Disclaimer: Os lo juro…No soy J.K.Rowling…Si lo fuera me dedicaría… ¡A vivir la vida! Y no…Y no…Lo hago, pero de otra forma.
Dedicado a todas las personas que tras un año duro de estudios…Siguen vivos
Capítulo 6: Encantado…Emily
Un viejo escritor italiano, llamado Mario Andretti, dijo una vez: "Si sientes que tienes el control, es que no vas lo bastante rápido" Pero… ¿Cómo saber cuando tienes el control y cuando no? Un día te despiertas y logras comprender que las últimas semanas solo han sido una rutina y un que otro dolor de cabeza. Y entonces quieres cambiarlo todo, volver a empezar. Solo logrando comprender eso…Ya eres todo un héroe. Tu héroe. ¿Qué más necesitas?
Shar contempló el rojizo cielo, a través de la ventana del aula en la que se encontraba. En las escasas semanas que habían pasado desde el "GRAN BAILE", si, si, con mayúscula; no había parado de recibir notas anónimas de chicos que querían una larga cita con ella, sexo salvaje e incluso, algún que otro hijo. Oía el sonido lejano de los energúmenos de Potter y Black exponiendo sus dudas al profesor Roggers, mientras este asentía con la cabeza.
Volvió la cabeza hacia Remus, que mojaba el principio de su pluma en el tintero, desprendiendo cierta tinta por el extremo derecha de la mesa. Contempló las dos amplias hojas que el rubio continuaba llenando, mientras volvía a dirigir la vista hacia sus 5 líneas escasas de apuntes. Observó de nuevo al chico, su rostro formaba diferentes arrugas que nunca había apreciado, sus ojeras se marcaban debajo de sus párpados. ¿Habría trasnochado últimamente?
Abrió su pequeña agenda para apuntar los deberes que el profesor Roggers escribía en breve, en la gran pizarra del fondo. Su mirada se centró en la casilla del fin de semana, el cual estaba adornado con demasiados colores. Con una caligrafía propia de...Ella no, segurísimo. Aquella letra era de… Elsa, sin duda. Su querida rubia le recordaba que el primer fin de semana para ir a Hogsmeade se acercaba. Y que también no estaría mal invitar a algún rubio, de paso. Que encanto de amiga…
-A ver, señor Black, se lo repito -declaró el profesor Roggers frunciendo el ceño-. No vamos a practicar el hechizo cruciatus… ¡Por mucho que se empeñe! Y señor Potter, se lo juro, Anthony Roggers, el que descubrió la maldición¡no es mi bisabuelo! Por favor…
Estos dos asintieron al instante, mientras las chicas de la tercera fila suspiraban por sus "Encantos Masculinos". Estos se sonrieron mutuamente, Sirius se inclinó hacia atrás para sonreír a una exuberante morena que se encontraba detrás de él.
-Bien-finalizó el profesor-. Eso es todo, la clase ha…
La puerta se abrió de repente, haciendo un pequeño estruendo de fondo, haciendo girar la cabeza a la mayoría de los alumnos. Un taconeo se detuvo mientras una cabellera rubia se inclinaba hacia delante.
-Eh… ¿Está aquí el profesor Neil Roggers?-preguntó la chica dejando a flote una dulce voz que inundo el aula.
-Si, soy yo. ¿Y usted es…?.-respondió el profesor dejando sus apuntes encima de la mesa.
-Emily Smith.
Como si de un rayo se tratase, al profesor Roggers se le ilumino rápidamente la cara. La joven, se adentró poco a poco en el aula, con cierto miedo, dejando vista al atuendo que llevaba. Unos vaqueros rotos hacia la mitad de la pernera y una sexy camiseta de manga larga. La pupila de sus bellos ojos verdes comenzó a empequeñecerse cuando la fuerte luz del sol, del mediodía, chocó con ellos. Estrechó la mano del profesor, mientras sus finos labios, mostraban una hermosa y limpia sonrisa.
-La esperaba la semana que viene-le confesó Roggers, declarando sinceridad en cada palabra.
-Había decidido venir antes para ver "el terreno" Siento haber interrumpido la clase.
