Lala Lulu: Hola! Uy, uy, uuuyyy. En éste cap, la trama se pone gruesa. Otro Reto para Vegeta, intentar no matar a nadie en la sala, Jajaja. Un poquitín de fluff NappAmi *heart_eyes_madafucker… Al igual que las parejas de los hermanitos Saiyajin, intercambian algo de información ¬¬ de alto calibre. La Reina cree haber visto la luz al final del túnel, pero Tarble, su carta ganadora, está en otra jugada.

¡Advertencia! Si ya has leído mi historia anterior sabrás que yo no escribo Lemon, sino Smut, mucho Smut. Smut es sabrosura primero, explicaciones después. Así que esto es para adultos ¡Porque soy una maldita pervertida!

No me pertenecen los personajes, son Creaciones de Akira Toriyama y Naoko Takeuchi. Hecho por un fan, para algún otro fan que ande dando vueltas por la Vía Láctea…

Capítulo 19

El Comandante iba a buscar un poco de té y un sándwich, quería estar relajado para dormir un par de horas antes de la Audiencia. —Señoritas, Señores… —Nappa saluda en la cocina.

—Comandante, estamos muy temprano para la comida. —Lita se voltea y busca un par de sartenes. —Pero un par de huevos revueltos o una tortilla.

—No, no. —Nappa levanta las manos. —Pan, carne, una tetera… —Bosteza grande. Prepara todo, deja con la boca abierta a los ayudantes de Lita, se arma una torre de carne de pavo, con aderezo y otro pan como cúpula. Y un termo lleno de té.

—Ah, Comandante ¿Necesita ayuda? —Ami se acercaba, casi se lo choca por el pasillo.

—Ami, buenos días. No te preocupes, seguro tú también debes estudiar, trabajar…

—"Ay demonios, tiene razón. Estoy hasta el cuello." —Ami se lamenta internamente, mira la hora. —"Podría tomarme una siesta, una hora… O dos." —Reflexiona y sin darse cuenta, Nappa ya se había ido.

Serena estaba con Milk, practicando algunos movimientos para derribar. — ¡Uh! —Serena rebota de espalda contra el suelo. —Bueno, mi trasero gordo sirve de amortiguador.

—Jajaja, basta Serena. Debes hacerlo lento, después ir subiendo la velocidad. —Milk le explica.

— ¿Tu papá te enseñó todo esto? —Serena le pregunta mientras se pone la botella de agua fría en sus posaderas.

—Sí, un poco, él era Judoka. Luego, pues me encontré con varios profesores. —Milk se encoge de hombros. —Estuve sola, tenía que saber defenderme.

—Yo también puedo enseñarte algo… —Rei aparece, con cara de nada. Se quita la Yukata y tiene un conjunto de ejercicio. — ¿Ya trotaron?

—Jojojo… Sí, pero no saltamos como tú. —Serena se burla un poco.

—Ay, atrevida. —Rei se cabrea, pero se gira ondeando su cabellera. —Pero sí. —Les tira un beso.

—¡Aaaaah! ¡Maldita! ¡Con razón no estabas en tu cuarto! —Mina se aparece, casi invocada por el chisme y su capacidad de rastrear la perversión.

Darien se aparece por la puerta, ante la vista de las chicas con ropa apretada de ejercicios, de inmediato se pone de espaldas. — ¡Mina! ¡No vuelvas a gritar como loca!

—Oye… Darien, tú también sabes luchar. —Rei le comenta, se acerca un poco a él.

—Me-Mejor no. —Darien responde frunciendo el ceño.

— ¡Hmp! Pero si eres casi nuestro hermano. —Mina lo toma del brazo, puede verlo ruborizado. —Pero si te gusto, déjame decirte que has llegado tarde.

—Grrr… Mina. —La mira de reojo, levanta un poco la vista y las ve entusiasmadas, rogándole. —Bien, voy a ver, pero La Señorita Ox te estaba enseñando bien. Su Ki es muy estable.

—Jaja, Gracias. —Milk le sonríe por el halago. —El Comandante está ocupado, puedes enseñarnos tú también, mientras vigilan.

— ¡Ja! Sólo si me pagan un aumento. —Se sienta en uno de los bancos largos de la Sala de entrenamientos, tampoco va a negar que, en el fondo quiere saber el chisme entre Mina y el Legendario.

— Volviendo al tema…—Mina se abalanza a Rei— ¡Cuéntame, cuéntamelo todo! —Con su mano sana la sacude.

Rei jadea hacia adentro bien fuerte. — ¡¿CONTARTE YO?! ¡Mina, mira tú cuello! —La revisa, se pone roja de vergüenza ajena.

Mina traga duro, no alcanzó a cubrirse, pero necesitaba un rapidito antes de salir de la Cueva del Placer, bien llamada la cama de Broly. —Pues bueno… Son cosas… Me olvidé el maquillaje. —Ondea su mano. —Bueno… —Aclara la garganta. —Sé que sonará raro viniendo de mí, pero quería ponerme al día con el trabajo. No puedo practicar lucha, pero sí hacer abdominales con ustedes o nadar. —Mira a los lados. — ¿Dónde está Ami?

—Seguro tiene mucho que hacer, Gure sigue con gripe. —Serena le comenta, sabe que su amiga tiene cosas importantes. —Pero seguro en un día o dos se recupera.

— ¡Serena! —Ami entra rápido, todos la rodean, los nervios se les crisparon por su tono.

—¡Ami! ¡¿Qué sucedió?! —Serena la sostiene de los hombros.

Ami se endereza y pone tono normal. —Podemos hablar a solas… —Le susurra. Se la lleva a los baños y le explica el par de horas que quiere pedirse. —…Yo, por favor, nunca me he tomado un día libre, sabes que soy responsable, estudiosa, son sólo unas horas. Si se retrasan en los estudios, les doy clases extra, prometo aprobar las últimas prácticas. —Ami se detiene de sus ruegos, cuando Serena la toma de los hombros.

—Ami, confío en ti. No te pongas así, sobre exigirse también es contraproducente. — Serena no sabe si se lo dice a Ami o reflexiona sobre la charla con Vegeta. —Tienes mi permiso, por cualquier problema, no dudes. Yo sigo siendo la misma. —Sonríe y larga un par de risas más cuando Ami la abraza.

—Gracias, te juro que—

—No Ami, yo te lo debo. —Serena aprieta el abrazo. —Es más, para que te vayas más tranquila, prometo no atrasarnos en la rutina. —Golpea su pecho. Salen afuera, Ami se va discreta, todavía no entiende porque quiso pedirle algo tan tonto en secreto.

—Oye… Rei… —Milk se acerca a hablarle al oído. —Tú… ¿Tú tuviste…? —Pausa donde una morena se comunica por telepatía a la otra.

—Eh ¡Ay no! —Rei le habla bajando el tono. —E-Es más, yo nunca vi un hombre desnudo. No pude…—Rei se cubre con ambas manos. —Casi me muero del espanto. —Susurra en secreto.

—Anoche con Kakarotto…Hicimos cosas… —Milk le susurra, pone un dedo en la boca al verla sorprenderse. —Sshhh… Me da pena hacerlo oficial. — la aparta unos momentos, viendo que Darien le pregunta a Mina por su mano. —Ésas cosas que decías con Mina y Lita que se pueden hacer. —Las dos miran moros en la costa. — ¿Por qué te dio miedo? ¿Te forzó a algo? —Piensa en que si le hizo algo, va a delatarlo con Kakarotto.

— ¿Qué Por qué? —Rei pregunta retóricamente. — Milk, es enorme, casi parece de un brazo mío. —Frunce el ceño a Milk, Rei no entiende porqué ella no se asusta.

