Capitulo 6: Ignorancia

23 de Febrero


-¡Rukawa! –

Kaede escuchó como alguien lo llamaba y al voltear su cabeza vio que era Ayako quien se apresuraba para llegar pronto junto a él.

-¿Cómo estás hoy? – preguntó la chica al alcanzarlo. –Te ves mejor -

-mm… sí, estoy mejor – respondió secamente.

-¿Sí? Me alegro – contestó con una sonrisa. -¿Vas a la biblioteca? – y ante el movimiento afirmativo de la cabeza del chico, ella se ofreció a acompañarlo ya que también debía ir hacia allí para acabar un trabajo.

-¿Qué tal te fue ayer? – volvió a preguntar la morena.

-¿Eh?– preguntó desconcertado Rukawa al escuchar esa pregunta.

-Pues que qué tal con ese pelirrojo… ¿De qué os conocéis?... Porqué…os conocéis, ¿no? – preguntó Ayako algo asustada de que el día pasado hubiese encargado a un desconocido llevar a casa a su mejor amigo.

-¿Conocer?...Ehh… pues algo así, supongo – respondió mientras alzaba sus hombros. - ¿Y cómo debería haberme ido con él? – preguntó a su vez extrañado de la pregunta de la chica.

-¡Menos mal! – Suspiró. – Ya me lo había parecido a mí que os conocíais… Te vi mientras lo atendías ayer en la mesa… ¿Es tu amigo? – volvió a insistir ella.

-Ya sabes que yo no tengo de eso… - contestó secamente Kaede sin mirarla, respuesta que provocó el total desagrado de la chica.

-¿Qué? ¡¿Cómo puedes decir eso!... ¿Acaso yo no soy tu amiga? – respondió enojada ante la actitud del oji-azul. –Siempre dices lo mismo… Eres un completo idiota. -

-¿Eh?...Sí, sí…claro que lo eres… pero… - Rukawa sabía que Ayako era lo más parecido que tenía a un amigo, pero le era difícil aceptar que alguien se preocupaba por él. Además, prefería estar sólo… así sabía que nadie lo podía traicionar.

-¡Ah bueno, da igual…! ¡Pero quiero que me cuentes quién es ese pelirrojo! – exclamó con una sonrisa. Ella sabía perfectamente que Rukawa la consideraba como la persona más cercana a él y con eso ya se podía sentir feliz.

Rukawa la miró dubitativo. ¿A qué venía tanto interés?

-¿Por qué? – preguntó.

-Porqué es la primera vez que veo que te dejes acompañar a casa por alguien que no sea yo… Siempre vas solo a todas partes… -

Rukawa bajó un poco su mirada. Él conocía bien lo que la gente opinaba sobre él… Que era un antisocial sin amigos, que no se preocupaba por nadie y nadie se preocupaba por él… Había aprendido a vivir con ese rumor constante de la gente que tenía a su alrededor.

-Me encontraba mal… No me vi capaz de llegar a casa solo- mintió.

-¡Venga ya! ¡Cuéntame! – insistió una vez más. No se iba a creer esa excusa tan tonta.

-Pero… - murmuró el moreno indicándole que ya estaban casi delante de la entrada de la biblioteca de la universidad.

-¡La biblioteca no se va a mover de su sitio! Y… ¡todavía es pronto! - exclamó la morena cogiendo del brazo a Rukawa y llevándolo hacia uno de los bancos vacíos que rodeaban el lugar para poder sentarse allí a charlar. Rukawa sin saber bien por qué, se dejó llevar en silencio.

-¿Y bien? – incitó la chica para que le otro continuase con la conversación.

- Y bien ¿qué? -

-¡Ey! ¡Conmigo no te hagas el tonto, eh! – exclamó dándole un pequeño golpe en el brazo.

Rukawa sonrió interiormente, acción que nunca se permitiría expresar libremente ante nadie.

-A ver… qué quieres saber- accedió al fin.

-¡Todo! – respondió emocionada la otra. A Rukawa a veces le daba la sensación de que su "amiga" se emocionaba más con sus cosas que él mismo…

-Pues… ¿Te acuerdas de la fiesta aquella a la que fui? –

-¿Aquella que no sabías quien te había invitado? – preguntó a su vez después de unos breves instantes, y ante la respuesta afirmativa del moreno, ella asintió.

