Capitulo 2: Error
Y a las nueve en punto sonó el timbre de su casa.
-¡Joder chicos! Os podríais haber retrasado aunque fuesen cinco minutos…- refunfuñó entre dientes el pelirrojo mientras abría la puerta de su casa y encontraba a sus cuatro amigos con unas enormes sonrisas.
-¿Para qué? Mejor ser puntual – sonrió Takamiya antes de entrar en la casa de su amigo seguido por los demás chicos.
-Y otra cosa… - dijo Hanamichi pensativo haciendo que los demás se voltearan hacia él para mirarle a la cara - ¿De qué os habéis disfrazado? – preguntó irónicamente mientras intentaba reprimir las risas.
-¡Imbécil! – gritaron Ookusu, Noma y Takamiya y no perdieron su oportunidad de darle un gran golpe en la cabeza al pelirrojo por tales palabras. Yohei sólo reía.
Y es que los tres chicos se habían vestido con algo parecido al esmoquin. Camisa, corbata, americana y pantalones de tergal.
-Han salido de un cuento de Disney…- bromeó Yohei.
-Sólo os falta la corbata…- dijo entre risas Sakuragi quien ya no podía dejar de carcajearse ante las pintas de sus amigos.
-¡Tú no sabes lo que les gusta a las mujeres! – dijo Noma mientras colocaba bien las solapas de su traje. – Como llevas cinco años atado a Mineko no te acuerdas de lo que es ligar…- ante estas palabras, Ookusu y Takamiya movieron sus cabezas afirmativamente y los tres caminaron más de prisa hacia el comedor de la casa.
Ante todo esto, Yohei y Hanamichi tan sólo se miraron y suspiraron. Después se echaron a reír para ir después con los demás.
-Me alegro que tú optaras por algo más normal de ropa…- murmuró Hanamichi con una sonrisa al ver la ropa de su mejor amigo: una camiseta algo larga con unos tejanos oscuros y calzado con unas deportivas. –Alguien normal en este mundo…- dijo teatralmente.
Una vez llegaron a la sala donde estaban los demás, Yohei se sentó en el gran sofá mientras Hanamichi quedaba de pie delante los otros.
-Aun no he terminado… así que os esperáis aquí cinco minutos… - avisó el pelirrojo.
-Eres un lento… Ya deben estar todos allí y nosotros llegaremos tarde. – dijo Takamiya.
-¡Pues que esperen! – murmuró Hanamichi. – Ahora vuelvo. –
Así pues, Sakuragi volvió al cuarto de baño, lugar donde estaba antes de que llamaran a la puerta, y volvió a intentar peinarse algo decentemente, cosa que le llevó varios minutos.
-¡Ya estoy! – exclamó el pelirrojo mientras volvía a la sala, colocándose una cazadora.
Sakuragi había decidido vestir con una camisa color vino junto a unos tejanos negros que realzaban sus largas y esbeltas piernas.
-¡Has tardado diez minutos! – murmuró Ookusu enfadado.
- ¡No os quejéis tanto! ¡Que la fiesta no puede comenzar sin este Tensai así que yo puedo llegar cuando quiera! – dijo para después comenzar a reír con su pose de genio.
-Hanamichi… ¿piensas venir o te quedas? – preguntó Yohei con una sonrisa.
El pelirrojo cuando dejó de reír vio que todos ya estaban en el recibidor de la casa, esperándolo a poder marcharse.
-"Malditos… nunca me escuchan mientras hablo…" – pensó el más alto mientras corría hacia los demás para luego salir de la casa rumbo a esa maldita fiesta.
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-¡Ja! Sabía que me traeríais a este lugar…- murmuró Hanamichi una vez llegaron al lugar previsto.
Se trataba de una sala de fiestas claramente destinada a un público masculino…
-¿Tan evidente era? – preguntó divertido Yohei mientras intentaba aparcar el coche en los aparcamientos del local.
-Si tenemos en cuenta que es el lugar donde veníamos hace unos años para que cazaseis novia… mmm… sí – respondió riendo Hanamichi. –Y aun me pregunto como queréis conseguir una novia aquí… si las únicas que hay son las que…-
-¡Ah cállate! –le cortó Takamiya. – Nunca se sabe que puede pasar...- continuó hablando con una sonrisa pervertida en sus labios.
Consiguieron estacionar el coche fácilmente y seguidamente caminaron hacia la entrada del local donde vieron a un tipo muy alto y cuadrado como un armario.
-"Debe ser el guardia de seguridad…" – pensó el pelirrojo viéndolo a ese tipo tan grande mientras Yohei le enseñaba una especie de papel que les permitió entrar dentro del local.
El interior sí que era un caos… Todo estaba en penumbras y había un fuerte olor a tabaco, mientras que la música sonaba tan alta que era imposible escuchar cualquier otro sonido.