-¡Oh nada! Este es un momento tan bueno como otro, ya que estás aquí, podría presentarte a la clase-ella asintió, acentuando la sonrisa-. Esta es Emily Smith, es una profesora nueva en prácticas y a partir de hoy, estará en todas las clases que dé. ¡Quiero que la tratéis bien! Por favor continua tu, Emily.
-Claro. Ehm…Bueno, soy Emily y acabo de de terminar la carrera este año y…Aún me falta mucho por aprender, desde luego. Quiero que sepáis-siguió cogiendo cierta confianza, al hablar-. Que podéis consultarme duda que tengáis, porque soy de las que cree en la relación, alumno-profesor, como algo dinámico.
Un murmullo recorrió la clase, mientras los listillos inmaduros del fondo se estiraban en su silla, preparando alguna frase grosera o machista merecedora de un oscar.
-No la cierres para mí…-Emily dirigió la mirada hacia donde tal comentario. Hizo oídos sordos.
El profesor Roggers dirigió una mirada reprobatoria, indicó a la señorita Smith que la acompañara a su despacho, mientras daba por finalizada la clase. Shar recogió sus cosas, reuniéndose con Lily al final del corredor.
-¿Te has "potterizado" suficiente?-preguntó la morena cogiendo a su amiga por el hombro.
-Cállate, que aún no me creo que tenga a ese inepto en mi clase. ¡Es como los tatuajes! Son bonitos por fuera y todo lo que tú quieras, pero después aún tardas una semana en sacártelo.
-Y eso, si no son permanentes-completó Shar mirando a la pelirroja de reojo.
-Claro… ¡Oye¿Tú de que partes estás¡Pero si tú también le odias!-Lily se cruzó de brazos a las puertas del Gran Comedor.
Shar hizo el mismo movimiento, cuando la multitud comenzaba a protestar ante aquel repentino paro en seco, de las jóvenes. Shar vio hacia atrás y con una pequeña sonrisa, arrastró a su amiga hasta un lugar apartado de la mesa de Gryffindor, donde normalmente se sentaban.
-Yo le odio, pero tu… ¡Anda que ya te vale! Vamos…Lily, por favor. Se nota la química que hay entre vosotros. Esas semanas juntos, codo con codo, seguro que han desestabilizado algún cable-sonrió, sirviéndose unas apetitosas patatas-. Mmmm…Que rico.
-Te lo explicaré como para tu nivel, Shar-este asintió sonriendo-. No, no puede ser. El es Potter. Y yo soy yo. Tenemos carácter diferentes, y solo porque hace una eternidad tuviera una debilidad por él, no significa que no haya madurado, y que… ¡A pesar de todo¡No quiero salir con él¿Lo has entendido?
Shar no dijo nada, se limitó a ver su horario de tardes, mientras la joven, negaba con la cabeza. Si es que a veces, rectificamos, Lily siempre se comportaba con una dura cabezota. Era igual que su hermana¿y quién no querría matar a su odiosa hermanita?
-Aja-Lily puso los ojos en blanco. Shar ya había pensado el discursillo, comenzaba la acción-. Vale, tú quédate ahí sin hacer nada. Pero espera, cuando James se lleve a su habitación a una chica que le guste…Y tengas que escuchar a través de la pared…Del torreón-Lily alzó una ceja-. El sonido del somier…Criqt….Criqt…¡Aaah! (N/A: Para los que no lo pilláis, jaja, Shar intenta imitar el sonido del somier y el de un orgasmo al final…Que queréis…Es una guarrilla)
Lily no pudo contener una carcajada, al instante, le tapó la boca rápidamente, antes de que todo el Gran Comedor dirigiera una mirada indiscreta hacia las chicas. Lily procuró meterle a Shar suficiente comida en la boca, para que no volviera a decir ninguna barbaridad…De esas que ella, estaba acostumbrada.
Un ruido hizo que giraran la cabeza, Elsa recogía lentamente libros tras una aparatosa caída con Severus Lorea'l-Porque-El-Lo-Vale Snape. Este se agachaba mientras ambos escuchaban las continuas risas de las casas.
-¡A ver si tenemos más cuidado!-gritó el slytherin, dando acto presencia de la voz grave que poseía.
-Perdone su majestad, pero fue usted quien tropezó conmigo. A lo mejor es que quería robarme un champú, de esos de mano…Pues fíjese, ahora mismo…Nada, cuanto lo siento.