-Pues… Lo conocí allí. – declaró. Después permaneció en silencio.

-…Y…- murmuró Ayako al ver que Rukawa no estaba dispuesto a hablar más.

-Y ¿qué? –

-¡Pues que qué más! – a veces podía ser molesta la falta de comunicación que desprendía Rukawa… Pero eso era algo que lo hacía especial.

-Pues… mmm… - Rukawa pensó en resumirlo todo lo más que pudiese… no sabía sin hacía bien en contarle lo ocurrido a ella… pero una opinión ajena nunca iba mal, ¿verdad? Sólo esperaba que ella no lo traicionase también…– Hablamos - Ayako lo miró dubitativa.

-¿Y que más? –

-Mmm… ¿qué quieres que pase más? –

-¿Eh? No sé… –

-Pues nada más. Hablamos un rato, ya está – volvió a mentir. Definitivamente no iba a contarle a absolutamente a nadie lo que había ocurrido.

-¿Seguro? – preguntó. Ella sabía perfectamente cuando el moreno podía estar mintiendo…y eso era lo que exactamente comenzaba a creer.

-Pero él es un idiota… y un torpe… - agregó sin saber muy bien a qué venía eso. Bajó su cabeza intentando que la chica no lo notase, pero fue inútil.

Ayako sonrió ante esa reacción.

-Pero si te gusta… ¿Qué le vamos a hacer? – dijo divertida.

-¿Eh? ¡A mí no me gusta ese do'aho…! –

-Ya, claro, claro… - dijo divertida dándole la razón como a los locos mientras que se levantaba del banco y cogía del brazo al otro para que se levantase. -¡Hacéis buena pareja! –

-…. – Rukawa no contestó. Ayako había interpretado como había querido su explicación… Pero… ¿tan evidente era que estaba interesado en el pelirrojo?... Si a penas le había contado nada sobre él…

-¿No lo niegas? – preguntó curiosa Ayako al ver que Kaede no reaccionaba a sus palabras.

Y Rukawa alzó sus hombros en señal de respuesta.

La chica sonrió.

Entonces un pensamiento cruzó en la mente del oji-azul… Quería ver de nuevo al pelirrojo… Aunque fuese un idiota y…un torpe.

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Tras acabar sus deberes en la biblioteca cogió los distintos trenes que lo llevarían de nuevo a su casa.

Los viajes en tren eran de las partes más pesadas que tenía su rutinaria vida… Odiaba tener que estar rodeado de gente, sobretodo en las horas punta, cuando los trenes quedaban repletos de personas que viajaban de un lugar a otro, o bien para trabajar o bien para dirigirse de nuevo a sus hogares.
Cuando llegó a su parada y tras bajar del tren, tuvo que caminar aproximadamente veinte minutos para llegar a las puertas de su edificio.

Cuando entró, rogó por no encontrar a la casera. Aun no había conseguido reunir todo el dinero del alquiler y no se podía permitir que lo echasen de ese edificio… Sería imposible encontrar otro apartamento tan bien de precio.
Pero sus ruegos no dieron fruto puesto que en la portería del lugar estaba esa mujer bajita de cabellos grisáceos mirándolo de arriba abajo.

-Hola… - saludó él con una pequeña reverencia. A continuación intentó subir rápidamente las escaleras que lo llevarían a su hogar, pero la voz de la mujer no se lo permitió.

-¡Ey espera! – le llamó.

-"Joder" – maldijo el moreno. – Tatsumoto-san… aun no he podi…- pero las palabras de la mujer lo interrumpieron.

-Espera que te dé el recibo… - murmuró la mujer buscando entre diferentes cajones.

-"¿El recibo?" – se preguntó interiormente Rukawa. –"¿Qué recibo…?" –

-Toma – le entregó la mujer.

Kaede miró dicho papel y se sorprendió de su contenido.
¿Qué significaba aquello? El recibo era conforme que los dos meses atrasados de su piso habían sido pagados… Pero él nunca había realizado tal acción.

-Ayer no quiso cogerlo ese chico pelirrojo… Me pidió que te lo diese a ti – explicó Tatsumoto.