Hanamichi nunca vio ese local tan lleno de gente… Y al adentrarse más en el lugar pudo fijarse de que la gran mayoría eran sus amigos de universidad y trabajo.
-¡Hola chicos! – fue saludando el pelirrojo a cuanta persona conocía por allá a la vez que ellos lo felicitaban. No tenía ni la más remota idea de cómo esos cuatro chicos habían conseguido localizar a tanta gente para que viniese a esa fiesta... Incluso había algunos chicos que no veía desde hacía años…
Una vez pasaron varios minutos de salutaciones entre todos, Yohei cogió al pelirrojo y lo sentó en una mesa justo delante del escenario.
-Ehh… espera Yohei… Si va a pasar lo que me imagino, no hace falta de verdad…yo…- murmuraba Hanamichi al oído de su amigo, debido a que la música estaba demasiado alta.
-Tranquilo Hanamichi, sólo será un baile…- le respondió divertido el pelinegro mientras dejaba solo a su amigo y él se iba a sentar junto a los demás, quienes estaban a partir de las mesas de la segunda fila.
Las pocas luces que había encendidas en todo el local se apagaron de golpe y seguidamente se encendieron las que iluminaban directamente el escenario, por donde salieron tres chicas con muy escasa ropa.
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-¡Os voy a matar! – exclamó el pelirrojo, una vez hubo terminado el baile, a sus amigos quienes no paraban de tomar cerveza tras cerveza.
-¡Venga Hanamichi! ¡Reconoce que te gustó! – exclamó Noma después de darle un gran sorbo a su cerveza.
-¿Pero qué dices? ¡Si casi me clava sus pezones en los ojos! –
-No seas exagerado Hanamichi…que seguro que te gustó tener tremenda chica sentada en tus piernas moviéndose para ti – murmuró Takamiya mientras no dejaba de reír, seguramente por el efecto del alcohol en sus venas.
Hanamichi dirigió una mirada suplicante a Yohei pero éste tan solo le sonrió y le dio unos golpecitos en la espalda. Después, él y los demás dejaron sólo al pelirrojo ya que vieron algunas camareras y decidieron ir a charlar con ellas. Al fin y al cabo, habían ido para eso…
-"Esos imbéciles ya están borrachos…"- pensó mientras los veía acercarse a cuatro chicas y comenzar a reír con ellas, así que decidió ir a sentarse a la barra para beber alguna cosa a ver si así él también lograba divertirse.
Lo cierto es que no le había disgustado tanto tener a aquella chica casi desnuda en sus piernas… Pero lo hubiese disfrutado más si no hubiese estado comprometido con Mineko… ahora se sentía como un esposo infiel.
-¿Qué te sirvo, guapo? – preguntó una de las camareras que se ocupaban de servir en la barra.
-Mmm… un agua – terminó por decir. Había pensado en una cerveza pero… viendo como estaban sus demás amigos, seguro que le tocaría a él conducir así que lo mejor era no beber.
-¿Un agua? – rió la chica. - ¿Tus padres no te dejan beber? Quizá deberías ir yendo para tu casa… ya es tarde y se pueden preocupar…- le murmuró la rubia con una sonrisa sarcástica. No era habitual que en ese lugar le pidiesen una simple botella de agua mineral.
-Cállate y tráela – contestó con otra sonrisa.
Cuando la chica hubo vuelto con su botella, se la dejó delante.
-Mi turno termina dentro de una hora… ¿qué te parece venir a mi casa y…-
-Mmm… una idea muy tentadora, sin duda, pero…no gracias – contestó con una sonrisa irónica en sus labios. –Mis padres me esperan – continuó siguiendo la broma que antes le había formado la chica.
-Qué lástima…- murmuró la joven yéndose hacia otro lugar para servir a un nuevo cliente.
Sakuragi bebió un largo sorbo de su botella y luego la volvió a cerrar. Parecía que esa fiesta no iba a ser tan divertida como él creyó… pero igualmente debía agradecerle a Yohei y a los demás por haberse tomado la molestia de organizarla.
-"Para la siguiente será Yohei quien no podrá beber…" – pensó divertido mientras volvía a beber de su agua.
Pasó algún tiempo sentado en esa barra pensando en sus cosas... en la vida que iba a tener después tan sólo un mes y medio… Todas las fiestas, salidas, juergas, etc. con sus amigos iban a terminar para siempre o por lo menos, ya no sería lo mismo.
Empezar una vida como persona casada significaba dejar de ser un niño para comenzar a ser un verdadero adulto… cosa que le daba verdadero miedo. Sabía que el tener responsabilidades no era lo suyo.
