XXVI

-¡Detén esta cosa!- Gritó Ten Shin Han, mientras que al mismo tiempo, tomaba a Rayerknight del cuello presionándolo desde atrás con su mano

-¡¿Qué le has hecho!- pregunto Gokú- el terrestre, se llevo las manos al cuello en un vano esfuerzo por quitarse las manos de Ten Shin Han

-Na…Nada…

-¿Nada?... ¡¿Nada!- pregunto de nuevo Ten Shin Han, el hombre de los 3 ojos estaba irritado, se imaginaba que este terrícola no era de fiar y ahora lo comprobaba, talvez les mentía y les estaba tendiendo una trampa- ¿Cómo se que no esta muerto?- en ese momento sus cuerpos sintieron el repentino frenazo que el terrestre le dio al coche

-Com…pruebalo…esta vivo- respondió el terrícola con la voz entrecortada

-Rey Gokú, por favor, verifique si sigue vivo

-Si- Gokú se volteo rápidamente y poso el dorso de su mano por debajo de la nariz de Vegeta, mientras que al mismo tiempo, el hombre de los tres ojos, posaba sus dedos índice y medio de su mano izquierda en la cabeza de Rayerknight

-Si resulta muerto- le dijo al terrícola- te matare de inmediato- y el rostro de aquel se torno más inexpresivo de lo que usualmente era, se había rendido de forcejear con la mano del guerrero de Chaotzu que aun le apretaba fuertemente el cuello. Gokú sintió una apenas imperceptible corriente caliente de aire que provenía de la nariz de Vegeta, sin duda seguía respirando, estaba vivo

-Esta vivo- dictaminó el rey de Kakarotto volviendo a su lugar, Ten Shin Han, le quito los dedos de la cabeza pero no su mano del cuello- ¿Qué le hiciste?

-¿Ya… me va… a soltar?

-No- respondió Gokú- hasta que nos digas que le hiciste

-No tiene…cof…no tiene nada, simplemente esta dormido

-¿Dormido?- preguntó Ten Shin Han atónito - ¿Por qué lo dormiste?

-Él detesta la tierra, además es mejor de este modo… ustedes no pueden entenderlo, no quiero que se irrite más de manera innecesaria,

-¡Explícate!- pidió impaciente Ten Shin Han- te ahorcare si no lo haces

-Hazlo si eso es lo que quieres- replicó el terrícola- me harías un gran bien…yo no estoy en posición de decirte porque lo hice-

-¿y cual es ese favor que quieres?- pregunto Ten Shin Han, aún colérico, sostenía aun con ambas manos el cuello de Rayerknight, dispuesto a apretarlo en cualquier momento y dejarlo sin aire

-Su tercer ojo- le respondió- es una puerta interdimensional, si logras abrirla, podrás llevarme al infierno, ahí tengo que cumplir un mandato que me pidió el guardián Den Fader, el favor se lo pido a usted Ten Shin Han, puesto que tengo que ir al infierno y regresar, yo no tengo el poder para abrir una puerta interdimensional, usted si lo tiene- Aquello había sorprendido a Ten, el terrícola le pedía un favor a él, no a Gokú, si no a él, durante todo el viaje se había sentido como un testigo, solo un peón en este juego donde los protagonistas eran siempre sus compañeros de viaje, ya se había resignado, si hasta aquella mujer llamada Raleight les dijo "si lo llego a comparar con cualquiera de ustedes, él se quedaría atrás por mucha diferencia", y ella la mediadora de los guardianes, como se hizo llamar, debía tener razón, no por nada tenía su puesto

-¿Por qué yo?

-No lo se- respondió el terrícola al tiempo que Ten lo liberaba de sus manos- el porque se nace con los dones que tenemos es algo que solo en Edencia se sabe… ¿Puedo arrancar otra vez?