Milk, se pone tímida, porque lo recuerda cuando lo tuvo de frente, lo tocó y lo besó. Cada reacción de su pene era adorable. — Kakarotto también, pero parecía un muñequito, Jaja no podía dejar de mimarlo. —Se deja llevar recordando, juega con los mechones de su cabello.

Serena da unos aplausos fuertes. — ¡Bueno, bueno! Nos pondremos al día con el chisme en el té, ahora a entrenar. — Escucha que Mina se queja y Rei hace un puchero. Pero tiene una promesa que cumplir y no solo a Ami. Trata de no hacerse un nudo de nervios, pensando en la Audiencia que tendrá Vegeta ésta tarde.

Golpea y golpea la puerta, mira por el pasillo, frunce el ceño a ver si detecta algo de Ki y nada. —"Nappa ¿Ya te dormiste?" —Ami toma valor, al mismo tiempo que toma la manija de la puerta. Parpadea grande, sin dar un paso más ahí está ése robusto Saiyajin, dormido en los almohadones del suelo. Quita sus zapatos y los deja a un lado en el marco de la puerta.

—Hace tiempo aprendí a dormir con un ojo abierto. —Nappa comenta, la hace dar un salto del susto. —Lo siento. —Nappa se preocupa.

—No, yo lo siento, seguro estás muy cansado. —Ami empieza a reflexionar que pudo haber sido mala idea. —Quería dormir una siesta también.

Nappa queda con las cejas en alto, rasca su nuca. —Puesss, no sé si ronco muy fuerte.

—Si duermes con un ojo abierto, creo que lo sabrías. —Ami lo regaña por descubrir su pequeña mentira.

—Jajaja… —Nappa se acerca mira hacia abajo, para poder enfocarla a los ojos. —Vamos… —La toma de la mano, mejor dicho desde la muñeca, el agarre del Saiyajin es grande.

Se acomodan para dormir, Ami queda sobre su pecho, pero el Comandante es muy grande y siente que al dejar la cabeza sobre él, queda semi-sentada. Se ruboriza y se acomoda completamente encima de Nappa. Levanta la cabeza para verlo, se esconde de la pena al observar que los dos están ruborizados. Algo extraño de nuevo, Nappa se siente hundir, profundo. Ésta visión del agua, del océano tragándolo, sueña con bucear y estar viendo los rayos del sol y Ami nadando de un lado al otro con un traje azul… —Mujer…

Ami lo escucha musitar, y dejar su mano en su espalda, se siente tan reconfortante. Siente como si estuviera llena de energía y ánimos, pero se contiene para acompañarlo a dormir.

Estaba contando los minutos de la hora, Vegeta está frente al espejo largo del closet, acomoda sus botas. Esto no solo es una audiencia más, se ha convertido en algo importante, porque está seguro que preguntarán por Serena. El chisme se ha dispersado, no se ha animado a informarse qué piensan los Coroneles sobre haber tomado Mujer. Pero lo prefiere así, ir a recibir el balazo de frente. Porque no va a negar nada de lo que sucede con ella.

— ¡Ja! ¡Te atrapé! —Grita Serena casi azotando la puerta del closet, llegaba con su ropa sencilla de entrenamiento. Creyó que ya se había ido, pero al ver su espada junto a la cama se alegró de alcanzar a desearle buena suerte.

—Jaja, débil terrícola, no me obligues a destruir tu mugroso planeta. —Vegeta levanta un dedo y lo hace brillar con algo de Ki. Pero desarma su tono de chiste y frunce el ceño. — ¡¿Por qué estás así?! — La ve toda cubierta en sudor, su ropa de ejercicio apretada, el escote de su top, más bien parece que estuvo caminado por ahí en brasier.

Serena se extraña, se mira. —Y porque estuve entrenando… Duh…—Le saca la lengua.

Se acerca arrinconándola contra la pared, muy intimidante le habla. —No vuelvas a pasearte semi-desnuda por ahí con el frío que hace, te das una ducha y sales ya cambiaba.

Serena se cruza de brazos, sí le dio un susto cuando caminó casi atropellándola. — ¿Qué tengo que decirte a ti? —Lo mira de arriba, abajo. —Mira cómo vas, con tu uniforme apretado a una "Audiencia", donde bien puedes encontrarte a algunas de ésa mujeres, que técnicamente te esperan con las piernas abiertas. Creo que voy a tener que empezar a acompañarte, que vean que no estoy pintada. —Da un pisotón, muy segura.

Vegeta pone ambas manos sobre la pared, encerrándola. De pronto ése aspecto de ella, tan liviano de ropa, le empieza a despertar la polla. — ¿No tienes frío? —Ella niega, pero de pronto estornuda. —Grrr… Ponte una sudadera o una chaqueta, sé que estas traspirando, pero el frío sigue ahí afuera, te va a hacer mal. Yo soporto temperaturas extremas per—Se frena al verla hacer un puchero.

—Lo siento, quería encontrarte antes de que te fueras, estoy muy nerviosa. —Serena se apoya un poco sobre Vegeta. —Desde que el General vino, trato de no pensar, pero es peor.

La toma del mentón, bien firme, le clava su mirada negra. — ¿Puedo besarte?

—Siempre… —Le da un beso relajándose, pero es más de lo que esperaba, sus rodillas tiemblan. Cree que es por tanto correr, pero los hormigueos en su vientre hacen que su centro empiece a humedecerse. —Uups, no, estoy sudada. —Lo siente inhalar duro buscando su olor. —Oye, me parece grosero.

—Aaahh, como esperaba. Gloria. —La ve ponerle los ojos en blanco. —Si me dices que tu estarás aquí, no importa lo mal que me vaya en el día.

Escuchan al General golpear la puerta y llamar a Vegeta. Serena toma una chaqueta grande de Vegeta y se abriga. Revisa que el traje negro de Vegeta esté en orden, junto a su pechera negra. —Sé que no llevarás tu Katana, pero… Temo que pierdas el control como aquella vez, te lo ruego Vegeta, no dejes que te provoquen ¡Oh! —Serena se exalta, es atrapada de la cintura y elevada para un beso. Los movimientos de sus labios son suaves y profundos, su corazón se acelera. —Bueno, bueno, debes irte. —Serena le da palmaditas, no puede despegar la boca de él.

—Volveré, en una sola pieza, ya verás. —Vegeta la deja mucho más tranquila, y en parte él también absorbió un poco de ella para relajarse. Su corazón late firme y es por ella. Al salir le parece raro no ver al Comandante. — ¿Nappa?

Bardock levanta las cejas. —Creí que estaba contigo… —También le parece extraño.

—Pues, besa muy bien el maldito. —Vegeta dice en chiste.

—Alteza, General. —Darien saluda, cae también Broly y Switch.

—Nappa sigue en su habitación. Debe estar por salir, no percibo que esté durmiendo—Broly asegura concentrándose, siente algo raro también, pero el tiempo apremia. Van a buscarlo.

—Mucha suerte Comandante. —Ami muy risueña, da un salto hacia él, pero queda corta. Quiere darle un beso. —Ah, gracias… —Nappa la toma con una mano desde la espalda.

—Gracias a ti. —Nappa la acerca, cómo puede ser, ella es tan gentil. Pero al pegar sus labios, también descubre lo apasionada que es, porque es Ami la que abre la boca ansiosa. Lo toma del rostro, exigiendo más de él. Y por todos los cielos, Nappa le mete la lengua y técnicamente la ahoga por completo. Traga duro y se separa. —Perdón, yo… —La punta de su miembro empieza a doler.

Tanta saliva, a Ami eso le encantó. Le encanta hacerlo arrebatarse por ella. —E-Está bien, me gustó. —Completamente roja, se tapa la cara con ambas manos.

—Bien, estamos listos… —Nappa la deja refrescarse, sonríe muy contento y abre la puerta.