Seguía pensando cuando de repente sintió cómo alguien se sentaba junto a él y rápidamente miró ya que creía que se debía tratar de Yohei, que ya estaría cansado de intentar conquistar una de esas chicas.
Pero no. No era Yohei. Ese chico no lo había visto jamás…
-"Debe ser algún cliente habitual de aquí…Aunque se ve bastante joven…" – pensó el pelirrojo sin darle importancia al ver que ese chico no venía con él en su avanzada fiesta de despedida de soltero.
Oyó como el chico pedía a la misma rubia que lo había atendido a él un zumo de naranja.
-"Vaya…otro que deberá conducir después…" – pensó con una sonrisita en su rostro. Después lo miró de reojo.
Esa camarera parecía estar haciéndole la misma proposición que a él unos momentos antes…
-"Sí que debe estar desesperada la chica…" – continuó pensando pero le sorprendió que ese chico también se negara. Después, la camarera volvió a pasar por delante del pelirrojo refunfuñando palabras incoherentes y a continuación despareció.
Sakuragi seguía allí con su botella de agua hasta que de pronto decidió empezar una pequeña conversación con ese chico…Al fin y al cabo se veía tan o más aburrido que él.
-¡Hey! ¡Hola! – lo llamó el pelirrojo intentando llamar la atención del otro sobre la música a todo volumen que había.
Pero el chico tan sólo lo miró y después dirigió su mirada de nuevo hacia el zumo.
Hanamichi abrió sus ojos con sorpresa. ¡Ese mocoso estaba pasando de él! Jamás le había ocurrido algo así… En general nunca pasaba inadvertido ante nadie…
-"Hanamichi…esto ya es una cuestión de orgullo…" – se dijo a sí mismo a la vez que acercaba su asiento unos milímetros más a ese chico.
-Oye… ¿tú qué excusa le diste a la rubia esa para que te dejara en paz? – preguntó con una sonrisa. Tal vez así empezaría una conversación.
-Que soy gay – respondió sin más el muchacho sin ni siquiera dirigirle la mirada al pelirrojo, el cual comenzó a reír ante las palabras que había escuchado.
-¡Esa excusa sí que está bien! Aunque poco creíble ya que si lo fueses no estarías aquí… - contestó Hanamichi para después volver a reír.
El chico al escuchar esas risas volteó su mirada hacia el chico que no paraba de hablarle como una cotorra…
-Do'aho… - murmuró. –Si no me conoces, no opines. –
Hanamichi dejó de reír ante el insulto que le había propiciado el otro. Tuvo ganas de contestarle con otro insulto, pero al ver al chico que lo estaba mirando enfadado, se fijó más en su rostro y… quedó absorto.
El tipo que lo había llamado "torpe" lo estaba mirando con unos rasgados y profundos ojos azul zafiro que contrastaban con su pálida piel y sus lacios cabellos negros que caían caprichosamente por su frente, cubriendo tímidamente sus ojos.
Tuvo que esperar unos segundos para despertar de esa visión tan…tan…
-¿Qué miras tanto? – preguntó el pelinegro al ver que ese pelirrojo no apartaba sus ojos de él.
-Na…nada- contestó y tuvieron que pasar varios segundos para que se atreviese a continuar hablando.
-Y… ¿qué haces aquí? – preguntó de nuevo Sakuragi bebiendo una vez más de su botella.
-Beber mi zumo – contestó irónico. -¿No lo ves? –
Hanamichi rió ante sus palabras. Ese chico se lo estaba poniendo difícil…
-¿Vienes a este lugar a beber zumo? – preguntó sonriéndole.
-¿Y tú?... ¿Vienes aquí a beber agua? La hay más barata en las fuentes… - le continuó el moreno con sarcasmo.
-Sí tienes razón… Pero yo estoy aquí porque estoy celebrando mi despedida de soltero…- acabó contándole Sakuragi.
-¿Bebiendo agua? Vaya celebración…- murmuró volviendo a clavar sus ojos en su vaso de zumo.
-Mmm…sí… y dime… ¿tú qué haces a parte de beber zumo en este lugar? – intentó preguntar de nuevo Hanamichi.
-El capullo – sentenció el ojiazul. – Me invitaron también a una fiesta de estas de despedida de soltero…pero ni siquiera conozco el que se casa -
Sakuragi se sorprendió al saber que había otra fiesta como la suya en ese lugar. Pero era normal… antes vio a otra chica bailar sobre otro chico que no conocía de nada.
-Veo que te aburres… - murmuró Hanamichi.
- Yo también lo veo…- contestó el otro acabando de beber su zumo. –Creo que me voy a ir ya para casa… - dijo levantándose de su sitio. –Nos vemos…- dijo a modo de despedida.
-¿Eh? No, no…espera… Te invito a algo. – se ofreció el pelirrojo sin sabes muy bien porqué lo hacía… Tal vez para no sentirse solo de nuevo… Así tendría a alguien con quien hablar.
