Harry Potter, pertenece a J.K. Rowling.
Tokyo Ghōul, pertenece a Sui Ishida.
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Fem-Harry (como siempre).
Será convertida en una Ghōul, de forma igual a Kaneki.
Iniciará desde 1991 y no desde 1993. No tendremos a Fem-Harry (Artemisa), viajando atrás en el tiempo, como en el otro Fic.
Harem: Lily Potter (de una línea de tiempo alternativa), Hermione Granger, Daphne y Astoria Greengrass, Padma y Parvati Patil, Susan Bones (¿alguna otra Hufflepuff que se les ocurra, por favor?), Tōka Kirishima.
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Artemisa: Una Ghōul en Hogwarts (Versión 1.5) (O versión 1, pero modificada)
Capítulo 5: Sorpresas Improbables.
En los días previos al 1 de septiembre de 1991, Lily Potter se apersonó en los hogares se dos buenas amigas suyas. Una de ellas era la (ahora viuda) líder de la Casa Greengrass: Eleonor Greengrass y la otra era Amelia Bones, jefa del DALM (Departamento de Aplicación de las Leyes Mágicas).
Decir que a ambas mujeres casi se les sale el alma, al ver a su amiga viva era decir poco.
Lily las convocó en su hogar, para explicarles todo.
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Veritaserum y un Pensadero, fue todo lo que necesitó Lily, para explicar su historia y para adquirir a dos miembros fieles a su nuevo plan de deshacerse de Dumbledore y de Voldemort (por no hablar de Sirius —aunque Lily no estaba muy segura, de si debería de confiar en Remus o no—); las tres mujeres, comenzaron a realizar planes y a visitarse mutuamente, permitiéndoles a sus hijas (e hijas adoptivas —Tōka—), tener amigas y aprender unas de otras.
Lo que aprendieron Susan, Daphne y Astoria de la magia japonesa, fue algo grandioso para ellas. Y Tōka sonreía asombrada por lo que estaba descubriendo, y cuando visitó por primera vez, el Callejón Diagon.
Aun así, ella desconocía como logró Lily, para que pudiera asistir a Hogwarts, en lugar de Mahōtokoro, pero eso hacía feliz a Tōka, el poder estar junto a otra Ghōul y tener amigas.
Se cruzaron con Amelia, Susan, Eleonor y Daphne, y se aseguraron de tener un plan.
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Cuando llegó el 1 de septiembre, Dumbledore esperaba noticias de su espía confiable.
Así mismo, esperaba noticias de Molly Weasley, sobre haber interceptado a Harry Potter, para que se acercara a ella y a su hijo Ronald, al ayudarlo a atravesar el Andén 9¾. Sus pensamientos fueron interrumpidos, cuando un hombre pelinegro, con ojos del mismo color, quien vestía con una túnica a juego, pero tremendamente pálido, ingresó por la puerta. Entonces el anciano se preocupó, por la vista de su espía. Claramente, algo falló. Pero en lugar de preguntarse el qué, simplemente fue directo. —Severus, ¿Encontraste a Harry Potter? —pero su espía no contestó, solo lo vio sentarse en una silla y quedarse mirando a la nada. —Severus, ¿Te encuentras bien? —fue su pregunta. Al no recibir respuesta, empezó a preocuparse por la salud mental de su espía. ¿Qué podría haber visto, que lo dejó en tal estado? — "¿Puedes escucharme?"
Severus volvió su mirada hacía él, asustándolo. —Sí.
— ¿Encontraste a Harry Potter? —preguntó por segunda vez. Deseoso de respuestas y bastante nervioso.
—No. —Severus todavía no podía entender, ni creer lo que vio. —Ella... No iba acompañada... Por ningún... Harry Potter...
— ¿Ella? —preguntó Albus confundido. ¿De quién estaba hablando su espía?, ¿Molly?, ¿Molly Weasley no atravesó el andén 9¾, junto a Harry Potter? Sí. Esa respuesta parecía tener sentido.
—Lily está viva. —Los ojos de Albus se abrieron, al escuchar esas palabras. Pero el problema estaba, en que las palabras de su espía, carecían de todo sentido. Se preguntó si acaso, había escuchado mal. —Iba junto a dos niñas.