— ¡¿Ami?! —La voz de Darien los hace girar bruscamente.

Están blancos como un papel. Broly, Switch y Darien están con las cejas en alto. Bardock y Vegeta cruzados de brazos, esto explica algunas de sus ausencias. —Ah, yo…Eh, yo quie… O sea la Señorita. —

—Basta, se nos hace tarde. —Vegeta se gira sobre sus pies y da la orden. —Pero a la vuelta… —Mira de lado a Nappa.

—Hm. Qué rápido me cambiaste. —Bardock musita algo ofendido.

Hasta Darien pega un salto por ése chiste, pero Vegeta recupera las riendas. —Basta, luego veremos. Es hora. —Están en el patio central, toman vuelo para pasar por la revisión protocolar.

Ahora Darien presta atención, el desprecio que sienten los de alrededor se ha cambiado a curiosidad. No obstante lo hacen sentir poca cosa, porque dentro del área Del Príncipe, él y sus otros compañeros terrícolas es uno más, aquí parece que le recuerdan que no vale ni la molestia de saludarlo. Saca el pecho, no va a sentirse menos, saluda con respeto ante los Coroneles y demás autoridades. Parecen estar todos, hasta capitanes de unidad.

Gero entra por detrás de Paragus, le da un vistazo al Terrícola. Frunce la vista, se mira con Paragus y comparten una sonrisa disimulados. Este es su fin.

—Élite…—Vegeta le habla a Darien, dándole una seña de que espere en el marco de la puerta.

No sólo los Coroneles lo escucharon decirle Élite, también los Reyes que estaban por entrar a la sala de Audiencias. Tarble entra detrás y saluda a todos como corresponde, se limita a ver qué jugada hará su hermano. Era algo que nunca se esperaron, incluso les sorprende que se quede como una especie de Guardia personal. Ahora comprenden que deben dejar las cosas en claro con el Príncipe, deben marcarle bien los límites y no desafiar la Tradición Saiyajin.

Sentados en la mesa larga, Vegeta nunca imaginó que vinieran todos. La Galaxia Norte, completamente a su control, tiene cuatro cuadrantes y dos coroneles por cada uno. Siempre se espera uno por cuadrante para votar, pero hoy están los ocho. Los Comandantes de cada unidad Élite, y los instructores que estaban de paso por el Planeta, para recibir algún cambio u orden oficial. Casi veinte Saiyajines, esto hubiera sido menos apretado en el salón del Trono… Lo que le da un par de posibilidades, o estaban ansiosos por no perder el voto, o por simple morbo y chisme.

El Rey aclara la garganta ante el silencio expectante. La reina ya se siente una ganadora, tanto que apoya su codo en su silla, y deja su mentón descansar en su mano.

—Majestades, Príncipe Tarble y autoridades del ejército. —Vegeta habla con temor de levantar la voz y todo se le venga en contra, su idea no es confrontar; sino cambiar la corriente a su favor. —He solicitado ésta Audiencia para Derogar la Ley sobre "La Prohibición de la Tecnología en el Planeta Tierra". —Silencio… —También creo, que sería un paso para hacerlo en otros planetas que quedaron en mismas condiciones.

— ¿Una Audiencia por una Ley ya puesta? —un Coronel salta incrédulo, está ofendido que ninguna de sus hijas parece interesarle. — ¡Una esposa es lo que debería presentarnos! —Lo presiona, todos los Coroneles están de acuerdo.

Truena los dientes, reprime un siseo iracundo. Su ceño se frunce hasta casi la punta de su nariz. —Mi vida personal—Cierra los ojos reprimiendo la ira.

— ¡Su vida no es personal! ¡Es del Imperio! —Paragus le ruge, se levanta. —Debe tomar cartas en el asunto Príncipe Vegeta, hay rumores de que usted tiene una Favorita, una Terrícola.

Vegeta lleva los puños a la espalda saca el pecho. Fueron directo a la yugular, un ataque esperado. —No es un rumor, ya he tomado mujer. Ella es mi Pareja.

Como una ola de consternación, algo azota la sala, en cuanto confirman de la boca del propio implicado, que no sólo los rumores son ciertos; sino que la verdad completa, es aún peor. Los Coroneles se sienten estafados, se voltean a reclamarles a los Reyes. — ¿Ustedes ya sabían de esto?

Tarble está sin poder parpadear ¿Su hermano arriesgándose así por un capricho con una Hembra Terrícola? La comisura de su boca parece tener un tick, en el fondo no se siente bien por juzgarlo por la Pareja que ha elegido y no entiende el porqué.

La Reina hace un suspiro, que intenta ser triste. —Pues ése día cuando quise elegirle a una pareja, él se negó. No quisimos armar revuelo, todo por la paz entre nosotros. —Se explica con inmutable tranquilidad.

—Mi Reina, ha intentado por todos los medios, negociar con nuestro Heredero. —El Rey Vegeta toma la palabra. — Hasta puede aprovechar y armar ahora mismo un Harén, aprender de lo que me ha pasado a mí; que tuve que desarmar mi Harén y separarme de mis concubinas, porque debido a mi enfermedad ya no pude concebir. —De eso sí que se lamenta el Rey Vegeta, de haber sabido que la Maldición se extendería hasta ése plano, ahora no tendría éste dilema entre sus Príncipes. —Y lamentablemente, no podemos hacerle entender, la importancia de su Linaje.

— ¿Mi Linaje? —Vegeta levanta una ceja. — ¿Podríamos hacer una línea histórica y me indican a partir de dónde ustedes lo toman como Linaje? ¿Desde nuestros orígenes en el Planeta Sádala o desde que empezamos a arrasar, saqueando como piratas la Galaxia?

—No sea cínico Príncipe. —Paragus continúa. —Desde que los Reyes Vegeta fundaron el Primer Planeta Vegeta-sai, desde que sólo los más fuertes sobrevivieron a la destrucción de Planeta Sádala. Somos los descendientes de los más fuertes.

Vegeta queda con el rostro de piedra, su mente sólo recuerda lo que le dijo a Serena sobre la Guerra Civil entre Saiyajines buenos y malos. —Si es por medir fuerzas ¿Por qué no está sentado con nosotros El Legendario para votar? ¿O el Élite Kakarotto?

La Reina ve cómo se quedan sin palabras para discutirle, se pone firme. —Todo esto por una sirvienta ¡Que conociste hace unos meses! —Gruñe fuerte, fingiendo un poco de indignación, porque en parte se siente indignada de soportar los desplantes con ése sucio… Príncipe. —Su nombre es Serena Tsukino, una huérfana…

Tarble escucha a su madre, todo esto se le hace más y más confuso ¿Por qué su hermano no la tomó para su harén y ya? Candidatas de esposas Saiyajin tenía muchas.

Recuerda a Serena las primeras veces que la vio, ahora no entiende porqué su mente no lo ve igual. En los flashback él la ayuda, no la deja caer con el agua, no le grita, le habla con ganas de conocerla. Es así como le hubiera gustado ser. —"Serena…" —Su mente hasta transforma en todavía más hermosos, los momentos que han compartido hasta ahora. Muerde casi imperceptible su labio inferior, sus besos parecen estar vivos en él. Levanta la vista, toma aire. —"No dejes que te provoquen…"

Lo ven hacer una pausa, procesando en ésos segundos. Nadie sabe con qué puede llegar a saltar el Príncipe ahora ¡No puede ganar! ¡Ya ha perdido! Sólo le queda aceptar la derrota, nunca aceptaran la derogación ni a su Mujer.

Bardock queda a la espera, junto a Nappa se miran, pero no sienten nada irregular.

—Sí, es una sirvienta… —El Heredero habla tranquilo. —Es una huérfana… Pero ella, tiene más lealtad y sinceridad en uno de sus dedos. —Les levanta el meñique, eleva la voz. — ¡Que lo que ustedes tienen con sus puestos políticos, su poder o su fuerza!