El moreno lo miró sorprendido pero volvió a sentarse en su lugar.
-Está bien – contestó y Sakuragi sonrió para sus adentros.
-¿Qué te apetece? ¿Otro zumo? – preguntó el pelirrojo riendo.
-Do'aho…- murmuró en un tono de voz muy suave que consiguió escuchar Hanamichi aun y la música.
-¡Eh! ¡Te he escuchado! – exclamó molesto Sakuragi pero el otro chico tan sólo se encogió de hombros. –Eres un estúpido Kitsune…-
-¿eh? ¿Kitsune? – preguntó frunciendo el ceño ante esas palabras.
Sakuragi que vio su cara, supo que lo había entendido mal.
-No, no,…no con el significado que tú imaginas…de verdad…- pero el pelinegro no cambiaba su semblante. – lo digo por tus ojos… pareces un zorro…- sentenció Hanamichi con una sonrisa sincera.
-Bueno… ¿a qué me invitas? – preguntó el otro chico sin ganas de continuar con una conversación sobre zorros y torpes… o acabaría mal la noche.
Entonces Sakuragi llamó a una de las camareras que había por allá, esta vez lo atendió una morena de ojos esmeralda, y pidió dos cañas.
-¿Cerveza? – preguntó el moreno. – Yo no bebo –
-Venga va… por una no pasará nada… - y el moreno volvió a encoger sus hombros y aceptó sus palabras.
-Y dime… ¿por qué viniste si no conoces al novio? – la verdad es que poco le interesaba eso a Hanamichi, pero bien tenían que hablar de algo…
El chico se encogió de hombros una vez más.
-Por salir de casa, supongo… - contestó para después beber un gran sorbo de su cerveza. -¿Y tú? ¿Mañana te casas? –
-¡No! Lo haré después de un mes y medio… mis amigos quisieron celebrarlo antes… y aquí me tienes. – dijo para después imitar al otro bebiendo de su cerveza.
Y así pasaron el tiempo, hablando sobre trivialidades pero sin dejar de beber cerveza, o por lo menos por parte del moreno, quien al beber la segunda, ya no tenía conciencia de sus actos.
-Por…por…por eso te dije que no…bebía… - hablaba entrecortadamente el de ojos azules. - Enseguida me sienta mal…el alcohol… - habló una vez más moviendo sus manos teatralmente.
Sakuragi reía al ver a ese chico en tales condiciones con tan sólo dos cervezas… Él ya llevaba tres, y aunque se encontraba más contento de lo habitual, aun podía asimilar sus actos.
-Eres un irresponsable… - sentenció el pelirrojo cosa que hizo que el otro lo mirara con mala cara.
- Fuiste tu…quien…me…dijo que…bebiera… - murmuró para después pedir su tercera cerveza.
-¿Eh? No, no…No pidas más bebida o acabarás fatal… - le dijo Hanamichi apoyando su mano en uno de los brazos del moreno. Y volvió a reír… empezaba a encontrarse mal de verdad.
-Me…da…igual… - dijo tras beber un largo sorbo de su nueva jarra llena de ese líquido dorado. -¿Sabes? Los odio… los odio a los tres… y a ella… ella es la peor…-
Sakuragi, quien lo veía beber sin parar, decidió que lo mejor sería llevarlo a su casa antes de que acabara peor, tanto ese chico como él mismo. Si eso ocurriese, su conciencia no le dejaría dormir en paz. Además ya estaba comenzando a decir incoherencias… seguramente contaba algo de su vida con lo que estaba descontento.
-Hey… Escúchame… - le murmuró al oído mientras agarraba la jarra de cerveza que tenía entre sus manos y la alejaba de él, cosa que hizo que el moreno se quejase. - ¿Dónde están tus amigos?...Debes irte a casa…-
-Yo…yo no tengo amigos… - murmuró nuevamente el chico para después dejarse maniobrar por el pelirrojo, quien lo cogía de los hombros para que se levantara del asiento y caminase.
El pelirrojo creyó que eso lo decía debido a su estado de embriagadez y decidió llevarlo él mismo a su casa.
-Está bien… pero dime dónde vives, por lo menos…- pidió entre risas, ya que ni él mismo se encontraba muy cuerdo, mientras lo cogía de la cintura para que no cayera al suelo. Se sorprendió por lo delgado que se encontraba el chico.
-No lo se…-
-"Mierda"… - pensó Hanamichi… ¿ahora que podía hacer? ¿Y cómo llevarlo a su casi si el coche era de Yohei? –"Tampoco estoy seguro de poder conducir con lucidez…"-
Así pues, decidió ir hacia Yohei, todavía con el chico en sus brazos, para ver si ya querían irse hacia casa, así podrían acompañar al moreno.
