Capitulo 1¿Boda?
Acababa de pisar tierra firme después de permanecer casi seis horas sentado en uno de los asientos del avión con destino Japón que había tomado esa misma madrugada.
Se encontraba agotado y algo mareado… Odiaba volar durante tanto rato… Viajar no era uno de sus fuertes y solía ponerlo de mal humor…
-"Pero si es la única forma de vernos…" – pensó con resignación a la vez que recogía sus maletas y caminaba hacia la zona de bares y cafeterías del aeropuerto en busca de alguna cabina telefónica.
-Maldito aparatejo…- gruñó enfadado cogiendo con rudeza su teléfono móvil. – ¡Siempre te falta batería cuando más te necesito!- exclamó en voz alta cosa que provocó que muchas de las personas de su alrededor lo miraran con mala cara.
Y es que era bastante inusual ver por aquel lugar a una persona con sus características… No todos los días se veía a muchachos tan altos con cabellos rojizos discutiendo y peleándose con un móvil… Su apariencia podía parecer la de un extranjero pero sus rasgos eran claramente japoneses, cosa que provocaba que muchas de las personas más conservadoras de su alrededor murmurasen comentarios algo degradantes hacia su persona. Definitivamente, un chico tan alto y pelirrojo discutiendo con un teléfono móvil no era el ideal de japonés para muchas personas.
Después de rondar buscando un teléfono y ver tras mucho rato una cabina, corrió hacia ella y metió algunas monedas para poder realizar la llamada. A continuación la máquina le pidió el número de teléfono al que quería llamar y el pelirrojo cogió su móvil ya que su memoria no le permitía guardar números telefónicos.
-¡MIERDA! – gritó una vez más en lo que iba de mañana colgando el auricular con rudeza…y más personas pararon a observarle con cara de fastidio. -¡Joder y ahora cómo le llamo! – y es que acababa de recordar que su pequeño aparato no se encendía y por lo tanto, imposible obtener el número al que quería llamar.
Así pues, no tuvo más remedio recoger las monedas que había introducido segundos antes e irse a alguna cafetería a desayunar a la vez que intentaría que las musas bajasen para recordarle aquel maldito número.
Caminó hacia la cafetería más cercana arrastrando las dos grandes maletas con sus pequeñas ruedecillas. Maldecía el hecho de haber llevado tantas cosas para el poco tiempo que estuvo fuera.
Se sentó emitiendo un gran suspiro. Estaba ya cansado de sentarse… Pero tampoco quería quedarse de pie esperando la inspiración divina.
-¿Qué desea tomar? – le preguntó una jovencita de no más de dieciocho años que se acercó rápidamente con una pequeña libreta y un bolígrafo.
-Tráigame…mmm… un agua, por favor – pidió. Estaba sediento y pensó que lo mejor para quitarse esa sed era algo de agua.
-¿Ya está? – Ante la afirmación del pelirrojo volvió a hablar - Enseguida – comentó la muchacha guiñándole uno de sus grandes ojos azules y dándose la vuelta para ir a por su pedido.
Sakuragi Hanamichi apoyó cansadamente sus brazos en la pequeña mesa de madera que tenía delante y se cogió su cabeza rojiza entre las manos.
Estaba agotado. Durante todo el viaje en avión desde los Estados Unidos no había podido dormir ni un solo segundo… Le era prácticamente imposible el dormir en uno de esos pájaros de metal sabiendo que en cualquier momento podía estrellarse.
-"A ver Hanamichi…piensa" – se dijo a sí mismo intentando recordar el teléfono de Yohei. – "es mi mejor amigo… ¿cómo no puedo saber su número con las veces que lo he llamado?" – se reprochó mentalmente.
-Perdone¿qué desea tomar? –
Hanamichi alzó su mirada hacia la chica que tenía a su lado, con una libreta y un bolígrafo en sus manos.
-Emm…gracias pero ya pedí… - dijo sorprendido de que otra de las camareras fueran a tomarle su pedido. Algo curioso pero que ya le había ocurrido alguna vez más…
La chica le miró sorprendida y murmuró un leve "lo siento" y se fue por dónde vino.
-"Sí que son serviciales en esta cafetería…"- pensó el pelirrojo para después volver a centrar sus pensamientos en el dichoso número… -"Creo que era el…" –
-Buenos días¿qué desea tomar? –
Sakuragi volvió a mirar a su costado y volvía a tener otra chica, diferente a las dos anteriores, preguntándole por lo que deseaba tomar.