— ¡Príncipe Vegeta! —El Rey se levanta.

— ¡No he terminado de hablar Majestad! —El Príncipe reclama. — En éstos pocos meses, siento que ha hecho más por mí, ¡que ustedes que me conocen desde antes de nacer! —Termina con un grito estridente. — ¡En ningún momento ella se ha volteado y me ha querido atacar o apuñalar a traición! —Señala hacia adelante, como a toda la Audiencia, pero mira fijamente a sus padres. — ¡Tiene algo que nuestro Linaje lo dice como un mantra sin sentido…HONOR! —Las paredes y los vidrios parecen vibrar con su rugido.

Todos quedan sorprendidos una vez más, por su exabrupto, pero también el completo control. Ahora Nappa y Bardock se sonríen disimulados, es la primera vez que ven a Vegeta pudiendo enfrentar éstas cosas y no desatarse violentamente.

Tarble mira a los lados, ve a los guardias de la sala con los Scouter sin siquiera emitir un pitido. Mira a sus Padres incrédulos y expectantes, Paragus y Gero parecen estar a punto de apuñalar a su hermano con la mirada. En ésos momentos recuerda…—"…Espero verte ahí, representando todo lo que tú dices." —Las palabras de Vegeta, ¿Acaso Tarble está del lado equivocado? Siempre creyó que la tradición mantenía el Linaje y las costumbres pero ¿A qué costo si les ha costado el Honor y la Lealtad? — "¿Somos iguales al ejército de King Cold?" —Se pregunta el joven Príncipe, recordando como muchos Planetas los odian tanto como a Cold.

—Esto nos deja sólo un camino… La destitución. —Paragus concluye. —Debimos hacerlo desde mucho antes. Sabía que esto empeoraría si aceptábamos su deshonrosa forma sin cola, hace mucho tiempo que no se distingue como Saiyajin.

Hace una pequeña mueca, de nuevo ése asunto de su cola, están persistentes en enojarlo. Entonces más lo estará él, en mantener su temple. —Ministro… —Vegeta habla muy calmadamente. —No pueden destituirme sin darme la votación de ésta junta. —Mira a los lados. —Y por lo visto no pueden negarse, porque no faltó nadie para votar.

Rechista para sus adentros, Paragus no había pensado en eso, todos aceptaron ver su propuesta. Se acomoda y deja que repartan el archivo a las tabletas de cada uno.

—… Como pueden ver, no sólo están los términos legales, sino un plan de reacomodación respecto a modernizar la tecnología del Planeta. —Vegeta lee y les muestra los gráficos. — Podemos usar la Tierra como piloto de pruebas para los otros, ya que es el de menor población con la Prohibición vigente.

El Dr. Gero abre la mirada, la tecnología y las mejoras de Tech-Tech al alcance de sus manos. Ha invertido tanto en sus investigaciones Secretas, que no ha podido avanzar en lo que le robó a los Briefs. Los dedos le tiemblan de ambición. — ¿Esto es un Tratado con el Planeta Tech-Tech?

Switch aclara su garganta, levanta la mano. —No, disculpen es un contrato con mi empresa y la de mi hija.

— ¿Su hija está trabajando ahora? —Gero afila la mirada.

Tarble apunta por el rabillo del ojo al viejo de Gero. —"Que ni se le ocurra acercársele ni a diez metros…" —Presiona su tableta y le forma una grieta. No soporta pensar que nadie se le acerque, de pronto se da cuenta la ausencia de la hembra ¿Gure seguirá enferma? Se preocupa.

—Mi hija sigue resfriada, Jaja, estuvo mucho en las heladas. —Switch responde, por suerte hoy la vio mejor, sin fiebre pero prefiero que tome un día más de reposo.

Siente culpa, el Príncipe Tarble se siente responsable por su estado de salud. —"No creo que Vegeta se enoje, si le pregunto o… ¡No! ¡¿Qué me sucede?!" —No puede creer que algo así haya pasado por su mente. Pero una incertidumbre desconocida lo empieza a quemar.

—… Pero es un Contrato Unilateral. —Uno de los Coroneles parpadea, dándose cuenta a medida que bajan por las condiciones y responsabilidades para comerciar.

—Sí, es conmigo. —El Príncipe Heredero aclara. —Un trato de negocios personal. No creo que el Planeta Tech-Tech, quiera aceptar nuestros contratos de "Alianzas de Guerra y Coaliciones", es la única manera que encontré. Pero no les voy a ocultar, de salir todo bien con esto, puedo negociar con ellos un Contrato Unilateral entre Planetas. —Toma su tableta, y les muestra. —Más abajo, tienen una especie de "Prototipo Unilateral".

Paragus niega con la cabeza. —No, éso significaría que no formarían parte del Imperio. No habría compromiso de Unirse a una Guerra.

—Cierto, pero sí un contrato Comercial y de paz. —Vegeta puede ver que van a interrumpirlo, pero se adelanta. —Es Unilateral, porque no todos los Planetas tienen los mismos recursos, costumbres o capacidades de producir. Como les dije la Audiencia anterior; el Sistema de Guerra y Purgar Planetas para revenderlos, es una costumbre arcaica. Miren cómo se nos cae el Imperio y la cantidad de recursos por invadir como langostas y acabar con todo… —Vegeta se ríe un poco, casi como un chiste enganchar el otro punto. —Hablando de langostas, miren como ha mejorado las cosechas en éstos pocos meses. Tenemos menos lesiones y enfermedad en los sirvientes terrícolas en mi Área, gracias al uso de la tecnología que hace liviano el trabajo.

— ¿Qué opinas? —Bardock susurra a Nappa.

El Comandante apoya su codo en el apoyabrazos de la silla, se inclina haciéndola rechinar muy sutilmente —Si bien logra controlar el ritmo y la atención de todos; la mayoría se ve amenazada, en defensiva total. —Le responde.

Mientras tanto por fuera de la Reunión, Caulifla estaba por dar la vuelta y ver si cazaba algo del chisme sobre el Príncipe. Veía a Broly y al terrícola parados firmes. Rechista fuerte. —Tiene que ser una broma. —De un salto aterriza frente a ellos, simplemente para alardear, levanta una ceja al verlos inmutados ante su demostración. — ¡Oye! ¡Mutante!

Broly rueda los ojos muy sutilmente, espía por el rabillo del ojo a Élite Chiba y tiene buen temple. La siguen ignorando.

—Jajaja, escuché rumores, de que andas dando vuelta por ahí con una mujer. —Muy burlona lo rodea. — ¿Sabes qué respondí? Ppfff…Que seguro es una puta a quien contrataste. —Se dobla de la risa, se limpia las lágrimas, apunta al Terrícola. Es más alto que ella, de buena postura, pero no se ve tan fuerte o intimidante. — ¡Tu, niño bonito!

Lo que le faltaba a Darien, a veces prefiere la invisibilidad. —Élite… —Le da un pequeño saludo.

—Sí, soy una Élite ¿Y tú que haces disfrazado de uno? —Caulifla lo toca con la punta de su dedo en el pecho, hace gesto de asco. De pronto se le ocurre. — ¿Tú la conoces verdad? —Lo ve apuntarle la vista, algo incrédulo. — ¡Dígame todo lo que sabe de Serena Tsukino! ¡Es una orden!

Darien siente un tick en el ojo, mira hacia la nada, porque si le apunta la mirada a ésta tipa, es capaz de reventarle el cráneo contra la pared. Inhala. —Lo siento, sólo puedo obedecer a un superior.

— ¡No te creas un Élite de verdad! ¡Yo soy tu superior! —Caulifla se enerva y cierra los puños.

