XXIV

Antes de darte la vida, ya te había yo escogido

Antes de que nacieras, ya te había yo apartado

Te he destinado a ser profeta de las naciones

Jeremías

11

Para el rey Vegeta, aquella sensación de piquetes ene l cuerpo y ese frió polar que recorría toda su espalda mientras aquella luz lo envolvía, comenzaba ya a hacerse monótona, a tornarse cansada y molesta, los ojos ya no dolían tanto y de nuevo ya podía ver. Tras el estaban unas montañas azules, cubiertas de nieve, luego un lago, luego un campo verde, todo verde, a sus pies la carretera y del otro lado hongos gigantes, hacia arriba cielo despejado, el sol brillante y el viento templado.

El rey se imagino donde estaba y si así era ¡que terrible! Ese planeta no le agradaba, sus habitantes le disgustaban, la raza de aquel planeta estaba llena de vicios, le molestaba su actuar, le molestaban muchas cosas de ellos, a excepción de una en una manera especial, sin la que irónicamente sentía que no podía vivir.

Sus ojos se posaban de arriba debajo de aquel paisaje, desgraciadamente para él, conocido, tal vez estaba equivocado, seguía viendo…ya estaba seguro de donde estaba, no le quedaba más que aguantarse, si era ahí donde estaba la esfera lo mejor era buscarla pronto e irse de ahí, no tenía más opciones.

Gokú observó todo el lugar, luego caminó por el medio de la carretera, observando todo, olfateando, viendo, escuchando, acaso… ¿Este lugar era Kakarotto? De ser así ¡Que gusto volver! Como ansiaba probar la deliciosa comida de Chi chi, su estomago ya gruñía exigiéndole alimento; por otro lado, recordó que Gohan le había comentado de un planeta muy similar a Kakarotto, en el clima, las áreas geo…geo algo, en mares, lagos, gente similar a los de Kakarotto, se acordó también de que le menciono el nombre de tal planeta como unas 10 veces de lo entusiasmado que estaba el príncipe, pero ahora, esas 10 veces eran vanas, Gokú no lograba recordar el nombre del planeta aquel, si es que se trataba del mismo.

No paso mucho tiempo en el que al rey de Kakarotto le embargara la duda ¿era aquel un planeta amigable o un planeta como Beagle? Siendo un experimentado guerrero, sabía muy bien que las apariencias engañan, que lo que se aparente ahora puede girar 180º de forma inesperada. Era por ello que caminaba con cautela a lo largo de la carretera, estaba atentó a pesar de aquella apariencia tranquila, a la expectativa veía si de repente se asomaba alguien con rasgos de vida inteligente que le pudieran indicar donde estaban o que por el contrario, estuviera al asecho buscando atacarlos.

Ten Shin Han, además de ser un excelente guerrero era un hombre estudiado, se imaginaba en el planeta donde estaban, arranco un poco de pasto y sintió su consistencia, sonrió para si mismo, de algo le había servido pasarse horas leyendo sendos tomos en la biblioteca de Chaotzu donde se explicaba los detalles de cada planeta que conformaba la alianza del universo magistral…si, este era el lugar

-Vegeta- le llamó Gokú- ¿sabes en donde estamos?- pero aquel no respondió nada, Gokú solo lo miraba, en este viaje de tanta importancia no quería contratiempos, ponía en duda seguir al lado de este antipático compañero, volteo de nuevo a la carretera y desde lejos, en el horizonte, vio algo tan pequeño como un punto en movimiento que se hacia más grande conforme avanzaba, llevaba gran velocidad-¿Qué será eso?- preguntó Gokú más para si mismo que para alguien es especial

-Es un automóvil- respondió Vegeta inesperadamente

-¿Qué cosa es?- preguntó Ten Shin Han acercándose a Gokú

-Dice Vegeta que es un automóvil -a Gokú se le vino a la mente el radar de las esferas del dragón, lo sacó de la bolsa de sus pantalones y lo activó- mmm…la esfera no viene en el automóvil- Ten Shin le miró extrañado por aquel comentario- es por si nos quieren volver a engañar

-Ah, ya veo- respondió el hombre de los 3 ojos

En pocos minutos aquel punto en la distancia ya tenía una forma borrosa, de color rojo, viniendo a una velocidad impresionante

