Disclaimer: Epa…Lo mismo
Dedicado a las personas que nunca dejan de intentarlo
Capítulo 7: Oleadas de cariño y disfraces
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Es sencillamente extraño… Cuando estoy con él, siento apatía, ni siquiera me molesto en escuchar el aprecio de sus palabras, no quiero que esté cerca mía. Porque cuando está… No logro pensar con claridad, mi pulso se acelera, sudores fríos recorren mi rostro… ¿Será amor?
-Vamos Lily… ¡Acelera!-gritó Shar desde la entrada de la habitación-. ¿Quieres salir del baño¡No vamos a llegar!
La puerta del baño se abrió mostrando a una Lily más arreglada, que de tu costumbre. Su rostro todavía mostraba signos de enfado. ¡Y no era para menos¡La habían despertado a las siete de la mañana! Con lo que a ella le gustaba dormir…
-No tendría tanta suerte…-declaró esta con voz de ultratumba.
-¡Mira que guapa!-Shar sonrió al ver a su amiga con el nuevo atuendo. La morena había insistido en que se pusiera su mejor ropa: Una pantalón vaquero y un jersey con el dibujo de un cisne, de cuello vuelto.
-Si…Parezco la hija de los Picapiedra-protestó Lily cruzando los brazos.
-¿Y qué¡Son mis ídolos desde pequeña! Y… ¡No te metas con mis ídolos!-la amenazó con el dedo índice, mientras la pelirroja soltaba una carcajada-. Anda, anda¡no me seas frígida¡Que se van a ir sin nosotros! Venga… ¡Lily! Te quiero ver delante.
-¡Tu lo que quieres es verme el culo, pervertida!-exclamó la pelirroja, empujada por su amiga, por las escaleras.
-¡Ni que tuvieras el mejor culo de Hogwarts! Hay culos mucho mejores…-Ambas corrieron hacia la multitud y se pararon detrás de los merodeadores, los cuales estaban rodeados de muñecas hinchables…O chicas, no lo tenían claro-. Por poner un ejemplo…El culo de Potter.
Lily se cruzó de brazos, negando profundamente con la cabeza. Los merodeadores, de los cuales, Remus no se encontraba allí, oían atentamente la conversación que se estaba generando a sus espaldas. Siempre estaba bien saber lo que "se decía" de sus queridas retaguardias.
-¿El culo de Potter¡Tú estás muy mal! Vamos hombre, mi abuelo tiene mejor culo…-respondió Lily negando, profundamente con la cabeza.
-Depende¿tu abuelo es George Clooney?
-Desgraciadamente, no.-añadió la pelirroja sonriendo a su amiga. Mientras, James había encontrado su ego, más inflado, por los comentarios de ahora, su nueva amiga, Shar. Siempre estaba bien hacer nuevas amistades-. El culo de Black, ese si que es…
Sirius aumentó su sonrisa al cien por cien, mientras sus amigos le hacían la burla, consiguiendo una colleja instantánea del moreno.
-¡No te digo que no! Pero… ¿Qué quieres que te diga? Sin inteligencia, esos culos me parecen unos sacos de Alfalfa. ¡Que si, que si!-continuó ante las exageradas carcajadas, de Lily-. ¡Si hasta mi primo les da mil vueltas! Peter es inteligente después de todo… Cuando está sedado…
Los tres jóvenes se giraron rápidamente, llenos de ira contenida en su cara. Pero para la sorpresa de ambas, James se acercó a Shar y la elevó en el aire mientras la abrazaba. A su vez, Sirius se acercó a Lily y… Le estrechó la mano. ¡Es que Sirius era previsor¿Qué pasaría si cuando la elevara en el aire, esta deslizaría una de sus piernas, hacia sus preciosos…"Animalillos"¡Ahí acabaría el legado Black! Así que mejor…Guardar las composturas.