—Mi superior es el Príncipe Vegeta. —Darien le contesta, lo más tranquilo posible.

—Ja-Ja, tu "Príncipe" está a nada de ser un don Nadie, todo por cogerse a una mugrosa ¡Ah!

Pega un grito que le quita el aire, Broly la eleva a toda velocidad, tan de golpe que no resiste la fuerza y la ahoga con la altitud. La suelta y vuelve a su puesto.

Darien se queda mirando al cielo, Broly está tranquilo sacudiéndose las manos. —Gracias. —Darien sacudía su oído. —La tipa sí que gritaba ¿Volverá?

—No, pero caerá en el bosque. —Broly se ríe, sabe que la maldita va a sobrevivir. —Se cree superior hasta al General, todo porque es la hembra Saiyajin más fuerte y la mano derecha de la Reina. Supongo que está frustrada, porque ella de seguro era la primera en la lista para casarse con el Príncipe Heredero.

Darien frunce los gestos, va a mantener bien marcada en la memoria el Ki de ésa. —"Que no se le ocurra acercarse a Serena, o en lugar de aterrizar en el bosque, voy a enterrarla en él."—Muy decidido piensa, cree que nunca tuvo éste impulso asesino por nadie. —Pues como dicen en el pueblo; se quedará viendo un chispero.

El Príncipe Vegeta empieza a concluir con la Audiencia. —…Así como en su momento, se consideró útil cambiar algunas Costumbres Saiyajin cuando se fundó el Primer Planeta Vegeta, creo que es hora de reconsiderar los costos a largo y corto plazo. Desde ahora, antes de que King Cold avance.

—Jajaja —La risita sarcástica de Paragus les llama la atención. —De destituirlo, Príncipe, ésta reunión habrá sido una pérdida de nuestro tiempo.

—Para ustedes, porque el contrato al ser Personal, y en caso de cualquier otra negociación, se irá conmigo. —Vegeta los deja mudos.

El Rey Vegeta toma la palabra. —Primero que nunca hemos querido negociar, somos Guerreros, no comerciantes. —Le recuerda a su heredero. —Y suponiendo que quisiéramos ¿Crees que ellos querrán sentarse y negociar con nosotros?

—Desde que yo he asumido como General, no ha habido mayores incidentes, no nos hemos metido con nadie y nadie se ha metido con nosotros. —Bardock menciona, apunta con la vista, disimula el odio al Rey y la Reina. —Por lo menos desde lo de King Cold.

—Su pareja también es una Terrícola. —Rechista uno de los Coroneles, su esposa le había venido con la información, luego de cruzárselo en la reunión. —Es una clara señal de debilidad, debe ser otra de las razones por las cuales, como usted nos hizo entender General; estamos estancados.

Bardock se levanta y truena el cuello, junto con su hombro. —Le recuerdo Coronel, que yo asumí porque nadie quiso hacerlo. Nadie quiso estar al frente de nuestro ejército, nadie creyó lo del SuperSaiyajin y cuando vieron lo que mi Hijo Kakarotto, un Guerrero de tercera, pudo hacer; nadie discutió. —Frunce los gestos. —Todos temblaron frente a la amenaza de King Cold.

—Si alguno de ustedes no está satisfecho con el General… —el Príncipe Vegeta habla. —Podemos verlo ahora, podemos hacer como a ustedes les gusta, que quede el más fuerte. —Una mueca de sonrisa se le dibuja, resopla algo sarcástico. —Sé que les habrá costado reconocer, que un Capitán de clase baja, haya manejado tan bien nuestras defensas. Aun sin dejarnos instruir a los soldados sobre el Ki.

— ¿De eso se trata Príncipe? —La Reina habla, parándose con las manos unidas. — ¿De demostrarnos que puedes dividirnos y enfrentarnos entre nosotros? Les recuerdo, a todos, que tomar Planetas bajo nuestro dominio, nos hace ser dueños y señores. Por lo tanto no es un punto más en un mapa, es un punto más en Nuestro Mapa.

—Tome la palabra de sus padres, Príncipe, entre en razón. —Un Coronel algo anciano le habla. —Su Madre fue la hija de nuestro más fuerte y reconocido Coronel. Cuando ella estuvo junto a su padre, no solo fue su vida personal. Fue una fortaleza y nos expandimos por toda la Galaxia. Un sueño que creímos imposible.

— ¿Qué me recomienda? —Vegeta sigue. — ¿Tomar alguna de sus hijas Coronel? ¿De ustedes? —Mira alrededor para que se lo digan bien claro y en la cara. — ¿Entonces están usando la Tradición según lo que les llena los bolsillos? Jajaja, qué tonto he sido, yo que creía que querían la Prosperidad para el Imperio. Que les importaba nuestras raíces, porque les guste o no, elegir la Pareja, es un derecho para cualquier Saiyajin ¿Cómo esperan que yo sea Leal con todos, si no puedo serle Leal a la Mujer que tengo a mi lado?

—No creo que con "Palabras bonitas" convenza a los Representantes o siquiera haga funcionar nada de lo que trajo aquí. —Paragus concluye, intenta por todos los medios tirarlo por los suelos.

—Para usted quizás son palabras. —Vegeta busca dejar bien claro que va a insistir. —Para mí ahora hay hechos y pienso vivir respecto a ellos. —Saca el pecho, como aceptando de frente la futura destitución. —En la Celebración de Año Nuevo, pienso estar a disposición de cualquier representante que le interese o quiera tener pruebas.

—Jeje, son contados con los dedos quienes han venido. —El Rey Vegeta le habla. —No creo que quieran venir a un Planeta con tanto atraso tecnológico.

—Bueno, les vuelvo a repetir, mientras yo sea Príncipe, estoy a su disposición. —Vegeta cierra, deja a todos muy serios. No hay un sí, pero al menos, si los hizo dudar, para él es casi la mitad de la Guerra ganada.

Al fin terminaba la Audiencia, discutieron de tanto, pero era pertinente. Los del Consejo sabían muy bien que darle la Aprobación, a esto era darle puerta abierta a todo lo demás. Observaban callados y con el ceño fruncido al Príncipe, el Comandante y al General.

Nappa, siente ésas miradas. —Bien, creo que todo pudo haber sido peor. —Comenta, levantándose y saludando a todos.

—Sí, pude haberme salido de control y arrancarles la cabeza. —Vegeta no lo va a negar, estuvo muy tentado varias veces, en especial con el "Ministro".

—Cada vez desisten más rápido en eso de provocarte. —El Comandante lo dice a modo de felicitación.

Vegeta sonríe un poquito. —Estuviste tan callado que creí que te dormiste un poco. —Caminan afuera, siente removerse el aire de sus pulmones. —Pero seguro no te dieron "tiempo para dormir".

—Ya podemos empezar a joderlo. —Broly se aparece junto a ellos de inmediato, Nappa le gruñe. —Anda Nappa, unas cervezas y nos cuentas.

—Oye, mucho cuidado. —Darien advierte un poco en broma. —La conozco desde que era niña, es como una hermana para mí.

—Más que cervezas, parece que estamos por armar "La Hora del Té"—Vegeta dice en chiste, estira un poco los brazos. No se dio cuenta de cuanta tensión acumulaba. —Creo que la mejor parte para usted Élite Chiba, es que puede ir con sus amigas y tener chisme de mejor calidad. —Mira a los lados y le habla en el oído. —No se preocupe, el Comandante es un Saiyajin de Honor. Pero si la Señorita Mizuno dice algo que me contradiga, con gusto apruebo que le rompa la cara. —Darien le asiente y sonríe.

Todos se quedan viendo cómo el Príncipe secretea con ése Terrícola, a quien trata de su mayor confianza, como si fuera uno más. Uno de los Comandantes de los Élites del cuadrante Oeste, iba a meterse por curiosidad. Y sienten aterrizar una fúrica, embarrada y llena de hojas; Caulifla. — ¡¿Quién mierda te crees maldito engendro?!

