Capitulo 9: Olvidar

25 de Febrero

Resultó ser un día radiante gracias a la ausencia de nubes en el cielo de Kanagawa. El cielo se veía en su totalidad azul donde tan sólo se observaba dibujada una gran mancha amarillenta que repartía su luz por cada uno de los rincones de la ciudad; luz que se filtraba a través de los grandes ventanales que ocupaban dos de las cuatro fachadas del enorme edificio situado en el centro de la zona Minato Mirai 21.

Yohei se encontraba revisando archivos a través de su ordenador a la vez que miraba cada pocos segundos el pequeño reloj digital que aparecía en el margen derecho de la pantalla deseando que los minutos avanzaran de forma acelerada, transformándose rápidamente en horas transcurridas para que el final de la jornada laboral acabase cuanto antes.

Pero los cuatro dígitos que componían el reloj parecían no querer moverse.

-"Las 11:53…" – pronunciaba su mente una y otra vez. Le quedaban todavía más de seis horas de trabajo aun contando el tiempo que podría transcurrir entre descansos y también la hora de comer. –"Esta campaña de Tous acabará conmigo…" –

La sucursal de la marca Tous en Japón había pedido expresamente a la poderosa oficina de publicidad K&Change que realizasen una campaña original para su nueva colección de complementos para mujer.

Yohei sabía que esta vez debería estrujarse bien el cerebro para encontrar una idea que se ajustase a las perspectivas de Tous y a las de sus superiores ya que le habían confiado a él un trabajo tan importante como ése.

Si los clientes no quedaban satisfechos, la empresa perdería una gran cantidad de dinero.

-¡Mierda! – exclamó cuando las carpetas que tenía sobre su mesa cayeron al suelo esparciendo varios papeles al haberlas movido con un movimiento involuntario de su codo. -¡Necesito unas malditas vacaciones, joder! – gritó ya desesperado mientras recogía los papeles del suelo e intentaba averiguar a que carpeta pertenecía cada uno.

-Eso mejor se lo pides al jefe – escuchó una voz provinente de la puerta y rápidamente miró a ver quién era.

-Cállate y ayúdame con esto, vago- contestó Yohei al ver que era Hanamichi quien estaba delante de él mirándolo con sorna.

-¿Qué ha ocurrido? ¿Te gusta darte más trabajo tirándolo todo al suelo? – preguntó el más alto irónicamente mientras colgaba su abrigo negro en el colgador situado al lado de la puerta.

-Sí, ahora me ha dado por ser masoca… ¿No está de moda eso? – respondió de la misma manera alzando una de sus finas cejas.

-Mmm… déjame que lo piense… - susurró mientras colocaba dos de sus dedos en la barbilla en señal de estar reflexionando y miraba hacia arriba. – Sí. Ser masoquista está de moda – admitió definitivamente. –Lo sé por experiencia. -

Mito sonrió levemente ante esa respuesta.

-Ya sé que te mueres de ganas de contarme algo… pero ahora hay que acabar con esto – dijo el moreno adivinando por fin a que carpeta iban dos folios.

-Cada día te pareces más Machida… - susurró levemente mientras se acercaba a la mesa y cogía varios papeles.

-Te he oído, idiota – respondió Yohei todavía fijando su mirada en los papeles pero sin poder evitar que una sonrisa se dibujara en su boca.

-Atrévete a negarlo… -

-Cállate ya y siéntate y así de paso, me ayudas –

-Claro, claro… - Así, Sakuragi cogió una de las sillas situadas delante de la mesa de escritorio y la colocó al lado de su compañero. – ¿Mucho trabajo por aquí? – preguntó intentándose poner al día.

-Sí. Nos ha llegado una petición de Tous para que anunciemos sus nuevos trastos – contestó seriamente.

-Y me imagino que nos han encargado el marrón a nosotros. – concluyó con resignación.

-Exacto. Así que más te vale que no vuelvas a llegar tarde… Te necesito aquí el máximo de tiempo. – exigió Mito mientras seguía consiguiendo ordenar unos pocos folios más.