-¡Potter¿Se puede saber que haces¡Que no soy una cometa! Bájame, anda, bájame-le ordenó la morena. James la depositó cuidadosamente, en el suelo-. Venga, confiesa… ¿Qué te has tomado con el desayuno?
-Ay mira, que chispa tiene mi nueva hermana…-continuó el moreno, cogiéndola por la mejilla. Como siempre hacía la abuela de Shar, a su nieta.
-Si…De mayor voy para antorcha… ¡Espera! Rebobinemos. ¿Qué soy quien?
-Mi nueva hermana. Siempre he querido tener una…Y además tantos halagos, será porque tu también lo quieres.
Shar se alejó un paso del chico o paciente enfermo y miró a su amiga, que se tapaba la cara con una mano. De nuevo, giró la cabeza para contemplar el espécimen en vida, de los descendientes de los dinosaurios. Mira tú…Siguen vivos.
-Lily¿La idiotez es contagiosa?
-Me temo que si…
La pelirroja arrastró a su amiga del brazo, pasando ambas por un nuevo detector que había instalado el conserje, para que los alumnos no introdujeran más bromas, procedentes de Zonko. Los chicos suspiraron en cuanto, las vieron salir entre la lejanía.
-¡Mujeres¿Quién las entiende, Cornamenta?-exclamó Sirius, acercándose a las puertas de Hogwarts, el conserje comenzaba a mirarles con mala cara…
-Ya… Venga Peter, rápido-le ordenó el moreno.
-¡Eh¡Cuidado! Que soy más inteligente que vosotros…
Ambos se pararon y observaron a su amigo. Negaron con la cabeza y empujando a su amigo continuaron avanzando.
-Vamos Pet, eso no te lo crees ni tu-Peter frunció el ceño. Sirius se apresuró a rectificar-. Y aunque fuera verdad, nosotros lo seguiríamos negando.
Peter asintió contento, continuaron andando hasta ver el pequeño pueblo, Hogsmeade, a lo lejos. Comenzaba un día agotador…
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Elsa volvió a suspirar. Se inclinó hacia atrás en la silla, quedando sostenida por apenas las patas traseras. Había renunciado a ir a Hogsmeade aquella vez, confiando en que las chicas entendieran las indicaciones de su añorado disfraz. Los exámenes de Navidad estaban a la vuelta de la esquina, y si no quería lamentarlo, debía seguir estudiando. Tiró la pluma hacia la mitad de la mesa y cerró los ojos. La carrera de sanadora parecía demasiado difícil, para ella. ¿Realmente lo conseguiría?
Guardó la redacción de Herbología y vio lo que le esperaba para aquel día. Había terminado la redacción de Sprout, debía practicar un hechizo proteico para el viejo Flitwick, una redacción sobre las propiedades de los pelos de unicornio en la elaboración de Pociones para Slughorn y finalmente debía comenzar una redacción sobre los distintos colores de la pupila y sus significados reveladores para el futuro de dicha persona, para la profesora Fenicia, de Adivinación.
Definitivamente estaba muerta. Era oficial. ¿Quién podía terminar todo aquello en unas escasas horas¡Y además, ella¡Que se desconcentraba con el aleteo de una mosca!
Sonó el gran reloj de la entrada indicando la hora de comer. Como si fuera un acto-reflejo, la tripa de Elsa comenzó a tocar la filarmónica de Polonia. La joven se llevó una mano a su estomago.
-Bueno…Me tomaré un…Pequeño descanso-pensó mientras se levantaba, sin recoger nada. No le preocupaba que alguien se lo robara. ¿Quién quedaba en el castillo¿La señora Jeff, la bibliotecaria¿Y que iba a hacer con sus deberes¿Aviones¿Barquitos? No…No había nada de que preocuparse.
Abrió con lentitud la pesada puerta y vio al final del corredor una cabellera rubia, que todavía continuaba corriendo. Era extraño, pero como si, solo necesitara verle la espalda, le reconoció. ¿Remus¿Qué estaba haciendo allí?