-"¿qué?... ¿chico pelirrojo?" – pensó. Aquello no podía ser… ¿El idiota del Do'aho había pagado sus deudas?

Rápidamente el moreno subió las escaleras hasta entrar en su casa. Cuando lo hizo, permaneció apoyado contra la puerta de madera y suspiró… Aquello nunca se lo hubiese imaginado…

¿Por qué lo había hecho si apenas se conocían?

Un cosquilleo apareció en el vientre del moreno… Se sentía igual que un adolescente con su primer amor…

Un momento.

-¡Qué amor ni qué tontería! – se reprochó a sí mismo en voz alta por esos pensamientos. –"Seguro que después me lo hace pagar con intereses…" –

Decidió no darle más vueltas a esa estúpida acción y se fue directo a la nevera a coger algo para comer.

Estaba convencido de que esa misma tarde el pelirrojo iría a la cafetería a pedirle su dinero… Y él se lo daría, aunque tuviese que pedir un adelanto de su sueldo. Antes se tiraba de un balcón que deberle algo a ese idiota.

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-¡Mierda! –

-¡Ey, ey! ¡Tranquilo, Hanamichi! –

Yohei y Hanamichi acababan de entrar en la pequeña sala que les servía a todos los trabajadores de lugar de descanso, aunque sólo contenía una máquina de cafés y un par de mesas de plástico.

-¿Qué ha ocurrido ahora? – preguntó Mito al ver el mal humor que llevaba ese día su amigo.

-¿¡Qué quieres que me ocurra? ¡Estoy harto!... A Machida no le ha gustado mi trabajo… - explicó.

-¿Qué?... ¡Pero si estaba perfecto! –exclamó el más bajo ya que minutos antes de que Sakuragi entregase su trabajo a Machida, él lo había revisado.

-¿Verdad que sí?... Pues a él no le ha gustado –

Yohei se quedó en silencio al no saber que decirle.

-¿Tienes que repetirlo? – preguntó temeroso.

-No. Me ha dicho que por esta vez se quedará así… pero que a la próxima… - habló estrujando el pequeño vaso de plástico que sostenía entre sus manos, por suerte ya vacío.

-Joder… - suspiró. –Los arreglos que hiciste fueron muy buenos… -

Hanamichi suspiró.

-Mejor no pensar más en esto… - dijo de forma más calmada.

Yohei se sorprendió de la repentina pasividad que había envuelto a su mejor amigo. ¿Hanamichi rehuyendo de una pelea verbal para desahogarse? Definitivamente había cambiado mucho… Y no sabía bien a qué se podía deber. ¿Tal vez el espíritu de hombre casado lo acechaba ya?

-Hanamichi – llamó Mito para captar la atención del pelirrojo. – Has cambiado mucho… ¿es por Mineko? –

Sakuragi abrió sus ojos ante esas palabras que no se esperaba.

-¿A qué viene eso?-

-Mmm… pues no lo sé – admitió con una sonrisa. – Simplemente se me pasó por la cabeza. –

-… No sé, yo no creo que haya cambiado… - dijo Sakuragi algo turbado. Él no se sentía diferente… aunque le preocupaba que los demás sí que viesen cambios en él. –Pero… por lo menos habré cambiado para mejor, ¿verdad? –

-Pues si te he de ser sincero… No. – contestó con una pequeña sonrisa Yohei.

-¿Qué? ¡Maldito baka! – exclamó el más alto acercándose al moreno, quien tan sólo reía, para darle un pequeño empujón.

Ambos continuaron hablando sobre diferentes temas intrascendentes hasta que entró en la sala Miyagi.

-¡Ey! ¿Qué hacéis aquí? – preguntó Ryota.

-¿No lo ves? Pasar el tiempo libre… - respondió felizmente Yohei. -Nos encanta perder el tiempo aquí. –

-Ahh… pues… me alegro. – dijo mirándolos de una forma un tanto extraña. -¡Ey, venga va! ¿Por qué no venís con nosotros? Vamos a ir a cenar – propuso.

-Supongo que invitas tú, ¿no? – sugirió Hanamichi.