-¡Vaya Yohei! ¡Estás irreconocible! Ya pronto te veo ladrando como Machida – dijo divertido Sakuragi refiriéndose a su jefe.

-Esto va en serio, Hanamichi, nos jugamos el pellejo - pidió seriamente. La empresa ganaría mucho dinero con semejante campaña si todo salía bien…además que quizá ellos podrían obtener una buena recompensa por su esfuerzo… Pero claro, sólo si todo salía perfecto.

-…- Sakuragi no supo qué contestar. Cualquier broma o tontería que dijese estaría fuera de lugar. Debía centrarse en su trabajo si quería demostrar que era todo un profesional y no sólo pensar en su vida privada.

Durante interminables horas ambos estuvieron ordenando todo el desorden para después volver en centrarse en esa campaña promocional.

-Será mejor que descansemos – sugirió Yohei cuando el pequeño reloj digital de la pantalla marcaba las dos y media del mediodía.

-¿Eh? ¿Ya? Pero si todavía no hemos sacado nada en claro… - contrarrestó Hanamichi – Tal vez si desarrollamos esta idea… y le damos un giro inesperado a… -

-Después continuamos, Hanamichi – pidió el moreno. –Estoy cansado y creo que nos hemos ganado al menos media hora para comer. – dijo mientras se retiraba hacia atrás con su butaca de ruedas y se levantaba de un salto.

-Pero…- Hanamichi miró una vez más a la pantalla del ordenador.

-La información no se va a perder… Después continuaremos. – aseguró. – Vamos-

Sakuragi, no muy convencido, se levantó de su silla y fue a por su abrigo colgado en el perchero. Para una vez que se centraba exclusivamente en su trabajo quería aprovecharlo al máximo… Sabía que si ahora se iba a comer con el moreno acabarían hablando de su noche con el Kitsune, y no es que no desease contárselo, al contrario, pero no quería volver a distraerse.

Caminaron a lo largo de toda la planta saludando a diferentes compañeros de trabajo hasta llegar al ascensor, al que llamaron y después de esperar unos segundos para que llegase se subieron dirigiéndose a la plata inferior.

-Ahora volvemos, Hitomi - dijo Hanamichi al pasar al lado de la recepcionista quien los despidió a ambos con un guiño de uno de sus rasgados ojos.

Recorrieron prácticamente en silencio las pocas calles que les llevaban a la pequeña cafetería donde solían desayunar.

-¿Y bien? – preguntó Yohei una vez estuvieron ambos en su mesa u una elegante camarera les sirvió su comida.

-Y bien, ¿qué? –

-No te hagas el tonto – pidió el más bajo clavando su metálico tenedor en una de las salchichas que ocupaban su plato. -¿qué tal ayer? –

-¿Ayer? – Hanamichi se quedó inmóvil ante las palabras de su amigo. ¿Cómo sabía que él había estado ayer con el Kitsune? Ayer, cuando se hubo despedido de todos después de cenar, se aseguró que nadie lo viese ir directamente hacia la estación de trenes que sabía perfectamente que el chico usaría para irse a casa.

-Sí, ayer. – Reafirmó. – Si quieres engañar a los demás, hazlo, pero a mí no me engañas… Te vi – explicó masticando la suculenta salchicha.

-¿M-me viste? – preguntó sorprendido.

-¿Puedes parar de contestarme repitiendo mis palabras? – y ante la sonrisa nerviosa del pelirrojo continuó. –Gracias. –

-Bueno verás… es que ayer yo… - intentó explicarse pero el moreno se interpuso a sus palabras.

-¡Oh venga vamos! Te vi perfectamente como entrabas en el almacén donde segundos antes había entrado ese chico… Rukawa. –

-¿El almacén? – y por fin Hanamichi se dio cuenta de que era lo que le estaba preguntando Yohei. Ya ni se acordaba de ese pronto que tuvo al ver a Rukawa entrar en el almacén solo para levantarse después con la excusa de que iba al baño para así poder seguir al Kitsune.