Decidió dejarse llevar por la sensación de curiosidad, que la dominaba, y le siguió. Después de todo, parecía que aquel frío fin de semana, podía acaparar muchas sorpresas. Sonrió para si misma, y aceleró el paso.
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James dejó el vigésimo quinto disfraz en el mostrador de la tienda. La dependienta le dirigió una mirada llena de reproche, que cambió a mirada de lujuria, en cuanto Sirius le mandó una mirada insinuante.
Habían por fin encontrado el disfraz perfecto para Peter, que no se conformaba con cualquier cosa, desde luego. Había decidido ir de camarero, con bandeja incluida. En opinión de cualquier persona, habría sido un horrible disfraz, pero a Peter parecía haberle cogido cariño al atuendo. James y Sirius ya habían comprado ambos disfraces, James un flamante disfraz de "Príncipe azul" y Sirius, satisfecho, ya tenía el de Robin Hood.
Se encontraban en una indecisión, buscando un disfraz para su querido y ausente amigo, Remus, que les había encargado que buscaran alguno "Apropiado" Sirius se alejó un poco de sus amigos, saliendo de la tienda. Comenzaba a agobiarlo. Le daba vergüenza admitirlo, pero siempre se había sentido bastante claustrofóbico.
Se alejó un momento de la tienda, hacia el salón de té de Madame Pudipié, el cual se encontraba enfrente de la anterior tienda. Aquel sitio era simplemente repugnante, no entraría ni sepultado allí. Parejas compartiendo saliva desde todos los puntos… Sirius recordó como Catherine Seinfield había querido llevarlo alli para celebrar su aniversario de exactamente, dos días. Lógicamente, se había negando en rotundo. Si quería compartir saliva podían hacerlo en cualquier parte. ¡No era necesaria la cabaña de la Princesa de las Nieves!
Giró de nuevo la cabeza al oír… ¿Qué era aquello¿Un sollozo? Se acercó lentamente al punto de origen, separándose cada vez más del pequeño pueblo. El estupendo oído del "Perro que llevaba en sí" podía permitirle escuchar con más exactitud que la mayoría. Vio un matorral que se movía. Acercó la mano, retirando las hojas y la vio. Una joven acurrucada en el suelo, con una carta de papel fino, en la mano, escondía su rostro al intruso. Sirius se fijó en su mano, una pulsera de oro en la que ponía un "E" Un momento… ¿Eli¿Elizabeth?
-¿Eli?-se agachó junto a ella. La joven torció el rostro, encontrándose cara a cara con la del moreno. Las lágrimas todavía surcaban su cara y hacían que fuera vulnerable. Volvió a esconder su rostro, entre sus manos. Sirius le apartó suavemente, el pelo de la cara-. Eli¿Qué ha pasado?
La chica le tendió la carta que Sirius, leyó de inmediato. La emoción de asombro y preocupación, se dibujó en su cara.
"Señorita Mathews;
Sentimos ser portadores de malas noticias pero nos han comunicado que la clínica de Odontología 'Surrey-Ville' ha sido atacada por los emisarios de Quien-usted-sabe, mortífagos. Lamentamos decirle que sus padres y su hermana, los cuales se encontraban allí durante el ataque, han sido víctimas del maleficio 'Avada Kedavra'. Sus cadáveres han sido retirados por el Departamento de Defensa. Tendrá noticias nuestras recientes, en cuanto se les haya asignado un tutor a su hermano Mark, y a usted.
Reciba nuestra más sinceras condolencias,
Kirsten Olsen,
Departamento de Defensa
Ministerio De Magia"
-Me siento culpable-exhaló la morena en un suspiro-. ¿Por qué han muerto mis padres y Sally¿Por qué no podía morir yo? No logro explicármelo… Y ahora…Ahora tendré que estar con Mark y él no querrá estar conmigo…
-¿Y por qué?-preguntó Sirius volviendo a retirarle un salvaje mechón que calló sin elegancia, por su cara.