-Mejor hago que no he escuchado nada… - contestó Ryota mirando hacia el techo.

-Bueno, bueno… pues sí que vamos… ¿verdad Hanamichi? – preguntó Yohei al pelirrojo.

-Sí, sí claro… sólo esperad que me pongo el abrigo. –

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-¡Venga Rukawa! ¡La mesa tres! –

Rukawa continuaba yendo de un lado a otro sirviendo y limpiando mesas. Estaba cansado pero por lo menos, ya quedaba menos para que esa nueva jornada laboral acabara… Eran a penas las nueve y media de la noche así que le quedaban dos horas y media.

-Buff…- suspiró Rukawa cuando tuvo a penas dos segundos de descanso ya que todas las mesas estaban servidas. Ahora sólo quedaba esperar que viniesen nuevos clientes o que alguien se fuera para limpiar su mesa… cosas que seguramente no tardarían en suceder.

Decidió ir a refugiarse unos instantes en la despensa con la excusa de que iba a buscar más latas de bebidas ya que se estaban acabando.

Le gustaba ese lugar aunque tan sólo pudiese estarse pocos segundos en él. Era un sitio bastante oscuro sólo iluminado con una pequeña bombilla que otorgaba una tenue luz, además de que todo estaba en silencio. Parecía mentira que tras esa vieja puerta de madera se encontrase toda una cafetería llena de personas comiendo…

Permaneció pocos minutos allí, apoyado sobre la mesa de madera pero rápidamente tuvo que levantarse de su ensoñación si no quería que su jefe volviese a gritarle. Así pues, cogió un par de cajas de refrescos, para que su excusa de entrar en ese lugar no fuese descubierta, y se dirigió de nuevo hacia ese griterío de personas charlando y cenando.

-Rukawa, ¿estás bien? Te ves muy pálido–

Rukawa miró hacia la persona que le estaba hablando, una de las camareras del local de la que todavía no recordaba su nombre, y movió levemente su cabeza en señal de asentimiento.

-¡¡Kaede!- escuchó que de nuevo lo avisaban y vio que se trataba de Ayako que lo llamaba para que se acercase a ella, es decir, a la barra del establecimiento. –Mira hacia allá… - pidió la chica cuando tuvo al moreno a su lado indicándole disimuladamente la dirección que debía tomar su mirada.

Rukawa miró y se encontró con un grupo de amigos, seis exactamente, que se sentaban en una de las mesas. De entre todos ellos resaltaba el Do'aho.

-Do'aho… - susurró Rukawa al verlo.

-Vino de nuevo… Eso es que quiere verte – sugirió la castaña con una sonrisa.

-"Claro que quiere verme… quiere que le devuelva su dinero" – pensó amargamente el oji-azul. – Tal vez le gusta comer aquí – contrapuso.

-¡Si claro! Será por eso… - habló irónicamente. - ¡Anda! Ves a atenderlos… -

-No – contestó tajantemente. – Ves tú –

-¿Qué? ¿Por qué? –

Pero Rukawa no contestó… simplemente bajó su cabeza. Aun no había reunido el dinero suficiente para pagar a ese pelirrojo ya que su jefe le había denegado el adelanto e sueldo, momento que aprovechó el hombre para volver a chillarle por todas las cosas que hacía mal en el trabajo.

Ayako al ver que el moreno bajaba su mirada suspiró tristemente.

-Bueno…ya voy yo… Pero no te librarás de traerles los platos… - y así, cogió papel y bolígrafo y se dirigió a esa mesa a atender a esos chicos.

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-¿Por qué hemos venido aquí? – preguntó Ryota al entrar en el local. –Nunca entramos aquí… -

-Ya, ya lo sé… Pero queda cerca y podríamos probar. – sugirió Hanamichi ya que él había sido quien había propuesto de entrar en esa cafetería.

-Bueno, por probar… -

Así pues, los seis chicos se sentaron en una de las pocas mesas desocupadas.

-Si que está lleno para ser tan pequeño… - comentó Satsukomo, uno de los compañeros de trabajo del pelirrojo.-¡Hola chicos! – saludó Ayako enérgicamente. - ¿Qué os pongo? – preguntó mientras buscaba una hoja de la libreta que estuviese en blanco para apuntar el pedido. -¡Ey, hola! – saludó al encontrarse con la mirada de Sakuragi en ella.