Eso confundió a Albus, quien solo pudo parpadear. — ¿Dos niñas?
—Eso dije —su voz sonó tan monótona y calmada, como siempre.
—Severus, sabes que eso no es posible —dijo con un tono conciliador, y dándole su mirada y sonrisa de abuelo. —James y Lily, murieron. Lo sabemos. Sabemos que sus cuerpos fueron destruidos, por la misma magia que destruyó a Voldemort.
Severus lo miró a los ojos y gruñó. —Era Lily Janeth Potter. Te lo estoy diciendo.
— ¡No era Lily Potter! —habló con voz dura y decidida. Su espalda estaba recta, intentando entender lo que decía Severus y como esto podía ser mentira. —Lily y James murieron, ¿Entiendes? ¡De haber sobrevivido, me lo hubieran dicho! ¡Me habrían buscado, ¿Y por qué abandonar a su hijo con los Dursley, por tantos años?! —le retó y probó con esa pregunta. A la cual Severus no tuvo respuesta alguna. —Asegúrate de que Harry Potter...
—No hay ningún Harry Potter —le interrumpió Severus agresiva, calmada y rápidamente. —Era acompañada de dos niñas. Ningún niño.
— ¡Te asegurarás de que Harry Potter se mantenga menospreciado y humilde, —habló con voz firme y dura, sin querer creer sus palabras, ¡POR SUPUESTO QUE HABÍA UN HARRY POTTER! Sabía que alguien fue al hogar de los Dursley y tomó bajo su protección, al niño que él dejó allí, para que fuera criado/torturada, para que, en el futuro, ese niño viera a Hogwarts como un santuario que debía de ser protegido contra Voldemort, para enfrentar a Voldemort y así, destruyera a la oscuridad para siempre —acudirá a mí, cuando crea que puedo ayudarlo! —pero no intentaba convencer a Severus, sino convencerse a sí mismo. — "Debe hacerlo" —Susurró para sí mismo, mientras apretaba sus puños, odiaba cuando se entrometían en sus planes e intentaban desbaratarlos. Planes que habían tomado DECADAS llegar a formular y poner en marcha— "no hay otra opción. Él tiene que venir a mí, cuando crea que puedo ayudarlo"
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-/-/Al mismo tiempo, en el Expreso a Hogwarts/-/-
Artemisa, Tōka, Daphne y Susan, estaban en su propio compartimiento, comiendo grageas de todos los sabores y divirtiéndose como lo que eran: niñas pequeñas. Aunque las niñas Ghōuls escupían las grajeas inmediatamente después, de probar sus sabores en una cubeta y lo mismo hacían las chicas (al menos, cuando les salía un mal sabor), pero incluso Artemisa se atrevió a tragarse una gragea de carne asada con champiñones.
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Lily, Eleonor y Amelia, iban en otro Compartimiento, actuando como Auroras. Lily no era una Aurora, pero su entrenamiento era lo suficientemente bueno, como para resultar ser mucho más que solo eficiente, al combatir contra un Mago Oscuro, y gracias a los recuerdos de Lily, sabían que Tom S. Ryddle A.K.A Lord Voldemort, estaba en Hogwarts.
La puerta se abrió, y Amelia miró con enfado. — ¿Sí?
—Mis disculpas, pero no son estudiantes —dijo el chico pelirrojo.
La pelirroja se puso de pie, tomó una pose de una autentica dama del Wizengamot, que no merecía ver a nadie por debajo de su nariz, y que, aun así, lo estaba haciendo con el pelirrojo, enseñó una placa, al momento de identificarse. —Amelia Susan Bones, Jefa del DALM, estamos actuando como protectoras del Expreso, por órdenes del ministro Fudge —Dijo Amelia.
—En realidad, eso fue más como proponerle la idea de enviar a dos auroras y a "alguien más" (Lily) en el tren para protección de los alumnos y hacerle creer que fue su idea. —Pensó Eleonor Greengrass, viendo divertida la escena que se desarrollaba ante ella.