-Me odia. Lo sé. Nunca he conseguido caerle bien. Sally si que le caía bien. Yo solo era…La hermana rebelde que se escapaba de casa a altas horas de la noche.
Bajó la mirada de nuevo. Sirius sintió tanto dolor por ella, que parecía casi imposible que pudiera aguantar la compostura. Le cogió delicadamente una mano, haciendo que la joven se levantara. Le tendió un pañuelo que la morena cogió, al instante, para secarse el resto de las lágrimas, que no tardarían en salir.
-¿A que no sabes que piensa mi familia de mi?-declaró Sirius en un impulso, que surgió de su cerebro, que se encontraba frío e inseguro.
La joven negó con la cabeza mirándole a los ojos, los cuales, se habían convertido totalmente en verdes, por la luz que los iluminaba.
-Que soy un idiota. Que ojalá no hubiera nacido, bajo tierra estaría mejor que aquí-la morena abrió la boca-. Pero me da igual, que se vayan todos al infierno. Por eso, me escapé de casa, ahora vivo con James, con su padre y su abuelo. Y respecto a la muerte de tus padres-La joven bajó la mirada-. No me cabe duda de que hubieras dado un brazo por cada uno de ellos. No te culpes. Y lo de tu hermano Mark… ¡Vamos hombre¿Quién puede odiarte?
Eli sacó una tímida sonrisa mientras entrelazaba sus brazos con el moreno. Se separaron. Ella sabía que era normal llorar. ¿Quién no lloraría ante la muerte de sus padres? Lo que sabía y tenía la certeza era que sería un año duro, pero ahora estaría preparada y los aliados de Voldemort debían tener cuidado.
-¿Alguna vez te has colado en una boda?-preguntó Eli tras el silencio.
Sirius despegó la mirada de sus zapatos, negó, ciertamente, con la cabeza. ¿Una boda¿Qué pretendía?
-Estupendo. ¡Necesito distraerme con algo!-continuó la chica con una sonrisa pícara en los labios-. Vi en un cartel que hay una gran boda en el pueblo cercano… ¿Vamos a armar jaleo?
Sirius soltó una carcajada mientras asentía con la cabeza.
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-Mátame, venga mátame-exhaló Shar en un suspiro hacia Lily. Esta soltó una carcajada silenciosa.
La clase de Cuidado de Criaturas Mágicas, nunca había sido la favorita de Shar. Tal vez por el profesor… Un extraño borracho permanente de edad desconocida. Habían terminado de estudiar los unicornios, que entrarían en el EXTASIS de dicha asignatura y se preparaban para la tortura que les tendría preparados el excéntrico profesor.
-Como iba diciendo-declaró el profesor Mike Tadlie mirando a ambas alumnas-. Tengo preparado un trabajo para el resto del trimestre. Lo sé, sé que faltan dos meses para terminar las clases y sé que es mucho tiempo. Pero creedme si os digo, que no tendréis tiempo para quejaros.
La mayoría de los alumnos resoplaron ante la macabra idea de Tadlie. Este les mandó una mirada reprobatoria, acompañada de su especialidad llamada "Levantamiento de la ceja derecha" Se cruzó de brazos.
-Si, si, resoplad. El trabajo consistirá en lo que yo mismo llamaría, el "A.B.R."-explicó Tadlie, ante las miradas de los alumnos-. Analizar, Buscar y Redactar. Se tratara, de primero, analizar la criatura que os ha tocado. De eso me encargaré yo-señaló una pila de sobres, encima de su mesa-. Después, buscar a la criatura. Observarla en su hábitat, como se comporta con los suyos y hacerle unas cuantas fotos, con estas cámaras mágicas que tengo aquí-señaló unos sacos apartados-. Y por último, redactar vuestras experiencias y todo lo que habéis observado. Todo el proceso, plasmarlo en el papel. ¡Ah! Es un trabajo obligatorio, que se hará en parejas. ¿Comprendido?
