preguntado si sabes que estar contigo es como estar en el paraíso?

-No- Goten la observo por unos segundos y luego respirando rápido prosiguió- ¿te han preguntado…- y la abrazó fuertemente y continuo diciéndole al oído- si te gustaría casarte conmigo?- la reina no podía creer lo que escuchaba lo abrazó fuertemente, estaba al borde de las lagrimas

-Si quisiera casarme contigo, me enamore de ti desde la primera vez que te vi

-Y yo te amo desde la segunda vez que te vi- la reina de Snowball se separó de él tomándolo de las manos y mirando la picara sonrisa que había terminado de conquistarla-¿No crees en al amor a segunda vista?

-Goten

-Me enamore de ti antes de verte, con solo escuchar tu voz, solo eso basto- y la beso tiernamente imprimiendo sus labios contra los de ella, mientras le acariciaba su cabello con sus fuertes manos.

El Encuentro en Beagle

Vegeta aun permanecía en la torre vigía, sentado ahí pensaba en Bulma, la ultima vez que la vio estaba sufriendo por su pequeña princesa que había desaparecido, como si se hubiera desvanecido en el universo, y ese pensamiento inicial lo hacia pensar en Bra, que le estaría haciendo Ryu, en que estado se encontraría ¿ estaría muerta? talvez perdía el tiempo buscando esas esferas, quizá lo mejor era buscarla por sus propios medios y dejar atrás a los estorbos, sin embargo aunque su mente dictaba esos pensamientos, en su corazón sabía que debía seguir con la búsqueda de esas esferas.

De pronto sintió el ki del rey de Kakarotto, y en efecto Gokú había arribado trayendo tras de si a 300 soldados, minutos después llegó Ten Shin Han acompañado de 150 personas más.

-Ya era hora- dijo Vegeta y levantándose apuntó con su dedo a cada una de las torres y aniquilo instantáneamente a cada uno de sus guardias, tras esa acción bajo a encontrarse con Gokú y los otros.

-Es fácil entrar a la ciudad y si como dijiste 17, los líderes no son aptos para la lucha será más sencillo aun

-Lo que te dije Vegeta sobre los lideres es cierto

-En ese caso, tu y tu ejercito ya cumplió con traernos hasta aquí, ahora esto será asunto de guerreros experimentados, solo iremos el rey de Kakarotto y yo…quiero acabar con esto de una vez y un ejercito tras nosotros estorbaría en lugar de ayudar.

-Has lo que creas pertinente- dijo 17- pero acaba con esto y mientras más pronto mejor

-Oye Vegeta- interrumpió Gokú-¿y que hay de Ten?

-¿Qué parte de que esto será asunto de guerreros experimentados no entendiste?

-Considero que Ten, es un buen guerrero, Raleight nos lo dijo- replicó Gokú ante la injusta decisión

-Pues si te quieres quedar con él, Kakarotto, acompáñalo iré solo

-No se preocupe rey Gokú- dijo Ten Shin Han- por mi no hay inconveniente, pero creo que lo mejor es que vaya usted- Gokú escucho aquellas palabras un poco apenado por la situación que comenzaba a darse, no se le hacia justo impedir que les acompañara.

-Volveremos pronto Ten y si ven que no volvemos alístense para atacar

-No seas idiota Kakarotto, ellos no pueden entrar así, podrían matarlos…además claro que vamos a regresar, vámonos ya- Gokú y Vegeta salieron disparados hacia la ciudad 1101, al llegar ahí aterrizaron entre unos arbustos buscando ocultarse, la ciudad estaba semivacía, tenebrosa solo iluminada por una luz amarilla tan espectral que la hacia lucir como una ciudad fantasma.

Gokú miraba hacia todos lados buscando permanecer oculto y encontrar señales de vida, Vegeta hacia lo mismo analizando el panorama- ser mejor que salgamos Kakarotto, dejemos que nos vean y si es necesario que nos ataquen

-¿Quieres que nos capturen para analizar al enemigo?- Vegeta no respondió salió de entre los arbustos y Gokú lo siguió. Pasaron unos minutos en el mismo lugar sin que nada ocurriera, nadie aparecía, nada los amaneraba o atacaba, como si la ciudad estuviera muerta.

Gokú comenzó a caminar por las amplias calles, observando los altos edificios negros y los faros de luz amarilla y esa misma luz que parecía viajar por toda la ciudad a una velocidad increíble. Vegeta vio a Gokú caminar, luego dirigió su mirada hacia otro lado y tampoco vio algo; no quería hacerlo pero siguió a Gokú, el se dio cuenta y caminó un poco más lento hasta que Vegeta le igualo el paso y ninguno se dirigió la palabra. Siguieron caminado por un largo rato aun sin encontrar a algo o a alguien, nadie aparecía como si lo hubieran abandonado todo.

A la expectativa, ambos guerreros continuaban avanzando hasta llegar al centro de la ciudad, y ahí había una construcción bastante rara, similar a una pirámide egipcia únicamente que en color negro, a cada lado de ella habían 4 pirámides de menor tamaño negras también, ambos reyes contemplaron la escena aun sin poder ver o sentir el ki de alguna cosa que tuviera vida

De la nada apareció un individuo de aproximadamente 2.5 m de alto, extremadamente delgado que usaba una túnica azul claro, descalzo, avanzaba a paso lento quedando exactamente delante de la pirámide menor. Ninguno de los reyes sintió peligro ante el extraño personaje, fue por el contrario pues sintieron la necesidad de acercarse a él y así lo hicieron quedando cerca de una de las pequeñas pirámides

-Sean bienvenidos- saludo el ser- vengan, tenemos algo para ustedes- y ellos le siguieron aunque tiempo después no pudieron explicar el porque.

Entraron a la gran pirámide, que, a diferencia del exterior de la ciudad, estaba totalmente iluminada como si dentro de ella fuera de día, aunque no parecía que alguien estuviera ahí. El raro ser los subió al elevador, Gokú calculó que ascendieron cerca de 57 pisos desde el piso más bajo. Por ser este elevador transparente observaban cada piso en el que pasaban, viendo entre uno y tres individuos parecidos al que tenían a su lado.

Llegaron al ultimo piso y el raro ser los hizo pasar a una habitación, bastante amplia, iluminada de tal manera como si le dieran los rayos del sol, las paredes eran en realidad espejos, en una de ellas había una amplia ventana que dejaba ver la ciudad y mas allá hasta el desierto de Beagle.

El ser se sentó en un escritorio de cristal e invito a los reyes a sentarse en sillas hechas del mismo material, Vegeta no lo hizo ni Gokú tampoco este rechazó amablemente la invitación

-¿Qué querías decirnos?

-Nos imaginamos que usted es el rey Vegeta- Su voz era tranquila y él se portaba amablemente

-¿tú como sabes?

-Nosotros sabemos rey Vegeta, lo sabemos…usted- y apuntó hacia Gokú- ha de ser el rey Gokú de Kakarotto

-En efecto

-¿entonces que es lo que quieres?- preguntó Vegeta arrogantemente

-Nosotros tenemos su esfera…la que buscan en este planeta