El comentario produjo risas a su alrededor. La rubia fue a sentarse con sus amigas dirigiéndoles una mirada y una sonrisa bastante irónica. Vio la agenda de Lily abierta, viendo que tan solo quedaban una semana y media escasa para Halloween.
-¡Halloween! Yo quiero vestirme de perejil-sus dos amigas volvieron a reír-. ¡Eh¡Que lo hago! Ahora en serio… ¿Vosotras de qué?
-Pues…De lo mismo, me lo has sacado de la boca-rió Lily sirviéndose diversa comida.
-¡Ay! Pues a mi me haría ilusión ir de Campanilla. La de Peter Pan. Es que es…Que mona…-suspiró Shar, con un deje de emoción en la voz.
-Pues yo no voy a ir…-dejo caer Lily en la conversación.
-Ya salió la amargada…
-Vamos a ver Lily. ¿Va a ser todos los años igual? Te vas encerrar en el baño, diciendo que estás horrible, que si esto, que si lo otro…
Eva irrumpió en la mesa, depositando los libros encima de ella. Las tres chicas le dirigieron una mirada de auxilio, mientras ella hundía la cabeza entre sus brazos. Suspiró y levantó la cabeza despeinándose el pelo, con una mano.
-Estoy can-sa-dí-si-ma… No puedo más. ¿Cuánto libros tengo que leerme hasta que la profesora McGonagall considere que estoy "activa" en el curso?
-Mmmm… ¿350?
-Ya me parecía…
-¡No pasa nada, Eva!-la animó Shar cogiéndola del brazo-. Tu tranquila, que este fin de semana nos vamos de ¡juerga! Todas elegiremos nuestros disfraces de Halloween-Lily suspiró recogiendo sus libros-. Todas, y repito, todas.
Oyeron el típico ruidito de las jóvenes que perseguían a los chicos más populares del colegio. Los merodeadores y el resto del mundo volvían a clase. Elsa recogió todo rápidamente y esperó a sus amigas, con una mirada de reproche.
-Oye, a mi esto de las clases…Ya no me acordaba del suplicio que era tener que soportar a esos capullos-Eva se puso a la altura de Elsa.
-Pues a mi ya me falta aire…-declaró Shar, con cierta cara angustiada.
Se sonrieron, abiertamente, entre ellas. Se despidieron con un deje de inclinación mientras, las cuatro cogían diferentes caminos. Parecía que el curso iba a ser largo y movido. Lo que no sabían ellas, era de qué forma lo sería. Cambiarían profundamente, lo sabían, incluso ya eran personas distintas. Lo notaban y eso las asustaba cuando nadie parecía notarlo. Sentimientos nuevos afloraban en la mente de aquellas jóvenes, cambios que, ni siquiera, ellas mismas comprendían. Las invadía ese fenómeno amargo y dulce, a la vez, llamado…Adolescencia.
En la sala común, se encontraban los cuatro merodeadores jugando a un particular juego de cartas muggle. Tiffany y sus amigas los rodeaban evasivamente, comentaban por lo bajo lo guapos que estaban cada día, mientras Sirius y James sonreían carismáticamente. Peter estaba ajeno a lo que las chicas podían decir, ojeaba una revista de disfraces, esperando a que James hiciera su "jugada maestra" con las cartas. Remus pensaba un disfraz adecuado y lo que era más importante… ¡Una pareja adecuada! En aquel baile, no hacía falta pareja, pero una de las veinticinco reglas de los Merodeadores, exactamente, la número dieciséis, prohibía terminantemente, presentarse en un acto público sin pareja. ¿Quién sería la apropiada? Erika, una de Ravenclaw, por la cual dejaban muchos de respirar. Pero prefería a alguien…Con personalidad. Que los tres minutos de conversación, que fueran, al menos interesantes.
Sirius hizo un ademán con la cabeza, saliendo de la cálida sala común. El invierno parecía haberse asentado, en aquella fría región de Londres. Metió las manos en los bolsillos de su túnica, posando su mirada en todo… Y en nada. Siguió caminando sin rumbo, pensando en el fin de semana de salida a Hogsmeade y en Halloween. Ya había pensado en invitar a Tiffany, después de todo la chica lo estaba esperando ansiosa. Y de disfraz… De Robin Hood, por supuesto.