Los alumnos volvieron a resoplar angustiados. ¡No era ni complicado el trabajo! James se revolvió el pelo, mientras levantaba la mano. El profesor levantó la mirada, y asintió con la cabeza, cediéndole la palabra al moreno.
-¿Las parejas las elige usted o libre?
Tadlie le envió una mirada de odio y susurró algo que sonaba a "No les importa nada del trabajo, lo único es si van a estar los unos con los otros…Adolescentes" Se levantó y dirigiéndole otro mirada cargada de maldad.
-Como bien a preguntado Potter, me he tomado las molestias de haber asignado parejas para cada uno-sacó una lista de un bolsillo-. Empezaré por usted, James Potter con…Sharon Mckensy.
Shar le sonrió a James, que inmediatamente le devolvió la sonrisa. Qué le tocara con Potter no estaba mal del todo¿verdad?
-Sigamos…Remus Lupin-Este subió la mirada-. Con… Erika Glen.
Remus buscó a Erika con la mirada, si, era una de esas bellezas exóticas escondidas entre los libros. Le había gustado durante años, pero ahora…Tenía otras cosas en mente.
-Ehmm…Los siguiente son…Lily Evans con Sirius Black.
Al contrario que Shar y James, estos, se lanzaron una mirada reprobatoria. Que días atrás se hubieran dedicado un mini-segundo de tregua, no significaba que ahora se llevaran bien. Notaron por la mirada del otro, que aquellos casi dos meses, podían ser los peores de su vida o una cosa tranquila. De ellos dependía, cual de los dos.
-¡Ah si! Elsa Woods con…Veamos… Severus Snape.
Elsa bajó la mirada. ¿Con Severus Snape? Oh vamos hombre… ¡Porqué no la tiraba, directamente, a un puente! Miró de reojo al joven de nariz aguileña, piel blanca e incluso enfermiza, pelo negro como la ceniza y cuerpo delgado, sin ninguna preparación física aparente. Bajó de nuevo la mirada al comprobar que la estaba mirando también de reojo. Se sonrojó ligeramente, aunque ni si quiera lo noto.
-Eva García con Peter Pettigrew…Los que ya tenéis pareja podéis ir cogiendo los sobres y las cámaras e ir saliendo-declaró el profesor mientras continuaba repasando su lista-. Jeff…
Shar se encaminó rápidamente, hacia lo sobres, mientras James sacaba de los sacos, una destartalada cámara, que parecía no haber sido utilizada en muchos años. La morena cerró los ojos y sacó un sobre, que abrió al momento. James se acercó para leerlo, ciertamente, también.
"Criatura: Dragón (Colacuerno)
Lugar de Origen: Cuevas, en los alrededores de las montañas de Hogsmeade"
James se tapó la cara de horror mientras Shar, ahogaba un grito de emoción. El Colacuerno, siempre había sido su tipo favorito de dragón. Comenzó a subir por la ladera del lago, con una sonrisa plasmada en los labios. James la seguía de cerca, con una mezcla de asombro y horror en la suya.
Sirius y Lily corrieron hasta ambos sacos, rozando hombro con hombro. Elsa, que observaba desde cerca el comportamiento de su amiga, negó con la cabeza, mientras se tapaba con una mano los ojos. Lily, más rápida que el moreno, cogió el primer sobre, mientras la cámara mágica reposaba en su hombro derecho. Lo abrió rápidamente.
"Criatura: Unicornio
Lugar de origen: Bosque prohibido, en el lugar donde la oscuridad lo invada todo"
Por un momento, ambos sonrieron entusiasmados. Aunque borraron la sonrisa, en cuanto se cruzaron cara a cara. Con los brazos cruzados, Lily comenzó a correr intentando coger a su amiga. Sirius tomó el camino con calma. Después de todo, no había ninguna prisa.