Una gran gota resbaló por la cabeza del pelirrojo… Aquello ya era demasiado.
-¡Es que ya he pedido! – exclamó asustando a la joven camarera que había ido esa vez.
-Ah…perdone…- se disculpó sofocada la muchacha y después corrió hacia la barra.
Hanamichi bufó exasperado. Creía tener ya el número de teléfono en su mente pero con esa nueva interrupción se le borró todo. Que en una cafetería tres camareras le quisiesen tomar el pedido ya no era tan normal… ¿Acaso tenía cara de querer gastar mucho dinero?
-Mierda…- murmuró.
Necesitaba el número de su amigo para poder llegar a Kanagawa debido a que se encontraba en Tokio… Tenía que avisarle que ya había llegado para que lo fuese a recoger… tal y como ya habían quedado antes de que marchase de viaje a América.
-"Creo que lo mejor será coger un tren…" – pensó con resignación a la vez que la primera muchacha que le atendió le dejaba una pequeña botella de agua junto a un vaso de cristal frente a sus narices. –Gracias…- murmuró.
Sakuragi agarró la botella y bebió la mitad del contenido en un solo sorbo. Después dejó la botella medio vacía en la mesa y se levantó con sus maletas para pagar por su consumición.
Se acercó a la barra y entregó algunas monedas a la vez que vio a las tres chicas que le preguntaron por su pedido charlando entre ellas con sonrisas y sonrojos mientras le miraban de reojo. A continuación dirigieron sus tres pares de ojos hacia Hanamichi y le sonrieron tímidamente.
Hanamichi les devolvió el saludo con un guiño y salió del local a toda velocidad.
Durante su adolescencia nunca había logrado gustar a una sola chica, pero ahora, cuando ya rozaba casi los 25 años parecía que le hubiese crecido un imán para las mujeres… cosa a la que nunca acababa de acostumbrarse…
-Sólo espero que la estación no esté lejos del aeropuerto…- murmuró en voz alta mientras se dirigía a las escaleras mecánicas que le llevarían a fuera del lugar.
Una vez estuvo respirando aire libre miró hacia todos lados buscando algún cartel que le indicase dónde podía estar la estación de trenes.
-"Aunque también podría coger un taxi… aunque tardaría mucho rato en llegar…" – pensó viendo la gran cola que formaba la gente para conseguir uno de los constantes taxis que pasaban justo en la puerta principal del aeropuerto.
Cansado se dirigió a dicha cola… Un coche siempre sería mucho más cómodo que un tren… Así que se colocó al final del todo de la enorme cola y tuvo que esperar un cuarto de hora para conseguir su taxi.
-¿A dónde le llevo? - le peguntó el conductor, un hombre de mediana edad que llevaba una camisa de cuadros azules manchada con restos de crema y chocolate.
A Hanamichi le repudió esa imagen… pero rápidamente le dijo su destino y se pusieron en marcha.
Durante todo el trayecto el pelirrojo quedó mirando el paisaje que pasaba frente suyo, aunque algunas veces no podía evitar mirar la camisa manchada del taxista. Pronto descubrió que eran manchas de diversos donutts que tenía dentro de una caja color vainilla en el asiento del copiloto.
A Hanamichi eso no le hubiese importado demasiado si lo hubiese visto algunos años atrás, pero ahora, Mineko le había cambiado.
El pelirrojo sonrió pensando en ella y se sonrojó levemente.
-"Qué lástima que haya tenido que quedarse en Estados Unidos…"- pensó con una mueca de tristeza, volviendo a dirigir su mirada avellanada al paisaje que se veía a través de la ventana.
Mineko…su novia, su prometida.
La conoció hacía ya unos cinco años, cuando entró en la Universidad. Desde el primer momento se gustaron mutuamente y hasta ahora había durado su relación.
-"Lástima que trabaje en América…" – se lamentó el pelirrojo quien acababa de venir de un viaje para visitarla. –"Suerte que pronto volverá…"-
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-¡Hanamichi!-
-Hola Yohei – saludó el pelirrojo con una sonrisa cansada mientras se apoyaba en el umbral de la puerta.
-¿Pero que haces aquí¡Dijimos que yo iría a buscarte! – le reprochó el moreno mientras se apartaba de la puerta para que su amigo pasase al interior de la casa.
-Sí, sí…ya lo se… - dijo cansado dejando sus maletas tiradas en el recibidor y ambos se dirigían a la cocina.