El chico estiró su espalda y tomó un porte más profesional, levantando la barbilla. —Lo lamento mucho, Madame Bones. No la reconocí —Admitió el joven. —Sin embargo, debería de haber sido informado de esto, como las tres verán, soy un Prefecto...
Pero fue Lily quien contestó. —Sabrá usted entonces, que los Aurores y muy especialmente la DALM, no tienen por qué conocer o colaborar con los horarios y deberes de los Prefectos, ni viceversa. —El chico se sonrojó y asintió, para luego irse, dejando a las tres mujeres todavía en el vagón riéndose.
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La puerta se abrió y un chico de cabello rubio, pálido y de rostro puntiagudo apareció. —No, aquí tampoco. —Informó el muchacho a sus compañeros. —Parece que Harry Potter, no está en el tren. Quizás, tiene miedo de mezclarse con los Sangre Sucia. —Sus compañeros y él, rieron.
—Ja, ja, ja —dijo una voz femenina, de cabellos rubios y largos, con clara risa sarcástica y sin diversión, ante las palabras del rubio.
Frunciendo el ceño ligeramente, en reconocimiento de quien se burló de él. —Greengrass —asintió el chico rubio, en reconocimiento de la chica que usó el sarcasmo y reconoció a la otra chica. —Bones.
—Malfoy —gruñeron ambas, demostrando su estado de ánimo actual.
— ¿Y quién eres tú? —preguntó el rubio, frunciendo el ceño hacía la pelinegra de ojos verdes y la otra chica que estaba con ellas. Una sonrisa burlona apareció en sus labios — ¿Se juntan con Sangres Sucias...? —Dejó de hablar, cuando vio a la de cabello negro, tomar un cuchillo, ¿de dónde lo sacó? y hacerse un corte en la palma de la mano, todos la miraron como si estuviera loca, mientras la chica examinaba su mano sangrante y la acercaba al rubio, quien dio un paso atrás, asustado.
—Pues... no sé tú, pero... no encuentro suciedad en mi sangre, ¿la encuentras tú? —El chico, mucho más pálido que antes, cerró la puerta y ella lamió su sangre, antes de extraer una bolsa de carne (humana) seca y dándole unos mordiscos a una tira, mientras que todas se reían ante la reacción de Malfoy.
—Bueno, —habló Daphne, increíblemente de buen humor— ¿Qué les parece entonces, si nos cambiamos? —Las chicas asintieron, cerraron la puerta, bajaron sus baúles y se cambiaron sus ropas, por sus uniformes de Hogwarts, mientras veían por la ventana, como entraba lentamente la luz del sol del atardecer.
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Fueron casi otras seis horas de viaje, hasta descender en la estación de Hogsmeade, cruzar el pueblo que estaba cerrado a esas horas de la noche, siguiendo un sendero, hasta ver unas barcas y a un hombre muy alto. — ¡LOS DE PRIMER AÑO, POR AQUÍ! —gritó. Los niños de once años de edad, junto a las tres adultas, se acercaron. El hombre palideció por un instante, al reconocer a la pelirroja. —Li... ¿Lily?, ¡¿Estás viva?! —Le dio un aplastante abrazo a la mujer de cabello rojo, mientras que la mujer solo podía reír divertida. — ¡Estás viva, es un milagro!
—Debemos de seguir adelante, Hagrid —dijo Lily sonriente, feliz por volver a Hogwarts, pisando el agua y caminando en su superficie, para asombro de todos los niños. Comenzando a patinar sobre el agua, como si lo hiciera sobre el hielo. —Vamos Hagrid, es hora de remar. —Casi parecía un personaje de un cuento de hadas. —¡Hogwarts espera a estos niños! —Los Hijos de Muggles, Mestizos y Sangre Pura, sonreían encantados, mientras Hagrid hacían que los barcos encantados, se movieran por el agua, hasta permitirles ver el colegio y luego ascendieron por las escaleras, hasta la puerta.
—Los alumnos de primer año, profesora McGonagall —informó Hagrid, de un muy buen humor, cuando la puerta se abrió, dejando ver a una bruja alta, de cabello negro y túnica verde esmeralda, esperaba allí. Tenía un rostro muy severo.