-¿Eh? ¿Ya ir a casa? Noooo… -
Yohei y los demás estaban igual o más bebidos que el chico que acababa de conocer.
Y a Hanamichi no se le ocurrió nada más que llamar a un taxi…
-"Espero que no me toque un taxista que admire los donuts…" – pensó con asco al recordar lo vivido hacía tres días cuando volvió de los Estados Unidos.
Hanamichi sentó en una silla al moreno, quien parecía haberse quedado dormido, y sacó su pequeño teléfono móvil del bolsillo para que le enviaran un taxi hasta allí.
-"Menos mal que cargué la batería antes de salir de casa…" –
Después, volvió a coger al chico y se dirigieron hacia la salida del local para esperar al taxi fuera. Cabe mencionar que más de una vez tropezó con sus mismos pies…
Pero cual fue su desagradable sorpresa al sentir como el guardia de seguridad de la puerta, al dejarlos salir, le pellizcó una de sus nalgas.
Sakuragi volteó para mirarlo enfadado, pero ese armario le guiñó uno de sus ojos y le sonrió.
Hanamichi volvió a girarse sin decir ni media palabra…
-"Lo que me faltaba… que un armario me coqueteé…"-
Mientras esperaron el taxi, Hanamichi intentó despertar al chico moreno ya que llevarlo en brazos era bastante molesto, aunque debía reconocer que no era casi nada pesado…Pero si él a penas podía con su cuerpo, con dos…casi imposible.
-Despierta…va, venga… - le susurraba mientras le daba pequeños golpecitos en sus mejillas. –Va por favor… o no sabré donde llevarte…-
Estuvo así casi cinco minutos, apoyado contra uno de los coches del aparcamiento y con el chico casi encima suyo.
-Joder… venga va… - volvió a intentarlo, pero al ver como a lo lejos el taxi ya aparecía, decidió despertarlo algo más bruscamente.
-¡¡¡¡JODER QUE TE LEVANTES!- gritó a todo pulmón, cosa que hizo que el chico abriera de golpe sus pequeños ojos azules, se levantase, y le diese un gran puñetazo al pelirrojo que lo tiró al suelo.
-No perdono a nadie que moleste mi sueño…- murmuró más dormido que despierto.
-¡¡Imbécil! – gritó de nuevo el pelirrojo, sobándose la mejilla adolorida, mientras se levantaba del suelo. – Sólo quería despertarte para llevarte a… casa… - murmuró y después vio como el taxi paraba justo delante de ellos dos.
Sakuragi optó por coger de la mano al otro chico y hacerlo entrar en el automóvil.
-¿A dónde os llevo? – preguntó amablemente el señor que conducía el taxi, que para suerte del pelirrojo, llevaba la camisa debidamente planchada y limpia.
-Mmm… espere un segundo – le contestó Sakuragi para después mirar de nuevo al moreno. – Hey…dime… ¿dónde vives? Venga va dímelo por favor… - le preguntó zarandeando el chico, nervioso ante la atenta mirada del taxista que los veía desde el retrovisor, pero… demasiado tarde. Volvía a estar dormido.
-"Maldita la hora en que lo invité a beber…" – pensó para después darle su dirección al taxista y así, ponerse en marcha.
Durante el camino, tras una curva, el moreno se desplazó hacia Hanamichi y acabó con su cabeza apoyada en el hombro del pelirrojo, el cual se sintió intimidado ante la cercanía del chico.
Se quedó mirándolo dormir y le pareció un chico muy atractivo… absolutamente todo en su rostro era perfecto. Cejas definidas, bonitas pestañas que contrastaban con la blancura de su piel, la cual se veía fina y suave… Después fijó sus almendrados ojos en los labios rojos del chico… entreabiertos, exhalando aire que después volvía a dejar salir y que daba de lleno en su bronceado cuello, cosa que hacía que el vello de su piel se erizase.
Hanamichi no podía dejar de admirarlo… y sin parárselo a pensar, tan sólo obedeciendo sus sentidos, alzó una de sus manos para depositarla en la suave mejilla del dormido…
Así quedó unos segundos, acariciando con sus dedos la mejilla de ese chico que recién acababa de conocer… Y del que ni tan siquiera sabía su nombre.
-Ya hemos llegado – anunció la voz del conductor, quien los volvía a mirar a través del retrovisor con ojos autoritarios.
Hanamichi, que aun estaba acariciando al moreno dormido, apartó de golpe su mano al ver a ese hombre observándolos, y no pudo evitar sonrojarse intensamente, tal vez por vergüenza…
Una vez pagó y hubo sacado el chico con la ayuda del conductor, Hanamichi lo llevó pasando uno de los brazos del pálido chico alrededor de sus hombros y después lo cogió por la cintura hasta llegar a la puerta de su casa, que con mucha dificultad, logró abrir.