—Élite Caulifla. —La Reina habla estridente al verla hacer una escena. La ve seguir al Séquito del Príncipe Vegeta, parece estar por atacar. — ¡Élite es una orden! —Ruge deteniendo a todos, lo que le faltaba que sea alguien de su entorno quien haga peligrar su plan. Un plan que al fin verá el triunfo.

Caulifla reclama. — ¡Él me atacó! — Señala a Broly.

Broly rueda los ojos, muy travieso se hace el desentendido. Da un salto cuando el Príncipe le da una palmada al hombro. —Broly… Te he dicho que no juegues con la basura. —Vegeta hace el chiste y dibuja una sonrisa triunfal. —Lo siento, aun le estamos enseñando.

Selypar ve a su Élite apunto de retrucar. — ¡Retírate! ¡En silencio! —La Reina puede escuchar unas risitas reprimidas, de la mayoría de los espectadores. No tiene tiempo para esto, es hora del golpe final. —Ministro, Doctor Gero. —La siguen a la sala de estar.

Es la oportunidad de Tarble, los representantes del Consejo están rodeando al Rey, preguntándole por su salud. Va a despedirse de su hermano mayor. —Príncipe Vegeta… —Se inclina en reverencia.

A Vegeta se le hace muy raro, lo siente con algo de nerviosismo. —Príncipe Tarble. —Acepta el saludo, parece querer despedirse formal.

Tarble se endereza, pero teme apuntar la mirada. —La Señorita Gure…Ella ¿Sigue muy mal?—Musita jugueteando algo nervioso con sus dedos.

Vegeta se previene, puede querer sacarle información para dársela al viejo. En la Audiencia lo vio muy callado y pensativo. — ¿Cuál es tu interés? —Frunce el ceño. —Te informo que yo estoy a cargo de su seguridad, si crees que en mi Área no cumplo con los protocolos, que puedes usarlo como excusa par—

—Sólo dile. —Alza la voz, molesto de sus sospechas. —Dile que me perdone, que lo siento mucho. —Frota su codo con la mano opuesta.

Vegeta parpadea grande, en verdad está afligido. Mira a Switch hablando con el General, tal parece que no sabe nada. —Será dicho. —Lo ve girar e irse rápido. Parece que Gure no le ha estado contando algunas cosas. No obstante, todo indica otras cosas y no un plan espía.

Serena está con las chicas, estudiando y ojeando las manecillas del reloj. Esto se está tardando, mucho más que la otra vez.

—Quita ése puchero… —Mina la toma del mentón y la sacude. —Oye, así atado no luce tu corte.

—Mina, me conoces desde siempre, sabes que me da pereza arreglarme. —Serena asienta su puchero y hace caer sus cejas.

—Ven aquí, también la estética es importante. —Mina le explica. —Imagina que entra alguien queriendo una reunión contigo y el Príncipe. —La escucha resoplar como caballo. —Oye, si te sigues viendo como sirvienta, al menos déjanos bien paradas. No por ser sirvientas, somos unas mendigas. —Toma unos mechones de su cabello de los lados y le hace unas pequeñas trenzas, usa su mano izquierda y con el meñique de su mano adolorida cruza el cabello.

La mira atentamente, la vio escribir un poco con Rei, pero todavía con la mano envuelta. — ¿Ya no te duele? —Serena le pregunta, se ríe bajito. —Jaja, te curaron los besos de tu no-vio.

Mina niega con la cabeza. — ¡Los masajes de su polla dirás! —Todas se escandalizan y se tapan el rostro. —Ay, chicas… —Muerde su labio inferior. —Con una sola mano, me tenía de espaldas, me apretaba firme, parecía desarmar y reacomodar mis huesos. —Mina se abraza a la almohada, y se tira al suelo, dando vueltas y gritando emocionada. Hasta les mostraba una imitación, de los movimientos salvajes de Broly contra su trasero.

—Mina ya basta… —Ami le tira un vaso de agua encima para calmarla.

Rei se acerca con risitas, se sienta junto a Serena. —Ten, podemos acomodar tus trenzas hacia atrás y le ponemos éstos accesorios simples y ya. —Rei le pone pequeños pines de flores blancas y perlas, le pasa el espejo. — ¿Ves? No se te viene el cabello a la cara, y estás bonita. También hay peinetas, que puedes usar para adornar tus moños.

Serena se mira en el espejo, sí se ve linda, pero piensa si no será demasiado atrevido, parece una pequeña corona de flores. —Hmmm…

—Conozco ésa mirada. —Rei baja el espejo, la mira seriamente. —En tu situación, mejor dicho, en la situación de todas, cada detalle suma. —La regaña. —Si te estás arrepintiendo, dínoslo ahora. —Levanta la voz.

—Ya, ya, no me regañes. Voy a seguir, no me voy a rendir. —Se cubre con las manos, se toca un poco el cabello, quiere saber si Vegeta va a halagarla. De nuevo, su mente divaga en Vegeta, mira el reloj en la pared de la biblioteca y recuerda los latidos del Príncipe.

—Ya que te veo con el entusiasmo renovado. —Rei pone un par de libros más. —Repasemos los rangos y Protocolos de los Cuatro Cuadrantes del Imperio.

—Bueno, nos vamos antes de que empiecen a gritar. —Ami se levanta, junta sus libros, estos meses son muy importantes, ha adelantado mucho de sus estudios.

— ¡No, no, no! —Mina intenta detenerla, un libro impacta en su cara.

— ¡Tengo finales! —Ami se escapa tarareando.

Qué grande es cualquier espacio sin Vegeta, Serena deja sus libros en la oficina, toca los bordes de su escritorio. Dibuja una caricia en el respaldo de la silla, toca el apoyabrazos. Camina a la habitación, iba a cambiarse, no quiere que Vegeta la encuentre sin arreglar. Ahí está la espada de Vegeta, arriba de un mueble, de su lado de la cama. Se acerca a tocarla, no sabe si es apropiado, pero desde aquella vez que le negó a desenfundar, se dio cuenta que ya no temía a este arma como en un principio. Toma la Katana, es mucho más pesada de lo que imaginaba, con cuidado la lleva a la cama. Mira sus detalles, la Saya es negra, sin embargo, refleja la luz dorada. La Tsuka tiene ornamentos dorados y la Tsuba tiene grabado un dragón dando vueltas, desenfunda con cuidado un poco. Ahí recuerda que había visto una luz dorada ésa vez que la interrogó, dijo que su Ki se había sellado; se esfuerza en sentir algo y nada. La vuelve a dejar completamente enfundada. Ahora sólo recuerda ésa noche, aquel interrogatorio, su corazón se aceleraba y se partía del miedo. Toca la saya, como una caricia, recuerda cómo Vegeta la recorrió con la punta desde su cuello al pecho. Cierra los ojos y muerde su labio inferior. No quiere, pero no puede evitarlo, ésa adrenalina que se mezcló con deseo. Los escalofríos le vuelven, la mirada negra de Vegeta tan fija en su cuerpo desnudo, recorriendo con la punta de la Saya su piel.

Se acuesta casi rebotando en la cama, el olor masculino del Príncipe está ahí, se hunde en la almohada y se abraza a la Katana. —Mmm, Vegeta…

— ¿Sí? —Vegeta interrumpe su sueño diurno.

— ¡Vegeta! —Salta de la cama y corre hasta él. Con una sonrisa de alivio, de verlo entero y de pie. Se aferra a su cuello y se besan.