-Sí. ¿Qué hicisteis ahí que salisteis tan alterados los dos…? –preguntó con una gran sonrisa. – Espera, deja que lo adivine. –

-No es lo que estás pensando. –Contestó rápidamente el pelirrojo – Bueno… no puedo negar que no lo intenté…. – reconoció más para sí mismo que para su amigo mientras removía con su tenedor los pequeños trozos de lechuga que tenía en el plato de delante.

-¿El qué intentaste…? ¿Lo que me estoy imaginando? –

Hanamichi movió de arriba abajo su cabeza para indicar una respuesta afirmativa.

-Fue un impulso lo de levantarme e ir hacia él – explicó recordando lo que sintió al verlo entrar en el almacén. –Una vez allí casi logré que lo hiciéramos, pero nada –

-Joder, que bestia eres… El chaval estaba currando, normal que no se dejase- explicó tranquilamente mientras seguía engullendo sus patatas fritas embadurnadas de ketchup.

-Él lo estaba deseando tanto como yo – dijo defendiéndose Sakuragi.

-¡Sí claro! por eso los dos salisteis frustrados –

-Pero eso duró poco. – aclaró con una pequeña sonrisa en sus labios.

-¿Eh? ¿A qué te refieres, Hanamichi? – preguntó intrigado Yohei esta vez alzando su mirada de su plato para centrarla en los almendrados ojos de su amigo.

-Después… Cuando nos despedimos todos, fui a buscarlo a la estación y… fuimos a mi casa – explicó tranquilamente empezando a comer de su pequeña ensalada verde con un poco de pescado azul.

-¿Qué? Y no me digas que ahí… en tu casa… -

-Sí – afirmó.

-¡Joder Hanamichi! ¿¡Otra vez? – exclamó Yohei con una mezcla de sorpresa y enfado en su voz. - ¿No te das cuenta que te vas a casar en pocos días? ¡Y esta vez no tienes la excusa del alcohol! –

-Yohei, si quisiese a alguien que me recrimine mi comportamiento iría a que me confesase un monje – dijo tranquilamente.

-Idiota… Venga, cuéntame qué tal fue… -

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-¡Cuéntamelo! –

-No. – volvió a repetir una vez más Rukawa ante la insistencia que le estaba mostrando Ayako.

-¿Cómo que no? ¡No puedes dejarme así! – se quejó la chica. – Primero me cuentas que casi ese pelirrojo te mete mano en el almacén de la tienda y que después te invitó a su casa… ¿y no me cuentas el resto? ¡Si claro! –

Ambos acababan de salir de sus aulas de estudio tras su jornada estudiantil y se iban dirigiendo directamente hacia los jardines de la facultad para sentarse en algún banco o tal vez en el mismo césped si todos estaban ocupados para poder comer.

-No hay nada que decir más- objetó el moreno mientras se sentaba en el suelo cubierto de césped y sacaba de su bolsa un pequeño emparedado de pavo envuelto con varias servilletas yuxtapuestas.

-¿Pretendes que me trague que no ocurrió nada en su casa? – preguntó sarcástica la castaña mientras imitaba a su amigo y se sentaba también sobre la hierba no sin antes colocar un pañuelo para no ensuciarse la falda azul celeste que portaba.

-…pues sí – respondió tranquilamente Kaede pero ante la mirada que le lanzó la chica tuvo que continuar. – Si ya lo sabes… ¿para qué preguntas? – y acto seguido, clavó un tímido bocado a su sándwich.

-Simple. Quiero que me lo cuentes tú – contestó divertida a la vez que sacaba de su mochila un bento y sus hashi para así poder comenzar a comer.

-¿Y qué quieres que te cuente? – preguntó a su vez más que distraído con su comida. Al escuchar que Ayako no le contestaba, alzó su mirada levemente hacia ella y la vio mirándolo de forma amenazante. –"Joder…"- suspiró para sus adentros. – A ver, es fácil, llegamos a su casa y después a su habitación y… ya. Ocurrió. –

Ayako rió al ver que era imposible sonsacarle los detalles.

-¿Y tú cómo estás? – preguntó ella ya con una expresión más seria.