-Ho-hola… - saludó cohibido el pelirrojo.

-Gracias por lo del otro día. – dijo Ayako recordando cuando Hanamichi acompañó a Kaede a su casa.

-De…de nada…-

Después de esa pequeña conversación, la castaña recogió los pedidos de todos y se fue felizmente a la barra.

-¿No nos habías dicho antes que tú tampoco no habías entrado nunca aquí? – preguntó Satsukomo con sorna.

-Ehh… sí bueno… entré una vez...con Yohei – explicó señalando al moreno. – Pero nos fuimos rápido… ¿verdad Yohei? –

-Sí, claro… como tú digas Hanamichi – respondió Mito siguiéndole el juego al pelirrojo pero dejando entrever que respondía de esa forma simplemente para contentarlo.

Entonces se acercó de nuevo Ayako trayéndoles las bebidas que habían pedido, después se volvió a alejar.

Entonces Sakuragi miró hacia Ryota ya que desde hacía un buen rato que se mantenía callado.

-¿Qué te pasa Ryo-…- pero no continuó preguntando al ver a su amigo mirando fijamente y sin pestañear hacia la dirección por la que la camarera se había marchado.

-…Un…un ángel…- susurró de una forma poco audible pero que el pelirrojo escuchó perfectamente.

-¿Eh? – pero Miyagi seguía ensimismado. -¿Ryota? – lo llamó.

-Tú… tú… - susurró esta vez dirigiendo sus palabras a Hanamichi. -¡¿Tú la conoces! – preguntó casi gritando girándose hacia el pelirrojo con unos grandes ojos iluminados de emoción a la vez que le cogía sus manos entre las suyas.-Ehh… puess…. Sí, algo así. – contestó nervioso ante la actitud de Ryota.

-¡Preséntamela! – rogó el castaño.

-¿Qué?... Pero…pero… - Hanamichi estaba sorprendido. No sabía si echarse a reír ante los innumerables ruegos de su amigo… Pero… él no conocía suficientemente a la chica para que se la pudiese presentar.

-¡Por favor! – pidió de nuevo y esta vez fueron todos los demás quienes se rieron de Ryota ya que estaban escuchando la conversación. -¡No os riáis panda de imbéciles! – protestó Miyagi al ver a todos sus compañeros de trabajo riéndose de él en su cara.

-Eres un desesperado… - comentó Riitsuka, otro de los trabajadores de la empresa publicitaria.

-¡Calla! – imperó. – Hanamichi… tienes que presentármela. – volvió a rogar cogiendo de nuevo las manos del pelirrojo.

-Ehh… está bien, está bien… pero no sé si ya tendrá novio… - comentó en un susurró al recordar la forma tan familiar con la que trataba a Rukawa…

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-¡Kaede! ¡Ahora te toca a ti! – dijo Ayako una vez entró en la cocina y vio al moreno beber un poco de agua para refrescarse.

-No. – contestó tajante.

-¡Venga hombre!... ¿Por qué no?... ¡Es tu trabajo! – objetó la chica.

-Me da igual… no quiero verlo… -

-¡No me seas igual que un niño! – protestó Ayako mientras le ponía en sus manos un plato. – Esto es lo que ha pedido el pelirrojo… llévaselo –

-No. – volvió a repetir Rukawa dejando dicho plato sobre el mármol de la cocina.

-¿Por qué no? – volvió a interrogar.

-… porqué le debo dinero y todavía no lo he reunido. – finalizó por fin el oji-azul, deseando que con esa explicación la chica se diese por vencida.

Pero no fue así. Ayako se dirigió hacia su abrigo y cogió su cartera.

-¿Cuánto le debes? –

-¿Eh?... ¡Ah no! – protestó al ver las intenciones de la castaña. Ni loco iba a permitir que ella pagase sus deudas.

-No seas testarudo… - dijo poniéndole unos cuantos billetes en sus manos. – A mí ya me lo devolverás cuando puedas. –

-Pero… no puedo aceptarlo…- protestó.