Cuánto lo necesitaba, necesitaba su beso para saber lo afortunado que era, sin importar el resultado, ella estaría a su lado. Con solo verla, tan bonita, una sonrisa se le dibuja recuerda ésa vez que vio la luna. —Jaja, eres más bonita que la Luna… —Pasa sus dedos por ésas pequeñas flores en su cabello.

Serena se siente halagada. —Y tú, nube negra de tormenta. Jaja.

La levanta desde la cintura, un par de vueltas y están sentados en la cama, riendo. —Sí, lo siento, no es que yo quiera tapar a la Luna, es que sólo quiero que brille sobre mí. —La ve roja hasta las orejas, se acerca a besarlo un poco más. Mira en la cama su Katana…

Serena suspira hacia adentro, ése libro de poesía le está dando ganancias. —Estaba preocupada, no sabía si era o no buena idea que no llevaras la Katana. —Serena le habla sin separar sus labios de él. —Si pasaba algo y no tenías como defenderte.

—Mmm, más que para cortar los pasteles que sirvieron con el café. —Vegeta también habla contra sus labios. —No iba a tener otro uso. —Escucha sus risas. —Perdóname si te preocupé. —Corre su melena dorada de lado, besa su cuello.

Ella se toma de sus brazos y se sienta arriba de él, con las piernas de lado. —Cuéntame… —Lo ve tomar aire y mirando a los lados. — ¿Así de mal? —Acaricia su nuca.

—Bueno, la Decisión con respecto a la Derogación no está dada. Puede tomar varios días. —La mira a los ojos. —Lo primero que hicieron fue ponerse a la defensiva, de inmediato me reclamaron por los rumores de una Favorita. No sólo les confirmé que no eras favorita, me negué completamente a armar un Harén o tomar una esposa según las reglas. —La ve abrir grande la mirada y fruncir sus labios con nervios. La toma de las manos bien firme. —Los rumores ya no sólo correrán por el Planeta, sino por todo el Imperio.

Un escalofrío le eriza la piel, traga duro. — ¿Y-y…Estará todo bien?

—Serena, no importa lo que digan. —Presiona más fuerte su mano, para que se detenga su temblor. — Voy a estar a tu lado, voy a protegerte de cualquier malintencionado, que quiera tocarte tan sólo una simple hebra de tu cabello. Les dije que eres Mi Pareja, que eras más leal y honorable que cualquiera que estaba dentro de ésa sala.

—Ay, por Dios, Vegeta. —Serena suelta sus manos y esconde su rostro. — ¿Cómo pudiste decir algo así?

Toma su mentón y la mira a los ojos. —Sólo dije la verdad.

—Me hace sentir nerviosa, porque tendré que estar a la altura de las expectativas, y los ojos que van a juzgarme.

—Hasta que no te sientas lista, voy a protegerte. —Acaricia su mejilla. —Hace sólo unas semanas que estás aprendiendo cosas nuevas, si temes que alguien quiera traspasar los límites de mi Área, podemos reforzar todo. Es más, vamos a tener sistema de comunicaciones propio y de vigilancia.

Eso la calma bastante, además, sólo recordar a la Reina ésa vez ya se siente incómoda. No quiere ni saber lo que pasará al estar frente al Rey. Serena también piensa en los regaños de Rei. —Gracias por tu paciencia, a cambio haré hasta lo imposible para que no tengas que esperar tanto. —Besa la frente de Vegeta, luego la punta de su nariz.

Vegeta inhala y continua. —Debo serte sincero Serena, si bien votar por la Derogación de la Ley puede tomar días de debate. La Destitución, puede llevar apenas unas horas. —Ahora es ella quien toma su mano firme. —Les advertí, sin embargo, que de ser así el negocio con Tech-Tech se iría conmigo. Por eso me previne a hacer un contrato "Personal". Si bien el Planeta Tech-Tech no está a nuestro favor, por razones obvias. Creo que tratar personalmente con una de sus empresas Tecnológicas, nos va a dejar buenas referencias. —De pronto recuerda el pedido de su hermano por Gure "…Dile que me perdone…" Parpadea y vuelve a la conversación. —Y… Pues, como cada año, hay una Celebración de Año nuevo, vienen muy pocos. Puedo aprovechar y mostrarles los resultados, estar a su disposición respecto a lo que quieran saber. Y a pesar de ser pocos, puedo llegar a esparcir la información por toda la Galaxia. Jaja, es una ventaja la gente chismosa. Puede que hasta vengan algunos más, sólo a comer chisme.

Serena se ríe un poquito con él. —Mmm, creo que de todas formas no debemos reírnos, menos tú. —Lo pica con un dedo. — ¿Qué vas a hacer si te quedas desempleado? Yo puedo buscar algo por ahí, barriendo algunas casas o en alguna Tienda de Té. —Muy orgullosa pone ambas manos en su cintura.

—Ah, pues yo también puedo barrer. —Vegeta le afirma, ella está incrédula. La abraza de la cintura. — La velocidad Saiyajin será una ventaja, también podré cazar la comida mientras nos acomodamos. No tendrás que preocuparte por nada. —Levanta muy orgulloso la nariz. —Tengo una propiedad en Okinawa y un pequeño Palacio en Kyoto.

Serena le da un beso y sonríen. —Haces que suene mejor huir de aquí a quedarnos. —Une su frente con él. Ella sabe que él tiene muchas responsabilidades, mucha gente y muchos planes por los que ocuparse. Serena quiere ayudarlo, acompañarlo como Vegeta la acompaña.

La mece de un lado al otro. —Haaa…Sé que no es fácil. Pero te prometo esto, cuando podamos, voy a encontrar un par de días para "escaparnos" ¿Sí?

—Sí…Ahora ¿Estás muy ocupado? —Serena lo ve pensar, y antes de que le responda se levanta. —Creo que es hora de un baño. —Afloja su Yukata y la deja caer por los hombros.

Vegeta levanta una ceja casi al mismo tiempo que su polla toma vida, puede ver lo del asunto de Gure y Tarble después.

Presiona sus muslos, el movimiento del vaivén agita el agua. Hace calor, tanto calor, sus mejillas arden. El agua de la bañera se agita con cada movimiento, se frotan de arriba abajo. Las manos de Vegeta están en sus senos, no sólo para estimularla, también para sostenerla. Serena está sentada arriba de él, mira en el agua su miembro apretado entre sus muslos. La punta sobresale, estimulando su clítoris y sus labios inflamados.

—Vegeta… —Serena se tira hacia atrás, aferrándose a él como puede buscando su boca. Entre jadeos se dan un beso de boca abierta, con los labios aun tocándose ella susurra. —Mi Vegeta.

Presiona la mandíbula, escucharla decir eso parece haber desatado aún más sus ansias. Mantiene el control, al menos hasta que puedan salir del agua. Muerde el hombro de la hembra, muy sutil la acaricia con el filo de sus dientes. — ¿Puedo hacerlo más duro? —Ronronea a su oído. Ella emite un quejido diciendo , un quejido absolutamente sexy. La aferra de uno de sus muslos y aceleran el movimiento. Ella también lo hace y lo aprieta todo lo que puede, entre la suave carne del interior de sus piernas.

— ¡Ah! ¡Dios! —Serena siente el orgasmo sacudirla, junto con la fricción que no se detiene.

—Sí, córrete, ah. Serena mírame. — La toma del mentón, sus ojos azules están llorosos, su boca rosa está inflamada por el clímax. Un par de empujes firmes y se siente eyacular. De a poco, mientras recuperan el oxígeno, Vegeta se recuesta. Flota en el agua con ella, recostada en su pecho. La ve tomar jabón y hacer espuma. Afila el olfato. —Mmm, ahora tendré olor a ti. —Estaba por reírse con ella, pero frunce el ceño, le dejó la mano marcada en los pechos y las piernas. Se acerca a revisarla. — ¿Te dolió mucho?