Desde que su querida tía Andrómeda, en los escasos días que habían pasado en su casa, les había puesto, a su pequeña prima Nimphadora y a él, la extraña película muggle, de un zorro, que era un Don Juan, que ¡hablaba! Y que tenía muchos amigos animales. Lo mejor era que robaba a los ricos y le gustaba a todas las chicas…En aquel caso…Zorras, literalmente, claro.
En la lejanía del pasillo vio una melena de negra que ondeaba con el viento. Reconocía a esa niñata en cualquier parte, se acercó lentamente hacia ella, que parecía no estar demasiado ocupada en aquel momento. Es que aquella niña tenía una GRAN VIDA…Claro…
-Vaya Teletubby, cuanto tiempo-dijo Sirius sorprendiéndola por detrás. Debía reconocer que a pesar de todo, su prima, tenía una gran belleza, proveniente de la familia Black. Retiro su pelo negro hacia atrás, dedicándole una fría sonrisa.
-Primito… ¿Espiándome, como siempre? Y es Tibby…Aunque creo que eso es muy difícil para ti, claro.
-Ya veo, que sigues siendo la misma creída de siempre-Sirius borró su sonrisa rápidamente, mirándola con ojos delatores-. ¿Qué haces aquí¿No estabas en Durmstrang?
-Estaba cansada de tantas varitas negras-volvió a sonreír, mientras encendía lo que parecía un cigarro.
-¿Ahora fumas?-esta asintió, aspirando el aroma de su droga-. Ya veo… Y mira, nunca he sido demasiado bueno, en lo que se refiere a cálculos, pero tu el año pasado tenías quince años y ahora tienes once… ¿Encogiste en la lavadora?
Tabitha, o Tibby para sus amigos más allegados, le dedicó una carcajada sarcástica a su odioso primo. Nunca se habían llevado lo suficientemente bien. Tibby era la preferida de todos, era la esperanza de la familia de volver a crear en mal. En general…Un encanto.
-Ay Blacky, sigues siendo un idiota. Pues mira, ya que eres mi primito, te lo contaré. Mi madre está cabreada porque infrinjo las leyes en "El colegio de sus sueños" Me echaron…Son unos blandengues, no les gustaban tanto las maldiciones imperdonables. Así que mi padre ha decidido, volver a empezar aquí. Debo aparentar once añitos, es fácil, por lo de veela. Pero no es tan agradable.
-Vaya…Mi prima la malota.
-Vaya…Mi primo el imbécil-contestó ella recogiendo la mochila, que había dejado apoyada en una gárgola-. Ten cuidado, no tropieces con tu ego.
-Pues también ten cuidadito, no vayas a tropezar con el chupete.
Su prima le volvió a dedicar una mirada de odio, mientras se recargaba la mochila al hombro. Cruzaron miradas y ella desapareció al final del corredor. Sirius sabía que sería la última vez que hablarían durante mucho tiempo.
-¡Chicos! Por favor…Un poco de silencio-sentenció Emily levantando un poco la voz-. Sé que es la última clase de la mañana, de un viernes y que por lo que me han dicho, mañana tenéis una salida a Hogsmeade…Así que…Un poquito de atención. Sólo por esta vez…Ya sé que es mi primera clase y para hacerlo más entretenido, en este poco tiempo que nos queda de clase, voy a traer unas fotos. Será una breve exposición de magos y brujas famosos.
Hubo un murmullo de asentimiento de los alumnos, en general. Sirius y James, que se habían sentado juntos, en aquella ocasión, comentaban las "dotes" de la nueva profesora, que no pasaba inadvertida para nadie.
-Ehm… ¿Me podría ayudar alguien con las cajas?-Emily consultó la lista de nombres-. ¿Remus Lupin?
-Soy yo.
Remus se levantó inmediatamente, tras otro murmullo de inocente cotilleo. Sirius y James llamaron la atención de Remus, haciendo que girara la cabeza. Cruzarían dedos por él, lo que sacó una amplia sonrisa del tímido rubio.
Siguió a la profesora, a través de diversos pasillos que conducían a lo que ellos llamaban la "Sala de profesores" Emily le sonrió en la entrada, haciéndole un ademán que esperase un momento. Entró silenciosamente. Remus suspiró.