-¿Yo?... Bien – contestó simplemente. –No me duele… tanto… -

-Me alegro… pero no me refería a eso… - dijo ella sonrojándose levemente ante su privilegiada imaginación que le dejaba conocer exactamente sobre que se refería Rukawa. – Quería decir… anímicamente –

-¿Eh?... –

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-¿Cómo quieres que me sienta? –

-No lo sé – contestó. – Por eso te lo pregunto…-

-Por un lado… bien. – reconoció jugando con el líquido del vaso que tenía entre sus fuertes manos. – Sé que sonará… ¿brusco?... pero le tenía ganas. –

-Pero si ya lo habíais hecho antes… - le recordó Yohei.

-Pero de eso me acuerdo muy poco… y él menos aún. – declaró. – Pero claro, luego está la parte negativa y es que… - miró a Yohei y al ver que le tenía puesta toda su atención, continuó. – Cuando desperté esta mañana, él no estaba conmigo. –

-¿Se había ido? –

-No. Estaba en la sala – aclaró Hanamichi.

-¿Y eso qué? Ahora no me dirás que querías levantarte junto a él y darle el beso de buenos días y hacer miles de planes juntos mientras os abrazabais y os besabais para después…-

-Joder Yohei, no te rías – le cortó el pelirrojo. – Y no, no era eso lo que quería… si me dejases terminar de hablar…-

Mito no pudo evitar reírse ante el enfado de su amigo y después hizo un gesto de asentimiento para indicarle que podía continuar con su explicación.

-Pues que lo encontré en la sala. – volvió a repetir. –Y, ¿Sabes la fotografía que tengo en mi mesita de noche en la que salgo con Mineko? Pues la tenía entre sus manos. –

-… ¿Sí? ¿Y qué? ¿Ya lo sabía no? –

-¿Saberlo? ¡Que va! – contestó alzando un poco su voz. – Al contrario. No se acordaba que me iba a casar… Y es más… Me dijo que Mineko no es su hermana. –

-¿Cómo que no? ¡Pero si son iguales! – habló Yohei que quedó sorprendido la primera vez que vio a ese chico moreno ya que era prácticamente igual que la novia de su amigo. - ¿Te lo dijo así? ¿Qué no era su hermana? –

-¿Eh? Bueno… yo le pregunté si la conocía y me dijo que no – dijo sin más el pelirrojo.

-¿Y le crees? –

-¿Por qué no debería hacerlo? – contrarrestó.

-No lo sé… Pero podría haberte mentido. –

-¿Para qué querría hacerlo? No le des más vueltas… Para mí es mejor así… Por lo menos no me he tirado al hermano de mi novia. – dijo con una sonrisa divertida.

-¿Y qué es eso de que no se acordaba que te ibas a casar? –preguntó Yohei dejando de lado el tema de los lazos de sangre entre ambos Rukawa.- ¿Entonces lo hizo contigo pensando que estabas libre?... –Hanamichi asintió con la cabeza.- Hum… creo que te has metido en un buen lío – concluyó el moreno sin poder evitar reír de nuevo.

-¿Por qué? – preguntó ingenuamente Hanamichi mientras alzaba una de sus cejas.

-Porqué o bien es que no quiere ser un destroza-familias, o bien… es que quizá siente algo por ti –

-Sí, claro… Dos días que nos vemos y ya se enamora… - dijo con ironía. – No seas ridículo, Yohei –

-¿Se enfadó cuando se acordó que te ibas a casar? –

-Un poco… -reconoció. -Me dijo que no nos volveríamos a ver. – dijo con simpleza. – Pero se enfadó porqué le dije que sólo quería acostarme con él para desahogarme. – y tras decir esto hizo una pequeña sonrisa mientras recordaba ese momento.

-Me estás dando la razón, Hanamichi… - y la sonrisa de Sakuragi se borró en un instante. – Será mejor que no os volváis a ver… Ahora que sabes que no son hermanos… no te la juegues, olvídate de todo y… cásate. – le aconsejó el más bajo mientras terminaba sus patatas fritas.