Crónicas en un sueño

Llegaba yo de un planeta llamado Antares, acaba de someter a sus ultimas fuerzas de resistencia, al final fue todo nuestro. Tendría unos 32 años, para esas épocas aun era príncipe, mi padre aun vivía, para su fortuna se había convertido en el rey mas longevo de la historia de Vegeta, con sus 67 años a cuestas, y aquello era para mal mío, solo retrasaba mi reinado. Estaba cansado por la batalla de Antares, debo reconocer que fueron de los enemigos que mas me han dado batalla, peleaban por su independencia, por sobrevivir, por acabar con nosotros, todo ello en balde, como siempre fuimos nosotros quienes llevábamos la delantera, tanto en fuerza, en estrategia como en tecnología, fuimos nosotros quienes los sometimos a nuestro mandato. Estaba cansado por que mi ultima batalla fue con su rey, un hombre que era mas alto que yo, en apariencia aun más fuerte que yo…ja…la sabandija se atrevió a escupirme en el rostro, pero yo le haría pagar caro su osadía, lo derrote, al final estaba aquel estúpido rey, tirado en el suelo rojo de Antares, con mi pie hice polvo los huesos de sus manos, deje solo una inservible masa de piel y músculos cubriendo sus huesos hechos pedazos ; grito de dolor, podría decirse que casi moría pero para mi no era suficiente, con mi puño atravesé su pecho y con mi mano tome su corazón, no gritó, no hizo seña alguna de dolor, sabía que estaba vivo por los latidos de su asqueroso corazón, lo apreté fuertemente, si, de una manera brutal, al punto exacto en el que por experiencia con otros sabia que estaba muriendo de la manera más angustiante, deseando morir; sus ojos se desorbitaban, su respiración se aceleraba, y al final hice estallar su corazón entre mis manos…fue divertido.

Mi padre, aun viéndome cansado, me mando a alistarme para que fuera a la tierra, a pesar de que me negué y que me pelee con él a gritos, esgrime que mi presencia era mucho para celebrar la entrada a la alianza de un planeta tan atrasado y vulgar como la tierra, me amenazo con algo para que fuera, pero no recuerdo que, de otro modo, jamás hubiera ido.

Fui a su estúpida celebración, viendo como la reina de la tierra llegaba a acuerdos para cada uno de los tratados con los planetas de la alianza, eso era demasiado aburrido para mí, no pude aguantarlo por mucho tiempo, estaba en total desacuerdo con la entrada de semejante planeta a la alianza, una alianza de elite. No soporte más las platicas aburridas, las presentaciones y la política, tuve que retirarme.

No se como, pero llegue a una playa, ahí verifique que eran ciertos aquellos rumores de la tierra, los paisajes eran verdaderamente bellos, el clima era agradable. Por primera vez no me importo manchar el traje real con algo que no fuera sangre. Me quite los guantes y me senté, había calor, contemple el mar, es mucho mas hermoso que los mares de Vegeta, este mar es verde cristalino, el de mi planeta azul turbio. Las olas y la brisa marina comenzaban a adormecerme, las palmeras se movían según lo dictaba la caprichosa brisa.

Algo me hizo voltear a la derecha, aun no se que fue…la vi, su cabello lacio, suelto, verde bajo, su rostro hermoso, sus senos firmes, sus piernas, era una mujer en toda la extensión de la palabra. Venia abrazada de un hombre, al que no le preste atención porque ella se la robaba toda. La playa y las olas pasaron a un segundo plano, lo que mas me interesaba era ella y solo ella. Espere que llegara hasta donde yo estaba, me levanta y mientras la esperaba seguía contemplándola, sin duda un perfecto ejemplar femenino, la quería, tenía que pertenecerme, me había gustado demasiado. Después me di cuenta que ella me miraba con esos ojos vivaces, azules profundos, esa mirada lasciva, que nunca he olvidado desde ese entonces. Al fin la tuve enfrente, ella se detuvo a pesar de que su pareja aun quería seguir caminando.

-Tu serás mía- le dije sin pensar y ella sonrió, sus ojos destellaban cierta pasión, un deseo de poseernos ahí mismo si era preciso, pero sabíamos contenernos.

-¿Qué dijiste?- Su voz me había encantando, logro hacer crecer mis ansias de ella

-Dije que serias mía, tu serás mi mujer- pasaban cosas en mi de las que yo no estaba acostumbrado ¿desde cuando mi lengua se adelantaba a mi cerebro para hablar? ¿En que momento me empecé a dejar llevar por el vil instinto?... era una tensión muy grande la que comenzaba a sentir

-¡IMBECIL! ¡DEJALA YA!- La había besado, a pesar de las protestas de esa sabandija que traía a su lado, de nuevo dejándome llevar más por el instinto que por mi razón, la había besado y sus labios no me habían rechazado, por el contrario, me correspondieron, sentía su lengua juguetear con la mía, mi corazón latía muy rápido y la respiración de ella también estaba acelerada

-Vamos ya, Bulma- Aquellos siguieron su camino, la vi irse con la boca entreabierta, aun me miraba, aun respiraba aceleradamente y yo aun sentía ese impulso de hacerla mía en ese momento, sentí su débil ki mientras caminaba, estaba dispuesto a buscarla y cumplirle mis palabras.