—Gracias Hagr... —las palabras se le atoraron en la garganta a la mujer. La subdirectora se giró y comenzó a caminar dentro. Las paredes de piedra estaban iluminadas con resplandecientes antorchas flotantes, el techo era tan alto que no se veía y una magnífica escalera de mármol, frente a ellos, conducía a los pisos superiores. —En una fila, por favor y síganme. Bienvenidos a Hogwarts. El banquete de comienzo de año se celebrará dentro de poco, pero antes de que ocupen sus lugares en el Gran Comedor deben de ser seleccionados para sus casas. La Selección es una ceremonia muy importante porque, mientras estéis aquí, vuestras casas serán como vuestra familia en Hogwarts. Tendréis clases con el resto de la casa que os toque, dormiréis en los dormitorios de vuestras casas y pasaréis el tiempo libre en la sala común de la casa. Las cuatro casas se llaman Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin. Cada casa tiene su propia noble historia y cada una ha producido notables brujas y magos. Mientras estéis en Hogwarts, vuestros triunfos conseguirán que las casas ganen puntos, mientras que cualquier infracción de las reglas hará que los pierdan. Al finalizar el año, la casa que obtenga más puntos será premiada con la copa de la casa, un gran honor. Espero que todos vosotros seáis un orgullo para la casa que os toque. La Ceremonia de Selección tendrá lugar dentro de pocos minutos, frente al resto del colegio. Os sugiero que, mientras esperáis, os arregléis lo mejor posible. Volveré cuando lo tengamos todo listo para la ceremonia —dijo la profesora McGonagall—. Por favor, esperen tranquilos. —Le dio una fiera mirada a la pelirroja de ojos verdes, y solo entonces, notó a las otras dos mujeres, que la acompañaban. —Y ustedes tres, conmigo. —Así lo hicieron ellas. — ¿Quién eres tú?
—Soy Lily Janeth Potter-Evans, —contestó rápidamente y con seguridad —viuda de James Charlus Potter y madre de Artemisa Potter-Evans. —La profesora McGonagall, le arrojó varios hechizos: desde FiniteIncantatem, HomoMorphus, pasando por Disillusion, detección de Multijugos, pero no pasó nada. Parecía verdaderamente tratarse de Lily Potter, traiga de regreso desde el mundo de los muertos.
— ¿Tu Patronus?
—Ciervo.
— ¿Tus mejores amigas? —Entrecerró los ojos.
—Marlene McKinnon y Dorca Meadowes.
La profesora se llevó las manos a la cadera. — ¿Tu mejor amigo?
Los ojos de Lily se endurecieron, por el enfado y el rencor. —Severus Snape. Hasta que me llamó Sangre Sucia, un año antes de que comenzara a salir con James. Y no le suma puntos, el que contara la Profecía a Quien-Ya-Tu-Sabes.
Minerva frunció el ceño, en señal de confusión, ¿De qué profecía estaba hablando? Sacudió la cabeza, y volvió al interrogatorio. — ¿Tu padrino de bodas?
—Sirius Black, está en la mansión Potter bajo el Fidelius.
La mujer frunció el ceño y arrojó varios hechizos contra la mujer, pero estos no le dijeron nada. — ¿Tu novia, durante la escuela? —preguntó apretando los dientes. Lo sabía. No era Lily, nadie (o eso creía, pues ella misma sabía sobre ese secreto) más podría haber sabido que Lily Potter fue bicuriosa, en sus años...
—Narcisa Black... —Dijo ella sonriente, para luego entristecer un poco y sus ojos brillaron, con la luz del pasado que ya no está allí —extraño atarla con el Incarcerous...