-Es imposible que esté enamorado de mí… - dijo Hanamichi más para sí mismo que para Yohei. –Pero al fin y al cabo soy un Tensai, soy totalmente capaz de atraer a cualquiera, ¿verdad? – y profirió una de sus grandes risas de genio autoproclamado.

-Lo que tú digas… Pero hazme caso… Ya has jugado suficiente al novio infiel… Olvídate de él–

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Olvídate de él

Olvídate de él

Olvídate de él…

Qué fácil era decirlo…

Y qué difícil hacerlo.

-Quería decir… anímicamente, ¿qué tal estás?- -

Le había preguntado Ayako y él no supo más que decir que bien. Que se encuentra bien. Pero sabía que ella no se lo había creído, pero tampoco se lo volvió a preguntar, cosa que se lo agradecía internamente.

-"¿Que qué tal estoy…?... Yo que sé como estoy…" – pensó Rukawa mientras subía las viejas escaleras que lo llevarían a su apartamento.

Estaba agotado de las clases y los viajes que había hecho para llegar a casa.

Entró haciendo girar la llave para después tirarla en la mesa del recibidor y así sacarse las deportivas sin siquiera desabrocharlas. Después se quitó el abrigo y lo tiró hacia una de las sillas pero la prenda no llegó a su destino y cayó al suelo.

-"Mierda"… - maldijo mirándose la muñeca pero no se molestó en ir a recoger la prenda.

Se sentía con hambre aun y haber comido ya su emparedado de pavo en la facultad, pero decidió no volver a probar bocado ya que lo que menos le apetecía en esos instantes era cocinar cualquier cosa. Además no había hecho la compra así que lo más seguro fuese que no había nada comestible en esas cuatro paredes.

Caminó directamente hacia su cama y se dejó caer en ella con pesadez.

Tras pasar varios segundos con los ojos cerrados y la mente en blanco, los abrió para mirar fijamente el techo que resguardaba alguna que otra mancha de humedad.

Su mente le recordó todo lo vivido esa misma noche y mañana. No podía acabar de creerse que hubiese accedido tan fácilmente a acostarse con el do'aho…pero…

¿Por qué lo había hecho?

Esta vez no había habido ni alcohol de por medio ni nada. Simplemente… ¿deseo?

-"Mi primera vez…" – pensó tristemente. Para él esa había sido su primera vez con un hombre ya que no recordaba la anterior.

Su primera vez con veintitrés años… Realmente había tardado y ahora que lo había hecho no se sentía… ¿tranquilo?

Quizá era por no haberse acordado de algo tan importante como lo era que el do'aho en pocos días se casaría…

Se casaría.

¿Qué era lo que pretendía ese torpe? ¿Tenerlo a él como segundo plato hasta el día de la boda para después deshacerse de él como si de un perro se tratase?

Rukawa realizó un gran suspiro de resignación. Sabía que la culpa había sido únicamente suya por tener una memoria tan nefasta para las cosas… Si hubiese recordado que se iba a casar nunca se habría acostado con él por segunda vez...

¿Verdad?

-…A quien pretendo engañar… - susurró en voz alta mientras se apoyaba con sus antebrazos en la blanda cama.

Esa noche, porqué no reconocerlo, se había sentido increíblemente bien por el simple hecho de que ese estúpido do'aho lo había estado esperando en la estación, algo que no se hubiese esperado nunca.

-"Debía estar muy necesitado…" – pensó cínicamente el moreno intentando no pensar en la cálida sensación que apareció en su pecho cuando el pelirrojo lo encontró en el andén…

Creyó que eso podría significar algo…

El problema vino después cuando Sakuragi no tuvo ningún cuidado para con él.

Simplemente fue llegar, desnudarse y follar.

Sí, la única palabra que describía lo ocurrido esa noche era una tan vulgar como ésa: follar.

En definitiva, aquello no había significado nada para él.

Se levantó de un salto de la cama para irse directamente hacia la ducha. Aunque era invierno, sentía que el calor lo estaba consumiendo… Además de que debía despejarse para ir después a trabajar.