-Solo viene una persona ahí- comentó Gokú a Ten quien estaba a su lado

-No hay que confiarnos- respondió el guerrero de Chaotzu

-Si, lo se- el auto seguía acercándose hasta que la imagen borrosa no lo fue más, se hizo clara. Vegeta, miraba el auto que se acercaba a la expectativa, Ten también lo hacía, aquel auto ya se había acercado demasiado comenzaba a detenerse y ya podía verse a todo detalle, un Cadillac rojo, de modelo no tan reciente, convertible de interiores color marfil. De él bajo un hombre joven de semblante serio con lentes oscuros, de traje negro, corbata del mismo color, al parecer les miraba, no podía saberse a ciencia cierta por lo negro de los lentes que no dejaban ver nada sobre los ojos o la expresión del muchacho. Un poco más alto que Gokú, cabello negro, corto, tez blanca, delgado, de manos fuertes y grandes, correspondiendo a su alto

-¿ustedes son- preguntó en tono sombrío- Gokú, Vegeta y Ten Shin Han? ¿Buscan una esfera del dragón?

-Así es- respondió Gokú- pero ¿Cómo sabes eso?

-Eso no es importante, majestad- respondió aquel hombre fríamente, comenzaba a dar cierta desconfianza a los viajeros

-¿Cómo demonios sabes quienes somos? Responde de una vez terrícola- vociferó Vegeta, ¿Quién se creía este insignificante terrícola para tratarlos de esa manera?

-Entonces…estamos en la tierra- dijo Gokú esperando una afirmación de parte del extraño

-Si- respondió el hombre mientras prendía un cigarro- esta es la tierra y aquí esta la esfera que buscan, es mejor apresurarse, porque se que…al señor Vegeta no le agrada mucho este lugar- ¿Señor?...terrícola insolente, el era un rey, no cualquier rey, si no el gran rey de Vegeta Sei, pero a esta sabandija no le importaba su titulo, si hubiera sido por él, lo hubiera destruido tal como lo hizo con el estúpido N. 17; pero algo lo frenaba, como una fuerza superior que le impedía mover un dedo contra él- es cierto…que modales los míos- y el hombre se quitó los lentes dejando ver unos ojos grisáceos, con mirada fría, pero aun así, con una chispa de vida en ellos- Mi nombre es Michael Jeremy Rayerknight; pero todos me dicen Ray y apreciaría que me llamaran así o si gustan Rayerknight…se de ustedes por medio de Picoro hace un mes estuvo aquí y me menciono que vendrían

-¿Tu tienes la esfera?- preguntó Ten Shin Han

-No, esta custodiada por alguien; pero yo puedo llevarlos hasta ahí

-¿y como sabemos que dices la verdad?- preguntó Gokú desconfiado

-Es una cuestión de fe señor, no tengo nada para probarles que mis palabras son ciertas, solo podré demostrarle con hechos que estoy diciendo la verdad…pero hay algo que necesito de uno de ustedes…un favor- aquellas palabras pusieron en alerta a los alienígenas, fue de esa manera por la que habían sido engañados en Beagle. Vegeta miraba al tal Ray con disgusto, tenía más razones para desconfiar de él, este sujeto era terrícola, la raza que siempre buscaba algo a cambio, raza maliciosa que lo primero que tenía en mente era el beneficio propio

-¿De que se trata?- preguntó Ten

-No es el momento de decírtelo…vamos suban al auto- ordenó mientras tiraba la colilla del cigarro que acababa de gastarse, ninguno obedeció desconfiaban demasiado de él- yo aquí no me perjudico, tienen su radar, búsquenla por ustedes mismos, pero les advierto que esa esfera de repente se le encierra en una caja que no deja salir la señal para su radar y les llevaría meses si no es que años dar con ella

-No nos queda más que confiar en ti- dijo Gokú seriamente, en la parte de atrás entraron Ten Shin Han y Vegeta, Gokú fue en el lugar del pasajero.

Prácticamente estaban en las manos de este hombre, no sabían que esperar, si en realidad los llevaría hacia la esfera o les estaba tendiendo una trampa, por primera vez se sentían a oscuras en este viaje que para el rey de Vegeta se prolongaba demasiado, como si se hiciera interminable.