Desde el primer día que la había visto en clases siempre se había preguntado la edad de la misteriosa profesora. Tal vez, si no hubiera sido porque el profesor Roggers la presentó durante una clase, hubiera jurado que era una alumna muy madura de séptimo. ¿Cuántos años tendría¿Diecinueve¿Veinte? Si…No muchos más. Su cuerpo ya desarrollado, mostraba una esbelta figura de veinte añera pero su rostro era demasiado bello, perteneciendo a una chica de quince años.
Oyó un ruido en la puerta, mientras Emily sacaba unas fuertes cajas, que podían con ella. Remus se acercó a ella, rápidamente, cogiendo todas las cajas que podía. Su subsconciente parecía querer demostrar su fuerza y su virilidad.
-Vayamos yendo…-ordenó Emily, fatigada por el esfuerzo. Remus debía reconocer que en las cajas habría plomo por lo menos-. ¿Te llamabas Remus, verdad?
-Si, si-contestó algo tartamudo. Hablar con aquella profesora… ¿Sacaba su timidez?
-Emily Smith-le estrechó la mano-. Llámame Emily, ya hay algunos que me llaman profesora y me hace sentir muy vieja.
-Encantado…Emily-Emily le dedicó una de sus sonrisas, Remus se había olvidado de cómo se sonreía.
Sin saberlo, la pequeña relación fue agrandando. Remus perdió ciertamente su timidez, cuando Emily, mientras no llegaban a la clase, que parecía estar más lejos de lo de costumbre, le preguntaba cosas sobre su vida. Remus tampoco se quedó atrás en aquel consultorio.
-Estudié en Beauxbatons, más tarde me mudé a Londres y comencé a perder el acento-declaró Emily respondiendo una de las tantas preguntas de Remus-. ¿Y tu qué¿Acabas ya de cumplir diecisiete, verdad?
-Si, ciertamente. A finales de Septiembre, pero nadie lo sabe. No me gusta demasiado celebrar mi cumpleaños. Soy algo…rarito. Además, siempre coincide con…-A Remus se le apagó la cara, palideciendo lentamente, recordando que faltaba nada para la nueva transformación.
-¿Con qué?
-Con…El cumpleaños de Peter, al él le hace mucha ilusión. Se pone muy contento con lo de las velas…-Emily rió ante aquel comentario, imaginándose a Peter saltando enfrente a una tarta de cumpleaños, Remus se añadió a sus risas, en cuanto logró imaginarse a su amigo-. ¿Y tú estado civil?
Ya habían llegado a un cierto clima de amistad, en el que él creía ser capaz de preguntarle algo de ese tipo, en particular. Se había equivocado. La única reacción que esperaba que tuviese era de enfado, pero volvía a equivocarse. Los ojos verdes de la profesora se inundaron completamente de lágrimas, que comenzaron a brotar y a caer por sus rosadas mejillas. Inclinó la cabeza para que Remus no la viese, pero fue un intento en vano, ya que, Remus había dejado las cajas en el suelo. Se acercó lentamente a ella.
-Emily, de verdad lo siento. Debo haberme dejado la sensibilidad en clase…-intentó el chico ayudarla, pero no parecía surtir efecto-. ¿Qué…Qué te pasa?
Emily volvió a mirarle con ojos llorosos, sacó un pañuelo de su bolsillo y se secó las lágrimas, rápidamente, mirando cara ambos lados. Al parecer, no le gustaba que la vieran en aquel caótico estado. Remus suponía, que aquello era normal.
-Verás…-Tragó saliva-. Es que…Estoy separándome de mi marido…
Un nuevo llanto surgió de la boca de la joven. "¿Marido?" Ese susurro salió involuntariamente, Remus nunca se hubiera imaginado aquello. No sabía, ni siquiera, como consolarla. Había pasado por el divorcio de sus padres y la parecía algo natural, pero verlo a manos de una persona tan…joven, era completamente distinto. El rubio hizo lo único que podía surgir efecto. Se acercó lentamente y la abrazó con ternura.
También sabía, que abrazar a una profesora nueva en los pasillos, no era lo más apropiado, pero comprendía perfectamente su amargura. Emily se abrazó a él fuertemente.
-Y ad…además-continuó diciendo la chica, Remus se apartó para oírla mejor-. Es que se lleva a mí…hijo. Una semana…Nunca he estado tanto tiempo sin él…No se realmente, si podré…Aguantar.
