La estación de King's Cross estaba abarrotado de gente aquella mañana, se escuchaba el bullicio y el ruido de la locomotora, que recibía a sus nuevos y antiguos estudiantes. Draco Malfoy esta vez no se despidió de su hijo, pues lo vería durante todo el año escolar. Scorpius lucía feliz de poder tener a su padre cerca, sí era honesto, siempre que comenzaban las clases lo extrañaba demasiado.

—¡Scorp!—Se escuchó una voz a lo lejos y ambos rubios se dieron la vuelta, era Albus Potter quién se dirigía hacía ellos corriendo.

Detrás de Albus, Harry lo seguía a paso lento, regalándole una sonrisa a ambos rubios.

Albus y Scorpius se saludaron mutuamente, sonriendo de par en par. Draco no pudo evitar pensar que ellos dos eran como dos chicles inseparables, y le pareció irónico que a pesar de que ellos no lo sabían, no sólo tenían un lazo amistoso que casi consideraban de hermandad, sino que también tenían un lazo sanguíneo. Desvío la mirada de ambos al darse cuenta de que Harry estaba frente a él.

—Hola, Potter.—Saludó Malfoy, regalándole una sonrisa leve al moreno, quién devolvió el gesto.—Escuché que este año Lily entrará a Hogwarts.

—Sí... Este año comienza.—Respondió, rascándose la nuca.—Cuando fuimos juntos a Ollivanders no podía contener su emoción—El recuerdo de su hija obteniendo su varita, y lo feliz que estuvo después de que Harry le regaló una pequeña lechuza blanca lo hizo sentir orgulloso y alegre.

Y como sí supiera que estaban hablando de ella, Lily se acercó emocionada hasta donde se encontraba su padre y Draco.

—¡Hola señor Malfoy!—Saludó la joven, sonriendo de par en par.

—Hola, Lily.—Devolvió el saludo el rubio, sonriéndole levemente.—Espero te vaya bien en tu primer año.

—¡Gracias!—Exclamó ella emocionada,—No puedo esperar a ver clases con usted.—Y ante ello, Draco sonrió.

—Lily, ¿Dónde está tú madre?—Cuestionó Harry.

—Está regañando a James, pero como te vi con el señor Malfoy vine a saludar.—Explicó la pelirroja.

—¡Admite que te gusta el papá de Scorpius, Lily!—Dijo una voz detrás de la pelirroja, y sus mejillas se sonrojaron.

—¡Cállate James!—Replicó ella, avergonzada y molesta con su hermano mayor, este se rió de ella.

—James, que acabo de decirte, respeta a tu hermana.—Lo regañó Ginny, quién se había acercado al grupo junto a James. Esta se llevó la mano a la frente, suspirando.

Luego notó la presencia de Draco, y su rostro se tornó serio.

—Malfoy.—Dijo de forma seca, para luego mirar a su marido de reojo, quién la miraba fijamente, casi rogándole que no hiciera una escena frente a los niños.

—Weasley.—Dijo Draco de igual manera. Ginny sintió como sus orejas enrojecían y lo corrigió rápidamente diciendo: "Es Potter". Pero Draco la ignoró, no quería arruinar su día discutiendo por cosas sin sentido.

—El tren está por partir, deberíamos ir subiendo.—Interrumpió su hijo, y Draco agradeció mentalmente.—Vamos Albus, busquemos un buen compartimiento.—Tomó el brazo de su mejor amigo y antes de marcharse junto a él dijo;—¡Adiós señor y señora Potter!

—¡Hasta luego!—Dijo Harry sonriendo, pero Ginny no dijo nada. El matrimonio Potter se despidió de sus hijos, deseándoles suerte en su nuevo año escolar.

—Suerte, Draco.—El nombrado miró al moreno, sintiendo como su pecho se calentaba y sus latidos se aceleraban por la mirada y la sonrisa que Harry le regaló. Susurró un "Gracias Potter" antes de entrar al expreso de Hogwarts todavía sin deshacerse de ese sentimiento.

Y no pudo evitar mirar a través de la ventana minutos después, a Harry todavía parado en la plataforma, mirando como el expreso marchaba, por un instante, cruzaron miradas y Draco Malfoy desvío la mirada rápidamente, volviendo a sentirse como en aquellos años en Hogwarts, emocionado por la atención que le daba de Harry Potter.

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—¿Qué haces Harry?—Escuchó como una voz decía detrás de él, por lo que se dió la vuelta. Ginny lo observaba con los brazos cruzados, su mirada denotaba cierta molestia, decepción y dolor. Se preguntó que estaba pensando cómo para mirarlo de aquella manera.

Dejó lo que estaba haciendo por un momento.

—Estoy empacando algo de ropa.—Respondió, en efecto, su maleta estaba abierta y un montón de ropa y objetos yacían en esta.—No estaré en la casa por un tiempo, Ginny...—Ante esto su esposa abrió los ojos—Me han ofrecido un trabajo y-...

—¿Es por él, verdad?—Lo interrumpió ella, sus ojos lo observaban con una dureza impasible. Harry frunció el entrecejo.

—¿De qué hablas?—Cuestionó, confundido.