Erika se precipitó a coger el sobre, mientras Remus depositaba la cámara, con cuidado, en su mochila. Le dedicó una sonrisa, que hizo que la chica, sintiera un agradable cosquilleo en el estómago.
"Criatura: Sirena
Lugar de origen: En las profundidades del lago"
Suspiraron, casi, a la misma velocidad, lo que hizo que Erika se sonrojara. Remus volvió a sonreírle, mientras ambos se encaminaban hacia el castillo, a un paso apurado.
Elsa se precipitó a coger el suyo, ante la atenta mirada de Snape, que parecía como obsesionado con la rubia. Debían darse prisa, ya que comenzaba a formarse una larga cola detrás de ellos. Lo abrió con cuidado, procurando no romper el cierre. Snape todavía seguía mirándola…No sabía por qué, pero eso la ponía muy nerviosa…Tal vez, demasiado nerviosa.
"Criatura: Centauro
Lugar de origen: En el Bosque Prohibido, las marcas de huellas de caballo, serán la pista."
Elsa giró la vista hacia su compañero, que todavía tenía la vista en el manuscrito. Subió la mirada encontrándose con la azulada de Elsa. Esta hizo un ademán con los hombros indicando un "Si no hay más remedio…" Los dos tomaron caminos distintos, a la hora de subir al castillo. Elsa se detuvo un momento. Retrocedió unos pasos. Decidió esperar a Peter…Necesitaba decirle una cosa.
Los siguientes fueron Eva y Peter, que la observaba de una manera, que a ella la inquietaba. Era como si la mirase de forma…Lujuriosa. ¡Imposible! Él tenía novia…Y… ¡Que dejara ya de mirarla!
"Criatura: Thestrals
Lugar de origen: Bosque prohibido. La carne fresca los atraerá al instante"
Eva miró hacia el profesor. Al menos le había tocado al trabajo a una alumna, que si podía verlos. Si no…El trabajo iba a ser muy… ¿Invisible? Se separó de Peter, al ver que este iba hacia Elsa. Se abrigó con su túnica, al aproximarse una fuerte ráfaga de viento, que aclaraba que el frío comenzaba a asentarse.
La morena desfiló por el borde del lago, sin tocar el agua. El asunto de los Thestrals, había conseguido que recordara la muerte de su madre. Se había prometido, recordarla lo menos posible. Pero era…Imposible.
Se sentó en el pequeño embarcadero, que Dumbledore había mandado construir para depositar las barcas, que Hagrid, el guardabosque, un Semi-gigante, amable, risueño y siempre dispuesto a ayudar, usaba para atravesar el inmenso lago.
Dejó los zapatos a un lado, introduciendo los blanquecinos pies en, para la alegría de Eva, la tibia y oscura agua. Comenzó a ver hacia al castillo. Se había sorprendido de cómo había conseguido tener amigas, tan rápida. Ella…Una persona tan introvertida y tímida, con todos. Ni siquiera, se conocía a sí misma. Era como un pequeño diario, cuando logras encontrarlo entre basura, ardes de deseo en poder abrirlo, pero no logras comprender, que no podrás abrirlo hasta que consigas la llave.
¿De verdad se había habituado a la vida en Hogwarts, lejos de su padre? La respuesta sincera sería…No. En tan poco tiempo, no. Nunca se había parado a pensar, en lo que había perdido en aquellos seis años de estudio en casa. Si hubiera empezado en primer año…Posiblemente, las cosas serían al revés. Tal vez, ni siquiera se hubieran llevado bien…Mejor dejar las cosas como estaban, ya tomarían su verdadero rumbo, cuando tuvieran la posibilidad.
Y en aquella nublada tarde de octubre, a unas escasas horas del baile de Halloween, hizo una promesa. A sí misma, a quien quisiera escucharla, al agua…Prometía que seguiría adelante, con la cabeza bien alta, sin retroceder ningún paso. Sin lamentar su lastimero pasado, recordando a su madre, no olvidándola. Dejando atrás su timidez, ese obstáculo que la había frenado mucho tiempo durante su infancia y su etapa de la adolescencia. Porque aunque gritara, huyera, se hiciera daño, con o sin memoria, seguiría siendo ella misma. Y eso, era algo con lo que tendría que convivir. Algo que la haría fuerte y segura, a la larga.