— ¡ESTAMOS EN UNA ESCUELA, POTTER! —gruñó McGonagall sonrojada, aceptando que verdaderamente tenía allí mismo a Lily Potter, traída desde la isla de los bienaventurados del Hades. —Este no es el mejor lugar, para hablar de eso. Entrarán conmigo ahora mismo, y las tres se quedarán en la esquina, entendido. —Miró a las tres mujeres, quienes asintieron y siguieron a la maestra y subdirectora, a través de la puerta doble. Los futuros alumnos de primer año, seguían esperando, hasta que la profesora McGonagall regresó. —En marcha —dijo una voz aguda—. La Ceremonia de Selección va a comenzar. —La profesora McGonagall. —Ahora formen una hilera —dijo la profesora a los de primer año— y síganme. —Artemisa nunca habría imaginado un lugar tan espléndido. Estaba iluminado por miles y miles de velas, que flotaban en el aire sobre cuatro grandes mesas, donde los demás estudiantes ya estaban sentados. En las mesas había platos, cubiertos y copas de oro. En una tarima, en la cabecera del comedor, había otra gran mesa, donde se sentaban los profesores. La profesora McGonagall condujo allí a los alumnos de primer año y los hizo detener y formar una fila delante de los otros alumnos, con los profesores a sus espaldas. Los cientos de rostros que los miraban parecían pálidas linternas bajo la luz brillante de las velas. Situados entre los estudiantes, los fantasmas tenían un neblinoso brillo plateado. —Cuando yo os llame, deberéis poneros el sombrero y sentaros en el taburete para que os seleccionen —dijo—. ¡Abbott, Hannah! —Una niña de rostro rosado y trenzas rubias salió de la fila, se puso el sombrero que la tapó hasta los ojos, y se sentó.
Un momento de pausa. —¡HUFFLEPUFF! —gritó el sombrero La mesa de la derecha aplaudió mientras Hannah iba a sentarse con los de Hufflepuff. Artemisa vio al fantasma de un Fraile Gordo saludando con alegría a la niña.
— ¡Bones, Susan!
— ¡HUFFLEPUFF! —gritó otra vez el sombrero, y Susan se apresuró a sentarse al lado de Hannah.
La profesora siguió llamando, el sombrero siguió gritando casas y las mesas seguían aplaudiendo.
Hufflepuff, Ravenclaw, Gryffindor y Slytherin.
— ¡Granger, Hermione!
Hermione casi corrió hasta el taburete y se puso el sombrero, muy nerviosa. —¡GRYFFINDOR! —gritó el sombrero.
— ¡Greengrass, Daphne!
El sombrero fue colocado en su cabeza, por quizás unos siete o diez segundos. — ¡SLYTHERIN!
— ¡Kirishima, Tōka! —todos volvieron sus miradas, hacía la chica japonesa, quien fue a sentarse en la silla.
— ¡HUFFLEPUFF!
— ¡Patil, Padma!
— ¡RAVENCLAW!
— ¡Patil, Parvati!
— ¡GRYFFINDOR!
Siguieron saliendo nombres, hasta que... — ¡Potter, Harry! —creyó leer la mujer, pero nadie salió. Todos se preguntaron, dónde estaba Harry Potter. Dumbledore frunció el ceño, ¿Dónde estaba Harry?, ¡¿DÓNDE ESTABA SU SALVADOR?! McGonagall volvió su mirada al papel y frunció el ceño. ¿Cómo es que cambió? — ¡Potter... Artemisa! —Dumbledore frunció el ceño ante eso, y miró a todos con ojos calculadores. ¿Dónde estaba Harry?, ¿Harry tuvo una hermana de que él nunca supo? No, eso era improbable. ¿Un Potter que creció fuera del radar y ahora enviaba a su hija a la escuela?, ¡Sí! Eso sonaba muchísimo más probable.
Todos los maestros y alumnos, miraron a la niña que salió de la fina y se aproximaba, hasta tomar asiento en el taburete, el sombrero se le cayó sobre los ojos. Cuando Dumbledore intentó entrar en la mente de la niña, con la Legeremancia para saber más sobre ella... solo se encontró con que ALGO, se le lanzaba encima para morderlo y salió de la mente de la chica.
— ¡HUFFLEPUFF! —La mesa de Hufflepuff comenzó a aplaudir y la pelinegra tuvo un salto en su caminar, sentándose junto a Susan y Hannah.
Todos los alumnos fueron clasificados. Pero definitivamente, no existía ningún Harry Potter.
— ¿No tenemos a Potter? —preguntó Ron Weasley. Artemisa, Tōka y su madre, junto a Amelia y su sobrina, Eleonor y su hija.