—No creas que soy estúpida Harry.—Replicó ella molesta, acercándose un poco más hacía él, tocando el pecho del contrario de forma acusadora con su dedo.—Lo sé todo... Cada detalle.

—No creo que lo seas, nunca lo he dicho.—Se defendió,—No entiendo lo que dices... Sólo tengo un tr-...

—¡Es por él!—Gritó la pelirroja de repente, interrumpiéndolo nuevamente, sus ojos brillando por las lágrimas que luchaba por no dejar caer.—¡Siempre ha sido él!—Su voz cada vez era más alta y apretaba sus puños con fuerza.

—¿¡De qué diablos hablas!?—Gritó Harry, perdiendo la paciencia, no lo comprendía, no sabía de lo que ella hablaba, y no entendía porque no lo escuchaba, últimamente las cosas eran como un ciclo que se repetía y comenzaba a cansarse.—¡Dime!—Demandó, alzando aún más la voz al no recibir respuesta, Ginny sollozó por lo bajo.

—Siempre fue él...—Escuchó que susurraba, bajando la mirada,—No comprendo que tiene él que no tenga yo.

—¡Sí por un segundo dejaras de sobrepensar y me escucharás no tendríamos estás discusiones siempre!—Gritó el moreno,—¡Siempre es lo mismo!—Ya no medía sus palabras, cegado por la ira.—¡Desde antes de que naciera Albus desconfias de mí y no comprendo por qué!—Ella no decía ni una palabra, mientras lo miraba completamente muda.—¡Siempre siento que me ocultas algo y no sé qué es, y me mata eso!—Hizo una pausa,—¡No deberíamos tener secretos!

—¡No eres el más adecuado para decir eso!—Gritó ella de vuelta, con las mejillas coloradas de la rabia.—¡Hay muchas cosas que tampoco no me cuentas!

—¡Porque ya no confío en tí como solía hacerlo!

Ambos quedaron en silencio, mirándose mutuamente. Ambos se sentían sofocados y respiraban rápidamente, tratando de recuperar el aliento.

—Ya no eres la misma mujer de la que alguna vez me enamoré.—Confesó Harry, con la voz ronca.—Me cansé de esto Ginny.

Y escuchó como ella lloraba descontroladamente, sentándose en el borde de la cama. Harry abrió los ojos de par en par, dándose cuenta de lo que acababa de decir.

—Ginny...—Comenzó a decir, con un hilo de voz, pero cuando trató de acercarse a ella, ella lo esquivó para que no la tocase.—No lo decía enserio...—Se excusó, con la voz temblorosa.

Pero ella ya no le miraba. El daño ya estaba hecho, Harry mordió su labio con fuerza, sintiéndose de repente mareado y sofocado, la verdad que había soltado sin darse cuenta era más difícil de procesar y de repente se sentía expuesto. La verdad que había ocultado durante varios años había salido a la luz, y era que ya no la amaba.

Sentía su pecho oprimido, y con un nudo en la garganta terminó de recoger sus pertenencias y cerró su maleta.

—Creo que deberíamos separarnos... por lo menos por un tiempo, hasta que aclaremos las cosas.—Dijo el moreno, para después quitarse su anillo de bodas el cuál puso en la palma de la mano de la pelirroja, quién lo miraba con los ojos rojos, desconsolada.—Es por el bien de los dos, lo único que estamos haciendo es lastimarnos mutuamente Ginny.

Tomó su maleta, apretándola un poco.

—Te amo Harry—Dijo ella con un hilo de voz,—Siempre te amaré,—Apretó el anillo que yacía en sus manos, mientras lágrimas se deslizaban por su mejillas—Así que no me dejes, quédate, por favor.—Rogó.

El moreno se mantuvo en silencio durante unos segundos. Pensó de repente en sus hijos, y sintió una punzada en el corazón.

—Yo también te amo.—Dijo, mintiendo, sintiéndose asqueroso de repente. Sentía asco de sí mismo.

Pero no se quedó, y salió de Grimmauld Place siendo recibido por la lluvia. Caminó hasta un lugar desolado donde no hubiesen Muggles y sacó su varita susurrando Lumos. Esperó un poco hasta que a la velocidad de la luz apareció un autobús morado con letras doradas en las que se leía: "Autobús Noctámbulo".

Harry se montó en él, saludando a Stan Shumpike, a quién tenía años sin ver y le indicó su parada: "Hogwarts".

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El gran salón estaba lleno de vida, los estudiantes hablaban entre ellos, emocionados de volver a ver a sus amigos y compañeros, susurrando entre sí cuántos estudiantes serían sorteados en sus respectivas casas. Los profesores estaban sentados en una gran y larga mesa, mientras que la directora McGonagall se encontraba en el centro.

Draco observó a lo lejos a su hijo que estaba junto a Albus en la mesa de Slytherin, sonrió para sí mismo. Entonces todos guardaron silencio al observar como el sombrero seleccionador, que yacía en una silla, comenzaba a hablar, para luego dar su típica canción sobre las cualidades de las cuatro casas de Hogwarts, su historia y los fundadores. Después, Minerva McGonagall comenzó a leer la lista, y los estudiantes fueron sorteados en sus respectivas casas, entre ellos, la hija de Harry fue seleccionada para la casa Hufflepuff, lo cuál no le sorprendió mucho la verdad. Una vez finalizada la ceremonia de selección, Minerva se paró frente a todos para hablar antes de la cena y darle la bienvenida a todos los estudiantes.