-Me dijiste que me llamarías… -
-¡Y eso quería hacer! Pero mi maldito móvil se quedó sin batería…- le contestó sacando el aparato de uno de los bolsillos de sus ajustados pantalones y enseñándoselo al más bajo. Después lo tiró sobre la mesa de la cocina.
-Existen las cabinas… - respondió con una sonrisa sarcástica pero pronto su cara cambió a una de más seria. - …No me jodas que aun no te sabes mi teléfono de memoria… –
-Mmm… mucho me temo que es así…- contestó con una gran sonrisa en sus labios intentando no dar importancia a los hechos.
-Tantos años juntos y aun no te sabes ni eso…-
Hanamichi rió y después le dio unas palmaditas en la espalda. –Lo siento, lo siento…- y volvió a reír a la vez que caminó hacia la sala de estar para intentar tumbarse al sofá y descansar de su cansado viaje.
-¡Hanamichi! –
Sakuragi miró hacia delante y allá estaban Takamiya, Noma y Ookusu, saludándole efusivamente.
-¡Chicos¿Qué hacéis aquí?-
- Yo los invité – contestó Yohei. – Estábamos esperando que llamaras para irte a buscar todos juntos-
- Al ver que no llamabas creímos que tu avión se habría atrasado…- continuó hablando Noma. –o…estrellado…- murmuró riéndose.
Hanamichi se sentó pesadamente en el sofá tras haberle dado un golpe en la cabeza al chico del bigote.
-¡Pues ya estoy aquí! – exclamó feliz por la comodidad que le proporcionaba estar en ese asiento tan blando junto a sus mejores amigos, que se sentaron junto a él.
-¿Y qué tal está Mineko¿Aun tiene que quedarse allí más tiempo? – preguntó curioso Takamiya mientras devoraba un donutts de mermelada de fresa, cosa que a Hanamichi casi le hace vomitar al recordar al conductor de su taxi.
- Sí…todavía debe quedarse allí un tiempo más… - contestó con una pequeña sonrisa melancólica. – Pero volverá dentro de un mes y medio. – concluyó su explicación con una gran sonrisa en los labios.
-¿Sí¿Y cómo es eso¿Se le acabó el contrato de trabajo? – se interesó Ookusu.
-Es que veréis…tengo algo que contaros chicos… - empezó a hablar Hanamichi con palabras que intrigaron rápidamente al resto de los muchachos.
-¿qué ocurre? – fueron preguntando todos, algo asustados por el temor de que fuese una mala noticia.
-Veréis…yo… ella…mmm… -
-¡Oh venga Hanamichi¡Dilo ya! – habló Takamiya para después clavar un enorme bocado a su pasta de mermelada la cual se escurría entre los rechonchos dedos del chico.
Hanamichi tuvo que mirar hacia otro lado.
- Mineko y yo nos vamos a casar dentro de un mes y medio – acabó de decir con una grandiosa sonrisa dibujada en su rostro.
Los cuatro chicos que estaban allí quedaron en silencio ante tal noticia, con sus ojos bien abiertos. Nunca esperaron tales palabras.
-¿Qué ocurre¿Es que no pensáis felicitarme? – preguntó serio el pelirrojo, con un mohín de disgusto.
El primero en reaccionar fue Ookusu, que se levantó del suelo, donde estaba sentado, y se acercó a su amigo para agarrarlo por el cuello con uno de sus brazos. – ¡Me alegro por ti! – dijo divertido.
-¡No puede ser¡Se nos casa este idiota! – exclamó entre risas Noma para después tirarse sobre Hanamichi y felicitarlo revolviendo sus cabellos rojizos con sus manos. Después fue Takamiya quien lo felicitó, no sin antes haberse acabado aquel grasiento donutts.
El único que no se movió de su sitio fue Yohei. Esa noticia lo había desconcertado completamente… Hanamichi… su amigo… ¿se casaba¿Dentro de tan solo un mes y medio?
-¿Qué pasa Yohei¿Acaso no vas a felicitarme? – preguntó feliz Sakuragi. Para él era importante recibir la aprobación de su mejor amigo…
Mito despertó de su ensoñación y se levantó para acercarse al pelirrojo chocando su mano con la morena de su amigo.
-Claro que sí… Felicidades. –
-Gracias… Este Tensai por fin se casa…- exclamó para después reír estúpidamente con su pose de genio. A decir verdad, ni él mismo se lo acababa de creer del todo.