—Parece que ustedes tres, son demasiado... viejas para ser sorteados, me temo —anunció Albus, levantándose lentamente de su asiento en la mesa de profesores, su comentario provocó algunas risas en la sala cuando Lily dio un paso adelante y entrecerró los ojos hacia él. — ¿Y tú quién eres? —Preguntó, mirando hacia abajo y haciendo todo lo posible para atrapar los ojos de Lily con los suyos.
Lily le enseñó una sonrisa burlona, solo para hacer enfadar al viejo. Para hacerlo morder la trampa. —Tú sabes muy bien, quien soy.
—Me temo que me tienes... desconcertado —dijo Albus en voz baja, moviéndose alrededor de la mesa de profesores para llegar y pararse al frente del área elevada al frente del salón. —Porque, lo que es seguro, es que ¡tú no eres Lily Potter...! —Instintivamente, Albus atrapó en el aire algo que Lily le lanzó. Era su placa de Inefable. Otra prueba de que era quien decía ser.
Lily acarició su barbilla, de manera caricaturesca. — ¿Si te pido la Capa de mi esposo, eso ayudaría para demostrar quién soy? —preguntó burlonamente, haciendo palidecer a Albus. —ACCIO: ¡CAPA PEVERELL! —Unos segundos después, algo plateado apareció volando y ella lo atrapó. Sintió lo que había en la capa y sonrió. — ¡Oh!, y ¿Qué es esto? ¿Sellos rúnicos de seguimiento y localización? ¡Vaya, así que era eso! —Dumbledore comenzó a temblar de miedo.
Albus le apuntó con la varita — ¡TÚ NO ERES LILY POTTER! —Declaró, antes de comenzar a atacarla, con varios tipos de hechizos.
Lily permitió que los hechizos de anti-Multijugos y anti-Ilusión la golpearan. No tenía nada que ocultar. Rápidamente, Amelia, Eleonor, Minerva y Filius, colocaron hechizos para proteger a los estudiantes y evitar que Fawkes viniera en ayuda de Albus. —Pues ninguno de tus hechizos, ha echado por tierra, mis argumentos. Ni se ha revelado que esté usando pociones o ilusiones, para cambiar mi apariencia, ni soy una Metamorfomaga. Quizás podríamos hablar de la Profecía. —Dumbledore volvió a casi a gritar, pero más que nada, para evitar que alguien escuchara las palabras de Lily. —Como Severus llevó las palabras a Tom Ryddle... ¡A.K.A LORD VOLDEMORT! —Tuvo que gritar, para que la escucharan por encima de la voz de Dumbledore, a quien rápidamente le lanzó un hechizo de silencio. —Y como encerraste a Sirius en prisión, sabiendo que Peter era el auténtico espía y que es un... ¡Accio: Rata Sccabers! —la rata voló lejos del hombro del niño y arrojó un hechizo azul. Fue como ver una película acelerada de un árbol en crecimiento. Una cabeza estaba disparando hacia arriba desde el suelo; las extremidades estaban brotando; Al momento siguiente, un hombre estaba parado donde Scabbers había estado, encogiéndose y retorciéndose las manos. —Petrificus Totalus —El Animago rata se quedó completamente quieto. Amelia y Eleonor, rápidamente le arrojaron varios hechizos y cuerdas para atarlo.
— ¡APRÉSENLO, RÁPIDO! —ordenó Fudge, a los Aurores presentes, quienes actuaron tan pronto como pudieron.
Dumbledore palideció. — ¡Mierda! —Pensó enfadado, mirando a Lily. No le quedaba casi ninguna duda de que ella era quien decía ser y que, además ella conocía de sus planes de alguna forma misteriosa. Ahora mismo, estaba echando por tierra todo lo que él había estado planificando a lo largo de esta década, para asegurarse de que el inexistente Harry Potter, enfrentara a Voldemort, hasta matarlo y cumplir la profecía de la forma, en la que ÉL quería que esta se cumpliera. — ¡Maldita Potter, esto no tendría que haber sido así! —Peter tendría que haber seguido en el castillo, por varios años más, para que sus planes siguieran en pie. Lily caminó a paso calmado, hasta el profesor Quirrell, a quien tocó el rostro con sus manos, haciéndolo gritó de dolor, todos vieron horrorizados, como el hombre se transformó en una estatua de ceniza, y de su cuerpo surgió un espectro, cuyo rostro reconocieron. Dumbledore palideció aún más, sus ojos se abrieron, su boca también y su mente no podía procesar ni entender, como era posible que Lily tuviera estos conocimientos, mientras sentía su corazón latir como loco. — ¡¿CÓMO SUPO LILY, QUE QUIRRELL FUE EL CONTENEDOR DEL ALMA DE VOLDEMORT?!
