Disclaimer: Esta historia no me pertenece, los personajes son de Stephenie Meyer y la autora es iambeagle, yo sólo traduzco sus maravillosas palabras.

Disclaimer: This story doesn't belong to me, the characters are property of Stephenie Meyer and the author is iambeagle, I'm just translating her amazing words.


Thank you Meg for giving me the chance to share your story in another language!

Gracias a Yani por ser mi beta en esta historia.


Capítulo 29

POV Edward

Tardo veintitrés días en adaptarme a la rutina de rehabilitación y casi un mes y medio para apreciar de verdad la monotonía de la misma.

Las mañanas consisten en despertar temprano, desayunar y concentrarme en una actividad o programa cuyo objetivo sea relajarme. Intenté meditar… una vez. Estar atrapado con mis pensamientos no fue calmante. El yoga y caminar tampoco son una opción gracias a mis escayolas. Pero tocar el piano en la recepción es algo que puedo hacer y me ayuda a calmar la mente, así que eso es lo que hago después de comer.

A media mañana hay una reunión grupal para enfocarnos en los Doce pasos. Me quedo atorado en uno de los pasos durante un tiempo, admitirme a mí mismo y a otro ser humano la naturaleza exacta de mis malas acciones. No me di cuenta de lo difícil que sería ser honesto con un grupo de desconocidos. Pintarme a mí mismo bajo una luz tan jodidamente terrible y responsabilizarme de cada cagada que he hecho. El día en que dejo ir esa necesidad desesperada por agradarle a los demás, y me permito ser honesto y sentir humildad, es el día que completo el Paso Cinco.

Las reuniones grupales pueden ser extenuantes, así que después de eso es la hora de la comida, luego un rato libre donde elijo ya sea jugar ping-pong con Riley —una de las pocas personas con las que hablo libremente aquí— o escribir un diario en mi habitación. A veces escribo canciones. Otras veces solo anoto mis pensamientos, sin importar lo mundanos que sean.

Ya en la tarde es cuando tengo mi sesión individual de terapia con Harry. Él es mayor, tal vez de unos sesenta y tantos, y no se anda con rodeos. Me dice las cosas como son y admiro eso en él. Es bueno para hacerme ahondar más sin sentirme jodidamente inseguro. Es bueno en presionar sin sentir que es demasiado.

Entre cada actividad y sesión, me dedico a fumar. Intento limitarme, pero es jodidamente difícil.

Lo que es todavía más difícil es no pensar en Bella.

En serio creí que venía a rehabilitación conmigo en mente. Sin embargo, luego de una semana de estar aquí me quedó claro que lo estaba haciendo todo por Bella. Por su aprobación. Por su perdón. Lo estaba haciendo para que ella me amara de nuevo, como más que solo un amigo. Sabía que no estaba bien.

Así que la llamé. Marqué el número que ella había anotado en mi escayola. Se sintió jodidamente bien escuchar su voz otra vez, y sonaba genuinamente feliz de saber de mí también. Después de conversar unos minutos, le dije que no sabría nada de mí durante un tiempo, no mientras todavía siguiera pensando tanto en ella. No mientras ella motivara mi recuperación. Le dije que necesitaba hacer esto por mí, de otra forma no duraría. Por fortuna, estuvo de acuerdo. Dijo que lo entendía y seguía jodidamente orgullosa de mí. Incluso me dijo que me tomara mi tiempo.

Y lo he estado haciendo.

Ahora que solo me quedan treinta días, me siento igual de ansioso por salir de aquí como aprensivo por estar solo. Todavía existe esa ansiedad arraigada que se niega a abandonar mi cuerpo, y sé que la urgencia subyacente por consumir nunca se desvanecerá por completo. Cada día requerirá de una elección para no ceder a la tentación. Algunos días esa elección tendrá que tomarse una y otra y otra vez.

Pero cada día que permanezco limpio, me siento un poco más conectado a la tierra.

Cada día me vuelvo un poco mejor en responsabilizarme de mis errores y dejar caer mi ego.

Reconozco que no es suficiente con solo dejar la cocaína. Que la recuperación incluye mejorarme y crear una nueva rutina para cuando mi mente inevitablemente se desvíe hacia las drogas y el alcohol.