-Bien…- murmuró al haber entrado y encendido las luces. Se encontraba muy cansado de haber tenido que cargar al muchacho durante todo el rato con esa pose tan difícil y además, le dolía la cabeza… Él tampoco era buen bebedor… Así que ahora decidió tumbarlo en el sofá y, aprovechando que no había nadie que lo viese, se atrevió a cogerlo entre sus brazos.
-Así es más fácil llevarte, zorrito…- le habló el pelirrojo aun sabiendo que no lo escuchaba. A continuación, lo tumbó en el sofá y él volvió hacia la puerta para cerrarla.
Lo siguiente que hizo después fue buscar entre los bolsillos de la cazadora del chico en busca de algún documente que le dijese dónde vivía.
Pero nada. Tan sólo llevaba encima su cartera con algún dinero y su teléfono móvil, que al consultar la agenda en busca de algún número telefónico de su casa, no encontró nada. Su agenda estaba vacía…completamente vacía. Así como también lo estaba su buzón de mensajes de texto… tan sólo tenía un mensaje y era de la compañía de móviles anunciándole una nueva oferta.
De repente Hanamichi recordó lo que el chico le había dicho en la fiesta.
-Yo…yo no tengo amigos…-
En su momento creyó que aquello lo decía por su borrachera, pero ahora…
-"Estoy juzgándolo sin conocerlo…" – pensó el pelirrojo a la vez que volvía a guardarle el aparato en su bolsillo. –"Quizá es un delincuente…"– se le ocurrió al pelirrojo para después comenzar a reír.
Y así se quedó por largo rato… con un desconocido durmiendo en el sofá y él sentado en el suelo, observándole, pensando en todo tipo de incoherencias… Pero este rato terminó cuando Sakuragi fijó su mirada en el pequeño reloj que colgaba de la pared.
-¿Qué? ¿Ya son las 3 de la mañana? ¡Pero si yo mañana tengo que trabajar! – se dijo a sí mismo sorprendido. Esa misma mañana había llamado a su jefe para intentar pedir un día más de fiesta… pero tal cosa no le fue concedida.
-Debo irme a dormir…pero… no puedo dejarlo en el sofá…- se dijo. Si ese chico despertaba a la mañana siguiente tumbado en un sofá de una casa que no conocía…
Con estos pensamientos, Sakuragi volvió a alzar al moreno con sus brazos y tras subir las escaleras, lo llevó a su habitación.
-"Aquí estará mejor…"- pensó mientras lo dejaba caer en la cama… movimiento brusco que hizo abrir los ojos al moreno.
-¿Eh? – el chico miraba a todos lados, sin reconocer lo que veía, hasta que fijó sus ojos en la persona que le estaba desabrochando las deportivas para quitárselas. A él sí que lo reconocía.
-¡Al fin te despiertas zorro! – exclamó con una gran sonrisa Hanamichi al voltearse y encontrarse la atenta mirada del chico sobre él.
-¿Dónde… estoy? – preguntó desconcertado. Era evidente que continuaba borracho.
-En mi casa… ¿dónde sino? ¡El trabajo que me has dado para traerte! – decía el pelirrojo mientras intentaba abrir las sábanas de la cama para que el moreno se introdujese en su interior.
-¡Arght! Hueles a alcohol muchísimo… - se quejó el pelirrojo al acercarse al cabezal de la cama.
-Ca…Cállate… -
Después intentó arropar mejor al moreno. –Mañana cuando te encuentres mejor, hablamos… yo tampoco estoy demasiado bien, la verdad…- habló aproximándose mucho al rostro del pelinegro.
-Es…pera… - dijo agarrando a Hanamichi por su camiseta. – No te vayas…- pidió incorporándose levemente de la cama.
A Hanamichi aquella imagen y petición le parecieron demasiado tentadoras… Además, el alcohol que había consumido durante la fiesta le estaba mareando cada vez más, a la vez que le impedía pensar con demasiada claridad…
Y sin poderlo pensar demasiado, Hanamichi se metió en su cama, junto al chico, quien lo abrazó nada más sintió su cuerpo junto al suyo.
-Así…así mejor… - murmuró en el oído a Hanamichi, que sintió aquel cálido aliento en esa zona tan sensible… - Ahora…tengo…calor…- habló de nuevo entre pequeñas risitas y a continuación deshizo el abrazo con el pelirrojo y comenzó a desabotonarse la camisa…
Hanamichi, quien lo observaba en silencio, quedó ensimismado con la imagen que tenía a su lado… Un chico que no conocía, con su cabello azabache revuelto, sus mejillas encendidas, emitiendo pequeños gemidos y enseñando gran parte de su torso lechoso…
-Así estoy mejor…- dijo el pelinegro para después intentar abrazar de nuevo al pelirrojo, cosa que no llegó a ocurrir nunca…
Antes de que el chico pudiese voltearse para abrazarlo, Hanamichi se había colocado encima de él, mirándolo muy fijamente a los ojos.