— ¡NO OLVIDARÉ ESTO, LILY POTTER! —gritó el espectro de Voldemort con un gran rencor, mientras se alejaba volando. Como un espectro y sin alguien que se ofreciera libremente a ser poseído, entonces no podía hacer nada.
— ¡LARGATE DE ESTA ESCUELA, MESTIZO DEMENTE! —Ordenó Lily, con la varita en alto, mientras que el espectro se alejaba de Hogwarts. Se giró hacía Dumbledore, quien palideció y comenzó a temblar del miedo, de ser el blanco de la furia de Lily. — ¡ACCIO: VARITA PEVERELL!
— ¡NOOOO! —Gritó Albus, cuando la varita de Sauco se le escapó de entre la túnica y llegó a la mano de Lily, al tiempo que sentía como esta dejaba de tener una conexión con él. — ¡¿TIENES ALGUNA IDEA, DE LO QUE HAS HECHO?!
—Se trata de una varita Peverell, es una varita Potter y ambos lo sabemos perfectamente bien, Albus —dijo Lily. Dumbledore dio un paso atrás, con un rostro de dolor, desconsuelo absoluto, la desesperanza dominante en su rostro, mente y corazón. Decidió dejar de confrontar a Lily, quien estaba destapando secreto tras secreto y si seguía así, quien sabe qué sería lo próximo que le diría o el próximo secreto que revelaría. — ¿Contrataste a Voldemort, para enseñar en Hogwarts, cuando hay cientos de niños caminando por estos pasillos? —Con un hechizo, comenzó a escribir en el aire.
YO SOY LORD VOLDEMORT.
Lily agitó su brazo y las palabras se reorganizaron en el aire, formando nuevas palabras. — ¡NO! —Gritó Dumbledore, sabiendo exactamente lo que Lily estaba por hacer. Pero no tenía forma de evitar que Lily lo revelara, pues ya no poseía una varita. Cuando intentó correr hacía ella, se encontró con que no podía mover sus piernas. —Collosho. —Pensó en el hechizo que pegaba los pies al suelo.
TOM SORVOLO RYDDLE
—Sorvolo Gaunt era su abuelo. Hijo de Merope —Dumbledore empezó a gritar, para que Lily dejara de revelar secretos. —Quien enamoró a Tom Ryddle, un Muggle acaudalado de...
— ¡LILY! —Gritó Dumbledore de forma muy dramática, extendiendo su brazo derecho. La mocosa lo había dejado pegado al suelo (literalmente) — ¡NO LO DIGAS, LILY!
— (...) De Little Hangleton —ella miró a Dumbledore con enfado y él deseó saltar hacía atrás, ante esa mirada de odio que ella le dio, pero como sus pies estaban aferrados al suelo, solo perdió el equilibrio y cayó sobre su trasero —con una poción de amor y luego, Merope murió en el parto. —Dumbledore bajó su brazo. En sus ojos, ya no se veía brillo alguno. Se veía devastado. —Sybill Trelawney le contó a Dumbledore sobre un niño que nacería de unos padres quienes habrían sobrevivido tres veces a Ryddle, estaría destinado a derrotar a Ryddle...
— ¡NO LO DIGAS, LILY! —Chilló el hombre devastado, todavía extendiendo inútilmente su brazo, como si eso fuera a evitarlo y con lágrimas bajando por sus mejillas, ante la impotencia y viendo como los secretos que él había guardado por tantos años, y todo lo que querría contarle eventualmente al Niño-Que-Vivió, era narrado por Lily, ante los alumnos, maestros, el ministro y reporteros. — ¡YA BASTA LILY, POR FAVOR! —Ella lo miró con odio y furia, él la miró suplicante, humillado y deshecho. — ¡YA NO DIGAS NADA MÁS, NO PUEDEN SABERLO, SOLO YO PUEDO...!
