—¡Todavía no puedo creer que mi papá ahora es nuestro profesor!—Exclamó Albus mientras caminaba por los pasillos de la escuela, siendo seguido por Scorpius.
—Yo creo que es muy genial,—Confesó el rubio,—El señor Potter es un mago muy poderoso.—Le hacía mucha ilusión que Harry fuese su profesor, tanto como le ilusionaba que su padre también le diese clases.
Albus suspiró, acomodando un poco su túnica. Tiempo después, sintió como alguien lo tomaba del brazo y se giró sorprendido por el tacto. Se topó con una cabellera pelirroja un poco desordenada recogida en una media cola y ojos azules.
—Hola Albus,—Saludó su prima, Rose. Dejó de mirarlo por unos segundos, para luego mirar a su mejor amigo—Hola Scorpius.—Y observó cómo la mejillas del rubio se sonrojaban.
—H-hola..—Respondió este, tartamudeando un poco. Albus lo miró casi queriendo decile "¿Es enserio?" Este se aclaró la garganta.—Hola Rose.—Dijo con más seguridad de sí mismo.
Tras aquello, los tres siguieron hablando mientras se dirigían a paso lento hasta la clase que les correspondía. Hablaban sobre la sorpresa de la noche anterior, y lo emocionados que estaban de poder visitar Hogsmeade ese año escolar. Rose les comentó que había elegido adivinación y cuidado de las criaturas mágicas como materias optativas, y cuando se enteró de que ambos chicos también lo habían elegido, sonrió levemente.
Bajaron hasta las mazmorras, dónde se impartían las clases de pociones, habían varios estudiantes de Slytherin y Gryffindor de tercer año entrando al aula de clases, hablando de forma ruidosa. Y los que aún no entraban, se mantenían en el corredor, hablando en grupos.
—Escuché que es intimidante, pero no es de extrañar, fue un mortífago—Escuchó como decía un chico de Gryffindor, a quién identificó como Oliver Davies.—También escuché que es el papá del rarito de Slytherin, ya saben tíos, el hijo de Voldemort.—Sus amigos se rieron junto a él.
Albus frunció el entrecejo al escuchar aquello, y apretó su puño molesto. Y cuándo se dirigía hacía aquel grupo dispuesto a defender a su amigo, Scorpius lo detuvo, sosteniéndolo del brazo.
—No hagas una escena Albus, por favor.—Le pidió, con ojos tristes.—No nos metamos en problemas el primer día.
—¿Pero no escuchaste lo que dijo, Scorpius?—Interrumpió Rose, molesta.—Él siempre ha sido un cabrón con ustedes desde el primer año.
—Sí, pero la violencia no es la respuesta chicos.—La voz del rubio era temblorosa.—Sí sólo lo ignoramos, tal vez dejé el tema.
—Entonces ese tonto y su grupo nunca espabilarán Scorp.—Dijo Rose, suspirando pesadamente. A veces el rubio era muy terco y no aceptaba la ayuda de nadie.
—Lo que le falta es un golpe en la cara para acomodarle esa nariz chueca que tiene.—Dijo Albus, serio.
Rose y Scorpius no pudieron evitar reír por lo bajo ante el comentario del contrario, pues era verdad que su nariz estaba torcida y voluminosa. Eso ayudó de alguna manera a aliviar el ambiente un poco.
—Entremos, ya está por empezar la clase.—Habló Rose.
Antes de entrar, Oliver Davies miró al trío, sacándoles la lengua de forma burlesca, mientras sus amigos hacían muecas, imitando el llanto de una persona, burlándose de Scorpius.
Rose se despidió de ellos un poco apenada y molesta, sentándose junto a una compañera de clase de Gryffindor, y los dos mejores amigos se sentaron juntos. Una vez que los estudiantes entraron al aula, la puerta fue cerrada detrás del último Gryffindor en entrar.
Eso llamó la atención de todos, quiénes voltearon a ver quién la había cerrado dejando de hablar entre sí por un momento. Pero no había nadie allí.