Ha sido extenuante y duro. Siempre será jodidamente duro. Pero todo lo que vale la pena lo es. Estoy mejorando en darme cuenta de que esta es una batalla de por vida, y el que vaya a terminar pronto con rehabilitación no significa que ya terminó el trabajo.

Acaba de comenzar.

XXX

—Una semana más y saldrás de aquí —dice Harry de forma casual.

Ya casi terminan mis noventa días.

Asiento, mirando hacia el lago artificial que está dentro de los terrenos. Me gusta cuando nos reunimos afuera, incluso cuando hace frío como hoy. Se siente menos como una sesión de terapia y más como si fuéramos solo dos amigos hablando, a pesar de que la conversación solo gira en torno a mí.

»¿Cómo te sientes? —pregunta.

—¿En general o sobre regresar a mi vida?

—Cualquiera de las dos.

Me tomo mi tiempo y lo pienso, jalándome la manga de la chaqueta para poder rascarme la muñeca. Me quitaron la escayola a inicios de diciembre. La de la pierna me la quitaron también hace unas semanas, un día antes de Nochebuena. Emmett bromeó diciendo que era el único regalo que recibiría. Pero no me molestó. Se sintió como la libertad.

—Me siento nervioso por regresar a casa —digo al fin.

—Es comprensible —dice Harry tranquilamente—. ¿Qué es lo que te pone nervioso?

—Tener que valerme por mí mismo y prepararme otra vez la comida —bromeo.

Su risa es sincera, su aliento visible debido a la temperatura.

—La comida de aquí no es tan buena —replica, y luego espera.

Sé por experiencia que no dejará pasar esa respuesta. Rara vez me deja responder con humor, y típicamente quiere que amplíe lo que digo.

—Me preocupa hacer esto por mi cuenta —digo al fin. Eso ha estado mucho en mi mente recientemente. En especial cuando intento dormir.

—¿Hacer qué por tu cuenta?

Enfoco la mirada hacia el agua tranquila, el cielo gris despejado se refleja en la superficie. Reboto la rodilla. Creí que la respuesta era obvia, pero digo:

—Mantenerme limpio. Sobrio.

—No tendrás que hacerlo por tu cuenta, Edward. Ningún adicto en recuperación tiene que hacerlo. Es por eso que acudirás a reuniones diarias. Es por eso que seguiremos con la terapia. Y tienes el apoyo de tu familia.

Mis padres y Emmett han venido unas cuantas veces para terapia familiar. Fue difícil ser honesto con ellos sobre todo. Dolió ver a mi mamá llorar cuando admití que probé las drogas por primera vez a los catorce años. Escuchar lo responsable que se ha sentido Emmett, desde ser él el que llevó la mariguana a la casa desde joven hasta haber contratado a Sam. Su culpa no tiene fundamentos. Nada de esto es su culpa. Tampoco es culpa de mis padres por no haber estado tan involucrados o conscientes, o cualquier otra razón que hayan inventado para poner la culpa en cualquier otra persona menos en mí.

Todo esto fue por mí, cien por ciento mi responsabilidad.

—También tienes a tus amigos —comenta Harry al ver que me quedo en silencio.

Suelto una carcajada.

—¿Cuáles amigos?

No se deja llevar por mi autocompasión. A veces desearía que lo hiciera.

Una vez más, se queda esperando.

»Quizás vuelva a tener amigos después de ofrecer mis disculpas, pero no está garantizado —murmuro.

—¿Y qué tal vas con tu lista? —pregunta con curiosidad.

—Ya está terminada. Y es… larga.

Me tomé mi tiempo en el Paso Ocho, hacer una lista de todas las personas a las que he lastimado. Bella, Jasper, Pete, Ben, y Tanya son los principales. El nombre de Ben está subrayado varias veces. Igual que el de Bella, pero también hay una estrella junto al de ella.

El Paso Nueve sucederá cuando me arme de valor y me reúna con todas las personas de esa lista si es que están dispuestos a escucharme. Sé que no puedo deshacer todas las mierdas que los hice pasar, pero puedo intentar reparar el daño que hice al reconocer mi anterior comportamiento.