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-Este es mi departamento…pasen- dijo el terrícola abriendo la puerta gris, y los extraterrestres entraron, la mirada de Ten recorrió todo el lugar de arriba a abajo, era deprimente, pintura blanca en las paredes, un sofá de cuero en la sala, televisión frente al sofá, una mesa redonda con solo dos sillas a su alrededor- ahora regreso- y el terrícola entró a un pasillo y desapareció de la vista de sus invitados

-No confió en él- comentó en voz baja Ten al rey de Kakarotto

-Yo tampoco…no se que tiene que no me da confianza, preferiría haber buscado la esfera del dragón con el radar, pero si como dice podría desaparecer en cualquier momento del radar, seria mejor confiar en él, nos llevaría mucho tiempo buscar de terrícola en terrícola

-Sobre todo que son más de mil millones- Rayerknight regresó, y aquellos callaron repentinamente, el terrícola ya los había escuchado hablar, aunque sin entender sus palabras, seguro que hablaban y seguro que de él, tal vez lo criticaban, tal vez planeaban la manera de matarle, los posibles temas de la platica que no logro comprender era muchas- ¿y bien?- preguntó Ten- ¿Cómo haré para abrir la puerta que mencionaste?- Ten, también tenía sus reservas, era esta talvez una trampa que el terrícola, quien quizás, era aliado de los guardianes rebeldes, le preparaba para quitarle la esfera que habían conseguido

-¿Has entrado en estado de meditación?

-Si, varias veces- respondió Ten seriamente

-Meditación extrema, en la que te desconectas totalmente de la realidad y alcanzas otra- el guerrero de Chaotzu no pronunció palabra alguna, jamás había logrado algo de tal naturaleza, siempre estaba cerca de alcanzarlo, pero nunca lo lograba del todo- eso es lo primero, lo básico- y eso era algo que Ten no se sentía capaz de hacer, eran intentos que solo fracasaban, que ya no lo motivaban a seguir intentando y que por lo tanto hacia mas de un año que no practicaba un intento de meditación al nivel tan exigente que sugería el terrícola.

-Tal vez…no…no sea capaz de lograrlo

-Nada pierdes con intentarlo- contestó Rayerknight mientras que, por séptima vez desde que lo conocían, prendía un cigarro

-No es sencillo, lo he intentado varias veces y no lo he logrado

-Pues esfuerzote esta vez, tengo que darle ese rosario a Broly…a Den Fader- eran el tono de esas palabras similares a una orden y aquello desagrado a Ten Shin Han, le reafirmaba su desconfianza aun más- Escucha, Ten Shin Han, iré a buscar la esfera junto con el rey Gokú y te dejare aquí para que practiques, tardare un tiempo, si quieres comer algo, hay comida en el refrigerador… ¿Conoces lo que es?

-Si- respondió Ten con disgusto

-el baño esta al final del pasillo…ya me retiro entonces, regresare en unas 5 o 6 horas máximo, rey Gokú, tu vienes conmigo- su orden final se vio opacada por un estrepitoso gruñido proveniente de las entrañas de Gokú

-No he comido desde que estaba en Beagle- se justifico mientras reía, posando una mano detrás de su cabeza como le era tan característico.

Llevaban ya cerca de dos horas de viaje, desde que dejaron a Ten solo en el departamento del terrícola, y desde que este le había dado de comer a Gokú, un platillo extraño a su paladar pero el hambre era atroz y no estaba en la situación de ponerse exigente, a pesar de todo, la "pizza", si es que ese era el nombre no estaba del todo mal.

Gokú miro a Vegeta, seguía profundamente dormido en el asiento de atrás, y luego miro a Rayerknight, recordó algo que en un principio le había levantado sospechas, pero que el hambre, que había ocupado toda su mente, le había hecho olvidar, y era el desprecio con el cual el terrícola miraba a Vegeta mientras discutía con él ¿Qué le sabia al rey de Vegeta?

-Dime Rayerknight…no confías en Vegeta ¿Verdad?

-¿Por qué piensas eso?

-No soy tonto, vi como le hablabas cuando discutían hace rato, te dirigías a él con enfado, parece como si supieras algo que nosotros ignoramos ¿Qué es? ¿Por qué lo sabes? ¿Quién eres?

-Ya sabes quien soy…no tiene caso que te lo repita de nuevo

-Yo se que eres alguien que tiene que ver con los guardianes…dime ¿Qué es lo que sabes que nosotros no?- el rey de Kakarotto, no era tan tonto como el terrícola había pensado, sus ojos negros interrogadores no dejaban de verlo ansiosos por respuestas