—Buenas tardes a los estudiantes del tercer año.—Dijo una voz proveniente del frente del aula. Draco miraba a los jóvenes con cierta seriedad, observando cómo estos se giraban nuevamente, sorprendidos y como algunos se acomodaban nerviosos.—Soy el Profesor Draco Malfoy, y durante este año escolar tendré la oportunidad de impartirles la materia de pociones.
Tras decir aquello, utilizó su varita para comenzar a escribir en la pizarra que tenía detrás de él. Algunos estudiantes sacaron sus pergaminos y plumas, comenzado a transcribir.
—Hoy hablaremos de la poción herbovitalizante.—Anunció,—¿Quién puede decirme el uso de esta pócima?
Scorpius, quién sabía la respuesta, no levantó la mano, pues no quería llamar demasiado la atención de los demás estudiantes. Desde su primer año ha tenido junto a Albus altas y bajas en Hogwarts, y a pesar de ser parte del equipo de Quidditch, no eran los más queridos de la escuela.
Rose Weasley levantó la mano casi de inmediato, agitándola un poco en el aire para llamar la atención del profesor.
—Dime, Weasley.—Dijo Draco, mirando a la hija de Hermione y Ron.
—Bueno, profesor, la poción herbovitalizante es una poción curativa, aunque también se emplea como un antídoto en pociones para dormir.—Explicó la pelirroja, sintiéndose orgullosa de su respuesta.
"Vaya, idéntica a Granger, igual de sabelotodo" Pensó Draco.
—Correcto. Esta también se emplea como antídoto para elfiltro de muertos en vida, la cuál es una pócima avanzada que verán más adelante.—Hizo una pausa, antes de pedirles que sacaran sus libros para explicarles la elaboración de la poción.
Todos lo escuchaban atentamente mientras explicaba, y a la par preparaba la poción en un caldero que tenía cerca de su escritorio. Una vez que concluyó, le indicó a sus estudiantes que prepararán la poción por cuenta propia.
El humo que se acumulaba en el aula los hacía sudar un poco. Algunos estudiantes estaban nerviosos mientras revolvían sus calderos, mirando de reojo al profesor, pensando que los estaba juzgado o qué estaba apunto de regañarlos. En cambio, Draco les indicó una forma más eficiente de hacer que la coloración de la poción cambiase un poco más rápido y no se quemará. O respondía sus dudas.
Una vez pasó por el puesto que compartía su hijo y Albus Potter, observó que la poción de ambos era casi perfecta, y no pudo evitar sonreír para sí mismo, orgulloso.
Una vez que todos terminaron, evaluó cada poción, la gran mayoría salió bien. Satisfecho, dió por culminada la clase.
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El aula de defensa contra las artes oscuras estaba llena, los estudiantes hablaban entre sí, observando el gran armario que se encontraba en medio del aula. Algunos, quiénes se habían preparado la noche anterior para esta clase en específico, ya sabían de qué se trataba.
Harry Potter apareció, bajando las escaleras hasta posicionarse al lado del armario, sonriendo.
Saludó a sus estudiantes, emocionado. La última vez que había impartido clases, fue cuando preparó al ejército de Dumbledore, y de repente se sintió un poco melancólico. Les pidió a cada uno que se presentará para poder reconocer mejor sus rostros y familiarizarse con ellos, y escuchó atentamente mientras cada uno lo hacía.
—El día de hoy, comenzaremos con algo básico, pero no menos importante.—Comenzó a decir, observando a la clase.—Me gustaría saber sí alguien sabe cuál es el contenido de este armario.
Una chica de Ravenclaw, quién se llamaba Annie, levantó la mano para luego hablar: —Un Boggart, profesor Potter. Es un no-ser amortal que tiene la capacidad de transformarse en el mayor miedo de su víctima.
—Excelente, Annie.—La felicitó Harry,—Debido a esto, se desconoce la verdadera forma de un Boggart.—Tras decir aquello, desenfundó su varita.—Existe un encantamiento para tratar con un Boggart, pero este como tal no lo elimina.
—El encantamiento se llama Riddikulus.—Le pidió a la clase que repitiera el nombre varias veces, hasta que sintió que la pronunciación era lo suficientemente buena.
Observó a la clase, para luego pedirle a un chico de Hufflepuff que se acercara hasta el armario. El chico, que se llamaba Louis, caminó hasta el frente un poco nervioso.