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Remus se arregló el disfraz, con elegancia. El pedazo de energúmenos, si, todo hay que reconocerlo, que tenía de amigos le habían comprado un disfraz de…El gato con botas, si, patético. Pero había estado demasiado ocupado el fin de semana como para encargarse de un insignificante disfraz…
Se vio, de nuevo, en el espejo. Se ajustó el sombrero, mientras las orejas de gato sobresalían por ambos lados. Volvió a ajustar el cinturón, del que colgaba la espada y la pistola, un objeto muggle para matar, de juguete. Subió un poco los hombros, contrarrestando el peso de la capa negra. Miró hacia sus gran botas de cuero y por último, dirigió una mirada cargada de maldad a su… "cola" Que en realidad era un trozo de tela rígido.
Salió de la sala común, con más de un par de ojos que lo seguían, instintivamente. Recibió varios halagos de todo tipo, hasta llegar a la puerta del Gran Comedor. Asomó la cabeza, con cuidado y preocupación. Localizó rápidamente a sus amigos, los cuales estaban rodeados de flamantes jóvenes, que se morían por cada gramo de su cuerpo. Pero un impulso lo impidió entrar…
Era como si supiera lo que tenía que hacer en aquel momento, como si…Como si fuera un recuerdo, como si ya lo hubiera vivido. Retrocedió y se encaminó por un oscuro callejón. Dirigió su mirada hacia la fría luna. Todavía no era completamente llena, pero ya comenzaba a estar demasiado cansado. Las ojeras comenzaba a acentuarse más aún, pero como solía decir Sirius: "Siempre tendremos el encanto suficiente, como para crear lujuria en diez mil chicas"
Siguió caminando, sin, apenas, mirar atrás. Torció a la izquierda, en el pasillo continuo, y giró a la derecha, en el siguiente. Se encontró enfrente de la puerta, de la sala de profesores. La tocó suavemente, empujándola hacia delante, sin hacer ruido.
Un foco de luz iluminaba el aula. El rostro de una bella mujer, se iluminaba con él. Retiró, con elegancia, varios mechones rubios, del flamante cabello. Bostezó por un momento, y al segundo, continuó rasgando sobre el papel, lo que parecían, unos extensos ejercicios de alguna que otra prueba.
Bajó su mano, recorriendo cada milímetro de su cuerpo. Desde sus pechos, bajando sensualmente, por el contorno. Se detuvo un segundo en las caderas, que era como si en un pensamiento, se movieron solas. Sus muslos…Y acabando en los tobillos. Un escalofrío recorrió el cuerpo del joven mientras observaba a la hermosa profesora, que parecía no haber advertido su presencia.
Esta se incorporó un momento, yéndose hacia una mesa lejana, en la que había una recipiente de contenido desconocido. La joven escapó a la visión del alumno, que se inclinó un poco más. La puerta se abrió de repente, haciendo caer al joven. Este levantó la mirada, encontrándose con la severa de la profesora.
-Buenas noches…Y bonito disfraz-sentenció ella, cerrando la puerta-. ¿Qué haces aquí¿Cómo no estás en el baile?
-Eh…Emily…Yo…
-Profesora Smith-corrigió ella, con la misma mirada severa-. Te acabo de hacer una pregunta.
Emily dio la espalda a Remus, que la siguió con una mirada suplicante. Volvió a sentarse en la misma silla, que al principio, aunque esta vez, continuó mirándole. Remus se levantó del suelo, comenzó a tocarse las manos, en señal, de nerviosismo. No le gustaba demasiado aquella mirada.