-¿eh? – el oji-azul estaba sorprendido ante los movimientos de su acompañante, pero no se movió.
Sakuragi no habló ni pensó… tan sólo atinó a observar muy detenidamente los labios que tenía a escasos centímetros y los deseó… deseó poseerlos para probar el sabor que escondían…
Y decidió besar a ese desconocido, tomando los labios del moreno con furia y rudeza apretándolos fuertemente contra los suyos.
El pelinegro no tardó en devolver el beso abriendo sus labios y dejando que ese pelirrojo capturara su lengua, enlazándola y lamiéndole toda su cavidad bucal.
Se trataba de un beso desesperado y furioso que los dejó sin aliento rápidamente, cosa que provocó que se separaran muy a pesar de los dos. Pero tan sólo separaron sus labios ya que sus frentes quedaron unidas y se miraron de nuevo a los ojos, como intentando leerse el pensamiento a través de la mirada.
Pero ya los dos habían comenzado algo que no podrían detener tan fácilmente, ni aun deseándolo. Sus cerebros no les avisaban de su error, así que sólo siguieron sus instintos de pasar una noche juntos.
-Di… dime tu nombre – le pidió Sakuragi cuando hubo acabado de beber de nuevo de los labios de ese Zorro.
-¿Para… qué? – preguntó entrecortadamente mientras sentía los labios húmedos del pelirrojo sobre su esbelto cuello, proporcionándole miles de pequeños besos que fueron marcando camino hasta la clavícula. –Kaede…- suspiró.
-"Kaede…" – pensó el pelirrojo… era un nombre bonito, aunque ahora eso no importaba demasiado…
Sakuragi acarició el pecho níveo de su acompañante hasta llegar a los botones que le quedaban por desabrochar de su camisa y con rapidez, la abrió, para continuar lamiendo la clavícula con intensidad a ese chico, quien comenzaba a recorrer con sus manos la ancha espalda del pelirrojo.
Hanamichi continuó acariciando toda aquella piel que lo atraía como si se tratase de un enorme imán, hasta que se separó un poco para darle espacio a Kaede para que se sacara completamente la camisa, cosa que él aprovechó para hacer lo mismo con la suya.
A continuación volvió a posarse sobre él, sentándose en su cintura, besándolo nuevamente en los labios a la vez que el pelinegro llevaba sus manos a los cabellos rubíes de su acompañante y los acariciaba con esmero.
Hanamichi volvió a abandonar sus labios y bajó de nuevo por el cuerpo lechoso del ojiazul, esta vez yendo directamente a uno de sus pezones erectos, capturándolo con sus labios y lo lamió y mordisqueó a placer, a lo que el moreno respondió con suaves gemidos que al pelirrojo lo excitaron todavía más. A continuación, realizó el mismo procedimiento con el otro botón rosado y Kaede colocó sus manos en la nuca del pelirrojo, creando una unión más cercana.
Una vez acabó con su faena, el pelirrojo siguió bajando acariciando con sus labios la tibia piel hasta que llegó al pequeño agujero que constituía su ombligo, con el que se entretuvo unos instantes lamiéndolo en formas circulares mientras que el ojiazul suspiraba de placer.
Pero pronto la tela del pantalón que portaba Kaede comenzó a molestarle ya que necesitaba pleno contacto con el cuerpo que se le entregaba, así que subió de nuevo hasta el oído del ojiazul donde se detuvo.
-…los pantalones… fuera… - suspiró el pelirrojo para después comenzar a juguetear con la pequeña oreja que tenía delante, lamiéndola y penetrándola con su lengua mientras que Kaede sentía constantes corrientes eléctricas que lo hacías vibrar entre esos fuertes brazos que lo mantenían agarrado con fuerza.
Pero cuando escuchó esas palabras, llevó rápidamente sus manos a su propia prenda, para desabrocharla y bajarla todo lo que le permitió su decisión. También se entretuvo en desabrochar la del pelirrojo que en esos momentos había vuelto a capturar sus labios.
Cuando acabaron con ese nuevo contacto entre sus bocas, Hanamichi bajó completamente los pantalones de Kaede, hasta que los lanzó a algún lugar perdido del suelo de su habitación. Lo mismo hizo con los suyos bajo la atenta mirada del Kitsune, quien respiraba agitadamente.
Y volvió a sentir los labios del pelirrojo sobre sus pezones, volviendo a jugar con ellos, mientras llevaba una de sus bronceadas manos bajo la tela del bóxer que portaba el moreno y allí agarró su sexo, que ya estaba más que despierto y húmedo.