Caminó unos pasos hasta llegar a la pequeña habitación que le servía de cuarto de baño y allí se desnudó para después meterse bajo el teléfono del la ducha, lugar en el que se estuvo no más de diez minutos.

Al salir se vistió directamente, sin siquiera secarse, con unos tejanos desgastados y un grueso jersey negro de cuello alto. Aunque en esos momentos tuviese mucho calor, estaba convencido de que esa percepción cambiaría en el momento en que pusiese un pie en la calle. A continuación se vistió con una cazadora color marrón junto con una bufanda azul y gris y así, salió de su casa sin preocuparse por sus cabellos húmedos que caían sobre su rostro sin ningún tipo de orden.

Bajó de dos en dos las escaleras hasta llegar a la portería donde le detuvo Tatsumoto, la casera que le alquilaba su pequeño piso.

-¡Alguien te dejó esta carta! – dijo la mujer con un papel en su mano derecha mientras que con la izquierda mantenía una escoba.

-¿Eh?... – Rukawa se volteó para mirar fijamente ese alargado sobre. - ¿Quién la dejó? – preguntó desconcertado.

-No lo sé… Sólo pone que es para ti – dijo la mujer mostrándole como en uno de los lados del sobre estaba escrito su nombre con una caligrafía cuidada y pulcra.

Rukawa agarró el papel con simpleza para después doblarlo en dos y guardarlo en su bolsillo. A continuación comenzó a caminar de nuevo para irse.

-¡Espera! ¿No piensas abrirlo? – volvió a interferirse Tatsumoto-san.

-¿Para qué? – preguntó a su vez el moreno sin detener el paso. Estaba convencido que esa mujer ya había leído el contenido del sobre sin su consentimiento. Además, podía hacerse una idea de quien era esa carta.

Salió a la calle colocándose mejor la bufanda ya que nada más salir una ráfaga de aire helado chocó contra su cuerpo haciéndole temblar.

Continuó con su camino pero sin apartar su mente del papel que guardaba en su bolsillo… Entonces introdujo su nívea mano dentro del bolsillo para sentir la textura de ese sobre.

-"Mierda"… - se maldijo internamente.

Caminó unos pasos más con la cabeza gacha pensando sobre si abrir o no ese misterioso sobre de un suave tono caramelo mientras no dejaba de escuchar pasos detrás de él.

-¡Ey! ¡¿Acaso no piensas esperarme! –

Rukawa paró de caminar al escuchar esas palabras. Sabía perfectamente que quien acababa de hablar se estaba dirigiendo a él… ¿Cómo no reconocer esa voz?

La reconocía aunque hubiese estado cientos de años sin escucharla…

El moreno intentó mirar de reojo la cara de esa persona, pero no lo logró, así que optó por voltearse lentamente hasta quedar cara a cara.

-¿No vas a saludarme, Kaede? –

-¿Qué quieres? – respondió fríamente a la vez que se volvía a girar para continuar con su camino.

-Seré breve, tengo poco tiempo… - comentó la chica. –Te estaba esperando en tu portal pero saliste tan rápido…-

-Al grano – le cortó Rukawa.

-Está bien…- suspiró la chica con una pequeña sonrisa.- ¿Te apetece venir a mi boda? -

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NdR:
Hola! Ya está, capitulo 9 acabado - Tal vez fue aburrido...si segurisimo...pero ahora que estoy de vacaciones intentaré meterle caña al fic ò.o
Siento de verdad la tardanza pero... vuelvo a tener escusa! Tuve la selectividad de por medio! TTTT y la verdad es que mi cabeza no estaba para escribir nada...u.uU y el día 5 me dan las notas! que nervios TT a ver si entro en la carrera que quiero T-T
Y respecto al capitulo, ya os digo que quizá os aburrió pero necesitaba escribir un capitulo así para volverme a centrar en la historia U El capitulo continuaría pero prefiero cortarlo aqui...a cambio ya os digo q actualizaré cuanto antes pueda xD (esta vez en serio xD)

Y como siempre agradecer a todos aquellos que se molestan en dejarme un review - muchisimas gracias a tods! 0