-De verdad Emily, quiero decir, profesora Smith, necesitaba hablar…Necesitaba saber…Eh…
-Remus-este subió la mirada-. Sé que me has seguido todo el fin de semana. Y sé que sabes, que yo te he esquivado. Estoy en un momento crítico, no puedo encontrarme con nuevos sentimientos, ahora mismo, la prioridad, es que yo conserve mi trabajo…Quiero recuperar a mi hijo. Y no me detendré hasta conseguirlo. Y además…Tú eres un alumno y soy…Una profesora. Y no, de verdad que no. Por favor…Remus…Deja de seguirme-inspiró fuertemente-. Deja de buscarme. Déjame, simplemente.
Esta se levantó ante la atónita mirada de Remus, abrió, de nuevo, la puerta. Una, no tan cálida, ráfaga de viento invadió la sala. El rubio salió de la habitación, sin apartar la mirada de la joven. Se rascó un segundo la cabeza, y volvió a mirarla.
-Entonces… ¿Tú también…lo sentiste?
-Bueno…Ya lo he reconocido antes, creía que si reconocía que ambos sentimos lo mismo en ese instante, aunque no puede ser, puede valer para que, por fin, me dejes…Eh…Hacer tranquilamente mi trabajo.
-¿Quiere decir, que nunca hubo nada?
Esta le miró de nuevo, a los ojos…Suspiró, bajando la mirada. Negó con la cabeza, poco después. Remus asintió pesadamente.
-De acuerdo…
Emily cerró la puerta de golpe. No podía aguantar la mirada del rubio. Volvió caminando, cada vez más lentamente, hacia su asiento de antes. Pasó una mano por el liso pelo y suspiró. Se tocó la garganta…No sabía realmente porque tenía aquel nudo en la garganta… ¿Por qué?
Remus se separó de la puerta caminando, ella había sentido lo mismo…Pero aún así no podía ser…Aquella relación que el había formado en dos segundos, se había caído, antes de que pudiera ser real.
Se sentó en un banco, cerca de la puerta. El foco todavía iluminaba la habitación. Y fue como un impulso…Volvió a sentir aquel impulso, aquel animal que rugía en su interior, no se mostraba satisfecho. Se levantó rápidamente y abrió la puerta sin ni siquiera llamar.
Emily levantó la mirada. No estaba corrigiendo, se encontraba encima de una de las mesas, abrazando las rodillas.
-¿Qué…?
Y Remus no lo pensó más. Se acercó, hasta quedar a escasos milímetros de la boca de la profesora, que ante el atrevimiento del joven, se mostraba entreabierta.
-Siempre hay algo que nos impulsa a hacer locuras…
Remus sonrió al finalizar la frase y se acercó rozando sus labios. Y la besó. Con locura, pasión, lujuria, como si le fuera la vida en ello. Como si creyera que ese simple beso, podía cambiar el mundo. Y cambió. Cambió su mundo, el de ambos. En solo un segundo…Todo cambió. No sabían que pasaría al día siguiente, o que pensarían cuanto se encontraran en habitaciones separadas. Pero…Podían jurar, que al menos, aquella noche iba a ser de ambos.
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¡Wolas mi gente¿Me habéis echado de menos? Yo siii :P:P ¡Aisch! 205 reviews…T.T Sencillamente, no se que decir. Porque la historia…No es tan buena como para recibir tantas alabanzas… ¡Aun asi¡Muchisimas gracias a la gente que sigue ahí! Que lee cada capítulo, que me espera exhaustivamente… Os quiero, mucho mucho :D De verdad…
Y eso...Solo espero que el capitulo no os haya decepcionado Y lo de Emily y Remus…Aischhh…Los adoro Aunque mi personaje favorito siempre será la loca de Shar, sin olvidar a mi pelirroja y a mi bro James :P:P
¡Hasta el próximo capítulo! Os quiero
-(+Elizz+)-
P.D. Próximo capítulo… "Locura de Halloween" :P:P