—Hoy tenemos varios rostros nuevos entre nosotros.—Comenzó a hablar,—Y algunos ya conocidos.—La directora miró a los estudiantes antes de continuar.—Este año escolar, la materia de pociones la impartirá el profesor Draco Malfoy, recibanlo con una cálida bienvenida—Y miró al mencionado, quién simplemente asintió, sintiendo de repente la mirada de todos sobre él, aceptó el puesto sabiendo aún así todo el prejuicio que habría por su pasado y el de su familia. Algunos estudiantes aplaudieron, en cambio otros comenzaron a susurrar entre sí.

—Recientemente, el querido profesor Klaus Biggs que impartía la materia de defensa contra las artes oscura falleció de forma trágica, que en paz descanse y nuestras más profundas condolencias a sus familiares,—Dijo con respeto y cierta tristeza,—Debido a este hecho, he tenido que encontrar un remplazo a último momento... He contactado con un antiguo estudiante experto en la materia,—La puerta que estaba detrás de la mesa de profesores fue abierta captando la atención de varios. Aquellos ojos esmeralda y cicatriz eran reconocibles a kilómetros de distancia, por lo que los que estaban hablando entre sí se detuvieron, sorprendidos.—Por lo que este año escolar la materia de defensa contra las artes oscuras será impartida por el auror Harry Potter, recibanlo con una cálida bienvenida.—Al termina de decir aquello, los estudiantes aplaudieron con fuerza y comenzaron a susurrar entre ellos.

Draco no podía creer lo que veía y acababa de escuchar. Harry lo miró y le regaló una sonrisa un tanto burlesca antes de sentarse en una de las sillas desocupadas de la mesa, un poco alejado de él. El tema de conversación en la primera cena en Hogwarts ese nuevo año escolar fueron los dos nuevos profesores y los rumores comenzaron a esparcirse como pólvora.

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Luego de una breve conversación con McGonagall en su despacho, salió del mismo, dispuesto a dirigirse hasta su aula donde se encontraba su habitación. Estaba cansado y en lo único que podía pensar era en su discusión con Ginny, pero también de alguna manera se sentía un poco más aliviado. Y eso lo hacía sentir muy culpable.

Caminaba por los pasillos vacíos perdido en sus pensamientos, los cuáles fueron interrumpidos cuando lo halaron del brazo, llevándolo a otro pasillo un poco oscuro, frunció el entrecejo, sacando de inmediato su varita, la cuál bajó rápidamente al darse cuenta que se trataba de Draco.

—Por Merlín, siento que no importa a dónde vaya, siempre me encuentras Potter.—Dijo Malfoy, mirando al más bajo de pies a cabeza.—Cómo un acosador.

—Estoy impartiendo las clases porque quiero y por seguridad, no porque esté obsesionado contigo.—Dijo Harry, un poco a la defensiva, sintiendo sus orejas un poco rojas.—Sí no recuerdas, en este momento, eres el hombre más buscado por los mortífagos.

Escuchó como Draco suspiraba. Y se descubrió a sí mismo mirando aquellos ojos grises, que brillaban a pesar de la oscuridad y su pálida piel, que lucía tersa. Notó que estaban un poco cerca.

"¿Es por él, verdad?" Recordó lo que había dicho Ginny, y pensó que estaba volviéndose loco ¿Por qué había pensado en Malfoy?

—Lo siento, es que me tomó por sorpresa todo este asunto, igual que a todos.—Confesó el rubio, retrocediendo un poco.—Supongo que ahora somos colegas.—El moreno asintió levemente.

Escucharon voces por el pasillos y unos estudiantes pasaron al lado de ellos, sin notar a ninguno de los dos debido a la oscuridad. Eran los prefectos de Gryffindor y Ravenclaw.

—Deberíamos descansar, a sido un viaje largo.—Dijo de repente Harry, dándose cuenta de lo que dirían sí un estudiante llegase a verlos, podrían mal interpretar la situación.

Podrían pensar que la única razón por la que Harry aceptó el trabajo fue debido a Draco, ya que este es un ex-mortífago y podría estar relacionado con el caso de La Heredera, y no era más que parte de su investigación. Lo cuál no estaba del todo errado, excepto la parte de sospechar de él o pensar que era un peligro potencial para Hogwarts, lo cuál no era correcto. O peor, podrían incluso pensar que... Había algo más, lo cuál tampoco era correcto.

—Buenas noches, Draco.—Se despidió, saliendo de las sombras, regresando al pasillo donde estuvo minutos antes, siendo seguido por el rubio.

—Buenas noches a mi guardaespaldas personal.—Bromeó, mirando a Harry por el rabillo del ojo, mientras de alejaba de él por el largo pasillo. Notó cómo esté rodaba los ojos, sonriendo, yéndose por el lado contrario.