-Sí puedes… y ahora coge ese maldito plato y llévaselo a la mesa… - ordenó. – No creo que delante de todos esos amigos suyos te pida el dinero… pero bueno… -

Rukawa bajó la cabeza y cogió ese plato junto con otro recién hecho que iba para la misma mesa, mientras se guardaba el dinero en el pantalón.

-Ya me contarás por qué le debes dinero… - comentó Ayako con una sonrisa cuando vio que el moreno ya iba hacia Sakuragi aunque supo que la había escuchado.

Kaede caminó nervioso y muy lentamente hacia la mesa en la que estaba el pelirrojo. Él también estaba convencido de que no le pediría su dinero ahí, delante de todos… pero era mejor ir precavido. Además, seguramente que le lanzaría alguna indirecta relacionada con el tema…

-¿El menú tres…? – preguntó una vez llegó a la mesa.

-Yo – respondió un chico del grupo para después recibir su plato delante de él.

-Y… ¿el número cinco?... – preguntó esta vez seguro de que ese plato era el del Do'aho.

-Para mí- efectivamente contestó Sakuragi, alzando levemente su mano.

Rukawa tuvo que caminar unos pocos pasos hasta quedar al lado del pelirrojo para entregarle su plato.

-Gracias – contestó secamente Sakuragi sin ni siquiera mirarlo a la cara, para después seguir animadamente con la conversación que los seis chicos estaban manteniendo antes de que él llegase allí.

El do'aho lo había ignorado completamente.

Y bien… ¿Qué se esperaba?... ¿Que lo saludase efusivamente?...

-"Al fin y al cabo somos unos desconocidos…" – pensó con algo de amargura el moreno volviendo a la cocina donde le estaba esperando Ayako.

-¿Te pidió el dinero? – preguntó la chica al ver al oji-azul entrar.-No.- contestó secamente.

-Ah… Y… ¿Cómo te fue? – preguntó animada.

-¿Cómo quieres que vaya…? Le di su plato y me marché… --¿Y ya está? – preguntó de nuevo decepcionada y Rukawa alzó los hombros en señal de respuesta. Después caminó cansadamente fuera de la cocina y se metió de nuevo en la despensa.

Ayako sabía perfectamente que las veces que ese chico se metía en ese lugar era para desconectar, aunque fuese unos segundos, su mente. Pero alguien más vio que Kaede había entrado en ese pequeño lugar con un fuerte portazo.

-Chicos… enseguida vuelvo… --¿Eh? ¿Adónde vas Hanamichi? – preguntó Yohei al ver a su amigo levantarse de su asiento.

-Al…al baño – respondió.

Así pues caminó directamente hacia donde estaban los lavabos, situados justo delante de la pequeña puerta de la despensa. Cuando estuvo delante de la puerta del baño, miró hacia todos lados esperando no encontrar a nadie que lo estuviese observando ya que rápidamente, abrió la puerta de madera de la despensa y se introdujo en ella.

Ayako sí que fue capaz de ver los movimientos del pelirrojo, pero no hizo nada para evitarlo, simplemente sonrió al pensar en la reacción que en esos mismos instantes estaría teniendo Kaede al ver a ese chico allí.

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NdR:
Wuolas! Esta vez no me he tardado tanto...¿verdad? - Este cpai volvió a ser algo aburrido... y ya sé que fui mala al cortalo por aquí...XD pero es que sino me iba a quedar kilometrico el capitulo o.o Asi que intentaré atualizar pronto... aunque estoy llena de examenes por preparar... ú.u Por eso que si me tardo, perdonadme u0u
Sobre el cpai no hay mucho que comentar... Hana es publicista ya que es una de las carreras que más me gustan (no sé si esto ya lo comenté antes) para estudiar.. esta y derecho...y como que a hana no le veo yo mucho de abogado...asi que se ha quedado publicista xD Y ru...ya se sabrá que estudia y por qué está trabajando tanto -que por cierto... animos a todos los camareros y camareras que es un trabajo muy duro! ò.o estar de pie tantas horas de arriba para abajo... iax...u.u

Y muchisimas gracias por vuestros reviews! Me hacen muchia ilusion! 0 Y también dar las gracias a todos aquellos que leen de forma anónima -
Gracias a todos! 0