Remus no retrocedió pero aquella noticia, cayó sobre él como un cubo de agua helada. ¿Un hijo¿Tenía Emily, un hijo? Con aquello si que no había contado…El divorcio lo entendía, pero un hijo.
-¿Un hijo¿Tienes un hijo?-consiguió preguntar al final.
-Si…Gaby, tiene un año.
Un año…Se había imaginado cinco o seis años, pero esto estaba mucho mejor. La abrazó con más fuerza, si al él le pasaba lo mismo, tenía la extraña sensación de que ella, tampoco se separaría.
Shar se encontraba inquieta en clase. ¿No tardaban demasiado? Faltaban escasos minutos para que fueran a comer, le hizo una seña a Lily, que era la única clase en la que coincidían y salió tranquilamente de clase.
Fue directamente hacia la sala de profesores por el camino más corto, al parecer no estaban allí. Tomó el camino más largo, sería improbable que hubiesen ido por allí, pero al menos probaría.
Oyó un llanto a lo lejos, quería acercarse rápidamente, pero no lo hizo. En cambio, como si de una ladrona se tratase, se acercó silenciosamente y con calma. No quería interrumpir a nadie… ¿Y si era Dumbledore con McGonagall! No…Eso sería un rollo extraño.
Los vio. Aquello…Era lo último que esperaba. ¿Emily y Remus abrazados? Vaya…No le iba a afectar, claro que no. No le iba a afectar, no. ¡Que no te va a afectar! Shar respiró hondo, no le afectaba. "Así, así, que no te afecte¡como una campeona!" Logró pensar Shar dejando en sus labios, una media sonrisa. Si Emily y Remus tenían una de esas aventuras, también extrañas, de alumno-profesor… ¿Qué le importaba a ella?
Nada, claro. Decidió volver a clase. Sus pensamientos, evitaron que siguiera en la realidad y fue la causa de que tropezara con una armadura. El ruido de la armadura al caer, hizo que comenzara a correr precipitadamente.
Después de todo… ¿Quién quería que lo cualificaran de cotilla entrometido?
-¿Qué ha sido eso?-Emily se apartó de Remus, como despertando de un sueño profundo-. Oh, la hora. Ya deben haberse ido los alumnos. Remus cuanto lo siento…Ya llevo yo todo esto, hasta allí. Tú ve a recoger tus cosas.
Remus asintió a su pesar, se había acostumbrado al preciado aroma que desprendía su camisa, un olor limpio a nardos, que le recordar cuando él todavía era pequeño. Había algo en aquella joven, que le atraía, le gustaba. Sabía que no debía obsesionarse con ello, pero no podía evitarlo. Estaba divorciada y tenía un hijo…Esa era la realidad…Pero de pronto, no pareció importarle esa idea. Una extraña pasión le invadió por dentro y no pudo controlarla…Y en realidad, no quería controlarla.
-Remus…
Se giró de inmediato, ella estaba allí con una caja en alto mientras oían como los alumnos salían de sus aulas, hacía el Gran Comedor, tras una agotadora semana. Emily subió la mirada hasta colocarla en los ojos del rubio.
-Gracias.
El cuarto femenino de último curso de Gryffindor, desprendía un júbilo radiante, tras aquellas primeras semanas de curso, que con tesón habían conseguido superar sin problemas. Elsa, había robado, ciertamente, unas revistas de disfraces, que las podían orientar, a la hora de comprar los disfraces, al día siguiente.
Eli, que parecía agobiada con el plan de estudios de sexto, había decidido acompañar a unas amigas novatas, por Hogsmeade, ya que era su primera vez allí. Aunque en más de alguna ocasión la echaban de menos, reconocían que no necesitaban tanta ayuda como Bridget o Trinity, las chicas con las que estaba. Bridget todavía no dominaba demasiado bien el idioma y Trinity Nott, también llegada en aquel curso, debía aplicarse en los estudios, con todas sus fuerzas. Esa era la razón, por la cual la morena no se encontraba riéndose entre ellas, pero sabían que volvería pronto. Eso nunca les preocupó demasiado.