— (...) Y decidió que mi hija o el de Frank y Alice, cualquiera de los dos, sería aquel niño destinado a vencer a Ryddle. Sacrificándonos a nosotros, para conseguir a su niño profético. —Se encogió de hombros. Severus escapó en ese momento, cuando nadie (excepto Lily) lo veía. —Dumbledore ya estaba cansado. Durante la Guerra de Magos Mundial, enfrentó al hombre que amó: Gellert Grindelwald y viendo toda la destrucción, se centró en el perdón y muchos miembros de la Orden del Fénix, murieron por su culpa y porque él decía que solo usáramos el Expelliarmus y Petrificus Totalus, para luego arrojarlos a Azkaban y que así, ellos se arrepintieran de sus actos. —Lily caminó hasta el maestro Quirrell y lo agarró por el cuello, todos vieron cómo se volvió polvo y como el espectro de Voldemort escapaba de su cuerpo.
— ¡NO OLVIDARÉ ESTO, LILY POTTER! —Rugió el espectro, mientras se iba.
Finalmente, Dumbledore pudo moverse, el anciano comenzó a derramar lágrimas, viendo como sus planes para poner a prueba al inexistente Harry Potter, si es que El-Niño-Que-Nunca-Existió quería luchar por La Luz y derrotar a Voldemort cumpliendo la Profecía. Pero Lily había descubierto sus planes y derrotó a Quirrell en ese momento. ¿Qué más sabía Lily?, ¿Cómo supo todas esas cosas? Cuando Cornelius dio la orden de arrestarlo, él aplaudió. Pero nada paso. Volvió a aplaudir... pero Fawkes no llegó en su ayuda. Así que se Desapareció... Pero no pudo y tuvo que (literalmente) salir corriendo del castillo.
— ¡¿Acaso el alma de tu difunto marido, que en paz descanse, ha tomado posesión de tu cuerpo y ahora traes caos y desorden a donde quiera que vayas, niña?! —preguntó Minerva enfadada, mirando a la pelirroja de ojos verdes, que solo le sonreía.
— ¡Si usted tuviera un hijo, a quien alguien quiere usar como punta de lanza en una guerra, haría exactamente lo mismo que yo o incluso algo muchísimo peor profesora McGonagall! —le respondió la pelirroja, con sus ojos brillando de coraje contra Albus.
La mujer suspiró. Entonces, Cornelius saltó en ese momento. —Me encargaré de reunir a la Junta de Gobernadores y sacar a Dumbledore permanentemente del puesto como director.
—Minerva se hará cargo, descuide señor Ministro —dijo Lily con una sonrisa. —Y estás de suerte, directora McGonagall —la ceja de Minerva comenzó a temblar. —Severus también ha escapado, así que tomaré el lugar de Pociones y con mi Gira-Tiempo también de Defensa. Oh vamos, no me mires así. Fui una Inefable, puedo hacerme cargo de ambos puestos.
Minerva apretó los dientes y los puños. Lo último que se imaginaba en una noche de selección cualquiera, de cualquier año, hablando de la conclusión de una Ceremonia de Selección en un 1 de septiembre común y corriente, era tomar el puesto de Directora y contratar a su alumna no tan difunta en dos puestos. —Me lo debes, niña.
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(N/A: Este capítulo me salió muy diferente a lo que tenía planeado al principio. Pues el plan no era que Lily y Artemisa viajaran en el Expreso, ni que se cruzara con Tōka, ni que ella fuera parte del Harem ―Anotación para futuro Fanfic/Ghōul, listo― era que Artemisa SÍ se transformara en una Ghoul, pero que llegara el 2 de septiembre a Hogwarts en un carruaje, con el toque de una princesa de cuento de hadas o de algo que NO ERA TOTALMENTE HUMANO, siendo rodeada por humanos y preguntándose quien era ella)