— ¿Eh? —Se mira y Vegeta toca su seno derecho y el izquierdo, con caricias que parecen sólo para aliviarla. —Jaja, no me duele. Es más…—Se acerca a centímetros de su boca. — Me gustaría hacerte masajes en la espalda ésta noche. Y morder tu trasero. —Serena le susurra muy atrevida, siente el corazón acelerarse de la pena.

Vegeta acepta el beso, pero se remarca ser un poco más delicado, no sobrepasarse. —Haaa… Yo sabía que el precio sería caro. —La ve esconderse luego del comentario impulsivo. — ¿Quieres escuchar algo más atrevido? —Toma el jabón y la esponja, hace gruesa espuma. —Ahora nos estamos bañando en el fluido de nuestros orgasmos. —La hace saltar de la pena, la escucha regañarlo y maldecir su nombre. La risa de Vegeta retumba en todas las paredes del baño.

— ¡Ay, eres un maldito! —Serena empieza a ver para cambiar el agua, o salir a la ducha de al lado. Éste Saiyajin siempre supera sus expectativas en cuanto a perversión.

Está relajado, no comprende. Debería estar molesto porque algo ocurrió en sus narices y no se dio cuenta. Peor; le han mentido u ocultado al respecto. Pero luego de pasar momentos así con Serena, no puede elevar su ira aunque quisiera. Sí está serio y muy curioso, porque no sabe con qué se va a encontrar. —Señorita Gure…

Gure atiende al llamado de la puerta, está con su bata, pero tiene ropa debajo. —Príncipe… —Habla aun congestionada, lo invita a sentarse en los almohadones de la mesita del té. —Mi padre me contó apenas volvió ¡Achoo!

—Perdone. —Le pasa un pañuelo. —Sé que sigue recuperándose.

Toma el pañuelo. —Sí, la semana ha sido de terror. —Gure suspira resignada, en parte fue su culpa por seguir trabajando enferma. — Pero ya nada más los estornudos.

—Quiero ser lo más directo posible. —Vegeta se sienta, la mira a los ojos. Puede sentirla preocupada, y un poco asustada. —No quiero que piense que me meto en sus asuntos. Nunca fue mi idea que usted estuviera aquí encerrada, sino que disfrute de su estadía. —Hace una pausa, ella está expectante. —Pero…Ya les había advertido, que no bajaran la guardia con mi familia. Conocen bien la situación, no me gustaría que se metieran en problemas, porque alguien de la Realeza, quiere usarlos para emboscarme.

Gure abre grande los ojos, cree suponer a qué se refiere, pero le da pena. —Yo, no sé a qué se refiere ¿Ha interceptado alguna conspiración o espía que—

—El Príncipe Tarble preguntó por usted. —La ve fría y aún más pálida si era posible, frunce el ceño sospechando que la atrapó en algo raro. —Mejor dicho, le envió disculpas, pedía que lo perdone.

Gure baja la vista, se entristece porque Tarble se siente culpable. —Pues, verá…Yo no quería decirle, porque no lo vi importante.

—Mi hermano le hizo algo. —Vegeta saca la conclusión. Endereza el pecho, sus dedos cosquillean con ganas de tomar su espada y desquitarse, de ser que su hermano se atrevió a faltarle el respeto a su invitada.

Gure salta al ver la mirada asesina del Príncipe Vegeta. — ¡No, no! —Gure sacude las manos. —No crea eso, no es así es… Una amistad, nada más. —Toma aire para contarle ¿Por qué su corazón late tan rápido? — Me lo encontré probando unos drones y robots, hace un par de meses. Y solo se acercó por curiosidad, probamos unos juegos con flechas. Y… —Gure rasca su nuca, sus mejillas arden. —Pasábamos la tarde cazando animales para comer y conversar. La última vez competimos cazando en la nieve, y fue ése día el que me enfermé.

Vegeta se relaja, recuerda a Gero haciendo preguntas. Si es que Gure le dijo algo o Tarble filtró alguna información, no había necesidad. El viejo Gero por lo menos en sus dudas, parecía sincero. Ahora le parece extraño que Tarble se haya acercado, puede que al practicar cacería con ella es lo que explica su mejoría en los reflejos ¿Por qué Tarble se acercaría a un ser "inferior" según las normas Saiyajin? Entiende si es para utilizarla a su favor. Pero nada indica algo así. Se percata que quedó mucho tiempo callado. —Ah, no es mi intención meterme en su vida personal o privada. Sólo le ruego que me mantenga informado, si llega a ver algo sospechoso o si algo sucede en su contra, no dude en pedirme ayuda.

Ella asiente muy vehemente. —Sí, perdóneme, es solo que al Príncipe Tarble le preocupaba que alguien lo tomara mal. Ya sabe, como usted se lleva mal con sus padres. Y bueno, por su parte Tarble no quería enojar a los Reyes.

La escucha decir el nombre de su hermano menor, con mucha confianza. Ahora recuerda que cuando lo vio entrenar y le ofreció pelear, estaba solo. Recuerda que él también estaba solo, aun viviendo junto a sus padres. —Hace mucho frío en el bosque…—Vegeta mira a la ventana, en el atardecer la nieve cae. —Dijeron que éste invierno sería uno de los más crudos. —Exhala bien fuerte por la nariz. —No sé si al Príncipe le den permiso, o lo vean adecuado que venga aquí, pero si encuentran una manera para que la visite, no me opondré.

— ¡Gracias! —Se levanta y se inclina una y otra vez. — ¡Achoo!

Vegeta pone una mano adelante para que se detenga. —Ya, ya. La condición es, con Guardias de mi confianza y con total discreción. De llegar a pasar algo, si detecto que hay un mínimo detalle, que haga saltar mis instintos. —Muy amenazante la mira. —Fin del trato.

Gure asiente, pone una mano en el corazón. Se alegra, pero le parece extraño. Lo despide en la puerta. —"Parece que la Señorita Serena es como dicen los rumores, una Hechicera de bestias." —Se ríe para sus adentros, se acuesta y mira al techo. Se abraza a la almohada. —Tarble…

Jaja, tal parece que a Gure le han movido todo el piso. Y ahora sólo queda esperar, todo el Imperio estará al tanto de la situación de Serena y Vergeta… ¡Muchas gracias a los que siguen la historia y deja rws! ¡Hasta el próximo viernes!

Saluditos…

Nita-chan84:Aaaahh! Correindo a cambiar los saludos. jajaja. Y Chichi se quedó estilo es tan kawaii! jejej le faltó una mordidita en honor a nosotras XD. Y ahora la Reina se cree la ganadora, pero puede que no esté viendo el panorama completo, quizás está cantando victoria antes de tiempo. Las Sailors Externas están buscando a la bruja cochina, pero la unica que recuerda todo completo es Sailor Saturno. En éste fic todas tienen alrededor de 25, me encanta la Hotaru adulta, en especial así toda psicópata. Un abrazo grande y un beso enorme y una veladora gigante, para terminar el año en paz.

Kaysachan: no pues a ti te toca la *veladora_de_polla_Saiyajin. Jajaja ya me imagino tu cara al leer todas ésas imágenes bien calentitas y crocantes. Así que espero haber estado a la altura, y haberte quitado el estrés laboral por el que seguro estás pasando. Un abrazo grande mi queridísima.

OhaioIzumiKun: Pues bueno, su fortaleza (la de Serena) no es tan obvia o física, creo que por eso me encanta escribirla en su etapa de lucha. Si bien es bueno competir contra otro, es importante que se vea a sí misma y vea hasta donde ella pueda llegar. Pobre Rei, Jajaja no lo niego, me partí de la risa escribiendo su huida de ésa monumental arma de fuego. Pues el ¿Kakachi? Jajaja suena mal, está tomando vuelo mi ciela, agárrate fuerte.