-Ahhh…- gimió ante ese contacto tan íntimo. Se sentía verdaderamente bien con los labios de ese tipo sobre sus pezones y a la vez masajeándole el miembro.
Hanamichi sonrió ante los sonidos que emitía Kaede y cada vez se sentía más necesitado de llevar ese encuentro hacia su última consecuencia.
Quería poseerlo ya. Lo necesitaba.
Y sin más, dejó de lado el miembro excitado del Zorro para bajarle los bóxers y tirarlos junto a los olvidados pantalones, y el moreno emitió un pequeño suspiro ante la sorpresa de sentirse completamente desnudo bajo ese pelirrojo.
-Hazlo ya... rápido… - rogó el moreno al sentir la intensa mirada avellanada sobre su entrepierna.
Hanamichi se quitó rápidamente su ropa interior y colocó las piernas níveas de su acompañante alrededor de su cintura, para después llevar tres dedos de su mano a la boca del Kitsune para que los lamiera. Su otra mano rodeó el pene de Kaede y comenzó a moverla, masturbándolo, hecho que hubiese hecho gritar al moreno si no hubiese tenido los dedos del pelirrojo en su boca.
Una vez tuvo sus dígitos completamente embadurnados gracias a la cálida saliva de ese Zorro, rápidamente introdujo uno de ellos en su pequeña entrada, y el chico gritó esta vez, pero fue un grito de puro dolor.
Después de varios instantes en los que Hanamichi se dedicó a mover ese dedo de forma circular en el estrecho ano, mientras seguía masturbándolo con su otra mano, se decidió a introducir el segundo dedo y a continuación el tercero.
El moreno en un principio sentía un terrible dolor que lo hacía gritar pero poco a poco, con la ayuda de las atrevidas caricias que le proporcionaba el pelirrojo, fue sintiendo un inmenso placer que le motivaba a mover las caderas al compás de esos dedos en busca de un contacto más profundo.
Pero cuando Sakuragi sintió que ya estaba lo suficientemente dilatado, sacó los dedos, para el total disgusto de Kaede, y guió su hinchado miembro al lugar que segundos antes se había encargado de preparar.
-Allá voy…- murmuró el pelirrojo más para sí mismo que para el ojiazul.
Y rápidamente y sin detenerse, introdujo todo su sexo en el pequeño agujero, y se sintió plenamente satisfecho al sentir como esa cavidad caliente lo rodeaba por completo.
Pero Kaede no pudo evitar gritar como nunca lo había hecho ante el dolor que le produjo esa gran intromisión. Aunque Hanamichi no se molestó en pararse para ver el estado del Zorro. Únicamente al haber entrado en él, comenzó a moverse de forma rápida y brusca, tan sólo consciente de su mundo de placer, que le prohibía oír los gritos que el moreno emitía y sentir como un pequeño hilo de sangre procedente del interior de Kaede caía manchando las sábanas.
Para Kaede sólo había sufrimiento y deseaba acabar cuando antes con esa tortura. Sólo comenzó a relajarse en el momento en que una profunda embestida tocó su punto erógeno.
Y así estuvieron durante varios instantes, con los únicos sonidos de los testículos del pelirrojo chocar contra las nalgas del moreno, los ruidos provenientes de tales movimientos sobre la cama y sus continuos gemidos y jadeos.
Hanamichi no dejaba nunca de besar el cuello blanquecino de Kaede como tampoco de masajear su pene, mientras que el otro chico se aferraba a la amplia y bronceada espalda de su amante de una noche, incluso clavándole las uñas.
Duraron pocos segundos ya que el pelinegro sintió pronto el gran placer del orgasmo recorrerle todo el cuerpo, provocándole que expulsara un gran chorro de semen que embadurnó ambos estómagos. Después sólo sintió una embestida más y un líquido caliente llenando todo su interior. Hanamichi también había terminado. Pero en su caso había terminado gimiendo un nombre.
-"¿A dicho mi nombre…?" – pensó sorprendido Kaede, al borde del sueño, a la vez que recibía el cuerpo del pelirrojo entre sus brazos, posición que utilizaron para dormir hasta la mañana siguiente.
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Holaaa! Ya os traigo aquí el capi 2 - ¿Qué os pareció? La historia ha cogido algo ya más de "acción"… xD
Tengo que agradecer a Astrea-nike que me haya avisado de que sólo se podia dejar review en este fic si estabas registrado… De verdad que no me había dado cuenta -.- Ya lo he arreglado! Muchisimas gracias ninia! - Ya decía yo que muy poca gente leía el fic TTTT
Bueno, gracias a todos los que leisteis el anterior capi… Nos vemos en el 3!