Yohei lo miró con una sonrisa melancólica mientras los demás chicos se dedicaban a abrazar al pelirrojo y a felicitarlo… Pero a él no le sentó demasiado bien esa noticia… Conocía a Sakuragi desde la guardería y desde ese entonces fueron los mejores amigos y no se separaron jamás… Y ahora sabía que una boda sólo lograría distanciarlos… De pronto sintió celos de Mineko, esa chica que le arrebató a su amigo hacía ya cinco años… Ahora se iba a quedar con él definitivamente…
Por un lado, se alegraba por la noticia, por supuesto, la felicidad de Hanamichi también era la suya… pero por otro lado no quería perder la gran amistad que lo unía con Hanamichi… pero ahora él iba a ser un hombre casado, con responsabilidades…
-¡Vamos a celebrar tu despedida de soltero¡Mañana mismo! – exclamó de pronto Ookusu, idea que gustó rápidamente a Noma y a Takamiya.
-¿Pero eso no se hace el día antes de la boda? – preguntó curioso Hanamichi ante tal propuesta, que debía reconocer que le atraía bastante.
- Es verdad… eres idiota Ookusu – comprendió Noma dándole un pequeño golpe en la cabeza al rubio.
-¡Ah! – gritó ante el golpe recibido y devolviéndoselo - ¡Pues la celebramos dos veces! – dijo contento con su idea.
-Sí… Ookusu tiene razón… ¡lo celebraremos dos veces! – repitió felizmente Takamiya. -¿Qué te parece Hana? –
-Por mí bien… me apetece salir…- habló después de reír unos instantes ante las tonterías de sus amigos. – Pero mejor que sea mañana pasado… Estoy reventado con el viaje y no creo que me apetezca mucho salir mañana…además, tengo cosas que hacer-
-Sí, Hanamichi tiene razón – apoyó Yohei. – Dejémosle descansar por hoy y mañana – cosa que los otros chicos vieron bien.
-Así pues¡mañana pasado invitaremos a todas aquellas personas que podamos y montamos una gran fiesta! – dijo feliz Noma ante los planes que estaban organizando.
-Pero Hanamichi… ¿puedes tomarte tantos días de vacaciones? Entre el viaje a los Estados Unidos y ahora esto… debes trabajar…- reflexionó Yohei.
-Sí…tienes razón… intentaré pedir un día más de fiesta… - y es que su jefe le había concedido vacaciones por dos semanas, fecha que terminaría dentro de tres días, lo que supondría que el día después de la fiesta de despedida de soltero debería ir a trabajar.
A continuación pasaron algunas horas más hablando sobre el viaje que había hecho Sakuragi, el cual les contó sus experiencias por ese lejano país. Todos le escuchaban con interés ya que jamás se habían movido de Japón y prometieron viajar algún día ellos cinco a Norteamérica.
- Bueno… ya no seremos cinco…sino seis – rectificó el pelirrojo algo sonrojado recordando a Mineko.
Takamiya, y sus inseparables donutts, Noma y Ookusu se echaron a reír mientras bromeaban sobre la futura vida de casados que tendría Hanamichi mientras que Yohei los observaba con aire ausente.
Su amigo cada vez estaba más lejos de él.
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Sakuragi Hanamichi despertó de repente. Hasta el momento había tenido un agradable sueño cuando de pronto, sin saber porqué, algo le alborotó sus sueños y se levantó lleno de sudor, con un mal presentimiento en su cuerpo que le hizo levantarse rápidamente de la cama para dirigirse corriendo al cuarto de baño donde sintió un amargo sabor en su paladar que le provocó vómitos.
Sentía frío en su cuerpo debido al sudor que impregnaba su piel. Cansado, dirigió su mirada hacia el pequeño reloj digital que tenía en su habitación que le indicaba que todavía eran las cuatro de la madrugada. Después se quedó mirándose a sí mismo a través del espejo que tenía delante.
-Debí soñar con donutts rellenos de mermelada y chocolate…- se dijo débilmente mientras pasaba su antebrazo por la frente para secarse el sudor.
A continuación, fue de nuevo a la cama donde quedó sentado, apoyando su espalda en la cabecera de la cama.
Hacía a penas unas horas que había acabado de cenar con sus amigos y después tomó un taxi hasta su casa, donde rápidamente se durmió nada más sentir la comodidad de su cama.
Tal vez echaba de menos sentir a su lado a Mineko…esa chica que había cambiado su vida radicalmente. Y aun no podía creer que se fuese a casar con ella… Todo era muy precipitado, habían decidido lo de la boda a penas hacía unos días, pero a ambos les hacía mucha ilusión.
-Seguramente fueron los nervios los que me hicieron sentirme mal… - volvió a hablar para sí mismo el chico pelirrojo.