—Louis, quiero que pienses en algo gracioso o ridículo y mantengas esa imagen grabada en tu cabeza cuando apliques el encantamiento.—Explicó, mirando al chico, quién sacó su varita, apuntando hacía el armario.—Recuerda, debes afrontar el miedo.
Y abrió el armario. Hubo un largo silencio, y de este salió una quimera, haciendo que los estudiantes jadearan y retrocedieran por el temor. Louis temblaba, pero aún así sacó el valor para decir fuerte y claro "Riddikulus", haciendo que la quimera se convirtiera en un gato pequeño de varios colores, la clase rió ante esto.
—Increíble, excelente trabajo Louis.—El chico sonrió, feliz.—Ahora, hagan un fila para practicar por favor.—Pidió Harry, y todos se apresuraron para hacerlo, ansiosos por intentar el encantamiento.
El moreno observaba a sus estudiantes con atención, su hijo Albus, cuyo miedo estaba relacionado con Scorpius, hizo que el Boggart tomará la forma de Oliver Davies vestido de payaso, ganando carcajadas de parte de todos, menos del chico, quién estaba rojo de la rabia. Al rato, fue el turno de Scorpius, quién lucía nervioso y dudoso de sí mismo.
La forma anterior del Boggart, que era un lugar muy alto, cambió de forma rápidamente. Scorpius levantó su varita, apuntándole al Boggart.
—Sálvame.—Se escuchó una voz femenina, y la figura de Astoria apareció frente a él. Ella llevaba un vestido completamente blanco, el mismo que había usado aquella vez, estaba manchado de sangre, su madre extendió su brazo hacía él en señal de auxilio, mientras sangre escurría de sus labios. Estaba paralizado y de repente sentía que le costaba respirar.—No quiero morir hijo.—La imagen rápidamente cambió por la de Draco, quién también sangraba y lucía sin fuerza, al borde de la muerte.—Es tú culpa, Scorpius...
—¡Riddikulus!—Gritó una voz, sacándolo de su trance de terror, notó sus mejillas húmedas por las lágrimas. Harry rápidamente se acercó a él, tomándolo de los hombros preocupado, para luego mirara al resto de los estudiantes—¡Ha terminado la clase, nos vemos el jueves, pueden retirarse!—Exclamó, mientras los estudiantes los observaban fijamente, para luego obedecer a su profesor, murmurando entre sí sobre lo que acababan de ver.
Albus no dejó el aula a pesar de las órdenes de su padre y se acercó rápidamente hasta Scorpius.
—Lo siento mucho Scorpius,—Dijo Harry, arrepentido. El rubio temblaba, todavía asimilando lo que había visto.—Entiendo mejor que nadie como te sientes en este momento.—El menor lo observó con aquellos ojos esmeralda rojos debido a las lágrimas y Harry sintió de repente desde lo más profundo de su corazón una necesidad inexplicable de abrazarlo, consolarlo y protegerlo, era su instinto hablándole. Y le hizo caso, envolviendo al joven entre sus brazos, sintiendo como este correspondía, llorando en su hombro.
Albus consolaba a Scorpius junto a su padre, y cuando finalmente el rubio se calmó, pidió disculpas avergonzado.
—No tienes que disculparte Scorpius.—Le dijo Harry,—Y no es tú culpa nada de lo que ocurrió, nunca lo olvides.
—Papá tiene razón, Scorp, no es tú culpa.—Dijo su mejor amigo, regalándole una sonrisa para confortar al rubio. Malfoy parecía mejor después de llorar, por lo que suspiró.
—Gracias señor Potter—Agradeció de forma sincera,—Pero deberíamos retirarnos a nuestra siguiente clase.—Tomó el brazo de Albus con el suyo. Este todavía lo miraba ligeramente preocupado, pero no dijo nada al respecto.
—Sí necesitan cualquier tipo de ayuda, siempre estaré acá para ustedes.—Dijo Harry, mirando a ambos jóvenes, quiénes asintieron levemente, para después retirarse el aula.
Harry suspiró, preocupado. Esa noche, hablaría con Draco sobre lo ocurrido.