—Tienes razón. Su perdón no está garantizado —responde Harry—, pero esa no es la razón por la que pedirás disculpas. No estás buscando perdón, sino responsabilizarte de tus acciones.

Asiento, pero imaginarme el tener que pedir disculpas me trae una nueva ola de ansiedad. Casi me ahogo en ella hasta que redirijo mi concentración.

No sé qué va a pasar y no debería asumir lo peor.

Harry me da un momento, como si supiera que me estoy calmando a mí mismo.

Me giro hacia él.

—Sí, tengo a mi familia para sobrevivir a todo esto, pero pensé que no era saludable depender de otros. Es por eso que no he hablado con Bella. Es por eso que nos di espacio.

—Depender de otros no es algo malo. Es bueno tener apoyo. Pero tu relación con Bella era romántica, ¿no es así?

—Sí. O sea, no hemos estado juntos… sexualmente —digo de forma torpe— en casi año y medio.

—No estoy hablando solo de eso —dice Harry con rostro neutral—. Incluso si no estuvieron involucrados románticamente de forma reciente, ¿dirías que los sentimientos siguen ahí?

—Sí. Aquí están —digo con honestidad—. Al menos de mi lado. ¿Y qué? ¿El que sienta algo por ella significa que no podemos ser amigos? ¿O que no puedo depender de su apoyo?

—¿Crees que Bella y tú podrían ser alguna vez solo amigos?

—Tal vez. —Sin embargo, no lo sé—. Eventualmente.

—Te aconsejaría mantenerte alejado de toda relación íntima y romántica durante un tiempo. Claro que no puedo decirte qué hacer, pero te estoy diciendo qué es lo que funciona. Lo que asegura una recuperación exitosa. —Se queda callado, dejándome el espacio para hablar. Al notar que no lo hago, él sigue haciéndolo—. Por lo que hemos hablado en sesiones anteriores, a veces tu relación con Bella era…

—¿Explosiva? —sugiero, sintiéndome culpable.

Harry sonríe con tristeza.

—Involucrarte con alguien tan pronto en tu recuperación, con cualquier persona, sería perjudicial. Una pelea podría iniciar una recaída. Una discusión podría hacerte querer consumir. Por ahora necesitas conservar tu energía para enfocarte en ti mismo. No en las necesidades de alguien más.

—Pero siempre he pensado en mí —murmuro, sintiéndome como un patán—. Eso fue parte del jodido problema.

—Por supuesto —concuerda Harry—. Los adictos son egoístas. Pero ahora pensarás en ti de una manera más saludable. Creando una rutina y encontrando un nuevo sentido para tu vida, sin tener a otra persona en la mente.

Me saco los cigarros de la chaqueta y enciendo uno.

—Llamé a Pete hoy. Aceptó hablar la próxima semana en persona. Acaba de regresar de la gira.

Duele decirlo en voz alta. Saber que yo también habría estado regresando de la gira me hace sentir una presión en el pecho a causa del arrepentimiento.

Harry asiente.

—¿Es la primera persona a la que le pedirás disculpas?

—Sí. —Harry me mira, y sé que siente curiosidad por saber por qué elegí primero a Pete—. Me parecía más fácil iniciar con él. No la cagué tanto con él como con los otros, así que…

Harry asiente.

—¿Y tienes la esperanza de que será una buena conversación?

—Buena en el sentido de que podré aceptar mis errores, sí. No espero que me ofrezca mi trabajo de nuevo ni nada así. En especial no después de que descubra que le mentí sobre acudir a Narcóticos Anónimos.

No me despidieron exactamente de la banda, pero en definitiva ya no soy parte del equipo. Pete no quiso hacer ningún cambio permanente teniendo yo tanto de mi vida en el aire. Contrataron a un tipo llamado Demetri para que ocupara mi lugar en la gira, pero no había planes concretos para que él permaneciera a bordo después de eso.

»No me haré ilusiones —añado después, mirando la punta quemada de mi cigarro.

Harry se muestra de acuerdo.

—Tener expectativas realistas te ayudará a la larga. Pete también está en recuperación, ¿cierto? Lo mencionaste antes.

—Sí. Lleva diez años.