Una vez se hiciese de día, tenía muchas cosas que hacer. Por lo menos ya había dado la noticia a su familia, es decir, a sus cuatro amigos…su única familia. Ahora sólo faltaba hacer algunos preparativos para ese esperado día…
-"Mejor dormir un poco más…" – pensó Hanamichi a la vez que se tumbaba de nuevo en la cama y se cubría con las sábanas. Estaba cogiendo mucho frío y todo por su estúpida manía de dormir sin camiseta…
Pero seguía sin poder conciliar el sueño… Se sentía nervioso…intranquilo… Y no sabía porqué.
-"Debió sentarme algo mal durante la cena…o tal vez fue el largo viaje…" – pensó resignado antes de cerrar sus ojos e intentar dormir una vez más.
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Y todo aquel día pasó rápidamente para Sakuragi Hanamichi, el cual, tras pasar la peor noche de su vida a causa del insomnio, había estado todo el día de un lugar a otro arreglando ciertos detalles para su no muy lejana boda.
También pasó por casa de sus suegros, que ya conocían la noticia ya que Mineko se había encargado de llamarles para comunicarles la información antes de que Hanamichi pusiese sus pies de nuevo en Japón.
Sakuragi reconocía que sus suegros eran muy amables y ambos se ofrecieron a buscarles un hogar para los dos, cosa que al pelirrojo le hizo mucha ilusión.
-¿Vendrá el hermano de Mineko? – recordó que Hanamichi había preguntado a sus suegros. En ocasiones, Mineko le hablaba de un hermano que tenía pero que él nunca había visto. Según lo que averiguó a través de los años, ese chico, dos años menor que él, ya era todo un rebelde que se había independizado nada más cumplir la mayoría de edad. Y lo cierto es que tenía muchas ganas de conocerlo… Por eso quería invitarlo a la boda.
-No lo sabemos…-contestó el padre de Mineko. –Él nunca se pone en contacto con nosotros…no sabemos si Mineko lo habrá avisado…- fue la escueta respuesta que obtuvo el pelirrojo.
Y sin darse cuenta, otro día pasó y al mediodía ya tenía a Yohei y a los demás auto invitándose para comer.
-¡Te hemos preparado la mejor fiesta de soltero que se haya visto jamás! – exclamó Ookusu mientras comía precipitadamente el arroz blanco que tenía servido en un cuenco.
-¡Sí! Ya verás qué bien te lo pasarás… - continuó Noma con una sonrisa que se podría definir como pervertida.
-Seguro que sí… ¡Gracias! – agradeció Hanamichi ante todas las molestias que se estaban tomando sus amigos para prepararle esa fiesta. Cada vez se sentía con menos ganas de ir… sobretodo tras la noche pasada que tuvo con insomnio… Además, se sentía cansado ya que desde que había vuelto a Japón, dos días atrás, no había parado quiero ni un instante.
Pero… no podía negarse a ir cuando todos se habían esforzado por prepararla…
Una vez terminaron la comida, se acomodaron en los amplios sofás que adornaban la sala de estar del pelirrojo y vieron la televisión durante horas, ya que Noma se había encargado de alquilar algunos dvd's antes de ir a casa de su amigo pelirrojo.
-Cuando fueron las siete de la tarde, Yohei y los demás decidieron irse ya a sus respectivas casas ya que tenían que arreglarse y vestirse para la fiesta que celebrarían esa misma noche.
-¡Ah¿Pero a qué hora os pasaréis por aquí para irnos? – preguntó Sakuragi cuando sus amigos ya se estaban marchando.
-A las nueve estate preparado… - contestó Takamiya con una sonrisa bobalicona en sus labios.
-¿Y se puede saber hacia dónde iremos? – preguntó de nuevo el más alto con un deje de desconfianza en su voz.
-Es una sorpresa, Hanamichi – dijo tranquilamente Noma.
-Pero… ¿cómo debo vestirme? Según en lugar al que vayamos yo…-
-¡Eso da igual! Tú vístete como siempre…- continuó el chico del bigote.
-Pero quizá…-
-¡Oh venga Hanamichi¿No me digas que ahora tienes miedo¡Ya no eres un crío! – le regañó Ookusu con una mueca infantil.
-No… no, claro que no… - contestó no muy seguro de sí mismo el pelirrojo. No era que tuviese miedo…simplemente estaba cansado y no deseaba ir a un lugar con demasiada fiesta.
-Recuerda…a las nueve estate a punto. –
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