Lily ojeaba las páginas de la revista, una por una, deteniéndose en cada disfraz que veía. Había descartado la idea de ir de Conejita de Play Boy, sabía que James se moriría-del-gusto al verla; el de explorada, calabaza, patito, golondrina, lechuza, pirata, gaviota y otros muchos disfraces. ¡Si es que, si no cooperaba¿Cómo le iba a gustar alguno?
Shar parecía estar ida, ya había encontrado el disfraz de Campanilla que quería, así que se encontraba encima de la cama, pensando en si los rollos alumnos-profesores se consideraban algo ilegales. Después de todo… ¡A ella no le había afectado¡Ni que le importara Remus tanto! Por favor…
Entre tanto, Elsa y Eva se dedicaban a buscar el disfraz adecuado para cada una. Sabían de qué irían, ya lo tenían planeado. ¡Otra cosa era encontrar el disfraz! Elsa quería ir de ángel mientras que Eva, de agente secreto, con una de esas pistolas de juguetes que echan agua.
Halloween siempre había presentado un gran problema para todos los alumnos, del colegio. Cada uno, quería ser original, que su disfraz fuese único en la pista de baile. Por ejemplo, si ibas de romano, no encontrarte, en el baile, a la legión entera de Julio César. Cualificada para algunos la fiesta más importante del año…
-Eh…Chicas-Shar comenzó a hablar mientras sus amigas, se giraban hacia ella-. He estado pensando…
-Imposible-contestó Elsa, mientras seguía viendo el folleto.
-Mira quien habla, "Miss inteligencia" Cuando aprendas a sumar, me hablas-Elsa le sacó la lengua-. ¿Os dais cuenta de que este Halloween, será el último que celebremos aquí?
Todas asintieron, aunque ninguna lo había pensado profundamente. Preferían no anticipar las cosas, vivir el momento y no preocuparse por nada más. (N/A¡Carpe Diem!)
-Si…Algún día tenía que llegar¿no?-siguió Lily tumbándose en su cama, con mirada perdida.
-Claro, Y después de esto¿Qué pasará?-volvió a preguntar Shar, sin apartar la vista del techo-. Me refiero… ¿Qué pasará con nuestras vidas? O… ¿Nos volveremos a ver?
Elsa paró de hojear y fijo su vista en ningún punto, en concreto. En definitiva, ninguna se había parado a pensar en aquel problema.
-Tal vez, pero, claramente, no. Sois mis mejores amigas¿Creéis que os dejaría ir así como así?-Elsa las hizo sonreír una vez más-. Supongo que llegara el día, que dejemos de llamarnos porque cambiaremos con el tiempo, pero no hay que planificar la vida entorno a ello. Pensemos en el presente, en el que estamos juntas, ahora es el momento de querernos.
Involuntariamente se cogieron de las manos, mostrándose su amor y cariño. Si…Era cierto, el paso de adolescente a adulto se acercaba, todas cambiaban. Algún día pasaría, pero ¿Era necesario pensar en ello?
Porque… ¿Qué era realmente necesario? Tal vez, no fuera demasiado. Puede que vestirse de campanilla, o de ángel, reír cuando todas reían y llorar cuando era necesario. Si…Era lo único que ellas necesitaban.
Se sonrieron y volvieron cada una a la ocupación que habían tenido minutos antes, aquella era su manera de quererse. Estar juntas, compartir secretos, sentimientos que solo ellas conocían, siete años de amistad, son muchos años, pero todavía quedaban buenos tiempos por llegar.
¡Wolitas mi gente¡Un mes! Un mes ha pasado…Y aquí estoy Para dar guerra¡Lo prometido es deuda! He de decir…Que me quedo sin palabras…150 reviews exactos…o Todavía no me lo creo…Deberíais verme saltar como una histérica cuando vi tantos email de mejor que no me vierais…Si…Si…Mucho mejor.
También os contaré que… ¡He aprobado todas! Y lo mejor de todo…¡He sobrevivido! Si señores…Sigo viva y pienso escribir este fic hasta el final ¡Que parece que gusta!
¡Hasta el próximo capítulo!
¡Os espero!
¡Y dejarme reviews, que ya no tenéis ninguna excusa¡Ni siquiera hay que registrarse, ni que pagar¡Así que!
¡Os quiere!
Elizz
P.D. ¡Se me olvidaba! El próximo capitulo se titula (¡Tambores!)… "Capítulo 7: Oleadas de cariño y disfraces"