—Es admirable —dice con gentileza.

—Sí.

—¿Has pensado en dónde trabajarás cuando estés en casa?

—Hay una tienda musical cerca de mi casa donde mandé solicitud. Tengo una entrevista la próxima semana. —Inhalo otra vez, dejo que el humo me arda en los pulmones antes de hablar—. El trimestre de primavera inicia a finales de marzo, podría inscribirme a algunas clases y terminar al fin mi licenciatura, pero…

—¿Pero?

—Tengo treinta y un años.

—Así es.

Él no lo entiende, así que se lo explico.

—Estaré en clases con veinteañeros. Es jodidamente vergonzoso.

Harry me mira con desaprobación.

—La educación no discrimina por edad.

Le doy otra larga calada a mi cigarro haciendo que el papel se queme hasta el filtro.

—Supongo que ya veré después.

—Necesitas hacer planes concretos, Edward. No solo lo veas ni improvises. Necesitas un horario firme —me recuerda.

—Lo sé —respondo, me siento mal por haberme quedado atrapado en mi cabeza. Apago el cigarro y avanzo unos pasos para tirarlo en la basura antes de volver a sentarme—. Espero que pueda seguir tocando música. Ni siquiera tengo que hacerlo de forma profesional. Aceptaré lo que pueda conseguir.

—¿Y crees que puedes estar otra vez cerca de ese estilo de vida? —me desafía Harry—. Los bares. El alcohol. Las drogas.

—Pete lo hace —digo de forma neutral, tal vez casi a la defensiva.

—Pero tú no eres Pete.

Me rasco la nuca.

—Lo sé.

—No estoy diciendo que no puedes hacerlo. Pero necesitas estar alerta —explica.

—Sí —concuerdo, pero en realidad no lo sé. Me gustaría pensar que algún día podré estar cerca de los vicios que me trajeron aquí y no inmutarme.

—Entonces, hablarás con Pete la próxima semana —musita Harry, regresando al tema—. Incluso si ya no tocas en la banda, tal vez eventualmente él pueda conectarte con alguien más. Si eso es lo que quieres.

—Sí, tal vez. Supongo que no estoy esperando ningún favor.

Harry se frota las manos y les sopla mientras sugiere que terminemos adentro. Nos ponemos de pie y caminamos en un cómodo silencio durante un momento, pero tengo en la punta de la lengua una pregunta que me ha estado causando curiosidad.

Carraspeo.

—¿Puedo preguntarte algo?

—Por supuesto.

—¿Cuánto tiempo tengo que esperar hasta que pueda estar con Bella? —Ya puedo ver en su expresión que no le agrada a dónde se dirige esto—. O sea, me refiero a después de pedir mis disculpas. Si es que ella quiere volver a intentarlo. ¿De cuánto tiempo hablamos?

—Pues... —empieza con cuidado, deteniéndose por completo—. Dale un año. Tal vez incluso dos. Pero a veces es mejor dejarlo atrás por completo. Ella también tendrá que comprometerse a una vida de sobriedad, si es que quiere ayudarte en tu recuperación. Algunas personas no están dispuestas a tomar el reto de cambiar sus vidas si no tienen que hacerlo. E incluso si quieren, no siempre funciona.

Casi desearía no haber preguntado. Él debe ver la derrota en mi rostro porque me palmea la espalda y me ofrece una sonrisa amable y llena de apoyo.

—Es menos desalentador si lo tomas un día a la vez, ¿de acuerdo? No te apresures, y vive el presente. Enfócate en ti. Pon primero tu recuperación, Edward. Te lo mereces.

Cuando llegamos adentro, hablamos un poco más sobre expectativas realistas sobre regresar a casa y cómo se verá mi horario una vez que eso suceda. Reuniones diarias de NA. Terapia tres veces a la semana. Me uniré al gimnasio que está cerca de mi apartamento, y Emmett dijo que él empezaría a correr conmigo en las mañanas.

Supongo que en alguna parte en medio de todo eso llenaré mi tiempo con cualquier trabajo que pueda encontrar. Me inscribiré a las clases. Espero tocar música de alguna manera.

Y tal vez… tal vez un día, Bella encajará en algún sitio por ahí también.